La Ilíada.- Daniel Carrasco 1º Bachillerato B A decir verdad comencé con cierto escepticismo el visionado de la obra y es que juzgué demasiado pronto al ver el vestuario de los actores, pero como se suele decir, las apariencias engañan y la obra finalmente fue de lo más entretenida e interesante. Para empezar, me gustaría analizar el aspecto escénico de la obra que normalmente, en mi opinión, es el aspecto menos relevante, aunque en este caso la obra planteaba grandes desafíos en cuanto a la puesta en escena, desde las grandes batallas hasta los duelos entre los personajes.
Sin duda, a veces, “menos es más” y esta obra es un excelente ejemplo de esta consigna apostar por un diseño minimalista aunque muy trabajado ha dado grandes resultados en la escenografía de “La Ilíada”. La iluminación iba de acuerdo con el momento de la obra dando más o menos intensidad a la escena, y la voz de los actores a juzgar por las opiniones de todos mis compañeros incluyéndome, se escuchaba perfectamente. Pero quiero destacar de este apartado la increíble y original representación de los duelos como el de Paris y Menelao; cabe destacar un excelentísimo trabajo del bailarín Andoni Larrabeiti, también conocido como “el hombre de negro”, entre los actores, el cual ha hecho de esos duelos magníficas coreografías cargadas de emoción y sentimiento, a su vez acompañadas de unas potentísimas narraciones de los quince actores del desenlace de la batalla, rápidas frases que dan vigor y realismo al duelo. Me pareció excelente la combinación de disciplinas en esta obra: incluso llegaron a cantar los quince actores uniendo su voz a coro, demostraron ser unos completos artistas. Me gustó mucho el uso de las imágenes de fondo en los monólogos, aportaba solemnidad y seriedad al discurso y la plataforma giratoria en la que se desarrollaban las escenas era muy interesante y ayudó a generar dinamismo, pero se notaba que no tuvieron mucho tiempo de trabajar con ella, deberían haberle sacado más provecho ya que daba más juego del que le sacaron. En cuanto al vestuario, entiendo la idea que tenía Guillem Clua de usar vestimenta típica occidental para establecer una relación con Grecia, la cuna de esa cultura, pero sinceramente la elección en el vestuario por parte de Silvia de Marta me pareció nefasta, considero totalmente innecesario el traje de Paris o las lentejuelas de algunas de las chicas, si lo que pretendía era simbolizar la cultura occidental se podría haber hecho de una manera menos extravagante y discordante con el contexto de la obra o directamente adaptando el vestuario griego a la actualidad si se pretendía abordar temas actuales con esta obra como tengo entendido. En cuanto a las actuaciones, los quince actores estuvieron fantásticos, interpretaron con energía y convencimiento pero no sobreactuaron, los papeles eran complicados y los personajes estaban llenos de emociones y sentimientos muy fuertes y por tanto difíciles de interpretar, pero sin duda supieron superar el desafío con creces. entre las actuaciones, una de mis favoritas fue María Romero como Helena de Troya, la cual era idónea para el personaje y supo materializar a la perfección todo ese cúmulo de sentimientos por los que Helena pasa