Luis Enrique Erro (1897-1955)
Nació en la Villa de Chalco, cercana a la Ciudad de México, el 7 de enero de 1897. Su cariño y afición por la Astronomía se iniciaron cuando tenía 7 años de edad. En una ocasión, su madre, en premio a su buen comportamiento escolar, lo subió a la azotea de su casa; desde ahí contempló extasiado la bóveda celeste. Ese evento determinó el camino de su vida. Luis Enrique Erro tuvo una educación estricta que le dio disciplina en el estudio y contribuyó a su formación científica. Se convirtió en funcionario público. Fue ministro, diputado, diplomático y consejero presidencial. Siempre aprovechó su posición para influir en favor de la ciencia y la educación. Participó en la modificación del artículo 3° Constitucional y en la creación del Instituto Politécnico Nacional. Un ejemplo de su espíritu dedicado a la ciencia fue que, tras haber sufrido una operación fallida en el oído derecho, Lázaro Cárdenas, quien lo tenía en alta estima, le proporcionó, como compensación por su desempeño en la embajada de México en París, una buena cantidad de dinero para que se realizara otra cirugía. Erro, sin embargo, decidió invertir el dinero en un telescopio, y a partir de 1938 su actividad se encaminó definitivamente a la Astronomía. Ese año conoció al famoso doctor Harlow Shapley, primer observador de Galaxias, quien lo comisionó para que estudiara algunas estrellas variables, de las cuales descubrió 20. En 1940, Erro, quien ya se había quedado sordo, regresó a México para participar en la campaña política de Manuel Ávila Camacho. Al triunfo de éste, se le ofreció un puesto público. Erro declinó el honor y pidió al presidente, en cambio, la fundación de un observatorio de Astrofísica. El 17 de febrero de 1942 se inauguró el Observatorio Nacional de Tonantzintla. Sin embargo, pasada la euforia inicial, la realidad era que en México no había un solo astrónomo. En ese entonces, tenía lugar la Segunda Guerra Mundial y los astrónomos de Harvard habían sido llamados para contribuir en los trabajos bélicos. Guillermo
Julieta Fi
Haro, un filósofo mexicano interesado en la astronomía, con gran carácter y fuerza de voluntad, aprovechó el vacío que había en Harvard. Impresionó con su capacidad a los docentes y, en ausencia de los astrónomos, se le encargó la dirección de la estación de observación de Harvard. Al finalizar la segunda Guerra Mundial, Erro lo invitó a trabajar en Tonanzintla, donde realizó importantes descubrimientos. Con el sabio uso del equipo, imaginación, tenacidad y entusiasmo, pronto aumentó el rendimiento del observatorio. A partir de 1950 se dieron a conocer los descubrimientos de estrellas de alta luminosidad y gigantes en el ecuador galáctico, nebulosas planetarias, estrellas azules, supernovas en otras galaxias y novas en la región de Sagitario. Tonantzintla había encontrado su camino. Erro dirigió el Observatorio hasta 1950, cuando decidió retirarse. Consideró que su tarea ya estaba cumplida. Regresó a la Ciudad de México. Poco después tuvo un grave problema cardiaco y fue hospitalizado. El infatigable Erro aprovechó esta situación para escribir su novela Los pies descalzos, en la que hace una brillante exposición costumbrista de la actividad revolucionaria de Emiliano Zapata. Por desgracia, su corazón quedó maltrecho, y esto lo condujo a una muerte prematura el 18 de enero de 1955, cuando acababa de cumplir 58 años. Como homenaje póstumo para él, la Unión Astronómica Internacional inmortalizó el nombre de Luis Enrique Erro en uno de los cráteres de la Luna, ubicado en las coordenadas lunares: latitud 6 grados Norte, longitud 98 grados Este. Ante nosotros queda su obra, como estímulo y ejemplo en las áreas que fueron sus dos grandes pasiones: la Astronomía y la educación de la juventud mexicana.
México D.F. Invierno de 2004. Año 3 Número 10
Luis Enrique Erro destacó en muy diversas ramas de la actividad humana. Pero tubo dos grandes pasiones en su vida: La educación y la Astronomía.
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