Julio-Agosto 2025

Page 1


¿Y

si tu vida fuera una llamada? No una llamada cualquiera, sino una invitación personal a descubrir quién eres y para qué estás en este mundo. Eso es la vocación: mucho más que una carrera, una ocupación o una meta. Es una historia de amor entre Dios y cada persona: a quien Dios ama, Dios llama y Dios envía, Dios quiere que seamos felices. No tenemos una misión en esta vida, ¡Cada uno de nosotros es una misión!

Don Bosco lo entendió desde el inicio. Él no solo quería formar buenos ciudadanos, sino jóvenes capaces de escuchar a Dios en el corazón y responder con libertad. Su vida fue un constante “arte de convocar para la vida”, sembrando esperanza en quienes lo rodeaban, acompañando

Hoy, más que nunca, necesitamos redescubrir esa cultura vocacional. En un mundo lleno de prisas, presiones y falsas promesas de éxito rápido, hablar de vocación es abrir un espacio donde cada joven pueda preguntarse: ¿Qué quiere Dios de mí? ¿Dónde puedo amar más y servir mejor?

La cultura vocacional no busca imponer caminos, sino abrir horizontes. San

Francisco de Sales lo decía con claridad: “Haz todo por amor, y nada por la fuerza”. Por eso, nuestra tarea como Familia Salesiana es crear ambientes donde cada persona se sienta mirada con ternura y acompañada, de esta manera hacemos vida el aguinaldo de este año: “Anclados en la esperanza, peregrinos con los jóvenes”. Llevar esperanza es ayudar a los otros a descubrir el sentido de su vida.

Esta edición del Boletín Salesiano quiere ayudarte a mirar tu vida como una llamada que merece ser escuchada.

claves que te inspirarán a redescubrir tu vocación o a acompañar la de otros.

Porque todos, jóvenes o adultos, estamos llamados a algo grande: vivir con alegría, servir con pasión, y hacer de nuestra vida un regalo para el mundo. Este regalo sólo es posible si abrimos nuestra vida a Cristo, como tengas miedo de Cristo, él no quita nada, él lo da todo…en él encontrarás la verdadera vida!”

Y como nos recordó el Papa Francisco: “Tu vida no es un mientras tanto… es el ahora de Dios”.

Desde sus primeros

intuyó que su misión no se limitaba a cuidar a los jóvenes, sino a convocarlos a descubrir su vocación. Esta convicción, que marcó toda su vida, continúa hoy como una urgencia pastoral para quienes queremos acompañar a las nuevas generaciones en el arte del discernimiento.

El padre Luis Corral, nos recuerda que Don Bosco no fue solo un maestro de oratorio, sino un auténtico cultivador de vocaciones, de esas que nacen en la vida cotidiana, se alimentan cuando hay un entorno educativo y afectivo que las impulsa.

Una llamada libre

Para Don Bosco, Dios llama con libertad. El joven es libre de responder o no, pero también es responsable de buscar con seriedad el proyecto de vida que Dios le propone. Desde la experiencia personal de sueños, dudas, amistades y acompañamiento, Don Bosco fue descubriendo su camino. Y así quiso ayudar también a sus muchachos: no imponiendo,

En este proceso, acompañante espiritual, como lo fue para Don Bosco el padre Cafasso. Esta mediación se vuelve esencial también hoy para ayudar a los jóvenes a interpretar su historia, descubrir sus dones y discernir su vocación.

En tiempos en que la cultura del descarte y la inmediatez amenazan el sentido profundo siendo válido: crear espacios donde los jóvenes puedan escucharse a sí mismos, a Dios y a otros que los animen a soñar.

Testigos que inspiran

“Recordemos que regalamos un tesoro a vocación”, escribió Don Bosco en su testamento espiritual. Esta convicción se vuelve hoy un llamado urgente: necesitamos testigos que inspiren con su vida, que sepan escuchar, acompañar, corregir con cariño, proponer con

BSCAM

Hoy, la pastoral vocacional es una misión compartida. Cada educador, catequista, animador, cada joven que ya ha encontrado su vocación puede ser una chispa que enciende la inquietud en otro corazón.

Las claves para animar vocacionalmente al estilo de Don Bosco basados en su

• Proponer tiempos de oración, en lenguaje juvenil, que ayuden a interiorizar y discernir.

• Cuidar el sacramento de la Reconciliación como espacio de escucha, crecimiento y encuentro con Dios.

• Apostar por el acompañamiento personalizado, especialmente en momentos clave del desarrollo.

• Fomentar grupos donde se viva la fraternidad, la misión y el compromiso como expresión de una vocación.

Ser una comunidad que convoca, que vibra con la esperanza, que sueña con Dios y con los jóvenes.

Don Bosco no solo creyó en las vocaciones: sembró la libertad del joven. Hoy, su espíritu nos empuja a seguir convocando.

La vocación, un camino de esperanza

El 19 de marzo de 2025, desde el Policlínico Gemelli, el papa Francisco firmó su último mensaje para la 62ª Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones. Hoy, tras su partida a la Casa del Padre, estas palabras resuenan con más fuerza y profundidad, como un legado espiritual que interpela a toda la Iglesia.

El papa Francisco nos invitó a ser peregrinos de esperanza, hombres y mujeres que entregan su vida como respuesta generosa al llamado de Dios. Reconocía los desafíos que enfrentan los jóvenes: el ruido del mundo digital, la incertidumbre ante el futuro, el dolor causado por la injusticia y la guerra. Y, sin embargo,

afirmaba con convicción que cada vocación, laical, consagrada o sacerdotal, es una semilla de esperanza que Dios planta en el corazón humano.

Animó a crear espacios de discernimiento, silencio y acompañamiento; a mirar con ternura a quienes buscan su camino. Y a los jóvenes les recordó que su vida no es un “mientras tanto”, sino el ahora de Dios.

Hoy, su voz sigue viva, Francisco creyó con pasión en una Iglesia fecunda, llena de vocaciones, que anuncian con alegría que seguir a Cristo vale la pena sin importar la vocación que se elige.

Imagen generada con IA con ChatGPT/DALL-E, inspirada en: Nino Musio Ilustración por freepik

La cultura vocacional desde la mirada de san Francisco de Sales: un

camino de amor, libertad y confianza

Hablar de vocación es hablar de un Dios que ama, que llama y que espera una respuesta libre. Esta comprensión profundamente humana y espiritual de la vocación encuentra un fundamento sólido en el pensamiento y espiritualidad de san Francisco de Sales, fuente de inspiración de san Juan Bosco. A más de 400 años de su legado, su visión sigue iluminando el modo de acompañar a los jóvenes en la búsqueda del el descubrimiento de su misión en el mundo.

Una vocación nacida del amor

San Francisco de Sales no entendía la vocación como una carga impuesta o una obligación moral, sino como una respuesta amorosa a un Dios que ama primero. En su introducción a la vida devota, escribe: “La devoción no destruye nada, sino que lo perfecciona; y por eso, si eres una persona dedicada a los negocios, busca la devoción en tus ocupaciones”. Para él, la vocación no se limita al convento ni al altar: toda persona, en cualquier estado de vida, puede y debe vivir su vocación como un camino de santidad.

