Umbral

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UN VERSIDAD NAC ONAL DE TRUJILLO

ESCUELA DE ARQUITECTURA Y URBANISMO

DISEÑO ARQUITECTÓNICO IV

Docente:

Dr. Arq. Car os Bardales Orduña

Autores:

Est. Arq. Avi a Si va, Sandra Paola

Est. Arq. Canderón Gaspar, Fernando Eduardo

Est. Arq. Lázaro Ru z, Yadira Jackel ne

Est. Arq. Lla as Mendez, Sara Esther

Est. Arq. Ramos Robles, Deker Shandé

Est. Arq. Sotomayor Rodriguez, Br ghit Yami et

PRESENTACIÓN

“Umbra ” Es un ibro que presenta un deta lado trabajo de invest gac ón referente al paisaje nforma , que se desarrol a ba o el objetivo de dar a conocer al públ co en general que su ex stencia se orig na desde el producto de as neces dades de os hab tantes y su constante adaptac ón a os retos del entorno en una situación que os instiga a establecerse con una conf guración urbana que surge de manera orgán ca sin la intervención del arquitecto, pero que no descuida a armon a con el contexto amb ental y las redes de ayuda comunitaria.

En tal sentido, rea izado por un grupo de estudiantes de quinto ciclo de a escuela de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Nac onal de Truj llo, bajo la cátedra del Dr. Arq. Car os Bardales y ap icando recursos dig tales en una metodolog a de enseñanza presencia , “Umbra ” adiciona una propuesta de ntervenc ón que responde a la esencia del pa saje nforma y busca la continua interacción de qu enes habitan en él, otorgando especia importanc a a la capacidad de traba ar en conjunto sin caer en la depredación de espac o bajo a intención de “hacer arquitectura”. Los autores.

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PPAISAJES AISAJES IINFORMALES NFORMALES

EL REFERENTE EL REFERENTE LA EXPOSICIÓN LA

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EL VIAJE EL VIAJE EL PAISAJE EL PAISAJE

EL PROYECTO EL PROYECTO “CENTRO DE “CENTRO DE IINTERPRETACIÓN NTERPRETACIÓN LOS CAMINOS DE LOS CAMINOS DE PPUKARÁ” UKARÁ”

EL PROYECTO EL PROYECTO “CENTRO DE “CENTRO DE IINTERPRETACIÓN NTERPRETACIÓN Y CONEXIÓN CON Y CONEXIÓN CON LA NATURALEZA LA NATURALEZA KALLPA SUYU” KALLPA SUYU”

RREFERENCIAS EFERENCIAS BBIBLIOGRÁFICAS IBLIOGRÁFICAS

EL PROYECTO EL PROYECTO “CENTRO DE “CENTRO DE IINTERPRETACIÓN NTERPRETACIÓN

EL UMBRAL DE EL UMBRAL DE MOTIL” MOTIL” EEXPERIENCIA XPERIENCIA DEL PROCESO DEL PROCESO

002 2 004 4 006 6 008 8 110 0

EL UMBRAL HACIA EL TRABAJO

COLABORATIVO

Hemos percibido en diversas ocasiones, al recorrer espontáneamente os bordes de la c udad, como el entorno urbano parece haberse moldeado s n una p anificación profesional, reve ando el diálogo interno entre e hab tar cotidiano y el entorno natura . Son en ta es espacios dónde la mano de los hab tantes ha dado forma a una escena urbana que a pr mera vista puede parecer caótica, pero que con una segunda m rada refle a una realidad que está arraigada profundamente en la memor a soc al del ugar.

Es posible dec r que este proceso de autoconstrucción evidenc a un pensam ento co ectivo en el cual la adaptac ón al entorno es pr mord a y una consecuenc a de las arduas necesidades de la pob ación, quienes se ven obl gados a desp azarse a las per fer as de la ciudad buscando espac os habitables que les permitan, en cua qu er medida, proteger su dign dad y l evar una vida respetab e a pesar de las des gua dades, s endo parte de una comun dad que comparte experienc as y se ayuda mutuamente.

Este artículo explora el concepto de paisaje informal como una manifestac ón espontánea de ocupación urbana que, ejos de ser un simple resultado de la fal a de plani icación, revela dinámicas co ect vas de adaptación, resil enc a y apropiación de espacio. Además, a través del anál s s de proyectos concretos, se busca reconocer tanto as potenc alidades como los desafíos de estos entornos, propon endo una reflexión crít ca sobre su valor socia y arquitectónico.

En primera instanc a, dentro del contexto ya menc onado y escondido ba o la idea de asentam ento informales, defin mos el concepto del paisaje nforma como aquel os espacios habitab es que se han desarro lado sin la ntervención de profesiona es, ocupando el espac o de manera orgán ca pero s n perder la armonía con e contexto natura o urbano. De la misma forma, podemos percib r o como una motivación para repensar a c udad como organ smo donde a actividad profesiona conv ve con el respeto por el entorno y la niciat va popu ar que puede darse a través de una arquitectura part c pante.

Cuando se comprende la importancia de conservar el pa sa e informa es cuando surgen proyectos arquitectónicos que, en ugar de depredar el amb ente, se convierten en un mecanismo de rehabi itac ón que otorga una nueva perspect va a lo que para ojos de otros ciudadanos representa una constante prob emát ca de nvasión e nsegur dad ciudadana. Ejemplos de el o con e proyecto “Fitekantropus” o e "DIT: Construyendo un espacio para os niños".

El primero fue desarro lado por os arqu tectos Jav er Vera Cubas y E eazar Cuadros en La Balanza, Comas. Este local comuna “aparece como un nuevo paradigma, un ciudadano que se re aciona údicamente con su entorno“ (ArchDai y Perú, 2017), l evándose a cabo como una intervenc ón en el Comedor San Mart n —un equ pam ento subut l zado y en mal estado— que ya componía un pa saje nformal en Lima desde fines de los años setenta.

Hab endo sido producto de a crisis pol tica, el panorama del barrio La Balanza estaba ocu to ba o as mágenes de p stas en mal estado, cal es inseguras y desorden; no obstante, los arqu tec os encargados del proyecto visual zaron una oportun dad de intervenc ón sostenida en a posib l dad de convivencia, la part c pac ón act va, la memoria co ect va y la conciencia ambiental en un entorno de barreras socia es y fragmentación urbana.

Con e lo en mente, sobre un edif cio preexiste y surgido de la necesidad común de os hab tantes de alimentarse, de mano de Jav er y Eleazar, un espacio para comer se transforma en uno para viv r que sea un h o y un lugar de encuentro del barr o, sin a erar as d námicas barr a es y adaptándose a la topograf a natural, empleando tal eres y activ dades culturales que lograron que “Fitekantropus” brindara forta ecim ento a las redes comun tarias y as prácticas culturales, mostrando que la n ormalidad es capaz de aportar resi encia y sentido de pertenenc a al terr torio sin a erar el equ librio con e contexto ambienta . E segundo ejemp o fue seleccionado en la XII Bienal Iberoamer cana de Arqu tectura y Urban smo y fue a través del cual los arquitectos G an Franco Pedreschi, Sergio Iván Puch y Jhordano Zaban ck, apoyados por a comun dad del asentamiento humano Horacio Zeval os, intervinieron en el espacio púb ico parte de una o la común en e distr to del R mac. El espacio preexistente correspondía a una losa ub cada al costado de a olla común que func onaba como una plaza pública para los pobladores y especialmente para los niños; sin embargo, este lugar dentro de su contexto natural presentaba una ladera rocosa que, visto con ob etiv dad, representaba un peligro para la comunidad.

Autores: Av la Si va, Sandra Paola; Calderón Gaspar, Fernando Eduardo Lázaro Ru z, Yadira Jackel ne; L atas Mendez, Sara Es her; Sotomayor Rodr guez Br guit Yam let; Ramos Robles, Deker Shandé.

Es as que e proyecto se enfocó en poder dar so uc ón a estas necesidades y a la vez poder aportar equ pam ento pensado para los n ños y las act v dades educat vas. Lo desarro lada no solo respeta la pend ente de a ladera, s no que se ntegra sin fracturar a trama informa or ginal de R mac, po enc ando el espacio que ya existe y representando un fortalecim ento de la infancia que fue uno de los aspectos más afectados por el confinam ento durante a pandem a.

Con estos dos ejemplos mencionados, es posible ver distintos contrastes. Si b en es c erto, y como ya se hab a retratado anteriormente, el contexto definido como paisaje nformal representa una oportunidad de co aborac ón y reconoce os espac os hab tables formados por las comun dades como algo que se debe conservar y potenc ar con a part cipac ón activa de os profes onales dentro de rubro, no podemos dejar de ado os aspectos negat vos que orig nan, en cierta par e, y traen los pa sa es informa es.

Los e emp os comentados respondieron a caracter st cas d fíci es de gnorar: la inseguridad ciudadana y os riegos de accidentes que vu neran a integridad f s ca. A crecer s n criterios de planif cación, muchos de os paisajes informa es presentan alta densidad y configuraciones irregulares que facilitan actividades del ct vas, creando zonas donde el crimen pueden operar con relat va ibertad.

Además de ello, es común que estos se ubiquen en cauces de ríos secos, faldas o c mas de cerros nestab es, v éndose expuestos a desastres naturales que se intens f can por e cambio climático. Teniendo en cuenta también este panorama negativo, podemos af rmar que reconocer el pa saje informal no sign f ca romant zar la precariedad y la falta de part cipac ón de as autor dades responsables de su pueb o.

La falta de acceso a infraestructura básica, servicios púb icos adecuados y segur dad jurídica del suelo expone a sus habitantes a r esgos constantes que vu neran sus derechos. Además, la ausenc a de criterios técn cos en su con igurac ón ncrementa su fragi idad frente a desastres natura es y emergenc as san tarias, fomentando círculos de exclus ón y precar edad En tal sent do, es necesario vo ver a recalcar que también se debe ver al pa saje informal como una lamada de atenc ón sobre la necesidad urgente de pol t cas urbanas más inclus vas, sensibles y sostenib es.

Al incorporar e pa sa e nforma en la formac ón de arqu tectos y otros profesionales de rubro, aprendemos que el verdadero diseño no solo emana de despachos profes ona es, s no tamb én de la sab duría popu ar y la apropiac ón comunitar a, nvitándonos a repensar nuestro ro como fac l tadores de procesos soc oespaciales capaces de armonizar con a vida y territor o.

En conclusión, el pa sa e nforma que, reiterando, es producto de hechos orgánicos que armon zan con el entorno, se puede visualizar como un umbral hacia el trabajo colaborativo por parte de comunidades y profes onales. Estudiarlo y anal zarlo conforma e primer paso para entender la paradoja que representa su capacidad creat va y de apropiación comun tar a que conv ve con r esgos que pueden afectar la d gnidad humana y a seguridad de qu enes hab tan estos espacios, de tal forma que se pueda diseñar con estrateg as integrales que combinen a escucha activa con pol ticas de formal zación, repensando cómo p anif camos, cómo construimos y, sobre todo, para qu én lo hacemos.

B bl ogra ía:

"Loca Comunal del Comedor San Mart n Proyec o Fi ekantropus" 03 may 2017 ArchDa ly Perú. Recuperado de ht ps //www archdai y pe/pe/870468 local-comuna -decomedor-san-mar in-proyec o- i ekantropus

Vania Masa as. "Proyec o DIT: Construyendo un espac o pa a los n ños en el R mac" 22 u 2022. ArchDa y México. Recuperado de ht ps //www.archdai y mx/mx/985758/proyecto-d tconstruyendo-un-espac o-para-los-n nos-en-e -r mac

2.1. ANTECEDENTES SOCIALES

La catástrofe destruyó el 80% de os edificios, de ando a la ciudad en ruinas. Ante la devastación, gran parte de a pob ación se v o ob igada a emigrar tierra adentro en busca de refugio. Esta s tuación empujó a muchas famil as por debajo de umbral de la pobreza, agravando as cond ciones de vida. La juventud oca , en part cu ar, quedó en una situación de r esgo, enfrentando a interrupc ón de su educac ón, fa ta de oportunidades laborales y un futuro inc erto.

La sede de la organización Opción Más fue destruida por e terremoto de abr l de 2016. Como respuesta, y mediante una colaboración entre organizac ones gubernamentales y la comun dad local, se construyó el Centro Cultural Chamanga. Este espacio comunitario ahora a berga las act vidades de Opc ón Más y de otros colectivos locales, fortaleciendo los procesos organizativos existentes .

El proyecto se desarrolló en dos fases de d seño y construcc ón bajo un modelo académico de "des gn/build", en el que estudiantes, unto con docentes, profesionales y la comunidad local, colaboraron en todas las etapas: desde la concepción hasta la e ecución del proyecto. Este enfoque promueve un aprendiza e activo y significat vo, permit endo a los estud antes ap icar sus conocimientos en contextos reales y desarrollar habil dades práct cas y colaborat vas.

Iniciativa de Opción Más: 2009

Terremoto: Abril 2016

La Universidad Estatal de Portland lideró la pr mera fase de proyecto, enfocándose en el d seño y construcc ón inic a del Centro Cultural Chamanga. Posteriormente, la Un vers dad de C enc as Apl cadas de Mún ch encabezó la segunda fase, ampl ando y conso idando la infraestructura. Durante todo e proceso, Atarraya Taller de Arquitectura, en colaboración con Opción Más y otros actores locales, se encargaron de la investigación, partic pac ón comunitaria y ejecución en el sitio .

La Un versidad Estata de Port and ideró la pr mera fase de proyecto, enfocándose en el diseño y construcción inic a de Centro Cu tura Chamanga. Posteriormente, la Un versidad de Ciencias Apl cadas de Múnich encabezó la segunda fase, ampl ando y consolidando la infraestructura. Durante todo el proceso, Atarraya Ta ler de Arquitectura, en colaborac ón con Opc ón Más y otros actores locales, se encargaron de la investigación, part cipación comunitaria y ejecución en el sit o .

Proceso de diseño, minga y taller

Hoy

Ejecución de obra

Circunstancias que dan origen al proyecto

Revalorización cultural Desarro lo comunitario

En e contexto socia de a comun dad de Chamanga, se evidenciaba una necesidad de repotenc ar espac os que promovieran la cultura, Tras e terremoto de 2016, muchos aspectos de la v da comunitaria quedaron fracturados, no solo en o mater al, s no tamb én en lo simbó ico y emociona . La uventud, en particular, se encontraba sin un ugar donde pudieran fortalecer su ident dad cultural, desarro lar su creativ dad o acceder a programas de formación que los vincularan con su territorio y sus ra ces.

La ausenc a de nfraestructura cu tural imi aba las oportun dades de desarro lo generando un vac o en a construcción de un proyecto comun tar o compartido. En este contexto, el Centro Cultural de Chamanga surge como una respuesta arqu tectón ca y social, pensada no so o como un ed fic o, sino como un espacio, capaz de act var procesos de revalorización cultural.

El proyec o no so o responde a una necesidad cultura , sino que tamb én es un catal zador para e desarrol o social y económ co de la zona. A ofrecer un espacio versát l y accesible el centro cultural adquiere un rol protagón co en a v da local. Su presencia fomenta la integración soc al al reun r a personas de distintas edades y ofic os, generando vínculos y redes de colaboración.

Además, al reconocer y poner va or en as expres ones prop as de Chamanga, e centro contribuye a fortalecim ento de a dentidad loca y al orgu lo por o propio. Este proceso de revalorizac ón cu tural abre tamb én la posibil dad de crear nuevas oportun dades económ cas a través de la formación técn ca y a gestión de proyectos cultura es. Así el espacio se conv erte en una plataforma de transformación que promueve el empoderamiento de a comun dad.

Entre os principales retos que enfrenta el Centro Cu tural de San José de Chamanga se encuentra a necesidad de asegurar un f nanc amiento continuo que permita no solo a conservación física de su infraestructura, sino tamb én e sostenimiento de una programac ón cultural d versa, pert nente y constante. Esta necesidad económica está estrechamente v ncu ada con la capacidad de gest ón local y con a articulación en re actores comun tar os, instituciones púb icas y organizac ones externas que puedan brindar apoyo técnico y f nanc ero a largo p azo. A e lo se suma el desafío de mantener activa la participación de a comun dad, lo cual exige no solo convocatorias per ódicas, sino tamb én la creac ón de espacios de d álogo, formac ón y corresponsab lidad que fortalezcan e sent do de apropiación colectiva sobre el centro.

Otro aspecto crucia es la sensib l dad del proyecto frente a las cond c ones amb entales del territorio. Ubicado en una región vulnerable a fenómenos cl máticos como inundaciones o tormentas, el cen ro debe ncorporar estrategias resil entes de mantenimiento, adaptac ón y protección que aseguren su permanencia y funcionalidad en e tiempo.

Más a lá de su función operat va, el d seño del Centro Cultural posee un profundo va or s mból co. No se trata únicamente de una estructura arquitectónica, s no de una manifestac ón concreta de la dentidad afroecuatoriana y montub a de Chamanga. Su forma, mater ales y dispos c ón espac al reflejan una narrativa cu tural que rescata la memoria colectiva y la proyecta hac a el futuro. En este sentido, la arquitectura cump e un papel fundamenta como agente cu tural: es un medio que comun ca, preserva y revitaliza los valores, práct cas y expresiones de una comunidad histór camente marg nada.

Desde su apertura en 2018, el centro ha s do un punto de encuentro y dinamización sociocultural. Diversas organizaciones locales lo han uti izado como pla aforma para real zar tal eres de agricultura orgán ca, permacu tura, tradición oral, música, danza y marimba, entre otras activ dades. Estos espacios no so o mpulsan a transm sión de saberes ancestra es, s no que también promueven a autogest ón, el empoderamiento comunitario y la reconstrucc ón de te ido socia . Así, el Centro Cu tura de Chamanga se conso ida como una experiencia v va de res stencia cu tural y de fortalecim ento comunitario, donde la arqu tectura se conv erte en veh cu o de transformac ón y de dentidad.

2.2. VALORES PAISAJÍSTICOS

Elementos Bióticos y Abióticos

Elementos Bióticos

Es una zona de gran r queza natura grac as a sus ecosistemas de mang ares, estuar os y bosques ropica es. Su flora está compuesta por árboles resistentes y adaptados a suelos húmedos, como el mang e rojo, b anco y negro, que son esenc ales para a protección costera. También se encuentran especies como el Guayacán, a teca, la Gmelina y el sangre de drago, además de Galmas, helechos, orqu deas y arbustos nativos, todos fundamentales para la conservación de suelo y e equ libr o eco ógico.

En cuanto a la fauna, Chamanga a berga una amplia variedad de especies, tanto terrestres como acuát cas. Entre los mamíferos más representat vos están e mono au ador, e perezoso, el tigr llo, a martucha (cusumbo), a guanta, la guatusa y e oso horm guero. También se observa una gran diversidad de aves, como la estrellita esmeraldeña (co br endémico), e hormiguero de Esmeraldas, además de garzas, loros y aves m grator as. Esta fauna cumple un pape c ave en la polinizac ón, d spersión de sem las y control de p agas.

Elementos Abióticos Flora

La reg ón presenta una topografía predominantemente ba a y ondu ada, con elevac ones que var an desde 6 metros en áreas costeras hasta 257 metros en zonas más elevadas hac a e nter or, por otro lado, los suelos en San José de Chamanga son pr nc palmente a uv ales formados por sed mentos depos tados por ríos y estuar os, lo que los hace adecuados para la agr cu tura. Además, tamb én hay presencia de suelos hidromórf cos, saturados de agua y ricos en materia orgán ca, o que los hace idea es para ciertos tipos de vegetación y fauna acuát ca

Leopardus gr nus / T gr l o

Bradypod dae

Oso Perezoso

Dasypod dae

Armad l o guanidae / Iguana ve de

Con respecto a la h drografía, el centro cu tura se encuentra en a desembocadura del río Co imíes, formando un estuar o que es un ecos stema cruc al para a b odiversidad local. Este estuario a berga extensos manglares que proporcionan hábitats para diversas especies de peces, crustáceos y aves; además, a reg ón está influenciada por otros cuerpos de agua, como e r o Mache, que tamb én contr buyen a a riqueza h dr ca y ecológ ca de la zona, incluso cuentan con el Refugio de Vida S lvestre Manglares Estuar o R o Muisne.

A aceae / Palma Lam aceae / Gme ina Lam aceae Teca
Tabebu a Guayacan

El referente en el paisaje

El centro cu tura se encuentra a aproximadamente 200 metros de una granja camaronera que se desarrol a en el río Mache, a 33 metros sobre el n vel de mar.

La zona en la que se ub ca está caracterizada por terrenos ba os e inundab es, espec almente en áreas cercanas a la costa y os estuarios, o que la hace susceptib e a inundaciones y mare adas.

Con respecto a a hidrograf a cerca al referente, está marcada por la presencia del r o Mache y los ecosistemas de la oca idad.

El río Mache, que atraviesa esta región, forma parte de la Reserva Eco ógica MacheChindu , un área pro egida que abarca aproximadamente e 65,96% del erritorio parroqu al. Esta reserva es v tal para la conservac ón de bosques tropica es húmedos y manglares, los cua es desempeñan un pape cruc al en la regu ac ón hídrica y a biod vers dad local.

La combinación de un re ieve bajo y la presenc a de estos cuerpos de agua ha dado lugar a un pa sa e informa caracter zado por asentam entos d spersos, viv endas adaptadas a as condic ones de terreno y una integrac ón estrecha entre as act vidades humanas y el entorno natural. Este paisaje refle a a nteracc ón constante entre a comunidad y su med o ambiente.

La arqu tectura del Centro Cultura de San José de Chamanga está profundamente nf uenciada por la h drografía y a topograf a de su entorno, particu armente por la presencia del r o Mache y los ecosistemas c rcundantes. El d seño del ed cio, con su techo a dos aguas y un primer n vel constru do en ladr llo, refle a una adaptac ón a las condic ones climáticas y geográficas ocales.

Los techos a dos aguas son comunes en regiones con l uvias ntensas, ya que fac litan e drenaje del agua y protegen las estructuras de a humedad, una característica esenc al en áreas cercanas a cuerpos de agua como el río Mache. Además, la d sposición de as casas en Chamanga, con techos simi ares, refle a una adaptación co ectiva a entorno natura , donde la arquitectura se ntegra armoniosamente con e paisaje y responde a as condic ones ambientales oca es.

Esta coherencia en e diseño urbano no solo forta ece la iden dad cultura de a comun dad, s no que tamb én promueve una conv vencia más armónica con el med o ambiente, asegurando a func ona idad y a durab idad de las construcciones en un contexto geográfico y climático específico.

2.3 . CONDICIONES URBANAS

Usos de suelo

Chamanga es un asentamiento semiurbano carac er zado por un patrón de ocupación informa , que en muchos casos es producto de a necesidad, predominando e uso residenc al d sperso con ba a dens dad. La zona en donde se emplaza el Centro Cultural está poco regu ado y no ha s do formalmente zon ficado por las autor dades municipa es, generando una mezcla desorgan zada de usos residencia es, comercios de pequeña escala, espac os comunitar os y zonas vac as o subut l zadas, mostrando un tej do urbano s n jerarquías c aras n cont nuidad espacia .

Esta fa ta de regulación contribuye a la fragmentac ón del espacio, afectando la coherencia funciona del entorno y limitando el desarro lo de sinerg as urbanas entre el edif c o anal zado y el resto de asentamiento. Es así que por su ubicac ón podemos cata ogar que el Centro Cultural se encuentra en un área de borde urbano, rodeado pr nc palmente de viviendas informa es. Esta local zación hace que situemos a edific o en una zona de trans c ón entre o urbano y lo rura , o que im ta su integración con el resto del asentamiento y lo desconecta de resto del tejido urbano, debi itando su capac dad de generar un flu o urbano ac ivo a su a rededor.

Accesibilidad

La acces bil dad impl ca considerar la fac lidad con a que distintos grupos sociales pueden legar, permanecer y aprop arse del espacio, es así que uno de os pr ncipales desaf os del la comun dad de Chamangal es a accesibi idad física. La comun dad cuentan con a Vía del Pacífico o Tronca de Pacíf co (v a principal), también conoc da como “Ruta del Sol” o “Ruta del Spondylus”. S n embargo la nfraestructura vial entre las cal es de acceso es precaria, mayoritar amente de t erra o gravil a.

LEYENDA

V vienda

Otros usos

Además, no existen aceras cont nuas ni rampas accesib es, lo que demuestra que as rutas no están d señadas para personas con movil dad reduc da. El transporte públ co es mitado o inex stente en muchos casos, lo cual afecta d rectamente la posibi idad de que hab tantes de otras zonas de Chamanga o de comun dades aledañas puedan acceder con regular dad a centro. S n embargo, aunque el cen ro cu tural fue diseñado con partic pac ón comunitar a, su accesibil dad urbana se ve comprometida por el deter oro del entorno v al, la seña zac ón urbana e ilum nac ón púb ica, a cual es escasa o inexistente.

LEYENDA

La conect vidad en Chamanga es ba a, tanto en términos f s cos como d gita es. Las conexiónes entre el centro cu tura y os otros puntos clave de a comun dad son débi es, tanto por la precar edad de as vías como por a fa ta de p anif cación del espacio públ co intermed o, lo que impide que se de una articulación eficiente del terr torio y por ende, esta ba a conect v dad nterna t enda a fracturar a exper enc a urbana y genere que se lim te e pape que debiese cumpl r el centro cultural, s rviendo como nodo estructurante o articulador de la comunidad.

A n vel dig tal, a cobertura de nternet y telefon a es rregu ar, costoso y de baja velocidad, lo cua representa una barrera y lim ta el uso que se le da al Centro Cultural como un espac o de intercamb o educativo o cultura más allá de territorio inmed ato. Esta desconexión no solo termina afectando la circulac ón fís ca, s no también el acceso al conocimiento, a la econom a d gita y a as redes culturales del país, no solo reduce el acceso de los vis tantes y de os po encia es colaboradores, tamb én encarece os costos logísticos y l mita a llegada de recursos.

Servicios básicos

a) Procedencia principal de agua recibida.

Para mejorar la ca idad de vida se nc uye el acceso al agua y a la a imentación. A pesar de eso, e sector rural se ve fuertemente afectado por a débi cobertura de red públ ca de agua, puesto que el 99% de los hogares en a no tiene acceso a esta.

b) Tipo de servicio higiénico o escusado

La h giene es un med o para proteger, conservar y mejorar la salud ndividua y colectiva. Es por ello que se considera la mportancia de contar con nsta ac ones sanitarias a nter or del hogar, nc uyendo tanto excusados como instalaciones fi as para el baño.

c) Procedencia de luz eléctrica

Para a canzar e desarro lo oca es necesario que la pob ac ón tenga acceso a de manera espec al el serv c o de uz eléctr ca, ya que contr buye con as activ dades económicas produc ivas. Es así, que en la Chamanga aún está presente e déf c t de energía eléctr ca ya que e 32% de as v v endas no poseen este serv cio proven ente de una red de empresa eléc r ca de servicio púb ico.

Equipamientos existentes

En cuanto a equ pamientos urbanos, la disponibi idad y calidad de estos en Chamanga es l mitada. Además a pesar de que ex sten a gunas infraestructuras básicas tales como escue as pr mar as, a gunas instalac ones relig osas y canchas deportivas informales, pocos son los espacios públicos o centros comun tar os uncionales y de cal dad. Estos equ pamientos encontrados en la zona son insufic entes y en muchos casos están deteriorados, lo que evidencia un patrón de abandono nst tuc onal, ref ejando así una exclusión que afecta a las zonas rurales.

Es así que, e Centro Cultural destaca como una excepc ón significativa en este contexto de carenc a: se convierte así en uno de os pocos espac os b en equipados y con vocación públ ca y comunitaria, lo cual le da un va or estratég co. Sin embargo, esta cond ción tamb én imp ica una sobrecarga de func ones para a cual no s empre se cuenta con el respa do inst tuc onal o técn co adecuado. Además, su falta de conexión con otros equ pamientos por d stancia, por falta de rutas o por carencias nstituciona es l mita su impacto urbano estructura .

También es mpor ante señalar que uno de os problemas es que estos equipam entos no están pensados ni d stribu dos como parte de un s stema urbano cohesionado y que tanto e mantenimiento y sosten bi idad de os equ pamientos exis entes, en la cual está nc uido el cen ro cu tura , depende en gran med da de la autogestión comunitaria y el trabajo voluntario, dada a la escasa presencia de Estado en la zona. Esta situación pone en riesgo su cont nuidad operativa en el mediano p azo, y vuelve frág l cualqu er equipamiento que no cuente con un marco nst tuc onal sól do y con recursos estables.

Unidad Educat va Chamanga

Escue a de Educac ón General Básica

F scom siona

CEC B Domingo Perdomo

Subcentro de salud de Chamanga

Loza deport va

Parque C udade a

Cancha Múl ip e Nueva Esperanza

Terminal de ranspor e Chamanga

g esia Pentecosta Un ón

n ernaciona PU E Chamanga

Cu tural Center Chamanga

V endo esta situación, podemos decir que el problema no es so o rad ca en a escasez de equ pamientos, s no tambien en a ausencia de una v s ón estratég ca y sistémica del territorio. Ya que no se trata únicamente de construir más infraestructuras, sino de pensar en su ub cación, funciona idad, accesib lidad, sosten bi idad y articulación con a vida cot diana de la comun dad. Los equ pamientos deben ser espacios vivos, ntegrados con os saberes locales, la dentidad cultural de la comunidad de Chamanga y as asp raciones co ect vas que t enen a futuro.

Jardín de La Paz San Jose
LEYENDA

2.4. DINÁMICAS HUMANAS

Espacio y comunidad

Después del terremoto de 2016, a comun dad de Chamanga, en la costa de Ecuador, quedó muy afectada. No so o perd ó casas y calles, también perdió ugares donde a gente pod a reunirse, compartir y sent rse parte de a go. La vida diaria se vo vió más d fíci , y muchas personas quedaron sin espacios para aprender, expresarse o simp emente convivir.

El Centro Cultura Chamanga nac ó como una respuesta a esa realidad. Fue diseñado y constru do con la ayuda de los propios habitantes, junto al colect vo A Borde. Más que un edif cio, este centro se conv rt ó en un s mbolo de esperanza, unión y fuerza comun tar a. Hoy es un lugar donde niños, jóvenes, mujeres y art stas se reúnen para crear, aprender y celebrar su dentidad.

El Centro Cultural San José de Chamanga es fruto de una colaborac ón entre a comun dad local, nst tuc ones académicas y organ zaciones de la soc edad civil, que integraron la trad ción de la minga con metodolog as académicas de construcc ón part c pativa. Desde su inauguración, e centro ha rev tal zado a v da comun tar a mediante tal eres artísticos, actividades juveniles, ferias y eventos culturales, fomentando la colaboración, e intercamb o de saberes y a reafirmac ón de a ident dad local

ACT VIDADES PREEXISTENTES

Reun ones ocasiona es en espac os improv sados. Act v dades cu turales no inst tuc ona izadas Even os y es vidades comunales

ACT VIDADES PREEX STENTES

ACTIV DADES ACTUALES

Juegos ca e eros s n segur dad

Ta leres de mús ca, danza, tea ro para n ños y óvenes Fer as artesana es deradas por mu eres

Proyecc ones de c nes comun tarios y encuentros cu tura es Uso de espacio como punto de re erencia.

Ambientes y usos

Zona f ex b e Para usos mú t p es

Zona de ensayo

Pa a rea zar ensayos de co eograf as p ev o a sus presen ac ones

Zona de es ud o Área dest nada pa a act v dades educat vas

Es ud o de Rad o

Baños
Zona ex b e
Para usos mú p es
Escena o Puen e
Acceso

2.5. CONCEPTUALIZACIÓN ARQUITECTÓNICA

El proceso

El edif cio busca arra garse en su contexto tomando pistas de la arquitectura vernácula de la zona, a mismo t empo que se distingue por su escala y e uso nnovador de mater ales convenciona es. La planta alta del edif cio se soporta en madera y guadúa nativa, recubierta con la trad c onal caña chancada. Una celosía de “burbu as” de guadúa se ut l za en las aperturas y sobre la tar ma: tamiza la uz, asegura e Centro y perm te una adecuada venti ación del espacio.

"E proyecto responde con alta ca idad a una so ución post desastre, con un gran recurso en el uso de mater al constructivo autóctono, logrando una arqu tectura de uso colectivo y cu tura , con gran capacidad para activar el espacio púb ico y regeneración de ejido social. Todo ello mediante un proceso part c pativo y de cooperación nternacional." Atarraya tal er sobre el centro cu tural San José de Chamanga.

Hasta a actua idad e Centro Cu tura se ha convert do en un ugar clave en la v da de los chamangueños, aqu se gestiona, se propone y se promueve, pero también se juega.⠀

UBICADO EN CHAMANGA

NECESIDAD DE RECONSTRUIRSE

BAÑOS SECOS

CAPTACIÓN DE AGUA DE LLUVIA

SOLUCIONES SOSTENIBLES

ANTIHUMEDAD

CO-PRODUCCIÓN ESPACIAL

CONCEPTOS CLAVE

COMPRENSIÓN DEL CONTEXTO

CELOSÍAS PARA VENTILACIÓN

USO CAÑA GUADÚA

AISLAMIENTO DE REDES PÚBLICAS

PROCESO DE DISEÑO

FORTALECIMIENTO DE IDENTIDAD

ARQUITÁCTURA VERNÁCULA

SOSTENIBILIDAD + IDENTIDAD CULTURAL

PART CIPACIÓN ACT VA ESPAC O PARA CULTURA Y COMUNIDAD

IMPACTO

ESTRUCTURA

BARRAS + ATRIO CENTRAL

La construcción de Centro Cultura Chamanga es el resu tado de un argo proceso que involucró a mucha gente, con a organ zación chamangueña Opción Más a a cabeza.

La conceptualizac ón y aborda e del proyecto arqu tectón co como un componente más de proceso socia y organ zat vo más ampl o fue fundamental. Por un ado, movi izó mecan smos de diá ogo y toma de decisiones talleres, asamb eas, etc. para generar oportun dades de forta ec miento para OM.

Esto imp icó, por ejemp o, a sol dif cac ón de los vínculos operat vos de OM con la escue a públ ca de Chamanga, las autoridades locales, organ zaciones barr ales, y o ros agentes locales. A mismo t empo, abr ó espacios para a reformu ac ón interna de a organ zación, cuya base social y composic ón a n ve dirigencia se d versificó junto con e proceso, perm tiendo a nc usión de voces más p ura es. A su vez, esto resu tó en un espacio p anteado para usuarios y usos más variados: nicialmente conceptual zado como un espacio de presentac ón para artistas, el CCCh pasó a albergar act v dades y aspirac ones de organ zaciones de mujeres y madres de fami ia, ta leres de agroeco ogía, campañas de vacunación, colectivos de artes marciales, entre otras.

SALÓNDEUSOSMÚLTIPLES

USODEESPACIOSEXTERIORES

COMEDORCOMUNAL MICROQUIMERAS

ESPACIOSADAPTABLES RECORRIDOS

Volumetría

La volumetr a del Centro Cu tural San José de Chamanga se basa en la fragmentac ón de un volumen compacto en partes d ferenc adas que responden de forma funciona y sens ble a contexto. Esta estrategia perm te organizar los dist ntos programas como talleres, aulas y servic os en piezas independ entes generando recorr dos f uidos y espacios intermedios que favorecen a ventilac ón cruzada, e confort térmico y a nteracc ón con e entorno nmed ato. La d sposic ón ab erta de os volúmenes en planta ba a contribuye a una arqu tectura accesible y f exib e, que se adapta a as dinámicas socia es de a comun dad.

En e centro del con unto se e eva un volumen pr ncipal que actúa como corazón simból co de proyecto. Su altura y prominencia le otorgan un carácter jerárqu co dentro de la composic ón funcionando como espacio articulador y punto de encuentro colect vo. Este gesto volumétr co refuerza la identidad de ed fic o como un espac o cultural abierto inclusivo y part cipativo. En con unto, a propuesta expresa una vis ón arquitectónica que comb na func ona idad expres ón simból ca y arra go territoria fomentando e sent do de pertenencia y e uso activo por parte de la comunidad.

Vo umen compac ado

Estrategias aplicadas

1.Participación comun taria:

El Centro Cultural, es un ejemp o notab e de arquitectura socia y participativa. E proyecto se organ zó en dos fases de diseño y construcción, planteadas en el marco de un modelo design/bu ld académico, en el que estud antes d señan, planif can y construyen el proyecto en co aborac ón con profesores, profes onales y la comunidad oca . El l derazgo de los locales a o largo del proceso de edif cación generó oportunidades de intercambio de saberes, ntegrando as la tradic ón local de construcc ón soc al recíproca ( a minga) con a metodología académica del ta ler 1:1.

2. Uso de materiales locales:

Se emp earon mater ales y técnicas construct vas propias del lugar, como madera local para a d sm nuc ón de impacto ambiental y tomando p stas de a arqu tectura vernácula de a zona. Algunos de estos materia es eran recuperados de casas destru das por el sismo. De esta forma, e uso de mater ales oca es responde tanto a una necesidad práct ca como a una decisión ideo ógica y arqu tectón ca, apostando por una arqu tectura contextual, autosuficiente y coherente con as capac dades técnicas de la comun dad, siendo posible hacer arqu tectura, s empre que se combinen saberes popu ares con asesor a técn ca adecuada

3. Espacialidad y estrategias b ocl máticas:

El diseño trata de un espacio mu tifunc onal y adaptab e, que s rve para ta leres, reuniones, c ases y actos culturales, proponiendo así, espacios ab ertos, vent lados y con i uminac ón natural. La p anta l bre o sem ab erta, sin particiones fijas, permite reconf gurar el uso de espac o según as act v dades y e uso de la ventilac ón e i uminac ón natural cruzada, fue c ave para contrarrestar el clima trop ca , s rviendo para ev tar gastos en energía. Es así que el espacio no impone un solo uso, sino que se deja moldear por las d nám cas socia es, convirt éndose en una infraestruc ura viva. No obstante, esta f ex bi idad que brinda el centro cu tural requ ere de una notab e organización y sentido co ectivo para ev tar que se di uya su va or arquitectón co.

4. Enraizamiento cultural:

El ed ficio no so o reconstituye un espacio físico, sino tamb én el tej do soc al y emociona , e d seño toma como referencia la arquitectura vernácula afroecuator ana y montuvia. Se respetaron tanto la forma de construir, los materia es emp eados y la apl cación de saberes tradicionales de la comunidad, ta es como os sistemas de ensamble de madera y el traba o manual. Esto refle a las tradiciones loca es, reforzando el sent do de pertenencia. E diseño no busca imponer un estilo “moderno” foráneo, sino dia ogar con el paisaje costero, la cultura v sua oca y as formas de vida de la comunidad de Chamanga.

2.6. SUJETO, INCLUSIÓN Y ACCESIBILIDAD

El sujeto en el proyecto no es un usuar o genérico, s no que está profundamente contextualizado, la cual abarca toda una comunidad afroecuatoriana res iente. Este espacio brindado, responde a sus formas de habitar, crear y la forma de reconstruir su identidad. El centro se puede adaptar tanto para un refugio como para un escenar o cultura , tal er de of cios, sa ón comunitar o y espacio educat vo. Es entonces que e proyecto se habil ta como una p ataforma de expresión loca , donde las prácticas culturales (música, danza, te ido, ora idad) no sólo t enen cabida, s no que son e conten do central del uso del espacio.

Aunque e ed fic o sea senc llo y de ba o presupuesto, cumple con principios fundamentales que a hacen accesibles ta es como:

Planta ún ca y horizontal, s n desn veles que fragmenten la c rculac ón.

