la violencia deja marcas

Page 1

Las huellas de la violencia Por. Mis. Celia E. Galarza López La violencia marca el rostro con huellas imborrables. La mujer ha sido impactada tanto física, emocional como espiritual. Es la de más publicidad y la atención por el efecto familia y comunitario. Las estadísticas nos alojan luz acerca de mujeres que son discriminadas en loa trabajos con burlas, salarios bajos, ambiente no adecuado, machismo en el hogar y trato inadecuado en actividades en donde se minimiza su intelecto. Se limitan sus posibilidades de desarrollo profesional. Muchos casos los actos de violencia son producto del mal manejo de los conflictos en el hogar. El resultado es el patrón de una conducta violenta que física, psicológica, sexual y emocional afecta el entorno de todos los relacionados. Una mujer que tolera la violencia contra si misma afecta sus hijos, su familia, sus amigos, vecinos, la iglesia, el trabajo y todo con quien que se relaciona. Muchos factores que provocan el maltrato en los cónyuges como resultado de una relacion con fuertes estresores que culminan en agresión. Es una chispa que como una llamita en un pastizal seco se mantiene hasta que el viento sopla y sacude para surgir un gran fuego que destruye todo en cuestión de minutos. En un mundo con situaciones de pandemias, desempleo, encerramiento, metas sin culminar, cambios de estructuras, sueños limitados que provocan violencia. Hay familias que por generaciones se observa un patrón de conflictos similares. En nuestra cultura el hombre tiene más dominio provocando una lucha interna en asuntos de familia como es donde trabajar, la educación de los hijos la administración del dinero y otros. Es muy importante la integración de un currículo de valores sobre los roles de los cónyuges. Cuando se ejerce un poder desmedido alguien terminara pagando las consecuencias. Muchas veces es la mujer porque se ve como vaso frágil. Su autoestima es afectada sintiéndose inferior y aguantando el abuso porque cree que eso es lo normal en nuestra sociedad. Piensa en el amor a su pareja y los hijos que serán afectados si se conoce del maltrato y la juzgaran como la causante de los problemas. Por temor no comunicar sus inquietudes que son reales, pero siente que no le conviene compartirlas. El permitir el maltrato por su inseguridad económica la conducirá a ser permisiva y tolerante poniendo en riesgo su vida. Los recursos para refugiarse y el ambiente de estos como casas o apartamentos según la orientación que han recibido no le agrada. Muchas emigran a E.U. y desaparecen del panorama sin informar a nadie o se esconden con amistades velando al


agresor. Se protegen con un familiar o un conocido, en su especulación de hasta donde llegara la violencia de su agresor. Estas mujeres están en las casas, en el trabajo, iglesia, bancos, alcaldías, gobierno, tiendas, como proyección de lo que está sucediendo en sus hogares. Un recurso poderoso es la educación en donde unamos todas las alternativas posibles en un esfuerzo con las iglesias. Escucho testimonios de familias que al venir a la iglesia y asistir a un seminario, una predica, un encuentro de mujeres, su vida cambio en la forma como manejaban sus asuntos familiares. El respeto de mutuo de sentirse aceptados y protegidos los ha ayudado a superarse. La iglesia esta llamada e ayudar y a no juzgar. La educación educar a los niños y a l os jóvenes para que aprendan a valorar la familia y a la mujer. No podemos bíblicamente aceptar que el maltrato sea corrección y ajustes de poder. Jesús mostro un modelo de respeto y reconocimiento a la mujer. No queremos el libertinaje que hablan las feministas que aprovechan cada caso mediante el uso de la prensa para presionar al gobierno a legislar en favor de leyes que destruyen la familia. Es una estructura que se estableció con permanencia para todas las generaciones. Hay que desarrollar un ambiente de paz generacional. Necesitamos modelos de crianza positivos con la paz de Dios. Tenemos conflictos, pero tenemos que ser educados en la forma como los manejamos. He visto familias que tres generaciones sufren el mismo maltrato en el hogar. La iglesia mediante sus estrategias, actividades, consejería, apoyo, y programas es la alternativa para trabajar en las comunidades dando protección a toda persona que se sienta en un ambiente de violencia. Hay que ensenar a valorizar la vida de nuestros hijos del conyugue y nuestro prójimo. El valorizar la familia nos trae buenos resultados. Muchas mujeres afectadas por la violencia a quien primero informan es un familiar, pastor o alguien de la Iglesia. Tenemos que tener las herramientas para manejar estos casos de manera que no yaya una muerte más. Concienticemos en las escuelas con las madres, las iglesias, los municipios, el gobierno, las áreas de trabajo, y todas las mujeres que se sospeche que son víctimas de maltrato. Extenderle la mano a toda la familia para evitar el crimen y el suicidio. Con la ayuda de Dios y su Santo Espíritu protejamos las familias y ayudemos a vivir en paz.


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.