Esta visión amplia y profunda de la vocación es esencial en la cultura vocacional salesiana, que no busca “enlistar” sino despertar corazones al amor de Dios y al servicio de los demás. Como Don Bosco, san Francisco de Sales cree que la vida devota y vocacional está al alcance de todos, y que Dios llama en propia historia.

Uno de los aspectos más actuales de san Francisco de Sales es su respeto radical a la libertad personal. Él sabía que el amor verdadero no se impone, se propone. Por eso, invita a vivir la vocación desde una decisión libre, informada y serena. En sus cartas y acompañamientos espirituales, insiste en que cada alma tiene su camino, y que Dios no quiere forzar, sino conquistar con ternura.

Esta visión es especialmente valiosa hoy, cuando muchos jóvenes viven presionados por elegir rápido, por no fallar, por cumplir expectativas externas. En ese contexto, la cultura vocacional debe ofrecer un espacio seguro, donde el joven pueda preguntarse con honestidad y sin miedo: ¿Qué quiere Dios de mí? ¿Dónde y cómo puedo amar más y mejor?

Acompañar con paciencia y dulzura

San Francisco de Sales fue maestro del acompañamiento espiritual. Su estilo no era rígido ni autoritario, sino profundamente humano y misericordioso. Famosa es su frase: “Se cazan más moscas con una gota de miel que con un barril de vinagre”. Esta pedagogía de la dulzura fue asumida plenamente por Don Bosco y hoy sigue siendo un pilar del acompañamiento vocacional salesiano.

En una cultura vocacional inspirada por san Francisco de Sales, el acompañamiento es clave. No se trata de

empujar decisiones, sino de caminar junto al joven, con fe en su libertad, con escucha activa y con amor paciente, sabiendo que el Espíritu de Dios actúa en lo profundo. Nos invita a vivir una espiritualidad del corazón, donde la vocación no es un plan frío, sino una historia de amor concreta entre Dios y cada persona. Esta espiritualidad es especialmente necesaria en nuestros tiempos marcados por la

Hoy, la cultura vocacional necesita mantener la mirada de san Francisco de Sales: una mirada que confía en los jóvenes, que cree

en su capacidad de entrega, que propone sin imponer, que ama con paciencia y anima con esperanza.

El eco salesiano

San Juan Bosco no eligió por casualidad a san Francisco de Sales como patrono de su obra. En él encontró un modelo de bondad,

jóvenes. En tiempos de grandes desafíos para la pastoral vocacional, volver a san Francisco de Sales es beber de una fuente clara y profunda, que nos enseña que toda vocación nace del amor, se discierne en libertad y se vive con

de la mansedumbre: “Haz todo por amor, y nada por la fuerza”. Y ese es el corazón de toda auténtica vocación.

SAN FRANCISCO DE SALES FUE MAESTRO del acompañamiento espiritual. Su estilo no era rígido ni autoritario, sino profundamente humano y misericordioso.

Fotografía por ComunicacionesPérezZeledó n

La animación y el acompañamiento vocacional, es un camino que ayuda a cada joven a descubrir lo que Dios sueña para su vida. A través de experiencias alegres, en comunidad y con libertad, se invita a escuchar con el corazón, a hacer silencio, a preguntarse por el sentido de

la vida y a tomar decisiones que llenen su historia. Ya sea como laico, consagrado o sacerdote, lo importante es responder con valentía y alegría a la misión que Jesús propone.

Este acompañamiento se da a lo largo de la vida, aunque se enfatiza especialmente en la juventud, cuando se deben tomar las primeras decisiones: por ejemplo, elegir qué especialidad de bachillerato estudiar y, más adelante,

Exploración constante

En la búsqueda de la vocación, la perseverancia es clave. El padre Miguel Ángel García Morcuende, ex consejero general para la Pastoral Juvenil, propone este comparativo: “Tal vez muchos no saben que los buscadores de petróleo tienen que excavar un promedio de 247 pozos para encontrar uno que les resulte rentable. Y no se desaniman por su cadena de fracasos. Siguen buscando, porque saben que

un solo pozo fecundo vale la larga serie de búsquedas estériles. ¿Y una vocación cristia na? ¿Valdrá menos que un pozo de petróleo? ¿Y un corazón salesiano? ¿Será menos renta ble? No debemos desanimarnos en nuestra tarea vocacional, consistente en obtener por todos los medios adecuados que otros conoz can, amen y sigan al Señor Jesús”.

Boletín Flash – BSCAM

qué carrera universitaria cursar. Además, en la adultez, el animador vocacional acompaña en momentos de cambio, de búsqueda de un nuevo propósito y en la que se está tomando hacia el futuro.

Ser acompañado aporta aspectos, desde el discernimiento, que ayuda a idenqué camino se adapta mejor a las características y talentos

Plan vocacional

de cada persona, hasta la entrega de información, orientación y apoyo para resolver dudas y tomar decisiones acertadas.

Asimismo, otro de los beneemocional para gestionar lo que se está sintiendo, ya sea frustración y enojo o felicidad e ilusión. Esto también conduce al bienestar espiritual, ya que el acompañamiento ayuda a profundizar la relación con Dios y a discernir la llamadacios trabajan en conjunto para elegir aquella vocación que dé sentido a la vida y, por ende, genere satisfacción personal.

Antes de cualquier decisión específica, es necesario que el animador y acompañante vocacional ayude a cultivar un terreno fértil, llamando a la acción. Don Bosco encarnó a la perfección esta llamada, llevando a la práctica lo que decía el padre Juan Frassinetti: “En los asuntos que importan (las vocaciones), confiémoslos a Dios, como es deber, que Él proveerá; pero entretanto no omitamos hacer todo lo que sea posible”. Para efectuar esas posibilidades existen componentes fundamentales que constituyen la base para cualquier planteamiento vocacional formal. Por ello, es preciso fomentarlos. Entre ellos se destacan:

• La gratitud: Reconocer la vida y los propios dones como un regalo.

• La apertura a lo trascendente: La capacidad de mirar más allá de lo inmediato y material.

• El cuestionamiento vital: La valentía de preguntarse por el sentido de la propia vida.

• La disponibilidad: Una actitud interior de apertura a la voluntad de Dios.

• La confianza: Tanto en las propias capacidades como en la bondad de los demás.

• La capacidad de soñar y anhelar: No conformarse con lo común y aspirar a grandes ideales.

Todo animador vocacional no debe perder de vista que es un servidor para el futuro de la juventud. Lo principal es que los jóvenes descubran dónde Dios los quiere y los sueña.

• El asombro ante la belleza y el altruismo: Dejarse tocar por el bien y desear contribuir a él.

Estos elementos constituyen el fundamento sobre el cual el joven puede edificar una respuesta vocacional sólida.

Por tanto, el animador vocacional acompaña a la persona para estructurar las respuestas a una llamada personal para amar y servir. Ayudar a asumir esta búsqueda con seriedad es el primer paso para construir una vida auténtica, feliz y próspera. Como decía Don Bosco: “Dios te ve, te conoce, te ama, y tiene un plan maravilloso para ti”.

Ilustración por Creativeman

Unmensaje de texto o el sonido del celular; alguien toca nuestro hombro o la puerta de nuestro hogar… Estas situaciones, y muchas más, nos hacen reaccionar y provocan una respuesta. Precisamente, para suscitar una respuesta es necesario algún tipo de llamada que capte nuestra atención, que nos mueva o nos invite a realizar una acción.