Rampa pr ncipa de acceso, con pend ente suave y barandas laterales. Pasi os ampl os, superf c e ant deslizante, sin obstáculos v suales n fís cos.

Mob liario móvil y igero, que perm te reorgan zar el espacio según neces dad o capacidades de los usuarios. El sujeto ya no es un usuario “tipo”, s no una comunidad real con h stor a, dolor, creat vidad y agenc a.

Análisis espacial

Espac os de flu o

AUDITORIO

Aforo : 12 personas

Usuar o : Comunidad general, grupos cu tura es, niños y adu tos mayores.

Mobi iario : Bancos de madera, api ables y l v anos. Mesas comuna es.

Distribución: según evento (charlas, tal eres, c ne).

ZONA DE ENSAYOS

Aforo : 16 personas

Usuario : Grupos cu tura es, n ños Mob l ar o : Sin mobil ario

Distribuc ón: Posee un área l bre para permit r e mov miento.

Zona de ensayos Auditorio
PRIMERA PLANTA
SEGUNDA PLANTA

Circulación RADIO

ZONA FLEXIBLE

Aforo : 3 personas

Aforo : Z.F. Izquierda : 10 personas

Z.F. Derecha : 28 personas

Usuario : Locutores.

Usuario: N ños, artesanos, educadores.

Mobi iario : Equ pos para grabar, mezclar y transmitir aud o.

D stribución: secuencia en forma de L para a ubicac ón de los equipos.

Mesones de traba o de madera, s l as igeras.

D stribución: según even o o taller a dictar.

ESCENARIO

Aforo : 7 personas

ZONA DE ESTUDIOS

Aforo : 4 personas

Usuario : Grupos a part c par

Usuario : N ños, educadores.

Mob liar o : Sin mob l ar o

Distr buc ón: Posee un área l bre para permitir e mov miento.

Mob liario : Mesas de trabajo de madera, s l as l geras.

D stribución: Secuenc a en forma de L, apegadas a as paredes

CIRCULAC ÓN HORIZONTAL

Pas l os y espac os ab ertos:

La c rculación ocurre en espac os ab ertos y fluidos, donde los lím tes entre act vidades se diluyen. La conexión In er or y exter or están conectados mediante puertas abat bles y sin escalones esto favorece a usuar os con diversidad funciona , adultos mayores y niños, al reducir la neces dad de orientación comp eja. Las dimensiones de los pasillos y espacios de circu ación princ pales superan los 1.20 m de ancho, cump iendo con os criterios de acces bil dad universal. Esto permite el cruce de dos si las de ruedas o e desp azam ento de grupos sin congestión.

CIRCULAC ÓN VERTICAL

Escaleras y rampas:

Se presenc a el uso de una rampa de acceso pr nc pal, la cua posee una pend ente menor al 8%. Entre sus caracter st cas, a rampa deber a de poseer una superficie rugosa y antideslizante, para generar la seguridad al momento de transitarla. Además, a tratarse de un proyecto de tan so o 2 plantas posee una so a escalera, la cual tiene orma de L, distr buyendose en 14 escalones, con un descanso despues del tercer esca ón y con un ancho de 1.16 m, suficientecomo para que transiten 2 personas a a vez.

PRIMERA PLANTA
SEGUNDA PLANTA
Escaleras y rampas:
CIRCULAC ÓN VERTICAL

Distribución de espacios y mobiliario

Pr mera planta.

Los espac os en primera p anta se han distribu do a o largo de lote medianero de 9x15m, de ta orma que e mob l ario existente cumple funciones básicas y ha sido dispuesto de manera práctica para atender las diversas activ dades que se desarrol an en e espac o.

A pesar de que existe una ausencia de mobil ar o especia izado propio para el centro. esta situac ón representa una oportunidad de maxim zar a ut lidad del espac o, dado que no existen objetos que condicionen a d str buc ón o e uso de los mismo.

Es uso de si as de plástico y mesas comunes que no son fijas es propicio para lograr un aumento en el aforo del lugar, espec almente cuando se desarrollan eventos públ cos en e auditorio o se requ ere de un área libre despe ada en la zona de ensayos.

Por otro lado, como una proyecc ón a futuro, el proceso de d seño y fabr cac ón de un mob liario específico podría convert rse en una activ dad participativa que invo ucre a miembros de la comun dad, artesanos loca es y jóvenes nteresados en el diseño y la carpintería.

A pesar de la d f cultad con respecto al mobil ario, ya mencionada, la estación de rad o comunitaria se er ge como una herramienta v tal para la comunicación y el fortalec miento de a identidad loca , donde a pesar de no contar con una nfraestructura sof sticada, su existencia re e a el compromiso de a comunidad por mantener viva su voz y trad ciones.

Esta em sora opera con recursos mitados, pero su mpacto es significativo, dado que s rve como plataforma para que os habitantes compartan not cias locales, expresen sus op n ones y d fundan eventos cu turales. Además, promueve la part cipación de óvenes y adultos en la producción de contenidos, fomentando habil dades en comun cación y fortalec endo el tejido social.

La radio también desempeña un papel crucia en la preservac ón de la memoria co ect va. A través de programas que rescatan h stor as, músicas y saberes ancestra es, contr buye a la valorizac ón de a cu tura local, a sentido de pertenencia de la comunidad y representa una oportun dad para potenciar la comunicación comunitar a.

Auditorio
Sa a de ensayos
Radio

La escalera destaca como una p eza arquitectónica innovadora que trasc ende su función tradiciona de c rculación. Con una estética cu dadosamen e trabajada en madera y elementos vert ca es tipo balaustre de bambú, esta estructura combina funciona idad con un fuerte sentido de d seño y pertenencia local. Su forma l gera y ab erta permite una conex ón visual entre nive es, promov endo a transparenc a espacial y la ntegración de los ambientes. Esta esca era no so o conecta f s camente dos a turas, sino que también establece un diá ogo entre la tradición cons ructiva vernácu a y la arquitectura sos enible

Con dimensiones de 3.71 metros de argo, 1.53 metros de ancho y una a tura tota de 2.93 metros, esta p eza se convierte en un e emento protagón co del espacio. La ncorporación de plataformas esca onadas de d ferentes alturas no so o faci ita el acceso, sino que ofrece la pos bi idad de ser util zada como grader o o asiento informal para actividades culturales, encuentros comunitarios o presentaciones. Así, la esca era cump e una dob e función: como med o de circu ación vertical y como mob l ar o públ co, convirtiéndose en un punto de encuentro y convivencia dentro del centro cu tura . Su diseño compacto (solo 0.90 metros de ancho para a parte f otante) y su integración con mater ales natura es la hacen tanto func onal como representativa.

Este e emento arquitectónico trasciende su función de c rculación vertical al convertirse en un espacio multifunciona que fomen a la nteracc ón y participación comunitaria. D señado para amp iar sus últ mas gradas y funcionar como asientos informa es, permite a observac ón de actividades en el auditorio desde otro n ve de centro. Su ub cación estratégica cerca del atr o centra de doble a tura fac l ta a conex ón visua y f sica en re d ferentes áreas del ed fic o. Durante eventos de mayor escala, las graderías or entadas hacia e auditorio perm ten el aumento del aforo.

Constru do con mater ales trad c onales como madera y caña guadúa, refle a un compromiso con las técnicas vernácu as y la sosten bi idad. El uso de caña chancada y celosías de guadúa no solo aporta una estética cá ida y natural, sino que también me ora la venti ac ón e luminación del espac o, creando un ambiente confortab e y acogedor. Este enfoque integra conoc mientos académicos y saberes trad ciona es, orta ec endo los lazos comunitarios y asegurando que el d seño responda a las necesidades y aspiraciones de sus usuar os. Además, a construcción se levó a cabo mediante un proceso part cipat vo que involucró a estud antes, arqu tectos y habitantes oca es, conso idando el proyecto como un e ercicio de co-producc ón espacia .

La segunda planta se organiza en dos barras para elas conectadas por un puente que rodea el atrio centra de doble altura, generando un recorrido cont nuo y flu do. Este nive alberga espacios dest nados a talleres, reun ones y activ dades culturales, diseñados para adaptarse a d versas neces dades comunitarias. La d spos c ón abierta y f ex b e de estos espacios de uso múltip e permite su reconf gurac ón según las activ dades programadas, facil tando tanto ses ones grupa es como eventos más íntimos. Durante presentaciones art sticas y eventos de mayor asistencia, e atr o se conecta con la cal e a través de una puerta de acordeón de 5 metros de ancho, integrando e ed fic o con el espacio públ co.

Constru da con materia es tradic onales como madera y caña guadúa, a estructura super or ncorpora ce osías de guadúa y recubrim entos de caña chancada que tamizan a uz natura y favorecen la venti ación cruzada, creando un amb ente luminoso y fresco. E techo, cubierto con planchas de tetrapak rec clado, me ora las condiciones acúst cas y térmicas del espac o. Esta combinac ón de mater ales y técnicas construct vas tradic ona es no solo responde al c ima ocal, sino que tamb én ref e a el compromiso de proyecto con la sosten bil dad y a va or zac ón de saberes ancestrales.

La sala de estud o se s túa en el nivel super or de edif cio, ormando parte de una de las dos barras parale as que rodean el atrio central de doble a tura.

Este espacio está d señado para adaptarse a diversas act vidades educat vas y cultura es, como ta leres, c ases y ses ones de ectura. Su conf gurac ón abierta y f exib e perm te una reconf gurac ón según as necesidades de los usuar os, fac itando tanto el trabajo ind vidua como co aborativo.

Construida con materiales trad ciona es como madera y caña guadúa, a sala de estudio ncorpora celos as de guadúa y recubrimientos de caña chancada que tam zan a luz natura y favorecen la ventilación cruzada, creando un ambiente uminoso y fresco.

El techo, cubierto con p anchas de tetrapak rec clado, mejora las cond ciones acústicas y térmicas del espacio. Esta comb nación de materia es y técn cas constructivas tradicionales no solo responde a c ima ocal, sino que tamb én ref e a el comprom so de proyecto con la sostenib lidad y a va orización de saberes ancestra es.

Además, la sala se conecta visua y funcionalmente con e entorno urbano, fortalec endo e vínculo entre el centro y la comunidad.

Sa
Sala de estudio

2.7. CONSTRUCCIÒN Y SOSTENIBILIDAD

La comun dad de Chamanga uvo un rol act vo y determinante en odo el proceso del Centro Cu tural San José. Desde el in c o, la organ zación local Opc ón Más actuó como representante de la población, articulando tal eres part cipativos, asamb eas y coordinando las m ngas comunales. A través del enfoque des gn/bui d, os hab tantes part c paron en e d seño de programa, la elección de mater ales y la construcción del edif cio aportando ideas, decisiones y esfuerzo f s co.

Durante la obra, se sumaron como mano de obra voluntaria, aportando con saberes trad c onales, espec almente en el trabajo con guadua, t erra y madera, fortaleciendo v nculos sociales. Además, se contó con maestros locales, que guiaron procesos constructivos y compartieron conocim entos con estud antes y arqu tectos vis tantes, generando un aprendizaje compartido. Grac as a esta participac ón, e centro se convirtió en una obra colectiva, apropiada y sostenida por la m sma comunidad. Actua mente, Opción Más gest ona su func onamiento y manten miento, promoviendo activ dades culturales, ta leres, reun ones ab ertas y el uso d ar o del espacio por parte de a población.

Participación Comunitaria Fases y Agentes

El proyecto se desarro ló en dos fases. La primera (2017) fue dirig da por la Portland State University, enfocándose en el d seño part cipat vo y la construcción de a planta ba a, con estructura de mampostería y concreto armado. Esta etapa ncluyó la preparac ón del terreno, cimentación, muros estructurales, instalación de columnas, y organ zac ón de patio central como núcleo de actividades.

La segunda fase (2018), iderada por la Un vers dad de Cienc as Aplicadas de Múnich, completó e segundo nivel con estructura de guadua, techado l v ano y cerram entos permeab es. Se ncorporaron e ementos b ocl máticos como ventilación cruzada, control solar y materiales locales de ba o impacto.

Ambas fases contaron con el acompañam ento permanente de Opción Más, constructores oca es, voluntarios y espec al stas. La metodolog a design/build perm tió un aprendizaje mutuo entre estudiantes, técnicos y pobladores, forta eciendo tanto el resu tado arquitectónico como el tej do social oca , y consolidando un modelo co aborativo de reconstrucción postdesastre.

1 C mentación y arranque de muros

2 Conso idación de muros y v gas de amarre

3 N velac ón de p so y definic ón de espac os

5 Montaje de cerchas y estructura de techo

6 Ensamb a e de cerramientos y cubierta inal

Estructura super or

El segundo n ve ut l za un s stema de entramado l gero de guadua y madera, una técnica inspirada en la construcción vernácula del l toral ecuator ano.

Se montó un entramado de v gas de madera gruesa (torones locales) sosten das por postes de guadua verticales y diagona es, formando armazones que se ensamblan con herrajes metá icos (tornil os, placas y var l as roscadas). Esta retícula de guadua actúa como pórt cos distribuyendo as cargas del techo. El entrepiso intermedio (entre ambos n ve es) es una osa ligera de madera que además actúa como techo del primer p so.

Cerramientos y techo

Los cerramientos del segundo nivel combinan técnicas locales y materia es rec c ados. Se ut l zaron ce os as de guadua, paneles de caña chancada, y sobre todo, p anchas recic adas de Tetra Pak, un mater al innovador de alta ef c enc a térm ca y resistenc a al agua. Estas planchas, e aboradas a partir de envases postconsumo, aportan una segunda vida út l al residuo, reducen a huel a ambienta del proyecto y se ntegran con fac l dad a sis ema de entramado l gero, estas están montadas sobre una armadura de vigas de madera y istones de guadua. Esta cub erta ligera refleja a luz y me ora la a s ac ón térmicaacúst ca nter or.

Materialidad Local

Caña chancada

La caña chancada, que consiste en secciones abiertas o aplanadas de caña guadua, se uti izó en el revest miento de muros y cerram entos livianos de segundo nivel. Esta técn ca permite una mayor vent lación e lum nac ón natural, además de aportar una textura artesanal al nter or del edif cio

Celosías de guadua

Se construyeron ce os as con cortes transversa es de guadua, que actúan como fi tros v sua es y solares, generando uegos de luz y sombra. Estas estructuras permiten disipar e calor acumulado y favorecen la vent lación cruzada sin comprometer la pr vacidad.

Caña Chancada

de guadúa

Ladril o de arcilla y hormigón armado

La p anta baja se construyó con muros de ladri lo y e ementos de hormigón armado, garant zando estabi idad y protección contra la humedad. Estos mater ales proporcionan so idez y durab l dad, esenc ales en zonas s smicas y húmedas. Aunque e hormigón tiene una huel a de carbono más a ta, su uso se l mitó a áreas cr ticas, equ l brando seguridad y sostenib l dad.

Planchas de Tetra Pak rec clado

Para a cub erta, se emp earon p anchas e aboradas a partir de envases de Tetra Pak reciclado. Este mater al ofrece a slam ento térm co y res stenc a a la ntemper e, contribuyendo a la sostenib lidad de cen ro y ejemp ificando el potencial de los materia es rec clados en la construcc ón.

La caña guadua, una especie de bambú nat va de la reg ón, se empleó en la estructura del segundo n vel, incluyendo columnas y elementos portan es. Este materia es reconoc do por su resistencia, f exib lidad y comportamiento favorable en zonas s smicas. Su uso tamb én refle a as práct cas construct vas tradic onales de la zona.

Madera local

La madera uti zada en e proyecto proviene de especies dispon bles en la región, seleccionadas por su ca idad y d sponib lidad. Se empleó en v gas, columnas y elementos estructurales del segundo nive , ofreciendo resis encia estructural y compatib idad con a guadua en sistemas mixtos E uso de madera local reduce las emisiones por transporte y promueve la econom a reg ona .

Ladrillo
Hormigón Armado
Caña guadúa
Madera
Celosías
Planchas de TetraPak
Caña Guadua

Mantenimiento Comunitario

La población de Chamanga no só o fue receptora, sino protagonista act vo de a construcción. Ba o a moda dad de minga, numerosos vecinos co aboraron en obra durante jornadas de vo untariado, aprendiendo “en la práctica” técn cas de albañ ler a y carp nter a híbrida. Los maestros loca es en guadua mpar ieron clases informales a estudiantes y voluntar os, transmitiendo conocimien os tradic ona es de ensamblaje sin maquinar a. Esto garantizó que, a conclu rse la obra, hubiera cap tal humano capacitado para eventuales reparaciones y refuerzos.

Actua men e, el Centro Cultural está gestionado por la comun dad a través de Opción Más y sus colect vos a iadas. Aunque no hay un nforme forma , se sabe que os chamangueños aportan mano de obra para el manten m ento rutinario: l mp eza de as cana etas de lluvia, revisión de las instalaciones de agua, pequeños arreglos en las celosías, etc. Además, as mismas act vidades culturales (ta eres, asamb eas) usan e espac o diariamente, o que fomenta que a gente cuide el inmueble como propio.

2.8 ESPACIOS Y SIGNIFICADO

La ed f cación resuelta en dos niveles, se construye a part r de mater a es loca es como la madera y se apoya en técnicas trad cionales que reflejan el conocimiento ances ral de a comunidad. En la planta ba a, se d sponen espac os amp os, versáti es y ab ertos, pensados para e desarrol o de ta leres, exposic ones y encuentros comun tarios. Estos ambientes, permeables a entorno, perm ten a libre circulación del aire y a interacción constante entre e interior y e exterior, en consonanc a con as cond ciones del c ma tropica de la región

En el nive superior, más protegido y e evado, se encuentran espac os dest nados a activ dades de formación, ensayo artíst co o reuniones organizat vas. Desde a í, la comun dad puede observar su terr tor o y aprop arse s mbólicamente de ugar. Las f guras humanas representadas en la imagen enfat zan e d nam smo de centro, concebido no so o como infraestructura fís ca, s no como p ataforma v va de expres ón cu ura , memor a colectiva y reconstrucción soc a . La nclinación del techo, generosa y simbó ica, acoge bajo su sombra as mú t p es voces de Chamanga, reaf rmando su ident dad en el corazón m smo del espacio construido.

La arquitectura se convierte en un espac o vivo donde a niñez encuentra bertad para ugar, maginar y compart r. La presencia de materiales natura es como a caña guadúa y el bambú genera un ambiente cálido y acogedor, que d a oga con la luz, el a re y los sonidos del entorno. Los espac os e evados, las p ataformas abiertas y os r ncones sem privados estimu an a crea vidad, el mov m ento libre y la interacc ón espontánea, ofrec endo a la comun dad un ugar que responde tanto a sus neces dades cot dianas como a sus sueños colectivos

E recorrido dentro del edific o nv ta a descubrir texturas, perspectivas y conex ones visuales entre los dist ntos n ve es. Los corredores de madera, las barandas hechas a mano y as celosías perm ten una relac ón constante entre el nter or y e exter or, integrando el paisa e como parte de la experienc a arqu tectónica. Esta disposic ón espac a , pensada desde la escala humana y el cu dado comun tar o, forta ece el víncu o afectivo entre las personas y su terr tor o. Más que un edificio, este centro cultural es una prolongación de tej do soc a de Chamanga, un espacio que guarda memor as, acoge nuevas h storias y a menta la vida co ect va.

Asoleamiento y Ventilación

Asoleamiento Ventilación

E asoleamiento ha s do considerado cuidadosamente en el diseño del centro cu tura , incorporando soluciones pasivas que permiten un equilibrio entre uz y sombra. A través de mater ales naturales como a caña y el bambú, unto con celosías, a eros pronunciados y una d spos c ón estratégica de aberturas, el edificio filtra la luz so ar directa y favorece la ventilación cruzada. Estas dec siones arquitectónicas no solo permi en mantener una temperatura nter or confortab e, sino que tamb én reducen la dependenc a de sistemas artific ales, generando un espacio sostenib e, adaptado a c ma tropical y respetuoso con su entorno.

E asoleamiento ha s do considerado cuidadosamente en el diseño del centro cu tura , incorporando soluciones pasivas que permiten un equil brio entre uz y sombra. A través de mater a es naturales como a caña y e bambú, junto con celosías, a eros pronunciados y una dispos ción estratégica de aberturas, el edific o filtra la luz so ar directa y favorece a venti ación cruzada. Estas dec siones arquitectónicas no solo permiten mantener una temperatura nter or confortab e, s no que tamb én reducen la dependenc a de s stemas art fic a es, generando un espac o sostenib e, adaptado a c ma tropical y respetuoso con su entorno.

La ventilación natural es un e emento fundamental en el diseño de centro cultural, garantizando confort térmico s n neces dad de s stemas mecán cos. La estructura abierta, e uso de celosías y la d spos ción estratégica de ventanas y vanos permiten una efect va ventilación cruzada, que fac lita la renovación constante del aire interior. Esta c rcu ac ón continua no so o refresca os espacios, s no que tamb én contr buye a a salud y el bienestar de os usuar os, promov endo un ambiente nter or fresco, sa udable y en s ntonía con las condic ones c mát cas de entorno.

La ventilación natural es un e emento fundamental en el diseño de centro cultural, garantizando confort térmico s n neces dad de s stemas mecán cos. La estructura abierta, e uso de celosías y la d spos ción estratégica de ventanas y vanos permiten una efect va ventilación cruzada, que fac lita la renovación constante del aire interior. Esta c rcu ac ón continua no so o refresca os espacios, s no que tamb én contr buye a a salud y el bienestar de os usuar os, promov endo un ambiente nter or fresco, sa udable y en s ntonía con las condic ones c mát cas de entorno.

2.9. EL EDIFICIO COMO HITO SOCIAL

El proyecto “Centro Cultural San José de Chamanga” ha generado un mpacto significativo en la transformación del entorno urbano y soc al de a oca idad. Ub cado en la ciudad de La Esmeralda, Ecuador, este centro se ha convertido en un s mbolo de unidad para a comun dad, promov endo el encuentro, la part cipación y el forta ec miento de a dentidad colect va. Orig nalmente, el espacio ten a un uso dist nto: func onaba como parroqu a. Sin embargo, tras los sismos y os camb os demográf cos que afectaron gravemente la zona, fue necesaria su intervención arqu tectón ca y programát ca.

A partir de su remode ac ón, el ed ficio ha incorporado nuevos espac os, entre el os un salón de usos mú tiples, clave para albergar actividades cu tura es, socia es y educativas que hoy dinam zan a vida comunitaria. Esta renovac ón no solo mejoró la infraestructura fís ca, sino que también rev tal zó e te ido soc al, reforzando e sentido de pertenencia y generando un espacio de encuentro accesib e y s gnif cat vo para los hab tantes, quienes ahora lo reconocen como un verdadero núcleo comun tar o.

Desde el punto de vista arqu tectón co, el diseño se caracteriza por una clara fragmentación del vo umen or gina , ogrando un equ l br o entre funciona idad y sensibi idad contextua . La compos c ón parte de un volumen compacto que se descompone en cuerpos diferenc ados, cada uno respondiendo a usos específicos y faci itando una circulac ón flu da.

La altura conten da del edif c o permite una adecuada nserc ón en el entorno, evitando mponerse de manera abrupta. La cubierta a dos aguas, trad ciona en la zona, contribuye a esa integrac ón armónica.

En cuanto a enguaje forma , e proyecto destaca por sus fachadas predom nantemente opacas, construidas en adr l o macizo, o que garant za pr vacidad, protección so ar y a s amiento térm co. No obstante, estas superf c es se interrumpen estratég camen e con ce osías y una abertura central de mayor esca a, que ntroducen luz natura y venti ac ón cruzada, a m smo t empo que mant enen un ambiente reservado. Esta a ternancia entre cerramiento y apertura define e carácter ntrospect vo de espacio, s n perder su conex ón con el contexto nmediato

E centro cultural a berga diversas funciones que enriquecen la vida cotid ana de la comunidad. Entre e las destacan a cocina comunal, espac os para danza y ta leres de actuac ón, cuyas act v dades no solo se desarrol an al interior, sino que también se extienden hacia el espacio exter or, promoviendo un uso integral y d námico del equ pamiento. Así e ed ficio se estab ece como un catal zador de transformación urbana y socia , capaz de adaptarse a as neces dades de presente sin olvidar su origen.

VISTA FRONTAL DEL CENTRO CULTURAL CHAMANGA

La integrac ón con el entorno ha sido un componente esencia para el éxito del Centro Cu tural San José de Chamanga. Espacios que anteriormente estaban en desuso o dest nados a funciones dist ntas han sido rev tal zados, y hoy en día func onan como áreas de encuentro e interacción para la comunidad. Las zonas verdes, además de embellecer visualmente el entorno, ofrecen ugares de descanso, recreación y esparcim ento para os Chamangueños, contribuyendo a mejorar la ca idad de vida en e sector.

La re ac ón entre el ed fic o y sus espac os exteriores es comp ementaria: aunque ex ste una clara de im tac ón entre e nter or y el exterior, ambos se articu an de manera coherente, generando una cont nuidad func onal y s mból ca. Esta conexión potenc a el valor del con unto, donde lo arqu tectón co trasc ende lo fís co y se convierte en un verdadero mo or de cohesión soc al.

Hoy, e centro comun tar o se ha conso idado como un h to urbano y soc al en La Esmera da, un símbo o de ident dad y resi iencia para a comun dad de Chamanga. La transformación no se l mita a lo mater al; representa también un camb o profundo en la forma en que los habitantes se apropian del espacio. La arqu tectura ha s do capaz de canalizar el esfuerzo colect vo, permitiendo la part cipación act va de os pobladores en e proceso construct vo y en la def nic ón de sus usos. Así, se han creado ambientes que favorecen el desarrol o de act v dades culturales y socia es que forta ecen el sent do de pertenenc a.

Un ejemplo emblemático de impacto del proyecto fue el Primer Encuentro Interbar al de Música Inédita de Chamanga, rea izado el 7 de dic embre de 2020. Este evento no solo reunió a diversos sectores de la población, sino que dejó hue la ncluso después de su conc usión: en os días sigu entes, os wawas (como car ñosamente se l ama a os n ños en a zona) continuaban ugando sobre la tarima montada para el evento, demostrando cómo e espacio segu a vivo, apropiado y d sfrutado por la comunidad.

La construcción de centro fue el resultado de un proceso part c pativo y sostenido en el t empo, l derado por la organización local Opc ón Más. Desde as primeras reun ones, os representantes comunitarios expresaron e deseo de que a casa cultural se abriera hacia la cal e, no so o para ampl ar su capac dad f s ca al extender sus l mites hacia e espacio públ co s no tamb én como un gesto simbó ico. Este gesto expresa el papel fundamen al de a cultura, la autogest ón y el comprom so c udadano en la v da púb ica de Chamanga. Como respuesta a esa neces dad, una puerta conecta d rectamente e atrio centra de ed ficio con la ca le, reforzando esa vocación abierta, accesible y participat va que def ne al proyecto.

3.1. LA EXPOSICIÒN

El propós to pr nc pa visib l zar e valor, la comp ejidad y la riqueza de os pa sa es informa es en a c udad de Truj l o. Estos terr torios fueron reinterpretados como espacios vivos, construidos desde la necesidad y la creatividad co ectiva. La muestra buscó generar un diá ogo d recto entre el transeúnte y el entorno urbano no plan ficado, demostrando que estos pa sa es poseen una lóg ca interna, una identidad cu tural y una capacidad adaptat va que merece ser entend da

Los preparativos in c aron a las 8 de la mañana con gran entus asmo. Los estud antes organizaron el espacio urbano a modo de galer a ab erta, nstalando pane es arquitectón cos, estructuras ivianas y maquetas en d ferentes escalas. Cada equipo adecuó una parte de a cal e como s fuera una extens ón de terr torio ntervenido, uti izando mater ales senc l os para representar tanto las condiciones rea es del paisaje como sus pos bilidades de me ora.

La expos c ón se desarrol ó entre as 9 de la mañana y a 1 de la tarde, atrayendo la atenc ón de vec nos, turistas y ciudadanos que trans taban por e centro histór co. Las conversaciones surgidas en torno a as maquetas y los paneles convirtieron e evento en un espacio de educación mutua. E públ co no solo observó: también opinó, preguntó y aportó desde su exper encia cotid ana, generando una retroal mentación esenc al para el proceso formativo de os estud antes.

Cada propuesta presentada ncluía tres e ementos claves: un panel arqu tectón co con el diagnóstico de paisaje informal, una maqueta territoria que representaba el contexto con sus im tac ones y oportun dades, y una maqueta de objeto arqu tectón co, desarro lada a una escala mayor. Estas p ezas, trabajadas con rigurosidad y sens bi idad, perm tieron que la expos c ón no solo mostrara deas, sino también estrateg as rea es de transformación.

El ob etivo de esta ntervenc ón fue doble: por un lado, ev denc ar la importancia de comprender os paisajes informales como resultado de procesos naturales, orgánicos y humanos que muchas veces resue ven lo que la planificac ón tradic onal ha dejado de ado; y por otro, proponer so uc ones arqu tectón cas que acompañen y potencien esas dinámicas, sin borrar as ni negarlas. De esta forma, os futuros arqu tectos e ercitaron una mirada crít ca y mejorar o que ya existe.

Finalmente, esta exper enc a no solo cump ió una función académ ca, sino tamb én c vica. Los estudiantes se enfrentaron al reto de comunicar sus ideas fuera del au a, a un púb ico diverso y espontáneo. Este e ercicio púb ico fortaleció sus hab l dades para expresar propuestas claras, éticas y contextua izadas. As , a arquitectura de ó de ser un d scurso encerrado en planos para convertirse en una herram enta real de transformación soc al.

3.2. LA OPINIÓN PÚBLICA

La expos ción realizada sobre e pa saje informal en la cuadra 7 de la cal e P zarro fue una experiencia enriquecedora tanto a nive académico como personal. A ravés de la presentación de maquetas de pa sa e y la maqueta de referente selecc onado, se tuvo la oportunidad de compartir el trabajo rea izado durante a pr mera un dad del semestre 2025 - I, por parte de un grupo de estudiantes de qu nto ciclo, con la comunidad y logrando entablar un diálogo directo con as personas de entorno.

Durante la expos c ón, se explicó cómo los proyectos se eccionados como referentes no solo nos s rvieron como caso de estudio, sino tamb én como herramientas fundamentales para entender cómo es posib e interven r y reva or zar los paisajes informales. D fundir os resu tados del estudio de estos proyectos permitió establecer conexiones entre contextos sim lares y entender que es posible proyectar deas que respeten la dentidad del lugar, considerando as dinám cas humanas, económicas y espac ales presentes.

A través de las exp icaciones a la gente que transitaba a rededor, se pudo transm tir la importancia de m rar más a lá de o estético; al mismo tiempo, esta exper encia de compartir conoc miento con otros se conv rt ó en una poderosa herram enta de retroal mentación. Las preguntas, observac ones y comentar os de la gente perm tieron una incl nación a ref ex onar y reforzar a comprensión prop a de tema tratado.

Durante a jornada, fue gratamente sorprendente la receptividad de as personas. Muchas de el as se acercaron no so o por cur osidad, s no con verdadero interés en conocer e trasfondo de cada maqueta. Se pudo entablar conversaciones s nceras sobre a rea dad del ugar y cómo estas iniciativas pueden abrir nuevas pos bil dades de mejora para su entorno. Este ntercamb o d recto con os usuar os del espacio fue invaluable, ya que permitió enriquecer nuestras perspectivas desde v venc as reales y cotid anas.

Como parte de ejercicio de retroal mentación, se mplementó una dinám ca senc lla pero muy efectiva: se otorgaron post- ts para que os oyentes pudieran dejar sus opin ones, cr t cas y ca ificac ones después de cada expos ción. Esta herramienta resultó fundamental para medir e mpacto de as ideas compartidas y también para recib r observaciones desde diferentes puntos de v sta, muchas veces ajenos a engua e técn co que solemos usar.

Los comentar os recolectados l amaron a una profunda ref exión. Casi todos e os menc onaron a clar dad con la que se exp icaban el tema y e proyecto, mientras que solo una cuestionó a or ginal dad del mismo. Estas observaciones, ejos de ser tomadas como s mples juicios, permit eron generar autocrít cas constructivas sobre el traba o rea izado, reconociendo los aciertos e identif cando aspectos que podrían reforzarse en futuras expos c ones.

3.3. LAS EXPERCIENCIAS PERSONALES

“Experienc a enriquecedora y memorab e al ser la pr mera vez durante la carrera en la que par icipamos de esto. Exponer sobre el tema y el proyecto que se eccionamos no so o fue una forma de dar a conocerlo y resaltar su importancia, s no también de mostrar a la población que no está re ac onada con nuestro rubro, que la arquitectura no es tanto una profes ón el tista, s no una capaz de br ndarnos herramientas para trabajar para la sociedad y sus grandes necesidades”

Atte. Avi a S lva, Sandra

“La expos c ón fue una excelente oportunidad para mostrar a la población tru i lana lo que hacemos en a escuela, as como para recoger su op nión y entablar un diálogo direc o. A través de las preguntas y el intercambio de deas, pud mos entender cómo la gente nterpreta e tema de ´Pa sa es (In)forma es ´ y extraer experienc as va iosas que nos serán de gran ayuda en e futuro. Cons dero que esta experiencia fue enr quecedora en todos os aspectos.”

Atte. Ca derón Gaspar Fernando

“Por pr mera vez, sa imos del au a para compart r nuestras deas con la comun dad. Ver a as personas detenerse, observar y comentar nos hizo entender el verdadero impacto de a arquitectura: conectar con la ciudad y sus hab tantes. Experiencia única.”

“Una grata experiencia, cons dero que todo estudiante de arquitectura no so o debe encerrarse en as cuatro paredes de un aula sino refle ar sus ideas y sus aportes a la soc edad, demostrar que nuestra profesión es rea mente noble y está para e beneficio de nuestra gente. Sa í muy sat sfecha de aprender algo, la arquitectura puede entender a desde un adu to mayor hasta un n ño de 6 años, por o que me complace ver a versat l dad de esta noble profes ón.”

Atte. L atas Méndez, Sara

“Esta exposic ón fue una manera espontanea de conectar y transmit r a a población truj l ana sobre el tema propuesto. Esta forma de difund r el tema for a una nueva experienc a de comun car nuestras deas ante cualquier tipo de púb ico.”

Atte. Ramos Robles, Deker

“Es a pr mera vez que salimos fuera de aula y par ic pamos nteractuando con la pob ac ón truj l ana, a manera en como el os nterpretan la nformación que es manifestamos y ver sus rostros de asombro a conocer todas as cosas que hay en nuestro entorno que pueden llegar a hacerse gracias a la arqui ectura es muy satisfactorio, estoy muy feliz por os resu tados y por saber que entend eron o que qu simos transmitirles.”

Atte. Lazaro Ru z Yad ra Jackel ne

Atte. Sotomayor Rodriguez, Brigh t

4.1.

UDEP, DIÁLOGO

ENTRE EDIFICIO Y PAISAJE

Ub cada en medio del ecos stema de bosque seco p urano, la Universidad de P ura (UDEP) se presenta no solo como un campus académ co, sino como un e emplo notable de in egración entre arqu tectura y entorno natura .

A diferenc a de otras un vers dades rodeadas totalmente de concreto, a UDEP parece coexist r con su entorno, sus pabel ones se desp iegan respetando la topograf a del terreno, el c ima cá ido y seco de la región, y los mat ces de pa sa e natura que se vue ve protagon sta constante. Aqu , os ed ficios parecen brotar entre os bosques de algarrobos, como s hubieran estado s empre all .

Desde la entrada, a primera v sta, parece percib rse una ntenc ón clara de no mponer, sino dia ogar con el ugar. Los edif c os no irrumpen, sino que se lograron pos c onar estrategicamente entre os algarrobos. Es así que genera una apar encia de que as construcciones no buscan la monumental dad, sino a integración con el medio que o rodea.

Resalta mucho el echo de a coexistencia que se genera entre la fauna y la Un vers dad. Las ardil as, los venados y as aves deambulando l bremente por sus alrededores bajo a sombra natura de os árbo es, y da esa exper enc a de ser algo que quizas en n nguna otra un vers dad del Perú se tendr a el pr v leg o de observar tal re ac ón entre edificio y paisaje de la manera más natural posib e.

Es por eso que lo realmente destacable no es solo a riqueza natural que se da en este ugar, sino cómo la arqu tectura del campus ha sabido responder, adaptarse y dia ogar con el pa sa e que la acoge.

Y re terando lo d cho anter ormente, desde que uno pone p e en la UDEP, lo que se experimenta no es una superposición de ed ficios sobre el terreno, sino que se podría decir que es a revés, se logra una especie de convivenc a cuidadosa entre o construido y lo natura .

Aquí, las estensas hectareas de árboles no son desplazados, sino respetados; os caminos no son ejes r gidos, sino que se adaptan a las curvas del sue o; da la mpresión de que se buscó que os volúmenes no se mpongan, sino que se acomoden. Esta re ación casi orgán ca entre ed ficio y paisaje crea una atmósfera serena, que promueve el aprendizaje se de no solo desde e aula, sino desde a experiencia d recta con el entorno.

En conjunto, la d sposic ón de cada edificio en la UDEP nos enseña que no basta construir en e lugar, hay que pensar en lo que lo rodea, es por eso que cam nar por la UDEP es recorrer un campus que se a construido pensando en el entorno que lo rodeaba. Es así que, a re ac ón edif c opa sa e no solo es una cuestión estét ca o ecolog a, sino es una postura ética y cultural frente a territorio.

4.2.

LOS TALLERES

Durante el via e académico a a Universidad de Piura (UDEP), os estud antes de nuestro tal er tuv eron la oportunidad de conocer dos espacios fundamentales en a formación arqu tectón ca: e Ta ler de Arquitectura y e Ta ler de Construcc ón. Ambos fueron concebidos como espacios capaces de enseñar a través de su forma y mater al dad.

El Tal er de Arquitectura se presenta como una estructura igera y transparente, ab erta al entorno. Su cub erta está compuesta por una serie de bóvedas metálicas de doble curvatura que se apoyan sobre una esbelta estructura de acero, generando una secuenc a rítmica de espacios modulares. No existen muros que del miten e uso: es un espacio fluido, flexib e, accesib e a todos los estud antes. Puede ser usado como aula tal er, ugar de estud o o encuentro informa .

La arqu tectura no solo es funciona , sino también simbólica, colectiva y part cipativa La elección de una estructura expuesta y mater ales honestos reve a una in ención didáctica del arquitecto Losada Rodríguez. Frente a este tal er abierto se encuentra e Ta ler de Construcc ón. El edif c o a berga equipos como impresoras 3D, cortadoras láser, mesas de traba o y zonas des inadas al ensayo de técn cas construct vas. Es un espacio principalmente para os estudiantes de arqu tectura, que requ eren ambientes controlados para traba ar con prec sión.

El Tal er de Construcción tamb én d aloga con el c ima piurano. El diseño incorpora s stemas pas vos de ilum nación y vent lación, aprovechando al máx mo a uz natural y las corrientes de aire. El edif cio no impone una barrera al entorno, s no que se adapta a él desde una lógica más introspectiva, en contraste con la apertura radica del ta ler anter or. En con unto, ambos edif c os conforman un s stema equ l brado de enseñanza: uno invita a proyectar, idear y compartir; el otro, a fabricar, comprobar y profundizar.

Es os dos ta leres no solo cump en funciones prácticas, sino que encarnan dos formas distintas pero complementarias de aprender arquitectura. Uno expone, el otro protege; uno est mula o colectivo, el otro lo técn co. Ambos hacen visible una pedagogía del hacer, donde el espacio constru do no solo s rve para enseñar, s no que enseña por sí mismo.

