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Un documental sobre el ruido en Guayaquil
Guayaquil es un conjunto de realidades. Nosotros, los que nacimos o llegamos en algún momento a ser parte de esta ciudad, somos consecuencia de los múltiples contextos en los que esta se desarrolla, desde la migración a la ciudad de personas de otras partes, la problemática de ser un trabajador informal o, incluso, los distintos tipos de contaminación en la urbe. Todas estas circunstancias (y más) conforman nuestra identidad. Por esto nace el Proyecto de Aplicación Profesional (PAP) “La ciudad de la bulla”, un corto documental experimental que expone el problema de la contaminación sonora en Guayaquil y su relación con la identidad del guayaquileño. Los PAP en la Universidad Casa Grande (UCG) se pueden definir bajo dos retos: primero, la capacidad de combinar métodos de investigación para encontrar un problema dentro de una comunidad; segundo, la habilidad de convertir esa dificultad en algo suficientemente relevante para una audiencia. La ciudad de la bulla, antes de ser un documental sobre la contaminación sonora, fue una pieza audiovisual que buscaba exponer a artistas independientes, siendo su protagonista en esta edición Moncho Fernández, un exarquitecto de Guayaquil y Samborondón que dejó su vida de empresario para convertirse en escultor. Para grabarlo, convivimos con él durante tres meses en su hacienda, situada al pie del Río Daule en Samborondón, pero aislada de la ciudad.
Nos dimos cuenta que Moncho, una persona serena, era así por el lugar en donde vivía, pues sus esculturas eran construidas en un ambiente que no producía ruido; razón por la que su arte estaba muy ligado a la paz y tranquilidad. Este análisis surgió el día en que Moncho decidió no participar más en el documental. En los PAP es importante saber transformar las ideas. Al cancelarse la producción, nos dimos cuenta que, aunque nuestra investigación inicial ya no funcionara, siempre habíamos estado en contacto con otra realidad: la calma de su hacienda. Esta generaba cambios de ánimo positivos en los integrantes del grupo, en la calidad del trabajo y en las ideas. Según el Centro de Prevención de Riesgos del Trabajo (CEPRIT, 2014), las personas expuestas al ruido disminuyen su productividad y desarrollan trastornos nerviosos. Teniendo en cuenta que dicho aislamiento generaba resultados eficientes en nosotros, ¿cuál era entonces el otro lado del problema?: la bulla en Guayaquil. El límite aceptable de sonido para el oído humano es de 65 decibeles (dB), según la Organización Mundial de la Salud (OMS, 2015). Esta considera que la contaminación sonora es el exceso de sonido que sobrepasa los 70 dB y altera las condiciones normales del ambiente en una zona determinada. Sin embargo, estudios realizados por la Fundación Médica contra el Ruido, Ambientes Contaminantes y Tabaquismo (Funcorat, s. f.) determinan que Guayaquil y Quito son las
Portada del documental
PA P 2019
ESTUDIO
INSTITUCIONAL
Ventanales • Universidad Casa Grande • Año IX No16