No podemos negar que toda llamada tiene en sí misma un tono de sorpresa y asombro que despierta nuestra curiosidad. Existen diversas llamadas: desde la invitación de un amigo para compartir un momento de

diálogo, hasta aquellas que cambian completamente nuestra vida —ya sea positiva o negativamente—, como la propuesta de un nuevo empleo o la noticia de que serás padre

toda llamada implicará una respuesta, en la cual se acepta o se rechaza la invitación o la propuesta que dicha llamada ha hecho a nuestra existencia.

Pero hay llamadas que, además de ser impactantes, llenan el corazón de alegría, especialmente las que provienen de personas que amamos o de situaciones que implican una

NO ESTOY HABLANDO ÚNICAMENTE DE UNA RESPUESTA a la vida consagrada. El Señor también nos puede llamar a ser padres de familia, a liderar un grupo dentro de la Iglesia o en la sociedad.

Fotografía por Comunicaciones

buena noticia. Y existe una buena noticia por excelencia: Jesucristo, su vida y su Palabra, como una propuesta que inquieta y motiva acciones concretas.

Convocados de diferentes formas

La llamada de la Buena Nueva de Jesucristo la podemos percibir de muchas maneras: cuando sentimos el impulso de ayudar a alguien, cuando buscamos la justicia, cuando queremos vivir en la verdad, cuando promovemos la vida. Estas y otras propuestas del Evangelio nos invitan a optar, y si optamos por la realización del Evangelio, siempre dejará en nuestro corazón algo profundo. Ese sentimiento lo podemos relacionar con satisfacción y alegría, pero no con una alegría pasajera, sino con una alegría que sabe a plenitud, a la realización.

En algunos casos, podemos experimentar la llamada de Jesús como una invitación parti-

llamada puede implicar la toma de decisiones personales que requieren mayor tiempo para poder responder, ya que la invitación que recibimos del Señor exige un grado de compromiso mayor que la cotidianidad de la vida cristiana. Por eso, se hace necesario buscar el tiempo, las personas y los medios adecuados para pensar en la respuesta que vamos a dar.

No estoy hablando únicamente de una respuesta a la vida consagrada. El Señor también nos puede llamar a ser padres de

o en la sociedad, o incluso a tomar decisiones difíciles, como terminar con una situación que nos quita la paz.

Entre estas llamadas, por supuesto, también está la propuesta de seguir la vida de Jesús al estilo de la vida consagrada. Y, como en todos los casos anteriores, esto demandará

que cada uno se tome el tiempo necesario para dar una respuesta, teniendo en cuenta que somos libres de responder positiva o negativamente a cada invitación.

Llamadas que marcan la vida

Hay que tener en cuenta que las llamadas de Dios, a través de la persona de Jesús o la acción del Espíritu Santo, muchas veces nos asustan y nos causan temor. No porque se nos pida algo que pueda hacernos daño, sino porque se nos invita a tomar decisiones que afectan toda nuestra vida y nos sacan de un espacio de confort en el que creemos estar bien. Pero la resistencia a dar una respuesta puede deberse a nuestra propia fragilidad humana o a una trampa espiritual que nos lleve a responder negativamente a una propuesta vocacional, en cualquier estado de vida cristiana.

Todos, en algún momento de la vida, recibimos una llamada de Dios para una tarea particular. Muchas veces no nos percatamos

han recibido una llamada así. Pero desde el momento en que nacemos somos llamados a la vida; luego, a través del bautismo, somos llamados a la fe; y, en la vida adulta, se nos invita a optar por el estilo de vida que queremos vivir, de acuerdo con la llamada universal de la Buena Nueva de Jesús.

La diferencia de la llamada de Dios, en comparación con otras, es que la propuesta que nos hace el Señor nos lleva a alcanzar la versión más plena de nosotros mismos. Nos permite desarrollar de manera óptima los dones que hemos recibido, y estos se mani-

Entonces brota en cada uno la gratitud por la invitación hecha por Dios y la profunda alegría de haber sido llamados.

Examinando

las vocaciones bíblicas de Abraham (Gn 12,1-4), Moisés (Ex 3,1-12) y Samuel (1Sm 3,1-21), y muchas otras, podemos concluir lo siguiente: Ante una situación de peligro, esclavitud, pecado, o gran necesidad, Dios que ama a los seres humanos, interviene para salvar y liberar. Se trata de una iniciativa divina.

Para ello Dios llama a una persona humana, de por sí indigna, para que sea su profeta, su representante, su mediador de salvación, su colaborador, o instrumento de su gracia.

En realidad, Dios tenía escogida a esa persona desde siempre, para que formara parte de su plan de salvación.

Para la persona elegida, resulta inesperada la llamada. No es algo que se haya deseado, o sea del agrado de la persona, o que se haya solicitado previamente; más bien la llamada asusta e incomoda.

Pero se trata de una persona de Fe porque en algún momento ha tenido lugar un encuentro personal con Dios, una experiencia religiosa, que deja muy claro quién es Dios en cuanto Dios (su grandeza, poder, bondad, amor...) y quién es uno mismo en cuanto criatura. De ahí surge hacia Dios una actitud básica de concreta. La misión siempre supera las capacidades humanas del elegido.

Fotografía por Comunicaciones PMA

Vocación al amor

La vocación al amor como discípulo de Jesús significa darse: buscar afectiva y efectivamente el bien de la persona amada. “No es bueno que el hombre esté solo” (Gn. 2,18). Para amar hay que vivir en comunidad, en familia. Solo así somos imagen de Dios-Amor, de Dios que es comunidad de amor: Padre, Hijo y Espíritu Santo.

Por eso, normalmente, la vocación de todos al amor, se puede vivir de dos maneras:

En el matrimonio entre hombre y mujer, para ayudarse mutuamente y procrear otros hijos de Dios. Se trata de la familia natural.

En el celibato consagrado a Dios. Consagrándose a Dios a tiempo completo para servir y amar a los seres humanos, como Cristo amó a su Iglesia. Aquí la familia de uno es la comunidad religiosa, eclesial o parroquial.

Calculo que el 99% de los cristianos son llamados a vivir la vocación al amor y a la santidad a través del matrimonio. Esto significa que, entre los cristianos, uno entre mil es llamado a la vida consagrada o sacerdotal.

No esperes a que se te aparezca un ángel para decirte cuál es tu vocación. Escucha la Palabra de Dios, haz oración, consulta a creyentes que te conocen bien y te aman.

La misión supone para el elegido, ruptura con su esquema mental anterior, con su cultura, con sus seguridades (país, tierras, familia, propiedades, negocios, amigos, etc.).

Se enfrenta ahora con lo desconocido, con lo incierto e inesperado.

DIOS LLAMA EN DIVERSAS ETAPAS

DE LA VIDA. Ni siquiera el pecado del hombre hace desaparecer la llamada de Dios.

lucha interior que provoca objeciones a la llamada divina. Las objeciones son del tipo siguiente: Soy un pecador, soy indigno. Me siento incapaz de llevar a cabo esa misión.

Dios responde a las objeciones con estas o semejantes palabras: "No temas; yo estaré contigo".

