CIUDAD SUR 79 JUL 2020

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Año iX / Edición 079 / Publicación mensual /jULIO 2020/ ISSN 2500-4441 / Sur del valle de aburrá / Circulación gratuita.

La pandemia de los invisibles

FOTO: aLEJANDRO CALLE CARDONA

El Valle de Aburrá ajusta cuatro meses de cuarentena por cuenta del coronavirus. Aunque algunos sectores económicos se reactivaron, otros siguen a la espera y padecen el olvido de las políticas sociales. La economía entra en alerta roja, el hambre no da espera. PÁG 6-7


2 Editorial

Economía en alerta roja

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ía 130 de aislamiento. Antioquia entró a la etapa más compleja del contagio de coronavirus y el Valle de Aburrá aporta más del 77 por ciento de los casos del departamento. Medellín, Bello e Itagüí concentran principalmente los pacientes activos en la región metropolitana. Desde hace dos semanas aparecieron los primeros fallecimientos y hoy en nuestros cinco municipios ya se reportan decesos. El sistema de salud está al bordo del colapso y en pocos días será decretada la alerta roja ante la ocupación de las camas de unidades de cuidados intensivos, que, con el pasar de los días, se agotan. Las autoridades tratan de ampliar la capacidad de UCI en los principales hospitales, pero la tarea no ha sido fácil. La primera cuarentena obligatoria fue decretada para aplazar el pico de contagio y lograr dotar la red hospitalaria. Llegó la reapertura económica, el aumento de los casos es casi del 600 por ciento y la meta de camas para pacientes críticos no ha sido cumplida. Los municipios del área metropolitana se vieron en la obligación de aplicar un modelo de apertura y cierre de los sectores productivos, conocido como acordeón, para tratar de evitar un mayor brote sin terminar de asfixiar a la ya ahogada economía empresarial y familia. Las medidas en esta nueva etapa de aislamiento se han concentrado en el control y casi que en la represión policial. Si bien es necesario hacer cum-

plir la norma y castigar a quienes ponen en riesgo su salud y la de sus familias, no se puede pretender que esta sea la única manera de contener el coronavirus. Las ayudas alimentarias durante la primera cuarentena permitieron mitigar las necesidades básicas de muchos de los hogares, aunque en varios territorios fueron innumerables las quejas porque los alimentos no llegaron a todos los barrios. Precisamente esta situación llevó a que muchos regresaran a las calles a laborar sin importar si estaban o no dentro de las excepciones decretadas por el Gobierno Nacional. Los comerciantes y vendedores informales, y demás pequeños comerciantes no aguantaron la presión de las deudas, las facturas de servicios públicos y todas las otras obligaciones que no dan espera. De acuerdo con los datos de la Gran Encuesta Integrada de Hogares -GEIH, durante el trimestre marzo-mayo de 2020 se registraron 414.000 desempleados en el Valle de Aburrá, 158.000 más que en el mismo trimestre del año anterior, alcanzando una tasa de desempleo de 21,6% (un incremento de 9,1 puntos porcentuales respecto la tasa de marzo-mayo 2019). “Esta es la cifra de desempleo más alta que se ha registrado en el Valle de Aburrá en los últimos veinte años”, advirtió el programa Medellín Cómo Vamos. De ahí la importancia de debatir y considerar la posibilidad de destinar recursos para una renta básica que les permita a las familias más vulnerables permanecer en cuarentena. Las finanzas de los gobiernos se verán afecta-

das, es cierto, pero según la ONU es una medida necesaria y urgente para 2.700 personas en el mundo en medio de la crisis social que afronta por el coronavirus. “Un ingreso básico temporal permitiría a los gobiernos dar a las personas en confinamiento un salvavidas financiero, inyectar efectivo en las economías locales para ayudar a mantener a las pequeñas empresas a flote y frenar la devastadora propagación de Covid-19”, sostuvo el administrador del PNUD, Achim Steiner. En Medellín el concejal Daniel Duque puso el tema sobre la mesa al inicio de la pandemia, pero la Alcaldía de inmediato la consideró como inviable económicamente. Hoy vemos que las consecuencias son mayores y podrían serlo aún más debido al comportamiento del virus en nuestra región. No se conoce cuándo se llegará al pico de contagio. Bares, gimnasios, empresas, el turismo y muchos más sectores están en riesgo de desaparecer si la cuarentena se sigue extendiendo. Depender de la disciplina y responsabilidad ciudadana no parece ser del todo efectivo cuando existen pequeños grupos que ponen en riesgo a quienes sí han cumplido con todas las restricciones. Estamos frente la crisis social más grande de las últimas décadas y los ciudadanos exigen soluciones. La defensa por la vida no es negociable, pero la represión y las multas no pueden ser la única alternativa cuando en tantos hogares las necesidades ya llegaron al pico.

Director: Alejandro Calle Cardona / Periodistas:Octavio Gómez, Juliana Vásquez, Alejandra Santacruz, Daniel Rivera, Diego Sandoval, Sebastián Palacios, Cristina Monsalve, Diego Gómez, Marcelo Montoya, Carlos Mario Cano, Alejandro Calle / Fotografía: Alejandro Calle Cardona, Edwin Bermúdez / Diseño: 5 Sentidos Comunicaciones / Mercadeo y ventas: 3016379558

CIUDAD SUR / ITAGÜÍ - ANTIOQUIA

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La Paz: la pandemia tras las rejas de la cárcel de Itagüí

El centro penitenciario La Paz de Itagüí se convirtió en uno de los focos de contagio de coronavirus en Antioquia con cerca de 400 casos. Aunque más de 170 se han recuperado y se anunció la construcción de nuevos pabellones para reducir el hacinamiento, los vecinos siguen padeciendo las consecuencias de tener en el barrio una cárcel que los encerró.

penitenciarios, hacer una llamada o conectarse a internet en este barrio es toda una odisea. “Aquí es imposible recibir o hacer una llamada local o al exterior. Lo más cómico es que los que están adentro sí lo hacen y muchos siguen haciendo de las suyas por teléfono”, contó don Edilberto.

POR ALEJANDRO CALLE CARDONA @alejocalleCS

Los delitos aumentaron y con ellos los condenados, pero no pasó lo mismo con los cupos en las cárceles del país. La de Itagüí no fue ajena al problema de hacinamiento. Los ocho pabellones fueron construidos para una capacidad de 375 internos y hoy albergan más de 1200 que duermen amontonados en celdas y pasillos. Con la llegada del coronavirus a Colombia, el temor entre los detenidos fue evidente y algunos pedían que les otorgaran la libertad para, según ellos, evitar el contagio. El primer caso se confirmó el 25 de junio, se trató de un guardián del Inpec encargado de recibir los alimentos que las familias le llevan a los internos y de inmediato se prendieron las alarmas debido a su contacto con los presos. Pese a que las autoridades aseguraron que se realizó el cerco epidemiológico, el virus se propagó de inmediato, producto del contacto estrecho y las pocas condiciones de salubridad. En tres semanas la cárcel pasó a tener cerca de 400 personas contagiadas (haciendo que las cifras en Itagüí se duplicaran) y el miedo traspasó las rejas, puesto que los guardianes tenían contacto con algunos habitantes del barrio San Francisco o incluso vivían en él. «Nadie hizo nada

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l barrio San Francisco es el último rincón de Itagüí al suroccidente de este municipio. Limita con San Antonio de Prado y sus primeros habitantes llegaron en la década de 1940. La vida transcurría como en cualquier barrio en crecimiento, pero en 1989 cambió todo. El gobierno local decidió construir en la parte alta la cárcel municipal para recluir allí los sindicados de delitos. En 1994 la pequeña cárcel le fue entregada al Gobierno Nacional junto con los lotes vecinos y allí comenzó una trágica historia de segregación. Decenas de familias tuvieron que vender sus casas por precios irrisorios, muchas de ellas se desplazaron a otros barrios y a otras el poco dinero solo les alcanzó para subsistir por algunos meses. En la terraza de la casa por la cual paga arriendo, a sus 72 años don Ediberto Arboleda recuerda aquella época. Señala con su mano derecha la cárcel, donde antes estaba su casa, la propia, de la que era dueño y de la que solo queda un leve y nostálgico recuerdo. “Nos sacaron de las casas, nos tumbaron con la plata y solo nos trajeron violencia y dolor”, dice. Y no es para menos. El país sufría por cuenta de la guerra contra los carteles del narcotráfico y el Estado buscaba todas las formas para acabar los ejércitos de Escobar y los Ochoa. Las negociaciones terminaron en la reclusión del primero en la cárcel La Catedral de Envigado y de los segundos en la que fue denominada Cárcel de Máxima Seguridad de Itagüí. Iniciando la década de 1990, los Ochoa, una de las familias más peligrosas del país, llegaron a la cárcel del barrio y con ellos, también los excesos, el dinero, la degradación y la muerte. Las caravanas de camionetas blindadas era pan

de cada día, algo extraordinario para niños y jóvenes, quienes solo las veían a través de la televisión. Los más pequeños se convirtieron en los encargados de lavar los lujosos y extravagantes carros, otros en mensajeros y mandaderos y los más grandes fueron reclutados para ser los nuevos dueños de las plazas de vicio, de las mujeres, del barrio. Todos querían ser los preferidos de los patrones y para lograrlo estaban dispuestos hasta asesinar a sus vecinos y viejos amigos de juego. Las más jovencitas del colegio El Concejo, ubicado al frente de la cárcel, eran llevadas a las celdas para cumplir con los deseos sexuales de los nuevos inquilinos, quienes pagaban entre 200 y 300 mil pesos, toda una fortuna en aquellos años, a tal punto que las mismas jóvenes se ofrecían. “Muchas sacaban carteles por las ventanas de los salones pidiéndole a esos señores que mandaran por ellas. Ponían el teléfono de la casa, era impresionante y muy triste”, cuenta Farbelly, a quien también le llegaron los ofrecimientos que rechazó. Como si fuera poco, sus habitantes parecen estar incomunicados con el resto del mundo. Por el bloqueo de la señal de telefonía en zonas cercanas a los centros

LA INVASIÓN

HACINAMIENTO Y CORONAVIRUS

Los habitantes de la cárcel de máxima seguridad no eran el único problema. El Inpec, que administra la cárcel, nunca se preocupó por los lotes que adquirieron junto al centro de reclusión. Poco a poco la ladera de la quebrada La Limona fue invadida y hoy, según el alcalde José Fernando Escobar, habitan al menos 120 familias en casas de madera construidas en pequeños lotes que fueron vendidos por grupos delincuenciales de El Limonar. “Hemos sido víctimas de un descuido y abandono histórico de todos los gobiernos municipales de Itagüí y la desidia del Gobierno Nacional. Nos trajeron una cárcel, la violencia, dejaron que invadieran nuestro territorio y nadie hace nada”, explicó Nelson Acevedo, exconcejal de Itagüí, quien creció y aún habita en el barrio San Francisco. Según el alcalde de Itagüí, en la reunión con la Ministra de Justicia se solicitó la devolución del lote para recuperarlo. “El director del Inpec se comprometió en iniciar de inmediato el proceso, lo que nos permitirá en poco tiempo intervenir esta invasión, recuperar la cancha y el lote para el Municipio. Ya tendríamos que mirar si reubicamos a estas personas”, explicó.

