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6.3. Medio ambiente
6.3. Medio ambiente
Las prácticas de recolección se consideran amigables con el medio ambiente en general ya que no se usan químicos para la producción ni la recolección. El fruto es recogido del suelo una vez que cae de maduro. Las reservas naturales y parques cuentan con normas específicas para el acopio que son monitoreadas por sus guardaparques. En general, ninguna de las instituciones ambientales manifestó preocupación por las prácticas ambientales en la recolección o el acopio. Por otro lado, en el beneficiado, también hay normas con relación a los desechos que deben ser cumplidas por las empresas beneficiadoras y que son monitoreadas por las certificadoras de normas iso, mismas que revisan los importadores.
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Finalizando el trabajo de campo, un colega dijo que la castaña es el guardián del bosque, y es que la castaña es el único producto forestal no maderable de la Amazonía que cuenta con un mercado de gran escala. Hablando estrictamente en términos monetarios, el bosque vale más con castaña que sin ella, y esa es la principal razón para que grupos con intereses tan diferentes como indígenas, campesinos, barraqueros y agroindustriales lo conserven. Dos de las principales empresas exportadoras de castaña son parte de una de las principales corporaciones agroindustriales de Bolivia (unagro).
Mientras la castaña mueve cientos de millones de dólares anualmente, otros productos amazónicos como el copoazú, cusi, motacú o majo tienen pequeños mercados locales o están todavía desarrollando un mercado nuevo, como el caso del asaí. La recolección de castaña es una alternativa productiva y económica que alienta la conservación del bosque y que permite que no se deforeste, ya sea con la explotación ilegal (y no sostenible) de la madera o con el cambio de suelo para la agricultura, como ha ocurrido en el departamento de Santa Cruz, donde se deforestaron 2,9 millones de hectáreas en 2019 para destinarlas a la producción ganadera y/o de soya (Egüez, 2020).
La sostenibilidad de la castaña no está solo en función a la deforestación de las zonas circundantes, también le afecta la deforestación que ocurre en Santa Cruz o Brasil, ya que el clima es global y no reconoce estas fronteras. La cobertura vegetal es la que genera las condiciones para la captura de carbono y la emisión de agua, así como el control de la temperatura. En los pasados años se ha estado viviendo un fenómeno de concentración de lluvias en un tiempo más corto y un mayor plazo de sequía, cuyos efectos en la castaña todavía no han sido estimados porque no existen datos históricos de rendimiento. Cuando hay poca
castaña, se dice que el recolector entra más profundo dentro el bosque para recolectar la cantidad que requiere.
Es complejo aislar el efecto de la castaña del total aportado por la Amazonía al clima mundial. Las principales amenazas al entorno ambiental de la castaña son:
– La explotación de oro que ocurre a lo largo del río Madre de Dios y sus afluentes (el principal río que conecta la zona castañera boliviana) va desde Perú a Brasil, cruzando toda la zona castañera y permitiendo el acopio y transporte de la castaña de Beni, Pando y La Paz hacia
Riberalta: principal punto de ubicación de las plantas beneficiadoras.
El oro es explotado por cooperativas mineras tanto artesanalmente (con pequeñas embarcaciones instaladas en las orillas operadas por dos a tres personas) como automáticamente (con dragas instaladas en medio del río, operando 24 horas).
El mayor problema de la explotación del oro es el mal uso del mercurio que se usa para amalgamar al oro y que debe tener un tratamiento específico definido por norma para su recuperación. La
Autoridad Jurisdiccional Administrativa Minera (ajam) es la responsable de velar por el cumplimiento de todas las normas sectoriales, sin embargo, prácticamente no cuenta con presencia en la zona y las mineras desechan el mercurio en el río contaminando amplias extensiones de superficie. Varias instituciones, entre ellas Naciones
Unidas,21 ya han realizado manifiestos y alertas sobre este tema con poca respuesta por parte del Gobierno. El tema es complejo, pues los propios indígenas recolectores de castaña también trabajan en el sector aurífero. – La explotación legal de la madera es normada por la abt, que debe aprobar un Plan de Manejo Integral del Bosque para permitir el aprovechamiento del recurso; el plan debe incorporar medidas de reforestación y manejo sostenible. Sin embargo, debido a la vasta extensión de territorio, la abt tiene poco control sobre la explotación ilegal. Según el Banco Mundial, el 80% de la madera consumida en Bolivia es ilegal (Goncalves et al., 2012); por su parte, Cordero (2006) estima que este porcentaje es de 50%. En cualquier caso, la explotación es poco controlada y no sostenible porque el explotador
21 Ver, “onu alerta sobre contaminación de mercurio en pueblos indígenas”, Eduardo Ruilowa, El Deber (Santa Cruz), 7 de diciembre de 2021. https://eldeber.com.bo/ pais/onu-alerta-sobre-contaminacion-de-mercurio-en-pueblos-indigenas_257860
ilegal no reforesta ni gestiona adecuadamente el bosque. No es inusual que los indígenas tengan problemas con madereros ilegales explotando el recurso en sus tioc. – El creciente avance de la frontera agrícola que, según el Plan de Desarrollo Económico y Social 2016-2020, debía pasar de 3.5 millones de hectáreas a 4.7 millones para 2020. Gran parte de las mismas están localizadas en Santa Cruz y el sur de Beni, frontera con Santa
Cruz. El objetivo es destinar estas superficies para la agroindustria exportadora. Estas zonas todavía están lejos de la zona castañera, pero como se mencionó, también tienen impacto en las lluvias y la emisión de carbono que afecta la temperatura global.