No se descarta una objeción ulterior del tipo "mejor envía a otro y no a mí'. Ante lo cual,

Yahveh Dios hace prevalecer su autoridad.mente y con generosidad: disponibilidad total para la misión encomendada.

La persona que es llamada nunca anuncia aquello que está a su altura, sino algo que no supera y que él no comprende.

No faltará en el trayecto posterior la tenta-cultades que a veces parecen insoportables.

Dios constantemente.

vocación posibilitará verdaderas hazañas y logros impensables. El elegido resulta promovido como nunca hubiera soñado; alcanza un desarrollo personal al que nunca hubiera podido llegar si se hubiera aferrado a sus ‘propiedades' y hubiera respondido no al Señor. Se trata de una promoción no tanto en sentido material o económico, sino como crecimiento personal pleno, realización y satisfacción personal. Nunca hubieras imaginado lo fuerte que eras capaz de ser.

“Me pregunté si debía seguir con lo que todos esperaban de mí… o escuchar esa inquietud que no me dejaba en paz.” Así comienza el testimonio de Walter, un joven de 19 años, activo en su grupo juvenil en la iglesia. Egresado de un bachillerato técnico en electromecánica, todos —su familia, sus

profesores y sus amigos— esperaban que continuara con una carrera en ingeniería. Pero algo dentro de él se movía: una pregunta, pequeña pero insistente, que lo invitaba a mirar más profundo.

“Durante un campamento juvenil, al ver a

algo especial. Me pregunté: ¿y si mi vocación está en las canchas? ¿Y si Dios me llama a ser formador a través del deporte? No solo a enseñar a competir, sino a jugar y vivir con valores.”

BSCAM

Esa pregunta no desapareció. Lo llevó a buscar acompañamiento, a orar con más frecuencia y a dialogar con un salesiano del colegio del que recién se había graduado. comenzó a formarse como docente de educación física en la universidad. En ese camino discernimiento que lo ayudó a descubrir su verdadera vocación.

Importante discernir

El discernimiento vocacional es un proceso personal, espiritual y comunitario que ayuda a descubrir cuál es el camino de vida al que Dios llama a cada persona. No se trata simplemente de elegir una profesión, sino de responder a un llamado profundo que da sentido, plenitud y misión a la vida.

Un camino libre, no forzado

DISCERNIR ES

DEJAR

QUE DIOS

TE HABLE AL CORAZÓN, te muestre

Cuando se habla de descubrir tu vocación, muchos jóvenes sienten miedo: ¿y si no puedo con eso?, ¿y si no es lo que quiero? Pero se debe tener en cuenta que un discernimiento auténtico no presiona ni obliga. Propone, escucha y respeta. Como lo expresan los mismos jóvenes en el Documento Final del Sínodo Salesiano de los Jóvenes 2024: “Soñamos con encontrar y vivir el sueño y el camino que Dios ha preparado para cada uno de nosotros: nuestra vocación. Para lograrlo, necesitamos comprender el sentido de la vida y la voluntad de Dios para nosotros aquí y ahora… en un diálogo que respete siempre nuestra libertad personal.”

tus talentos y te anime a responder con libertad.

Así, el camino vocacional no es una carga, sino una experiencia real, humana y espiritual. Es un proceso donde las dudas también tienen valor, donde necesitamos

El papa Francisco lo explicó con claridad en “Tu vocación no consiste solo en los trabajostiva, reconocer para qué estoy hecho, para qué paso por esta tierra, cuál es el proyecto del Señor para mi vida” (n. 257).

En palabras simples, discernir es dejar que Dios te hable al corazón, te muestre tus talentos y te anime a responder con libertad. En el mundo salesiano, este camino se vive con alegría, acompañamiento y fe. Don Bosco creía que cada joven lleva dentro una semilla de santidad, y que nuestra misión —como educadores y comunidad— es ayudarle a descubrirla y hacerla

camine con los jóvenes de forma cercana, alegre y coherente.

Así lo vivió Walter. Hoy, con 23 años, está por graduarse de licenciado en Ciencias de la Educación, con especialidad en Educación Física, Deportes y Recreación, y ya imparte clases en un colegio salesiano. “Me cambió la vida. Ahora sé que enseñar deporte también es una forma de servir, de amar, de vivir mi tiene sentido, que no estás aquí por casualidad. Como soñó Don Bosco, hoy también los jóvenes pueden encontrar su camino y convertir su vida en un regalo para los demás.

El Síndrome de Felipe y de Andrés

Enel relato evangélico de Juan, capítulo 6, versículos 4-14, que presenta la multiplicación de los panes, tenemos algunos detalles en los que me detengo un poco cada vez que medito o comento este pasaje.

Todo comienza cuando, ante la «gran» multitud hambrienta, Jesús invita a los discípulos a asumir la responsabilidad de darles de comer. Los detalles a los que me que no es posible asumir esta petición debido a la cantidad de gente presente. Andrés, en cambio, aunque señala que «hay aquí un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos peces», inmediatamente infravalora esa posibilidad con un simple comentario: “¿pero qué es esto para tanta gente?” (v.9).

Simplemente quiero compartir con ustedes, queridos lectores, cómo nosotros los cristianos, que estamos llamados a compartir la alegría de nuestra fe, podemos a veces, sin saberlo, contagiarnos por el síndrome de Felipe o del de Andrés. ¡A veces incluso de ambos!

Salesiana, los desafíos son constantes. No se trata de buscar comodidad o certezas prefabricadas. Ser parte del cuerpo de Cristo nos llama a no evadir la realidad, sino a comprometernos con ella. Estamos invitados a mirar el mundo con los ojos de Jesús y a responder desde el amor que brota de su corazón, viviendo para los demás según su ejemplo y enseñanzas, implicándonos plenamente en la historia humana.

“Estamos llamados a compartir la alegría de nuestra fe, podemos a veces, sin saberlo, contagiarnos por el síndrome de Felipe o del de Andrés”

Fabio A ard,sdb

El síndrome de Felipe

El “síndrome de Felipe” es peligroso por su sutileza: surge cuando se analiza la realidad con lógica humana, sin dejarse interpelar por el sufrimiento ajeno. Aunque Felipe seguía a Jesús, su mirada era racional, distante y estática. Así, el necesitado deja de ser responsabilidad propia. Es la actitud de enfermo enfrenten solos sus problemas. Esta forma de pensar está muy lejos de la mirada

El síndrome de Andrés

Le sigue el síndrome de Andrés. No digo que sea peor que el síndrome de Felipe, pero le falta poco para ser más trágico. Es un pero no va más allá. Hay una pequeñísima esperanza, pero humanamente no es viable.

don como al donante. Y el donante, al que en este caso le toca la “mala suerte”, es un muchacho que simplemente está dispuesto a compartir lo que tiene.

Hoy persisten estos dos síndromes dentro de apagar la esperanza y dejarnos llevar por clichés que impiden ver la sorpresa de Dios. Esta actitud limita nuevas oportunidades y nos encierra en interpretaciones reduccionistas. Si no estamos atentos, corremos el riesgo de ser profetas de nuestra propia ruina,

RECTOR MAYOR

atrapados en una lógica humana e intelectual que termina por apagar la mirada evangélica hasta hacerla desaparecer.

