11 de Septiembre

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CINE MARTES DE TERRAZA

11’09’’01

DANIEL TORRES


¿De qué sirven las cámaras ante la guerra?

Las cámaras no esquivan las balas, las cámaras no reviven a los muertos, las cámaras no negocian los tratados de paz. Ante el idealismo ingenuo que nos hace querer decir que las cámaras “pueden cambiar el mundo”, se nos atraviesa la realidad de la impotencia y de la reutilización del medio para alimentar el odio (desde las cintas pronazis de Leni Riefenstahl en los años 20, hasta las aún recientes y muy humillantes fotografías de prisioneros en Abu Ghraib). Tras los lamentables atentados terroristas a las Torres Gemelas en EUA (el infame 09/11), el cine hollywoodense tomó medidas de autocensura para herir susceptibilidades: Muchos estrenos fueron reeditados (Spider-man), postergados por más de un año (Gangs of New York) o incluso cancelados y lanzados directamente a DVD (Donnie Darko), por miedo a la reacción que algunos de sus elementos podrían provocar en la audiencia, por miedo a recordarle al público el mundo en el que viven. Entre este ambiente de silencio y negación, once cineastas de todo el mundo alzaron la voz para revindicar al cine como un arte comprometido y no autoindulgente: Alejandro González Iñárritu, Youssef Chahine, Amos Gitai, Shohei Imamura, Idrissa Ouedraogo, Claude Lelouch, Ken Loach, Samira Makhmalbaf, Sean Penn y Danis Tanovic se impusieron el reto de realizar cada quién un cortometraje alrededor de esta tragedia, con total libertad creativa, pero bajo una única regla: Cada trabajo debería tener exactamente 11 minutos, 09 segundos y 1 cuadro de duración.

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El resultado es la antología 11’09’’01, mejor conocida como Septiembre 11; un filme que presenta las más diversas visiones e interpretaciones de la tragedia, en fondo y forma. Sin faltarle el respeto a las víctimas, el conjunto resultó uno de los memoriales más críticos del cine reciente: El homenaje sentimental (Lelouch y Penn) converge naturalmente con la denuncia de la responsabilidad del gobierno estadounidense en el ataque y la posterior propagación del odio (Nair); el retrato de la invisibilización de otros sucesos supuestamente “menores” (Gitai), da el paso lógico al recordatorio de que ninguna tragedia debe ser olvidada ni importar menos que la otra, como el golpe de Estado de 1973 en Chile y la masacre de Srebrenica (Loach y Tanovic, respectivamente). Por su parte, la autoexploración reflexiva, casi experimental, de Chahine, Iñárritu e Imamura propone reconciliarnos con nosotros mismos para poder vivir con “el otro”, y antes de permitirnos influir con nuestros propios problemas a las nuevas generaciones (Makhmalbaf y Ouedraogo). Como en todo largometraje de episodios, encontraremos grandes obras, aunque no todos los segmentos logran alcanzar el mismo impacto ni mantener la misma calidad en su manufactura, pero incluso aquellos menos afortunados dejan ver, en sus distintas imperfecciones, humanidad: se comprende que detrás de esas imágenes está la visión de alguien, sea con una visión clara y crítica, o que aún se encuentra procesando las emociones que el suceso le provocara, o un director que decide declinar la estética en favor de un mensaje, ante la urgencia de que el mensaje de paz y reconciliación quede claro para todos los espectadores.

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En este caso específico, hasta los errores técnicos pueden quedar en segundo término ante la valentía de ver la realidad directamente a los ojos y no permitir que el sufrimiento de miles se diluyera en la temporalidad de las noticias. Al tratarse de un grito en un medio que hasta entonces permanecía callado, su muy limitado estreno (nuevamente: fue baneada de EUA hasta que se lanzó en DVD) generó todo tipo de reacciones: desde los clamores de “obra maestra”, hasta quienes la tacharon de “propaganda antinorteamericana”; nada más lejos de la verdad, pues si algo hemos aprendido del cine políticamente comprometido, de Godard a Michael Moore, es que el único patriotismo posible es olvidarnos de las banderas y pensar en las personas, que el amor a un pueblo debe promover la autocrítica y la hermandad. Ni las cámaras ni las pantallas pueden, por sí mismas, impedir ninguna muerte, pero sí pueden evitar que éstas se olviden y queden impunes. Las películas no pudieron evitar que George Bush usara la tragedia para enriquecerse con otra invasión, pero sí pueden resistir al tiempo para seguir denunciándolo. Las películas, a diecisiete años de un ataque, pueden seguir gritando y exigiendo lo que las más de dos mil víctimas ya no pudieron decirnos. Y es nuestro deber escuchar, antes de que sea aún más tarde.

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Ficha técnica: Título original: 11”09’01 Título en México: Septiembre 11 Dirección: Alejandro González Iñárritu, Youssef Chahine, Amos Gitai, Shohei Imamura, Idrissa Ouedraogo, Claude Lelouch, Ken Loach, Samira Makhmalbaf, Sean Penn & Danis Tanovic. Año: 2002 Países: Reino Unido, Francia, Egipto, Japón, México, USA, Irán. Duración: 128 min. Premios y reconocimientos: -Festival de Venecia, 2002: Premio de la UNESCO (A todos los y las directores). Premio FIPRESCI al Mejor Cortometraje a Ken Loach, “Por la claridad y la pasión con la que sus desafiantes ideas son presentadas”. -National Board of Review, 2003: Premio de la Libertad de Expresión. -Premios César, 2003: Nominada como Mejor Película de la Unión Europea.

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Si te gustó Septiembre 11, te recomendamos… -Cinétracts (Dirección anónima de varios cineastas; Francia, 1968). *Función en Cine Martes de Terraza: 02 de octubre* -Fahrenheit 9/11 (Dir. Michael Moore; Estados Unidos, 2004). -Iraq, derechos inhumanos (Standard Operating Procedure. Dir. Erroll Morris; EUA, 2008). -Babel (Dir. Alejandro González Iñárritu. EUA, 2006).

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