por evitar el contagio. Las autoridades de salud y el Inpec fueron indiferentes frente a la necesidad de realizar pruebas y dejaron en riesgo a toda la población recluida y a los funcionarios con enfermedades excepcionales, que son obligados a seguir laborando pese a la situación actual”, declaró el dragoniante Luis Pinzón, presidente de la organización sindical, el 7 de julio. La Alcaldía de Itagüí entró a apoyar las labores de contención del brote con la realización de pruebas, aunque según explicó la Secretaría de Salud local, esta era una responsabilidad del Inpec. Una semana después, el 16 de julio, se reportó el primer interno contagiado fallecido, por lo que el alcalde José Fernando Escobar le envió nuevamente una carta al Ministerio de Justicia para que, de manera urgente, atendiera la situación y evitara una tragedia. Los pabellones 4 y 6 de la cárcel fueron aislados para evitar que el Covid19 llegara a los otros seis pabellones. Los internos de uno de los patios recibieron más televisores para evitar aglomeraciones en el salón comunitario. La tan esperada visita de la Ministra de Justicia, Margarita Cabello, se dio solo hasta el pasado 25 de julio y tras una reunión con el alcalde Escobar, anunció la construcción de tres nuevos pabellones especiales con 510 nuevos cupos. “La obra ya está adjudicada y esperamos que en el primer semestre del próximo año esté lista, con lo que se espera reducir el hacinamiento, puesto que La Paz tendría capacidad para 885 personas”, explicó el alcalde de Itagüí. Por su parte, el personero Municipal, Jhon Jairo Chica Salgar, entregó al menos 285 solicitudes de libertad condicional de internos que están próximos a cumplir su condena. “El Ministerio nos podría dar respuesta esta misma semana, teniendo en cuenta que estas personas podrían terminar su condena en su casa. Esto es solo para quienes cumplan con los requisitos expuestos por el Gobierno Nacional”, explicó. Más de 170 detenidos ya se han recuperado y la cifra de pacientes activos se redujo a 230. El famoso pico de contagio parece haber pasado ya al interior de las celdas, aunque el temor de un rebrote sigue latente.


4 Foto: Cortesía Universidad Nacional

Suicidio, la pandemia que quiere evitar Envigado Las cifras de suicidio se dispararon en Antioquia en medio del confinamiento. Solo hasta mayo en Medellín cerca de mil personas atentaron contra su propia vida y 70 lo lograron. En envigado ya se adelanta #SúmateaLaVida, una estrategia para invitar a cuidar la vida propia y la de los seres queridos. Redacción CIUDAD SUR

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avid Valencia compartía una tarde de películas con su hermano menor mientras sus papás estaban fuera de casa. “Ya vengo, voy a sacar el perro”, le dijo a Alejandro mientras salía de la habitación y caminaba por el pasillo hasta el patio principal, en donde siempre guardaban el collar de la mascota. El pequeño Alejandro nunca escuchó el ruido de la puerta principal al cerrarse, pero al escuchar al perro ladrando y el sonido de la cadena con la que siempre lo sacaban, asumió que David jugaba con él en el patio y continuó atento a su película. Pasados casi 10 minutos y al notar que los ladridos del perro no cesaban, decidió salir para pedirle a su hermano que jugaran fuera de casa. La imagen de su hermano en el patio, colgado con el collar de su mascota en el cuello, se quedará por siempre en su memoria. David tenía 18 años cuando se suicidó. Desde entonces han pasado 13 años. Su familia nunca supo ni sabrá los porqués que llevaron a David a quitarse la vida, pero hoy reconocen que este joven “rebelde y temperamento difícil”, como siempre lo describieron sus padres, presentó varios signos y síntomas que los expertos consideran alertas de conductas suicidas y que muchas veces se pasan por alto en la cotidianidad de una rutina familiar. Luz Dary Salazar Rendón, líder del programa de Salud Mental de la Secretaría de Salud de Envigado, explica que, en este momento, en el que nos enfrentamos

a un confinamiento involuntario que restringe todas las rutinas, “hay muchos comportamientos y sentimientos que generan alertas sobre la salud mental, pues aquí todos crecimos en una cultura con un ambiente muy social en el que saludarnos, abrazarnos y visitarnos era lo más natural y constante y ahora no lo podemos hacer”. Ante el crecimiento de la demanda de servicios de salud mental, y de casos de suicidio, la Alcaldía de Envigado lanzó la campaña “Súmate a la vida”, con la que invitan a los ciudadanos a buscar ayuda profesional cuando crean que no están en capacidad de controlar sus emociones o cuando conozcan a alguien que pueda necesitar ayuda. Como parte de la estrategia, el Municipio dispuso líneas de atención 24/7 a través de llamadas o chat y reforzó los Centros de Escucha que realizan actividades en los barrios, los programas de orientación escolar para los estudiantes de las instituciones educativas públicas, y de mitigación de las adicciones a través de asesorías virtuales.

IDENTIFICACIÓN Y PREVENCIÓN

La pérdida de la sensación de libertad, agrega Salazar, “genera la frustración de saber que perdimos autonomía y que ya no tenemos el control de todo. Lo que estamos viviendo es temporal, no es para toda la vida. Este el momento de hacer actividades que nos generen paz interior y tranquilidad, de hacer lo que nos sume a la alegría de vivir y de apoyar a quienes nos necesitan”, concluyó la psicóloga. Síntomas y enfermedades como la ansiedad y la depresión pueden indicar conductas suicidas, pero ¿cuáles son esos comportamientos que a veces pasan inadvertidos y a los que debemos prestarles atención para prevenir el suicidio de nuestros seres queridos? Esto dice la experta: Llanto y expresiones de tristeza: cuando no ha sucedido nada grave son síntomas de susceptibilidad. Pereza e inactividad: pueden ser síntomas de pérdida de interés y motivación por actividades y rutinas que le dan sentido a la vida. Insomnio o falta de sueño: es un síntoma común cuando no hay una adecuada alimentación o cuando

hay angustia y exceso de pensamientos en momentos de silencio. Irritabilidad: cuando todo molesta y el malgenio es permanente, es un síntoma de inconformidad y desadaptación al entorno y a la situación. Expresiones de miedo: a la muerte o angustia permanente por pérdidas como el empleo pueden inducir al consumo excesivo de licor o píldoras calmantes que generan suicidios accidentales. Convivencia en entornos familiares violentos: generan el deseo de desaparición permanente. Síndrome de abstinencia por falta de consumo de alucinógenos: es una situación que se ha presentado durante la pandemia, pues la posibilidad recuperarse y dejar de consumir alucinógenos o la imposibilidad de acceder a ellos dadas las restricciones, hacen que el cuerpo entre una etapa de desintoxicación que no es fácil de experimentar y controlar.

Líneas de atención de salud mental en el Aburrá Sur Envigado Línea de seguridad: 276 66 66. Línea de atención psicológica 24/7: 300 786 40 16 Itagüí Línea de atención psicológica: 319 520 33 55 Sabaneta Líneas de atención psicológica: 305 396 62 82 311 633 40 14 / 305 221 80 57 Línea de apoyo espiritual: 311 328 95 66 La Estrella Línea de atención psicológica: 300 535 11 73 Líneas de atención 24/7 exclusiva para mayores de 70 años: 379 29 70 / 279 30 36 Caldas Línea única de atención para coronavirus de 8 a.m. a 10 p.m.: 378 85 00 ext. 403



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La pandemia de Foto Henry Agudelo

POR ALEJANDRO CALLE CARDONA @alejocalleCS

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levamos 130 días de aislamiento preventivo obligatorio alternado con una apertura parcial de la economía, un modelo que bautizaron bajo el nombre de acordeón. Algunos sectores pudieron reabrir sus puertas, pero otros siguen con ellas cerradas y la economía entra a una alerta roja silenciosa, pero que está haciendo estragos dentro de los hogares. Los habitantes de calle no tienen cómo pasar una cuarentena y deambulan por la ciudad rescatando cualquier sobra que por estos días escasea aún más. Los vendedores ambulantes e informales tratan de sobrevivir en la calle a pesar de las restricciones, prohibiciones y multas policiales. Los recicladores se exponen a diario para recoger lo que otros desechan porque, aunque en sus ventanas ya no cuelga una bandera roja, sus familias permanecen a la espera de algo para sobrellevar el encierro. Los sectores culturales, los gimnasios y los propietarios de bares que-


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los invisibles

daron a la deriva bajo una estela que también los hace invisibles y que los lleva poco a poco a la quiebra porque para ellos los créditos bancarios no son una salida viable. Los niños y abuelos permanecen encerrados a pesar de su “rebelión de las canas” y los pocos minutos para salir a jugar. El miedo los invade y muchos pasan los días en balcones o en los parqueaderos, si es que tienen la fortuna de vivir en una unidad residencial. Qué duro es no verlos jugar en el parque o ir a la escuela para ver sus compañeros de clase. Todo esto pasa mientras que el personal médico, también en silencio y en ocasiones sin salario, sigue en la primera línea de batalla conteniendo un virus que se expande sin control en una ciudad que se dijo tenía, paradójicamente, todo controlado gracias a la tecnología y a los datos. Esas mismas herramientas que se hacen insuficientes ante una enorme brecha social y ante la falta de programas y apoyos para los más vulnerables, quienes insisten en “que prefieren morir del virus que de hambre”.


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“La única forma de mejorar el transporte público no es hacer un carril exclusivo”

James Gallego llegó a la gerencia de Metroplús el pasado 2 de marzo y tiene varios retos el sur del Valle de Aburrá, entre ellos terminar varios tramos pendientes, como el de la calle 12 Sur, al que calificó como un elefante blanco.

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n entrevista con CIUDAD SUR, el Gerente aseguró que muy pronto reiniciarán las obras en Envigado sobre el conocido túnel verde y que se realizará un estudio para determinar cuál es la opción más viable para conectar este tramo con La Aguacatala sin generar un gran impacto ambiental. CIUDAD SUR: La obras en la calle 12 Sur en La Aguacatala ya ajustan un año suspendidas ¿Ya tiene fecha de reinicio de obras? James Gallego: Esta obra no debió haber quedado en el estado en el que se encuentra, hoy es casi un elefante blanco tras el incumplimiento del contratista en agosto del año pasado. Para terminar esta obra necesitamos 30 mil millones de pesos y tenemos en caja 21 mil millones, nosotros le pasamos un informe a la Unidad de Movilidad Urbana Sostenible (Umus) del Ministerio de Transporte y le dijimos que con este dinero podemos hacer funcional este tramo, dejando pendiente el alumbrado y el deprimido peatonal para conectar con la estación del Metro. Esperamos cumplir con los requisitos lo más pronto posible para sacar la licitación. Paralelo a ello estamos cobrando la póliza de incumplimiento a la aseguradora y con esos recursos podríamos completar el dinero. Nos reunimos con los dueños de la constructora que incumplió y está la posibilidad de que, a través de la aseguradora, ellos terminen la obra.