Resu ta nteresante observar cómo inc uso en un campus ordenado y p anif cado, como el de a UDEP ex sten arquitecturas que proponen l bertad de uso, apropiación espontánea y re ac ones no jerárqu cas entre los usuar os y el espacio. Tal vez, en la apertura de uno y en la adaptabil dad del otro, encontremos c aves que dia ogan, de manera sut l, con as d námicas que observamos en os márgenes urbanos.

Ta ler de Arqui ec ura 2015
Ta er de Arqui ectura 2025

El ta ler de Arqu textura de a UDEP, construido en 2015 según d seño de Jorge Losada, se define por una estructura metál ca c ara y s n obstácu os nteriores. Tres bóvedas metá icas curvadas (de chapa conformada) cubren un área de aproximadamente 12×21m cada una, con a turas entre 6 y 9m, soportadas por pórt cos metá icos per metra es que el minan a necesidad de columnas centra es.

De manera más concreta, a forma del edificio se organ za en un volumen abierto y permeab e, cuya presenc a tectón ca responde a una lóg ca de masa y gravedad. E espacio se organiza med ante una suces ón de pór icos metá icos que soportan cubiertas abovedadas de chapa curvada. La estructura está completamente expuesta, y os cerramientos, hechos con mal as metál cas, perm ten una re ación directa con el cl ma y el en orno. Se trata de un edificio permeable, igero, donde la arquitectura no busca imponerse sobre el paisaje, s no coexistir con él a ravés de una lóg ca abierta y honesta de ensambla e.

En térm nos de adaptación climát ca, el ta ler de 2015 emp ea una estrateg a pasiva ef caz: la sombra proyectada por las bóvedas metá icas y a circulación cruzada del aire disipando ca or en un gran vo umen venti ado. Una segunda membrana nter or más ba a y hecha con tablero de madera pintada, atenúa la rad ación directa, ev tando sobrecalentam ento s n depender de s stemas act vos.

En a vers ón de 2025 retoma esta lóg ca estructural, pero a expande hacia una mayor espac o y func onal dad. Mantiene la estructura metá ica pero a nnova permit endo que esta quede l bre de columnas centra es , amp iando el espacio. Por otro ado, las mal as continúan funcionando como cerram ento permeable, ogrando una cont nuidad ambienta sim lar a a del d seño orig nal.

C imáticamente, e nuevo tal er automatiza y enriquece las soluciones pasivas. Conserva a vent lación entre as cubiertas y la protección radiativa de la membrana nfer or, pero añade la posib lidad de inclu r vegetac ón ntegrada en los per metros apoyando la retención de arena y generando m croc imas sombreados continuos. Se me ora a nteracc ón con el entorno sin comprometer la sensación de apertura que caracteriza a proyecto inicia .

Desde una perspectiva forma y func onal, ambos tal eres representan fases de una m sma idea: una arquitectura l gera, permeab e y estructuralmente honesta. E de 2015 es d recto y contundente, como un man fiesto de princip os. El de 2025 os extiende, diversif ca y enr quece, ntroduciendo re inamientos y respuestas adaptat vas que ampl an sus potenc al dades. En conjunto, ambos proyectos ejemplif can cómo una so uc ón arqu tectón ca puede mantenerse vigente mediante var aciones b en fundadas, transformando lim tac ones en oportun dades espacia es, cl máticas y tecnológ cas.

Secc ón ong tudinal Ta ler de Arqui ec ura 2025.
Secc ón ong tudinal Ta ler de Arqui ec ura 2015. Pr mera versión de Taler de Arqui ec ura (2015)

4.3. ALGARROBO Y LUZ

Como ya se había mens onado, as construcciones en el campus de la UDEP, no resaltan en su monumental dad, sino en la integrac ón con su medio Y en ese contexto, se suman los edif cios proyectados por el arqu tecto Jorge Lozada, las cua es adquieren un rol espec al, son piezas c ave en este diá ogo silencioso pero f rme entre arqu tectura y territorio.

Se v s tó los tal eres de arquitectura, diseñados por Losada, y son uno de os ejemp os más e ocuentes de esta armonía. Con sus cubiertas abovedadas, las cuales el arqu tecto reca có que tambien se pueden visual zar en partes de P ura, como estrategia c imática usada por os lugareños. Estas estructuras no solo evocan una estét ca prop a de cl ma desért co y de as formas vernáculas, sino que además responden func onalmente a las neces dades térm cas del ugar.

Las mal as metál cas que envue ven el espacio, se v sua iza como una gran ventana y crea una espec e de segunda pie que delimita sin encerrar, permit endo el paso del aire y tam zar a uz, generando un ambiente de trabajo deal, donde el calor se disipa con natura idad y la luz entra de manera dos ficada Lo que se vive ahí no es so o el traba o académ co, es una conexión directa con o que hay afuera. Las brisas atraviesan las ma las, as sombras se proyectan sobre las superf c es en desnive es, sient endo así que el pa sa e no está a s ado del ta ler.

A unos metros, e centro de producción, tamb én obra de Losada, la cua se habría nagurado rec entemente, mantiene esta m sma ógica. Funcional, ab erto, adaptable, y al mismo tiempo enraizado en el s tio. La relación con el suelo, el uso de materia es honestos como es e caso de adobe, la estructura que perm te la entrada de uz natural, a travez de unos grandes ductos, que no so o perm te la entrada de luz, sino tamb en que el aire c rcule y refresque la zona, todo suma en este intento por hacer arquitectura que no só o se ub que en Piura, sino que sea parte de P ura y de la UDEP. Cada rincón parece pensado para potenc ar una relación directa con el pa saje, en vez de neutral zarlo y cerrarlo a su exter or.

Estas construcc ones son un e emplo concreto de esta f losofía proyectual, responden climá camen e a entorno, generando un confort térmico que protege de calor piurano. Pero lo más nteresante es cómo estos ta leres, borran cas por completo os l mites entre nterior y exter or. Uno trabaja en sombra, pero no separado de afuera. Son ed ficios que no se protege de pa sa e, se abre hacia él, lo deja entrar y conv vir con sus condiciones. Es e tipo de d seño no es accidenta , responde a una profunda comprensión del cl ma, la luz y os vientos de a reg ón. Aquí a sombra de os árboles se mezc a con la sombra proyectada por las estructuras, y el son do del viento entre as hojas comp ementa e amb ente de estudio.

4.4. ARQUITECTURA ARRAIGADA AL PAISAJE

Edificio E

El Edif c o E de la Un versidad de Piura es una pieza c ave dentro del conjunto académico del campus, que se distingue por su sobr edad formal, c ar dad estructural y un lenguaje arquitectón co que responde a condiciones especí icas del ugar. Su organización espacial parte de una estructura ineal que define circu aciones abiertas y pat os intermedios, permit endo una secuencia r tmica entre espacios de uso y vac os, que favorecen tanto a venti ac ón cruzada como la i uminac ón natura .

La arquitectura del edif c o se basa en una lóg ca tectónica c ara: muros portantes, losas planas y elementos estructura es expuestos que permiten una ectura honesta de cómo se sostiene el ed ficio, además la p anta cuadr látera se articula a través de pasi los y umbrales que conectan aulas, of c nas y áreas comunes, con una lógica que prior za la exper enc a del usuario y a eficiencia c imát ca.

Su vo umetría es clara sin gestos innecesar os, y prior za una re ación d recta entre forma y función. El uso de rampas y plataformas acompaña la leve pend ente del terreno, dando ugar a una arqu tectura que se adapta al contexto sin imponerse. Los vac os y espacios intermedios funcionan como extens ones del espac o inter or comb nando los espac os entre aula, pas l o y exter or.

Al ubicarse en una extensa lanura árida al norte del Perú, el Edificio E se inserta en un paisaje caracter zado por la sequedad del terreno, la vegetac ón dispersa y la presencia constante del sol. Lejos de negar estas cond c ones, e ed ficio las ncorpora como parte de su lógica proyectual. Su mp antación responde a as íneas natura es de terreno y a a orientación solar, generando sombra, vent lación y protecc ón s n necesidad de sistemas mecánicos comp ejos

La relación con el entorno no se l mita a lo visua : es amb enta y sensoria . Los vac os nteriores y exteriores, os pat os y corredores abiertos, perm ten que el v ento fluya y que el calor se disipe. Estos espac os ntermed os generan transiciones suaves entre el nterior y e exterior, integrando a arqu tectura al paisaje, actuando como un fi tro entre e c ima exterior y el espacio habitable.

Desde la distanc a, el Edif c o E destaca por su capacidad de desaparecer en e terreno. Sus formas horizonta es, los colores terrosos de sus materiales y su proporción ba a hacen que se funda con el paisaje piurano. No comp te con a naturaleza, sino que dialoga con el a. En lugar de imponerse como un objeto foráneo, se comporta como una extensión del suelo, como una arqu tectura que nace de a tierra m sma. Esta actitud respetuosa con el entorno conv erte al ed ficio en una referenc a de arqu tectura s tuada, sensib e al clima, al territor o y al hab tar loca .

Los talleres y el Edificio E

Tanto el Edif cio E como os Tal eres de Arquitectura, ubicados dentro del campus de la Un vers dad de Piura, comparten un interés común por d alogar con el paisaje desértico que los rodea

Sin embargo, o hacen a través de estrategias formales, mater ales y espacia es dist ntas. M entras e Edif cio E se presenta como una masa compacta, con una imp antación inea y austera que sigue la topograf a con discreción, los Ta leres de Arquitectura apuestan por una arquitectura más ab erta, fragmentada y expres va, que exp ora a re ación entre espacio y natura eza desde a flexibi idad de sus volúmenes.

El Edif cio E trabaja a adaptación a paisaje desde a contención: su materia idad terrosa y su volumetr a ba a le permiten mimet zarse con el terreno, actuando casi como una pro ongac ón de la tierra. La re ac ón con el exterior se da a través de vacíos y pat os intermedios, que filtran luz y v ento, y ofrecen sombra como respuesta d recta a c ima cál do de P ura.

En cambio, los Ta eres de Arquitectura se abren más generosamente a paisa e med ante estructuras iv anas, cubiertas metál cas y vanos ampl os, lo que perm te una experiencia espac a más inmediata con e entorno natural. Su arqu tectura parece menos contenida, pero gualmente atenta a las cond ciones amb entales de lugar.

Una diferenc a importante radica en a manera en que cada proyecto interpreta a noc ón de ímite. E Ed cio E traba a con una trans ción más gradua entre interior y exter or: sus corredores y vac os med an entre el au a cerrada y el pa saje ab erto, generando umbra es de sombra y protección.

Los Ta leres, en cambio, diluyen los límites casi por completo, permitiendo que el exter or penetre la arqu tectura sin filtros. Esta apertura se traduce en espac os que están en contacto constante con la luz, el v ento y el calor, propon endo una exper encia educativa que se entrelaza con el cl ma como parte act va del aprendiza e.

Ambos edif cios, a su manera, entienden e paisa e como un condic onante act vo de a arqu tectura. No o reducen a un fondo v sual, sino que lo ntegran a través de dec siones espac a es, climáticas y constructivas. E Ed f cio E opta por una estrategia de inserción s enc osa, casi geológica, mientras que los Ta leres apuestan por una arqu tectura permeab e y abierta al cambio.

Esta dualidad no representa una contrad cción, sino una r queza del campus: dos maneras complementar as de adaptarse a mismo entorno, que ref e an d st ntas formas de hab tar y proyectar en e desierto piurano.

5.1. LOCALIZACIÓN Y UBICACIÓN

Presentación del Paisaje de Intervención

El distr to de Aga lpampa se encuentra ubicado en la provincia de Otuzco, en la reg ón La L bertad, al norte de Perú. Es una zona andina con rel eve abrupto pendientes entre 5 % y 15 % en áreas onduladas, y tramos escarpados de hasta 50 %–70 % en las quebradas más profundas — , y profundos val es con perfi es en “V” formados por la ntensa erosión f uvial. Se localiza a una alt tud promedio de más de 2 800 msnm (en el pueblo) y hasta 3 800 msnm en zonas altas

En e distr to predominan los centros poblados rurales, d spersos en laderas inestables y terrazas agr co as. Muchos asentam entos se ub can sobre sue os erosionab es, en zonas de a ta pend ente, lo que ncrementa el r esgo de desl zam entos en temporada de lluvias. El rel eve accidentado da lugar a quebradas profundas, escarpadas y de d fícil acceso o que comp ica a conect vidad y a mplementación de infraestruc ura básica.

Agal pampa cuenta con serv c os básicos en su centro principal, como educación, sa ud y comerc o, aunque con menor cobertura en zonas alejadas. La economía se basa en la agr cu tura de subsistenc a y la ganadería, sobre suelos arci lo arenosos, ricos en minerales vo cán cos.

Límites y emplazamiento

Posee un emplazamiento característico de la s erra norte peruana, asentado sobre una meseta natural rodeada de pend entes suaves y laderas que descienden hacia quebradas y riachuelos. Esta condición topográfica le otorga una ub cac ón favorable dentro de su contexto geográfico, ya que fac lita el asentamiento humano y e uso agr co a del sue o, en contraste con el rel eve abrup o de la prov nc a de Otuzco. Su núcleo urbano se ha desarrollado en esta zona mesetada.

Los l mites d strita es de Agal pampa lo conectan con d st ntos contextos territoria es que le br ndan diversidad eco ógica y soc al. Hacia e norte, co inda con Usqu l, zona de producc ón agrícola ntens va, m entras que hac a e este se aprox ma a Sant ago de Chuco. Al oeste, su cercanía a os distr tos que descienden hac a Otuzco y Sa po le perm te vincularse con rutas que conducen a la costa.

Agal pampa cuenta con serv cios básicos en su centro principal, como educación, salud y comerc o, aunque en menor medida en as zonas más alejadas. La economía de d strito se basa princ palmen e en la agricu tura de subsistencia y a ganader a, aprovechando los suelos férti es y el acceso a fuentes de agua natural. Además, la organ zación comuna sigue cumpl endo un papel importante en la gestión del territorio y en la v da co ectiva.

Desde la c udad de Tru illo, el acceso hac a Aga lpampa se real za a través de la Ruta Nac ona PE-10A, también conocida como la carretera Truji lo–Otuzco. Esta v a completamente asfaltada y con mantenim ento per ód co, permite un tránsito f uido hasta la ciudad de Otuzco. A partir de a lí, e trayecto cont núa por una carretera departamental que conecta d rectamente con Agal pampa. Esta ú t ma secc ón presenta tramos asfa tados y af rmados, con cond ciones de transitabi idad que var an en función de a temporada (espec almente en época de lluv as).

En el caso de la conex ón desde la ciudad de Lima, e recorr do in cia por a Carretera Panamericana Norte (PE-1N), e e longitud nal de la costa peruana y parte fundamental de la Red Vial Nacional. Esta vía permite una conex ón directa y eficiente entre L ma y Truj lo, donde e v ajero debe tomar la PE-10A rumbo a Otuzco, y desde a lí acceder a Aga lpampa med ante a carretera departamental ya menc onada.

Leyenda (Red Via Naciona ):

As a ado

A irmado

En construcc ón

Agal pampa mantiene conexión vial con todas as cap tales distr tales de la prov ncia de Otuzco: Otuzco, Mache, La Cuesta, Salpo, Paranday, Sinsicap, Charat, Usqu l y Huaranchal. La ruta hac a Otuzco ciudad es la más d recta y transitada, con tramos asfa tados y afirmados que permiten e tránsito constante de vehículos part culares, transporte púb ico y cam ones de carga. Hacia Mache y Usqu l, los accesos son por cam nos af rmados, ut l zados pr nc palmente por transporte oca , con zonas que presentan variaciones en e re ieve, pend entes pronunciadas y cond ciones cl máticas que inf uyen en su estado.

Las v as hacia La Cuesta Salpo, Paranday, Sinsicap, Charat y Huaranchal comb nan tramos asfa tados, af rmados y trochas carrozables, depend endo de la cercan a con v as princ pales o centros de mayor mov miento. Estas rutas atraviesan terrenos de s erra, cruzan quebradas y sec ores rura es, con pend entes y curvas frecuentes, y conec an a Agal pampa con los demás d stritos a través de caminos vec nales y departamenta es. A lo argo de recorrido, se observan sectores de mayor accesib l dad en zonas más cercanas a las cabeceras distr tales, m entras que o ros tramos exigen recorridos más argos y lentos deb do a las condiciones geográf cas prop as de a reg ón and na.

Agal pampa - Cap ta es d str tales de la prov nc a de Otuzco Leyenda (Red Via Nac ona ):

La conectiv dad de centro poblado Aga lpampa con los diversos caser os del d str to se estructura a través de una combinación de v as pertenec entes a d stintos n veles jerárquicos: red vial nacional, red departamenta , red vecinal y trochas carrozab es. Esta art culac ón vial condic ona en gran medida el acceso a servic os, el intercamb o comercial y la integrac ón terr torial de las comunidades rura es aledañas.

La red v a departamental, usua mente asfaltada o afirmada, constituye e pr ncipal víncu o de Aga pampa con otras cap ta es d str ta es, m entras que a red vecinal conecta con los centros pob ados mayores de distrito y caseríos de menor erarquía, siendo generalmente de tierra afirmada o con tratam ento superf cial bás co, o que permite el tráns to de vehícu os menores y mototax s, s endo esencia es para la movil zación d ar a de productos agr colas y personas hacia el centro administrat vo d str ta .

V a Depar amental

V a Nacional

Leyenda (Red Via Naciona ):
Red V a Nacional
Red
Red
Trocha Carrozab e

Ruta de las Princ pales Ciudades del Perú hacia el Centro Pob ado Aga pampa.

17h 50m n 1062 km Puer o Ma donado 38h 2220 km

Abancay 26h 1547 km

Ayacucho 19h 41m n 1196 km

Ica 13h 33m n 940 km

Cusco 30h 1743 km

Puno 31h 1934 km

Arequipa 27h 1651 km

Ruta de las Pr ncipales Ciudades de la región La L bertad hac a el Centro Pob ado Agallpampa.

Ciudad Tiempo Distancia

Antecedentes del proceso de urbanización

El poblam ento de puerto terrestre.

La ocal dad de Aga lpampa está a 83 km de Truji lo y a 3,117 m.s.n.m., por su ubicación se le lama “Puerto Terrestre”, ya que para poder tras adarse a diversas ocal dades del inter or de La Libertad hay que pasar necesariamente por a lí.

Desde su creación oficial, instaurado por la Ley N° 9370 el 10 de sept embre de 1941 durante e gobierno de Manuel Prado Ugarteche, Aga lpampa ha sido un d strito de base rural que ha ido conso idando múltip es caser os a o largo de los años, fortaleciendo progresivamente su te ido soc al, económico y territoria

Durante su fundac ón, el caser o de aga lpampa pasó a ser la cap ta de d strito, y elevó su categoría a pueb o. Además, el núcleo poblacional ya agrupaba os diversos centros poblados como Yamobamba, Carata, Monte de Armas, La Flor da, José Balta, Chual y S guibal, así como as exhaciendas Chota–Moti .

Las ocal dades preex stentes crecieron en asentamientos dispersos alrededor de as fuentes de agua, zonas fért es y ant guos caminos prehispán cos y co on ales. La forma de asentarse en gran parte de a zona estaba aún muy influenc ada por os sistemas de haciendas, lo que influyó en os patrones de poblamiento, tanto en a parte urbana como rura .

Actores que mpulsaron el pob amiento.

Durante las décadas de 1970 y 1980 as reformas agrar as y e deb l tamiento del sistema hacendario permit eron un mayor acceso a tierras para los campesinos loca es. Además, frente a crisis económicas o cl máticas, hubo micro-migraciones internas dentro de distr to.

Siendo así, que las cond c ones geográficas y productivas inf uenc aron a que las zonas más bajas y las más férti es del d strito faci itaran la expansión de cu tivos como papa, maíz, cebada y tr go. Por eso muchas fam l as se establecieron en sectores que ofrecían suelo product vo y acceso a agua, generando así una ocupac ón del territorio.

Es así como, la organ zación social y cu tura comunal sumado a os azos fam liares y comunales ugaron un rol c ave en la creación de caseríos, s endo el pob amiento fue mayormente endógeno, es dec r, basado en la reproducc ón soc al interna de as fam l as ya asentadas, que daban or gen a nuevos hogares en terrenos cercanos.

Con el t empo, muchos caseríos comenzaron a rec bir ntervenciones soc ales de Estado y as mun c pal dades, en part cular en estas ú timas décadas, o que ha hecho que la pob ac ón haya accedido a programas de me ora, lo que a prop c ado a que desde su creación en 1941 hasta hoy, e distr to haya conso idado un entramado de caseríos que representan a zona rural de Otuzco.

Se puede notar que se da un asen amiento d spero y progesivo en os bordes de laa carreteras, en dirección a os d st ntos caseríós cercanos al pueblo de Aga lpampa.

YAMOBAMBA MOT L LA FLORIDA

Hubo poca aparición de nuevos lotes, as cuales se asentaron en el pueblo de Agal pampa, Yamobamba La florida y Mot l, siendo esta últ ma con más lotes asentados durante esos siete años.

R O MOT L

YAMOBAMBA
FLORIDA

La zona con más asentados fue el pueblo de Agal pampa, d stribuyendose alrededor de as vías principa es, igua mente para os caseríos de la Flor da, Yamobamba y Moti .

YAMOBAMBA
MOTIL
LA FLORIDA

R O MOT L En transcurso de per odo 2019 - 2023 , hubo muy poca apar ´´ on de nuevos otes, siendo e más notorio en el tramos de a carretera que une Yamobamba y Moti .

YAMOBAMBA

Rol administrativo y político.

Agal pampa, como c udad cabecera del distr to ubicado en la prov nc a de Otuzco, reg ón La L bertad, cumple un rol esencia en la organ zación territoria y social de su entorno. A ser sede de gob erno local, concentra la gestión de recursos, la plan ficación urbana y a ejecución de proyectos, o que e otorga un papel clave en la admin strac ón y desarro lo. Esta condición la convierte en un eje art cu ador entre el Estado y las comun dades rurales cercanas.

Su mportanc a se refuerza por su capacidad para centralizar serv cios bás cos como salud, educac ón, transporte e infraestructura. La presencia de un centro de salud categoría I-4, nst tuc ones educativas y conexiones viales hacia otros pueblos, la pos cionan como un nodo estratégico en la red de centros pob ados. Además, su part c pación activa en e impu so económ co, especialmente agrícola, y su vínculo con la cultura oca a través de fes ividades trad c onales, forta ecen el espacio de cohesión socia e ident dad comunitaria.

Frente a los caser os y centros pob ados aledaños, Agallpampa cumple una función central zadora a brindar acceso a servicios esenciales, trámites adm nistrat vos y oportun dades educat vas o productivas. Muchas fami ias de zonas rura es dependen de este centro urbano para satisfacer sus necesidades básicas. Por ello su nfluencia no solo es adm nistrat va, s no también estructural en a v da cot diana de distr to.

Rol económico y productivo.

Agal pampa ha emergido en los últimos años como un mode o de desarrol o rural sosten ble, destacando en la producción áctea dentro de la región. Este crec miento ha sido posib e gracias al esfuerzo conjunto de sus caseríos, que aportan materia pr ma y mano de obra, y al respa do técnico del MIDAGRI. Un caso emb emático es la Asociac ón Perla de Paraíso, conformada por 24 fam lias ganaderas, que actualmente transforman 2,000 t de eche en diversos productos de a ta ca idad.

El impacto de esta experiencia fue reconocido internac onalmente cuando la asoc ac ón obtuvo el pr mer lugar en la ExpoQuei o Bras l 2024, pos cionando a Agal pampa como símbo o reg onal de queso artesanal y del trabajo co ect vo. Este logro mpulsó a apertura de una tienda física en Truj llo y fac l tó el acceso a cana es de comercializac ón directa. A partir de el o, se ha conso idado una red de encadenamiento productivo con caser os como El Para so, Motil, Caupar y Chota, promoviendo una economía co aborativa basada en el abastec miento de leche cruda.

Además del auge de sector ácteo, Agal pampa aumenta su econom a ,a través de a agricultura, la crianza de truchas y la agro ndustria. Tomando como una de sus principa es act vidades económicas a la siembra de eucal pto para la producción de madera y leña.

Costumbres y tradiciones

Aga lpampa, un pintoresco rincón and no enclavado en la s erra l berteña, mant ene viva la herencia cultural de sus antepasados. Sus costumbres y tradic ones no solo perduran en e tiempo, sino que se renuevan con cada generación, grac as a compromiso de sus pob adores: gente cálida, hospitalar a y profundamente orgullosa de su dent dad. Han hecho de este lugar un terruño leno de historia, fe y a egría.

Entre sus celebrac ones más emblemáticas destaca e Carnava de Agal pampa, una festiv dad que t ñe de color y úb o las calles de pueblo. Durante estos días, a comun dad se une en torno a las tradic ona es yunzas, competic ones deportivas y el esperado corso carnava esco, donde no faltan la música las danzas típicas y las comparsas que reflejan el ingenio y la energ a de sus partic pantes. Es una fiesta que expresa a vital dad de su gente y la r queza de su fo klore.

El 20 de junio, Aga pampa celebra su f esta patronal en honor a Jesús Nazareno una fecha de gran fervor esp r tua y cultura . La jornada ncluye misas proces ones, presentaciones art sticas ferias y la tradic ona corr da de toros evento que congrega a visitantes de d versas partes de pa s. Esta devoc ón no se l m ta a un solo día, s no que se prolonga en la emotiva peregr nación a Quiruvilca, también conocida como e "Rinconc to cerca al c e o".

CORRIDA DE TOROS

VÍA

FER A AGROPECUAR A

A lí, los fieles acompañan a su santo patrono en una man festación de fe, reaf rmando e carácter religioso del pueblo.

Durante la Semana San a, a comun dad revive a pasión, muerte y resurrecc ón de Cr sto mediante un solemne Vía Crucis en v vo, organizado por la Instituc ón Educat va 81550. Esta representac ón no so o dramatiza os ú t mos d as de Jesús, s no que se convierte en un acto esp ritual que fortalece los azos de e cris ana.

E arte y la expres ón popular tamb én encuentran un espac o fundamental en el Concurso Escolar Provinc al de Danzas Folc óricas "Todas as Sangres", donde estudiantes recrean danzas trad cionales como "Los Canasteros de Usqui " . Este evento promueve la valoración del patr mon o desde edades tempranas.

Finalmente, el año culmina con el esperado Concurso de Viejos, celebrado cada 31 de diciembre. Esta tradic ón, consiste en la elaboración de muñecos y presen aciones que satirizan los acontec m entos del año, ofreciendo un momento para recibir con entusiasmo el nuevo c clo.

Así, Agal pampa no solo conserva sus costumbres: las v ve, las ce ebra y las proyecta con orgullo. En cada f esta, danza, oración y expres ón art stica, late el alma de un pueb o andino que reaf rma su dentidad y abre sus brazos a futuro, sin olvidar jamás a riqueza de su pasado.

PEREGRINAC ÓN JESÚS NAZARENO

Plaza de Armas de Agallpampa

Carnava Aga lpampino

Esta festividad se caracter za por sus desf les, comparsas, disfraces y la part c pac ón activa de la pob ac ón oca . El presente año se celebró el sábado 15 de marzo, el carnava se v ve, antes de la cuaresma.

Este evento es impu sado por la Municipa idad D strita . Es una ce ebración lúd ca, igada a a ferti idad de a tierra, lo agr co a y el s ncretismo entre ritos and nos y costumbres cató icas .

Feria Agropecuaria

Se ce ebra unto con la f esta patronal en honor al Señor Jesús Nazareno, genera mente en unio (cuando co ncide con el Día del Padre) o en la festiv dad ofic al del distr to, que es a rededor de 5 de octubre

Se trata de una Expo Fer a Agropecuaria, Artesana y Gastronómica. Participan productores oca es ganaderos queseros, agr cu tores y se exhiben productos lácteos, artesanías y p atos t picos.

Durante e evento hay concursos (por ejemp o, de ganado, queso y música), presentac ones culturales t picas, exhibición de anima es y venta de productos var ados

Burrocross

En esta carrera de obstácu os, los competidores montan burros en un circu to natural: ca les tierra y zonas rregu ares alrededor de O uzco, organ zada con fines culturales y festivos en un contexto rel gioso regiona . Se ejecuta el 14 de diciembre, coinc diendo con a ba ada de a Virgen de a Puerta. Se desarro la en un circuito natura l amado “Wa ter Acevedo Venegas”, cerca de santuario.

Fiesta patronal

La fiesta patrona se celebra en honor al Señor Jesús Nazareno y está vincu ada a la Feria Agropecuaria, Artesanal y Gastronómica, así como a la fest v dad de la Virgen de la Puerta en Otuzco. Dura aproximadamente de 18 al 21 de unio.

Vis bi iza e valor productivo de Agal pampa como “Capita del Queso”, promoviendo a emprendedoras y agricultores oca es. Fomenta a cohesión y desarro lo oca .

Corr da de toros

En Agal pampa y su provincia (Otuzco, La Libertad), a corrida o pelea de toros forma parte tradiciona de sus fest v dades, espec almente durante a f esta patrona de Jesús Nazareno, a rededor de junio. Esto se real za en e estadio mun c pal de Agal pampa.

La Peregrinación a Quiruvilca en honor a Jesús Nazareno

La peregrinación hac a el distr to de Qu ruvi ca en honor al Señor Jesús Nazareno es una de as expresiones de fe más s gnificativas para a pob ac ón de Agal pampa, en la provinc a de Otuzco, reg ón La Libertad.

Esta man festación re ig osa representa una trad c ón que ha ido fortaleciendo la dentidad esp r tual y comun tar a del pueb o.

Cada año, en el marco de la f esta patronal que se ce ebra en unio, los fie es se preparan para recorrer a pie un arduo camino andino que conecta Agal pampa con Qu ruvi ca, ubicado a más de 80 k lómetros de d stancia, a través de senderos de a tura, quebradas y cl mas cambiantes.

Esta traves a no es únicamente fís ca: es también una muestra de sacr ficio, donde os peregrinos levan cons go orac ones, promesas, agradecim entos y peticiones personales.

Durante a ruta, se entonan cánticos, se rezan rosarios y se venera a Nazareno con s mbolos re ig osos, flores y estandartes. Algunas fam l as acompañan el trayecto br ndando al mentos y bebidas ca ientes a os peregrinos, consolidando así una red de so idaridad que define el espíritu de esta costumbre.

Case ío Ruta de pereg inaje Vas Puntodepartda egada

La legada a Quiruvilca es un momen o de úb lo, recogimiento y profunda emoc ón. Tras argas horas de cam nata, los peregrinos se aproximan a distr to.

Allí, Jesús Nazareno es recibido con música tradic ona , danzas folc óricas y una m sa especia , que reúne a autoridades ocales, fieles y vis antes de distintas comun dades vecinas. E amb ente se transforma en un espac o de un dad, fe y celebrac ón, donde os pueb os serranos entre azan sus ra ces y su esp r tua dad a través de esta man festación compartida.

Esta tradición, que ha resistido a paso del t empo, no solo mant ene encend da la lama del ervor re gioso entre los aga pamp nos, s no que tamb én fortalece su dentidad cultura y su sentido de pertenenc a. Cada paso dado en la peregrinac ón es también una forma de rev vir el legado esp r tua que ha s do transmitido de generación en generación.

En un mundo cada vez más moderno, apresurado y muchas veces desconectado de lo esenc al, a peregrinac ón a Quiruvilca emerge como un s mbo o de res stencia cultura y espir tua .

Representa el cam nar constante de un pueblo que con pasos f rmes, honra sus raíces y proyecta sus creencias, manteniendo viva la esencia de o que son. Es una manera muy compromet da de segu r representando su pueblo y re igión.

Crucis

en el caserío de Chota

Cada Semana Santa, e caser o de Chota, perteneciente a d strito de Agal pampa, se conv erte en escenario de uno de los actos re igiosos más conmovedores del calendario litúrg co local: a representación de Vía Crucis, organizada y recreada por a umnos, docentes y pob adores de la comunidad.

Este V a Cruc s no es solo una actividad educat va ni una dramatizac ón simbó ica; es un acto espiritua , vivencia y comunitario, donde os part c pantes reviven con profunda devoción el cam no de Jesús hacia el Ca vario. Vest dos con tún cas, coronas y elementos propios de a escen ficación bíbl ca, os óvenes cam nan por as calles del caser o, pasando por distintas estac ones que representan los momentos de sufrim ento, entrega y amor de Cr sto.

El recorrido, amb entado entre paisajes andinos, casas trad ciona es y una atmósfera de recog miento, se convierte en una experiencia transformadora, tanto para quienes part c pan como para qu enes observan. El comprom so de la comunidad educat va y a fe de los vec nos se entre azan para dar vida a una tradic ón que no solo busca enseñar la h storia sagrada, sino cult var va ores de empat a, sacr fic o, perdón y unión espiri ual.

Además, este acto refuerza el rol de la escuela como centro integrador de cultura y fe, donde la formac ón relig osa trasciende las aulas y se hace carne en las ca les.

La part cipación de os alumnos no so o forta ece su identidad cr stiana, sino que también los conecta con sus raíces culturales y con a responsabi idad de mantener vivas as trad ciones que dan sen do a su pueblo.

A través del Vía Crucis, los más jóvenes comprenden que la fe no es solo a go que se enseña, s no que se vive y se transmite, como una herencia espiritual que une a las generaciones.

El Vía Crucis de Chota no se l m ta a recordar e do or de Cristo, sino que también se conv erte en un l amado a a esperanza. A compartir este cam no simbólico, os agal pampinos se recuerdan unos a otros que aun en medio de a advers dad, es posible avanzar con fe, un dos como comun dad.

En este sentido, la representac ón se vue ve un espejo de la vida misma: un andar constante, donde e amor, a solidar dad y a oración son las fuerzas que sostienen.

Así, cada año, el caser o de Chota no so o recuerda a pas ón de Cr sto, sino que también reafirma su comprom so con e Evange io, la un dad y a tradic ón.

Y lo hace de la mejor manera: caminando untos, en comun dad, con e corazón leno de fe y os ojos puestos en a cruz, sosteniéndose unos a otros con a certeza de que cada paso compartido forta ece no solo a fe personal, sino e alma m sma de pueblo.

Casero Vas Cho a LEYENDA

5.2. LAS PRE-EXISTENCIAS INFORMALES

Antecedentes

Comerc o Informal

El comercio en Agallpampa es más que una alternat va económica: es una expres ón viva de su cultura, ident dad ocal y organización socia . En la Plaza de Armas, campes nos, artesanos y pequeños productores llegan a d ario con frutas, tubércu os, ma z, hortal zas, quesos ecológ cos premiados, tej dos trad c ona es y objetos hechos a mano, muchos proven entes d rectamente de sus parcelas o tal eres. Esta activ dad se desarrol a sin licencias, perm sos municipales ni condiciones mínimas de nfraestructura. Los productos se exhiben sobre frazadas, cajas rec c adas o mesas mprov sadas, y muchas transacciones aún s guen una lógica de trueque con raíces preh spánicas y comunitarias.

A pesar de no contar con un marco formal, esta práct ca cumple funciones esenc ales: abastece a la pob ación con productos frescos, genera ingresos d rectos a fami ias fuera del s stema comercia convencional y fortalece redes de conf anza y reciproc dad entre vecinos. Sin embargo, la ausencia de un espacio adecuado donde esta d námica pueda organ zarse y crecer con dign dad lim ta su a cance. Se desaprovecha así una val osa oportunidad para fomentar el desarrol o económico, social y urbano de la zona, además de potenciar su enorme valor cultural y turíst co.

Transporte Informa

Desde la construcción de la carretera Tru i lo–Agal pampa en 2014, e acceso al d strito mejoró notab emente: se redu eron os tiempos de viaje, se rompió el a slam ento y se facil tó el traslado de personas y productos hac a Otuzco y Tru i lo. S n embargo, esta me ora no vino acompañada de una estrategia para ordenar e transporte loca . Ante a ausencia de regulac ón, surg ó un sistema improvisado e legal, conformado por mototax s, motoineales, camionetas rurales comb s y camiones adaptados que operan sin autorización. Estos veh culos cubren rutas entre caseríos, chacras y el cen ro urbano, sin paraderos def nidos, s n rutas f jas ni contro de tar fas, pero con una lógica que responde a las neces dades del día a día.

Aunque este sistema ha perm tido a muchas fam lias acceder más áci mente a servic os de salud, educac ón y mercados, también ha generado mú tiples problemas: accidentes frecuentes, competenc a desleal, congestión en puntos clave de distrito y ocupación desordenada de espac o púb ico. La falta de un paradero formal y de una autoridad que fiscal ce ha hecho que el transporte i egal se consol de como la principal forma de movil dad, pese a sus riesgos. Esta situación representa no solo un desa o en términos de segur dad y orden urbano, sino tamb én una oportunidad desaprovechada para transformar la movil dad local en un servicio ef ciente, seguro y d gno para la pob ación.

Produccion Informal en el Hogar

En Aga lpampa, la elaboración de productos tradicionales, como el queso artesanal y diversas manual dades, se rea iza pr ncipalmente dentro de las viv endas. Las fam l as transforman sus cocinas, patios e inc uso salas en pequeños tal eres informa es, donde el espacio doméstico se adapta a procesos de producc ón que no siempre fueron pensados para el o. Esta práct ca ref eja una real dad de improvisación frente a la ausencia de infraestructura: se ut lizan u ensi os de uso cotid ano sobre superficies no espec alizadas, lo que obliga a los productores a conviv r con riesgos der vados de la humedad, e polvo y la contam nac ón cruzada de espacios. Aunque estas condiciones l mitan la higiene y la presentación estét ca del producto, la comunidad ha ogrado mantener una notab e cal dad artesanal y un compromiso con la tradic ón.

Los conoc mientos detrás de estos productos se ransm ten a través de generac ones, combinando técn cas ancestrales con adaptaciones recientes. En el caso del queso, muchas veces se hace la pasteur zac ón, e cuajo y el prensado en rec pientes domésticos, ya sea en la coc na o en un r ncón del patio. Las manualidades , como te dos, ob etos decorativos o utensi os, se elaboran con recursos locales en penumbras o sombras protegidas, sin herramientas espec f cas ni zonas diferenciadas.

Al desarrol arse dentro del hogar, estas actividades se integran profundamente en la vida fam liar y cotid ana. Las faenas productivas t enen lugar junto a otras tareas domésticas, creando una fus ón entre trabajo y v da personal. Esto genera un ambiente donde e aprendizaje es constante, los m embros del hogar se convierten en colaboradores, o espectadores, y la transmis ón de saberes ocurre de manera espontánea. Sin embargo, esta convivencia cotid ana tamba eante puede poner en tensión los usos del espac o y afecta la capac dad de concentrarse o de mantener la continu dad product va. Por e emplo, e ciclo de secado o madurac ón del queso puede verse nterrump do por a impieza o por la neces dad de ut lizar el m smo patio para otras actividades, generando variac ones en os t empos y resultados de la producc ón.

La estructura informal de estas práct cas también mpl ca que no hay una d ferenciación clara entre áreas impias y suc as, ni entre espacios de producción y aquellos destinados a descanso o la conv vencia. Esto conl eva desafíos en el mantenimiento de estándares mín mos de h giene, el resguardo de los nsumos y productos term nados, y la organización m sma de trabajo. Además, la dependencia de condiciones domést cas genera una fuerte var abi idad en cada vivienda: a gunas pueden ofrecer más sombra, otras más venti ac ón, unas me ores condiciones de imp eza, o que imp ica que la producción artesanal d fiere en su cal dad y característ cas según e hogar de or gen.

Características poblacionales

Pobladores

En el centro pob ado de Agallpampa se registra una poblac ón total de 10,666 hab tantes, según os datos censa es más rec entes. Predom na una estructura demográf ca joven y productiva concentrada principalmente entre los 5 y 29 años, lo que refleja una comun dad dinámica y en crecimiento.