Un punto de inflexión sobre este tema sucedió en 2019, cuando el gobierno de Evo Morales aprobó el cambio en el Plan del Uso de
Suelo (plus) del Beni. Mientras entre 1984 y 2013 el incremento neto anual de hectáreas cultivadas era de tan solo 805 ha, entre 2013 y 2019, esto se incrementó a 4.223 ha/año, producto de la titulación de tierras. El objetivo de modificar el plus era permitir que la agroindustria utilice una mayor superficie que en el plus anterior. Mientras el plus 2002 destinaba 13.000 hectáreas a la actividad agrícola, el plus 2019 permite el uso de 3.6 millones de ha (277 veces más superficie).22 – En 2014, el Gobierno da inicio a la perforación del pozo Lliquimuni Centro x1 ubicado en el norte de La Paz.23 Con ello abre la posibilidad a la exploración hidrocarburífera en la Amazonía.
Si bien la exploración de este pozo no fue favorable, el Gobierno continuó realizando exploraciones en la zona (Madidi, Nueva Esperanza, Chispani, Chepite, Sécure) e incluso ha habilitado el uso de fracking (Mongabay, 2018). En cuanto a los procedimientos para la exploración en tierras indígenas, el Gobierno aplica la consulta previa (Convenio 169 oit) a los pueblos indígenas que ocupan las zonas de exploración, pero en algunos casos no se la considera vinculante o se incumple el procedimiento fijado en la Ley 3058 de 2005. Dicha consulta no siempre es bien informada y en algunos casos se negocian compensaciones que el Estado debería proveer independientemente de la exploración hidrocarburífera: “Los comunarios afirman que fueron convocados a esta reunión con el
22 Para un análisis más profundo, ver Ormachea (2021). 23 Ver, “Fracasa la búsqueda de petróleo en Lliquimuni”, Los Tiempos (Cochabamba), 22 de marzo de 2016.
argumento de que se informarían sobre el proyecto ‘Mi Agua’, un programa gubernamental para la dotación de agua a las comunidades rurales” (Colque y Paniagua, 2019). Se trata de comunidades tacanas del Norte de La Paz que llegaron a la reunión citada y se dieron cuenta de que no se trataba de agua, sino de hidrocarburos. Entre 2008 y 2020 son varios los casos en que el Estado ha tenido controversias con pueblos indígenas por la realización de procesos de consulta previa. Por ejemplo: “Hay una preocupación acerca de los trabajos que están haciendo las empresas petroleras en territorio étnico mosetén, en el cual estamos sufriendo atropellos, inclusive en contra del decreto 29033” (Abya Yala colectivo, s. f.).
El siguiente gráfico tiene el objetivo de presentar una comparación entre el movimiento económico generado por la castaña y las amenazas inmediatas que la rodean. No se incluye al sector hidrocarburífero ya que todavía no hay ningún pozo funcionando en la Amazonía, pero es evidente el interés estatal en continuar buscando alternativas.
Gráfico 15 Exportaciones de castaña, oro y madera 2016-2020 (en millones de dólares)
2.000 1.800 1.600 1.400 1.200 1.000 800 600 400 200
771
182 43,1
2016
Fuente: INE. Elaboración propia.
1.074 1.195 1.744
171,4 45,6 221,2 51,1 155,9 48,61
2017 2018 2019
Castaña Oro Madera 1.235
127
54 2020
La exportación de oro moviliza casi diez veces más que la de castaña. Se produce en varios ríos cercanos a los bosques y ha estado creciendo, en parte, por los buenos precios de este producto y también por los incentivos tributarios que permiten pagar montos muy bajos por concepto
de impuestos. El oro es, sin duda, la principal amenaza a la sostenibilidad de la producción de castaña y al del bosque en general, especialmente por el manejo del mercurio. Por otra parte, las exportaciones de madera corresponden a menos de la mitad de las exportaciones de castaña en cualquier año de análisis.