Cuando esta lógica humana y horizontal se ve cuestionada, uno de los signos de defensa que aparece es el del “ridículo”. Quien osa

el aire fresco del Evangelio será ridiculizado, atacado, objeto de burla. Cuando esto ocurre, curiosamente podemos decir que estamos ante un camino profético. Las aguas se agitan.

Jesús y los dos síndromes

Jesús supera los dos síndromes acogiendo lo poco y dándole valor, abriendo así un espacio de fe y profecía. No basta con interpretaciones autorreferenciales; seguirlo exige ir más allá del pensamiento humano y mirar con sus ojos. Jesús no pide soluciones, sino la entrega total de nuestro ser. El peligro está en quedarnos paralizados por nuestras propias ideas y apegos, sin responder generosamente a su llamada.

Jesús permite experimentar la abundancia de su providencia. El pequeño don del muchacho dio fruto porque no prevalecieron los dos síndromes, sino la fe y la entrega.

milagro de la multiplicación nace del gesto sencillo de un muchacho que ofrece lo poco que tiene. Jesús no pide lo que no poseemos, sino que, al compartir generosamente, Dios puede multiplicar nuestros pequeños gestos de amor y hacernos partícipes de su don.

Ante los desafíos pastorales que tenemos, ante tanta sed y hambre de espiritualidad que expresan los jóvenes, procuremos no tener miedo, no quedarnos aferrados a nuestras cosas, a nuestras formas de pensar. Ofrezcamos a Él lo poco que tenemos,

esta, y sólo esta, sea el criterio permanente de nuestras decisiones y la luz que guíe nuestras acciones.

DON BOSCO ESTÁ AQUÍ

Basílica Don Bosco:

EL VALDOCCO DE AMÉRICA EN PANAMÁ

En el corazón del corregimiento de Calidonia, en la Ciudad de Panamá, se erige la Basílica Don Bosco, Bosco. Este majestuoso templo católico, encomendado a la Congregación Salesiana y bajo la jurisdicción de la Arquidiócesis de Panamá, se distingue como uno de los principales referentes religiosos y culturales del país, con una trayectoria estrechamente vinculada a la misión salesiana.

La presencia salesiana en Panamá se remonta a 1907, cuando la congregación asumió la administración de la Parroquia San Miguel Arcángel. Tres años más tarde, en 1910, se inauguró el Hospicio de Huérfanos, la primera obra social salesiana en territorio panameño.

Domingo Soldati, SDB, cariñosamente llamado “El Don Bosco Panameño”. Su incansable labor no solo promovió la devoción al santo turinés, sino que también lideró las gestiones para la construcción de un templo en su honor. Aunque el padre Soldati falleció en 1945, su legado perduró: en 1949 se colocó la primera piedra del templo y, en 1951, se celebró la primera novena en honor a Don Bosco, marcando el inicio de una creciente devoción.

El 31 de mayo de 1988 se llevó a cabo la solemne dedicación del templo, presidida por el arzobispo Mons. Marcos Gregorio McGrath. Y el 18 de diciembre de ese

el título de Basílica Menor, reconociendo el profundo fervor del pueblo panameño hacia Don Bosco, considerado el padre y amigo de la juventud. Desde entonces, el templo se ha consolidado como un centro espiritual y pastoral para niños, jóvenes y adultos.

Un hecho histórico ocurrió el 16 de abril de 2016, cuando la reliquia insigne de san Juan Bosco llegó a Panamá, donada por el entonces Rector Mayor de los Salesianos, Ángel Fernández Artime, SDB. La reliquia consiste en una réplica del cuerpo del santo que contiene su brazo derecho. Hoy se venera en una capilla especial dentro del templo, atrayendo a numerosos fieles.

La Basílica Don Bosco también alberga el espacio denominado “Valdocco de América”, donde se encuentra un museo dedicado a la vida y obra del santo, junto a una réplica de la casita donde Juanito Bosco pasó su infancia. Este espacio busca acercar a los visitantes, especialmente a los jóvenes, a la espiritualidad y pedagogía salesiana.

Actualmente, la Basílica se mantiene como un vibrante centro de encuentro para grupos pastorales, juveniles y de la Familia Salesiana, destacándose por su ambiente de alegría, fe y fraternidad. A través de su Oratorio, en modalidades semanal y dominical, ofrece a niños y jóvenes un entorno seguro para su desarrollo integral.

Así, la Basílica Don Bosco permanece firmemente arraigada en el corazón de los panameños, quienes proclaman con orgullo: “Panamá es de Don Bosco, Don Bosco es de Panamá”.

Fotografías

SERVICIOS QUE OFRECE:

basílica:

Colaboradores: 12

Misa diaria

Misa dominical

• Oratorio

• Centro de Familia Salesiana

• Obra social

• Parroquia

Feligresía semanal apróx.:

Bautizos:

• Catequesis sacramental de niños

Catequesis sacramental de adultos

Confesiones

Asesoría espiritual

Sacramentos adultos: 540 45

Primera Comunión: Confirmaciones:

Grupos juveniles:

Jóvenes en grupos:

Matrimonios:

EPRE, EJE, Grupo Juvenil 'La Sociedad de la Alegría', Grupo Juvenil María Auxiliadora, Grupo Juvenil Don Bosco, Grupo Juvenil Miguel Magone, Comunidad Juvenil Miguel Rúa 28 25 89

Grupos de la Familia Salesiana:

Salesianos Cooperadores (SSCC) | Asociación de Exalumnos de Don Bosco (EXA-DB) Asociación de María Auxiliadora (ADMA) 2 15

Oratorio don bosco:

Oratorio Semanal: Merienda

• Refuerzo escolar

Talleres de expresión artística

• Talleres deportivos

Obra Social:

Canasta Básica

Oratorio Festivo: Merienda

• Momento deportivo y de esparcimiento Formación en la fe

Distribución de bolsas con alimentos secos a personas necesitadas.

Niños y jóvenes atendidos: Oratorio Semanal: Oratorio Semanal: Oratorio Festivo: Oratorio Festivo:

Catequistas: 59 8 50 11

Pastoral de comunicaciones:

Personas atendidas: 970 familias 15 voluntarios

*Cifras tomadas de “Memoria Anual CAM 2024”.

La reliquia insigne de Don Bosco, llegada a Panamá en 2016, es signo visible de su presencia espiritual y fortaleza viva para la fe del pueblo panameño y toda la región.

Fotografías por Comunicaciones Salesiano, Zapote

Fotografías por Pastoral de Comunicaciones
Basílica Don Bosco

“El hombre, que no tiene una esperanza trascendente, está obligado a realizar en su vida un esfuerzo enorme e inútil, que no conduce a ninguna parte”.

Hoy en día se pretende en nuestra sociedad introducir un ‘laicismo’ absoluto que va más allá de lo que podría legidel Estado en una sociedad como la de hoy, que tiene que ser plural desde el punto de vista religioso.

Nunca una sociedad podrá prescindir de la ley natural ni de la defensa de los derechos fundamentales de la persona humana. Desde el punto de vista de la razón, ni siquiera se puede fundamentar la dignidad trascendente de la persona humana prescindiendo de Dios.