Los grupos con mayor número de hab tantes son los de 10 a 14, 15 a 19 y 20 a 24 años, ev denc ando una fuerte presenc a de adolescentes y jóvenes. En contraste, la pob ación adu ta mayor representa un porcentaje reduc do distr buyéndose en franjas decrec entes, o que sug ere una ba a permanenc a de adu tos mayores en la zona.

En cuanto a sexo, hay un ligero predominio femen no, con 196 mujeres frente a 147 hombres. Respecto a a procedenc a, la mayor a de pobladores prov ene de prop o departamento de La Libertad (8,206 personas), mientras que e resto prov ene en menor med da de otras regiones como Cajamarca, Lambayeque y Áncash, reflejando una población arraigada localmente.

Esta caracter zac ón reve a que Agallpampa es una comunidad oven y estable, con oportunidades en áreas como educación, salud y servic os básicos.

Edad de la población del distrito de Agallpampa

Población por sexo (centro poblado)

Procedencia de pobladores (distrito)

Usuar os discapacitados

El gráfico muestra a d str bución de a pob ación con a guna discapacidad en e distr to de Agal pampa, evidenciando que e mayor número de personas presenta a gún tipo de discapac dad genera , lo cua representa un porcentaje cons derable.

Entre los tipos espec ficos de discapacidad las más frecuentes son as asoc adas a a vista y a la capacidad de moverse o caminar, seguidas en menor med da por dificu tades para o r, hab ar, entender o relacionarse con los demás. Esto sugiere que muchas de estas l mitaciones están ligadas a aspectos fís cos o sensoriales que podr an requer r adecuaciones en a infraestructura urbana, servic os de salud y acces bilidad educativa.

Por otro ado, el grupo etario con mayor concentrac ón de personas con discapac dad se encuentra entre os 35 y 39 años, lo que podría estar vincu ado a factores ocupac ona es o falta de atenc ón méd ca oportuna durante etapas previas Esto representa un lamado a diseñar po íticas de prevenc ón en esa franja de edad product va.

En conjunto, e gráfico evidencia a necesidad de acc ones inc usivas en sa ud movil dad y educación, or entadas tanto a la prevención como a acompañam ento de personas con d scapacidad, garant zando su part cipac ón p ena en la v da comunitar a.

Usuarios con discapacidad

5.3. EL PAISAJE RURAL

Los elementos bióticos E

La f ora de Agallpampa combina especies nativas y exót cas, adaptadas al clima andino. Por un lado, destacan árboles introduc dos como el eucalipto, el p no y e ciprés, usados para leña, madera y re orestac ón. Por otro, pers sten especies nativas como e mo e, el a so y la retama, valiosas por sus propiedades medicinales y ecológicas. As mismo, se encuentran pastos como el ichu, y arbustos como la zarzamora, e sauco, la tuna y el maguey, que cumplen func ones product vas y de protecc ón de sue o. En conjunto, esta vegetación sost ene la agr cultura, protege el pa saje y favorece la biodiversidad local.

La fauna en Agallpampa es mayormente doméstica, ligada a a vida rura . Se cr an cuyes, ga nas, patos, ovejas y vacunos, tanto para consumo como para comerc o. También se utilizan caba os y burros en e traba o agr co a y el transporte. Aunque en menor cant dad, aún se observa fauna silvestre como aves, roedores e nsectos, que cump en funciones ecológ cas. Así, a cr anza anima no solo t ene valor económico, sino también cultural y ambienta dentro del entorno and no.

A gató idos /Vizcacha
Tortol ta
Bradypod
Fauna
Dasypodidae / Zorro and no
Parastac dae / Conejo si vestre

La actividad agrícola

La ac v dad agrícola en e entorno rural de Aga pampa Pueblo representa una de as pr nc pales fuentes de sustento económico y a mento de sus habitantes. Gracias a su ub cac ón y a la presenc a de sue os fértiles, se desarrollan d versos cu t vos adaptados a as condiciones andinas. En primer ugar, destaca e cult vo de la papa en múltip es var edades nativas, estas se adaptan con facilidad a os cambios de temperatura y altitud. Asimismo, se siembran otros tubérculos como a oca y e o luco. Por otro ado, durante a temporada de uvias y e clima frío, se cosecha e llamado maíz, en todas sus var edades.

De igual manera, en chacras más amplias se cu tivan cerea es como el tr go y la cebada, que son dest nados pr nc palmente a a elaboración de harinas Además, en espacios cercanos a as v v endas, se siembran horta zas como lechuga, zanahoria, repollo y cebolla, cu antro dest nadas tanto al autoconsumo como a a venta en mercados loca es y externos. Fina mente cabe mencionar que tamb én se cu tivan algunos frutales, entre e os manzanos, duraznos y cirue os. En conjunto, esta diversidad agrícola ref e a no solo e conocim ento adqu r do grac as a las generaciones pasadas de las familias campesinas, sino también su estrecha re ación con a t erra.

Los elementos abióticos

Topografía.

Agal pampa como cabecera de d strito homónimo se encuentra a una a titud de 3 117 m s.n.m., aunque en promedio el distr to se asienta en torno a 3 205 m, con cotas que osci an entre los 1 287 m en os fondos de los val es y los 4 298 m en as cumbres más elevadas. E distrito como tal, cubre aproximadamente 258.6 km², con una cartograf a que evidencia una notable variación altimétr ca y una comple a red de curvas de nivel que sirve para de im tar terrazas, cerros y val es.

Con respecto a la topografía local, esta comb na suaves col nas y p anic es adecuadas para el asentamiento urbano, con pendientes moderadas, t picamente entre el 5 % y 15 %, que fac litan a construcción de viviendas y v as pr ncipales. Sin embargo, al adentrarse en los flancos montañosos se observan pend entes pronunciadas de hasta el 50 % o más, creando una orografía escarpada donde se desarrol an banca es agr co as, cursos de agua y pequeñas quebradas.

Estas pendientes dan origen a terrazas agr co as escalonadas, donde se aprovecha la topogra ía para el cu tivo, mientras que as zonas más altas, por encima de los 3 300 m, muestran un re ieve más ondulado, correspondiente a la puna, con suaves col nas. En conjunto, este rel eve andino genera una dua idad topográfica: una meseta intermedia y zonas periféricas abruptamente inc inadas.

En e territorio de Agal pampa predominan sue os formados por depós tos co uvia es y aluvia es, ípicos del amb ente and no. Estos sue os presentan una estratif cación compuesta por capas de diferente textura, grado de compactac ón y humedad, resu tado de procesos geo ógicos, cl máticos y de modelado de relieve. Mientras en la c udad estos suelos sost enen ed ficaciones y vías, en los alrededores permiten el desarrol o de actividades agr co as, mostrando en ambos casos características particulares según su profundidad y exposición.

Tipos de suelo:

1.Capa de material de rel eno suelto, conformado por sue o orgánico y suelo agrícola en estado húmedo.

2.Capa formada por suelo arci loso o imoso, con retención de humedad pero drenaje moderado.

3.Capa de transición a otros mater ales, de compac dad med a y poca a regu ar humedad, acompañada de ciertas p edras conforme a a profund zando.

(0 a 0.30m)

0 30m a 1.50m)

Leyenda: Viv endas

Vías

H drograf a

A. B. C

Capa de cobertura estable (pos blemente compactada), Capa formada mezclas arenosas y arc l osas con gravas, de poca a regu ar humedad.

Capa de trans ción a otros materia es, con suelo arc l oso con presencia de gravas, de igual forma acompañada de ciertas p edras conforme a la profundizando.

Suelo urbano. A B C

(1.50 a más)

(0
(1.50 a más)
Tipos de sue o.

HIdrograf a El r o Moche t ene su origen en a Laguna Grande, cerca de Quiruv lca, a unos 3 898 m s.n.m., donde inicia mente es conocido como río Grande, uego San Lorenzo y Constancia, hasta que adopta e nombre de Moche cerca de la ocal dad de San Juan. Recorre un tota aproximado de 102 km, atravesando d st ntos pisos eco ógicos desde a puna hasta la costa, y drena una cuenca de aproximadamente 2 708 km2.

El principal cuerpo h dr co que atraviesa la reg ón es e río Moche, e cual f uye in cia mente en d recc ón noroeste desde la s erra, antes de girar hacia el suroeste y proseguir hac a su desembocadura en el océano Pac fico En e sector donde cruza Agal pampa, el r o se encuentra a una a titud aproximada de 3 000 m s.n.m., al mentándose de quebradas y af uentes locales que drenan as aderas c rcundantes .

El río Moche, en esta secc ón andina, se caracteriza por un corriente pronunciada y con un rég men intermitente, ref ejo de os patrones estaciona es de l uvia que predominan en la región. Por otro lado, su cauce, ubicado a menor a titud que la ciudad, crea un corredor fluvia que se desp iega en los va les próx mos al casco urbano de Agal pampa, const tuyendo una parte importante de su red h drográf ca.

No existen plan cies aluvia es extensas asociadas a r o en esta zona, s no pequeños ensanchamientos tempora es donde e cauce se dispersa y depos ta mater ales. Las r beras presentan vegetación andina de baja dens dad, interrump da por sectores interven dos o uti izados para r ego y acceso comuna . En general, la hidrografía representa un elemento dinám co dentro del paisaje de Agallpampa, mode ando e rel eve y actuando como corredor natura en medio de un entorno montañoso.

Su cauce se encuentra rodeado de un re ieve escarpado con profundos va les de fondo angular y con igurac ones en forma de "V",donde el echo de r o está compuesto principa mente por mater ales gruesos: gravas, arenas gruesas. En épocas de lluvia, su caudal aumenta de forma notoria, arrastrando materia es en suspensión y a terando as formas de canal mediante procesos de erosión y depós to. Las ori las suelen mostrar seña es de nestab lidad, con tramos donde e agua socava las bases de as laderas, generando desl zam entos menores o cortes en a vegetación ribereña.

Los af uentes principa es del r o Moche, en su margen derecha, incluyen a los ríos Motil, Chota, Otuzo, Cumbray y Catuay, mientras que en la margen zqu erda destaca el río Chanchacap. La mayor parte del escurrimiento es estaciona , y es derivado de as precip tac ones en la parte alta de la cuenca; no se ncorporan volúmenes de agua sign ficativos por desh elos ni g aciares,

Los elementos antrópicos

Ex sten d versas intervenc ones humanas que han modif cado el paisaje rura de Agallpampa. A lo largo de empo, en Agal pampa y sus diversos caser os, os pobladores y autoridades han ntervenido en e pa sa e, lo que ha dado origen a una serie de e ementos antrópicos. Estos elementos, representan a interacción cont nua entre la pob ación loca y su territorio.

Zonas agrícolas:

Uno de os camb os más evidentes es la ransformación del terreno natural en zonas agríco as. La pob ac ón ha desarrollado sistemas de cultivo en errazas o chacras en laderas, mod f cando la topografía natural para hacerla productiva. La agricultura, su pr nc pal actividad económ ca, ha dado ugar a un paisa e caracterizado por parcelas delimitadas, áreas de cultivo rotat vo y zonas de pastoreo.

Estas práct cas no solo a eran e erreno, sino que también ntroducen estructuras como cercas de p edra, acequ as y cana es de riego que forman parte integra del entorno. E ementos permiten el aprovechamiento de agua de para regar os cult vos.

YAMOBAMBA MOTIL
LA FLOR DA
RÍOMOCHE
AGALLPAMPA
CARRETERA

Los elementos antrópicos

v as de comun cac ón terrestre:

Una red de cam nos rurales que conecta el centro pob ado con sus caseríos, zonas agr co as y otras loca dades de a provincia. Cuenta con la Carretera Departamenta y con sub v as compuestas de t erra apisonada, que son esenc ales para e transporte de productos agríco as.

Villa San Jose ( Ex Estacion Cab e Carr

Motil :

Se d ferenc a de las demas viviendas , ya que esta rodeado de arboles de P no y C pres. Cuenta con espacios para rela ación y para desarro ar actividades deport vas. Tamb en t ene una zona de Restarurant para eventos, con un m rador natural muy orig nal.

Puente Río Moche Bajo:

Ubicado cerca al desv o de Otuzco, en e Km 70.7 de la carretera que une la costa con las provinc as de la sierra liberteña. Este puente cruza el Río Moche y conecta el d strito de Otuzco con e distrito de Aga lpampa y las prov ncias de Ju cán, Santiago de Chuco, Sánchez Carr ón y Pataz.

Centro P sc co a de Mót : Agallpampa dota de infraestructura necesar a como las pozas para las truchas y las inst tuciones educativas se encargan de a crianza y manten miento. Actua mente se cu mina un proyecto de amp ac ón integra del centro, buscando mejorar la capac dad de incubación de ovas.

Mirador Mot :

E "Mirador Mot " es un punto de observac ón que permiten a contemp ac ón de va e y as montañas c rcundantes, desde donde se puede disfrutar de la vista a la ciudad de Huamachuco y otros paisajes, que resulta como parte de c rcu to tur st co de Agallpampa.

V vero Forestal de Mot :

Es un centro de producc ón de plantones foresta es conformada por pob adores de Motil y que forma parte de la Agenc a Agrar a de Trujillo. Este v vero es c ave para la reforestación de suelos degradados en la reg ón, y se ha utilizado para produc r plantones con fines productivos y ambienta es.

El Clima

La temperatura en Otuzco muestra una var abilidad térm ca moderada a o argo de la región. En genera , las emperaturas osc an entre los 10 °C y os 28 °C, con zonas más fr as a sur y suroeste del área marcada, y emperaturas más altas hacia el norte. Esto ind ca una influenc a s gnif cativa de la altitud y a topografía en las condiciones térmicas loca es.

La variación térm ca en Otuzco responde pr ncipa mente a su geografía and na, según la alt tud. En las zonas más elevadas, as temperaturas suelen man enerse entre los 10 °C y 14 °C, generando cond c ones frescas y húmedas, m entras que en los sectores más bajos y expuestos, el termómetro puede ascender hasta los 28 °C.

Esta amplitud térmica sugiere la presenc a de mú tiples m croc mas, lo que influye d rectamente en la d vers dad ecológ ca y en la dinámica agrícola local. Las temperaturas más emp adas favorecen cu t vos de ciclo corto y una mayor productividad, m entras que as zonas frías son más aptas para especies resistentes a climas de a tura.

Aga pampa presenta una marcada var ación estacional que se manif esta con mayor ntensidad durante los meses de nv erno A lo argo del año, las temperaturas pueden mantenerse moderadas, pero hac a mediados de año se reg s ra un descenso notable en las mínimas, lo que da ugar a jornadas part cu armente frías.

Día más ca uroso de año es alrededor de ebrero

Temp máx ma Temp m n ma 18 °C 06 °C

Temperaturas med as y precip tac ones

Temporada emp ada del 12 de enero al 29 de marzo

Temp máx ma: 18 °C

Temporada fresca del 7 de sept embre a 7 de nov embre

Temp máx ma Temp m n ma

17 °C 07 °C

Cie o nub ado so y días de prec p ación

E d a más r o de año es el 30 u o.

Temp promed o: 06 °C

Agallpampa se caracteriza por una prec pitac ón relativamente ba a y concentrada en pocos ep sodios a o largo de año. En pronóst cos recientes, las uv as se s túan entre 0 y 10 mm por día, con acumulados moderados de 1 a 2 mm cada tres horas durante jornadas l uviosas, o que ind ca una pauta de lluvias suaves y esporádicas.

En cuanto a viento, Agallpampa presenta ve oc dades moderadas, genera mente osc ando en re 10 km/h y 25 km/h, según e día y la estac ón .

Estos vientos suelen ser constantes durante las horas de mayor inc denc a so ar, y disminuyen evemente en as noches, aunque pueden reg strarse a gunas ráfagas más fuertes. La d recc ón predom nante sigue patrones t picos de a reg ón and na.

Estos rasgos de prec p tación y v ento refuerzan la ident dad climática de Agallpampa como una localidad de montaña con c ma seco–temp ado, marcado por periodos s n lluv a pro ongados y br sas moderadas. La lluvia gera y esporád ca brinda humedad suf ciente para la agricultura de altura sin generar r esgos de eros ón masiva

Cant dad de prec pitac ón

Velocidad del v en o

Las zonas críticas

El centro pob ado de Agallpampa presenta d versas zonas críticas que condicionan su desarro lo urbano y territor a , afectando anto la ca dad de v da de sus habitantes como la sosten bilidad del entorno. Estas zonas, determinadas requieren ser dent f cadas y atend das med ante una p an ficac ón integral que prior ce la m tigación de riesgos, a me ora de serv cios y la inclusión socia .

1. Zona de Riesgo Natura

Estas áreas están ub cadas princ pa mente en aderas donde se han dent f cado probab idad de deslizam entos. Las viv endas ubicadas en estas zonas presentan alta vu nerabilidad estructura , al no contar con cimientos adecuados ni medidas de protección ante eventos natura es. La ocupación de estas áreas responde a procesos de urbanizac ón espontánea, lo que expone a a población a situaciones de pe gro recurrente.

2. Zona con Infraestructura Precar a Este sector comprende v viendas autoconstruidas en terrenos de difíc l acceso o sin habil tación urbana forma . La pendiente del terreno y la informa dad en a ocupac ón mp den la implementación de nfraestructura básica, perpetuando cond ciones de nsalubr dad, inseguridad y marginación urbana. La calidad construct va es baja y no responde a normat vas técn cas mínimas, o que agrava la vulnerab lidad ante eventos natura es.

3. Zona de Accesibil dad Lim tada

Se ref ere a sectores donde la conectiv dad v a es def ciente deb do a cam nos s n pav mentar, veredas nadecuadas o nexistentes y falta de seña izac ón. Esta situac ón dificu ta el tránsito de peatones y veh culos, especialmente en época de l uvias, cuando muchas rutas se vuelven intransitables. El imitado acceso no so o afecta la movil dad cot diana de los habitantes, s no que también obstacu iza a l egada de serv cios bás cos y respuesta ante emergenc as.

4. Zona con Equipamiento Def ciente A pesar de ser un centro poblado con func ones urbanas básicas, Aga pampa presenta una cobertura limitada y precaria de equipamientos púb icos esenc ales. El centro de salud, muestra defic encias estructura es. Esta precar edad repercute en a atenc ón a la niñez, adultos mayores y mu eres gestantes.

5. Zona Agrícola Cr t ca

El sector agr cola, se ve afectado por la escasa dispon bilidad de agua, la nfraestructura de r ego inex stente y la fa ta de asistenc a técn ca. Estas cond ciones, han reducido a capac dad productiva de las t erras cu t vables, generando inestabil dad económica y a imentaria. La dependencia de la agricu tura de subs stencia, s n apoyo nstitucional, convierte este sector en una zona vu nerable que requ ere acciones urgentes de fortalec m ento y modern zac ón.

La gestón de residuos

La Mun c pal dad D strita de Aga lpampa gest ona sus residuos a través de un s stema inc piente que comb na estrateg as forma es e informa es. Desde 2021 cuenta con un camión compactador, adquirido mediante la l c tac ón púb ica LP‑SM‑1‑2021, que permite reco ectar residuos en la cabecera y en centros poblados cercanos.

Adiciona mente, se mplementan campañas per ódicas de l mpieza y sens bil zación ambienta . Sin embargo, e servicio es irregu ar en as zonas rurales más ale adas, donde os hab tantes queman o arrojan basura a aire ibre. La dispos c ón f nal se rea iza en el botadero mun cipal “L amobamba”, ubicado en el d strito. Este s tio, inclu do en el inventario nac onal de áreas degradadas por res duos, funciona como un botadero a cie o ab erto, sin infraestructura técnica (ce das, impermeabi izac ón ni tratam ento de l xiviados), lo cual contribuye a contam nac ón ambienta y sanitaria.

Las f sca izac ones de OEFA han señalado deficiencias en la recolecc ón y disposición de res duos, lo que impulsó a a Gerencia Regiona de Ambiente de La L bertad a br ndar as stencia técn ca para la imp ementac ón de un S stema de Gestión Ambiental Municipa . No obstante, aún no se ha avanzado hacia un mode o integral ni ex ste ordenanza oca que reglamente la gest ón de residuos en el ámbito d strita

Aunque e servicio con el camión compactador cubre regularmente la cabecera d strita de Aga lpampa y caseríos accesib es como Carata, Chota, La Morada, San V cente, Pueb o Libre, Mot l y Sangal pampa A ta, otros poblados más ais ados, como Yamobamba, José Balta, Cuscanday, Sanga pampa y Chual, no se benefician del serv c o deb do a a fa ta de cam nos aptos para el recolector. En esas zonas, los res duos son quemados, enterrados o abandonados s n contro , y no existen puntos de acopio ni normat vas loca es para su mane o rura , lo que perpetúa la desigualdad en cobertura y mantiene a estas comunidades expuestas a r esgos ambienta es y san tar os.

Leyenda:

Ruta de ram ón reco ector

Aga pampa

La basura reco ectada en áreas acces bles es trasladada al botadero municipal “L amobamba”, ubicado dentro de d strito. Según el Inventar o Nac onal de Áreas Degradadas de OEFA, esta área tiene un tamaño aprox mado de 0.28 hectáreas y recibe cerca de 2 tone adas de res duos al día. Func ona como un botadero a cielo abierto, sin mpermeabil zación, sin ce das ni tratam ento de l xiviados, o que genera filtraciones al sue o y contaminación de agua superficial

Caser os con acceso a cam ón eco ec or Botade o “LLamobamba”

Caser os con gest ón de es duos de manera autónoma

A pesar de estar formalmente reg strado por el MINAM, OEFA ha advert do que no cump e con estándares de sosten bi idad ni sani ar a, o que motivó la intervención vigente de a Gerenc a Regional de Ambiente de La Libertad para trabajar en su regu ar zación y pos bles mejoras.

En Aga lpampa, a crianza fam l ar de ganado bov no, porc no, aves de corra y cuyes genera considerables cant dades de est ércol, plumas y cama, que se aprovechan como abono casero en parcelas vecinas o se almacenan s n tratam ento en los corrales. No existe un programa mun cipal forma de compostaje o biod gest ón, a pesar de las recomendac ones del MINAM y SERFOR. Sin embargo, desde 2015, e proyecto Haku W ñay (FONCODES–MID S) ha beneficiado a más de 370 fam lias en caser os como Cho a, San Pedro Alto, César Val ejo y Cerro Zango, ncorporando la producc ón de abono orgán co, compost, biol y bocashi, como parte de sistemas agroecológ cos. Estos abonos, elaborados con estiérco y res duos vegetales, mejoran la ca idad del suelo y reducen la dependencia de fert l zantes quím cos.

Por su parte, tras cosechas (papa, avena, cebada, haba), se generan grandes vo úmenes de rastrojos (tal os, hojas, cáscaras), que en la práctica muchos se queman a aire l bre, l berando humo y contam nantes, o se ncorporan rud mentariamente a sue o sin valorización técn ca. Aunque e composta e de estos residuos podría reducir hasta e 50 % del vo umen de basura y aumentar la materia orgán ca de suelo, como sugiere a UPCH, en Agal pampa no se ha mplementado forma mente esta estrategia permaneciendo las prácticas tradiciona es que no recuperan va or de residuo.

En Aga lpampa as famil as suelen autoconstru r sus v viendas o ampl ar hab tac ones de a pocos, empleando madera, ladri los o adobes, sacos de cemento, metales y p ást cos. Parte de estos mater ales se reut l za en nuevas etapas de construcción o se aprovecha como eña, pero a mayoría se acumula en pat os, cunetas o terrenos bald os, y a veces se quema a cielo ab erto, generando polvo y humo contaminante. La munic pal dad adqu rió un cargador frontal en 2023, que se dest na a retirar grandes cant dades de escombros después de huaicos o trabajos via es, pero no existe un sistema forma de reco ección ni separación se ect va de residuos de construcción .

Además, el reciente Reglamento RSCD (DS 002‑2022‑Vivienda) exige clasificar, segregar y valorizar los residuos de construcción y demol c ón, pero en Agal pampa no se apl ca: no hay contenedores especial zados, puntos de acopio, n ordenanzas loca es que promuevan el rec c aje o a reuti ización conforme al nuevo reglamento. Como resultado, os residuos de obra continúan d spersos e mprovisados, contr buyendo a la contaminación del suelo y al aumento de m crobasura es, sin que se aproveche su potencia como fuente de mater ales reut lizables.

5.4. LA IDENTIDAD ARQUITECTÓNICA

Características Generales del

Perfil Urbano

En Mot l, el patrón construct vo evidenc a una clara tendencia hac a ed f cac ones de dos p sos como tipología predominante en la mayoría del tejido urbano. Esta altura responde a mú t p es factores, tanto práct cos como cu turales, que han nf u do de manera directa en a forma en que a pob ación ha do configurando su entorno constru do a lo largo del tiempo. Las viviendas de dos niveles se observan con gran frecuenc a distribuidas por casi todo e caserío, ncluso en zonas con opograf a inc nada, pasa es estrechos o accesos más difíciles, o cual hab a de una práctica construct va que se ha consolidado en e tiempo. Esta conf guración vert cal perm te una organización funcional de los espacios domést cos, donde e primer piso se emp ea comúnmente para activ dades productivas vinculadas a la econom a fam liar, a macenam ento de herram entas o productos agr colas, o inc uso como coc na o comedor, mientras que el segundo piso se reserva para el descanso nocturno el resguardo de a nt m dad fami ar y, en algunos casos, para e desarro o de activ dades educativas o de recreac ón.

S b en esta es la configuración más común y representativa de ugar, tamb én se dent f can v viendas de un solo piso, especialmente en las periferias de pueb o, en sectores más ale ados de centro, o en otes donde e terreno es más imitado, de formas irregulares o con condic ones que no permiten una carga estructural mportante. Estas construcciones de menor a tura sue en estar igadas a una menor d sponibil dad económica, a decis ones fami iares espec f cas como a residenc a de personas mayores, o al carácter tempora de ciertos espac os aún en proceso de crecim ento. En otros casos, se trata de ed f caciones que han s do proyectadas como parte de una futura viv enda de dos p sos, pero que por fa ta de recursos económicos, han quedado aún sin amp iac ón.

La relac ón entre e número de pisos y las d nám cas de uso de sue o en Motil evidencia cómo, a pesar del carácter rural de asentamiento, la pob ación ha adoptado formas de construcción que max m zan el espacio vertica dispon b e s n perder contacto con el entorno nmed ato. Esta forma de crecimiento moderado en altura permite conservar la esca a barrial, evita a fragmentac ón del tej do soc al y mant ene una relación estrecha entre v vienda y terr torio. Aunque los ed fic os de más de dos pisos son escasos, su presenc a sug ere una posible transformac ón , así como una seña de modo en que el caser o, sin abandonar su dentidad rura , ncorpora otras formas de hab tar.

Levantamiento o a zado del Perfil Urbano de as vías Principa es

Transparencia = 3.854 % Permeabilidad = 15.496%

Transparencia = 4.439 % Permeabilidad = 13.927%

Transparencia = 9.485 % Permeabilidad = 11.046%

Transparencia = 7.869 % Permeabilidad = 6.054%

Calle Ladero Sanme - Agallpampa
Calle Ladero Sanme 02 - Agallpampa
Calle : Laredo - Samne
Calle : Laredo - Samne - 120

Levantamiento o a zado del Perfil Urbano de as vías Principa es

Transparencia = 7.477 % Permeabilidad = 13.745%

Transparencia = 21.394 % Permeabi idad = 9.053%

Transparencia = 14.461 % Permeabilidad = 10.761%

Transparenc a = 9.696 % Permeabil dad = 11.188%

Calle Los P nos - Motil
Cal e Los Ángeles - Motil
Calle : Sta. Emilia
Calle : Sta. Emilia

Arquitectónico

En la zona, encontramos en su mayoría edificios con techo a dos aguas, esto a consecuenc a de su cl ma con propensas uvias. En todo e pueb o podremos notar este aspecto como dent dad del lugar.

Los edif cios en Motil se caracterizan por el uso de balcones, estos suelen es án fuera o hundidas en la fachada, generando un espacio comunitar o y zonas de descanso para las fami as.

E diseño de los vanos suele ser irregular, osea que no hay puerta o ventana que se rep ta en dimens ones, esto debido a a manera rudimentaria en que se construyen los edific os.

E Mater a que predomina en a zona, como principal para construcción de estructuras, es a madera de Euca pto. Esta se encuentra en todas las construcciones hechas por la poblac ón de manera informal.

Características Arquitectónicas de las Tipologías Tradicionales

Vivienda rura (Tipo 1)

La plan metría corresponde a la p anta arquitectón ca de una v v enda rural s tuada en Agallpampa, una zona caracterizada por su topograf a inc inada. Es a construcc ón ha s do diseñada para adaptarse a una pend ente, lo cua se ref eja en a organización de os accesos y el uso efic ente del terreno.

La p anta muestra una d str bución interna s mp e pero funcional, compuesta por cuatro amb entes rectangu ares conectados entre sí mediante puertas inter ores. Los muros son de mayor grosor en e per metro, o que sugiere el uso de materia es tradicionales como el adobe o a tierra compactada, comunes en las v viendas rurales de a sierra.

Uno de os aspectos más destacados es a presencia de una escalera exterior ubicada en el latera izqu erdo de la p anta. Esta esca era permite e acceso directo al segundo nive desde el exterior, una solución práctica para v viendas construidas en laderas, ya que ev ta interferencias con los espac os de primer nive .

Primer n vel Segundo nive .

En esta planta no se observa el área de coc na n el patio, s n embargo, se menc ona que estos espacios se encuentran fuera de la zona pr ncipa . Esta separación responde a una costumbre trad ciona que busca evitar que el humo y e ca or de a cocina afecten os espac os interiores, además de permit r una mayor venti ación y comod dad durante la preparac ón de a imentos

Otro e emento importante de a vivienda es la inc usión de un balcón, e cual, aunque no se v sual za en esta p anta, forma parte esenc a del diseño. En Aga lpampa, los ba cones t enen un sign ficado cu tural fuerte, ya que no so o s rven como elementos arqu tectónicos, s no que también permiten la interacción con el entorno y con la comunidad.

Esta vivienda representa una arqu tectura rural propia de Aga lpampa, adaptada a la pend ente de terreno y a as costumbres de la zona. E uso de mater ales tradic onales, la cocina externa, el patio, e acceso independiente al segundo nivel y la presencia de balcón no solo responden a neces dades práct cas, s no que también refle an la cu tura ocal. Es una muestra de cómo el diseño puede adaptarse a entorno sin perder a dentidad ni la funcional dad.

Club de madres

La magen muestra la planta y as secciones de una pequeña ed ficación rura d señada para act vidades comunitar as como a o la común y el programa de vaso de eche, iniciat vas socia es muy presentes en zonas rurales del Perú. Esta construcción busca ofrecer un espac o func onal y digno donde mujeres de a comunidad puedan preparar alimentos para n ñas, niños y fami ias en situación de necesidad.

En la p anta arquitectónica se observa un ambiente único, de forma rectangu ar, con accesos en ambos extremos que faci itan la vent lac ón cruzada y e ngreso de personas desde diferentes puntos. Dentro del espacio se encuentran e ementos circu ares que representan fogones o coc nas mejoradas, así como una mesa o superf c e de apoyo para la preparación y distr buc ón de alimentos. El revestim ento de p so parece ser de madera o materia de fác l l mpieza, lo cua es idea para activ dades que mpl can manipu ac ón de al mentos.

La sección long tudinal muestra la estructura de una cubierta a dos aguas, resuelta con tejas and nas de arc l a que protegen de sol y a l uv a, a a vez que respetan la estét ca rural tradic onal. Se puede observar también la a tura interior del espacio, suficiente para perm tir una buena ventilación, a go esencial en un ambiente donde se cocina d ariamente para muchas personas.

Sección longitudina .

Sección transversal.

En a secc ón transversal se aprecia cómo e edificio se adapta a terreno inclinado de a zona. Está l geramente elevado respecto a sue o, o que ayuda a preven r la acumu ación de humedad. Esta sección también resalta la senc llez de la estructura, donde o importante no es la comp ejidad arquitectónica, sino la uti idad del espacio para e encuentro y e apoyo entre vecinos.

E entorno gráfico que acompaña a ambas secc ones, con figuras humanas, an males y vegetac ón, refuerza e sentido comun tar o y cultura del espacio. La nclus ón de personas con atuendos tradic ona es y escenas cot dianas evidencia que esta edif cación no es un espacio ais ado, s no parte activa de la vida socia rural, donde las mujeres cumplen un rol central en a organ zac ón de las activ dades a imentar as comunitar as.

En conjunto, esta construcción representa mucho más que una cocina: es un símbolo de so idar dad, organ zac ón barr al y respuesta comunitar a ante la necesidad. El d seño arqu ectón co, aunque senc llo, responde de manera efectiva a las cond c ones del lugar y a as necesidades reales de la población, mostrando cómo la arquitectura puede contr bu r a fortalecer el te do soc a en contextos rurales.

Iglesia comunal.

La magen presenta e d seño arqu tectónico de una ig esia ubicada en Motil, una comunidad rural and na caracter zada por su geografía montañosa y su fuerte ident dad cultural. El proyec o se inserta con sens bil dad en el terreno natural, respetando as curvas de nivel y aprovechando la topografía para enmarcar un espac o de recog m ento esp r tua y encuentro comun tar o.

La p anta general mues ra una volumetría long tudina , sobria y s métr ca, que gu a al visitante desde el acceso hasta el altar. Esta disposición l neal está nsp rada en la trad c ón de los emplos crist anos, con un eje central que simbo iza el camino hac a lo sagrado. La iglesia está or entada de forma estratégica para aprovechar a uz natural, reforzando e simbo ismo espiritua a través de la luminación.

Las elevac ones latera es reflejan una arqu tectura senc l a pero sign ficativa. La estructura se compone de elementos igeros, techos inc inados y una envolvente ab erta en algunos sectores, o que perm te a entrada de luz y vent lación cruzada. Se ntegran mater ales oca es y una estét ca que d aloga con el entorno rural, s n recurr r a e ementos ornamentales excesivos.

La sección transversal revela un espacio nterior amp io, con una cub erta a ta a dos aguas que genera una atmósfera de solemn dad y tranqui idad. La presencia de árbo es alrededor del edificio aporta sombra y frescura, además de reforzar la conexión entre a iglesia y el pa sa e. El en orno natural se conv erte así en un componente activo de a experiencia espiritua .

Este proyecto de ig esia no so o busca servir como lugar de culto, sino tamb én como espac o comunitario para reun ones, celebrac ones y actividades soc ales. La versati idad de su diseño perm te que sea ut l zado por la pob ación oca de manera ibre y acces ble, fortalec endo el tej do social de Motil.

En resumen, esta ig esia es una expresión de arquitectura contemporánea con ra ces trad ciona es, pensada para responder a las neces dades f s cas, cultura es y espirituales de su comunidad. A través de un d seño respetuoso, funciona y simbó ico, se conv erte en un punto de referencia que une fe, paisa e y cultura.

Casa Hacienda

La planta corresponde a centro de reun ones de la casa-hac enda de Agal pampa y presenta una conf guración espacial clara, abierta y funciona . Se trata de un espacio único de p anta cas cuadrada, cuyo d seño pr or za a f exib l dad y la amp itud, cua idades esenciales para albergar múltip es actividades comunitarias como asamb eas, talleres, eventos cu tura es o celebrac ones. La ausenc a de divisiones nternas refuerza el carácter po ivalente del recinto, perm tiendo una dispos c ón libre del mobi iario y adaptabi idad según el uso.

El ingreso se s túa en a parte super or central de p ano, marcando un eje de simetr a que organiza el acceso pr ncipal al recinto. Su ub cación permite una d stribución equitat va del f ujo de personas hacia ambos lados del espac o. Este acceso conecta directamente con e núc eo principal sin transiciones o vest bulos comple os, lo cual sug ere un enfoque práctico y directo, coherente con el entorno rura . La relación del ed ficio con e terreno es también evidente a través de las curvas de n ve , que muestran una topograf a ligeramente acc dentada, lo que refuerza a mportancia del basamento v s ble en los cortes, que eleva el edif c o para ntegrarlo al paisaje sin alterar drásticamente el suelo.

Los cortes de la casa-hac enda revelan un proyecto que re nterpreta la t polog a señorial trad ciona med ante un enguaje contemporáneo y una clara adaptación al terreno andino. En ambos dibu os se aprecia cómo la vo umetría princ pal se asienta sobre un basamento pétreo oscuro que estab l za la construcción frente a a pend ente natural y, a mismo tiempo, evoca os zóca os de p edra de as antiguas haciendas. Sobre este plinto, os muros de mamposter a clara conf eren igereza v sua y favorecen la nercia térmica necesaria en el c ima serrano; la cub erta iviana, de estructura metál ca o de madera aserrada, se dibu a con un borde delgado que contras a con la masa muraria y remata a composición con un gesto hor zonta nítido.

En el corte super or se observa el cuerpo res denc al pr nc pal, organ zado en dos n ve es con cruj as relat vamente estrechas que aseguran i uminación y ventilación cruzada. Las ventanas de formato apa sado equ distantes y a ineadas introducen orden sin sacrif car f ex bil dad nter or, m entras que e volumen emergente sobre la osa (probab emente un mirador o un ámbito de servicio) func ona como h to y referencia visual desde el pa sa e circundante. El acceso lateral, resue to con una rampa que salva la topografía natural, subraya la vocación inclus va y func onal del edif cio, perm tiendo un ngreso cómodo tanto para la fam l a como para os traba adores de la hacienda.

Lengua es Arquitectón cos

Vivienda rura (Tipo 1)

La fachada de esta vivienda en Motil manifiesta con claridad la ident dad arqu tectónica andina contemporánea, donde a pract cidad construct va se funde con una estética sobr a y sincera. E uso predom nante de concreto y ladr l o, coronado por un techo de calam na, responde tanto a la d sponib lidad de mater ales ocales como a a neces dad de resist r e c ima serrano. La dec sión de dejar el acabado de cemento expuesto, sin pintura n recubr mientos decorativos, ev ta costos ad ciona es y ev dencia una honesta expresión de materia ibre de artif cios.

La compos c ón en dos nive es se marca mediante una franja horizonta que recorre la fachada: arriba, e vo umen pr nc pa con vanos de proporc ones diversas; aba o, un zóca o gualmente sobr o que aloja accesos y ventanas protegidas con re as metál cas.

Las aberturas no buscan una s metría académica, s no que obedecen a la distribución inter or y a a ógica de una autoconstrucc ón progresiva. Buena prueba de el o es la puerta de segundo piso sin una esca era aparente, ind cio de futuras ampliaciones o de so uc ones temporales habituales en viviendas que crecen al r tmo de la econom a fam liar.

Esta fachada representa una adaptación arqu tectón ca que responde tanto a la topograf a como a contexto rura and no. La edif cac ón se despl ega de manera inea y hor zonta sobre una pendiente, lo cual se resuelve mediante e uso de gradas y niveles d ferenciados en el acceso La construcc ón está techada con calam na y presenta muros pintados en tonos verdes suaves, o que proporc ona una sensación de cal dez y armon a con e paisaje natural del entorno. Las ventanas de madera con proporc ones rectangu ares y marcos oscuros, junto con las puertas tamb én de madera, remiten a una trad ción construct va que va ora a durab l dad y e uso de mater ales accesib es. El zócalo infer or pintado de un tono l geramente distinto marca visualmente el primer n ve y ayuda a proteger la fachada de desgas e producido por a humedad y el po vo.