¿No será un premio para el contratista que incumplió? En contratación, si la aseguradora decide terminar la obra, es viable. Más que encontrar castigos, lo que debemos buscar es que se termine esta obra. Esto sería lo más conveniente para evitar demandas hacia ellos y hacia nosotros. Hace una semana los abogados se reunieron para definir el mejor camino, que paguen o que terminen, lo importante es sacar adelante este elefante blanco para el sur del Valle de Aburrá. ¿Qué trabajos faltan? Hoy estamos al 56% de ejecución y no son obras complejas. Son tres tramos de 1.8 kilómetros, el primero está listo entre la avenida Guayabal y la canalización; desde ahí hasta La 80 está vaciado el pavimento y hay que terminar el box culvert para canalizar la quebrada La Jabalcona, por donde va el carril de Metroplús. Pero el tramo 3 es el más complejo porque falta terminar las vías, cambiar las redes sanitarias y hacer el deprimido para los peatones, que unirá Metroplús con el Metro. Ojalá el Ministerio nos otorgue la autorización rápido. Siguiendo el trazado hacia Envigado, ¿están asegurados los recursos del tramo 2B teniendo en cuenta los sobrecostos? Es complejo para la gente hablar de sobrecostos y esto se da cuando las cosas valen más por mala planeación. Lo que es cierto es que hay que conseguir unos recursos porque la plata hoy no vale lo

mismo. Es decir, el proyecto sigue costando lo mismo ($18 mil millones), pero a plata de hoy. Vamos a reiniciar las obras del tramo 2B con todo el respeto de las normas y recursos que se han dado por los colectivos. Hoy tenemos cerca de 15 mil millones de pesos para ejecutar y vamos a definir qué podemos hacer porque creemos que harían falta unos 9mil millones más. Pero aún no es clara la posición del alcalde Daniel Quintero respecto a la carrera 43 A y a empatar con el tramo 2B en La Frontera ¿También habrá tala de árboles? Nos hemos concentrado en obras pendientes de Metroplús como La 12 Sur, el tramo 2B en Envigado, la avenida Oriental, que fue mal planeada, y también las estaciones de la Carrera 80 y así poder planear el futuro. Vamos a hacer un estudio de prefactibilidad para ver cómo conectamos Envigado con La Aguacatala y no tiene que ser exclusivamente por la avenida El Poblado (1,8 kilómetros), sino que podemos ver la opción de la avenida Las Vegas. La única forma de mejorar el transporte público no es hacer un carril exclusivo ni construir estaciones gigantes. Tenemos que definir una opción que genere el menor impacto ambiental posible, como, por ejemplo, lo que estamos haciendo en la avenida Oriental, unas estaciones con carriles exclusivos. Metroplús tiene que modernizarse y avanzar sin tener que ampliar donde no se puede ampliar, porque además el pavimento es sumamente costoso y tenemos que pensar en cómo conectar Envigado con el corredor de la Oriental. En Itagüí también hay retrasos y la plata se acabó… Solo falta un predio que son cuatro

casas de una misma familia y que tiene un proceso de sucesión que es complejo. La voluntad de Itagüí y Metroplús está ahí para comprarlos, pero la expropiación bajo la Ley de Infraestructura no fue autorizada por la Umus. Además, enviamos una carta al Ministerio de Trasporte para que nos deje utilizar los 25 mil millones de pesos que tenemos y que son para los paraderos, para utilizarlos en terminar este año la capa asfáltica en este tramo 4A fase 1 hasta el supermercado para lograr el retorno, e incluso llegar hasta el tramo 4A fase 2. Esperamos que en agosto nos llegue la autorización. ¿Y qué pasará con el trazado hasta Ditaires? El tramo 4B ya no tiene recursos y vale más de 200 mil millones de pesos. El compromiso es dejarlo diseñado y se están haciendo gestiones con el Gobierno Nacional para tener estos recursos. Metroplús lleva diez años en obra en el Sur y se tiene la sensación de que no es prioritario para la empresa ¿Para usted lo será? Metroplús tiene cuatro grandes socios: Medellín, Envigado, Itagüí y La Nación y a todos les respondo de la misma manera. Tenemos muy buenas relaciones con los alcaldes del sur del Valle de Aburrá y creo que Metroplús antes ha hecho las cosas solo, hoy las queremos hacer entre todos, con la voz y el voto de los municipios socios, la muestra de ello es que, después de mucho tiempo, Itagüí giró recursos para el funcionamiento de la empresa porque no veía avances y Envigado nos va a entregar el CDP para funcionar. En la medida en que generamos confianza, todos vamos a ganar y esperamos terminar pronto los tramos pendientes.


Las Malvinas, tres años después del incendio:

sin fecha de traslado

El 10 de julio se cumplieron tres años luego de que un incendio consumiera el bloque 27 de la Central Mayorista de Antioquia, conocido como Las Malvinas. Aunque la nueva estructura ya fue terminada hace algunos meses, los más de 200 comerciantes continúan vendiendo sus productos en carpas improvisadas. Aún no hay fecha del traslado. Por Alejandro Calle Cardona @alejocalleCS

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n la memoria de todos permanece aquella noche de 2017. En menos de ocho horas quedaron convertidos en cenizas los locales que por más de 30 años les han dado el sustento a por lo menos 190 familias. El incendio tardó casi siete horas en ser controlado, dejó pérdidas por veinte mil millones de pesos y consumió los cinco mil metros cuadrados de ‘Las Malvinas’, considerado el bloque principal de la central de abastos. Los comerciantes permanecen en las carpas que instalaron para seguir vendiendo sus frutas y verduras, mientras miran de reojo el nuevo bloque, que fue construido y terminado hace algunos meses con la ilusión de regresar pronto a estar bajo techo para huirle a la lluvia, al sol, al pantano. Hoy la reubicación se hace más urgente luego de confirmarse los primeros casos de coronavirus en La Mayorista. «El bloque ya está listo, pero no nos dicen nada, nadie nos da respuesta y deberían pasarnos para allá porque acá tenemos pantano, calor, estamos estrechos y mire lo que está pasando con el virus», dice Óscar Agudelo, uno de los comerciantes, mientras que a cinco carpas la secretaría de Salud de Itagüí adelantaba uno de los cierres de locales debido al contagio de Covid19 que poco a poco han ido superando.

qué tipo de intervenciones se pueden realiAunque la Central Mayorista está ubicada en Itagüí, el bloque es propiedad zar, pero especialmente el costo de estas. del Municipio de Medellín y es esta al«Nosotros ya recibimos el bloque y escaldía la que determina el futuro de los tamos haciendo todas las revisiones estructurales, pero faltan las adecuaciones comerciantes. Ante esto, los representantes de la Cooperativa Las Malvinas le al interior, la separación por locales, las redes eléctricas y demás obras que se necepidieron al alcalde Daniel Quintero definir lo más pronto posible el traslado. sitan para cumplir con todas las normas. «Aunque la estructura ya fue entregaLo cierto es que hoy no tenemos una feda, no nos han dicho nada y por eso le cha definida para entregarlo», advirtió Andrés Benavidez Corrales, subsecretario de hacemos un llamado de urgencia al alcalde de Medellín. Necesitamos respuestas Bienes de la Alcaldía de Medellín. porque los comerciantes hoy necesitan UNA LUCHA MÁS tener un espacio digno para vender sus “Hoy esta bodega es un galpón”, dice productos, pues las ventas se han visto Vanesa Calle, vocera de la cooperativa afectadas en medio de la pandemia», de los comerciantes de Las Malvinas y dijo Francisco Mantilla, abogado de heredera de una tradición familiar denCoomalvinas. tro del bloque. Recuerda que su papá Desde la Central Mayorista reconocen Jaime Calle llegaba desque es urgente la reubicación, pero todo es incierto. de Andes a vender todos «Nos estamos reuniendo sus productos “mancha”: con la Alcaldía y esperabanano, plátano, guineo, mos que en este semestre comino y murrapo. se avance en el proceso, La historia comenzó en personas han resultado porque hoy con el corola década de 1980 cuannavirus se hace urgente la contagiadas con coronavirus do, también producto de reubicación de los comer- en la Central Mayorista y aun- un incendio en El Pedrero ciantes para que cumplan que una de ellas falleció, la donde funcionaba el viecon todos los protocolos», mayoría se han recuperado. jo mercado de Cisneros en Medellín, los campeaseguró Juan Toro, Gerente Central Mayorista de Antioquia. sinos que comercializaban sus productos fueron trasladados a esta central de La Alcaldía de Medellín explicó que al abastos. bloque le faltan todas las adecuaciones “Todos los que llegaban peleaban por internas, por lo que deben esperar los resultados de un estudio previo y determinar un puesto y no faltaron los invasores”,

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relata Vanesa. Por eso el bloque fue bautizado Las Malvinas, en honor a las islas argentinas que por aquella época eran invadidas por tropas inglesas. La estructura no tenía separaciones, era un gran galpón y los productores tenían una particular forma de separar sus espacios para vender las verduras. “Mi papá me contó que todos llegaban, tiraban una ruana y marcaban con pintura y todos empezaban a vender sus productos”, cuenta. Poco a poco los locales fueron tomando forma, aunque de manera artesanal, al punto que las conexiones eléctricas con el tiempo serían las causantes del incendio que arrasó con todo. Por eso ahora el principal reto es que el nuevo bloque sea acondicionado, separado por locales y cerramientos, y que además tenga redes eléctricas óptimas. De los viejos locales de 80 metros cuadrados, los comerciantes pasaron a acomodar sus canastas en un espacio no superior a 20 metros cuadrados. No cuentan con agua potable y deben salir a buscarla a otros sectores de La Mayorista. Si el sol se hace fuerte, las carpas se convierten en un horno insoportable, pero si llueve, el agua invade todos los locales y el piso se convierte en pantano. Aunque tienen la certeza de que serán reubicadas y el temor de que Las Malvinas se convirtiera en un nuevo bloque comercial desapareció, las familias tienen la esperanza de que antes de terminar el año puedan disfrutar del nuevo espacio. “Primero fue la Ley de Garantías por las elecciones, luego el empalme del nuevo gobierno y ahora el coronavirus. Esperemos que no saquen más excusas porque necesitamos trabajar con dignidad”, insistió Vanesa. Aunque las ventas han disminuido, hoy Las Malvinas siguen siendo un referente para quienes visitan la central de abastos. Allí se encuentran todo tipo de hortalizas, verduras y frutas producidas en Antioquia y demás regiones del país. Los comerciantes tuvieron que implementar sus propios protocolos para no perder la confianza de sus clientes que siguen fieles pese a las condiciones, pero también para evitar que el virus llegue a más locales.


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Silleteros de Envigado

se quedaron sin “temporada” Por JULIANA VÁSQUEZ POSADA @julyvasquezp

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reddy Ríos se pasa los días trabajando a poca marcha en el cultivo de flores que tiene instalado en El Chagualo, la finca silletera de su familia ubicada en la vereda Pantanillo. Allí han transcurrido sus días desde que tiene memoria, pues la cultura y tradición silletera en Envigado es de vieja data: El chagualo le pertenece a su familia desde que su abuelo don Gonzalo Ríos, arriero de Guarne, se hiciera a una pequeña finca en 1928. Muchas cosas han pasado en los casi 70 años en los que la familia Ríos ha habitado este lugar, pero nunca nada tan crítico como la crisis del coronavirus. Los efectos son devastadores: no tendrán “su temporada”, como dice Freddy, para referirse a la única época del año en la que no dan abasto con su trabajo como silleteros y guías turísticos y, en su caso particular, también como floricultor. “Aquí tenemos más de 40 especies de flores, algunas muy comunes como la margarita crespa, pero también otras casi extintas que ya no se consiguen en el comercio como el lirio guayabo”, explica el silletero. Son 24 las familias reconocidas como silleteras que están dispersas por Perico y Pantanillo, dos de las seis veredas de Envigado y las más cercanas al corregimiento Santa Elena de Medellín, el rey de la cultura silletera en la región. Ninguna tendrá un mes próspero con motivo de la Feria de las Flores, que fue aplazada para fin de año. Este año las creaciones repletas de flores de Freddy ni las de su padre Aristides pasarán por las principales calles de Envigado. El evento, aunque no tiene la magnitud del de Medellín, se convirtió en una opor-

tunidad económica para los silleteros, a quienes la Alcaldía les compraba la silleta, y en un espectáculo artístico y cultural para el disfrute de los envigadeños. Este año no hay condiciones para hacerlo. El coronavirus llegó a la ciudad desde marzo pasado y aún es incierto cuándo se irá, si es que se va.