Los cambios normativos en el sector aurífero permitieron que las cooperativas mineras paguen solo uno de los tres impuestos que paga el sector (cedib, 2012). Mientras la minería estatal y la de empresas privadas deben pagar la regalía minera (1%-7%) y dos impuestos a las utilidades (el impuesto a las utilidades de las empresas –iue– y la alícuota adicional al iue), el sector cooperativista solo paga la regalía. Entre 2006 y 2019, las cooperativas exportaron 9.565 millones de dólares y pagaron 200 millones al Estado, vale decir 2,1% (Córdova, 2022). Este cambio normativo generó un incentivo para crear cooperativas: entre 2005 y 2022, la cantidad de cooperativas mineras pasó de 898 a 2.077 (131% de incremento), abarcando a 123.507 asociados. De las 2.077 cooperativas, 67,7% (1.406) se dedican a la explotación aurífera (ibid.).
Detrás de estos incentivos tributarios hay una serie compleja de hechos para analizar. Por un lado, varios expertos señalan que hay grandes empresas camufladas o “aliadas” con cooperativas para aprovechar este régimen tributario (Mercado, 2018); otros señalan que el cambio normativo se realizó como compensa o favor político con un sector conflictivo (cedla, 2020). También es importante señalar que en las cooperativas auríferas participan indígenas de la zona, ya que el oro es una actividad que genera ingresos todo el año, a diferencia de la castaña, que solo genera ingresos por tres meses. Si bien existen pequeñas tensiones en las comunidades entre quienes trabajan el oro y quienes no lo hacen, no son todavía una fuente explícita de conflicto.
Desde el punto de vista de la potencialidad, y ya no de las amenazas, la Amazonía tiene un gran potencial ambiental. Quiroz y compañía mencionan que
los árboles de Bertholletia excelsa son responsables de aproximadamente 9% del carbono almacenado en los bosques amazónicos de Bolivia… Este resultado permite comprender que la castaña, de lejos, es la especie más importante para la mitigación del cambio climático en la región. (2017)
La Amazonía, a nivel regional, es responsable de una serie de servicios ambientales (Jordao, 2019): i) contribuye a la estabilización del clima global reteniendo entre 90 y 140 mil millones de toneladas de
carbono; ii) en términos de energía y biodiversidad, representa el 10% de la biomasa mundial y alberga al 10% de las especies conocidas; iii) aporta al balance hídrico global ya que es responsable de una quinta parte del agua que llega a los océanos (estimada en 20 trillones de litros diarios [cipca, 2019c]), y se estima que cada árbol con 10 metros de diámetro puede soltar más de 300 litros de agua a la atmósfera, más del doble de lo que un humano consume diariamente (Instituto Nacional de Pesquisas da Amazônia, Brasil). Según Quiroz y compañía, “las precipitaciones en Bolivia dependen casi completamente de aguas recicladas en los bosques amazónicos brasileños” (2017), lo que muestra la alta interrelación entre países y los potenciales efectos negativos de la deforestación brasilera.
Es gracias al valor que tiene la castaña que el bosque no ha sido deforestado; salvo la creación de áreas protegidas y la norma para el aprovechamiento de madera, no existen muchas políticas de protección del bosque. De hecho, las pocas políticas que hay tienen poco control, por ejemplo, en el manejo del mercurio o el manejo del bosque para la explotación de madera. Otras normas atentan contra el bosque de manera directa o indirecta: el cambio del plus del Beni, la exploración hidrocarburífera o la expansión de la frontera agrícola que cambiará las lluvias, independientemente de si se realiza en zonas productoras de castaña o no.
6.3.1. Recomendaciones
Es recomendable que haya un esfuerzo entre los países productores por investigar el proceso de plantado de árboles. Hay muy buenos avances en el caso del asaí, que es producido en plantaciones en el caso brasilero, y ya no de manera silvestre. En el caso de la castaña, hay menos avance y las plantaciones son parte de las investigaciones de algunas universidades o centros académicos, pero no hay un interés explícito de la industria o de las empresas beneficiadoras (que son las de mayor tamaño). Es deseable que se busque este tipo de soluciones de manera conjunta entre los países involucrados, ya que los fondos de investigación son siempre escasos y requieren procesos de largo plazo.
El Gobierno boliviano, por motivos políticos,24 no se ha vinculado con el mercado internacional del carbono. Se estima que en 2019 este
24 Ver, “Bolivia reitera oposición a mercados de carbono, punto de negociación en cop26”, La Razón, en agrosito, web, 11 de noviembre de 2021, https://www.agrositio. com.ar/noticia/219824-bolivia-reitera-oposicion-a-mercados-de-carbono-puntode-negociacion-en-cop26