
7 minute read
5.5. Aspectos transversales
quebrados por día) y no en una jornada laboral tradicional. Esto permite que la mujer entre y salga de la planta para desarrollar tareas productivas, familiares y/o escolares, así como que ingrese con sus hijos/as mayores para que la ayuden a quebrar y cumplir así con un cupo mínimo. Escóbar y compañía (2010) distinguen cinco posiciones diferenciadas en la planta:
– Empleado de planta: responsable de algunas tareas de mayor calificación o de monitorear el trabajo de los subalternos. Un 36,9% cuenta con contrato formal. – Obrero de planta: responsable de trabajos menos calificados.
Advertisement
Trabaja de manera permanente en la planta. Un 36,3% cuenta con contrato formal. – Ayudante de obrero de planta: persona joven que está aprendiendo las tareas que realiza el obrero y trabaja solamente durante la época alta (febrero-mayo). El 100% no cuenta con contrato formal. – Dueña de cuenta: es aquella trabajadora en relación de dependencia obrero-patronal dedicada al quebrado de almendra; tiene la facultad de contratar ayudantes para operar la máquina quebradora que le ha sido asignada. En general, la ayudan sus familiares y un 43,8% tiene contrato. – Ayudante de la dueña de cuenta: personal joven que apoya a la dueña de cuenta; en la mayor parte de los casos, familiares de la misma. Un 2,2% cuenta con contrato formal.
Esta condición de empleadas sin contrato formal ni beneficios incide también en el incumplimiento de las normas que protegen a las mujeres en estado de gestación o aquellas que están dando lactancia. Cuando esto ocurre, la mujer no puede solicitar un trato diferenciado en cuanto a su jornada laboral, ni tolerancia para la realización de exámenes médicos o lactancia. Los patrones, en general, no cumplen con lo normado si la empleada no está bajo un contrato formal; sin embargo, en algunos casos, los empleadores pagan por medicamentos o una atención médica de rutina.
5.5. Aspectos transversales
5.5.1. Aspectos financieros
La castaña tiene uno de los manejos financieros menos comunes de cualquier rubro productivo boliviano. En el primer eslabón –el de
recolección–, la relación financiera viene dada por el habilito, una especie de crédito de los acopiadores a los recolectores, que no es inusual en agricultura. Lo que sí es inusual es que se entregue en forma de víveres y que los mismos tengan sobreprecio. También es inusual que el contrato del recolector establezca que, si el saldo de su salario no compensa lo gastado en la pulpería de la barraca, el recolector deba trabajar al año siguiente para pagarlo o encontrar otra manera de hacerlo. Es una situación muy particular en la que el poder del comprador es tal, que puede incluso contar con mano de obra sin remuneración para su siguiente campaña. En síntesis, el barraquero fija el precio de la caja recolectada de castaña y entrega un adelanto en especie y con sobreprecio. Para profundizar sobre las implicaciones de esta relación desigual entre zafrero y barraquero, puede verse a Poveda (2019) y Quiroz y compañía (2017).
En 2005, el Gobierno promulgó la Ley 3274 para regular el trabajo de los zafreros. Como pasa con muchas otras normas, el Gobierno no contaba con la capacidad de dar seguimiento en campo al cumplimiento de la norma, así que, en los hechos, la Ley 3274 no se cumplió. Con el ingreso del Movimiento al Socialismo (mas) al gobierno, la lógica de intervención (en castaña y otros rubros) cambió ya que se busca que el Estado intervenga creando empresas para modificar las relaciones entre actores. Como ya se comentó anteriormente, el peso relativo de la empresa eba no le permite afectar el precio de la mano de obra o los tratos entre zafreros y barraqueros. En algunos casos, se ha visto interés del Ministerio de Desarrollo Productivo y Economía Plural de participar en las negociaciones entre zafreros y barraqueros, pero han sido poco efectivas ya que –al igual que antes– el Estado no cuenta con capacidad para verificar el cumplimiento de la norma en una superficie tan grande y dispersa.
En general, el actor con mayor carga financiera es el barraquero, ya que debe acopiar el producto con su capital para luego entregarlo a las beneficiadoras, que sí cuentan con mayores alternativas de financiamiento: no solo se trata de las entidades financieras locales, sino también extranjeras, como Shared Interest, ResponsAbility, Root Capital y ecofin, que consideran al contrato de exportación como garantía de pago: es una especie de factoraje o carta de crédito de comercio exterior. Varias beneficiadoras también cuentan con financiamiento proveniente de sus compradores en el extranjero, que llega en forma de anticipo y suele cubrir el 15% o 20% de lo pactado como compra.
