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TRANSPORTE DE COMBUSTIBLES: ENTRE LA INCERTIDUMBRE Y LA ESPERANZA
TRANSPORTE DE COMBUSTIBLES:
ENTRE LA INCERTIDUMBRE Y LA ESPERANZA
Uno de los sectores que más reflectores mantiene sobre el conflicto entre Ucrania y Rusia es el de los energéticos y su cadena logística. Para México, a este escenario se le añaden factores internos que generan un entorno que oscila entre la incertidumbre y la esperanza de recuperar la productividad previa a la pandemia.
E
l posible aumento en el precio del crudo y el gas natural por el conflicto bélico ha hecho eco en la estimación de los ingresos y gastos públicos del sector energético, que se vio reflejado en el Paquete Económico 2023.
Por un lado, la ILIF 2023 estima el precio del petróleo en 68.7 dólares por barril (dpb) y una producción de 1,872 miles de barriles diarios (mbd) (superiores a los estimados en la ILIF 2022) pero, por el contrario, consideran un precio del petróleo inferior al del cierre del 2022. Tales estimaciones muestran cautela y optimismo al mismo tiempo, según expertos en el sector energético.
Estimar el precio del petróleo inferior al del cierre en 2022 representaría una disminución de 15% en los ingresos petroleros para 2023. Lo anterior es producto, por un lado, de una disminución en los excedentes petroleros y, por otro, de que se asume una recaudación positiva por IEPS a gasolinas, suponiendo que los estímulos fiscales a estas desaparecen. Sin embargo, a septiembre 2022, dichos estímulos persisten, con la justificación de que forman parte de la política para proteger el poder adquisitivo de los hogares mexicanos.
Ante la postura de mantener los subsidios a las gasolinas para evitar el aumento en los niveles de inflación y ante la alta probabilidad de un aumento en el precio del petróleo, podríamos esperar nuevamente una presión sobre las finanzas públicas y el reducido espacio fiscal para 2023, según han manifestado analistas de la agencia Moodys, mediante diversos comunicados.
Por otra parte, el presupuesto del sector energético en 2023 asciende a 1 billón 122 mil millones que representa el 13.5% del total y el cual sorprende con una reducción de 1.9 por ciento.
Para Edgar Martínez Chavero, presidente del Comité de Hidrocarburos de CANACAR, los indicadores del consumo de hidrocabruros son los que realmente impactan en la estrategia para recuperar la productividad de las 250 empresas afiliadas a la cámara que prestan el servicio de transporte a Petroleos Mexicanos y a todos los grupos importadores y expendendedores de combustibles en el país.
Para este sector, el año 2022 representó un atisbo de recuperación. Fue a finales del tercer trimestre del año cuando los transportistas de hidrocaburos empezaron a recuperar los niveles de productividad previos a la pandemia: “a partir de agosto (2022) empezamos a movilizar entre 18 y 20 millones de barriles por mes, entre gasolinas, diésel, turbosina y combustoleo.

Eso se tradujo en que empezamos a darle más movilidad a ciertas partes de las flotas que habían reducido sus recorridos por la pandemia. Estos indicadores representan solo la atención que le brindamos a Pemex Logística”, indica Chavero.
La precisión del cliente es importante, ya que las 250 empresas transportistas también surten el combustible que importan y comercializan otros competidores gasolineros principalmente. “A nivel nacional el Comité de Hidrocarburos de CANACAR cuenta con alrededor de 7,000 unidades, con capacidad de carga que va desde los 20,000 hasta los 62,000 litros”.

Para Martínez Chavero, la mayor certeza que puede tener el país de que contará con el suministro suficiente de hidrocaburos en 2023, está en la buena relación y entendimiento con los transportistas que reciban del Director de Pemex, Octavio Romero, así como del Director de Pemex Logística, Javier González. “Nuestro grupo tiene la capacidad suficiente para suministrar los combustibles que demanda la población, los grupos aeroportuarios y las industrias. Aquellos casos aislados de escazes obedecen a cambios regulatorios o planeación de parte de quien controla la molécula”, explica Martínez.
Otro elemento que añade el empresario, en torno a la evolución del desempeño logístico de los energéticos para 2023, será el poder adquisitivo de los mexicanos, lo que obliga a observar con detenimiento el comportamiento de la inflación.
“Sabemos que noviembre, diciembre y enero son meses que generan un alza de hasta 12% en el movimiento de combustibles. Y son los meses de febrero y septiembre cuando más disminuye la demanda.
Si la inflación sigue una tendencia alsista es posible que las estimaciones de movimiento se muevan a la baja, lo que se traduciría en una recesión y ese es nuestro peor escenario, pero vemos con ánimo que más bien el sector podrá alcanzar un aumento de hasta un 6% en los niveles de productividad reportados ya en el cierre de 2022”, explica el directivo.