El liberalismo, pero el bien entendido y practicado, el consecuente con lo esencial de la doctrina que porta ese nombre. Será el que imponga los lineamientos de la sociedad libre, equilibrada y humanista del futuro. Lo ha comenzado a hace así, por ejemplo, en Colombia, donde el Partido Liberal de los López y los Santos luce una claridad de objetivos y una riqueza de energías que fuerzan la administración del Continente todo. Lo hará Costa Rica cuando los jóvenes hastiados de la politiquería democratoide y del liberalismo adulterado en perjuicio colectivo, y conscientes del peligro que, con el totalitarismo, se cierne sobre el derecho inalienable a progresar de que gozan las naciones y los hombres, se decidan a unirse para meterle el hombro a la gigante empresa. Nos place creer que la actividad constructiva y desinteresada de quienes con todo entusiasmo, desde San Ramón y San José, pretender abrir un SURCO, es preliminar de ese momento.
n SURCO n AUTORIDAD Y LIBERTAD Del Centro de Estudio de Problemas Nacionales Gastón Miralta VIII Para resumir las anteriores páginas, y antes de seguir adelante —ahora que se inicia 1941—, diremos que, dentro del plano económico, los pensamientos autoritario y liberal discrepan así: Sostienen los autoritaristas, señalando la injusticia social y el desorden económico de las sociedades supuestas democráticas, que tan graves males son el producto fatal de la industria moderna desenvuelta a grados máximos dentro de la organización liberal, que resulta impotente, por razón de sus propios postulados, para administrar las soluciones necesarias; y que, en consecuencia, el paso natural e imprescindible es el de sustituir el Estado liberal por un Estado omnipotente, con derecho a todo —totalitario—, único capaz de restablecer la justicia social y el orden económico, mediante la sustitución de la economía libre por una economía dirigida.
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