n SURCO n AUTORIDAD Y LIBERTAD Del Centro de Estudios de Problemas Nacionales Gastón Miralta VII Quienes no están hoy por el autoritarismo fascista o comunista y se empeñan en defender la democracia, son tachados de reaccionarios, de burgueses o de ignorantes, si no de cosas peores. Y lo importante es ésto: que hay cierta razón en la tacha, cuando, como es lo general, se defiende como democracia, maliciosa o ingenuamente, el régimen en que, bajo la apariencia de una decantada soberanía popular, son de verdad unos cuantos trusts o un grupo de familias poderosas, los que ejercen efectiva soberanía en la sociedad. Por eso llevan la de perder los que discuten incurriendo en tan deplorable confusión. Veámoslo en nuestro suelo: quién hará desistir de sus ideas a un obrero comunista o a un campesino nazista, aduciendo las virtudes de la democracia costarricense, si unos y otros, de esa democracia conocen tan sólo la pésima situación económica en que viven, una deficiente legislación social que no alcanza a protegerlos, la actividad general de los gobiernos orientada sobre todo a la protección de los poderosos, y la farsa de la politiquería demagógica de cada cuatro años? Cómo invocar para combatir las dictaduras lo que precisamente las justifica? Cómo, por ejemplo, exaltar las virtudes del régimen parlamentario en contraste con la degradación cívica de los sistemas dictatoriales. cuando hasta los mismos liberales, contemplando la labor servil, rebañista e incolora de nuestros Congresos. sobre todo de los de cinco años para acá. suele sentir la necesidad de que vengan a clausurarlos un don José Stalin o un Adolfo Hitler? No; ello es y será tiempo perdido, y bien perdido. Claro que el único camino de éxito teórico y práctico a seguir por los auténticos demócratas. es el de enfrentar a las promesas de felicidad social negras y rojas, un
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