Por otro lado, elementos como la pequeña balconera de madera a a zqu erda y el camb o de escala entre los accesos aportan dinam smo a una composición que, en genera , es sobria y funcional. Es a vivienda, al gual que muchas otras en a región, comb na técnicas tradiciona es con so uciones práct cas de autoconstrucc ón. A través de su sencil ez, refleja una arqu tectura profundamente arraigada a la vida cotid ana del pob ador oca , en la que se pr or zan la hab tabi idad, el aprovecham ento de terreno y la permanencia en el tiempo.

Vivienda rural (Tipo 2)

Club de Madres

Esta fachada refle a una arqu tectura senc lla, pero con fuerte arra go cultural. El diseño frontal muestra una vo umetría compacta, cubierta por un techo a dos aguas con tejas andinas, sosten do por elementos de madera expuestos que evocan la trad ción construct va rural de la zona. El zócalo de piedra a med a altura br nda protección frente a a humedad y refuerza a sensación de sol dez, m entras que el cuerpo superior en tonos neutros transm te sobr edad y limp eza. La puerta de madera centra , de grandes d mensiones, simbo iza la bienven da y apertura de este espac o comunitar o, donde las mu eres de la ocal dad se reúnen para actividades product vas y de organización socia .

Iglesia de Motil

La fachada de esta ig esia combina elementos trad ciona es con un lenguaje arquitectónico s mból co y austero, propio de as construcciones rel giosas rurales de la reg ón andina. E uso de adr llo expuesto en la parte nfer or contrasta con los tonos claros del cuerpo super or, generando una compos c ón equi brada que realza a entrada principal en arco de medio punto e aborada en madera. Esta puerta de gran escala actúa como elemento centra y ceremonial, enmarcada por dos cuerpos laterales que con enen ventanas ojivales, rem tiendo a un est lo neogótico simp ificado que ha s do reinterpretado con materia es locales.

El con unto no busca mponerse visualmente, sino integrarse a pa saje cultural del ugar. Su escala humana y mater a es nobles generan un amb ente acogedor y func onal, que responde tanto a las condic ones c imáticas como a carácter colectivo de su uso. Esta fachada, aunque senc lla en su compos c ón, cump e una función esenc al como punto de encuentro y núcleo de empoderam ento para las mu eres de la comun dad, convirtiéndose en un símbo o de ident dad y partic pación dentro del tej do socia de Agallpampa.

Los detalles como las campanas amari las a ambos lados, suspendidas en n chos empotrados, refuerzan e carácter rel gioso del ed fic o y cump en una función tanto simbó ica como práctica. Las bancas integradas a a base de os muros laterales inv tan a recogimiento y a a reunión comunitaria nc uso fuera del templo. En su conjunto, esta fachada no so o define la imagen de a iglesia como centro espiritual del pueb o, sino que tamb én refleja la apropiación oca de un lenguaje arquitectónico re igioso, adaptado con creat v dad a los recursos y contextos de Agallpampa.

Casa Hacienda

Esta fachada ev denc a un s stema constructivo tradic onal adaptado a as nuevas ex genc as de permanencia y func onal dad. E edif c o se levanta sobre una p ataforma que compensa la pendiente del terreno, o que resalta su volumen hor zonta y su esca a imponente dentro del entorno urbano o rura inmediato. El uso del ladri lo artesana s n revest r confiere una textura rústica y honesta, mientras que la estructura de techumbre a dos aguas con cerchas v s bles de madera y cobertura de teja andina ref eja una solución arqu tectón ca ef c ente frente a las l uvias y al clima de la sierra.

Pese a su sobriedad forma , esta casona destaca por su valor simbó ico como parte del patrimon o construido local. La fachada, s n ornamentos superf uos, concentra su expres v dad en la compos c ón sól da de os muros y en el ritmo estructural marcado por las v gas que emergen del tejado. La puerta pr nc pal, ub cada en el centro y precedida por gradas, se conv erte en el e e de simetría del conjunto, reforzando su carácter instituc onal o co ect vo. Esta cons rucción no so o alberga funciones habitaciona es o admin strativas, sino que también representa una arquitectura de res stencia cultural, donde la técnica, e tiempo y la memor a se encuentran.

Sistemas Constructivos

Club de Madre de Motil

1. E primer paso es nive ar el terreno, en este caso es t erra apisonada y no usa cim entos. Luego, se recubre e piso con tiras de madera

2. Para evantar los muros se usan adobes previamente preparardos, os cua es se unen con un mortero hecho de barro u otro adit vo. Para luego proceder a revestir los muros.

3. Una vez levantados los muros se procede a colocar v gas de madera, en este caso madera de euca ipto, las cua es atrav esan los extremos de forma ongitud nal.

4. Las vigas co ocadas sirven de apoyo para la cub erta, por lo cual sobre el a se co oca el techo a base de tejas de arci la, dando la forma a dos aguas.

Tipología de vivienda 1

A. Techo de tejas de arc lla

B. Vigas de madera de euca ipto

C. Muros de adobe

1. El pr mer paso es n ve ar el terreno, en este caso es tierra apisonada y no usa cim entos previos a a construcción. El terreno cuenta con pend ente, por o cua la primera p anta iría por deba o del n ve .

2. Se fi an los espacios requer dos y se d v den con muros de adobe previamente preparardos, los cuales se unen con un mortero hecho de barro u otro adit vo, usado tan o para a pr mera y segunda planta

3. Una vez levantados los muros se procede a colocar v gas de madera, en este caso madera de euca ipto, as cuales atrav esan os extremos de forma ongitud nal, al ser de dos plantas se usan l stones de madera para generar el p so de a segunda planta.

4. Las vigas se colocan como apoyo para el p so y la cub erta. Este ú timo se co oca el techo a base de te as de arcil a sobre as vigas, dando la forma de techo a dos aguas.

A Techo de tejas de arci la

B Vigas de madera de euca ipto

C. Listones de madera (piso de a segunda p anta)

D Muros de adobe

Sistemas Constructivos

Tipología de vivienda 2

Iglesia de Motil

1 E primer paso es nive ar el terreno, en este caso es t erra apisonada recubierta con un fa so piso de concreto. Usados solo en el nterior.

2. Se fi an os espac os requeridos y se d v den con muros de adobe prev amente preparardos, los cua es se unen con un mortero hecho de barro u otro aditivo, usa contrafuertes de adobe para los muros.

Techo de te as de arc l a

3. Una vez levantados los muros se procede a colocar v gas de madera, en este caso madera de euca ipto, as cuales atrav esan usando cerchas que dan la forma al techo a dos aguas.

4. Las vigas se co ocan como apoyo para a cub erta. Sobre e la se coloca e techo a base de tejas de arc l a, que cubre hasta a zona de as campanas.

B. Vigas de madera de eucalip o

C. Muros de adobe

D. Piso de concreto

E. Contrafuertes

Mater alidad

La Iglesia de Motil combina materia es vernácu os y técnicas cons ructivas sencil as, adaptadas a su contex o rura . La estructura se asienta sobre una base de concreto sin pulido, proporc onando es abil dad y resistencia rente a a humedad del suelo. Los muros están hechos de adobe, un mater al típ co de la región que ofrece ais amiento térmico, y en algunas zonas se comb na con ladr llo para mayor refuerzo y durab l dad.

El techo es una de as partes más destacadas de esta ig esia Está compuesto por madera, sosten das por una estructura interna hecha principa mente de troncos de euca ipto. E eucalipto se ut liza por su ligereza, res stencia y f ex bi idad, o que lo convierte en un elemento estructura deal para cubrir grandes luces sin recurrir a mater ales ndustria es. Esta e ección no solo responde a criterios técnicos, s no tamb én a un compromiso con el entorno y as prácticas constructivas locales.

La cub erta exterior se realiza con ca amina, un mater al económico y de fác l instalación que protege de la luvia. En a fachada se observa e uso decorativo del adril o y elementos t picos como pórt cos y co umnas, también en concreto. En con unto, esta tipo ogía refleja una armon a entre tradición, func onalidad y sostenib l dad, donde el euca ipto destaca como el eje central del sistema estructural de la techumbre, evidenciando el saber hacer de as comun dades a toandinas.

En el caso del Club de Madres, os muros de adobe se evantan de forma continua y a canzan un espesor considerab e, o que mejora su estabil dad. Se observa que la parte inferior de muro está proteg da con un zóca o de barro cocido o p ntado, técn ca que evita la humedad por cap laridad, pro ongando la v da útil de muro. Además, la superfic e de los muros ha s do enlucida y p ntada, o cua ayuda a sel ar el adobe contra la ntemper e, reduciendo su desgaste. Esta estrategia es típ ca en construcciones comunitar as rurales, donde se busca resistencia con manten miento senc llo.

El techo de te a andina, sosten do por vigas de madera pos blemente de euca ipto, completa esta t polog a. El adobe, al no soportar grandes esfuerzos estructurales se complementa con un sistema iviano de techado de madera que descarga as cargas de manera uniforme. El vo ado de techo ( os a eros) también protege los muros de la luvia, m nim zando la eros ón del adobe. En resumen, esta tipo ogía refle a un uso ef c ente y consc ente de adobe como mater al principa , adaptado a cond ciones cl máticas, socia es y económ cas, que continúa v gente en la arquitectura rura de Motil.

La puerta pr nc pal del local está elaborada en madera maciza, un mater al trad cionalmente ut lizado por su resistencia, d spon bi idad local y fac l dad de trabajo artesanal. En este caso, se trata de una puerta de doble hoja, diseñada para permit r un acceso amplio, func onal en act vidades comunitar as donde puede haber tránsito de varias personas o ngreso de mobi iario.

Mater alidad

Tipología de vivienda 01 su estructura está compuesta pr ncipalmente por muros de adobe, mater al que destaca por su capacidad de a s amiento térm co y bajo impacto ambienta . Estos muros son gruesos, lo que permite mantener una temperatura interior estable durante todo el año. Para reforzar ciertas zonas estructura es y br ndar mayor durab l dad, se uti izan también ladri los coc dos, especialmente en esqu nas o partes expuestas a a intemper e.

La cubierta está sosten da por troncos de euca ipto, un recurso oca que aporta rig dez y flexib lidad. Sobre esta estructura se co oca calamina, un material igero y económico que protege eficazmente contra la luv a. En algunas áreas nter ores, se emplea techo de ichu (pa a de alta montaña), que ayuda a conservar e calor y mant ene una conexión con as técnicas ancestrales de construcción.

Por ú timo, la viv enda integra también muros de quincha, una técnica tradic onal que consiste en una estructura de caña entrete ida recub erta con barro, úti para div s ones nternas o ampl ac ones iv anas. Esta combinación de materia es —adobe, ladri lo, quincha, madera de euca ipto, calamina e chu permite que a tipo ogía sea resisten e, térmicamente ef ciente y económ ca. As , a v v enda 01 en Motil representa una arqu tectura func onal y cultura mente enraizada en su entorno andino.

Tipología de Vivienda 02 en Mot l representa una adaptac ón ef ciente al en orno andino mediante e uso combinado de materia es trad ciona es y accesib es. Los muros pr ncipales están constru dos en adobe, un materia térmicamente eficiente que perm te mantener temperaturas nteriores agradables durante el d a y la noche. Grac as a su nercia térmica, el adobe protege del fr o y de calor, siendo ideal para e c ima de a tura.

En zonas de menor carga estructural o como cerram ento liviano, se emplea la qu ncha, una técnica trad cional que consiste en una estructura de madera con cañas entretej das, uego recubierta con barro. Este sistema perm te igereza f ex bil dad y buena venti ac ón, y sue e usarse para div siones nternas o fachadas menos expuestas. A esto se suma e uso extensivo de madera, vis ble en puertas, ventanas y escaleras exteriores, ofreciendo no solo estructura sino también una so ución estét ca y funcional de fác l mantenim ento.

El techo está conformado por calamina, un mater al iv ano y de bajo costo que protege ef cazmente de las lluvias. Este se sostiene sobre una armadura de troncos de euca ipto, madera abundante en la zona que, por su resistencia y economía, es comúnmente ut l zada en techumbres rurales. La combinación de estos mater ales ref eja una arqu tectura vernácula que se adap a al contexto local y responde a criterios de funciona idad, econom a y sostenibil dad.

Estado de Conservac ón

La Iglesia Jesús Nazareno, evidencia el paso de iempo y la falta de mantenim ento prevent vo. La estructura pr ncipal se mant ene; los muros de adobe no muestra daños graves. El techo conserva su forma orig nal y parece estar en condiciones es ables, lo que garant za una protecc ón adecuada.

S n embargo, es pos ble notar signos de deterioro progresivo. La p ntura en las co umnas y los muros luce deslucida, con áreas donde el color ha perdido ntens dad, refle ando la exposición constante a cl ma s n intervenciones rec entes.

Otro elemento a considerar es el desgaste v s ble en os peldaños de piedra que conducen al ingreso pr ncipa . Estas gradas presentan irregu aridades y erosión que afecta su acces bi idad, especialmente para personas mayores o con movil dad reducida.

Fina mente, el cobert zo de madera ubicado al ateral zquierdo parece estar constru do con mater ales poco tratados y con un n ve de precariedad que requ ere intervención.

En con unto, la ig es a se encuentra en un es ado de conservación regular. Se mant ene funcional y conserva su ident dad arquitectónica, pero neces ta con urgencia un proceso de mantenim ento.

Estas acciones no so o preservar an a es ructura f sica, s no que también permit r an seguir transmit endo el va or espiritua que representa este espac o para Moti .

En cuanto a as cond c ones de i uminación natural, la ig es a Jesús Nazareno presenta una configurac ón modesta pero funciona .

La fachada princ pal ncorpora un conjunto de ventanas verticales de forma arqueada que permiten e ngreso de luz durante e día. Estas aberturas, están a ineadas de manera s métrica y a pesar de su im tada dimensión, cump en con a función de suavizar la penumbra del interior, creando una atmós era propicia para la oración.

La i uminación art ficial no es visible en el exterior, lo que sug ere que a nter or la ig es a podr a va erse de e ementos simp es.

Respecto a la ventilación, e diseño de la ig es a tamb én se basa en es rateg as pas vas. La techumbre permite una adecuada c rculación del a re ca iente, favoreciendo el confort térmico. La propia geometría del techo, contribuye a mantener una temperatura interior fresca.

En síntesis, tanto la ilum nac ón como la vent lación responden a so uc ones senc l as pero efect vas, prop as de a arquitectura rura andina, donde se valoran los recursos disponib es y as cond c ones cl máticas locales.

Estas caracter st cas no solo garantizan una experiencia interior confortab e, s no que también reaf rman e vínculo entre la igles a y su entorno, refle ando una arquitectura que nace desde a neces dad y se adapta con humi dad y dignidad a pa saje y a la vida de la comunidad.

La ed ficación presenta un estado de conservac ón deficiente y ev dencia claros s gnos de abandono o para izac ón. A pr mera v sta, se observa que la obra está inconclusa o ha quedado sin habitar durante un largo periodo de t empo.

La estructura principa de adobe se mant ene en pie, pero muestra manchas de humedad, deter oro superf c al del materia y partes erosionadas, especia mente en el primer nivel, lo que puede comprometer su estab lidad a mediano p azo si no se interv ene.

Las ventanas y vanos carecen de carp nter a defin tiva: muchas están abiertas o cub ertas improv sadamente con planchas metál cas y tablas, o cual de a a interior expuesto a polvo, la luv a y e deterioro.

El segundo p so, aunque cuenta con barandas rústicas de madera, carece de elementos de seguridad adecuados, lo que representa un r esgo estructural y de uso.

La techumbre, por otro lado, parece haber s do nstalada rec entemente o está en mejor estado re ativo, con te as nuevas y una estructura de madera bien conformada, aunque sin cerram entos laterales adecuados que pro ejan de ingreso de agua o viento.

El acceso fronta está resuelto con una escalinata centra , tamb én deteriorada, con algunos pe daños sueltos o deformados. La zona de jardín en a parte baja muestra a go de mantenim ento, aunque rodeada de rejas

Las rejas ba as que rodean e ard n fronta no cumplen una función clara de protección.

Su presenc a parece responder más a una intención decorativa o s mból ca que a una necesidad real de seguridad o de im tac ón, ya que su a tura y forma no mpiden e acceso ni protegen verdaderamente a edif cación.

Esto contribuye a una sensación genera de descuido en el diseño exter or, donde c ertos elementos parecen haber quedado a med o cam no entre la ntenc ón y a ejecución.

En resumen, el estado de conservac ón general de la edif cación es precario Aunque la estructura principa se mant ene en pie y e techo parece estar en condiciones relativamente buenas, el uso de mater ales vu nerables como e adobe s n revest mientos protectores, comb nado con la ausencia de puertas, ventanas y acabados definitivos, ha ace erado notablemente el deterioro.

Esta situación compromete no so o la imagen urbana de entorno inmed ato, sino tamb én la posibil dad de darle un uso efect vo y seguro.

Se requ ere una ntervenc ón urgente que contemple tanto la reparac ón estructura como a fina izac ón de las obras inconc usas. So o así será pos ble recuperar su func onal dad, reactivar su va or para a comunidad y garantizar a seguridad de quienes lo rodean o pudieran legar a uti izar o en el futuro.

Esta ed ficación, aunque actualmente luce inacabada y desgastada, parece responder a un mode o arqu tectón co pensado desde una lógica comunitar a y funciona .

E diseño sugiere un proyecto de equ pamiento púb ico, posib emente orientado a la educac ón, la cultura o a adm nistración comuna . Su vo umetr a escalonada y a d v sión en tres bloques ba o una misma cubierta ndican la intención de generar d st ntos núcleos de uso articulados ba o un mismo sistema estructura . La s metría frontal y a jerarquía del acceso centra refuerzan esta idea de instituciona idad y orden.

E uso del adobe como materia predominante reve a una apuesta consciente por lo ocal y lo tradiciona . Se trata de una arquitectura que pretende d alogar con su entorno rural, ntegrando técn cas construct vas vernáculas con formas más contemporáneas. El techo a doble y trip e faldón, con estructuras de madera expuestas y tejas nuevas, busca no so o proteger de a l uv a and na, s no tamb én generar espacios frescos y vent lados, típicos de un cl ma de altura. Esta cubierta generosa y elevada remite a la imagen de los antiguos "tambos" o casas comunales, donde el techo cobi aba no solo un edif c o, s no una forma de encuentro.

E proyecto parece haber considerado tamb én un jardín fronta como espac o de permanenc a o de transic ón entre el exterior urbano y e interior funcional reforzando a

de apertura a la comun dad. Las rejas decorat vas en su contorno, aunque poco func onales en términos de segur dad, podrían haber ten do una ntenc ón estética o s mból ca: marcar el l mite entre lo co ect vo y lo privado sin cerrarse del todo.

En conjunto, la ed ficación puede interpretarse como un intento por construir un espacio que combine dentidad, trad c ón y servic o públ co.

Una opción ser a nvolucrar a a comun dad en el proceso de revita ización, permit endo que los vecinos aporten sus deas y necesidades actua es, asegurando que e espacio renovado s rva de manera efectiva y autént ca a qu enes o rodean.

Además, se podría cons derar a integrac ón de e ementos sostenib es en a remodelación, como sistemas de energ a renovab e o materia es rec clados, no so o para modernizar a estructura, sino tamb én para subrayar un compromiso con el med o ambiente y e futuro.

A través de talleres, char as y actividades cu turales, e sit o podr a transformarse en un punto de encuentro donde la h storia y a modernidad coex stan en armonía.

En últ ma nstancia, la restaurac ón de este edific o podr a convertirse en un ejemp o inspirador de cómo las comunidades pueden unirse para preservar no so o estructuras físicas, sino también os va ores y sueños que estas representan.

Sosten bilidad

La parroquia de Motil ha s do d señada considerando princip os fundamentales de confort ambiental En términos de iluminación, e ed ficio cuenta con vanos estratégicamente distr buidos a lo argo de sus muros, lo que permite e ingreso de uz natura durante gran parte del día. Esto reduce la necesidad de luminación artif cial y crea un ambiente cál do y sereno adecuado para la med tac ón y as ac iv dades re ig osas.

La ventilación natural es faci itada por la forma alargada de la nave y a presencia de aberturas opuestas en los muros atera es, lo que promueve la vent lación cruzada. La estructura del techo, sosten da por una armadura de troncos de eucalipto, también perm te la circu ación del aire ca iente hacia arriba, ayudando a mantener temperaturas agradab es en e nterior. E uso de ca amina como cubierta iviana contr buye a la dis pac ón del calor, mientras que os ampl os aleros proyectados protegen los muros del sobreca entamiento d recto por radiación solar.

En cuanto al confort térmico, los muros de adobe y ladri lo desempeñan un papel esencial. Estos materiales poseen gran inerc a térm ca, lo que signif ca que absorben el ca or durante el día y o iberan lentamente por la noche, generando un ambiente nter or estab e y confortable, deal para e clima andino de Moti . El concreto sin pulido en la base brinda robus ez s n comprometer el equi ibrio térmico.

La Hacienda, construida principa mente en adobe y quincha, presenta cond c ones óp imas para ograr un ambien e inter or confortable, tan o térmica como ambienta mente. En cuanto a a iluminación, a presencia de amp ios vanos hor zonta es estratégicamente ubicados en ambas p antas perm te una buena entrada de uz natural d fusa, espec almente en la gran sa a central, reduciendo a necesidad de i uminación art fic al durante e d a. La orientación y ub cación de estos vanos pueden aprovechar a luz so ar en diferentes momentos del d a.

La ventilación natural se garant za grac as a diseño abierto de a galería central y a la d sposición cruzada de las ventanas. Esto favorece la ventilación cruzada, perm tiendo que el a re c rcule ibremente entre espacios opuestos especialmente úti en una sala de gran volumen. La doble al ura de espacio nterior y el uso de techos a tos con estructura de pa os de eucal pto favorecen el ascenso de a re ca iente. Además, e d seño de techo a dos aguas con a eros proporciona sombra y protección frente al sobrecalentamiento solar.

En cuanto al confort térmico, los muros de adobe y cerram entos de quincha son clave. Ambos materia es son trad c onales del contexto rura andino y tienen excelente nercia térmica: absorben e calor del día y lo iberan lentamente durante a noche, ayudando a estab l zar a tempera ura nterior. La estructura de eucal pto, además de ser res stente y local, aporta flexibi idad y ef c enc a estructura s n generar acumulación de calor.

PROYECTISTAS:

El presente proyecto partió del aná isis del contexto rura del Cacerio de Moti . Tiene como final dad a creación de un mirador tur st co en la oca idad, no solo buscando resaltar a be leza escénica de entorno, sino también convertirse en un espacio de integrac ón soc al, desarrol o económ co local y respeto a medio ambiente.

Ub cado en un punto estratég co, el Mirador de Moti ofrece una vista pr v leg ada del val e, los andenes agrícolas y las montañas que conforman el pa saje and no. A través de una arqu tectura sensib e al ugar, e proyecto se adapta de forma orgán ca a a topografía del terreno, ev tando grandes movim entos de tierra y respetando os e ementos natura es preex stentes.

Uno de os pilares fundamenta es del d seño es e uso de materia es locales, que no solo garant zan sostenib l dad y ba o mpacto ambienta , sino que también refuerzan la ident dad cu tura y construct va de a zona.

El mirador no se concibe únicamente como un punto de observación, sino que busca ser como un pequeño centro art cu ador de actividades: contará con áreas para fer as artesanales, puestos de venta de productos agr co as y gastronóm cos, zonas de descanso y recorridos nterpretat vos que fomenten e turismo v vencia y el contacto con la naturaleza. Esto permit rá d namizar el comerc o local, ofrec endo una plataforma para que los productores y artesanos de Moti y Aga lpampa den a conocer su trabajo a os visitantes. Este proyecto busca traba ar una arqu tectura que se integre al pa sa e.

Ramos Rob es Deker
Llatas Mendez Sara

6.1. LAS PRE-EXISTENCIAS INFORMALES

Comercio informal:

Motil, centro pob ado ub cado en a sierra liberteña de Perú, ref eja una real dad común a muchas zonas rurales y per urbanas del país: la expans ón de comercio informa como princ pal forma de subs stenc a económica. En ausenc a de oportunidades abora es estables, una gran parte de la poblac ón ha encontrado en a venta informal una estrateg a de supervivencia y una forma de responder con creat v dad y resi ienc a a sus necesidades inmediatas

En Moti , los comercios informa es se manifiestan de múltip es maneras: vendedores ambulantes que recorren las cal es con productos de pan levar; puestos improvisados que se insta an en veredas o esquinas concurr das; negocios famil ares que func onan desde viv endas sin l cenc a ni cond c ones adecuadas de sa ubridad o segur dad. Estos espac os de intercamb o comercia no solo son tolerados por a comunidad, sino que forman parte del tej do cotid ano del pueb o, fac litando e acceso a productos bás cos y generando un flu o constante de pequeños ngresos para decenas de fami ias.

A nive soc a , el comercio informal cump e una func ón vita : perm te el autoemp eo, espec almente entre mujeres, adultos mayores y jóvenes sin formación técnica o profes onal.

También fomenta redes de colaboración entre vecinos y comerciantes, y dinamiza la economía local, muchas veces de forma más eficiente que las estructuras forma es existentes. S n embargo, esta aparente soluc ón de corto p azo también trae consigo una serie de problemát cas estructura es que requieren atención.

Desde la perspectiva urbana, el crecimiento desordenado de comerc o informal en Mot l ha generado un uso conflictivo del espacio púb ico. Las ca les veredas y espac os comunales en especial os que rodean la p aza pr ncipa , e mercado y as nstituciones educativas se ven constantemente ocupados, d f cu tando la circulación peatona , afectando e ornato y generando focos de acumulación de res duos. La falta de infraestructura adecuada sumada a a carencia de po ít cas ocales de ordenam ento, agrava esta situac ón y l mita las posibi idades de desarrollo urbano sosten ble.

Económicamente, si bien e comercio nforma activa cier as dinámicas locales, tamb én deb lita e crecim ento de negoc os formales que cump en con pagos tributarios, requisitos san tarios y normas edi ic as. Esto produce una competencia des gua y reduce e incent vo a forma izarse, perpetuando un círculo vicioso de nformal dad que afecta la recaudac ón municipal y l m ta la capacidad de Estado local para invertir en servic os púb icos y equipam entos urbanos.

Antecedentes

El terreno identif cado, s rv ó en su momento como v v enda - Casa de campo de hacendado de Chota - Mot l, que posterior a su abandono y nu a frecuenc a del dueño, se tomó como parte de una zona para dist ntas act vidades de Cacer o de Mot l.

Al ser un espac o de apropiac ón comunitaria y de acceso ibre, ha s do modificado progresivamente por os propios usuar os , ta es como los comuneros, visitantes, agricultores y estudiantes, a través de intervenc ones espontáneas.

Es as que, el M rador de Moti , pese a su valor paisa íst co y cu tura , ha do desarrol ándose de forma espontánea, o que ha dado lugar a a aparición de diversas preex stenc as informales en su entorno.

Señal zac ón artesanal:

Ex sten carte es hechos a mano, con pintura sobre madera o metal reciclado, que or entan a os v sitantes hacia el m rador. Aunque t enen un va or s mbó ico y comunitario, muchos de e los se encuentran deteriorados, mal ub cados o poco egibles.

Intervenciones agríco as co indantes: Cerca del mirador, a gunas parce as de cult vo se extienden por la pendiente que se genera a os costados de cam no, s n lím tes definidos, evidenc ando a neces dad de un p an de ordenamiento del terr tor o.

Intervenc ones agrícolas colindantes: .

Antigua casa de hacendado

Cam nos

M rador:

La casa del hacendado, al d a de hoy luce abandonado, pero en su momento contaba con una sala revestida de madera de eucalipto, donde se ubicaba una colección de animales d secados. El nombre y uso de m rador se le fue otorgado por la pob ación, deb do a su ub cac ón y a la v sta que brinda desde lo más a to. A lo que queda actualmente, s rve como punto más a to del sitio y cumple a func ón de m rador, es vis tado fercuentemente por estudiantes y turistas que llegan a Moti .

Posee grandes ventana es ubicadas en las 4 paredes que a rodean, por o cual es posible la v sta en cualquier d rección. Los que a v sitan se reunen en ese punto para contemplar las vistas que brindan y realizar activ dades como a caminata, picnic, campamento o servir como refug o.

Cam nos:

Los cam nos de acceso al mirador han sido formados por e paso constante de personas y por e pastoreo de los an males, generando huellas rregulares, erosión del suelo. En ciertos puntos se puede observar a fa ta de vegetación provocada por el paso constante y de imitación por la vegetación, o cual da una dea de ruta de acceso. En a gunos tramos, sobre todo en os más emp nados, los pobladores han n entado crear escalones con gravil a o tierra ap sonada, pero carecen de estab lidad y pueden ser pel grosos en época de lluvias.

6.2. UBICACIÓN Y ACCESIBILIDAD

Ubicación

Nuestro terreno se ubica en e centro poblado y caser o de Moti . Está situado al noroeste de la plaza de armas, sigu endo "La Arbo eda", una v a rura que conduce a las zonas más e evadas del caser o.

El entorno inmediato se conforma por pequeñas v v endas y parcelas agríco as, cons ruidas con materiales vernáculos como el adobe, a p edra y la madera de euca ipto. Las v as de acceso aún no han sido asfaltadas y se componen de caminos de piedra y t erra.

A pesar de ser un pueb o pequeño, Moti es un ugar cargado de historia. E terreno donde se plantea e proyecto corresponde a lo que antiguamente fue la casa del pr mer hacendado de a zona, propietario de la histórica casa hac enda de Moti

El proyecto busca dia ogar con este contexto rural, respond endo de manera sens ble al entorno. La propuesta pretende integrarse al tejido ex stente, ofreciendo un espacio que sirva como art culador entre a comun dad y el paisaje

En e tramo hac a e m rador existe un conjun o de edif caciones que mantienen la esca a humana y uti izan mater ales loca es, ref ejando a esencia de Mo l. La arqu tectura del proyecto se insp ra en las formas trad c onales, pero ncorpora elementos contemporáneos que permiten una mayor func onal dad y sostenib l dad.

Laarboleda

Leyenda:

Accesibilidad

Para acceder al mirador, ex ste un camino, pasando por el pasa e “La Arbo eda”, que se conecta part endo de a Igles a Jesús Nazareno, en este pasaje, las v as están sin asfalto, lenas de contam nac ón ya que hay res duos y excremento de animales (porque os pob adores llevan a sus ganados a pastar cerca de ah ) lo cual representa un r esgo para las personas que proyectamos tengan acceso a este ugar.

El acceso a este mirador es de un ancho adecuado para que tengan acceso dos personas, s n embargo al ser un pasaje no está destinado para ngresar mov lidad ni transportes.

El área aproximada del m rador es de 70,21m2, no obstante, es pos ble amp iar el espac o a proyectarse usando e ementos y p ataformas para la func onalidad del proyecto a proponer. Además, se planea mplementar elementos út les para garantizar e bienestar de os v s tantes.

Este proyecto busca no so o mejorar la accesib idad y seguridad de mirador, sino tamb én fomentar e turismo sosten ble y el desarrol o económ co de a comunidad. La mpl cac ón de los residentes en el mantenimiento y gest ón del mirador será fundamental para asegurar su éx to a argo p azo. Además se organizarán tal eres y actividades educativas para sens bil zar a os visitantes sobre la importancia de conservar e medio amb ente.

6.2. DIMENSIONES

E proyecto se sitúa en la loca idad de Mot l, en el d strito de Otuzco, región La Libertad, y comprende un tramo de ntervenc ón l neal de aprox madamente 200 metros de ongitud, que se ext ende hasta e fina del m rador ub cado cerca de a ig es a Jesús Nazareno, un punto de referenc a espiritual y tur st co mportante en la zona.

Las áreas proyectadas para a construcc ón corresponden ún camente a los sectores sombreados dentro de los planos presentados, los cuales de im tan con prec sión as zonas ed ficab es.

Todas las edif caciones previstas serán de un solo nivel, lo que garantiza una n egrac ón armónica con e pa sa e y respeta as condic ones topográf cas y culturales del ugar.

E terreno tota sobre el que se plantea la ntervención abarca una superficie de 27,971.2 m², de los cuales 4,357.48 m² corresponden a área constru da, destinada a os d st ntos espac os funciona es del proyecto (miradores, áreas de descanso, serv c os, etc ).

Esto da como resu ado un área l bre de 23,613.72 m², lo que represen a una proporción sign ficat va de terreno sin ntervención directa, permitiendo la conservac ón de entorno natural y fomentando una re ac ón respetuosa entre la arquitectura y el pa saje and no.

Accesibilidad

Las áreas proyectad as dentro del terreno presentan formas rregulares y fragmentadas, d stribu das estratég camente a o largo de eje princ pal de recorrido.

Estas edif caciones no s guen un patrón modular estr cto sino que responden a una ógica adaptativa frente a la topograf a del ugar, con vo úmenes de geometr as angu adas y or entac ones variab es que generan d namismo y d vers dad espacial.

Cada bloque ed icado se ub ca de manera ndependiente o en pequeños grupos, de ando entre e los vac os natura es que funcionan como espac os de transición, descanso o contemp ac ón.

Esta d sposic ón permite una lectura más igera del con unto, evitando la saturac ón del terreno y favorec endo una integrac ón visual con el entorno.

El uso de neas quebradas, ángu os ab ertos y cerrados en los contornos de cada bloque evidencia una intenc ón de d seño orgán co contro ado, donde las p ezas parecen emerger del terreno de forma natura .

Área proyectada

Á ea vac o Leyenda

Las proporciones varían según su uso y ub cación, o que refuerza a idea de un recorr do arqu tectón co diverso y f ex ble, más cercano a un tej do disperso que a un conjunto compacto.

6.3. PROGRAMA ARQUITECTÓNICO

EMBAZARADAS

E programa de neces dades se elaboró a part r de un proceso de explorac ón que ncluyó entrev stas y re atos de los usuarios, o cua perm tió dentif car las act vidades principales que se l evan a cabo en cada una de as tipo ogías.

Esta informac ón fue esencia para construir un perfil de usuario más preciso, que a su vez or entó las dec s ones proyectua es de la propuesta arquitectónica.

A partir de esta recopi ación, se procedió a agrupar os espacios según la ntens dad de uso, ut l zando diagramas circu ares para visua izar as zonas de mayor demanda.

Esto fac itó una jerarquización de os amb entes, estableciendo un orden de prioridades en func ón de a importancia y frecuencia de cada actividad.

Luego, se sistemat zó la informac ón en un organizador gráfico que permit ó observar de forma c ara cómo ser a la partic pac ón de as personas en cada espac o, según sus neces dades y háb tos de uso.

Fina mente, con odos es os insumos se d mens onaron os amb en es considerando a cantidad de usuar os est mados en cada zona, buscando lograr una propuesta funcional, sensib e al contexto y centrada en a experiencia de usuario.

RECREACIÓN

El grá ico establece una re ac ón visual entre los distintos tipos de usuarios y las categorías de necesidades que se cons deraron en e diseño arqu tectónico.

A través de líneas y conex ones, se ev dencia cómo cada grupo etar o o cond ción espec fica (como embarazadas, n ños, adultos mayores, ado escentes, e c.) se vincula con uno o más aspectos esenc ales que deben ser atendidos en el espacio.

Las categorías de neces dades están organ zadas en la parte inferior: lúdicas, fis ológ cas, soc ales, recreación, esparc miento, accesib lidad, seguridad, salud, actividades didáct cas y cu tura

Estas func onan como ejes que agrupan las dist ntas exper enc as y funciones que debe contemp ar e proyecto.

ACCESIBILIDAD SEGURIDAD

Cada l nea de conexión ind ca e grado de re ación o prioridad en re un tipo de usuario y una necesidad determ nada.

La presencia de imágenes humanas a pie de cada categoría refuerza e enfoque antropocéntr co, es dec r, centrado en la experiencia de las personas, y no so o en las funciones técn cas del espacio.

Este esquema, más que cuantitativo, es re aciona y cualitat vo: perm te visualizar cómo un m smo espacio debe responder a múltip es necesidades según el t po de usuario, promoviendo una arquitectura más inc us va y sensible al con exto social y humano.

6.3. PROGRAMA ARQUITECTÓNICO

Zonificación

A partir de a informac ón recop ada med ante entrevistas, bocetos exp oratorios y propuestas prelim nares, fue pos ble dentificar una necesidad compartida por toda a comunidad a carenc a de un espacio recreativo común.

Este ha lazgo permit ó a equ po de trabajo no solo recoger las nquietudes locales, s no tamb én integrar as y comp ementar as con nuestras propias ntenciones de diseño, establec endo así as bases para a creac ón de os espacios fundamentales del proyecto.

E proceso de diseño comenzó con la def nic ón del área más s gnif cativa: una preex stencia cargada de va or histór co y simból co que descubrimos correspond a a a antigua casa del hacendado del ugar.

Este e emento no solo marcó un punto de part da fís co sino también conceptual para todo e planteam ento arqu tectónico.

A partir de ah , se fueron defin endo os espacios c ave que estructuran e recorrido: e mirador princ pal, como hito f nal y contemplativo de trayecto; un SUM (Sa ón de Usos Múltip es) para encuentros y activ dades comunitarias; un área de recreac ón abierta, una sala de exposic ón para fomentar el intercamb o cu tura , y una zona de ta eres or entada a a formac ón y aprendizaje cont nuo de los habitantes del ugar.

ADMINISTRATIVA

ZONA DE PARQUEO

ZONA PÚBLICA

ZONA SERVICIOS

6.4.

CONCEPTUALIZACIÓN DEL PROYECTO

La mplantación de centro de nterpretación responde a una lectura sens ble del ugar. Se parte de análisis de a topograf a, las visua es predominantes, los accesos existentes y las condiciones cl máticas de m rador de Mo l, un entorno natura de fuerte carácter paisa ís co.

E diseño se adapta al terreno median e p ataformas escalonadas que respetan las curvas de n vel, ev tando cortes abruptos y permitiendo que la arqu tectura dialogue con a pendiente.

Guiados por las pa abras de los pobladores, qu enes descr ben a Moti como a columna vertebral de Agallpampa dimos forma a proyecto en armon a con ese s mbolismo. La zonificac ón funciona organ za e programa desde lo púb co a o contemplativo: se inicia con una zona de recepción e informes, seguida por espacios de nterpretac ón ( a leres sensoria es, salas expos tivas) y culmina con e área de contemplación, ubicada estratégicamente en e punto más alto, donde se sitúa el m rador. Se prioriza un recorrido flu do que nv a a vis tante a descubr r e lugar de forma progresiva, conectando conoc miento, exper enc a y pa saje.

E uso de materiales loca es y soluciones pasivas permite una integrac ón armónica con el entorno garant zando además un ba o impac o ambiental.

La intervención busca no mponerse, sino fund rse con el contexto cultural de territorio.

El proyecto se ubica sobre una pendiente natural, en un entorno boscoso de alta riqueza paisajística, o cual exige una mplantación respetuosa con e entorno y una d stribución que favorezca la experiencia nmersiva del vis tante.

Zona Púb ica

Ub cada en la parte más accesib e del terreno, esta zona da la b envenida al usuario. Inc uye e ha l de ngreso, concebido como un espacio de transic ón al aire libre, de escala contenida (aprox madamente para 5 personas), que permite una primera conexión sensoria con el pa sa e. También aqu se localiza la sala de interpretación principa , donde se brindan exposic ones ntroductor as sobre a biod versidad, h storia y cu tura oca .

Zona de Serv cios

Más discreta en su ubicación, y parc almente en errada o mimet zada con el terreno, esta zona ncluye os serv cios hig énicos, a macenam ento, y eventua mente un espac o de descanso para el persona . Su ub cación asegura un func onamiento au ónomo sin in erferir en e recorrido del visitante.