En realidad, lo que se presenta es la instauración forzosa de un laicismo como continuación de los principios de la ilustración europea

Y que José Antonio Sayés resume así:

1. No se acepta otro conocimiento que aquel que es propio de las ciencias experimentales.

2. El hombre es naturalmente bueno y no se acepta la existencia del pecado original.

3. Se pretende crear un paraíso aquí en la tierra mediante el progreso, porque de la existencia del más allá no tenemos certeza alguna.

4. O se niega la existencia de Dios, o se trata de un Dios que no interviene en la historia, y del que, en el fondo, se puede prescindir.

5. La conciencia humana es autónoma, no se basa en la ley natural ya que se trataría de una norma externa. Lo cual no se puede admitir.

6. No hay más leyes que aquellas que emanan democráticamente de Parlamento.

Pero ¿es que el hombre puede llegar a su felicidad prescindiendo de Dios? ¿Dónde está, en último término, la felicidad capaz de saciar el corazón humano?

El animal queda satisfecho siempre que se le colmen sus necesidades biológicas, pero el ser humano, no.

Sin esperanza trascendente, está obligado a realizar en su vida un esfuerzo enorme e inútil, que no conduce a ninguna parte.

puramente materiales, renunciando a lo mejor de sí mismo: a la entrega de su amor y a la voluntad de hacer felices a los demás.

He aquí el vacío del hombre moderno, el vacío insoportable que lleva hoy en su corazón un gran número de hombres y mujeres, que tratan inútilmente de llenar con comodidad, dinero, fama, prestigio, sexo o drogas; una necesidad radicalmente espiritual.

Se trata de una necesidad imperiosa de vivir la satisfacción del momento sin pararse a pensar; para no enfrentarse con el propio vacío. Solo al precio de aturdir a propia conciencia puede el hombre tirar para delante y dar pasos vacilantes.

Jesús, en cambio, nos enseña que la felicidad solo puede ser consecuencia de entregar lo mejor de sí mismo por una causa noble. Solo cuando sabemos que venimos del Amor y volvemos a Él, superando el sufrimiento y la muerte, podemos dar lo mejor de nosotros mismos con desinterés y alegría. Ese amor viene

soy el camino, la verdad y la vida" (Jn 14,6).

AMOR QUE NUNCA FALLA

El amor de Dios es infinito, incondicional y eterno. A lo largo de la historia de la humanidad, Él ha demostrado su amor a través de su misericordia, su paciencia y su constante cercanía con sus hijos. En la Sagrada Escritura, se nos recuerda que este amor es inmutable y nunca nos abandona, sin importar nuestras debilidades o errores. Como nos dice el profeta Jeremías: "Con amor eterno te he amado; por eso te sigo con fidelidad" (Jeremías 31,3).

Dios nos ama tal como somos y nos llama a responder a su amor con fidelidad y confianza.

Su amor no depende de nuestras acciones, sino de su propia naturaleza, pues "Dios es amor" (1 Juan 4,8). Esta verdad nos da consuelo y esperanza, recordándonos que siempre podemos volver a Él con un corazón sincero.

En cada momento de nuestra vida, su amor nos sostiene y nos guía, invitándonos a compartirlo con los demás y a reflejarlo en nuestras acciones diarias.

ENFERMEDADES EDUCATIVAS:

“El ataque más grande a la familia hoy no viene solo desde fuera, sino también desde dentro: de la prisa, de la falta de tiempo para estar juntos, escuchar a los hijos, hablar”. - Fulvio Scaparro, psicoterapeuta

Pino Pellegrino

ivimos acelerados. Comemos, trabajamos y educamos con apuro, atrapados

constante, más allá de robarnos el gusto por lo esencial, ha comenzado a dañar profundamente nuestra forma de educar.

Un periodista preguntó a un hombre cuál era su recuerdo más feliz de la infancia. Él

La pérdida de la infancia

respondió: “Una noche en que mi papá se detuvo a atraparme luciérnagas”. Lo memorable no fue la actividad en sí, sino el hecho de que su padre se detuvo. En educación, los hijos recuerdan las pausas, no las carreras.

El apresuramiento afecta de forma particular a tres ámbitos fundamentales en la formación de las personas:

En primer lugar, la prisa nos hace “saltar” la infancia, considerándola una pérdida de tiempo. En una cultura que idolatra la adultez y la productividad, el ser niño parece un estorbo. Sin embargo, esto es un grave error. Psicólogos y pedagogos insisten en que los primeros años de vida son fundamentales para el desarrollo integral. Arnold Gesell afirmó que “la madurez psicológica alcanzada en los primeros cinco años es prodigiosa”. Mario Lodi sostiene que en la primera infancia se aprende el 80% de lo necesario para toda la vida. Y Alice Miller advierte que los traumas tempranos son la raíz de muchas crisis sociales. Privar a un niño de su tiempo para jugar, imaginar, soñar o ensuciarse es arrebatarle una etapa única e irrepetible. Solo un niño plenamente niño podrá ser un adolescente saludable, un joven equilibrado y un adulto maduro. La infancia no debe apresurarse ni adelantarse. El psiquiatra italiano Paolo Crepet lo expresa con crudeza: “Si de verdad amáramos a nuestros hijos, no los obligaríamos a pasar los días entre la escuela, la piscina, clases de violín, computación, gimnasio… con el único objetivo de fatigarlos”.

El pensamiento reflexivo

en riesgo

El segundo daño de la vida acelerada es que favorece el pensamiento rápido en detrimento del reflexivo. Este “pensamiento televisivo” —rápido, fragmentado, brillante, pero sin profundidad— domina nuestras pantallas. Como perros de pastoreo descontrolados, salta de una cosa a otra sin lograr nada sólido. El peligro es que esta velocidad nos impide detenernos a pensar, comprender y aprender de verdad.

Frente a esto, la lectura se presenta como refugio del pensamiento reflexivo. Leer permite pausar, releer, subrayar, interiorizar. La diferencia entre leer y mirar una pantalla es la misma que entre caminar e ir en tren: quien camina ve y entiende; quien va en tren, solo mira. Urge defender la lectura como un acto formativo y liberador.

3.

El hogar sin pausas

Por último, la velocidad ha vaciado nuestras casas de vida compartida. Pellegrino denuncia un síntoma revelador: ¡el hogar ya no tiene sillones desgastados! Y no se refiere al mueble, sino al símbolo: los sillones gastados por el tiempo compartido, las charlas sin prisa, los abrazos largos, las tardes de juegos o cuentos.

Una casa sin sillones gastados es una casa sin alma, donde nadie se detiene, se escucha o se acompaña. Es apenas un dormitorio, un comedor sin sobremesa, un lugar de paso. Y eso, a la larga, destruye la familia. Porque la familia verdadera —la que se diferencia de una simple casa— se construye con pausas: la cena juntos, la conversación, el domingo en calma, la mirada que acompaña.

En tiempos donde todo parece correr, la educación necesita detenerse. Educar no es una carrera, es un camino. Como Don Bosco, que caminaba junto a sus muchachos, detengámonos a mirar, escuchar, estar. Solo así formaremos personas plenas.

BSCAM

Conla visión de ofrecer un futuro digno a los jóvenes, Don Bosco concibió los talleres de

como Centros de Formación Profesional (CFP). Actualmente, los CFP salesianos se distinguen por una educación integral que va más allá de la formación técnica, enfocándose en el desarrollo humano y espiritual de cada estudiante.