ADIÓS A LA “NOCHE SILLETERA”

La mitad de las familias silleteras de Envigado ya adecuaron sus fincas hasta convertirlas en fincas para recibir a los cientos de turistas cada año, iniciativa con la que intentan mantener viva esta cultura y asegurarse unos ingresos extra durante julio y agosto con los visitantes que siempre quieren aprender a hacer silletas y cargar una para la foto en esta época del año. Pero en lo que va de este 2020 los turistas no han llegado. Las remodelaciones y las nuevas locaciones de las fincas solo han sido disfrutadas por sus propios dueños y, como si fuera poco, tampoco habrá la “Noche Silletera”, no habrá música, no habrá venta de comida, ni fiesta como antesala al Desfile de Silleteros de Medellín para que las familias envigadeñas puedan encontrarse en torno a la preparación de una silleta mientras se comen una arepa con chorizo, quesito y chocolate caliente. Con dos ediciones previas en 2018 y 2019, la Noche Silletera, promovida y patrocinada por la Alcaldía de Envigado, ya tenía su público cautivo y este año tendrá que quedarse en casa. “Los silleteros nos propusieron hacer el evento con un aforo limitado, pero hoy las condiciones del comportamiento del virus no nos permiten pensar en esa opción y menos tratándose de un sector rural en el que la población es mucho más vulnerable”, explicó el secretario de Desarrollo Económico, Gabriel Londoño.

EL SALVAVIDAS

La administración municipal adelanta gestiones con el sector privado para encontrar organizaciones que quieran apadrinar a un silletero y comprar la silleta del tipo que deseen: emblemática-comercial, tradicional o monumental. “Ahora todos los recursos públicos están enfocados en la atención de la pandemia, por eso tenemos que apelar a la solidaridad de los empresarios para que nos apoyen en este ejercicio que nos ayudará a mantener viva la tradición silletera”, agregó Londoño. De concretarse este plan padrino, los envigadeños tendrían la posibilidad de disfrutar del espectáculo de elaboración de las silletas a través de recorridos virtuales que la Alcaldía transmitiría desde las diferentes fincas de Perico y Pantanillo. Por ahora todas las familias silleteras están “en la vereda y a la deriva, como decimos acá”, asegura Freddy Ríos, quien en compañía de su esposa creó dos viveros con capacidad para producir cada semana entre 200 y 300 ramitos de estatis, una flor muy pequeña que a simple vista parece de papel y que es ideal para armar silletas por su larga vida útil. Pero la realidad es que la familia Ríos tuvo que bajar sus niveles de producción a menos de la mitad “porque la demanda es mínima”, tampoco han decidido cultivar otros productos como hortalizas, porque es a lo que se están dedicando otros silleteros y campesinos de la zona. Por eso esperan que nuevamente puedan llevar, tal y como al inicio de la pandemia, sus flores hasta los hogares de los envigadeños y garantizar que la cultura silletera siga floreciendo en estas dos veredas de Envigado.


Vitalma: una huerta en Envigado que reivindica el valor del campo

Por JULIANA VÁSQUEZ POSADA @julyvasquezp

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on unas botas pantaneras y unos dreadlocks que le cuelgan hasta la parte baja de la espalda, así nos esperaba Sergio Andrés Areiza para darnos paso a través de un portón azul que sirve de acceso a las viviendas de cuatro familias. A la entrada de la suya, reposa una guacamaya recuperada de cautiverio que nunca pudo aprender a volar y un aviso en el que se lee “si cuidamos la naturaleza, cuidamos de nosotros mismos”. La cercana relación con su abuelo, quien tenía raíces campesinas del Suroeste antioqueño, hizo que “Checho”, como le dicen sus amigos, sintiera desde siempre un especial afecto por las plantas y una conexión única con la madre tierra. Por eso, a pesar de ser un envigadeño citadino, hace cuatro años dejó su apartamento que había convertido en una finca y decidió mudarse a una en la vereda El Vallano. Su afinidad con los campesinos y familias de la zona fue inmediata. Poco a poco los lazos de vecindad se afianzaron y Sergio comenzó, gracias a su profesión de comunicador y publicista, a apoyarlos con la realización de videos y fotografías que daban cuenta de los procesos de cultivo y que servían para darle valor a sus productos. “La gente no valora el trabajo del campesino y tenemos que empezar por dignificar su labor, porque de ellos depende que nosotros podamos alimentarnos”, dice mientras acaricia a uno de los cuatro gatos con los que comparte su casa. La vida de “Checho” transcurría entre su trabajo como diseñador y líder social en la ciudad y como huertero aficionado en la vereda. Sus familiares y amigos cercanos sabían que visitarlo en su finca o recibir su visita en la ciudad significaba siempre la posibilidad de tener alimentos frescos, cosechados y llevados hasta su mesa al instante. “Cada que iba donde mis papás, me pedían que les llevara lo que los campesinos tuvieran en cosecha y yo armaba mercados con lo que ellos tenían cosechado. Así fue como empecé a mirar con ellos -los campesi-

nos- qué más podían sembrar para diversificar los productos y armar kits más completos”, relata Sergio para explicar cómo nació Vitalma, su negocio de producción y comercialización de hortalizas orgánicas que terminó convertido en un proyecto en el que participan más de 20 personas de cinco familias de la zona. La crisis económica del coronavirus no les fue ajena a estas familias, quienes vieron reducidos sus ingresos desde la primera etapa de aislamiento. A Sergio se lo ocurrió regar la voz entre sus conocidos para ofrecer unos paquetes de verduras con aquello que los campesinos pudieran tener disponible para el fin de semana. Y entonces en poco tiempo ya no fueron ni los 10 ni los 20 mercados que encargaban en su familia y círculo cercano. Hoy Vitalma produce y comercializa unos 100 mercados semanales con una promesa de valor que pocos se dan el lujo de hacer: los productos llegan a la casa del cliente antes de cumplir las 24 horas de cosecha. ¡Más frescos imposible!

NEGOCIO COLABORATIVO

¿Cómo funciona? Sobre la empinada montaña, cada familia siembra y cosecha una variedad específica de hortalizas, Vitalma les compra la producción y se encarga de empacar, comercializar y distribuir los paquetes de mercados con al menos diez productos disponibles. Y es un ejercicio gana – gana. Los consumidores adquieren alimentos a domicilio, incluso a menor precio que el que ofrecen las centrales de abastos o grandes superficies y de mucha más calidad al tratarse en su gran mayoría de productos orgánicos. Los campesinos, por su parte, reciben una mejor retribución por sus productos al eliminar a los intermediarios, lo que mejora su calidad de vida y le da el verdadero valor a su trabajo que inicia al salir el sol y termina cuando este se esconde. También aprendieron a mejorar sus prácticas en los cultivos y a valorar su trabajo, porque el respeto empieza en casa. “Lo más bonito de este proceso es que está basado en una relación de confianza, todo es muy transparente. Ellos saben en cuánto se venden los mercados de Vitalma y saben cómo se distribuye cada peso de esos

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25 o 35mil que paga la gente por sus productos”, agrega “Checho”, mientras señala montaña abajo dónde está ubicado uno de los cultivos en los que hoy se está sembrando tomate. Pero la historia no termina aquí. Hace un año a Sergio le hicieron la oferta de su vida: los campesinos de la zona le propusieron hacerse a un terreno con unas condiciones de pago módicas para que él también pudiera sembrar sus productos, “yo soñaba con tener mi tierra por acá pero no lo veía posible. Ellos me abrieron las puertas, me acogieron como si fuera de la familia y ahora tenemos un sueño por el que trabajamos juntos”. Ya con su pedazo de tierra, este amante de las matas se puso manos a la obra y decidió postular una idea de negocio de cultivos hidropónicos a “Plantando Ceibas”, una convocatoria pública local de incentivos económicos para nuevos emprendimientos. La buena noticia llegó en octubre pasado cuando su propuesta quedó seleccionada y el apoyo de la Alcaldía de Envigado se convirtió en el primer empujón para construir un cultivo en el que espera poder sembrar unas 12 mil plantas de variedades de hojas verdes, que también servirán para continuar diversificando la oferta de productos de Vitalma. A Checho y a sus vecinos la cuarentena les cambió la vida para bien. Los ciudadanos cada vez demandan productos más limpios y frescos, responsables con los campesinos y con la tierra misma. “La cuarentena nos dio tiempo para nosotros mismos, nos volvió más consientes y nos llevó a preocuparnos por cosas que antes no eran tan relevantes y que hoy tienen todo el sentido, como la alimentación”, dijo. Este publicista y sembrador empírico recorre todos los días los cultivos de lechuga, pepino, tomate, cebolla, ahuyama, plátano, coliflor. Un tapete de colores que le da vida a este pequeño rincón de Envigado y que le está devolviendo, poco a poco, el valor que siembre ha tenido el trabajo en la tierra. A Vitalma lo encuentran en Instagram como

@vitalma.alimentos


12 Si usted dice que vive en La Loma del Escobero en Envigado muchos podrían pensar que usted es millonario, mucho más por estos días cuando se anunció el incremento del 500% de impuesto predial que, por fortuna fue reversado por la Alcaldía, puesto que lesionaba y expoliaba a muchas familias que habitan allí desde hace muchos años.

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POR JAIRO CALLE CONEO @Coneo79

San Seb

el barrio olvidado de

n esta loma, que hace parte del área de manejo especial de la reserva San Sebastián- La Castellana, se ubica el barrio Envigado, nombre original y ahora llamado San Sebastián, un proyecto adelantado por el desaparecido Instituto Colombiano para la Reforma Agraria, Incora, adscrito al Ministerio de Agricultura. Envigado ha sido reconocido como uno de los municipios en Colombia con mejor calidad de vida, por su alta cobertura en servicios públicos: un 99,7% de las viviendas cuenta con servicio de energía eléctrica, un 96% tiene servicio de acueducto y un 97,4 % comunicación telefónica; además también tiene el menor Índice de Pobreza Multidimensional, indicadores corrientes de medición del desarrollo que permiten llamar a Envigado como la “Suiza Colombiana”, pero nuestro barrio parece haber sido separado de todos estos logros.

UN POCO DE HISTORIA

Descubrimientos arqueológicos en algunos predios en proceso de urbanización en la Loma del Escobero dan cuenta que los primeros pobladores de la zona fueron miembros de la tribu Anaconas, pertenecientes a la gran familia Nutabe, que habita en Antioquia hace más de mil años. Desde inicios del siglo XVIII, El Escobero sirvió de camino real para unir Envigado por el Alto de Las Palmas con El Retiro y otras regiones del Oriente y el Suroriente antioqueño. Recibió este nombre porque allí abundaban árboles utilizados para hacer escobas y había campesinos que las fabricaban y vendían. La zona de San Sebastián de la Castellana tuvo varios cambios antes de ser declarada reserva natural. Inicialmente hizo parte de una finca de unas dos mil hectáreas, que unía tierras de Envigado y El Retiro, compradas por la Nación a Efrén, Nelly, Aníbal, Blanca Edelmira, Celina y Adelfa Jaramillo Calle en 1961 , según consta en escritura diligenciada en la Notaría Tercera de Medellín. La Nación, a través del Ministerio de Agricultura y junto con una empresa llamada Lanar, utilizó inicialmente las tierras para la cría de ovejas, con el fin de producir lana para la entonces floreciente industria textil asentada en Medellín. Pero la cría de ovejas no dio resultado y en 1975 elMinisterio le cedió las tierras al Incora y posteriormente el Instituto entregó el predio en administración a una empresa privada, la cual trata de retomar la industria lanar, pero ante un nuevo fracaso lo regresó a manos del Ministerio. El Incora busca entonces impulsar un proyecto forestal para aprovechamiento de maderables, llamado Empresa Comunitaria San Sebastián, que conjugaba un proyecto común a largo plazo de siembra de pinos y pequeñas parcelas para subsistencia. Con este proyecto llegan las primeras familias campesinas que dan origen al poblamiento de la zona y algunas de cuales aún permanecen. La primera en llegar fue la de Don Manuel Montoya y tras ella las de Ángel Gabriel Velásquez, Pedro Villa, Carlos López, Pablo Emilio Zapata, Carlos Giraldo, Bertulfo López, José Bedoya, Félix Castañeda, Orlando Mazo, Rodrigo Buitrago, Guillermo Castaño, Aníbal Bedoya, Luis Montes, Ester Cortés, los hermanos Rogelio y Eliecer Cardona y Jesús López. Varios de estos primeros pobladores ya han fallecido.