Zona de Contemp ación / M rador

Fina mente, hac a a par e más a ta o escén ca del terreno, se ub ca el mirador natural, que func ona como punto cu minante de recorr do. Desde aquí, el vis tante puede observar el paisaje en toda su magnitud, reforzando el v nculo emoc onal con el terr tor o.

6.5. DISTRIBUCIÓN Y CIRCULACIÓN HORIZONTAL

6.6. DISTRIBUCIÓN Y CIRCULACIÓN VERTICAL

6.6. DISTRIBUCIÓN Y CIRCULACIÓN VERTICAL

6.7.1 SISTEMA ESTRUCTURAL

1.Colocación de pilotes estructurales de madera:

Tras la del mitac ón del terreno y a me ora del acceso, e sigu ente paso a segu r en e desarro lo del proyecto en el M rador de Moti consist ó en a nstalación de pilotes de madera, que conforman a base estruc ura para a colocación de las futuras p a a ormas del proyecto.

Estos pilotes fueron fabr cados con madera de euca pto, una especie ampliamen e util zada por os pobladores de la zona debido a a d spon bi idad de bosques locales que proveen este recurso de manera sostenible.

La co ocac ón de los pi otes se rea zó en puntos es ratég cos de erreno, estos previamente def nidos en e p an cons ruct vo del proyecto, con e objet vo de garantizar una adecuada estabil dad y resistenc a de las p a a ormas que se levantarán sobre el os. Por ello se propone ncrustar los pi o es al terreno a una a tura necesaria según e proyecto, se pretende conservar la vege ación de esas zonas a ntervenir además cabe recalcar que el grosor de estos pi o es estructurales podrán var ar según su func ón posterior.

Este s stema de apoyo perm te una intervención respetuosa con la topograf a, la estrategia de elevar las estructuras del suelo trata de minim zar e mpacto en e terreno natura , esto trata de refle ar el enfoque sensible al pa sa e que caracter za a todo e proyec o.

2.Instalación de plataformas y escaleras:

Con la estructura base ya def nida mediante la instalación de pi otes, e sigu ente paso cons st ó en la co ocación de as plataformas de madera que const tuyen los espac os funciona es.

Las p ataformas se nsta aron cuidadosamente sobre os pi otes de madera, os cua es fueron previamente a ineados y reforzados para asegurar la estabi idad y durab l dad de la estructura en el tiempo. Se d stribuyeron sigu endo la topograf a natural de terreno perm tiendo que cada una tenga una relac ón v sual directa con el paisa e del mirador, y ofreciendo al usuario una experiencia sensoria v nculada con el entorno.

Para garantizar una c rculación f uida entre las d st n as plataformas, se construyeron esca eras de piedra en puntos estratégicos, elegidos a part r de un estudio del flu o de mov miento y a pend ente de terreno. Estas esca eras perm ten salvar os desn ve es de manera natural y segura, evitando a teraciones drásticas del terreno orig nal. Su diseño responde a un cr ter o de m nima intervenc ón.

Esta etapa es un momento clave en el avance del proyecto, ya que con la insta ac ón de as plataformas y as conexiones entre e las, se empieza a conf gurar físicamente el recorr do sensorial, articulando las d stintas estac ones del centro mediante una circulación f uida.

6.7.1 SISTEMA ESTRUCTURAL

3.ntalación de modulos prefabricados:

Como parte fundamenta de proyectol, se desarro laron módu os de comerc o y hospeda e d señados para ofrecer servicios bás cos tanto a v s tantes como a la comun dad local. Es os espacios no so o comp ementan a experiencia del recorrido sensor al, s no que tamb én forta ecen e componente económico y turíst co de proyecto, generando oportunidades de uso y permanencia en e lugar.

Los módulos fueron insta ados sobre plataformas de madera, las cuales elevan las estructuras respecto al erreno natura . Esta dec sión responde tanto a criterios construct vos como amb entales: por un lado perm te adaptarse a la topografía accidentada del mirador s n neces dad de grandes mov mientos de tierra, y por otro favorece a venti ación inferior, reduce la humedad y protege la estructura frente a desgaste natura del sue o.

En ambos casos (comerc o y hospedaje), e uso de madera otorga una atmósfera cá ida y una magen arquitectónica que se ntegra armón camente con e paisaje andino de Moti Además de su func onalidad, estas estructuras refle an una forma de constru r con ident dad oca . Es así que, la construcción sobre p ataformas también perm te una conexión directa con las pasarelas y esca eras que articu an e recorrido sensor a , generando un sistema fluido de acceso y c rculación entre los dis ntos espac os del proyecto.

4. Colocación de cerchas y techo:

se procedió con la colocación de las cerchas estructurales y e s stema de cub erta, comp e ando así a envo vente super or de estas ed ficaciones. Es a e apa fue esenc al tanto desde el punto de vista construct vo como cl mático, ya que garan za la protección del interior frente a as condiciones ambienta es de en orno and no.

Las cerchas fueron ensambladas y anc adas cuidadosamente sobre los muros y marcos de los módu os, asegurando su estabi idad frente a v ento y as cargas propias del techo.

Una vez co ocadas las cerchas, se procedió con a nstalación del tejado rad ciona a base de te as. Este t po de cub erta no solo responde a una estética reg onal característ ca, s no que tamb én ofrece un excelente comportamiento frente a la lluvia y las var aciones érmicas propias de clima de a tura. La combinación de cerchas de madera y te as perm te mantener e nter or de os módulos fresco durante el día y proteg do del frío en a noche, sin recurr r a ma er a es industr a es ni sistemas mecán cos de climat zación.

El diseño inc inado de os techos no solo aporta una imagen arqu tectón ca coherente con a trad ción cons ruct va oca . Al m smo t empo, esta genera a eros generosos que protegen los vanos de ngreso y as ventanas, ex endiendo a vida ú l de os elementosofreciendo sombra en os accesos.

6.7.1 SISTEMA ESTRUCTURAL

1.Base de conncreto:

se optó por ejecutar una base de concreto como sistema de n ve ac ón del terreno, con el fin de generar una superf c e estable y adecuada para e uso de ciertos espacios func ona es del proyecto. Se planteó en áreas donde se requería una mayor f rmeza estructural para el tránsito cont nuo de personas, e uso de mobi ar o o la co ocac ón de equipam entos más pesados.

La ejecución nició con e preparado y compactac ón del terreno, segu do de armado de un s stema de encofrado per metra que del mitó e área a n velar Sobre esta base se vertió una mezcla de concreto

Una vez vertido e concreto, se procedió a nivelado manual y posterior fraguado de la superficie, cu dando que la pendiente perm ta el adecuado escurrim ento de las aguas pluvia es y evitando acumulac ones Esta base de concreto también sirve como soporte para futuras intervenc ones o como superficie para nstalar e ementos desmontab es según a necesidad de proyec o.

El resu tado es un piso firme, res stente y func ona y responde a os requer mientos de uso ntensivo en ciertas zonas del proyecto Esta intervenc ón, contr buye a la accesib l dad, segur dad y adaptab lidad de proyec o, sin romper con el carácter natural y mater al del conjunto, aseme andose a mater al de la preexistencia.

2.Sistema constructivo tradicional:

Una vez conso idada la base de concreto en determ nadas zonas del proyecto, se dio inicio al siguiente paso cons ruct vo, que cons st ó en e levantamiento de muros de adobe, una técn ca tradic onal profundamente enra zada en las prácticas construct vas and nas. Este sistema fue util zado principa mente en os espac os que requerían un mayor grado de confort térm co y una relac ón directa con los saberes ancestrales del terr tor o.

Durante el proceso de cons rucción, se cuidó espec almente la trazabi idad y al neac ón de los muros, así como la correcta un ón entre los adobes mediante un mortero a base de t erra estabil zada. La técn ca construct va sigu ó cr terios tradicionales que garant zan el buen comportamiento sísmico y térm co del adobe: muros de espesor considerable, refuerzos en esqu nas y vanos, y sobrecim entos adecuados para evitar el ascenso de humedad.

Su textura y acabado aportan tamb én una identidad estética cálida y autént ca, coherente con el entorno natural y cultural de Mot l. Este sistema constructivo trad ciona no solo represen a una opción técnica v ab e y sustentable, sino que simbo iza una revalorac ón del conoc miento construct vo oca , integrando el pasado con las necesidades contemporáneas del proyecto. Con el o, se logra comb nar innovación, funciona idad y pertinencia cultural arquitectónica.

6.7.1 SISTEMA ESTRUCTURAL

3.Colocación de cerchas y techo:

se procedió con a colocación de las cerchas estructurales y e s stema de cub erta, comp etando así a envo vente super or de estas ed ficaciones. Esta etapa fue esencial tanto desde el pun o de vista cons ruc vo como c mático, ya que garantiza la protecc ón del interior frente a as cond ciones ambienta es de entorno and no.

Las cerchas fueron ensambladas y anc adas cuidadosamente sobre los muros y marcos de los módu os, asegurando su estab idad frente a v ento y as cargas propias del techo.

Una vez co ocadas las cerchas, se procedió con a nsta ación del tejado trad ciona a base de te as. Este t po de cubierta no solo responde a una estét ca regional característ ca, s no que tamb én o rece un excelente comportamiento frente a la lluvia y las var aciones térmicas propias de clima de altura. La comb nación de cerchas de madera y te as perm te mantener e nter or de os módulos fresco durante el día y proteg do del frío en a noche, sin recurr r a mater a es industr a es ni sistemas mecán cos de cl ma zación.

El d seño inclinado de os techos no solo aporta una imagen arqu tectón ca coherente con a trad c ón construct va oca . Al m smo tiempo, esta genera a eros generosos que protegen os vanos de ngreso y as ventanas, extendiendo a vida útil de os elementosofreciendo sombra en os accesos.

4. Celosias y ventanas:

Se procedió con a nsta ac ón de celosías de madera y ventanas, e ementos clave que aportan al confort ambiental de proyecto y a su integrac ón con e entorno natural.

Estas piezas, cuidadosamente d señadas y ensamb adas, se colocaron en zonas estratégicas de los muros para permitir la vent lac ón cruzada natural, s n comprometer la pr vacidad ni a protección solar de os espac os nter ores. Su dispos ción permite que el aire f uya ibremente, manteniendo una tempera ura agradable a interior de os ambientes durante el d a, a a vez que se filtra la uz solar directa y se crea un juego de sombras que enr quece a experiencia espac al.

A a par a las celosías, se nsta aron ventanas, con marcos de eucalipto. Estas aberturas responden a una lóg ca bioc imática, perm tiendo el ngreso de uz natura a lo argo de día, reduc endo la neces dad de lum nación artif cia y contribuyendo a la eficiencia energét ca del proyecto.

La integración entre celosías ventanas y muros se real zó con espec al a ención a os encuentros entre materiales. A nivel estét co, estos elementos aportan una magen rítm ca y artesana a as fachadas, manteniendo una coherenc a visua con e res o de la arqu tectura basada en la madera de eucal pto y las técnicas constructivas trad ciona es.

6.7.2 MATERIALIDAD:

Biohuerto

Su diseño responde tanto a as condic ones cl máticas de lugar como a a disponib lidad de materia es oca es, garan zando durab l dad, ba o mpacto ambiental y coherenc a estética con el resto del conjunto arqu tectón co.

La estructura principal está compuesta por paredes de madera de eucalipto, material proven ente de os bosques de la zona, lo que permite reducir la huel a eco ógica del proyec o. La madera de euca ipto ofrece una resis encia adecuada frente a las cond ciones climát cas andinas, además de una estét ca cá ida que armoniza con el entorno natural y construido

El techo del biohuerto se apoya sobre una cercha estructura tamb én realizada en madera de eucalipto, cu dadosamente traba ada para garant zar estab l dad y ligereza. Es a cercha permite una adecuada dis ribución de cargas y facil ta a venti ación interna de espacio, condiciones necesarias para e óptimo desarrol o de cult vos.

Como so uc ón de cerramiento superior y para permitir el paso de luz natura a nter or del b ohuerto, se emp earon lám nas de pol carbonato translúc do tanto en e techo como en las ventanas. Este materia , liviano y res stente protege el interior de as luvias y del viento, a t empo que perm e a entrada de uz, creando un amb ente propicio para el crec miento de as plantas y asegurando una temperatura contro ada durante e día.

Maderadeeucaliptotonalidadclara

Techodepo carbonato

Maderadeeucaip o tonalidadoscuro

Ventanasde policarbonato

Taller de artesanía:

Su construcc ón se basa en técnicas trad ciona es y el uso de materia es locales. Las paredes de tal er están hechas de adobe, mater al ancestral amp iamente ut l zado en a reg ón debido a sus excelentes prop edades térmicas y su bajo mpacto ambienta . E adobe proporciona frescura en e d a y cal dez en a noche, creando condic ones idea es para actividades pro ongadas dentro de espacio. Además, su textura y co or natural contr buyen a a identidad visual del proyecto conectándolo con a arquitectura vernácula de Mo l.

Comp ementando los muros, se incorporaron celosías de madera de eucalipto, ubicadas estratég camente para permit r a ventilación cruzada y la entrada tamizada de luz natural. Estas ce osías, además de su función cl má ca, aportan una estética ar esanal que refle a el carácter de espacio y promueve una conexión v sual con el pa sa e exter or sin perder a pr vacidad nter or.

El piso del taller es de concreto sem pu ido, una solución resistente y de fác l mantenimien o.

La estructura de cubier a está compuesta por cerchas de madera de euca ipto y sobre estas cerchas se apoya un echo de te as trad ciona es, que protegen eficazmente de a lluvia y ayudan a mantener una temperatura interior con ortable, reforzando e lengua e arqu tectón co regional.

Concreto semipulido

Tejaarc aroja

Maderadeeucalipto tonalidadoscuro

Cle o s ias de maderade eucaliptotonalidad c aral

Muros de adobe

Toda la estructura de la sa a construida uti izando exc usivamen de eucalipto. Esta decis ón respon criterios de sosten bil dad com intención de lograr una integrac con e paisa e c rcundante.

Las paredes y e piso están h madera mach hembrada de eucal p proporc ona una textura cá ida y interior, idea para realzar la artesana es y objetos culturales exh ben en el espac o.

El s stema estructura está confor cerchas también de madera de diseñadas para sostener de forma la cubierta y perm tir una altura ad interior del sa ón, generando una de amplitud y ligereza. E techo, d mater al, asegura una cobertura co madera que ofrece protección fren loca y refuerza la estética in módulo.

Una característ ca notable de este que se encuentra elevada sobre b concreto, que actúan como pi cua es generan una base sól da y Por lo tando, elevandolo del te busca separar el volumen de la hu sue o y perm tir una ventilación por debajo. Esta soluc ón tamb én conservar mejor la estructura co madera y proporciona fac l dad mantenim ento a largo plazo.

Sobrebase deconcreto

Sala de exposiciones os sobre plataformas:

sobre as p a a ormas elevadas, os de comerc o, hospedaje y ción han sido diseñados para funciones clave dentro del ento y sosten bil dad del proyecto.

tructura de estos módulos ha sido uti izando madera de eucalipto, un ue perm te constru r con rap dez, y bajo impacto ambiental. Las stán formadas por tab eros de traba ados artesanalmente, una textura natura y una acogedora tanto en el exter or nter or de cada espacio

, las cerchas que soportan la también están construidas en e eucal pto, garant zando sol dez y armonía estét ca. Y sobre el as, e cada módulo está cub erto con ciona es de la zona de Mot l, o una buena protección frente a y a as variaciones térm cas. La ón de madera y te a genera una lida y coherente, favoreciendo la visua con e paisa e rural.

ub cados sobre plataformas ambién de madera, estos módu os contacto m nimo con e terreno duc endo el riesgo de humedad y o que a estructura resp re. Esta , me ora la vent lac ón y fac l a el entre espacios, conectando estos través de pasare as.

semipulido

Vanos:

ventana plegable vertical

Permite una apertura flex ble y ef c ente del espacio nter or hacia el exter or. Su s stema de apertura hac a arr ba, fac l ta la vent lación constante y e ingreso de uz natural, sin ocupar espacio ateral. Con marco de madera de euca ipto y paneles de pol carbonato, esta ventana combina func onal dad con ligereza.

ventana pivotante vertical

Destaca por su diseño simp e y funcional.

G ra sobre un eje central vertical, permit endo una apertura parcia o total según a neces dad de ventilación. Su estructura está hecha de madera de euca ipto, o que asegura igereza, resistenc a y un buen paso de uz natural.

Puerta corrediza

una soluc ón práct ca que opt miza el espacio nter or. Su s stema de desp azam ento ateral perm te una apertura flu da sin invadir e área út l del ambiente, idea para espacios reducidos o de alto tránsi o. No so o cump e una función func onal, sino que tamb én refuerza la estét ca cál da y natural del proyecto.

ventana pivotante horizontal

ofrece una solución práctica y estética para mejorar la venti ac ón y e ingreso de luz natural. Su ho a gira sobre un e e centra horizontal, permit endo que se abra parc almente hacia el nterior o exterior, según e diseño. Esta t polog a favorece a c rculación de aire en espac os cerrados sin comprometer la seguridad o a pr vacidad.

Este t po de puerta, que puede abr rse en ambos sentidos y vo ver automáticamente a su posición cerrada, es idea para un espacio de trabajo act vo, donde la mov l dad es continua y se requ ere eficiencia en a c rculación. puerta va ven

Ce osias

Combinan funciona idad pas va con una expresión estét ca acorde al entorno natural. permiten la entrada de luz natura tamizada y fomentan una venti ac ón cruzada constante, sin comprometer a privacidad de los espac os inter ores con patrones más cerrados que fi tran la luz directa, creando sombras dinám cas en e interior.

6.7.3 EFICIENCIA ENERGÉTICA

Iluminación y ventilación natural

la ef c enc a energética ha sido uno de los ejes fundamenta es desde la fase de diseño, incorporando estrateg as pasivas para reducir e consumo energét co, mejorar el confort ambienta y promover el uso responsab e de los recursos dispon bles en el terr tor o.

Una de las princ pales decis ones proyectua es fue max mizar e uso de la vent ac ón e i uminac ón natural. Todos los espacios han s do or entados y diseñados considerando la trayectoria solar y los v entos predom nantes, permitiendo que la luz natural ingrese de forma abundante y controlada durante as horas de mayor act vidad. Las ven anas, celosías y muros perm ten e paso de a uz difusa, evitando el des umbram ento d rec o y garant zando una atmósfera interior uminada, cál da y agradab e sin neces dad de lum nación art fic al durante gran parte de día, reduciendo e gasto energético.

Además a vent lación cruzada ha sido cu dadosamente incorporada en la disposición de las aberturas, perm tiendo el paso de aire a través de muros opuestos.

Estas estrateg as pas vas no solo prioriza disminuir la dependencia de sistemas art fic ales de c imat zac ón e lum nación, s no que además tratan de mejorar la experiencia sensorial y la conexión con el entorno natural, aspectos clave en la fi osofía del proyecto.

Paneles fotovoltaicos

En complemento, el proyecto ncorpora el uso de paneles fotovo a cos como fuente principa de generación e éctrica.

Estos pane es han s do insta ados en cubier as expuestas a una alta radiación solar, caracter stica de la zona de Moti lo que permite una captación ef ciente de energ a durante todo el año. La energía generada se a macena en sistemas au ónomos y se uti iza para abastecer la lum nac ón nocturna med ante lámparas LED de bajo consumo, as como otros requerim entos básicos como enchufes en zonas comunes, sistemas de comun cación y seguridad.

El uso de energía so ar conv erte a centro en un espac o autosuf c ente y resi iente, espec almente en un contexto rura donde el acceso a redes eléctricas puede ser l mitado o nestab e.

Además, esta decis ón tecno óg ca tiene un componente educat vo: permite que visitantes y miembros de la comunidad conozcan de cerca las venta as de la energía renovable y su ap icab l dad en entornos rura es, fomentando la apropiación de soluciones sosten bles a esca a local.

As no so o se reduce el mpacto amb ental de proyecto, s no que tamb én min miza os costos operativos a argo plazo y refuerza el carácter del proyecto en apropiac ón de tecnolog as l mpias en contextos rura es.

6.7.4 AHORRO DE AGUA

Recolección de lluvia

Se ha mplementado un sistema de recolección de agua de l uvia como estrategia comp ementar a para el manejo efic ente de recursos h dr cos.

Esta solución aprovecha as condic ones c máticas de a zona donde las precip taciones son periód cas, especialmen e durante ciertos meses del año para captar, a macenar y reuti izar el agua de forma responsable.

El sistema parte del diseño de techos inc inados cubiertos con te as trad c ona es, los cuales no solo cump en una unción estét ca y de protección rente a c ima, sino que tamb én han sido estratég camente or entados para fac l tar la conducción del agua de l uvia hacia canaletas nsta adas a lo largo de los bordes inferiores. Estas cana e as, constru das en mater ales resis entes a la intemperie y compatib es con la estét ca del con unto, recogen e agua que fluye por as pendientes de techo y la conducen hac a un sistema de tuberías conectadas a tanques de almacenamiento.

Los tanques de recolección están ub cados en puntos d scretos y acces bles de terreno, conectados entre s para perm t r el almacenamiento progres vo del agua durante las l uv as. El agua reco ectada es destinada pr nc pa mente a actividades no po ab es, como el riego del biohuerto, el mantenim ento de áreas verdes o la limpieza de espacios exteriores de centro.

Recoleción de niebla

Además del sistema de recolección de agua de lluvia, se incorpora una innovadora y efic ente estrateg a de captación hídrica: la reco ección de agua a partir de a n ebla mediante un atrapanieblas.

Esta tecno og a pasiva, espec almente efectiva en zonas de a ta humedad y a titud como a de Moti , permite aprovechar as condiciones atmosfér cas particulares del ugar para obtener agua de manera sosten ble.

El atrapan eblas cons ste en una estructura vert cal simp e pero ef caz, compuesta por una ma la de pol etileno de a ta densidad o ma la raschel. Cuando las part culas de n ebla atrav esan esta ma la, se condensan y se transforman en pequeñas gotas de agua que desc enden por gravedad hasta un canal colector ub cado en a base de a estructura.

Desde a l , e agua reco ectada es conducida a depós tos de almacenam ento mediante tuber as, donde se acumu a para ser ut l zada pos er ormente, especia mente en el riego del b ohuerto, imp eza de espac os exteriores y eventualmente en procesos educativos o demostrat vos dentro del centro

Esta fuente a ternat va de captac ón h dr ca es especialmente útil durante los per odos secos o cuando las lluvias son escasas, asegurando un sumin stro constante y complementar o. Esto refuerza el enfoque au osuficiente, ecológ co del proyecto

6.8 GESTIÓN DE RESIDUOS

La gest ón de residuos en contextos rurales o en zonas s n acceso adecuado a sistemas de alcantari lado representa uno de los desaf os más urgentes en términos de salud públ ca y sostenib lidad amb ental. En ese marco, e uso de baños secos surge como una alternativa eficaz, eco ógica y accesible que permite transformar un problema san tar o en una solución circu ar.

A diferenc a de os baños convenc ona es, que dependen de grandes cant dades de agua y una red de desagüe, os baños secos operan s n agua y perm ten tra ar los excrementos humanos de forma segura y descentra izada evitando la contam nación del suelo y de fuentes hídricas. Su func onamiento se basa en a separación de or na y heces, el uso de materiales secos como ceniza, ca o aserr n para cubr r los residuos sólidos, y su poster or compostaje controlado para convert r os en abono útil para a agr cultura.

En el proyecto, a ubicarse en zonas donde la topografía y a dispersión del asentamiento lim tan la cobertura de redes sanitarias convenc onales, los baños secos ofrecen una alternat va viab e, tanto desde el punto de v sta económ co como ecológ co. Su imp ementac ón reduce e r esgo de enfermedades gastrointestinales, el mina la necesidad de fosas sépt cas costosas o mal gest onadas, y promueve práct cas de autosuf c encia en e tratamiento de res duos orgán cos.

Desde una perspect va de gestión, estos sistemas deben formar par e de una estrateg a más ampl a de educación ambiental, acompañada de capacitación técnica y segu miento comunitario. Es clave que a poblac ón comprenda no so o e uso correcto del baño seco, sino también os princip os de h giene, manejo de compost y bene ic os a largo plazo. Asim smo, se debe garant zar la adecuada recolecc ón y tratamiento del mater al para ev tar impactos negat vos en caso de un mal uso.

Además, a promoc ón de baños secos puede articularse con otros proyectos de economía c rcular y agroeco ogía, espec almente en comunidades con actividades agr co as. El compost resultante, una vez h gien zado, puede enriquecer os suelos, reduc r el uso de fert lizantes qu micos y cerrar el c clo de nutr entes, generando benef c os directos para la producción oca

Los baños secos representan una herramienta poderosa dentro de la gestión ntegra de res duos. Su mplementación, adaptada a las condiciones de cada oca idad, no solo mejora la cal dad de vida, sino que también mpulsa una vis ón más respe uosa y regenerativa de nues ra relación con el amb ente. Al elim nar la dependencia del agua y promover un ciclo cerrado de nutrientes, estos sistemas no solo prev enen la contam nac ón, sino que conv erten un res duo en un recurso útil.

Baño seco
Tapa de cámara
Cámara de depósito
Tubo de venti ac ón
Salida de venti ac ón
Depósito de íqu dos
Depósito de sól dos

Evacuación de residuos

se ha imp ementado un sistema de achos ind vidua es y contenedores de res duos dis ribu dos estra ég camente a lo argo de todo el recorrido de proyecto. Estos elementos están ubicados cerca de zonas de uso común, con el ob e vo de promover la limpieza, e orden y la conc encia ambiental entre os vis tantes y usuarios.

Cada estación de recolecc ón está compuesta por tachos d erenciados para la segregac ón de res duos: orgán cos, inorgánicos rec c ables y no rec c ables, ident cados mediante colores y seña ética s mple y c ara. Los rec pientes están constru dos en su mayor a con mater ales recic ados y madera de euca ipto tratada, lo que les da durab lidad, resistencia a la intemperie y coherenc a estética con e resto del proyecto.

La dispos ción de estos contenedores no so o facil ta una correcta gestión de los residuos, sino que también forma parte de la experiencia sensor a y educativa de ugar, reforzando valores de sosten bi dad y respeto por el entorno natural. A largo plazo, se busca mplementar un pequeño centro de acop o temporal donde os res duos recic ables puedan ser a macenados y luego trasladados

Este esfuerzo por mantener e pa sa e mpio y ordenado no so o responde a criterios func onales, también contribuye a proyecto como un referente en educac ón ambienta .

Tachos ind v duales

Contenedores

Recorrido

6.9 PAISAJISMO

Biohuerto

constituye uno de los espac os más s gnificativos dentro de proyecto, no so o por su función productiva, s no tamb én por su va or pedagógico, sensor al y comunitario. Concebido como un espac o v vo, dinám co y de constante aprendizaje, el b ohuerto alberga una amplia diversidad de especies que forta ecen la conexión entre los v sitantes y e entorno natural.

En su interior se cu tivan p antas fruta es, especies ornamenta es que aportan co or, textura y be eza al espac o; además de una gran variedad de p antas en maceta, se ecc onadas por su adaptab lidad y su fac idad de cuidado. También se inc uyen plantas med c nales y aromáticas, como muña, h erba uisa, ruda y romero, las cuales no solo enr quecen el sent do de o fato en los recorridos sensor ales, sino que también promueven el rescate de saberes trad c onales vinculados a la med cina natura y el uso responsab e de los recursos del entorno.

Tamb én, una secc ón importante del biohuerto está destinada al espac o de germ nac ón de sem las, donde se desarro lan pequeñas p ántulas bajo cond ciones contro adas antes de ser trasplantadas a terreno defin t vo. Este sector cump e una función educat va clave, ya que permite a os visitantes especialmente niños y jóvenes conocer el proceso comp e o del cult vo, desde la sem lla hasta la cosecha.

Árboles

Jardineras

Se incorporaron ard neras sobre las plataformas elevadas, pensadas como espacios verdes acces bles que comp ementan la experiencia de recorr do y promueven el contacto directo con la natura eza. Estas ard neras cumplen tanto una función estét ca como ambiental, aportando rescura, color y vida a as áreas comunes s n comprometer a seguridad estructural de las plataformas vo, desde la sem lla hasta la cosecha.

Debido a que as ard neras se encuentran sobre estructuras de madera elevadas, se se ecc onaron cu dadosamente plantas de porte ba o y peso iv ano, como especies ornamenta es, aromát cas y a gunas suculentas. Esta dec s ón no solo responde a criterios écnicos, como la opt mización de cargas sobre las p ataformas, sino tamb én a la ntenc ón de crear un ambiente agradable y sensoria mente act vo, s n interrump r las v suales ni d ficultar la circulación de los usuarios.

Incluyen sistemas simp es de drena e y se ubican principa mente en zonas de descanso o puntos de encuentro, omentando la permanencia, a contemp ación y la interacción con el paisaje. Estas pequeñas áreas verdes son una extensión de concepto del b ohuerto y de a integrac ón con el entorno, y refle an e comprom so del proyec o con una arqu tectura sensib e al lugar, que valora a vegetac ón como parte act va de la experiencia.

Parque aromático

El parque aromát co es uno de los espacios más d stint vos y sensor ales, conceb do para est mular e olfato y generar una exper encia profunda de conexión con a naturaleza local. Este espac o ha s do d señado como un recorrido pausado entre bancales y jardineras que contienen una cu dadosa se ecc ón de plantas aromát cas.

Ubicado en una zona de tránsito tranqui o y contemp ativo, e parque está pensado para ofrecer un momento de ca ma y ref ex ón a los v s tantes, perm tiendo que aromas natura es actúen como veh culos de memor a, sanac ón o simp e p acer. La disposición de as p antas en franjas y agrupaciones emáticas faci ita su ident cación y genera zonas de concentración aromática que invitan a detenerse y explorar.

Además el sue o ha s do enriquec do con abono orgánico proven ente de propio biohuerto y composta e del centro, cerrando un ciclo eco ógico coherente con e espíritu del proyecto. Es as que, más a lá de su func ón estét ca y sensor al, e parque también t ene un enfoque educativo, ya que a través de v sitas guiadas y talleres comun tar os, se enseñan as prop edades medicinales y cu inarias de cada espec e, así como su cult vo responsable. De esta manera, e parque aromát co se convierte en una herram enta v va para el rescate del conocimien o ancestral y la va or zación de la biod versidad oca .

EL PROYECTO

E proyecto de ntervención “El umbra de mot l” en el mirador de Moti se presenta como una propuesta arqu tectón ca y paisaj st ca que corresponde a a t polog a de cen ro de nterpretación, pensada para fortalecer a relación entre e v sitante y e paisaje natural and no. Aprovechando a ubicac ón pr v leg ada del s tio, en una oma que domina v sua mente el va le y las montañas c rcundantes, el proyecto busca consol dar e mirador como un espacio de con emplación, encuentro y valorización de entorno, s n alterar su esencia natura .

La propuesta plantea una ntervención sensib e y funciona que ncorpora plataformas de observación, espacios de descanso y puntos de comercio, integrados de manera armónica con la topograf a y a vegetación ex stente. La disposición de los elementos está or entada a destacar las v stas panorámicas, ofreciendo al visitante una exper enc a inmers va de paisaje.

Este centro de nterpretación no so o busca atraer v s tantes, sino tamb én convertirse en un espac o que active la economía local y fortalezca a dentidad de la comun dad. A integrarse con el paisaje y considerar las dinámicas soc ales del entorno, e proyecto asp ra a ser un referente de desarrol o terr tor al equ librado, donde la arquitectura actúe como mediadora entre a natura eza, a cu tura y las personas.

Las autoras.

ávila Si va Sandra Pao a
Lázaro Ru z, Yad ra Jackel ne

7.1. LAS PREEXISTENCIAS INFORMALES

Presentación del Paisaje de Intervención

El mirador de Mot l, ubicado en una loma del distr to de Aga lpampa, cuenta actualmente con una presencia constante de actores locales que, sin una infraestructura formal o equipam ento turístico defin do, hacen uso del espacio de manera espontánea y cot diana.

Esta oma ha sido integrada de forma natural a las dinám cas de la vida rura , s rviendo como un punto de paso, observación y aprovecham ento de recursos. Una de as pr nc pales activ dades informales que se reg stran en e área es e paso de personas que se dirigen hac a chacras cercanas o que s mplemente atrav esan la zona como parte de sus rutas diarias.

Algunos de estos pobladores llevan consigo productos agrícolas o herram entas, uti izando e cam no del mirador como atajo o punto de descanso. Este tránsito ha generado huel as marcadas en a topografía, revelando su uso frecuente aunque no plan ficado.

Tamb én es común observar que a gunos habitantes del entorno uti izan a zona para la recolecc ón de eña. La vegetación que crece en las aderas de la oma provee recursos natura es que son aprovechados por famil as que aún dependen de fogones para coc nar o ca entar sus hogares.

Otro grupo de usuar os del espac o corresponde a personas que suben a m rador de forma ocasional para observar e pa saje o descansar. Aunque no ex ste señalética, mobi iar o urbano n miradores formales, a ub cac ón elevada ofrece una vista pr vi egiada que atrae tanto a ocales como a algunos v s tantes. En días festivos o fines de semana, es posib e ver a pequeños grupos fam liares o am gos haciendo uso del espacio para paseos breves o contemp ac ón.

E tur smo en a zona, aunque todav a ncip ente, se man fiesta en v s tas esporádicas de personas que legan desde e m smo distr o o desde centros pob ados cercanos, mot vadas por la belleza de pa saje y a tranqu l dad del en orno. S n embargo, a fa ta de serv cios básicos, nfraestructura tur stica o promoción hace que estas vis tas sean breves y poco frecuentes. Aun así, representan una base mportante sobre la cua se podr a desarrollar una propuesta sostenib e.

Estas preexistencias, aunque nforma es, dan cuenta del va or socia y cultura que t ene e mirador de Motil para la población. Le os de ser un espacio vacío, es un lugar cargado de usos cot d anos, memorias y d nám cas ocales que deben ser respetadas y potenciadas med ante una intervenc ón arquitectón ca sensible y art culada con a real dad de territor o.

E mirador de Motil, ub cado en una oma del d str to de Aga lpampa, cuenta actualmente con una presenc a constante de actores ocales que, sin una infraestructura forma o equ pam ento turístico defin do, hacen uso de espacio de manera espontánea y cot diana.

Esta loma ha s do integrada de orma natural a las dinámicas de la vida rural, sirviendo como un punto de paso, observación y aprovecham ento de recursos. Una de as pr ncipa es activ dades nformales que se reg stran en e área es el paso de personas que se d r gen hacia chacras cercanas o que s mplemente atraviesan la zona como parte de sus rutas d arias.

A gunos de estos pobladores llevan consigo productos agr colas o herram entas, ut izando el camino del mirador como atajo o punto de descanso. Este tráns to ha generado hue las marcadas en a topografía, revelando su uso frecuente aunque no p an ficado.

También es común observar que a gunos hab tantes del entorno ut lizan la zona para a recolección de eña. La vegetac ón que crece en las laderas de a loma provee recursos natura es que son aprovechados por fam l as que aún dependen de fogones para coc nar o ca entar sus hogares.

Otro grupo de usuarios de espacio corresponde a personas que suben al m rador de forma ocas ona para observar e paisa e o descansar. Aunque no existe seña ét ca mobiliario urbano n miradores forma es, a ubicac ón elevada ofrece una vista pr vilegiada que atrae tanto a ocales como a a gunos v sitantes. En d as fest vos o f nes de semana, es posib e ver a pequeños grupos fam iares o amigos hac endo uso del espacio para paseos breves o contemplac ón.

E turismo en la zona, aunque todavía ncipiente, se manifiesta en v sitas esporád cas de personas que llegan desde e mismo d str to o desde centros poblados cercanos, motivadas por la bel eza del pa sa e y la tranquil dad del entorno. Sin embargo, a falta de serv cios bás cos, nfraestructura turística o promoción hace que estas vis as sean breves y poco frecuentes. Aun así, representan una base mportante sobre a cua se podría desarrol ar una propuesta sosten ble.

Estas preex stencias, aunque informales, dan cuenta del valor soc a y cu tura que t ene e mirador de Moti para la población. Le os de ser un espacio vacío, es un lugar cargado de usos cotidianos, memor as y d námicas locales que deben ser respetadas y potenciadas mediante una ntervención arqu tectónica sensib e y articulada con a rea idad del territor o.

7.2. UBICACIÓN Y ACCESIBILIDAD

Ubicación del proyecto

El mirador de Moti se s túa en una posición pr v leg ada dentro de distr to de Aga lpampa, en la prov nc a de Otuzco, región La L bertad, Perú.

Este punto geográfico, ub cado en lo alto de una formación natura , perm te contemp ar un vasto horizonte andino, donde se entre azan laderas, quebradas y campos de cult vo.

La presencia del mirador no so o responde a su va or visual, sino también a una relación histór ca y s mból ca con e territorio, desde donde se puede comprender a geografía productiva y cultural de lugar.

Por e emplo, el re ieve de terreno sobre el que se asienta e mirador es predominantemente inclinado con pendientes suaves en a gunos sectores que se transforman en declives más marcados hac a otros bordes.

Esta variación topográfica genera terrazas natura es y puntos de descanso visua que enr quecen a percepción espacial.

El suelo combina sectores rocosos con áreas cub ertas de tierra fértil, co onizadas por vegetación autóctona, o que da a terreno una textura heterogénea y d námica, deal para una intervención que d alogue con la topogra ía.

La altitud aprox mada de lugar ronda entre los 2,900 y os 3,000 metros sobre e n vel del mar. Esta ubicación en altura genera cond ciones c imáticas particu ares, con temperaturas moderadamente frías durante gran parte del año y una atmósfera impia que faci ta a visibi idad de argas distancias.

Desde e mirador, se alcanzan a ver extensas cadenas montañosas, va les agr colas y, en días despe ados, hasta los perf les distantes de otras zonas del ande l berteño, convirtiendo este punto en un umbra visual entre o nmediato y o ejano.

El terreno se encuentra a go retirado del centro urbano de Aga lpampa, aunque accesib e mediante caminos de tierra que lo conectan con sectores rurales cercanos.

Su emp azamiento en una zona de transic ón, entre áreas productivas y paisa es naturales, o conv erte en un espac o de contemp ac ón y descanso, con potencia para actividades educat vas, recreat vas o turíst cas.

El terreno donde se emp aza el m rador de Moti ofrece una base rica en va ores natura es, v suales y culturales. Su topograf a, a titud y vegetac ón crean un escenario único para lograr una intervención arqu tectónica o paisajística que no solo respete e entorno, s no que también lo interprete y o potencie.

El terreno

El terreno de intervenc ón ubicado en a loma donde se encuentra el m rador de Motil. se d stingue c aramente por su elevación sobre el entorno inmed ato, Le corresponde un área aproximada de 186633.5 m², de estos, el área techada se compone por 2435 m², dejando a 16197 5 m² de parea ibre.

En a parte ba a y hacia e este de la oma, se ubica e centro poblado de Mot , que está conectado por una serie de caminos o senderos representados en el mapa. Es a proximidad entre e pob ado y la loma fac l a el acceso a mirador, o cual es un aspec o clave en a p anificación de cua quier intervenc ón o mejora de sitio. Además, el terreno muestra presenc a de vegetac ón dispersa y zonas de uso agr co a, caracter sticas t p cas del paisaje andino de la reg ón.

As m smo, se dentifican cuerpos de agua que fluyen en las inmediaciones, os cuales marcan l mites naturales del terreno y podr an nfluir en la estab l dad o accesibi idad de a loma. La orientac ón de la intervenc ón sigue a pend ente natural del terreno, o que lo conv erte en un diseño sens ble al contexto geográfico. Es a configurac ón ofrece una vista estratégica del entorno y conv erte al mirador en un punto c ave tanto para la contemplación del paisa e como para la va or zac ón turística del lugar.