El Cuadro de Referencia de la Pastoral Juvenil Salesiana, detalla que la matriz de los CFP es promover la formación humana, cristiana y profesional de los jóvenes. Y es que estos centros ofrecen mucho más que enseñanza técnica: brindan un hogar donde los jóvenes encuentran acogida, formación y esperanza en su camino hacia el mundo del trabajo y la vida.

Ambiente educativo transformador

Los CFP crean un ecosistema de aprendizaje basado

Educadores, instructores y personal de apoyo no solo enseñan, sino que se convierten en guías y referentes, promoviendo una educación que toca el corazón.

Además de la capacitación técnica, los CFP salesianos ponen un énfasis especial en la formación en valores humanos y cristianos. La ética profesional, el sentido de responsabilidad, el respeto por la dignidad de la persona y el compromiso con la comunidad son pilares fundamentales de su propuesta educativa.

Fotografías por Marielos Erazo Aguirre

OFERTA EDUCATIVA

La oferta de cursos técnicos en los Centros de Formación Profesional (CFP) salesianos es muy variada y depende de la ubicación específica del centro y las necesidades del mercado laboral local. Sin embargo, se pueden identificar algunas áreas y especialidades comunes que suelen ofrecer:

• Academias de Inglés y otros idiomas.

• Cursos de Ofimática (Excel, Word, etc.).

• Cursos de Robótica y Arduino.

• Contabilidad.

• Administración.

• Servicios de Belleza y Estética.

• Panadería.

• Cajero Bancario.

• Servicio al Cliente.

• Diseño Gráfico.

• Mecánico en Refrigeración y Aire Acondicionado.

• Soldadura Industrial.

• Mecánico Soldador.

• Estructuras Metálicas.

• Electricidad Domiciliaria.

• Mecánica Automotriz.

Vinculación laboral

La vinculación con el mundo del trabajo es otro rasgo distintivo de los CFP. A través de alianzas con empresas, pasantías y encuentros con profesionales, los estudiantes no solo adquieren experiencia, sino que también fortalecen su sentido de responsabilidad y servicio. De esta manera, los CFP salesianos preparan técnicos competentes con vocación de transformar su entorno.

Más allá de la empleabilidad, la formación en un CFP salesiano es un camino para que cada joven descubra su vocación, entendido no solo como una profesión, sino como su misión orientación vocacional y acompañamiento personal.

Este enfoque integral, que conjuga trabajo, fe y compromiso social, es el sello distintivo de la educación salesiana. Adaptados a los desafíos siendo espacios donde los jóvenes encuentran las herramientas, los valores y la esperanza para construir un futuro mejor para sí mismos y para la sociedad.

En Centroamérica, la red de Centros de Formación Profesional (CFP) salesianos cuenta con una sólida presencia en cinco países:

Fotografía por Daniel Aguillón

Conuna mezcla de entusiasmo, gratitud y expectativa, del 26 de abril al 8 de mayo, treinta y dos peregrinos emprendimos una travesía con alma y corazón salesiano. Nuestro punto de partida fue la bulliciosa y cosmopolita ciudad de Buenos Aires. Desde allí iniciamos

espiritual: queríamos conocer los pasos de los primeros misioneros enviados por Don Bosco y dejarnos tocar por la santidad que sembraron en tierras lejanas.

El primer destino del viaje fue Puerto Madero, a orillas del Río de la Plata. Allí recordamos con reverencia el 14 de diciembre de 1875, día en que atracaron los primeros salesianos enviados por Don Bosco. El sueño misionero comenzaba a hacerse realidad.

Pronto se nos presentó la metodología que guiaría nuestro camino: una mirada históricocrítica, discursos llenos de anécdotas y nombres, oración intensa, caminatas largas

en medio de risas, y un fuerte sentido de pertenencia que nos fue marcando el alma.

Nuestra ruta por la ciudad nos llevó a lugares emblemáticos de la primera presencia salesiana: la parroquia San Juan Evangelista, en el barrio de La Boca —la primera en la historia salesiana—; el majestuoso Santuario de María Auxiliadora de Almagro, casa de nuestra Madre; y la iglesia Mater Misericordiae, sede de un museo interactivo que retrata la vibrante actividad misionera nacida en Argentina.

Poco a poco, fuimos descubriendo las opciones pastorales y misioneras que Don Bosco soñó para estas tierras: una pastoral atenta al mundo migrante y a las periferias; una prontitud para asumir la misión, pero también la paciencia sabia frente a realidades nuevas y complejas. Y la formación profesional como jóvenes más pobres del entorno urbano.

P. Ricardo Rodríguez, SDB
El padre Ricardo Rodríguez junto al padre Luis Fernando Acevedo y el Hno. Gabriel Enrique Vásquez en la Basílica María Auxiliadora en Buenos Aires.
Santuario donde reposan Namuncurá en Paraje

Tras las huellas de Laura Vicuña y san Artémides Zatti

Después de nueve horas de carretera, llegamos a Bahía Blanca, ciudad clave en la historia salesiana. Aquí vivió su juventud san

Zatti se destacó por su servicio incansable, su cercanía con la comunidad, y su espíritu alegre. Aún se recuerda su labor como monaguillo en la catedral local. Aunque la casa permanece viva. En esta ciudad, los salesianos asumieron la iglesia central —hoy catedral—, y desde ahí la presencia

Archivo Histórico Salesiano de la Patagonia.

Uno de los momentos más conmovedores fue celebrar la pero profundamente juvenil, inundó el ambiente.

A las puertas de la Patagonia Salesiana

Tras varias horas de viaje, llegamos a Fortín Mercedes, un primeras presencias salesianas en la región.

Durante años, este fue el lugar donde descansaron los restos del beato Ceferino Namuncurá, joven mapuche que conoció a los salesianos y sintió el ardiente deseo de ayudar a su pueblo desde la fe. El corazón de esta obra es la iglesia de María Auxiliadora, un templo imponente que conserva en su altar mayor uno de enviado especialmente para la misión en estas tierras.

Actualmente, Fortín Mercedes alberga una escuela salesiana y otra dirigida por las Hijas de María Auxiliadora, además de un museo cuidadosamente elaborado sobre los primeros misioneros y una réplica del fortín que da nombre al lugar.

Un medio día más de camino nos condujo hasta las ciudades

Patagones. El frío y los colores otoñales nos dieron la bienvenida a esta puerta de entrada a la vasta Patagonia. Estas dos ciudades fueron claves para el sueño misionero salesiano: accesibles por río y por mar, se convirtieron en puntos estratégicos para irradiar presencia pastoral hacia el sur del continente.

Esta peregrinación nos llevó a recorrer lugares cargados de historia y, al mismo tiempo, reavivó el espíritu misionero de Don Bosco.

Los restos de la beata Laura Vicuña descansan en la capilla de las Hijas de María Auxiliadora en la ciudad de Bahía Blanca.
reposan los restos de Ceferino Paraje San Ignacio.
Momento de profunda emoción fue la celebración eucarística ante la tumba de Laura Vicuña.
Fotografías por P. Ricardo Rodríguez , SDB

Padre Pepe Moratalla: 50 años de amor sacerdotal al estilo de Don Bosco

BSCAM

El

padre José María Moratalla Escudero, conocido cariñosamente como “padre Pepe”, celebra 50 años de vida sacerdotal, marcados por una entrega incansable al servicio de la juventud centroamericana.

