Alfonso Caso y Andrade (1896-1970) Un telegrama lo decía todo: Asunto: descubierta tumba más importante América, enviaré detalles. Urge salgan hoy, si es posible, Marquina, Borbolla y Eulalia Guzmán. C. Alfonso Caso. Arqueólogo. 13 de enero, 1932
Por más de veinte años, se dedicó al estudio del Valle de Oaxaca y en particular de Monte Albán, sitio que encontró convertido en terrenos de cultivo, o cubierto por decenios de vegetación. Con la ayuda de arqueólogos, técnicos y jornaleros de la zona, hizo el descubrimiento de la Tumba 7, con el cual marcó un hito en la historia de la arqueología mexicana, que significó el inicio de la exploración de la arquitectura arqueológica monumental en México. Su espectacular hallazgo incluía más de 400 piezas de metales y piedras preciosas, todos tallados al estilo que puede verse en los códices. Alfonso Caso solía decir, entre sus amigos, que el descubrimiento de la Tumba 7 se debió a un mero accidente, ya que una vaca hundió su pata trasera en la misma y, por tanto, en el hecho no había que buscar mérito científico. La labor del arqueólogo se revela –decía– cuando logra explicar lo que ha encontrado. Esa explicación le tomó a Caso treinta largos años de análisis y estudios, tras los cuales ofreció al mundo grandes aportaciones, como el desciframiento de diversos sistemas de escritura prehispánicos de Oaxaca y la Mixteca. Gracias a su labor se comprenden glifos del año 500 antes de nuestra era que nombran personas, cuentan el tiempo y narran conquistas. El doctor Alfonso Caso creó una corriente de pensamiento llamada Escuela mexicana de arqueología, que integra la arqueología, la lingüística, la etnografía, la historia
y el estudio de las poblaciones para entender la profundidad de las raíces culturales precolombinas.
MIGUEL
Alfonso Caso y Andrade
LPORTILLA EÓN
Caso también estudió la cultura y la religión de los mexicas y se convirtió en uno de sus principales peritos. Descifró muchas de las famosas piedras grabadas que representaban a las deidades del México central, como la Piedra del Sol, que había sido la preocupación de muchos estudiosos en épocas anteriores. Alfonso Caso encontró que dicha Piedra del Sol, conocida ahora como calendario azteca, efectivamente, se había elaborado con base en un sistema calendárico, y que la cultura mexica dejó plasmados ella su cuenta del tiempo y los mitos en torno a los orígenes de este pueblo al que Caso llamaba El pueblo del sol. Don Alfonso Caso fue un gran visionario, pues fundó instituciones que aseguraban la continuidad de los estudios a los que dedicó gran parte de su vida, como la Escuela Nacional de Antropología e Historia y la Sociedad Mexicana de Antropología; además, creó otras cuya labor es proteger el patrimonio arqueológico de los mexicanos, como el Instituto Nacional de Antropología e Historia y el Museo Nacional de Antropología. Sus estudios de las culturas antiguas le hicieron valorar a los indígenas actuales que luchan por su reconocimiento en el México de hoy. Para brindarles apoyo, fundó el Instituto Nacional Indigenista, organismo que aún dirigía poco antes de morir, en 1970. Hoy, las instituciones que fundó Alfonso Caso perviven en el centro de la política cultural del país como muestra de la visión extraordinaria de este científico, investigador y filósofo, quien sostuvo que su única misión en la vida fue la búsqueda de la verdad.
México D.F. Verano de 2005. Año 3 Número 12
El histórico telegrama que envió Alfonso Caso para notificar el hallazgo de la tumba 7 de Monte Albán, Oaxaca, nos trae vientos del romanticismo que había en la investigación arqueológica de los inicios. Entonces, cuando mucho se ignoraba, este pensador mexicano develó los misterios de pueblos que habían estado ocultos bajo siglos de abandono.
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