Área techada

Área l bre interven da

7.3. EL PROGRAMA

ARQUITECTÓNICO

El perfil del usuario y las actividades.

El Centro de Interpretac ón ha s do d señado para rec bir a una ampl a var edad de usuarios, desde n ños hasta adultos mayores, con espac os y activ dades que se adaptan a sus necesidades, intereses y r tmos.

Para os d stintos grupos de edades, se otorga un entorno educat vo y recreativo donde pueden aprender sobre el pa saje y la cu tura local mediante paneles visuales, act v dades interact vas y dinám cas grupales.

Además, e centro ofrece ta leres product vos y espac os de part c pac ón act va, donde pueden nvo ucrarse en a elaboración de productos oca es o en act v dades cu turales. Esta franja etaria tamb én se benef cia de recorr dos interpretativos que forta ecen su ident dad territorial, al m smo tiempo que desarrollan habil dades prácticas.

Por otro ado, se t ene puntos de nformación, rutas de caminata y serv cios de al mentac ón, lo que es permite d sfrutar de una experiencia integral que combina conocim ento, ocio y descanso, promoviendo la nc usión, el aprendizaje y el b enestar. E

Observación y fotografía al paisaje rura desde e punto más alto.

Exh bición de pane es sobre hechos h stóricos y man festaciones cultura es.

Talleres de producc ón.

Alimentación Venta de productos locales.

Descanso. Interacc ón socia . Cam nata interactiva con e paisaje rural.

Mejor vista del lugar. Reva oración de paisaje y la cu tura con recursos informativos y productivos.

Saciar la neces dad básica de a imento. Otorgar servicios complementar os.

Satisface a necesidad de descanso. Socia ización. Circu ac ón.

El Centro de nterpretac ón es un espacio diseñado para promover el conocimiento, la va oración y a conexión con el entorno rural a través de actividades educativas, cu tura es, recreativas y productivas.

Su programa arqu tectón co está pensado para atender a distintos grupos etarios, como niños, jóvenes, adu tos y adultos mayores, integrando experiencias que forta ecen el v nculo entre as personas y su terr tor o.

Entre sus pr nc pales componentes se encuentran una zona de observación con v stas panorámicas, paneles informativos sobre a historia y cultura oca , tal eres de producc ón tradiciona , y espacios para la al mentac ón y a venta de productos locales.

Estas áreas no so o satisfacen neces dades bás cas y educat vas, s no que también dinam zan la economía local y fomentan la part c pac ón comun tar a. Además, se incluyen zonas de descanso y socia ización que promueven la nc usión y e encuentro entre visitantes.

El recorr do se completa con una caminata interact va a través del paisa e rural, que perm te una exper encia sensor al y educat va med ante estac ones interpretativas. Todo el con unto está concebido para ntegrar conoc miento, trad c ón y natura eza, generando un espacio v vo que educa, inspira y forta ece e sentido de ident dad cu tura y respeto por e entorno.

7.4. CONCEPTUALIZACIÓN DELPROYECTO

La idea de este proyec o nace a partir de una lectura atenta de territorio y de asentamiento existente en los pueb os de Aga lpampa y Moti , ub cados a ambos lados de la carretera.

Esta dispos c ón l neal a o largo de eje via inspira a organizac ón del Centro de Interpretación, que se proyecta como un parale ismo a ese m smo patrón de ocupación As , e recorr do de v s tante remite a a estructura del pob ado, generando una secuenc a de espac os que acompaña a topografía y dia oga con la forma en que históricamente se ha habitado e pa sa e en esta reg ón.

Un e emento c ave en la conceptua izac ón del proyecto es la dec sión de conservar e antiguo mirador, tratándo o como una ru na con emporánea. Le os de ser descartado, este vest gio se convierte en parte esencia del recorrido, marcando el remate visual y s mból co de eje principa del centro.

Su presencia evoca a memor a de ugar y ofrece una pausa reflexiva antes de legar a nuevo mirador, que se erige como una reinterpre ación contemporánea del acto de observar e pa sa e. Esta convivenc a entre o nuevo y o preexistente refuerza e carácter interpretativo del proyecto, que no solo mira hac a el entorno natural, sino tamb én hac a el pasado que o sustenta.

7.5.

DISTRIBUCIÓN

Y CIRCULACIÓN

HORIZONTAL

El masterplan

El proyecto se concibe como un master plan que articu a de forma orgánica una serie de espacios programáticos distr buidos a lo largo de un eje principa de circu ación peatonal. Este e e actúa como columna vertebral de recorrido y remite a la dispos ción l neal de los lotes urbanos de Moti , que se desarrol an parale os a la carretera.

A partir de este eje, se generan accesos, bifurcaciones y trans ciones hacia los diferentes módulos del centro como tal eres, áreas de expos c ón, zonas de descanso o puntos de observación—, manteniendo s empre una re ac ón directa con e paisaje y los usos del terr tor o.

El trazo del camino no es ríg do, esta c rculación acompaña camb os de n vel mediante andenes y plataformas, aprovechando el desn vel natural de terreno como recurso espacia y funciona . De este modo, e master p an no mpone un orden externo, s no que emerge del prop o territorio, integrando arquitectura, paisaje y memoria en un recorr do continuo que guía, conecta y revela e lugar.

El bloque principal

E b oque principal del proyecto se configura como un núcleo articulador que concentra os espac os más sign ficat vos de centro: la sala de expos c ón, los tal eres, el mirador y a preex stenc a. Esta últ ma, no es demo ida n reemplazada, sino puesta en valor como una ru na contemporánea que otorga memoria y carácter al conjunto. Su presencia marca e cierre simbó ico del recorr do y d aloga con el nuevo mirador, el cual se p antea como una reinterpretación arquitectónica de acto de observar el pa saje.

En torno a este e e se d sponen os ta leres de producción, espacios activos que permiten la participac ón del v sitante y la transm sión de saberes loca es. La sala de exposición, por su parte, ntroduce a usuario en la h storia, cultura y valor del paisaje rura . Todo e conjunto se ntegra en una m sma p ataforma que se adapta a terreno, generando una relación flu da entre interior y exter or, y reforzando la idea de arquitectura como extens ón del terr tor o.

La configurac ón del b oque pr nc pal responde no solo a criterios funciona es, sino tamb én a una ntención clara de crear una exper encia progresiva y sensoria . A medida que el visitante se desplaza por os d st ntos espacios —desde la sala de exposición hasta el antiguo m rador—, se genera una secuenc a espac al que comb na momentos de nter or dad, apertura y contemp ac ón.

La preexistencia

La preexistencia que hoy se ncorpora al proyecto fue or g nalmente la casa del ant guo hacendado, f gura centra en la h storia territorial de Mot l. Su presencia f s ca y s mbólica marcó durante años la erarquía y organ zac ón de paisaje rural, siendo un punto de referencia dentro del val e

Aunque con el tiempo su estructura fue deteriorándose, el vo umen permanece en p e como test monio mater al de una época y de una forma de habitar v nculada a poder y a dom n o de terr orio. En ugar de ser e im nada, esta construcc ón se ha conservado y resign ficado dentro del proyecto como un e emento clave de memoria e dentidad.

Leyenda

C rcu ac ón.

Más allá de su valor ma eria , la preex stenc a actúa como un hi o conductor entre e pasado y e presente. Su ncorporación al proyecto no busca museal zarla, s no dejarla abierta a la nterpretac ón del v sitante, como parte de un pa sa e en constante transformación. Ub cada al f nal del e e pr nc pal, se convierte en el remate visual y s mbólico de recorrido, y a m smo t empo, en un punto de inflexión: desde a lí, el paisa e se revela en toda su amp itud, y a arquitectura desaparece para de ar que hable e territor o. As , esta antigua casa se redef ne no como un objeto aislado, sino como parte v va del relato del lugar, anclando el proyecto en la histor a y dándole sentido a presente.

Leyenda

C rculac ón.

Los módulos

Modulo de recepc ón:

Ub cado a n cio del centro, e módulo de recepción funciona como e primer punto de encuentro entre el vis tante y e proyecto. Su pos ción estratégica perm te contro ar e acceso y ordenar e f u o hac a os demás espac os del recorrido.

Desde su ub cac ón se estab ece una trans ción entre el exterior —la carretera y el entorno nmed ato y el nterior de centro de nterpretac ón. Su presenc a discreta pero clara marca e comienzo de a exper encia, dando la b envenida y proporcionando a pr mera capa de información sobre o que está por venir.

Este módulo está constru do en una so a planta y comb na mater ales trad cionales como el adobe y la madera, en coherenc a con la arqu tectura vernácu a de a zona. Esta elección no solo responde a cr terios constructivos sostenibles y de bajo mpacto ambiental, s no que también busca establecer una continu dad v sual y materia con el paisa e rural.

La estructura se nserta con respeto en e terreno, sin mponerse, y genera una atmósfera cá ida y acogedora, donde e v sitante se s ente inv tado a entrar en contacto con e ugar desde el primer momento.

P ano de p anta ún ca

Leyenda:

Módu o de comerc o:

Los módulos de comercio forman parte esencial del corazón activo del centro, ubicándose al borde de a p aza pr nc pal como e ementos de soporte económ co, cu tural y social.

Son cuatro en total, d spuestos de forma simétr ca en espejo, lo que genera un equilibr o v sual y espacial frente al espacio público central. Esta organización permite una ectura clara del conjunto, al mismo tiempo que activa los bordes de la plaza con usos diversos, promoviendo a circulac ón constante y a nteracc ón entre visitantes, comerciantes y comun dad loca .

Cada módulo cuenta con dos niveles. El primer piso está dest nado a serv c o de restaurante o cafetería, desde donde se puede observar e movimiento del conjunto y disfrutar de paisaje. Esta superposic ón de func ones —comerc o y a mentac ón permite una exper enc a completa y con nua para e v sitante.

Plano de pr mer n ve

En e segundo n ve se desarro an activ dades comerc a es directas como a venta de productos artesanales, agrícolas o elaborados por los prop os talleres del centro. Este n ve mantiene una conex ón d recta con a p aza, facilitando el acceso y generando fachadas activas que abren e espacio hacia o púb co.

P ano de segunda nive

Módulo de hospeda e A:

El módulo de hospeda e para grupos pequeños o vis tantes ndividua es está pensado para ofrecer una exper encia más ínt ma, si enc osa y ref ex va dentro del centro.

Dis r buido en dos plantas, este bloque cuenta con un dades hab tac onales de menor escala, con uno o dos dorm tor os por nivel, baños privados y espacios de descanso orientados hacia el paisa e.

La dispos c ón busca garant zar privacidad, confort y una relación más personal con el entorno natura y arquitectónico.

Construido también en adobe, este módulo mantiene una coherencia materia con el resto del proyecto, reforzando a dentidad del conjunto y asegurando condiciones térmicas adecuadas.

Su escala reducida y su nserc ón en la topografía permiten que se perc ba casi como una extensión de terreno, con accesos suaves, jardineras o bancas integradas al vo umen.

El uso de madera en elementos como balcones o ce os as refuerza a ca idez del ambiente y perm te generar transiciones sut les entre nterior y exter or.

P ano de segunda n ve

Módulo de hospedaje B:

El módu o de hospeda e para grupos grandes está diseñado para albergar de egaciones, ta leres colectivos o fam l as numerosas que visitan el centro de interpretac ón. En el primer n ve se ub can as zonas comunes como un estar grupal, serv c os hig énicos compartidos y algunos dormitorios; m entras que en la planta superior se organ zan dorm tor os adiciona es, que aprovechan la vista al pa sa e y a vent lac ón cruzada.

La cons rucción en adobe permite mantener condiciones térmicas confortab es en el nterior, conservando el ca or en as noches frías y a s ando del calor en e día.

Este módulo se orienta hacia zonas abiertas, generando pequeñas terrazas o patios que pueden ser usados como espacios de reun ón, reflex ón o actividades grupales al a re libre.

La c rculación entre niveles se plantea con esca era interior o semiabierta, según el carácter de cada grupo y la duración de la estadía. Su imagen busca ser sobria y cá ida, ntegrándose a paisaje sin perder presencia dentro de con unto arquitectónico.

Salas de exposición:

Las salas de exposición de Centro de Interpretación cump en un ro clave dentro del proyecto, ya que son el pr mer espacio programát co al que accede e visitante después de ingresar por e módulo de recepc ón.

Están pensadas como el punto de partida del recorrido nterpretat vo, donde se ntroduce al usuario en a histor a del paisaje rural, su va or cultural, y las dinám cas sociales y productivas de terr tor o. Func onan como una antesala conceptua que prepara la mirada y ac iva la sens bi idad del visitante frente a o que observará uego en el espacio físico.

Ubicadas estratég camente cerca de eje pr nc pal de circu ac ón, las salas se articulan en torno a un espacio flex ble que permite alo ar d ferentes tipos de conten do: desde exposiciones gráficas e interactivas hasta objetos arqueo ógicos, maquetas o instalaciones audiov sua es.

Esta flexib l dad perm te adaptar el discurso exposit vo a distintas temáticas y púb icos, ya sean escolares, turistas, investigadores o habitantes locales. Además, su cercanía a otros módu os como os ta leres y e antiguo mirador refuerza su papel integrador dentro del conjunto. P

Leyenda: Circu ac ón.

La arqu tectura de las salas pr vi egia a uz natura indirecta, a venti ac ón cruzada y la re ac ón v sua con e paisaje. A través de ventanas controladas, ce os as de madera o patios ntermedios, se establecen pausas visuales que vincu an el conten do nter or con el contexto exterior. El uso de materia es como adobe, madera y piedra responde tanto a criterios de sosten bi idad como a una vo untad de ntegrar o expos tivo con la mater al dad del lugar, ev tando rupturas forma es y estableciendo continu dad con la arqu tectura vernácula.

El recorr do nterno se concibe como una secuenc a no inea , perm tiendo que el visitante exp ore los contenidos a su ritmo, el giendo rutas de nterpretación según su interés. Se p antea también una posibi idad de c rculación per metra , en a que as visuales se abren progresivamente hacia el paisaje real, reforzando la noción de que el entorno es parte de a expos c ón m sma. Esta dea se al nea con el concepto central del proyecto: no solo mostrar e pa sa e, sino enseñar a leerlo e interpretar o desde múlt ples esca as y narrat vas.

F nalmente, su proximidad a bloque principal que nc uye los ta leres, el nuevo m rador y la preex stencia convertida en ruina contemporánea— perm te que as salas de exposic ón no se sientan como un espacio aislado, s no como parte de una narrat va cont nua.

Aulas Taller:

Las au as taller son espacios fundamenta es dentro de centro, pensadas como lugares de producc ón, aprendizaje y transmis ón de saberes oca es.

En e las se desarro lan actividades prácticas re ac onadas con oficios tradiciona es, agr cu tura, cerám ca, tejido, carp nter a u otras expres ones v ncu adas a paisa e y la cu tura rural. Son espac os activos, donde el v sitante no so o observa, sino que participa.

Estas aulas están d stribu das a o largo del eje pr ncipal de proyecto, muchas de el as integradas al b oque central. Su disposición responde a a topografía, aprovechando os desn ve es para crear p ataformas que perm ten trabajar en contacto d recto con el entorno Se in egran parcialmente en el terreno, como si nacieran de la propia pendiente, en coherencia con la lógica de andenería and na.

En cuanto a la arquitectura, están constru das en adobe y madera, lo que es otorga calidez, buen comportamiento térm co y un d álogo d recto con e paisaje.

Las aberturas generosas perm ten a entrada de uz natura y fomentan la ventilación cruzada, generando cond c ones ópt mas para e trabajo manua y e uso prolongado. Algunos módu os cuentan con espacios sem abiertos para activ dades a aire l bre.

Las aulas están pensadas para rec bir tanto a visitantes como a m embros de la comunidad. Los óvenes de ugar pueden usarlas como espac os de formación técn ca, m entras que los tur stas acceden a ta leres de corta duración que les permiten comprender y va orar los oficios oca es. Tamb én pueden acoger alleres tempora es con artesanos invitados, nvestigadores o colectivos culturales.

La distr buc ón de las au as favorece el tránsito entre la práctica y a observación. Desde los senderos, es posible ver o que ocurre en e interior, generando un sent do de transparencia y apertura. Esta v sibi idad conv erte a las au as en parte de recorrido nterpretat vo, reforzando la dea de que el saber tamb én se transm te a través del hacer.

Finalmente, más al á de su func ón práct ca, as aulas ta ler representan una forma de res stencia cu tura . Son espac os donde se revaloran conoc mientos que sue en quedar fuera de os sistemas educativos forma es.

Su presenc a en e proyecto no solo promueve a part c pación activa, sino que recupera a memor a viva del terr torio, dando voz a qu enes lo habitan y o transforman con sus manos.

ÁREA DE EXHIB C ÓN

7.6. ESPACIDALIDAD

Y CIRCULACIÓN VERTICAL

El masterplan

La circulac ón vertical en el masterplan surge como una respuesta directa a a topografía quebrada de terreno. En lugar de nivelar o modif car agresivamente el paisaje, el proyecto se adapta a su morfo ogía natural, uti izando los desn ve es como parte activa del d seño. Esta decisión refuerza e vínculo entre a arquitectura y e contexto, permitiendo que el recorrido se vue va más sensor al y l gado al territorio.

La estrateg a principa para reso ver la c rculación vertical se basa en la creac ón de andenes, plataformas escalonadas y rampas suaves, que permi en conectar os distintos módulos programát cos sin generar rupturas v sua es ni f s cas. Esta lóg ca construct va se inspira en os sistemas ancestra es de manejo del erreno en zonas altoandinas, re nterpretando a técnica rad cional para responder a necesidades contemporáneas.

Los elementos de conexión vertical varían según e uso y la in ensidad de tránsito. En zonas de a to f ujo, como los accesos pr nc pales, a plaza centra o os módulos de comerc o, se emplean rampas ampl as y escalones firmes que garantizan acces bil dad universal. En cambio, en zonas de contemp ac ón o descanso, como el sendero hac a el m rador o las aulas-taller, se opta por gradas más orgánicas, con acabados naturales que acompañan el ritmo del terreno.

Esta circu ac ón vertical no solo cumple una func ón práct ca, s no que también es ructura la experiencia del v s tante. A med da que se asciende o desciende por os dist ntos niveles, se reve an nuevas vistas del paisaje, encuentros con la arquitectura y momentos de pausa. Cada camb o de n ve es también una oportun dad para re nterpretar e entorno desde otra perspectiva, hac endo del desp azam ento una parte clave de relato espacial

Además el s stema vert ca perm te ordenar los flu os de manera ef c ente, separando recorridos principa es de trayectos secundar os o de servicio. Esto evita interferencias entre funciones d st ntas y favorece a autonomía de ciertos sectores, como los módulos de hospedaje, que requ eren mayor privac dad. As , e diseño de la circulac ón vertical también contribuye a la lóg ca operativa del centro.

F nalmente, a inserción de estos sistemas verticales respeta y potenc a el carácter del terreno orig nal. No se trata de superar la pendiente, sino de caminarla, entender a y habitarla. La c rculación vertical del masterplan no mpone una lectura única, sino que propone un recorrido abierto, donde el cuerpo se adapta al paisa e y a arquitectura se convierte en mediadora entre el suelo y el hor zonte.

Los módulos

Los módu os arquitectónicos que conforman el Centro de Interpretac ón han sido concebidos bajo una lóg ca de fragmentación integrada, donde cada b oque responde a una función específ ca pero mant ene una coherenc a formal y territoria con el conjunto.

Esta decisión perm te una adaptac ón más sensib e al terreno, ev tando grandes vo úmenes compactos y favoreciendo una re ac ón más amab e entre arquitectura, paisaje y usuario.

Distr buidos a lo largo de eje principal de c rculación, os módu os se agrupan según afin dad programática como comercio, tal eres, expos ción, hospedaje—, pero sin perder su autonomía. Esta organización permite que e v s tante trans te por espacios diferenc ados, cada uno con su propio carácter, ritmo y atmósfera. La distribución estratégica tamb én fac l ta el control de flu os, la or entac ón ntuit va y la creación de vacíos que funcionan como plazas, miradores o zonas de encuentro.

Una característica central es que a mayoría de os módulos están parc almente enterrados en la topografía, o que les permite ntegrarse al terreno de forma natural, d sm nuir su mpacto visua y aprovechar las condiciones térmicas del sue o. Esta operac ón no solo responde a una lóg ca amb ental, s no que también estab ece un diá ogo con la trad ción constructiva and na, donde os espacios surgen del paisaje más que imponerse sobre él.

En términos de materia idad, los módulos emp ean pr nc palmente adobe, madera y p edra oca . Estos materiales no so o refuerzan la conexión con el entorno y a arquitectura vernácu a, s no que tamb én promueven sosten bi idad, bajo impacto amb ental y una estét ca coherente con el carácter rura de ugar. La tectón ca de cada módu o se adapta a su uso: por ejemp o, los espac os de comerc o y restaurantes t enen aperturas más activas, mientras que las salas de exposición y hospeda e pr v legian a ntim dad y a contemp ac ón.

La f ex bi idad y adaptab lidad también están presentes en e d seño de os módulos.

A gunos permiten usos mixtos como comercio en p anta baja y restaurante en p anta a ta , otros contemplan áreas exter ores asoc adas, como patios, rampas o terrazas. Esta versati idad permite que el centro se mantenga dinám co, respond endo a distintas act v dades, estaciones o demandas de os usuar os.

Fina mente, los módu os no se conciben como objetos aislados, s no como partes de un sistema, donde cada uno aporta a re ato general del proyecto. En con unto, construyen una narrativa espacia que permite al v s tante viv r una experienc a completa: informarse, aprender, producir, descansar, contemp ar y reencontrarse con e pa saje rura . Esta estructura modular, por su esca a y disposición, promueve una arquitectura respetuosa, atenta al ugar y profundamente humana.

7.7. SISTEMA ESTRUCTURAL Y MATERIALIDAD

Excavación del terreno

La estrategia de excavación se fundamenta en una aproximación sensib e al terreno, pr orizando la conservac ón de su morfología or gina . En ugar de nivelar mas vamente, se opta por excavaciones loca izadas, que permiten enterrar parcia mente los módu os y generar andenes habitab es. Esta intervención controlada no solo min miza el impacto amb ental, s no que ayuda a consol dar una re ac ón d recta entre arquitectura y topograf a.

Los cortes se real zan de forma escalonada, respetando la pendiente natural y generando terrazas que servirán como bases de imp antac ón. Esta ógica permite que cada módulo tenga su propio n ve , en coherencia con su uso y posición en el recorrido. Además, el materia extraído puede reut l zarse en obra, especia mente el suelo estab l zado para muros de adobe o re lenos compactados.

Las excavaciones cumplen tamb én una func ón térm ca pasiva, ya que al sem enterrar parte de los vo úmenes se ogra un mejor comportam ento térmico, protegiendo del fr o y e calor extremos. Esta técn ca ancestral, reva or zada desde un enfoque contemporáneo, asegura ef ciencia energética s n recurr r a tecno ogías invas vas.

Cimentación

Terreno natura

Del m ación de excavac ón

Las cimentaciones responden a una doble cond ción: por un lado, deben anc ar firmemente os módulos a un terreno inclinado y, por otro, deben respetar la frag l dad del entorno.

Para ello se emp ean c mientos corr dos de piedra y concreto c clópeo, que garant zan estab lidad sin alterar excesivamente el sue o. Este sistema resu ta idóneo para zonas con cargas moderadas como os módulos de adobe.

En módu os con mayores so ic tac ones estructurales, como los de dos n ve es o aquel os que incorporan estructuras de madera, se refuerzan as cimentaciones con zapatas a s adas o comb nadas, adaptadas a la forma de cada plataforma. Este sistema m xto permite responder a as ex gencias técn cas de cada bloque sin perder coherencia construct va.

Además, e s stema de cimentación incorpora drena es natura es y canales de evacuación, esenciales para un terreno en pendiente. Estas soluciones pasivas evitan acumu ac ones de agua, humedad en os muros y erosión del terreno, asegurando así una mayor durabi idad de a infraestructura.

Tuerca y arande a me ál ca

Var la corrugada t po “L”

Anc a e de acero rec o

2° capa

F erro corrugado

Mezc a de concreto arena y grav l a.

Cim en o corr do

Fa sa zapata

Elevación de muros

Los muros const tuyen un elemento c ave tanto estructura como simbó ico del proyecto. La mayor parte de los módulos se construyen con muros de adobe estabil zado, un mater al que d aloga con a tradición constructiva oca y aporta exce entes prop edades térm cas. Su textura, color y comportamiento contr buyen a una arqu tectura más amable y enraizada en el lugar.

En zonas más expuestas a a humedad o al tránsito, como os zócalos o basamentos, os muros se combinan con mampostería de piedra o muros de contenc ón. Esto no solo refuerza la resistenc a de conjunto, sino que introduce una trans c ón mater al entre la tierra y el edif c o, conso idando e vínculo v sual con el terreno.

Para los módulos de dos n veles o aquel os que neces tan mayor apertura v sual, se integran marcos estructura es de madera y elementos de refuerzo, perm tiendo grandes vanos s n comprometer la estabi idad. Esta comb nac ón de técnicas trad c onales y so uciones adaptadas da ugar a una arqu tectura modu ar resistente y armón ca con e paisaje. .

Estructura de madera

Dispos c ón de muros de adobe

Apare o de adobe

E sistema de v gas var a según el uso y a a tura de os módu os, pero en general se opta por estructuras de madera aminada o só da, apoyadas sobre os muros de carga de adobe o sobre columnas cuando se requiere mayor uz. Este mater al refuerza el carácter natural del conjunto y permite constru r de forma más gera en n veles superiores.

V gas pr ncipales

Sobrec m ento

C m ento corrido

Las vigas se disponen con un ritmo regular, o que fac ita su modu ac ón, a estandarización de p ezas y a prefabr cac ón parc a , reduc endo el tiempo de obra. Además, su aparienc a queda expuesta en muchos casos, o que añade una expres ón tectón ca al nterior de los espacios, evocando a arquitectura rural radicional pero con acabados contemporáneos.

Fa sa zapata

En casos donde se requiere mayor rig dez —como en zonas de reunión, comedores o salas de expos c ón—, se ntegran v gas compuestas o metálicas ocultas que permiten cubrir mayores uces s n a terar a estét ca genera . Esta comb nación de s stemas otorga flexibilidad estructura s n perder coherenc a materia .

Ancla e de acero
Perno pasante
Tuerca

Techos

Las losas se diseñan en función de sistema constructivo y de t po de módu o. En os módulos de un solo nivel, como recepción o talleres, se ut iza losa de madera. Estas losas descansan sobre los muros de adobe o sobre p ataformas de p edra.

En los módulos de dos pisos, como os de comercio y restauran e, las losas intermedias se resuelven con entab ado estructura de madera, que permite mayor gereza y f ex bi dad construct va. Este s stema contr buye a una ejecuc ón más rápida y reduce la carga sobre los muros nferiores.

Fina mente, en cubiertas se emp ean losas inc nadas livianas o techos de madera con cobertura de teja andina o ca amina protegida, según a func ón de espacio.

Estas soluciones aseguran una protección ef c ente frente a la lluvia, permiten venti ación cruzada y se integran visua mente con el entorno rura de Agallpampa y Motil.

La materialidad del proyecto se basa en una lógica de ntegrac ón con el terr torio, apostando por el uso de adobe y madera como pr nc pales componentes estructura es y expresivos.

Ambos materiales evocan a tradición construct va and na y permiten una ectura coherente con e contexto rural de Agallpampa y Mot l. El adobe, traba ado con tierra loca estab zada, se utiliza especialmente en los muros portantes de los módulos de un nive , favoreciendo un exce ente comportamiento térm co y acústico, así como una baja hue a amb ental. Su presencia sólida y térrea dialoga con el paisaje, camuflándose en los tonos del entorno.

Por otro ado, la madera actúa como e emento estructura en cubiertas, entrepisos y marcos, además de servir como revestimiento interior en var os espacios. Su cal dez, ligereza y facilidad de montaje a conv erten en un mater al deal para las partes super ores de os módu os y para aquellos con dos n veles, como los bloques de comercio y restaurante.

Cub erta de madera

de adobe de 20 cm x 40 cm.

Ba cones de madera de euca p o

Tablones de madera
Cama de tr p ay
Madera de p no
Un ones en T
Tronco de amarre
Amarres de acero
Muros
Losa de madera
Vigas de madera de euca pto
Marco de vanos de madera de euca pto

7.8.

EFICIENCIA ENERGÉTICA

E proyecto adopta una lóg ca de eficiencia energét ca basada en estrategias pasivas, evitando al máximo e uso de sistemas art fic ales. Uno de los pilares es la ventilación natural, pensada desde la conf guración vo umétr ca y el pos c onam ento de vanos.

Cada módu o cuenta con aberturas opuestas que permiten una ventilación cruzada constante, o cua es c ave en un entorno de cambios térm cos marcados entre el día y a noche. Este sistema asegura un amb ente fresco, sa udab e y libre de humedad, especialmente en espac os de alta concentrac ón de personas como os talleres y salas de exposición.

Comp ementariamente, se ha traba ado una iluminación natura ef c ente, que varía según el uso de cada módulo. En zonas de estancia pro ongada, como as aulas o los espacios de restaurac ón, se prioriza el ingreso de luz d fusa mediante ventanales protegidos por a eros, mientras que en espac os expositivos se emplean tragaluces o aperturas en altura para garantizar una ilum nación homogénea s n generar deslumbramiento.

La materia idad del adobe y la madera uega un ro esencial en este s stema pasivo de eficienc a. El adobe, utilizado en os muros de carga y cerram entos pr nc pales, t ene una a ta inerc a térmica que e perm te absorber e calor del d a y liberarlo entamente durante a noche, estabil zando a temperatura nterior.

Su espesor y composic ón o convierten en un mater a natura mente a slante, dea para un c ma de montaña como el de Mot y Agallpampa. Además, su textura y color aportan una integración v sual con e paisaje y reducen a radiación refle ada.

Por su parte, la madera aporta una capa de confort térm co adic ona . Utilizada pr nc palmente en estructuras, cubiertas y revestimientos interiores, contribuye con su capacidad a slante y su bajo peso estructura .

A d ferenc a de materia es ndustr a es más fr os, a madera genera una sensación térm ca agradable, especia mente en espacios hab tados durante argas ornadas.

As m smo, su uso perm te resolver detal es constructivos que mejoran a vent lac ón super or, como celosías o untas ab ertas que func onan como respiraderos discretos.

7.10. PAISAJISMO

La propuesta y el paisaje

La propuesta nace desde una ectura atenta del territorio, reconociendo que e paisa e no es so o fondo, sino un agente activo en la conf guración del proyecto. E asentamiento tradicional de los pueblos de Motil y Aga lpampa, dispuestos a ambos lados de la carretera, nspira un gesto proyectual que se repl ega hacia los bordes del terreno, generando una organización en parale o que refleja esa misma d spos ción.

As , e conjunto no se mpone sobre e terreno, s no que emu a su óg ca de asentamiento, estab eciendo un víncu o v sual y morfológico con las d námicas existentes. El terreno presenta una topografía escalonada, con desn veles marcados que fueron interpretados como una oportunidad más que una mitac ón.

En lugar de realizar grandes cortes o plataformas art f c a es, se optó por enterrar parc almente os módu os en la pendiente, s gu endo a ógica ancestral de los andenes. Esta estrategia perm te no so o una mejor adaptación a terreno, s no tamb én una reducción visual del mpacto construido, manteniendo una esca a armónica con el entorno natural y cultura .

El m rador

La plaza

La inserción arquitectónica no responde a una voluntad de protagon smo, s no a la de acompañar e r tmo de paisa e. Los mater ales empleados —adobe y madera— refuerzan esta dea al mimet zarse con os tonos y texturas del entorno. La arqu tectura se convierte así en una continu dad del lugar: no comp te con la naturaleza, sino que se funde con e la, generando recorridos que a ternan momentos de nter or y exterior, de sombra y uz, de encuadres hac a el paisaje ab erto.

Uno de os aspectos clave de la propuesta es a puesta en va or de la preexistencia, una ant gua casa del hacendado de Moti , hoy conservada como ruina contemporánea. Este e emento, ub cado al f nal de eje principa del recorrido, funciona como remate visua y simbó ico, enmarcando a experienc a del visitante antes de legar al nuevo m rador. Su presencia anc ada en la memor a de lugar refuerza e d álogo entre pasado y presente, entre o natura y o constru do.

En su conjunto, el proyecto no busca modificar el pa sa e, s no comp ementarlo, revelando su potencia a través de una arqu tectura respetuosa, si enc osa y arraigada. La propues a se entiende como una extens ón de la geograf a y la cultura oca , una arquitectura que acompaña y celebra el pa sa e, entendiendo que este no solo enmarca a obra, s no que es parte esenc al de su signif cado y de a experiencia de usuario.

La topografía
La vegetación

7.11. ATMÓSFERA Y SIGNIFICADO

Centro de interpretación

El Umbral de Motil

El proyecto "E Umbral de Mot l" nace desde una reflexión profunda sobre e territorio, la histor a y el vínculo entre las personas y su paisaje. Se plantea como una arquitectura que no so o hab ta un lugar, s no que lo interpreta y o potencia, convirtiéndose en un porta entre e pasado y e presente, entre el afuera y e adentro, entre el cam no recorrido y e que está por comenzar. Es e umbral no es solo físico, s no tamb én simbó ico: marca el in c o de una experiencia sens ble, un pasa e donde se activa la memor a y se desp ertan os sentidos.

Desde su inserción en la topograf a hasta la mater al dad que o const tuye, "E Umbra de Moti " construye una atmósfera cargada de significado. La arqu tectura se adapta al terreno, se ent erra en él, d aloga con as curvas y os p iegues de paisaje. El uso del adobe y la madera refuerzan esa voluntad de permanencia y arraigo. Cada espacio, cada muro, cada sendero, ha sido d señado no solo para cumpl r una función, sino para generar sensaciones: de recogimiento, de apertura, de descubr miento. Es una arqu tectura que se deja recorrer con el cuerpo y con a m rada, que se revela poco a poco, como un relato que se desp iega.

E nombre del proyecto cobra p eno sentido en e recorrido final, cuando el vis tante lega a la preexistenc a: una antigua casa de hac enda convert da en ruina contemporánea, que se conserva como test go del tiempo.

Ese punto marca el verdadero umbra , el momento de mayor contemplac ón, donde a arqu tectura se s lencia para de ar hab ar a paisa e. "El Umbral de Mot " no busca mponer una forma, sino encarnar una experiencia: a de cruzar un ímite, fís co y emoc ona para encontrarse con la esencia de un ugar cargado de histor a, dentidad y futuro. As , a propuesta se cierra como una arqu tectura de atmósfera y significado, profundamente enraizada en su contexto.

Finalmente, "El Umbral de Motil" p antea una arquitectura que permanece sin mponerse, que deja huella sin borrar as anter ores. La intervención respeta, acoge y proyecta, propon endo un espac o donde e significado no está dado, s no que se construye con cada paso, cada mirada, cada historia compartida. Es en esa capacidad de provocar resonanc a donde reside su verdadera fuerza: una arqu tectura de atmósferas que dignif ca el ugar y a qu enes o hab tan.

MódulosdeHospedaje(Exterior)
MódulosdeHospedaje(Interior)
MódulosdeHospedaje(interior)
Aulataller(carpintería)
Aulataller(quesería)
Aulataller(Textil)
SaladeExposición
Módulodecomercio
Módulodecomercio(restaurante)
Zonasocial
Caminoalmirador

TEAM RELÁMPAGO

El presente proyec o parte de aná sis de contexto paisa stico y cultural del centro pob ado de Moti , ub cado en una zona a toandina de gran valor escén co y patrimon a . En este sent do, se conc b ó un mirador que no imponga una presenc a a ena al entorno, s no que dialogue armón camente con e paisaje a través de uso de técn cas constructivas locales y mater a es natura es como a madera de euca ipto.

Desde una mirada sens b e a terr tor o, e mirador se plantea como un espacio de contemplac ón y encuentro, cuya forma, escala y orientac ón se adaptan a as cond ciones topográficas y cl máticas de a zona. Se renunció a formas mpos t vas, priv leg ando una volumetría simp e, que se posa suavemente sobre e terreno, respetando la vegetac ón ex stente y os f u os naturales del viento y del agua.

Esta propuesta de m rador en Mot no solo busca generar un punto de observación privi egiado del paisa e, sino también un espac o respetuoso con a cultura, el ambiente y os saberes oca es, promoviendo un turismo consc ente y una arquitectura enra zada en su contexto.

Atte: Los Autores.

Br ghit Sotomayor Rodriguez
Fernando Ca deron Gaspar

8.1. LAS PRE EXISTENCIAS INFORMALES

Corresponden a una d námica comerc a espontánea que ha surg do a lo largo de t empo en a calle Señorita Em ia, usto frente a mercado y en la zona de ngreso a pueblo de Mot l. Este tipo de comerc o se man esta principalmente mediante a venta ambu ator a, donde os pob adores colocan sus productos sobre mantas, mesas improv sadas o inc uso d rectamente en el suelo.

Este comerc o cump e un rol social y económico en la comunidad. Los productos que se ofrecen son elaborados por los propios habitantes de ugar, qu enes comerc a zan queso, arrones de barro, tej dos a crochet y demás productos artesana es. S n embargo, al carecer de una infraestructura adecuada, esta act vidad no logra a canzar su máx mo potencial.

Además, esta ocupac ón desordenada de espac o público no solo afecta a imagen urbana de pueb o, sino que también mita las pos b lidades de crec m ento de turismo. La experiencia del vis ante se ve afectada por la fa ta de servicios bás cos, la dificu tad para desplazarse y a ausenc a de un entorno organ zado que incent ve la permanencia y e consumo de productos oca es

En lugar de errad car e comerc o ambulatorio, se p antea reub carlo y formal zarlo med ante la implementac ón de puestos de venta diseñados en el nuevo m rador que será intervenido. Esta estrategia permitirá trasladar la activ dad comercial a un espacio con mejores condic ones conv rtiéndose en un punto de encuentro entre a producc ón local y el tur smo.

La creación de estos puestos abrirá nuevas oportunidades para los comerciantes. El m rador será un punto estratégico que atraerá tanto a v sitantes como a pobladores, facil tando a promoc ón de los productos oca es en un entorno seguro y estéticamente integrado a paisa e. Esto permitirá que los artesanos y productores obtengan mayores ingresos y un reconocimiento más amplio por su trabajo.

Se busca revalor zarlo mediante un d seño arqu tectónico que ordene, dignifique y potencie esta activ dad, generando un mpacto pos t vo tanto en la ca idad de vida de los pob adores como en a imagen del pueblo de Moti como destino turíst co.

La intervenc ón se conc be como una herramienta de transformación urbana que parte de respeto a las prácticas ex stentes para proyectar un futuro más equitat vo, atract vo y sostenible.

La ed f cación se encuentra en un punto e evado del caser o Moti , en la región de L ma, bajo el nombre informa de "mirador", s n embargo, este término es engañoso, aunque aparece marcado como "Mirador" en Google Maps y en el hab a común, amás unc onó como tal a serv cio de vis tantes o tur stas. Su origen parece ser una viv enda señorial , probab emente perteneciente a un hacendado local, que, a gún tiempo atrás, fue abandonada sin que se conozcan as razones exactas, las causas podrían ser económicas, persona es o fam liares, pero los re atos ora es no poseen datos concretos a respecto.