EL PRIMER BOOM

El primer boom de las tierras en el sector de El Escobero se da en la década de los 80, cuando algunas fincas fueron adquiridas por narcotraficantes a través de testaferros, varios de ellos ligados al cartel de Medellín y a Pablo Emilio Escobar Gaviria. Algunos de estos personajes fueron Carlos Arango, dueño de la finca La María; Álvaro Villa, propietario del predio La Estelaria, donde se criaban caprinos y del cual

solo quedan las ruinas devoradas por la maleza pues él fue secuestrado y asesinado; y Alberto Ochoa Soto, tío de los Ochoa Vásquez, dueño de las fincas El Vergel y El Argentino, desaparecido en una disputa entre narcos en México. Según una reseña del Centro de Historia de Envigado José Manuel Restrepo Vélez, el primer carreteable entre Envigado y el Alto de Las Palmas por La Loma del Escobero desde el sector de Farolito, fue construido con maquinaria y dinero de los propietarios narcos que querían tener una vía de conexión con el oriente antioqueño. Hacia 1982 el Incora avizoró el desarrollo urbanístico de la zona, pues ya se comenzaba hablar del oriente cercano como el “segundo piso de Medellín”, y concibió destinar unos 100 mil metros cuadrados de tierra a un proyecto de viviendas para sus empleados y es así como nace nuestro barrio llamado en principio Urbanización Envigado, consistente en 72 lotes de 1020 metros cuadrados cada uno, con los trazados para calles y zonas verdes. Como dato curioso, en 1982 los primeros propietarios, funcionarios del Incora que adquirieron los lotes que figuraban como urbanos, tuvieron que pagar por el valor del acto tan solo 18 mil 459 pesos, según consta en los certificados de tradición expedidos por la Oficina de Registro e Instrumentos Públicos de Medellín Sur. A comienzos de la década del 80 el Incora había entrado en una etapa de declive y entregó la Empresa Comunitaria de reforestación San Sebastián para su manejo al Instituto Nacional de los Recursos Naturales Renovables y del Ambiente, Inderena.

Posteriormente, en 1994, el Incora cede el resto de las tierras de la reserva en comodato para su custodia al municipio de El Retiro. Nueve años después el Instituto desaparece por escándalos de corrupción y de despojo de tierras a campesinos en favor de grupos paramilitares.

EL SEGUNDO BOOM

Dadas las malas condiciones del carreteable que unía Envigado con el Alto del Escobero, la zona permaneció apartada del municipio y sus habitantes mantenían una mayor comunicación con Medellín, El Retiro e incluso Rionegro y La Ceja a través de la vía de Las Palmas. Una mayor integración con Envigado se empieza a dar a comienzos de la década del 90 cuando se construye una carretera pavimentada, de doble carril en la zona más pendiente de la montaña, uno de bajada y otro de subida, lo que abrió la compuerta para un nuevo y agresivo proceso de urbanización. La construcción de la nueva carretera atravesó la urbanización he hizo que algunos predios quedaran por fuera de los límites iniciales de Envigado y El Retiro, y pasaran a ser parte de este último municipio, además otros fueron cercenados, por lo que Envigado debió indemnizar a algunos propietarios y a otros compensarlos con la entrega de nuevos terrenos. Con esta nueva vía se buscó, además, definir los límites entre Envigado y El Retiro en la parte alta de la montaña, diferencias limítrofes que aún persisten entre los dos municipios y cuya definición está en manos del Instituto Geográfico Agustín Codazzi y de la Asamblea Departamental de Antioquia. Esto ha originado problemas para


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bastián,

e la Suiza antioqueña ACTUALIZACIÓN PREDIAL El proceso de actualización catastral de la zona rural en Envigado se ejecuta desde la anterior administración municipal, el cual se debe realizar cada cinco años, pero la última fue en 2014. Esto provocó que el impuesto predial sufriera un incremento hasta del 500% en algunos predios y con ello el malestar generado en la comunidad. El alcalde de Envigado, Braulio Espinosa, adelantó varias reuniones con líderes y habitantes de las veredas Las Palmas, Perico, Pantanillo, Santa Catalina, Arenales y El Vallano (incluido el sector La Catedral), y el 24 de junio firmó el Decreto No. 0000295 que modifica las tarifas del impuesto predial unificado para la zona rural del municipio para la vigencia 2020. “Estas acciones son un ejemplo para el país y área metropolitana en cuanto a la posibilidad de disminución de tarifas y un alivio en el bolsillo para aquellos que hayan tenido aumentos desproporcionados en el cobro del predial”, expresó Espinosa. Según la Alcaldía de Envigado, en 2019 se realizó la actualización catastral y dicho ajuste no representa repercusiones negativas para los propietarios de predios rurales, sino que valoriza el metro cuadrado, es decir, se baja la tarifa del impuesto predial y no la del avalúo catastral. “Agradecemos que, producto de las reuniones con Planeación, Catastro y Hacienda, ya no nos aplican el 16 por mil sino entre un 7 u 8, lo que hace mucho más razonable la contribución, así que bienvenida la nueva tarifa”, agregó Carlos Cuervo, quien en la firma representó a los habitantes de la zona rural.

el cobro del gravamen catastral a algunos predios, disputados por los dos entes territoriales. A finales de los 80 y comienzos de los 90 el proyecto de maderables también fracasó y el Incora repartió y entregó a los campesinos las tierras que eran explotadas en común para que las fueran pagando en cuotas. Aunque el Instituto hizo entrega de la tierra a los campesinos, éstos no contaban con títulos de propiedad. Muchos de los campesinos pioneros, agobiados por la pobreza y sin concebir el potencial y desarrollo que se avecinaba, vendieron sus tierras y fue allí cuando empezaron surgir las grandes parcelaciones como El Portón de las Flores, San Luis, San Sebastián de la Castellana, Roble Alto, Salamanca, Colinas de San Sebastián, Veranda, Corinto Alto, San Simón, Villa Serena y Hontanares. Ese proceso de crecimiento urbanístico aún continúa y son varios los proyectos que actualmente se adelantan por parte de constructoras que han adquirido los terrenos que hasta hace poco estaban dedicados a la ganadería y agricultura o permanecían improductivos. El acelerado urbanismo no ha podido ser controlado pese a que Envigado en su Plan de Ordenamiento Territorial ha incrementado los requisitos para nuevas parcelaciones. Finalizando la década del 80 y a inicios de los noventa algunos de los funcionarios del Incora, aprovechando esta valorización de la tierra, vendieron los lotes que habían adquirido en la urbanización y llegaron nuevos propietarios, un gran número de ellos profesionales, que huían del bullicio, contaminación e inseguridad que ya aquejaban

a Medellín, y buscaban iniciar nuevos proyectos de vida, pero sin interés alguno de entrar en el negocio especulativo de los lotes de engorde.

NUESTRO BARRIO

Según consta en escritura pública número 4000909 del 30 de septiembre de 1999 suscrita en la Notaría 12 de Medellín, el Incora hizo entrega de las vías y zonas verdes del barrio al Municipio de Envigado, pero este nunca ha asumido tal responsabilidad. Las calles se encuentran en afirmado, unos pocos rieles en cemento han sido construidos con dineros aportados por sus habitantes y su mal estado es tal que, aunque se cobra la tasa de aseo en las cuentas mensuales de servicios públicos, algunos deben caminar hasta 400 metros para poder depositar las basuras pues el carro recolector no puede transitar por todas ellas. Si bien a través de los años el Municipio de Envigado ha priorizado sus proyectos para darle calidad de vida a sus habitantes, nuestra comunidad ha tenido poco acceso a esos beneficios pues nunca ha sido asumida como una “parcelación de ricos”. El acueducto del barrio es veredal y está a cargo de la Asociación de Usuarios Acueducto APURE. Su fuente de abastecimiento es la quebrada El Rincón que, si bien en el papel figura con una cuenca en zona de reserva definida por el Municipio, esta se ha visto afectada en los últimos años por talas indiscriminadas y la construcción de parcelaciones en su parte alta, lo que ha reducido su caudal en un 70%. Nuestro sistema de acueducto es una estructura rús-

tica que utiliza hipoclorito de sodio para el tratamiento del agua potable, pero en algunas ocasiones presenta problemas de turbiedad. Los análisis físicos, químicos y microbiológicos se realizan cada tres meses y están a cargo de un laboratorio particular habilitado para ello. No se cuenta con tarifas establecidas según metodología de la Comisión Reguladora de Agua Potable, y por ello se utiliza la metodología que fija los cobros de acuerdo con los gastos mensuales de operación del sistema. Los reclamos comenzaron desde hace más de 20 años para que se nos garantice el suministro de agua potable ante el riesgo de que desaparezca la quebrada que nos surte. El mal estado de las vías, las falta de sistemas de recolección de aguas lluvias que nos afectan y deterioran las calles en épocas de invierno, la precariedad del sistema de alumbrado público, los problemas ambientales generados por los desarrollos urbanísticos circundantes, en suma la no presencia del municipio para asumir las obligaciones que le corresponde como Estado, han hecho que exista una insatisfacción ciudadana y que no se justifique el exagerado incremento en la valorización de las propiedades. Esta urbanización que se llamó Envigado y luego tomó el nombre de San Sebastián es el territorio olvidado de la Suiza antioqueña. Muchas de las familias que llegamos en las décadas de los 80 y 90 aún permanecemos en el barrio, echamos raíces hace 30 y 40 años y esperamos que la decisión de reversar el aumento del impuesto predial sea definitiva. No necesitamos un Estado que nos expolie con gravámenes onerosos.



