TAN NEGRO COMO ALETARGADO...
Maestro Javier Acosta Serrano TAN NEGRO COMO ALETARGADO... DOJO: (del japonés) Academia o escuela Frecuentemente escuchamos decir que determinado CINTA NEGRA que no asiste a sus prácticas de DOJO es buen individuo, cuenta con espíritu indomable pero tiene mucho trabajo que no le permite seguir aprendiendo, es un hombre ocupado. Rara vez concordamos con esa forma de enfrentar el problema: siempre pensamos que es una benevolencia errónea, que daña al gremio y hace mal al el resto. Sencillo es decir “YO SOY CINTA NEGRA” y desentenderse de lo demás. ¿Qué sucedería si todos actuáramos igual? ¿Si a la hora de las prácticas siempre estuviéramos viendo televisión, de fiesta, leyendo, con amigos o durmiendo? A estos CINTAS NEGRAS tan buenos se deben esas organizaciones anémicas que a duras penas llenan los principales puestos para funcionar, que en medio de un general e inevitable aburrimiento
arrastran una vida marcial penosa y lamentable. Para ser CINTA NEGRA no basta un certificado, es necesario arder a diario en la llama de la acción y la militancia. Esos CINTAS NEGRAS muy buenos aniquilan la base del arte marcial y ya se sabe que la grandeza del arte marcial radica en su base, es decir, en sus practicantes, en cada uno de nosotros. Así la el arte marcial no progresa, no se fortifica, así no cumple con su deber. En cuanto al CINTA NEGRA si no asiste no puede vibrar con nosotros, no siente el ímpetu de la vida del DOJO, perceptible o no pero real y verdadera. ¿Qué mensaje se envía? ¿Qué interés? ¿Qué estimulo pueden sentir el maestro o los demás practicantes que concurren regularmente?. Se podrá llamar CINTA NEGRA pero no se puede serlo sin asistir a las prácticas. Pero hay más; no se puede ser CINTA NEGRA si no se integra al CUERPO MENTAL y al plano espiritual del Dojo. Cuando el maestro dice “ATENCION PIES
JUNTOS” se crea un cuerpo mental colectivo que nos envuelve a todos. Es entonces cuando la fraternidad, nos abraza, palpita, se humaniza, nos libera y nos une. Nos libera del lastre de la vida diaria, de las fuerzas negativas que actúan en nosotros mismos y nos une en un plano superior de bondad, de fraternidad, de igualdad, de tolerancia, de superación, es decir, nos une y eleva a un nivel que no se puede alcanzar en otros lados. Esta emoción no la puedo sentir yo ni nadie si estoy sentado en mi hogar, leyendo, de fiesta, con amigos o durmiendo entre otras cosas. Si desconocemos cómo opina el Dojo sobre determinado problema, si no nos formamos en a fuego, si no conocemos el manejo del arte marcial, ¿cómo vamos a influir sobre quienes debemos influir? Se dice siempre que no deben traerse al DOJO las pequeñeces que nos separan de la vida cotidiana, pero si se deben llevar hacia afuera la comprensión, la tolerancia, el respeto, la fraternidad que prevalece en nuestra convivencia. ¿Cómo
22