Un arma no debe Un arma no debe

estaba preparado para todo y que él también estaba dispuesto a morir. Sabía que eso significaba que era una persona peligrosa y que ambos podían morir en este duelo. Entró en pánico y se sintió abrumado por el miedo a la muerte. El esgrimista vagabundo se disculpó inmediatamente ante el maestro de la ceremonia del té y declinó el duelo.

Esta es una historia maravillosa que se ha contado en las escuelas de esgrima durante siglos. El maestro de la ceremonia del té, aunque nunca entrenó artes marciales, mostró la principal cualidad de una persona peligrosa. Un hombre peligroso está dispuesto a ser herido para herir a la otra persona y está dispuesto a morir para matar. Para aclarar, si el único objetivo que tienes es destruir a tu enemigo, eres peligroso. Si en el transcurso del combate te preocupa más tu propia seguridad que la victoria, se te considera una víctima. Estar preparado para morir da a cada persona una ventaja durante el combate, porque incluso un adversario muy agresivo dará probablemente un máximo del 90% de sí mismo en el combate; el 10% restante es lo que queda por miedo a la supervivencia.