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Enclavamiento de la LIO en la incisión
Autores: Doctoras Camila J. Rojas Baquero, Monserrat Fiallos y Melissa Aray, residentes de SOF Oftalmología. Doctores Sebastián Basualdo y Leroy Didionisio, instructores quirúrgicos.
“Abordamos un momento clave dentro de la facoemulsificación: la colocación de la lente intraocular y su eventual enclavamiento en la incisión. Si bien esta complicación no es particularmente compleja para cirujanos avanzados, puede ser un reto para cirujanos menos experimentados. Se trata de una situación frecuente, aunque a menudo subestimada. Lo que debería ser una maniobra rutinaria puede, en cuestión de segundos, tornarse en una situación de estrés intraoperatorio que comprometa la integridad corneal, la posición final de la LIO e, incluso, el resultado visual del paciente”. Dra. Camila Rojas
La cirugía de catarata es una de las intervenciones más seguras y predecibles de la oftalmología moderna; sin embargo, su excelencia radica en los detalles. La colocación de la lente intraocular es uno de esos momentos clave, donde la precisión técnica puede marcar la diferencia en el resultado visual final.
Caso Clínico
Paciente femenina de 63 años de edad, con antecedentes de diabetes, acude a consulta por disminución de la agudeza visual con un año de evolución.
PALABRAS CLAVES: lente intraocular (lio), enclavamiento, complicación intraoperatoria, facoemulsificación.
Examen Oftalmológico
BMC: AO: Cornea clara, cámara anterior formada, TBUT 8, catarata nuclear N2, pupilas isocóricas con reflejos conservados, fondo de ojo sin particularidades.
AGUDEZA VISUAL SIN CORRECCIÓN:
Ojo derecho: 20/70. Ojo Izquierdo: 20/60
AGUDEZA VISUAL MEJOR CORREGIDA:
Ambos ojos: Esf +2,50 D – 20/30
PIO: AO 12 mmHg
A partir de este examen, se confirma la presencia de catarata bilateral. Se conversa con la paciente sobre el diagnóstico, sus opciones terapéuticas y se concluye que la facoemulsificación con implante de lente intraocular es la alternativa indicada para mejorar su calidad visual.
La paciente acepta el tratamiento propuesto y se procede con el cálculo de la lente, basándonos en la biometría ocular.
La longitud axial es de 22,70 mm en ambos ojos, con astigmatismo bajo. Tras realizar un promedio entre las distintas fórmulas biométricas, se decide implantar una lente intraocular de +22,50 dioptrías, comenzando el tratamiento quirúrgico por el ojo derecho.
En la cirugía se realiza una incisión de 2.4 mm con cuchillete de diamante. Se utiliza una LIO hidrofílica, que plegada tiene un ancho aproximado de 1.5 a 2 mm, con sistema de inyección manual.

En el procedimiento, la lente queda enclavada en la incisión. Al estar más del 50 % dentro del ojo, se decide avanzar la LIO hacia la cámara anterior en lugar de retirarla. Para maniobrar dentro del ojo con seguridad, se coloca viscoelástico a través de la paracentesis y, con un fórceps, se empuja la lente de forma lenta y controlada. Finalmente, se realiza un lavado exhaustivo del viscoelástico incluso por detrás de la lente para evitar aumentos de presión intraocular.



Seguimiento
En el control postquirúrgico de 24 horas, la paciente tenía la siguiente refracción: Se obtuvo un equivalente esférico de 0 del ojo derecho operado. La agudeza visual sin corrección fue de 20/20. Como única complicación postquirúrgica inmediata se presentó un leve edema corneal que duró 48 horas aproximadamente. Se programa la facoemulsificación operación del ojo izquierdo a los 7 días.
Autorefractometría Sin Dilatar:
OD: Esf: +0.50 Cil: -1.00 Eje: 26
OI: Esf: +2.75 Cil: -0,75 Eje: 91
Discusión
El enclavamiento parcial de la lente intraocular durante su inserción representa una eventualidad relativamente frecuente y clínicamente relevante que suele obedecer a factores operatorios específicos. Entre ellos, destacan la velocidad y uniformidad con la que se aplica presión sobre el émbolo del inyector, el ajuste preciso entre el calibre de la incisión y el sistema de inserción y la fricción que pueda generarse dentro del cartucho por deficiencias en la lubricación o alineación del lente. En situaciones como la presentada, la interrupción del avance del implante a mitad del trayecto puede estar vinculada tanto a una resistencia mecánica por adherencia intracartucho, como a una leve torsión de la lente intraocular durante su plegado.
Estas condiciones, cuando coinciden con una presión excesiva o poco controlada, aumentan el riesgo de distorsión del lente, traumatismo corneal o, incluso, fractura del sistema de inserción, especialmente si existen defectos estructurales inadvertidos.
La estrategia quirúrgica adoptada consiste en finalizar la implantación de la lente intraocular de forma controlada, protegiendo la cápsula posterior mediante la colocación de viscoelástico en el saco capsular. Esto permite crear un mayor espacio y amortiguar el avance de la lente, reduciendo el riesgo de lesión capsular. Se evita además la retracción o manipulación brusca del inyector, de acuerdo a las buenas prácticas actuales que buscan minimizar el daño tisular y preservar la integridad de la incisión quirúrgica.
La recuperación visual completa, junto con la ausencia de secuelas en el seguimiento inmediato, respaldan la idoneidad de la conducta quirúrgica adoptada. Este tipo de incidente resalta la importancia de extremar la vigilancia en los pasos previos al implante: desde la verificación del estado del cartucho y la correcta carga del lente, hasta la elección adecuada del sistema inyector conforme a las características del implante y del segmento anterior.
La utilización de un sistema precargado permite insertar la lente intraocular mediante una incisión menor, lo que favorece una menor posibilidad de atrapamiento en la incisión, menor astigmatismo inducido y un procedimiento quirúrgico más eficiente. Al evitar la manipulación directa de la lente, se minimizan los riesgos de contaminación y fallos técnicos, aumentando la seguridad global de la cirugía.
Es menester recordar que no todos los sistemas precargados son iguales. La familiaridad con el sistema que usamos y sus tolerancias son cruciales para anticipar y evitar complicaciones como el fallo en la apertura de la LIO o el enclavamiento. En cuanto a problemas en el despliegue de las LIOs, se hace indispensable tener un stock de repuesto disponible en el quirófano y la preparación para la conversión a un cartucho manual o la inserción bimanual si es necesario.
Conclusiones
- Es preferible usar un sistema de cartucho precargado (preloaded) en lugar de uno manual, ya que reduce el riesgo de errores durante la inyección de la lente intraocular.
- Es de suma importancia una preparación meticulosa preoperatoria, incluyendo la verificación del cartucho y la LIO, y la comprensión de la interacción entre la lente, el cartucho y la incisión.
- En cirujanos con menos experiencia, es recomendable ampliar ligeramente la incisión antes de insertar la lente, para evitar que se enclave o se detenga en el trayecto.
- Siempre colocar viscoelástico antes de manipular la lente dentro del ojo, y realizar un lavado cuidadoso al final para evitar aumentos de la presión intraocular.
- El criterio adoptado ante el enclavamiento fue el siguiente:
Si más del 50 % de la lente ya está dentro del ojo, empujarla con cuidado hacia la cámara anterior con ayuda de viscoelástico.
Si más del 50 % está fuera, es mejor retirarla con precaución y reintentar la inyección.
Bibliografía
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