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Grandes Maestros

Grandes Maestros

Para comprenderlo plenamente, utilizaremos otra famosa leyenda japonesa que es ineludible cuando se aprende el arte marcial del kenjutsu.

La ceremonia del té y el kenjutsu

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Hay una vieja historia que se cuenta a menudo en los dojos...

Un día, hace muchos años, un maestro de la ceremonia del té fue retado a duelo por un joven esgrimista vagabundo que ansiaba tener la reputación de un notable y peligroso espadachín. El maestro de la ceremonia del té no sabía casi nada de esgrima, así que visitó a su amigo, que era un famoso maestro de la lucha con espada, para pedirle consejo. Su amigo le escuchó y le dijo que, debido a su situación social, es decir, a la vergüenza familiar del maestro de la ceremonia del té, no podía rechazar el duelo y que probablemente moriría. Además, le dijo que no tenía tiempo suficiente para practicar y aprender la habilidad ken jutsu y que no estaba seguro de si podría ayudarle en algo. El maestro de la ceremonia del té le pidió consejo para evitar ser avergonzado durante el combate.

El maestro de esgrima sintió lástima por su amigo, así que aceptó su petición de darle algunas instrucciones básicas. A cambio, le pidió que le preparara un poco de té por última vez. La ceremonia japonesa del té es en su mayor parte estilizada y cada movimiento se realiza de acuerdo con un estricto conjunto de reglas. Los maestros de este arte son muy apreciados por su disciplina mental y su calma. El maestro de la ceremonia del té aceptó y se puso manos a la obra. En cuanto el maestro empezó la ceremonia, inició el ritual con una mentalidad relajada y se olvidó de todos sus problemas.

Su cuerpo se relajó y su conciencia se calmó y se aquietó como el agua profunda. Su amigo, que le observaba atentamente, gritó de repente: "¡Sí! Hay una manera. Actúa como lo estás haciendo ahora. No hay necesidad de practicar. Cuando empiece el duelo, levanta la espada por encima de la cabeza e imagina que estás preparando té. Una vez que él ataque, cierra los ojos y corta con fuerza. Ambos moriréis, pero será hermoso. Será una muerte magnífica y valiente en la que no te deshonrarás".

A la mañana siguiente, el maestro de la ceremonia del té hizo todo lo que le habían dicho. Cuando llegó al lugar indicado, despejó su mente de todo pensamiento de supervivencia y comenzó a atarse las mangas con calma. La tradición era que, si el samurái tenía algo de tiempo libre antes del combate, se ataba las mangas del kimono para que no le molestasen durante el combate. Esta acción se denomina tasuki. Por ello, llevaba un trozo de cuerda en una de sus mangas. Lo hacía con total tranquilidad, como si estuviera celebrando la ceremonia del té.

Luego cogió sin miedo su espada, en paz con su situación y dispuesto a morir. Dirigió una mirada tranquila hacia su oponente. Esperó su ataque completamente tranquilo y sin miedo a la muerte, reconciliado con su destino. Su oponente, el esgrimista vagabundo, después de estar observándole todo el tiempo desde que llegó, se quedó atónito. Esperaba miedo, confusión y pánico por parte de su oponente. Inmediatamente comprendió que el maestro de la ceremonia del té

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