Crítica teatral: Odisea El teatro Conde Duque en Madrid estrena el prometedor Proyecto Homero desde el 5 de abril hasta el 30 del mismo mes, que consta de los famosos poemas puestos en escena Ilíada y Odisea. Esta producción está en manos de La Joven Compañía, una formación de teatro fundada en 2012 que da trabajo a más de 60 jóvenes, y cuyo modo de enseñar es uniendo a profesionales de esta profesión con actores primerizos aunque, como ellos mismos dicen, terminan aprendiendo los unos de los otros. La Odisea está adaptada por Alberto Conejero, un dramaturgo y poeta español ganador de varios premios y reconocido mundialmente, y su director es José Luis Arellano, fundador de La Joven Compañía. Esta obra, una adaptación modernizada de la Odisea, nos cuenta la historia de Ulises y Telémaco, padre e hijo. El primero, lleva diez años desaparecido y nadie sabe dónde está, y el segundo, Telémaco, nunca ha conocido a su padre porque tuvo que irse cuando él nació, por lo que Penélope, mujer de Ulises y madre de Telémaco, lleva veinte años sin estar con un hombre (Ulises estuvo diez años fuera luchando y tardó otros diez años en volver) aun teniendo unos cuantos pretendientes, los cuales lo único que hacen es aprovecharse. Así pues, la obra representa las aventuras de Ulises en lugares desconocidos y sus enfrentamientos con seres y dioses mitológicos. Todo esto mientras se nos muestra también lo que está ocurriendo en Ítaca, hogar de Ulises, Telémaco y Penélope. En general, el nivel de actuación de los actores está bastante bien, aunque sí se puede apreciar la diferencia de experiencia entre algunos de ellos. Cada actor se adapta bastante bien a su personaje y la vestimenta es muy irónica porque es ropa que se utiliza actualmente, no la correspondiente con la época de la obra. Esto está bastante bien ya que es una forma de empatizar con el público joven y que estos no piensen que por ser una obra antigua es aburrida. Además, se nota que en esta compañía no dejan ni un cabo suelto y han practicado todo a la perfección para que no haya ni un solo fallo: en las luchas, cuando están en el “barco”… El tono de voz está a la altura del teatro ya que es un teatro pequeño por lo que no necesitan hablar muy alto. Hablan con claridad y emoción a la vez, y se les entiende todo, llegando a sentir en ocasiones lo que siente el personaje (junto con la actuación del actor), destacando las actuaciones de Samy Khalil (Ulises) y Álex Villazán (Telémaco), que son realmente buenos haciendo su David Barbero 6ºB