Las entidades financieras con presencia en Riberalta y Cobija son: promujer ifd, idepro ifd (que presta al sector y provee además
asistencia técnica), crecer ifd, cidre ifd, Sembrar Sartawi ifd, Banco fie, Banco Unión y Banco de Desarrollo Productivo (bdp) (estos dos últimos, bancos públicos). promujer y crecer otorgan créditos pequeños y no se relacionan con el sector, mientras que cidre e idepro prestan a los barraqueros más pequeños. El bdp y los bancos Unión y fie prestan tanto a beneficiadoras como a barraqueros de mayor tamaño con créditos para capital de trabajo que se usan para el acopio y la habilitación de senderos; tienen plazo de 6 a 24 meses. Por norma, las entidades deben prestar al 11,5%, que es el tope fijado por el Estado para los créditos al sector productivo; la tasa puede bajar hasta 6,5% según el tamaño del crédito. El barraquero puede acudir al sistema financiero tradicional y a las empresas exportadoras para su financiamiento; es usual que una beneficiadora tenga un trato con una barraca y que le anticipe un monto de dinero contra entrega de castaña. Por tanto, el barraquero es el eslabón que mayor riesgo financiero toma.
La empresa beneficiadora y exportadora, como se mencionó, puede acudir al sistema financiero tradicional: Banco Unión, bdp o Banco fie, que son los de mayor presencia en la cadena, así como al adelanto de sus compradores y entidades financieras internacionales (Shared Interest, ResponsAbility y ecofin).
5.5.2. Información
Existen varios vacíos de información en la cadena productiva de la castaña. Esto no es inusual en Bolivia. Parte del problema surge de la informalidad de la economía nacional. Según el Fondo Monetario Internacional (fmi),15 el 62,3% del empleo en Bolivia es informal, lo que resulta en que es el país con la economía más informal del mundo, seguido por Zimbabue con un 60%. Por otro lado, el Observatorio de Economía Informal del Centro de Desarrollo Laboral y Agrario (cedla)16 ha estimado que 74% de la población económicamente activa (pea) es informal, y que esas proporciones varían entre el área urbana y rural: 65% y 85%, respectivamente.
Los vacíos de información surgen especialmente en los eslabones productivos menos formales. Como se pudo ver, las estimaciones de
15 Ver, https://www.europapress.es/internacional/noticia-bolivia-campeon-mundialtrabajo-informal-20191211182400.html#:~:text=El%2062%2C3%20por%20 ciento,6%20por%20ciento%20de%20informalidad. 16 Ver, https://cedla.org/obess/observatorio-de-economia-informal-empleo-informalalcanza-74-en-bolivia/
productividad por árbol son una prueba de la variabilidad de información, cuando existe. El eslabón de producción/recolección es atomizado y si tiene organizaciones sindicales o sociales, estas no monitorean datos productivos, sino que sirven para organizar las demandas sociales. Por ejemplo, datos de cantidades acopiadas, de variabilidad de precios por mes o semanas, o punto de compra.
De igual manera, la asociación de barraqueros no monitorea, ni sistematiza, lo acopiado por sus asociados, sino que sirve como ente regulador y negociador del precio de la caja de castaña y representación de las demandas por tierra. Parte de los objetivos de este trabajo era investigar sobre el valor agregado por eslabón productivo. Esto no ha sido posible porque solo existen dos precios investigados, publicados y que se pueden obtener fácilmente: el precio al acopiador y el precio de exportación. No existe información sobre el precio del mayorista al barraquero o de este al exportador. En algunos casos, el exportador tiene alianzas y comparte riesgo y utilidades con la barraca (cuando no forman parte de un mismo grupo empresarial).
Ni el ine ni el mdryt monitorean la producción, recolección o acopio de castaña. No es un rubro productivo priorizado, como sí lo son los cultivos orientados a la canasta familiar. Incluso en el Censo Agropecuario se incluye a la castaña con otros productos forestales no maderables, lo que no permite aislar datos únicamente de la castaña. Un dato que el Censo podría aportar, por ejemplo, es la cantidad acopiada y la superficie explotada por familia. Esto daría un panorama razonable de la dimensión real de la castaña en estas regiones.
Usualmente, las estadísticas comienzan a mostrarse cuando la cadena se vuelve formal, porque es ahí donde debe declararse la totalidad de lo producido o vendido. La única estadística totalmente confiable es la de exportaciones, aunque esta también tiene datos ocultos. Por ejemplo, diferentes informantes comentan que la castaña boliviana sale a Perú por el río Madre de Dios, ya que queda más cerca para el Norte de La Paz que Riberalta; otros informantes mencionan que llega castaña del Brasil, por el río, y que es procesada en Bolivia; otros informantes también comentan lo contrario: que sale castaña a Brasil desde Bolivia. En los hechos, ambas cosas ocurren, cuando el tipo de cambio o el precio favorecen el traslado de castaña boliviana a Brasil o Perú, se lleva y viceversa. Se lleva y trae por el río y se la entrega sin que la Fuerza Naval de Bolivia o Aduanas haga reporte alguno.
Quiroz y compañía (2017) estiman que entre 10% y 15% de la castaña exportada como boliviana viene de Brasil. Escóbar y compañía