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Del diagnóstico de anfibios al de Covid19: la historia del Laboratorio clínico de la U. Lasallista

El Laboratorio de diagnóstico clínico veterinario de la Corporación Universitaria Lasallista en Caldas se convirtió en el #100 adscrito al Instituto Nacional de Salud desde el 15 de julio pasado. Su experiencia en diagnósticos moleculares en especies anfibias lo llevó a convertirse en laboratorio para Covid19 y podrá procesar hasta 300 muestras semanales. Por JULIANA VÁSQUEZ POSADA @julyvasquezp

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n los planes de la Corporación Universitaria Lasallista no estaba, ni de lejos, tener un laboratorio que procesara pruebas para diagnosticar una enfermedad que se volvería pandemia. Hace apenas un año el laboratorio de diagnóstico clínico veterinario de esta universidad se embarcó en el proyecto de ser el único del país en ofrecer servicios con térmicas moleculares para el diagnóstico de dos agentes que están arrasando con gran parte de la población de especies anfibias en el país. Su propósito era convertirse en un laboratorio referencia en diagnóstico molecular en fauna silvestre. Pero en abril pasado los planes cambiaron entre una semana y otra. La universidad tomó la decisión de postular su laboratorio para integrar la red aliados del Laboratorio Departamental de Salud de Antioquia para el diagnóstico de Covid19, un trabajo que, al tratarse de una entidad que no es IPS, es ad honorem: la U Lasallista aporta la infraestructura del laboratorio y el personal experto en análisis sin realizar recaudo por este servicio. “Esto es un compromiso de todos, estamos llamados a responder al país y como universidad queremos estar a la vanguardia de los problemas que se presentan en la sociedad y ser competentes para dar soluciones”, asegura Azucena Cabrera, coordinadora del Laboratorio. El 15 de julio se firmó el acta de inicio que formaliza la designación de este laboratorio como aliado del Laboratorio Departamental de Salud de Antioquia y que lo convirtió en el #100 adscrito al Instituto Nacional de Sa-

lud. Allí se podrán procesar hasta 100 pruebas diarias, tres veces por semana.

EL DIAGNÓSTICO

El procesamiento de las pruebas para diagnosticar la enfermedad Covid19 se resume en dos fases: una primera en la que se recibe la prueba y se expone el material genético mediante la extracción del Ácido Ribonucleico -ARN y una segunda en la que se realiza el proceso de diagnóstico molecular, un proceso altamente específico para reconocer el genoma viral cuando este está presente. La infraestructura y equipos del laboratorio lasallista permiten procesar hasta 72 pruebas en unas cuatro o cinco horas. Ahora el reto es que el Laboratorio Departamental pueda hacerse a los reactivos necesarios para el diagnóstico, que ya escasean en el país, lo que también incrementará los costos de las pruebas y retrasará el pro-

ceso de diagnóstico, fundamental para la información epidemiológica que sirve de base para tomar decisiones y acciones de prevención, atención y contención de la enfermedad. Además de apoyar el proceso de diagnóstico de Covid19, la Corporación Universitaria Lasallista adelantará una investigación financiada con recursos del Sistema General de Regalías para identificar si algunas especies animales pueden ser portadoras o transmisoras de varios tipos de coronavirus y la relación de contagio que podría existir entre estas y los seres humanos. “Si revisamos el origen de las pandemias, encontramos que todas se han dado por la trasgresión del hombre en el hábitat de los animales, esa alteración natural de la relación entre nosotros y ellos es lo que ha generado el contagio de muchos virus y, en ese sentido, esta investigación nos dará luces para entender el comportamiento de algunos virus y evitar crisis como esta”, explicó Cabrera.


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Agoniza unidad de cuidados para

recién nacidos de Caldas POR PAULA BERNAL @bernalcpaula

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n una incubadora millones de recién nacidos han ganado su primera batalla. A pesar de la fragilidad de su cuerpo, la mayoría de ellos han soportado la ayuda de un tubo de respiración y varios elementos conectados a su cuerpo para poder vivir. Las Unidades de Cuidados Intensivos Neonatal se convierten en ese refugio de los bebés prematuros o con múltiples patologías al nacer, sin embargo la poca “rentabilidad” ha generado que poco a poco vayan desapareciendo. En el municipio de Caldas, hace seis años un grupo de profesionales de la salud decidió enfrentarse a uno de esos proyectos de baja rentabilidad económica, pero con mucha rentabilidad social. Con la esperanza de salvar las vidas de los más pequeños nació la UCIN PROCAREN, la cual funciona dentro de las instalaciones de la ESE Hospital San Vicente de Paul. Gracias a esta institución cientos de recién nacidos, especialmente del Suroeste antioqueño, han

Dos bebés que resultaron contagiados con coronavirus fueron salvados por el personal de la unidad de cuidados neonatales en Caldas, la misma que hoy está en riesgo de desaparecer por las millonarias deudas de las EPS. Esta es su historia. tenido atención oportuna al nacer. Pero no han sido ajenos a la crisis de la salud, hoy en medio de la pandemia por el Coronavirus, están asfixiados por las deudas de las EPS, algunas incluso ya liquidadas. La cartera en esta institución supera los 2.500 millones de pesos. A su vez, la falta de liquidez ha generado deudas con proveedores, en el pago del uso del espacio al Hospital local por un valor cercano a los $1.100 millones, también hay retrasos en el pago del salario de los más de 34 profesionales de la salud que allí laboran. “El personal asistente es de alma, lloran, lloran la Unidad, la lloran porque sabemos que estamos en agonía” Estas son las palabras de César Alberto Orozco, médico pediatra y neonatólogo de la Unidad, quien ha dedicado más de la mitad de su vida a salvar vidas de aquellos que apenas llegan a enfrentar los retos de este mundo. Al doctor Orozco lo define su sensibilidad por los

bebés, les habla, los cuida, sabe perfectamente cómo actuar en cada caso y ante alguna alerta actúa con tranquilidad y da instrucciones a su equipo. Allí ya están acostumbrados a tratar la sensibilidad de un cuerpo de tan solo 1.800 gramos o un poco menos. Es el dueño de un gran corazón y no lo define su corta estatura, para hablar de la amplia trayectoria en la creación de unidades maternas y neonatales, pero hoy en sus ojos hay impotencia, por enfrentarse a lo que él considera injusto. “¿Por qué se cierran las unidades neonatales? Porque la salud materna no es rentable y cuando hablamos de rentable es que se pueda sostener para salvar vidas. Aquí en Colombia la violencia genera más dinero, el cáncer, el trauma, que la misma salud de los niños, sabiendo que los niños son el primor de una sociedad mejor”, expresa el doctor Orozco.

Como si fuera poco, en medio de la pandemia y sin los recursos suficientes, debieron iniciar adecuaciones en la unidad para poder aislar a los neonatos contagiados con el coronavirus. Y aunque la incidencia de contagios en este grupo poblacional es baja en el mundo, allí ya han llegado dos recién nacidos contagiados. El personal de la salud se adecuó a facilitar las visitas virtuales de las madres a través de videollamadas. No importó que estuvieran en Támesis y en Apartadó, tuvieron que separarse de sus hijos recién nacidos, quienes dieron positivo a la prueba de Covid-19. “Superé el coronavirus”, con ese mensaje fueron dados de alta los dos bebés que llegaron hasta esta unidad. Uno de ellos, proveniente del municipio de Apartadó en el Urabá antioqueño y quien permaneció en cuidados intensivos durante 19 días. “Le doy gracias a todos los médicos por entregarme a la niña sana y salva”, solo alcanzó a decir Julia Páramo, madre de la pequeña. Esta es tan solo una de las historias de tantos niños que llegan hasta esta Unidad de Cuidados Intensivos que, por cuestiones de la vida, hoy se encuentra en estado de coma.


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Ser trans en Medellín:

historia de exclusión y discriminación En lo que va corrido del año, tres mujeres transexuales han sido asesinadas en la capital antioqueña. Esta población enfrenta diferentes violencias: la familiar, la laboral, la social y entre ellas mismas por defender su territorio. Por Alejandro Calle Cardona @alejocalleCS

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n una de las aceras del sector de Barbacoas, en pleno centro de Medellín, ella permanece de pie. Tacones altos negros, pantalón brillante negro y blusa ombliguera del mismo color, que le hace juego con su tapabocas también negro y con las tiras de de las tangas que deja al descubierto rodeando las curvas de su cintura. Como todos los días, se ubica detrás de la Catedral Metropolitana a la espera de algún hombre que pague lo justo por acceder a su cuerpo. Por estos días de pandemia el número de clientes se redujo al mínimo y al igual que las demás compañeras, trata de cazar alguno y así ganar dinero para sobrevivir. Responde con pocas palabras las preguntas que le hago, pero lo suficiente para identificar que no es paisa, tampoco colombiana. “La calle está muy dura”, dice mientras mira hacia otro lado. Asegura que por el coronavirus está buscando otro trabajo, de modelo webcam, aunque no ganaría lo mismo. “Una puede ganar 600 mil pesos quincenales, pero uno acá eso se lo gana en una semana”, aclara. Sara, como la llamaremos, evita más preguntas, por lo que sigo el camino para conocer cómo viven las mujeres trans en Medellín en medio de la pandemia. Sobre la otra esquina hay un pequeño grupo de cuatro de ellas. Una rubia alta, una morena gruesa y otras dos que de inmediato se alejaron. La rubia, con sus senos solo cubiertos por una flor, preguntó si quería algo. Eran las nueve y treinta de la mañana de un martes. No importó. Las puertas de las casas y residencias de Barbacoas eran custodiadas por ellas, pero ante cualquier asomo de sospecha, se ocultan con la prisa que da el instinto de protección. ¿Cómo van en cuarentena?, le pregunto con algo de temor porque ella no llevaba tapabocas. Mal, mi amor. No hay clientes, pero toca salir a trabajar porque nadie ayuda. Todos dicen que nos ayudan, pero aquí no ha llegado nada. Se va y sigue su camino por el andén. Se cruza con un hombre de unos sesenta años, quien le sonríe como puerta de entrada para negociar un encuentro de pocos minutos. La prostitución es una de las pocas alternativas económicas para las mujeres trans en Medellín, la otra es ser estilistas y unas cuantas incursionan ahora en el modelaje por internet. Solo una pocas logran vencer todas las barreras y estigmas sociales, consiguen acceder a estudios, a terminar una carrera profesional y ejercer su profesión en la empresa privada o entidades públicas. “Es preocupante lo que está pasando y nos reunimos con la Alcaldía de Medellín para definir estrategias, no solo de seguridad, sino también de garantías para el acceso a la educación y laboral. No es fácil acceder al empleo y la oferta se reduce a la prostitución o ser estilista”, advirtió Fausto Arroyave Rojas, presidente del Comité de Política Pública LGBTI de Medellín. La mayoría de trans se conforman por lo menos con ser aceptadas en sus familias. “Desde muy pequeño me di cuenta de que mi cuerpo tomaba otra condición sexual y para mi familia no fue fácil. Me vine de mi pueblo y llegué a Medellín y no ha sido fácil. Mi sueño es ser comunicadora o estilista, pero me toca trabajar en la calle para mantenerme”, dice Ximena Betancur, curiosamente también vestida

de negro. Es delgada y sonríe a pesar de lo que ha vivido y del temor que abunda por estos días. En lo que va corrido del año seis personas de la población LGBTI han sido asesinadas en la ciudad, tres de ellas mujeres trans. La primera fue el 28 de junio en la comuna 1 Popular, justo cuando se celebraba el Día de los derechos LGBTI; el segundo caso ocurrió en la comuna 2 y el más reciente fue en el barrio Enciso, cuando dos hombres le dispararon a una mujer trans venezolana. “Le estamos exigiendo a la Secretaría de Seguridad que conforme de inmediato la mesa de casos urgentes para atender la violencia contra esta población porque es evidente que nos están matando”, pidió David Pérez, coordinador del movimiento No Matarás. El miedo vive entre ellas al punto de que prefieren no hablar mucho del tema. “Una tiene que vivir pendiente y trabajar solo en lo de una. Acá hay mucha loca que le da rabia con las que somos venezolanas”, dice Sara. Lo mismo advierte Ximena, quien apunta que ese el riesgo al que se enfrentan cuando se trabaja en las calles del Centro: “la ciudad está cada vez más pesada, uno ve mucha gente rara de todas partes”. Pero la violencia no solo es física. Los actos de discriminación se hacen evidentes en todas las esferas, solo basta recordar cuando fue bajada la bandera del orgullo LGBTI del Pueblito Paisa el año anterior. En contraste, este año la Alcaldía de Medellín izó la misma bandera en la misma sede de la administración municipal e intervino diferentes pasos peatonales con los colores del arcoíris, los mismos que iluminaron los principales edificios de la ciudad como mensaje de respeto a la diversidad. Se estima que el 5% de los habitantes de la ciudad hace parte la población LGBTI. Los municipios avanzan en políticas públicas para garantizar sus derechos como la cedulación de las mujeres trans, pero el camino es largo. Por ahora buscan defenderse en medio de la pandemia que les redujo aún más sus posibilidades laborales. Algunas se arriesgan a trabajar, pese a que no están autorizadas. La calle cada vez se hace más dura.