Tras el abandono, la construcción quedó desprotegida, lo cual abrió la puerta a saqueos, puertas y ventanas mater a es que se prestaban fáci mente para extracc ón— fueron sustraídos por personas que buscaban madera u otros mater a es aprovechab es. Poco a poco a ed f cación fue perdiendo su estructura original, marcos, postes, tab as y demás fueron desapareciendo, de ando claros en sus muros y fachadas. Luego, e vanda smo se intens f có, se reportan incend os premeditados, ya sea por curios dad, vandalismo o uso ocas onal de fuego, lo que acelera a destrucc ón, hoy permanecen so o restos de muros quemados, ventanas y puertas ausentes, y graffiti adornando paredes resquebrajadas.

E sitio, aunque ubicado en un lugar e evado con vistas potenciales atractivas, no ofrece ninguna infraestructura funcional, no existen barandas de protección, plataformas, escaleras seguras, señal zación n e ementos de orientac ón. No hay segur dad ni manten m ento, en con raste, su abandono total lo hace peligroso, los accesos son nestables, las superf cies resbaladizas por la vegetación o escombros, y los muros pueden estar deb litados o presentar r esgo de desp ome, esto conv erte lo que podría ser un mirador en una ruina insegura

Para os pobladores es una activ dad nforma , o más bien un hábito de vis a s n propós to declarado, la gente cam na hasta e sitio porque está en un punto a to del pueb o, idea para ver el amanecer, atardeceres o el paisaje c rcundante, no obstante, esta vis ta no responde a una oferta turíst ca, no hay promoción, no hay organización n señalét ca, n las condic ones mínimas para ser cons derado un atractivo.

Su uso actua se limita a una vis ta nforma , sin condic ón de m rador ni promoc ón turística, más bien como ref e o del deterioro del patrimonio rural, el lugar está en un punto estratégico, con pos b idades, pero su estado lo conv erte en un espac o peligroso, abandonado y carente de va or colectivo.

8.2. UBICACIÓN Y ACCESIBILIDAD

El Mirador Motil se encuentra en as cercanías del caser o de Mot dentro de d strito de Agal pampa, provincia de Otuzco (La L ber ad), aprox madamente a 4 km a este del centro de Aga pampa por carretera, en una altitud de entre 2,650 y 2,939 m s.n.m. Esta ub cación elevada perm te dis rutar de v stas panorámicas de val e de r o Mot l, as montañas que o rodean y parte del entorno rural.

Para egar, se parte desde Agallpampa por una carretera afirmada durante unos 10 km hasta el cruce hacia Motil, y luego se avanza unos 4 km más hasta e caserío. Desde ese punto, com enza un sendero peatonal constru do por os prop os vecinos, que asciende hac a e m rador y se nterna entre la vegetación local.

El acceso es de tipo informal, ya que e sendero no está seña zado of cialmente y su estado var a según la temporada. Durante a época de luvias, puede presentar tramos resbaladizos y estar cub erto de maleza. Aun as , el recorrido ofrece una experiencia autént ca a través de pa sa e rural, bordeando parce as agrícolas y potreros comuna es.

La forma más recomendable de l egar es en veh culo particu ar o ransporte local (como comb s informa es) hasta e inicio del sendero en Motil. Desde a lí, la cam nata hasta el mirador dura entre 20 y 30 m nutos, según el ritmo y el estado del terreno. Dado que no hay infraestructura nsta ada, se recom enda levar buen ca zado, agua, protector so ar y tener precauc ón con os animales atados en el cam no.

A pesar de sus condic ones rústicas, el M rador Motil es dea para qu enes buscan una experiencia genuina: un entorno senci o, natura eza intacta y la sensac ón de estar en un espacio constru do por la comun dad. Aunque no es un m rador turíst co tradic ona , su autent cidad rural y a vista a valle lo conv erten en un atract vo para los v sitantes de Aga lpampa.

En conclusión, su ub cación elevada, el acceso por sendero comun tario entre vegetación y an ma es domést cos, y sus v stas panorámicas lo hacen un ugar deal para quienes d sfrutan del tur smo de aventura y del contacto d recto con comunidades rurales. Si dec des visitar o, te espera una caminata senci a pero s gn f cat va, enraizada en el entorno local y en la identidad colectiva.

8.2. UBICACIÓN Y ACCESIBILIDAD

El Mirador Motil se encuentra rodeado de áreas naturales con abundante vegetación y se s túa en una zona e evada, con visuales estratégicas. Su acceso se realiza med ante un sendero que asciende por la adera desde e caserío, atravesando espacios verdes con una topografía que comb na pendientes suaves y sectores más pronunc ados.

La ub cación ha s do cuidadosamente selecc onada para aprovechar os puntos más a tos, perm t endo así una conexión visual d recta con el pa sa e circundante.

El camino de egada, aunque nformal, se encuentra trazado sobre una oma que bordea parcelas y espacios ab ertos, proporcionando una exper enc a inmers va en contacto con a natura eza local. Este recorrido tamb én contribuye a generar una transic ón gradua desde e entorno rural hasta e área pr nc pa del mirador.

El emp azamiento está distr bu do en p ataformas esca onadas que se adaptan a rel eve, perm t endo que las estructuras no interrumpan a continuidad v sual de terreno Esta integrac ón topográf ca garant za una exper enc a de recorrido armón ca, donde e v sitante asciende de manera progresiva mientras descubre nuevos ángu os de paisaje.

E con unto del mirador está compuesto por diversas zonas func onales d stribuidas de forma radial, o que favorece a circu ación peatona y a autonom a de cada espacio. En e núc eo del proyecto se ubica e Punto stronóm co Local (536 m²), rodeado por plaza de reposo (518 m²), que ciona como espac o articulador y ial.

ededor se d sponen zonas de p cnic da una de 121 m²), plataformas tifuncionales (232 m² c/u) y senderos conectan con los bunga ows tinados a a o am ento. Esta anización permite atender dist ntos es de usuar o: desde qu enes buscan canso breve hasta quienes desean estad a más prolongada. con unto incluye tamb én un Centro de rpretación y un área de comerc o, mov endo e desarrollo económico a . En total, e 58% de área es techada 51.20 m²) y el 42% corresponde a ac os bres (1,643.80 m²), reflejando equil brio entre ntervenc ón u tectónica y respeto por el entorno ural. Esta propuesta no solo busca dar servic os turísticos básicos, s no bién fortalecer a ident dad local diante arquitectura, gastronom a y exper encias rurales ntegradas a paisa e.

8.3. PROGRAMA ARQUITECTONICO

AGRICULTORES AGRICULTORES

MADRES DE FAMILIA MADRES DE FAMILIA

SalaSensorial

Sala/ Comedor

Zona Intima Aforo: 20 S a l ón deInterp etaciónAmbient a l

GaleríadeExpresónEcológi

Zona Social Aforo: 5

Zona de Interpretación

Programación

Arquitectónica de Centro Interpretación Conexión con la Naturaleza Zona Soc a Aforo: 30

SaladeUsosMúltiples

TallerEduca voAmbiental S

deExposc onesTemporal e

AuaVva Naura

Zona Servicios Aforo: 2

Zona Privada Aforo: 3

Chchería TallerAr esanal

Zona de Estancia

Rincón delTelar

Zonade Picnic

Cocinares aurante

Zona Preparación Vivencial Aforo: 8

Quesería Artesanal

Zona Comercial

Aforo: 20

ZonaPea ona segura

Ventade Chicha

Zona Reposo

Zona Recreacional Aforo: 25

Ventade Queso

Zona Venta Aforo: 10

VentadeManualidades Res aurante

Ventade Textilería Parquede Reposo

Plataforma deReposo

Zona al aire libre

8.4. CONCEPTUALIZACIÓN DEL PROYECTO

El proyecto ha sido cuidadosamente imp antado s guiendo la forma natura de la topografía del terreno en Mot Se ha prior zado una d stribuc ón orgán ca que respeta las curvas de re ieve, permitiendo que las ed f caciones se adapten a terreno sin neces dad de grandes mov mientos de erra.

Se ha tomado como referencia os patrones de asentamiento tradic onales de la zona, caracter zados por su dispos ción d spersa y respetuosa con el pa saje. Las un dades de proyecto se han organ zado en pequeños núc eos, manteniendo d stanc as y or entaciones que favorecen la pr vacidad, el aprovecham ento so ar y la relación visual con e paisa e andino.

Los accesos y c rculaciones han sido trazados sigu endo rutas preexistentes y lóg cas de conexión ya ut izadas por a poblac ón local. De esta manera, e proyecto no impone nuevas dinám cas de mov lidad, s no que forta ece as existen es. Además, os espacios públicos se han ub cado estratégicamente en zonas de mayor confluencia, fomentando e encuentro y el uso co ect vo de espac o, en consonancia con as costumbres de Mot l.

A o argo de todo e proyecto, se ha manten do un s stema constructivo coherente basado en técnicas loca es, como e uso de muros de adobe o tap a y cub ertas incl nadas con materiales ivianos. Esta dec sión responde no solo a una lóg ca de sosten b lidad y eficienc a energética, sino también a a va orizac ón del conoc m ento constructivo ancestral presente en a comunidad.

La arquitectura del proyecto adopta e ementos prop os de a zona como los a eros pronunciados, vanos pequeños para conservar el ca or, y patios interiores que perm en a ventilac ón cruzada. Estas característ cas, además de responder al clima y a cu tura local, contribuyen a una dentidad arquitectón ca coherente, eg b e y respetuosa de entorno inmed ato.

En cada módu o y estructura propuesta se ha buscado mantener una coherenc a formal y material, util zando una paleta de co ores terrosos y materiales disponibles oca mente. La repet ción de estos e ementos en diferentes partes del proyecto refuerza a un dad del con unto y garantiza que cada intervención se perciba como parte de un todo que d a oga directamen e con el paisaje y a trad ción constructiva de Mot . Esta lógica perm te también una ejecuc ón gradua s n perder dentidad v sual.

8.5. DISTRIBUCIÓN Y CIRCULACIÓN HORIZONTAL

Se t ene una dispos ción de volúmenes que se adaptan a a topograf a del terreno, conec ados por una red de circu ac ones peatona es d ferenciadas según el tipo de usuario. La propuesta t ene la ntenc ón de organ zación espac a que ac lita a mov lidad interna y promueve la nc usión, considerando recorr dos espec f cos para d stintos perfi es: fam lias y visitantes, comerciantes, personas mayores y recic adores.

El recorrido de fam lias y v sitantes ( ínea roja) está pensado para conectar os puntos principales de proyecto con f u dez y accesibilidad. Este tipo de circu ación t ende a recorrer áreas comunes y zonas ab ertas, facilitando la interacc ón y el uso recreativo del espacio. Su trazo reve a una intención de generar una exper enc a cont nua y agradable, sin interrupciones n pendientes abruptas.

En cuanto a recorr do de comerciantes, se nota una conex ón d recta con zonas donde probablemente se ub can módu os comerciales o de servic os. Estos cam nos están diseñados para facilitar el transporte de productos y mercancías, minimizando interferencias con otras rutas. Su d seño sug ere un enfoque práctico y funciona , orientado a a eficiencia logística dentro de complejo.

Fam ias - Visitan es Comerciante Persona mayor Reci cador

La circulación para personas mayores está espec a mente cu dada, presentando trayectos más suaves, s n giros bruscos ni pendientes pronunc adas. Se pr oriza la cercanía entre as viviendas y las áreas comunes, garantizando segur dad y comodidad para este grupo pob ac onal. Esto demuestra una clara sensibi dad hac a la movilidad reduc da y un enfoque nclusivo en e diseño de entorno.

Por otro ado, e recorrido de los recic adores permite un acceso estratégico a puntos específicos donde probablemente se concentra e acop o o procesam ento de res duos. Este trazado está pensado para no nterfer r con las otras rutas pr ncipa es, lo que favorece un funcionam ento ordenado de s stema nterno y garant za la higiene y eficiencia del servicio de recic a e.

En conjunto, esta p anta refleja una planificac ón coherente y equitat va del s stema de circulación, con trayectorias adaptadas a las necesidades y dinámicas de d st ntos usuarios. La superposic ón armoniosa de los cam nos refuerza la dea de una comunidad ntegrada, donde cada grupo encuentra su lugar sin confl cto. Este enfoque contribuye a un proyecto arqu tectónico unc onal, nclusivo y socialmente responsab e.

8.6. ESPECIALIDAD Y CIRCULACIÓN VERTICAL

Se muestra una propuesta implantada en un terreno con una pendiente pronunc ada. El d seño responde d rectamente a las condic ones topográficas mediante una estrateg a escalonada, en la que los volúmenes se adaptan a desnivel natural de terreno. Desde la izquierda hacia la derecha, se observa una secuencia de plataformas a d ferentes alturas.

Uno de los elementos más mportantes de corte es el sistema de escaleras, que perm te una c rculac ón vertical flu da y segura entre los distintos n ve es. Estas escaleras están integradas al d seño genera y se mimet zan con e entorno en armon a con la arquitectura propuesta. Las escaleras ayudan a organizar espac almente e con unto arquitectónico.

En cuanto a as alturas, se observa que los módulos cons ruidos tienen una proporción moderada, con cubiertas inclinadas que permiten el escurrimiento de agua y aportan un lengua e arqu tectónico coherente con contextos rurales o montañosos. Se ha cu dado que las edificac ones no generen barreras visuales, perm t endo que la v sta fluya a lo argo de todo el conjunto.

La c rculac ón vert cal se ve comp ementada con espacios de trans ción, como plataformas ntermedias y áreas techadas, que actúan como descansos o puntos de encuentro. Estas áreas están diseñadas para mejorar a exper encia del recorr do y hacer más accesible el desp azamiento entre los d ferentes niveles.

Otro aspecto destacab e es a ubicac ón estratégica de os módulos, ya que están organizados en función de su uso y erarquía. Los primeros módulos, ubicados en una cota más baja, corresponden a espac os mas pr vados, mientras que los módulos superiores tienen funciones más sociales.

Finalmente, la imagen sugiere una ntervención sens b e al entorno, donde cada e emento construct vo respeta tanto a topografía como a ógica del desplazamiento humano. La c rculac ón vertical no solo responde a una neces dad funcional, s no que tamb én estructura a exper encia del espac o, conectando f sica y visualmente cada parte del proyecto en una secuencia coherente y respetuosa con el lugar.

8.6. ESPECIALIDAD Y CIRCULACIÓN VERTICAL

La topografía rregular de Mot l ha sido asum da como una oportun dad para integrar a arqu tectura al pa saje mediante una distr buc ón en n ve es que respeta as formas naturales de terreno. Lejos de imponerse, e proyecto se apoya en e relieve, perm t endo que las circu ac ones y espac os se desarrol en de forma escalonada, f u da y orgánica.

Las escalinatas no solo resuelven os desn veles, s no que se convierten en e ementos de pausa, contemplación y orientación, permitiendo a usuar o conec ar visual y corpora mente con e entorno nmediato. Cada peldaño es una transic ón que acompaña el ritmo de recorrido, marcando momentos de descanso, encuentro o cambio d perspectiva, con un fuerte valor s mból co

Esta estrategia permite erarq usos según sus re espac ales, func onales y int m dad, ub cando zonas cotas más accesibles y áreas a turas mayores. Así, a arq busca domesticar el terreno, con él, generando una experie entre forma, función, paisaje colectiva.

En el proyecto, as esca natas adquieren una d mens ón que va más allá de o funcional. Se conc ben como elementos de trans ción emoc ona , simbó ca y sensorial, marcando el paso de o cot d ano a lo contemplat vo, de o exterior a o ínt mo. Esta ec ura espac a potenc a e sentido r tual de desplazamiento vertical en los distintos niveles del con unto.

E ascenso o descenso en los d ferentes módulos está pensado para generar exper encias secuenciales: vistas hac a el va le, marcos vegetales, juegos de sombra, encuentros con muros de tierra y cielos ab ertos. Cada nivel propone una narrat va arquitectón ca que enr quece el habitar, reforzando el carácter pedagóg co, afect vo y sensorial del lugar.

Desde lo construct vo, las esca natas son tas con materiales oca es como a, tierra compactada y losas adas, lo que refuerza su ntegrac ón el contexto y reduce el impacto enta . Se conf guran como parte del ma de drena e, acceso, contenc ón y il dad del terreno, reafirmando su rol ctural, es ético y emocional dentro oyecto.

8.6. ESPECIALIDAD Y CIRCULACIÓN VERTICAL

La ub cación en una zona a ta de Moti no solo define a topografía de proyecto, sino que es parte esencia de su dentidad. E terreno con múltiples desniveles no se percibe como obstáculo, sino como un recurso que potencia a exper enc a arqu tectónica desde d st ntos accesos. Entrar desde un nive nferior o superior imp ica una narrat va d st nta del espacio, perm t endo que cada vis ta sea ún ca.

Este juego de entradas y sa das, d stribuidas según las condiciones de terreno ref e a a diversidad y adaptación prop as del contexto altoandino. No hay una ún ca forma de recorrer el con unto: e proyecto se revela progres vamente, en fragmentos, desde miradas ascendentes o descendentes, desde la somb generando así una ident da d nám ca y plura .

El vis tante no solo se despl ob eto arqu tectónico, s no q desde su corpora dad y camb o de nivel es un ree pa sa e con el v ento, co sue o. Este enfoque respo construir una arquitectura una forma de habitar, s n p uralidad de recorridos experimentar el espacio.

La arqu tectura aquí no se impone como un vo umen cerrado, s no que se abre, se d spersa y se articu a con el terreno a través de mú t p es accesos. Entrar por el ado de b ohuerto, desde un espac o comunitar o o por un sendero lateral modifica comp etamente a experienc a sensorial de usuar o Las texturas de los muros de adobe, os camb os de luz, el son do del viento o el cru ir de la madera se perciben de forma d stinta según el punto de ingreso.

Los desniveles no solo permiten erarquizar espac os, s no que ofrecen momentos sensoriales que refuerzan el vínculo entre cuerpo, espac o y paisaje. La arqu tectura se conv erte así en una ruta viva, en a que cada peldaño, cada umbral o descanso construyen una atmósfera única, ntima y en armonía con el entorno natural y cultural.

Esta diversidad de entradas no es so o funcional; es una manifestación de apertura, de accesib dad emocional y espac a . En lugar de un ingreso centra zado, se p antea un s stema abierto y sens b e al ugar, donde cada persona puede apropiarse del espac o según su recorrido, sus r tmos y su relación con el terr torio a toandino.

8.7. SISTEMA ESTRUCTURAL Y

El proyecto parte de una excavación y vaciado de cimientos corridos, adaptados a a pend ente natural del terreno, garant zando estabilidad y firmeza estructural. Estos c m entos son e aborados con materiales de a zona, como p edra y barro, o que reduce e impac o amb ental y los costos.

Sobre esta base se evantan muros y contra uertes de adobe de 20x40 cm, un mater a trad ciona que regu a natura mente la temperatura interior. Su uso no solo recupera técn cas ancestra es, sino que promueve a partic pac ón de mano de obra oca y el forta ec m ento de conoc miento construct vo de a comun dad.

A continuación, se instalan v gas principales de troncos de eucalipto de 20 cm de diámetro, que actúan como soporte estructural del entrep so. Esta madera, ampl amente disponible en zonas and nas, es res stente y de fácil manejo. Se comp eta e piso con tablas de eucalipto, aportando r g dez, calidez y cont nu dad a sistema.

MATERIALIDAD

Levantamiento de muros y contrafuertes de adobe 0.20x0.40 cm

Colocación de v gas con troncos de madera Eucalipto D0.20 cm

Co ocación de tab as de madera Eucalipto para el piso

Levantamiento de muros y contrafuertes del segundo n vel

Armado de estruc ura de madera

Eucalipto para el te ado

Construcc on de capa de qu ncha sobre a estructura de madera

Co ocación de Teja sobre la capa de qu ncha para el techo final

Una vez conso idado el pr mer nive se evantan nuevos muros y contrafuertes de adobe rep cando a técnica y espesor n cial. Esto asegura la continu dad térm ca y estructura de vo umen, s n romper con a estética y lógica constructiva de con unto.

La estructura del tejado se arma con eucal pto, usando cerchas inc nadas que perm ten evacuar el agua de luvia y optimizar a ventilac ón interior. Sobre esta estructura se construye una capa de quincha, mezcla de caña o carr zo barro y f bras vegetales, que actúa como a slante térm co y soporte para el acabado super or.

Finalmente, se co oca una cobertura de teja and na sobre la quincha, ogrando una cub erta duradera, vent lada y de ba o manten m ento. Esta secuenc a de materia es madera, quincha y te a perm te una integrac ón armónica con el entorno rura , fortalec endo e carácter simbó co y sosten b e del proyecto.

Excavac ón y Vaceado de Cim entos

La elección de adobe, mezc a de qu ncha y sobrec m entos de p edra responde a un enfoque de arqu tectura vernácula que respeta el cl ma, la memor a construct va y la d sponib idad local. El adobe permite conservar el calor durante a noche y mantener frescura durante el día, generando confort sin recurrir a s stemas artificiales. La quincha, l gera y flexible, se adapta a estructuras de madera y aporta una textura cálida y natura que dialoga con el paisaje rura

El sobrecimiento de piedra cump e no so o una func ón estructural y de durab idad frente a la humedad de suelo, sino también simbólica: conecta con as bases ances rales de a arquitectura andina, e evando los muros como si emerg eran de a montaña misma. Esta comb nación de t erra, fibras vegetales y piedra genera una estética enraizada, emoc onalmente cercana a habitan e local. Estos mater a es se traba an con técnicas trad cionales que nvo ucran mano de obra local, fortaleciendo así la cadena product va y la dentidad del proyecto. Además, permiten una integración armón ca con el entorno, evitando rupturas v sua es o térm cas, y favoreciendo e bajo mpacto ambienta de la cons rucción.

La ntroducc ón de caña guadúa y vidr o templado equilibra tradic ón y contemporane dad. La guadúa, por su resistencia y f exibilidad, es idea para estructuras ligeras que requieren adaptab idad s smica y rap dez constructiva, mientras que su estética imp a y orgánica aporta un carácter cá do y contemporáneo. E v drio templado se ncorpora estratégicamente en áreas que requ eren iluminación natura y transparenc a, generando una apertura visual hac a e paisaje sin romper con a nt m dad interior.

La te a de arc lla como remate de s stema de techado no so o protege la quincha de a lluv a, sino que aporta una imagen famil ar en e contexto rural serrano. Su peso, co or y textura completan un sistema constructivo coherente con el entorno y con los saberes constructivos ancestra es.

Así, la materialidad del proyecto no es so o un con unto de decis ones técnicas, sino una narrativa de ident dad, eficienc a y experiencia. Cada e emento está pensado para constru r atmósferas habitab es, sens b es al lugar, a las estac ones y a las memor as de qu enes han v vido por generac ones en estas t erras.

Madera de Eucalipto
Sobrecimiento depiedra
Mezcla de Quincha
Vidrio Templado
Adobe Teja de Arcilla

8.8.

EFICIENCIA

ENERGETICA Y AHORRO DE AGUA

El proyecto contempla un enfoque ntegra de gestión e ciente del agua, adaptado a las condic ones del entorno rura a toandino. Una de as estrategias c ave es el diseño de cubiertas nclinadas que recolectan e agua de lluv a mediante cana es integrados, permitiendo su conducción hacia áreas verdes y jardineras distr bu das en e con unto.

Este sistema pas vo aprovecha as precipitaciones estac onales s n necesidad de equipos mecán cos, reduciendo e consumo de agua potab e para riego. Las cub ertas, además de proteger os espac os nteriores, cump en así una dob e func ón al ntegrarse al cic o hídr co oca y favorecer la autosuf ciencia de equipamiento. Además educa sobre e valor del recurso hídrico en contextos rurales.

Las plantas benefic adas por este riego son especies nativas o adaptadas a c ma de lugar, o que reduce a necesidad de mantenimiento intensivo. Crea m croambientes sombreados, me ora a calidad de a re y refuerza a conexión visual con el pa sa e natura de Motil., o que refuerza e carácter autosostenible de proyecto a vincular arquitectura, eco og a y cuidado del recurso.

Pane es Fotovo ta cos Cana e as F uv a es

Además de s stema de captación de luvia, e proyecto p antea a instalación de reservorios o depós tos s mp es para a macenar e excedente, asegurando d spon b idad durante los periodos secos. Esta reserva podrá ut zarse en tareas de imp eza, riego manua o mantenimiento de zonas comunes.También contr buye a a autonomía hídr ca del proyec o en sintonía con e entorno.

E uso de agua tamb én se optimiza en los servic os hig énicos med ante grifería de bajo consumo y posib es baños secos en áreas de ba a demanda, evitando sobrecargar sistemas tradic onales de saneamiento. Estas decis ones no so o ahorran agua, sino que reducen el mpacto amb ental genera .

La implementac ón de estas med das perm te reforzar e compromiso amb ental del proyecto integrando soluc ones simp es, funciona es y rep cables que no so o protegen el recurso hídr co s no que fortalecen a re ación entre nfraestruc ura, paisa e y sostenibilidad en contextos rurales como e de Mot además de generar conc enc a ecológica tanto en visitantes como en la comunidad local que se benefic a de estos sistemas a largo p azo.

Como parte del enfoque sostenible de proyecto, se ha incorporado el uso de paneles fotovo ta cos para e abastec m ento energét co. Estos se insta arán en cub ertas estratégicas dentro de conjunto arqu tectónico, aprovechando la buena radiación so ar de a zona a toandina, dispon b e durante gran parte de año.

Esta medida busca reducir la dependenc a de fuentes convenciona es de energ a y garant zar el funcionam ento autónomo de áreas clave como los bungalows, el centro de interpretación y os espacios de comercio o servicios. La energía generada perm t rá cubrir neces dades bás cas como iluminación, carga de dispos t vos, vent ación e incluso refrigerac ón de productos oca es en temporada.

Además, a tratarse de una tecno og a limpia y silenc osa, su implementación no a tera a experiencia natura del ugar n interf ere con el entorno visual o acúst co. Esto refuerza la intención de proyecto de conservar la atmósfera tranquila y respetuosa del pa saje de Mo l.

E s stema otovoltaico también se a nea con los pr ncipios de tur smo responsab e, a mostrar un modelo repl cab e de nfraes ructura rura energéticamente efic ente. Esto puede tener un efecto educativo en los vis tantes y al mismo t empo forta ecer la imagen del proyecto como una ntervención consciente y actualizada.

Para a comunidad, e uso de paneles so ares representa una oportunidad de apropiarse de nuevas tecnologías s n comprometer su estilo de v da n sus práct cas tradic onales. A futuro, este t po de soluc ones podría extenderse a otras nfraes ructuras comunales como escuelas o puestos de sa ud, impulsando una trans ción energética desde o oca .

En términos operativos, se pr oriza un sistema de mantenimiento simp e, con componentes acces b es y fácil capac ac ón. As , se busca que a comunidad gestione d rectamente el funcionamiento del sistema, promoviendo autonom a técnica y sostenibil dad a largo p azo. No solo genera ahorro económ co, sino también mayor res iencia frente a nterrupciones del servic o e éctrico convenc onal.

8.9. GESTION DE RESIDUOS

La gestión de residuos sólidos en e proyecto responde a un enfoque ordenado y contextua , orientado a ev tar impactos negativos en el entorno natural y preservar a mp eza del espacio púb co. Para ello, se ha previsto la instalación de contenedores d ferenc ados en puntos estratég cos de recorrido: cerca de zonas de picn c, en la plaza princ pal, junto a punto gastronóm co y en as zonas de hospedaje.

Cada estación contará con contenedores para residuos orgánicos, norgánicos recic ab es y no rec clab es, deb damente seña zados con co ores e iconograf a comprensible para v sitantes loca es y externos. Esta clas f cación fomen a una cultura de separac ón en a fuente y fac lita e tratamiento poster or de os desechos, al neándose con pr ncipios de educac ón amb ental.

Los rec p entes estarán fabr cados con mater a es resistentes a la intemper e y se integrarán forma mente al d seño genera de con unto, sin afectar la armonía v sua de entorno. Además, se ubicarán en puntos sombreados o semiocultos para evitar ma os o ores y mantener e orden.

En complemento a s stema de contenedores, se ha prev sto un recorr do regu ar de recolector de residuos, en coord nación con as rutas ya ex stentes en el caserío. El d seño del proyecto perm te el acceso eventua de vehículos igeros de recolecc ón hasta puntos de acopio ntermedios, ubicados en zonas de menor pendiente y alejadas de as áreas de permanenc a.

Este recorrido estará claramente def n do en e plan de manten m ento del equipamiento, perm t endo que e reco o se rea ice sin interferir con la experienc a del v sitante ni generar conflictos con a circu ación peatona . De ser necesario, se podr a establecer una frecuencia semanal o quincena , según a demanda de uso.

Esta estrateg a ntegrada garantiza a imp eza constante del conjunto y promueve una lógica de responsabi dad compart da entre v sitantes, operadores y a comun dad local, favorec endo a sosten b idad del proyecto en e t empo y fortalec endo hábitos responsables de manejo de residuos en espacios naturales de uso públ co. Contenedo es

8.10. PAISAJISMO

El pa sa ismo en Mot se plantea como una estrategia integra que responde a as cond ciones de ecos stema de sierra media. En una zona expuesta a heladas, radiación so ar intensa y sue os empobrec dos, el uso de especies nativas no solo garantiza adaptabil dad, s no que act va procesos de regeneración eco óg ca en torno a proyecto.

Además de su función ambienta , e pa sa e actúa como conector entre o construido y o natural. El d seño incorpora recorridos, áreas de cu t vo y zonas sombreadas que fortalecen el v ncu o entre los usuar os y e terr orio, promoviendo una ocupación respetuosa y consciente del entorno altoand no.

Este enfoque permite que a arqu tectura no sea un e emento ajeno, sino parte de un ecos stema en equ libr o. E paisa e se convierte en nfraes ructura viva, que respira, se adapta y acompaña os procesos educat vos, soc a es y cultura es que se desarrol an en e ugar.

La arquitectura se integra a ecosistema como parte de un todo. E paisa e funciona como infraestructura viva que respira, se adapta y acompaña os procesos educativos y soc a es de ugar.

E uso de plantas med cinales, aromáticas y a imentic as permite que el pa saje no so o sea contemplativo, sino func onal y d dáctico. B ohuertos, fran as verdes y vegetación de borde enseñan sobre b odiversidad, soberanía a imentar a y el va or de las prácticas ancestrales en d á ogo con e presente.

Estas espec es act van a memor a co ect va y conectan el entorno natural con los aprendizajes cot d anos. La arqu tectura se integra a ecos stema como parte de un todo E paisaje func ona como infraestructura v va que acompaña os procesos educativos y soc a es del ugar. El paisajismo también genera un mpacto directo en e bienestar fís co y emoc onal de os usuar os. Espacios verdes b en diseñados reducen e estrés, mejoran el confor térmico y ofrecen zonas para el descanso y la contemplación.

Con ello, se fomenta una experiencia más sa udable, armón ca y sens b e a entorno En el caso de Mot l, e pa sa e no se mpone, s no que dialoga con a topograf a y os usos tradicionales de suelo. Se conv erte en una expresión de dentidad, memor a y sostenibil dad, transformando a equipam ento en una experienc a multisensorial enraizada en e erritor o.

La vegetación elegida parte de espec es prop as de ecos stemas andinos de sierra media, como el de Mot l. Se prior zó e qu shuar (Buddle a cor acea), el qu nu a (Poly ep s racemosa) y la taya, vegetación resistente que me ora el sue o y estabil za m croc imas. Estas plantas mantienen un equi brio ecológ co m entras preservan a memor a natural de entorno.

También se cons deraron espec es regiona es adaptadas como el sauco (Sambucus peruv ana), la muña (Minthostachys mo is) y la tara (Caesa p n a spinosa), valoradas por su uso medic na y aliment cio. Aportan variedad sensor a y se integran al pa sa e de forma coherente, con ba o requerimiento hídr co y alta resistencia a clima.

El uso de estas especies busca reforzar e vínculo con el territor o y reducir neces dades de mantenim ento. Se promueve as un paisa e func onal y simbó ico, donde a flora local se conv erte en parte activa de la exper enc a cotidiana de usuar o. Estas dec siones también fomentan una re ación sensorial más cercana entre la comunidad y su entorno natura .

En os recorridos y áreas de sombra se han selecc onado espec es a tamente adaptadas a c ima serrano, como el mol e serrano (Schinus molle), e aliso (A nus acum nata) y euca ptos de porte ba o. Estas especies soportan sue os secos, heladas y temperaturas var ab es, generando espacios frescos, sombreados y res ientes. Su presencia además enr quece la diversidad del pa sa e y aporta ident dad visual al entorno construido.

Además de su resistencia, estas especies aportan valor ambienta y simbólico. El mol e, por ejemp o, es considerado árbol sagrado en muchas comun dades and nas, m entras que el al so mejora a cal dad del sue o por su capac dad de f jar nitrógeno. Su presencia genera una atmósfera de arraigo y cuidado del entorno, fortalec endo vínculos con la naturaleza.

Este con unto vegeta mejora el m croc ma, regula la humedad y refuerza a imagen ecológica de proyecto. La vegetación no solo embe lece, s no que crea un diálogo armonioso entre o construido y o vivo, prop ciando b enestar f sico y emoc onal en los usuarios y potenciando e paisa e a toandino como parte integral de la arquitectura.

8.11. ATMOSFERAS Y SIGNIFICADO

La arquitectura propuesta busca provocar una exper enc a emociona que trascienda lo visual. A través de la luz tam zada, os son dos naturales y la textura de os mater a es, se genera una atmósfera que envue ve y acompaña e recorrido. Los a eros amp ios generan sombra protec ora, as cub ertas liv anas responden a clima con honest dad, y os patios nter ores se convierten en núc eos de resp ro y contemp ac ón. No se tra a de una arqu tectura que l ama la atención, sino de una que se deja descubr r con calma

Los recorridos se construyen a partir de una relac ón respetuosa con el entorno: no hay ímites duros entre lo ed f cado y e pa sa e sino transic ones suaves que perm ten a usuario ntegrarse progresivamente al lugar. Cada apertura está pensada para enmarcar v stas puntua es, orientadas a paisa e o hac a zonas de reposo y vegetación nat va La arqu tectura guía a mirada, pero también sug ere pausas, silenc os y momentos de introspección. E paso de un espacio a otro revela un r tmo propio del val e, hecho de sombras, a re fresco y luz que se fi tra poco a poco entre los muros.

E proyecto no busca imponerse sobre el territorio, sino coexist r con é desde a humildad de sus materiales y formas. Adobe, madera, p edra y barro son usados no solo por su bajo mpacto ambienta , sino por su capacidad de resonar con a memor a colect va del lugar. El conjunto no se presenta como una ntervenc ón a ena, s no como una prolongación de o que s empre ha estado a lí, como si el t empo lo hubiera depositado naturalmente.

Esta sens bilidad también se expresa en os deta es constructivos: los muros respiran, as cubiertas recogen el viento, y as sombras proyectadas definen a atmósfera interior. La arqu tectura se conv erte en una presencia si enc osa que transm te ca ma, respeto y continu dad cu tura . El s gnificado se construye a través de lo sensor a y lo s mból co, perm t endo al vis tante no so o comprender el lugar, sino tamb én sentir o, como si estuviera escuchando una histor a antigua contada por el v ento y las p edras.

La vegetación nat va y las v stas del val e se ntegran en cada dec sión espac a , reforzando una conex ón emoc ona con el entorno. As cada espacio invita al visitante a reencontrarse con la t erra, a memor a y el r tmo natura de Mot .

(carpintería)
Mirador PuntoGastronomicoLocal
ModulosdeComercio
SaladeExposicionesySensorial

La experiencia de los autores

In ciar un nuevo cic o académico en a carrera de Arquitectura y Urbanismo de a Universidad Nacional de Truji o s empre imp ica una mezcla de expectat vas, desafíos y mot vación. En esta ocasión, ba o a conducc ón del arquitecto Car os Barda es, el inic o del proyecto marcó un g ro significativo en nuestra forma de abordar el d seño, a ciudad y e campo. Más que una entrega académica, este proceso se conv rtió en una exper enc a format va profunda, en a que replan eamos nuestra manera de observar e entorno, leer las dinámicas urbanas en la rura idad y proponer so uciones desde una mirada cr t ca y sens b e.

Desde las primeras sesiones, el arquitecto Barda es nos impu só a salir del enfoque trad cional, cuest onar lo establec do y entender que la arqu tectura no so o responde a la forma y func ón, sino también a las neces dades soc a es, económicas y culturales del territor o. En este nuevo cic o, el proyecto propuesto no surgió de una idea cerrada, sino de d á ogo con el contexto, el aná isis colectivo y la exp oración de as prob emáticas rea es que se enfrenta en e ambito rural, una realidad que enmarca a escencia de cada proyecto que se ogró presentar en este ciclo académ co. Ramos Rob es Deker

La experiencia fue ntensa, exigente y, a a vez, enriquecedora. Hubo momentos de ncertidumbre, debates constantes y muchas reformulaciones. S n embargo, este proceso nos perm t ó reconocer que a arquitectura se construye en capas: desde e concepto, la investigación, a estrategia urbana, hasta la mater a dad y e detal e constructivo. Cada etapa se conv rtió en una oportun dad de aprendiza e y crecimiento.

Uno de los aspectos más enr quecedores fue a manera en que se ntegraron d st ntas escalas de anális s. El proyecto no solo partió de una necesidad arqu tectónica puntua , sino de una comprens ón sistémica del terr tor o.

Estud amos a historia de lugar, sus d námicas soc a es, sus f u os, su accesibil dad, sus confl ctos espaciales y sus potencial dades. Aprendimos a m rar e proyecto como parte de una red de relaciones urbanas comp e as, lo que ampl ó nuestra capac dad de pensar estratégicamente, más allá de lote o del edific o en sí.

En el proceso, también hubo espacio para a frustrac ón y a duda. Hubo momentos en os que las deas no fluían o los p anteam entos parecían no tener sent do.

S n embargo, estos momentos fueron clave para nuestro crec m ento, pues nos enfrentaron a a neces dad de reformu ar, de aceptar críticas y de volver a empezar cuantas veces fuera necesario.

Comprendimos que la arquitectura no es un camino lineal, s no un proceso terat vo de constante rev sión y me ora

A nive técnico, también fortalec mos nuestras habilidades de representación, modelado, investigac ón y síntes s. Pero más allá de lo écn co, lo que más valoramos fue e enfoque humano y sensible que atravesó todo el cic o. Se nos recordó constantemente que proyectar es también un acto ético y po t co; que cada espacio que diseñamos afecta la vida de las personas y que, como arqu tec os en formación, tenemos a responsab lidad de contr bu r a una ciudad más nc usiva, equitativa y sostenible.

En resumen, este nuevo proyecto académico significó mucho más que una entrega final o una nota en e expediente. Fue una experiencia formativa profunda que nos ayudó a redefinir e sentido de nuestra profesión. Nos enseñó a mirar con más pro undidad a rural dad, a pensar con mayor amp tud y a actuar con más conciencia.

Llatas Mendez Sara Brighit Sotomayor Rodriguez
Fernando Ca deron Gaspar
áv la S lva Sandra Pao a
Lázaro Ruiz, Yad ra Jackeline

Referencias bibliográficas

Centro Cultural Chamanga / Munich University of Applied Sciences + Portland State University + Atarraya Taller de Arquitectura + Opción Más. Recuperado de https://arquitecturapanamericana.com/centro-cultural-chamanga/

https://www.researchgate.net/publication/380074280 Apuntalar un proceso en marcha El Centro Cultural Chamanga como ejercicio de coproduccion espacial Underpinning an ongoing process The Chamanga Cultural Center as an exercise in spatial c o-production : https://www.labarraespaciadora.com/ddhh/sobrevivir-dos-veces/

https://revistas.ute.edu.ec/index.php/eidos/article/view/129

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