ABANDONO Y RECHAZO La historia de Ximena se repite a diario en el país. Las familias son el primer núcleo que rechaza a quienes manifiestan su orientación sexual. “A muchas chicas les toca vivir en la calle, yo creo que por lo menos el 70% de nosotras viven en hoteles del Centro o incluso en inquilinatos o en la calle”, asegura. Por eso, desde los colectivos LGBTI proponen albergues temporales para evitar que lleguen a situación de calle y desde la Alcaldía de Medellín anuncian que ya hay un proyecto que se va a materializar este año. “Ya nos reunimos con todos los colectivos y les entregamos una propuesta de un albergue ubicado en un municipio cercano, pero las mujeres trans pidieron que fuera en Medellín y así será. Esperamos que en los próximos meses lo entreguemos”, explicó Diego Herrera Duque, subsecretario de Derechos Humanos.


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Huertas caseras: lo que debes hacer para cosechar desde el primer intento

Antes de sembrar Un huertero es constante y paciente Aunque tener una huerta en casa no es nada complejo, sembrar y cosechar cualquier producto requiere de paciencia, dedicación y constancia para entender el comportamiento de seres vivos no humanos. De la tierra no brotan cosas por arte de magia.

Elige un lugar adecuado Encuentra un espacio en el que tu huerta reciba luz directa y viento al menos un par de horas al día. Aunque hay plantas ornamentales que se adaptan perfectamente a espacios interiores, las comestibles siempre necesitan la luz del sol.

Por: Juliana Vásquez Posada

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l alza de precios en muchos alimentos fue una de las primeras consecuencias evidentes que dejó la crisis de la pandemia por el coronavirus. Muchos optaron por apoyar con la compra directa a quienes trabajan en el campo y así evitar que se perdieran las cosechas y de paso garantizar al menor precio posible la comida en sus hogares. Pero otros fueron más allá y decidieron incursionar con pequeños cultivos en casa para su autoconsumo. La agricultura urbana, como se lo conoce a esta práctica, se popularizó a tal punto que varias administraciones municipales ya adelantan estrategias para proveer insumos a sus ciudadanos y así incentivar mucho más las huertas caseras. Por eso, en CIUDAD SUR conversamos con Kelly Manosalva, integrante de la Red de Huerteros de Medellín, quien nos compartió estos consejos prácticos para principiantes sobre cómo iniciar una huerta en casa, sobrevivir al proceso y disfrutar de aromáticas y productos sanos en su mesa.

Los recipientes para la siembra Los frutos se reproducen en un tamaño proporcional al lugar sembrado. Si quieres muchos frutos o frutos muy grandes, necesitarás recipientes más grandes.

¿Qué sembrar? Empieza por lo más sencillo: plantas aromáticas como Hierbabuena, Cedrón, Albahaca, Orégano; y vegetales como la lechuga y cebolla larga. Si eres principiante no es recomendable comenzar por tubérculos que crecen bajo tierra pues necesitan espacios más amplios y mayores cuidados para cosechar.


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Manos a la siembra ¿Semillas o plántulas? • Si es tu primera vez, la mejor opción son las plántulas, pues ya garantizas que la semilla está germinada y solo necesitas trasladarla a un recipiente más grande. • Si optas por las semillas, verifica que sean artesanales y que no hayan sido intervenidas químicamente para que no requieran insumos especiales. • Las semillas se siembran a una profundidad que sea el doble de su tamaño, si las siembras más profundas, se ahogarán y no germinarán.

La tierra • Las plantas no se siembran en una tierra cualquiera. Para mejorar las posibilidades de cosecha hay que usar un sustrato que combine tierra, arena y otros nutrientes que permiten filtrar adecuadamente el agua. Mientras más calidad tenga el sustrato, menos abono requerirá la planta. •

Cubre la capa superior de tierra con hojas secas o residuos de poda, así se evita que el sol elimine los microorganismos necesarios para la supervivencia de la planta.

El abono: no solo de agua viven las plantas • Aplica regularmente residuos de compostaje o de lombricultivos. Si no tienes tu propio compostaje en casa, puedes usar agua de aromática o agua con residuos de leche o yogur. • Deja reposar el agua de riego para disminuir los niveles de los químicos que se usan en los procesos de potabilización. • Riega las plantas en la noche para que el proceso de evaporación sea más lento. El riego debe ser por aspersión para que la absorción de nutrientes sea dosificada.

El cuidado: un asunto de intuición • Poda las plantas regularmente. • Verifica que la tierra permanezca húmeda, así sabrás que la cantidad de agua del riego es suficiente. • Cambia las plantas de lugar regularmente para que reciban cantidades diferentes de viento y luz solar.

La cosecha

• El tiempo de cosecha varía mucho, incluso entre plantas aromáticas. Pero a simple vista sabrás cuando estarán listas las primeras hojas para ir de tu huerta a tu mesa. • Que algunas plantas no germinen o se mueran y no cosechen en el primer intento, no significa que no tengas ‘buena mano’. Algunas semillas, por ejemplo, simplemente nunca germinan. Otras se mueren por exceso o falta de agua o de luz solar. ¡No te desanimes y vuelve a intentarlo!

Alcaldía de Sabaneta incentiva las huertas caseras La secretaría de Medio Ambiente de Sabaneta entregó 320 kits de huertas caseras con los que espera beneficiar a cerca de mil personas. Las familias beneficiarias recibieron semillas, plántulas y todos los insumos necesarios para sembrar hortalizas y aromáticas y también fueron capacitadas en el proceso de siembra. Actualmente la Alcaldía trabaja en la consolidación de un proyecto en la alianza con la Gobernación de Antioquia para instalar 100 huertas urbanas en unidades residenciales.

Presos de La Estrella crean huerta para combatir el aislamiento Los internos de la Cárcel Municipal de La Estrella decidieron trabajar en un proyecto productivo para hacerle frente a la soledad, ocupar su tiempo libre y mantener su salud mental. La institución ya busca alternativas para intercambiar los productos cosechados por otros no perecederos. En uno de los patios ya se ven los frutos de la huerta creada por los internos, en la que siembran plantas aromáticas, lechuga, tomates y otros alimentos. “Lo que hemos cultivado nos ha servido para la cocina de la cárcel, las familias de mis compañeros y personas muy necesitadas. Esta huerta es la oportunidad para salir de la celda y mantener la mente ocupada en otras cosas”, afirmó “Laverde”, uno de los internos de este centro carcelario.


20 La expansión de las redes primarias de acueducto y la construcción del Interceptor Sur permitirán a los habitantes de los municipios de La Estrella y Caldas disfrutar de un agua de mejor calidad y un ambiente más sano.

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ntre los proyectos que EPM ejecuta para extender las redes de acueducto y fortalecer el sistema de recolección de aguas residuales en el sur del Valle de Aburrá, se destacan dos obras entre los municipios de Caldas y La Estrella, cuyo beneficio irá más allá de la presente generación. Son 24,5 kilómetros de red primaria de acueducto entre Envigado y Caldas. Esa red es la tubería que transporta el agua desde las plantas de potabilización hasta los tanques de almacenamiento de agua. En su primera fase, estas obras ya tienen un avance cercano al 45 %, según Andrés Felipe Botero Rendón, líder del proyecto de acueducto Interconexión Caldas-La Estrella. «El proyecto está concebido en dos etapas: una es llevar el agua a Pueblo Viejo y La Tablaza, en La Estrella, que está planeado para ponerse en servicio en el segundo semestre del 2021. La etapa 2, que es la interconexión con Caldas, está proyectada para entregar en el segundo semestre del 2023», indica Botero. Toda la obra tiene un presupuesto total de $223.891 millones, de los cuales $161.528 millones corresponden a la primera fase. La Interconexión Caldas-La Estrella requiere de la construcción de tres tanques de almacenamiento, uno en Pueblo Viejo, de 2.200 m3, y dos en La Tablaza, ambos de 5.000 m3. También se hará un tanque de succión, de 5.000 m3, en Ancón Sur. «Ya llegaron todos los equipos electromecánicos y electrónicos, de instrumentación y de control para los sistemas de bombeo», explicó el líder del proyecto. Pero, ¿por qué se debe construir la red primaria desde Envigado? EPM va a aprovechar la capacidad de la planta de potabilización de La Ayurá —que recibe agua del embalse de La Fe— para no depender de las fuentes actuales de esas localidades, cuyo caudal disminuye en las temporadas de verano. «El beneficio para los habitantes de La Tablaza y Pueblo Viejo es que tendrán agua de manera permanente, pues en la actualidad esos dos sectores de La Estrella sufren mucho razonamiento en época de verano por la disminución de las fuentes hídricas y también por la densidad poblacional», explica Botero. Interceptor Sur Esta infraestructura, que va paralela al río Medellín para recoger las aguas residuales de los colectores de los municipios de Caldas y La Estrella, tendrá una tubería cuya longitud final será de 14 kilómetros. En la primera etapa, que se desarrolla en su totalidad en Caldas, en algunos sectores se usa la tecnología Tunnel Liner, la cual solo requiere puntos de entrada y salida en la superficie para la excavación subterránea y así se evita la apertura de zanjas. «Esto es posible porque la tubería que instalamos tiene un diámetro que va de 700 a 1000 milímetros, es decir, no es muy grande», asegura Eugenia Ángel, líder del proyecto Interceptor Sur. En esta fase se construyen 6,18 kilómetros de los 14 que tendrá el interceptor entre Caldas y la Planta de Tratamientos de Aguas Residuales San Fernando y en cinco kilómetros se aplica la tecnología sin zanja para disminuir impactos a la comunidad. La obra, con un presupuesto de $190.000 millones, es financiada con recursos de EPM ($170.000 millones) y el Área Metropolitana ($20.000 millones). «Cuando llegamos al sector normalmente vemos descarga de agua residual en los afluentes más cercanos. Por eso la obra va a cambiar la calidad de vida por aspectos como la desaparición de olores, mejoras en la salud de las personas, entre otros. Y hablamos de que beneficia directamente a 110.000 personas, pero como se trata de la parte alta del río Medellín, el agua residual que hoy cae allí y recorre el área metropolitana dejará de hacerlo, entonces el beneficio es para todos los habitantes de la región», asegura Ángel.

Bajo tierra:

dos obras clave para el sur del Aburrá



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El viejo ferrocarril le dará paso a la

ciclorruta metropolitana El coronavirus llevó a que muchas más personas utilizaran la bicicleta como medio de transporte. Los colectivos de ciclistas piden aprovechar el auge para ganarle espacio al vehículo, mientras que el Área Metropolitana diseña estrategias para ampliar la oferta de bicicarriles.

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Alejandro Calle Cardona @alejocalleCS

as calles que hace un par de meses permanecieron casi vacías para la libre circulación de los ciclistas que encontraron en la bicicleta la forma más segura de movilizarse y bajar el riesgo de contagio de coronavirus, hoy volvieron a ser un caos con la reactivación económica y la mayoría continuaron siendo inaccesibles y peligrosas para los ciclistas urbanos que aumentaron en número para ir trabajar, estudiar, hacer diligencias y, obviamente, hacer deporte. “Desplazarse en bicicleta en el Valle de Aburrá antes de la cuarentena era arriesgado y, por qué no decirlo, suicida. Hoy tenemos un escenario ideal porque podemos modelar y soñar la ciudad que queremos, por lo menos en lo que respecta a la movilidad. Hay decisiones que no dan espera, Encicla debe expandirse rápidamente y recuperar su deteriorada imagen”, dice Carlos Carvajal, director de Pedaleando Alma. Hoy el Valle de Aburrá cuenta con 131 kilómetros de ciclorrutas y la meta establecida por el Plan Maestro de Movilidad es de 500 kilómetros en 2030, es decir, que solo restan diez años para construir o habilitar cerca del 70% restante. Como si fuera poco, por los diez municipios de la región circulan a diario un millón 650 mil vehículos y según la encuesta Origen-Destino 2015 solo 43 mil viajes (el 1%) diarios se hacen en bicicleta. El objetivo de

la Gerencia de Movilidad Humana de Medellín es que sea del 4% en 2023, mientras que para el 2030 debe ser el 10%. El reto no es nada sencillo, puesto que los costos de la infraestructura limitan las inversiones de los municipios y la única alternativa es destinar espacios de las vías que ya existen para carros y que una pequeña franja sea para la bicicleta. Si bien es una propuesta que ha generado resistencia, la pandemia ha generado una gran oportunidad. Desde que comenzó la crisis del coronavirus y se reactivó el sistema público Encicla, el número de préstamos llegó a superar los 5.400 semanales, lo que da cuenta del crecimiento en este sistema de transporte limpio. La Alcaldía de Medellín habilitó nuevas ciclorrutas temporales en la carrera 55, en la avenida San Juan y en la avenida Nutibara y, pese a las críticas de conductores de vehículos, los usuarios aumentaron un 71%.

LA GRAN APUESTA

En los próximos cuatro años Medellín busca construir al menos 56 kilómetros nuevos de ciclorrutas, aunque en el Plan de Desarrollo solo quedaron estipulados 15, por lo que concejales como Daniel Duque y Daniel Carvalho pidieron que la meta fueran 100. “La ciudad tiene 115 kilómetros en seis circuitos, pero con 65 interrupciones. De nada vale tener una red, si no se puede acceder o está interrumpida, si el usuario la encuentra así, no es seguro. La tarea será co-

nectar los kilómetros existentes para lograr una gran red para biciusuarios”, explicó Lina López, Gerente de Movilidad Humana de Medellín, quien además aseguró que se buscará pacificar las vías “con campañas para que si un conductor encuentra un ciclista no le pite, no lo presione y si lo va a sobrepasar sea a 1.5 metros de distancia”. De esos 56 nuevos kilómetros, 24 hacen parte del gran proyecto de la ciclorruta metropolitana que busca unir a Barbosa con Caldas, aprovechando la infraestructura existente como el tramo Bello - Hatillo y el que se está construyendo en la vía Distribuidora en Envigado. “Sabemos que es difícil la situación financiera debido al coronavirus, pero esto no nos va a negar la posibilidad de soñar. Lo que sigue ahora es conectar a Caldas con La Estrella, por eso le solicitamos a Invías que nos permitiera construir bicicarriles por la vía del viejo ferrocarril”, explicó Juan David Palacio, director del Área Metropolitana. Los costados de la vía férrea fueron habitados y allí crecieron los barrios Bellavista, Nueva Esperanza, El Pombal, La Raya, La Locería, los cuales iban a ser desalojados para la construcción del nuevo Ferrocarril de Antioquia. Pero este pasará por la orilla del río Medellín y con el nuevo proyecto se busca mejorar el entorno en este sector de Caldas. Se espera que terminando el cuatrenio se cumpla el gran sueño de unir todo el Valle de Aburrá a bordo de una bicicleta.


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Memorias de mis rutas tristes Una oda a las salidas a montar bicicleta que la pandemia también interrumpió. Voveremos.

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RETRASOS EN ENCICLA La otra apuesta será llevar Encicla hasta las laderas para que, según el director del Área Metropolitana, más gente se enamore de la bicicleta y así se desincentive el uso de motos y autos. El primer municipio que desarrollará este proyecto será Sabaneta, donde la Alcaldía estudia la posibilidad conectar las veredas y promover el uso de la cicla. “Nosotros tenemos 4mil usuarios de EnCicla y esperamos llegar a 20 mil, porque vemos que con la pandemia la bicicleta se volvió una alternativa muy práctica para movilizarnos y cuidarnos”, aseguró el alcalde Santiago Montoya, quien además busca habilitar biciparqueaderos cerca de las estaciones del Metro. Precisamente el pasado 3 de junio, como celebración del Día Mundial de la Bicicleta, en este municipio se entregaron 101 bicicletas y habilitaron 8 de las 11 estaciones automáticas de EnCicla, que se sumaron a las dos estaciones manuales que ya funcionan desde hace algunos años. Aunque la expansión hacia el Aburrá Sur de este sistema de bicicletas públicas estaba prevista para que terminara y entrara en funcionamiento desde hace más de un año y medio, todavía quedan pendientes la activación de tres estaciones en Sabaneta y las 14 construidas en Itagüí. “El contrato de expansión de Encicla está suspendido por los problemas de la pandemia, porque la representación de la empresa es española y los viajes internacionales no han sido reactivados. Esperamos poder retomar y entregar dos estaciones más en Sabaneta, las pendientes en Itagüí y 24 en Medellín”, explicó Luisa Vargas, coordinadora de Operaciones EnCicla, quien agregó que ya se están definiendo los trazados de las nuevas ciclorrutas del sistema. Las estaciones en Itagüí fueron construidas desde hace más de un año, pero problemas con el proveedor y así como la falta de los recursos para su mantenimiento imposibilitaron habilitarlas antes de la pandemia. “Tenemos ya una ciclorruta desde la estación Itagüí del Metro que se une con el corredor de Metroplús y otra desde Ditaires con Bariloche. Ahora el reto es avanzar y habilitar más corredores en el municipio”, explicó el alcalde José Fernando Escobar. Con las nuevas estaciones de Sabaneta, el Valle de Aburrá ya suma 90 estaciones de EnCicla y 1.600 bicicletas públicas.

Alejandro Calle Cardona @alejocalleCS

ecuerdo mi primera salida a montar bicicleta ya siendo adulto, bueno, medianamente adulto. Uno de mis tíos y dos primos han sido siempre los gomosos de las bielas, mientras que a mí no me atraía del todo, tal vez por miedo a caerme. Cansado de la cantaleta y con 84 kilos encima, decidí comprarme una todoterreno para salir a “trochar”. La primera ruta fue El Salado, el gran premio para los primerizos y de quienes se aburren de dar pedal en la ciclovía de la autopista sin esfuerzo alguno. Me estrené un uniforme que me regaló el propio Rigoberto Urán durante una rueda de prensa previo a su viaje a tierras europeas en 2014. El reto era meterme en ese vestido elástico pero que sentía cómo me apretaba cada una de mis partes, especialmente las más nobles. Con la lengua afuera coroné esa pequeña loma y sentí que el espíritu de Rigo me invadía. El segundo reto fue llegar hasta Comfama de La Estrella para luego, unos cuatro domingos después, subir a San Antonio de Prado por la vía vieja y luego por Bariloche, cuya pendiente era digna de cualquier mítica del ciclismo. Llegó la salida a El Chuscal, luego a Caldas, La Valeria y La Clara y allí el nacimiento del río Medellín me hicieron sentir que la cicla era libertad. La Catedral en Envigado, Las Palmas en Medellín y el Alto de Minas también fueron coronados. Parecía no haber límites. Los premios del sur más exigentes fueron La Romera en Sabaneta (incluyendo El Taburete) y El Romeral en La Estrella, que te obliga a llevar la bicicleta en la mano en algunos tramos para conquistar la Laguna Encantada. Sin pensarlo había perdido diez kilos, la barriga había bajado y las piernas tenían la fuerza suficiente para dar el siguiente paso. Con la misma bicicleta, que aún conservo, un 30 de diciembre emprendimos el viaje a El Retiro, subiendo por El Escobero, para luego llegar a Montebello y devolvernos por Minas. Una vuelta de cien kilómetros y un parche de unas siete horas, con baño en charco incluido para mitigar el insoportable calor que pega más duro en tierra fría. Las rutas del Aburrá Sur son inagotables. Se dice que solo Caldas tiene más de 30 de pura trocha. En Envigado y Sabaneta los trayectos son menos, mientras que en Itagüí se limita a coronar la empinada y poco conocida Montaña que Piensa para llegar hasta El Cacique. Aquí literalmente la llanta delantera de la bicicleta se levanta y sientes que vas a rodar hasta Calatrava. Con el paso de los años el auge de la bicicleta ha aumentado muchísimo considerando es un deporte excluyente por sus altos costos para quienes deciden practicarlo un poco más profesionalmente. Solo un uniforme de calidad podría costar unos 500 mil pesos, sin contar el casco, las zapatillas, gafas y guantes. Ni quiero hablar del valor de las bicicletas porque no pretendo asustar a quienes están pensando en ingresar a este maravilloso mundo. El confinamiento también ha hecho lo suyo. Las rumbas se redujeron y los planes con amigos se limitaron. El encierro nos llevó al desespero y cuando “nos soltaron” para hacer deporte al aire libre sentimos recuperábamos un poco de libertad para correr o montar bicicleta así fuera por solo 120 minutos. Esas rutas, sorpresivamente, fueron invadidas por quienes estaban acostumbrados a transitarlas, pero también por los nuevos “ciclistas pandémicos”. Las ciclovías permanecen suspendidas y los paseos al Oriente antioqueño se restringieron, provocando que los pelotones se multiplicaran en los ascensos a El Salado, La Catedral, El Chuscal, Minas y Las Palmas. Montar bicicleta, al igual que cualquier otra actividad física, se hace más compleja con un tapabocas sobre la nariz y boca. Algunos decidieron no usarlo y andar en grupos, pese a que está prohibido. Y llegó lo previsible. Las autoridades de Caldas cerraron las fronteras e impidieron el ingreso de ciclistas foráneos. En Sabaneta cerraron La Romera, incluso para caminantes, y en Envigado impidieron el ascenso a La Catedral. La Policía y el Ejército controlan el paso hacia San Antonio de Prado y lograr pasar es un tiro al aire. El Salado sigue habilitado, pero ante la cantidad de deportistas, lo mejor es no subir. Las Palmas y El Escobero son algunas de las pocas rutas que permanecen activas, pero solo en semana, porque nuevamente debemos estar confinados entre viernes y domingo. Hay quienes se arriesgan y emprenden camino montaña adentro, pero prefiero esperar y cumplir la norma a tener que pagar una multa de un millón de pesos que podría invertir en una bicicleta nueva menos pesada. Ojalá que cuando se acabe todo esto, los “exborrachos”, como los llaman en redes sociales, no abandonen la bici y la conviertan en un perchero. Mientras la vida vuelve a la normalidad, si es que regresa, es imposible no extrañar esas rutas de los domingos con mis primos y amigos, los saludos de los ciclistas más veteranos subiendo ‘empailados’ a Minas, y el desayuno cargado como premio al llegar cada meta. Hoy, esas rutas solo son recuerdos que me invaden de nostalgia. Volveremos.


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