Nacido en Sisante, Cuenca, España, en 1948, profesó como salesiano en 1965 y fue ordenado sacerdote en Barcelona en 1975.

Su vocación misionera lo llevó a Centroamérica, donde inició su labor en Masaya, Nicaragua, en 1979. Allí promovió el arte y la cultura como herramientas de transformación juvenil, destacando la puesta en escena de la obra Jesucristo Súper Estrella. Posteriormente, sirvió en Honduras, Guatemala y Panamá, dejando un legado de compromiso con la educación y la juventud.

En 1985 llegó a El Salvador y se sensibilizó con las penurias de las comunidades afectadas por la pobreza y la violencia. Motivado por

Don Bosco, en San Salvador, transformando un antiguo basurero en un centro de forma-

ción técnica y humana para jóvenes en riesgo social. Este proyecto incluye talleres, un polideportivo, una clínica, un comedor, casas residenciales para jóvenes y cooperativas industriales y agrícolas.

El padre Pepe también ha impulsado con renovador. Apoya incondicionalmente a la Orquesta Sinfónica del Polígono Don Bosco, espacio donde los jóvenes descubren su talento y expresan su alma.

Hoy, medio siglo después de su ordenación, el padre Pepe continúa liderando con energía el Polígono y acompañando con ternura y sabiduría a quienes se acercan a esta gran casa salesiana. Su entrega generosa, su fe en la juventud y su incansable labor por la educación y la cultura siguen marcando el rumbo de una obra que transforma realidades.

Su misión continúa activa, inspirando con cada proyecto, cada taller y cada melodía que nace en el Polígono Don Bosco.

Transformar la vida de los jóvenes con fe, trabajo y esperanza ha sido su misión.
Fotografías por Alison Vásquez

GUATEMALA:

Primer Encuentro de Directivos Laicos

Pablo Santiago

Del5 al 9 de mayo de 2025, la Casa Inspectorial en Ciudad de Guatemala acogió el Primer Encuentro de Directivos Laicos, promovido por la Inspectoría Salesiana de Centroamérica, Divino Salvador (CAM). El evento tuvo como objetivo fortalecer el sentido de pertenencia y compromiso de los directivos laicos con la misión salesiana, mediante el intercambio de experiencias y la profundización en la identidad, estructura y valores de la Inspectoría.

La jornada inaugural comenzó con una eucaristía presidida

GUATEMALA:

Dos hermanos Q’eqchi’ profesan sus votos perpetuos

por el padre Julio Navarro, SDB, inspector de Centroamérica, en la Capilla de Guadalupe. Luego, los participantes realizaron un recorrido guiado por las instalaciones.

Las sesiones de trabajo iniciaron con la presentación del padre René Santos, SDB, vicario inspectorial, quien abordó la misión, visión y organización de la Inspectoría. Este encuentro busca consolidar una gestión educativa inspirada en el carisma salesiano y en comunión con la propuesta educativo-pastoral de Don Bosco.

fe y alegría,

El jueves 5 de junio, la Comunidad Educativa del Centro Don Bosco Raxruhá y la Comunidad Misionera de Cristo Buen Pastor celebraron la profesión perpetua de los hermanos Juan Caal Choc y Edgar Macz Hub, ambos del pueblo Q’eqchi’ y exalumnos del Centro.

GUATEMALA: Profesión perpetua de la hna. María

Juliana Yat

Comunicaciones Talita Kumi

Lacomunidad de Sequixpec, en la Zona Reyna de Uspantán, Quiché, celebró con gran alegría la profesión perpetua de la hermana María Juliana Yat Chaman, de la Congregación de las Hermanas de la Resurrección, integrada por religiosas salesianas q’eqchi’ que sirven en el norte rural de Guatemala.

La eucaristía fue presidida por monseñor Juan Manuel Cuá Ajacum, acompañado por varios sacerdotes, entre ellos el padre Jorge Puthenpura, SDB, fundador de la congregación. Más de 1,500 personas participaron en la ceremonia, destacando la presencia de niños y jóvenes de las escuelas dominicales, quienes reflexionaron previamente sobre la vida de Carlo Acutis y los beatos mártires de Quiché.

La madre Zoila Caal, superiora de la congregación, agradeció a Dios por el testimonio de fe y servicio de la hermana María Juliana. Esta celebración fortaleció el llamado vocacional y la misión evangelizadora entre las comunidades indígenas.

La eucaristía fue presidida por monseñor Rodolfo Valenzuela, obispo de la Diócesis de Verapaz, quien destacó el valor del compromiso vocacional y animó a los jóvenes a escuchar el llamado del Buen Pastor. “No temas, yo estoy contigo”, dijo a los nuevos profesos.

La celebración contó con la participación de familiares, sacerdotes, religiosas, feligreses y estudiantes. El padre Antonio de Groot, SDB, fundador del Centro y de la Comunidad Misionera, agradeció a Dios por estas vocaciones. La comunidad encomienda el camino de los hermanos a la protección de san Juan Bosco y María Auxiliadora, con la esperanza de su próxima ordenación diaconal.

Directivos laicos de obras educativas salesianas de Centroamérica se reúnen para fortalecer su identidad y misión.
Fotografía por Pablo Santiago
Con
la comunidad Q’eqchi’ celebró la profesión perpetua de dos jóvenes que respondieron al llamado de Jesús.
Fotografía por Comunicación Centro Don Bosco
Fotografía por Comunicaciones Talita Kumi
Comunicaciones Centro Don Bosco

Desde muy pequeños, los niños descubren en el celular una especie de mundo mágico. Basta con ponerles un video o un juego para que se queden quietos, coman sin protestar o dejen de llorar. Y aunque esto puede parecer un truco útil para

calmar ciertos momentos, también plantea una gran pregunta: ¿en qué momento es adecuado que un niño tenga su propio celular?

Según el Lic. Josué Tetedoux, psicólogo educativo de la Escuela Anexa San Juan

Bosco de Masaya, Nicaragua, lo más recomendable es que un niño tenga su primer celular entre los 12 y 14 años, cuando ya ha iniciado la adolescencia y comienza a desarrollar mayor independencia, capacidad de

DESDE MI CRITERIO

PERSONAL Y CLÍNICO, he observado en la práctica profesional cómo el acceso temprano y sin control al celular puede generar dificultades en el desarrollo socioemocional, alteraciones en el sueño, disminución del rendimiento escolar y problemas en la interacción familiar.

-Lic. Josué Tetedoux

Ana María Valle

Antes de esa edad, su cerebro todavía está en formación y no cuenta con la madurez

uso de un dispositivo que ofrece acceso a contenidos de todo tipo, redes sociales y comunicación sin límites. Esto puede hacer que, sin querer, se exponga a riesgos como el ciberacoso, el contenido inapropiado o incluso la dependencia digital.

Muchos padres piensan que el celular es una herramienta útil para comunicarse o para tener al hijo entretenido, pero el uso sin acompañamiento puede traer más

Tetedoux explica que cuando un niño se acostumbra desde -

ciones rápidas por medio de videos o juegos, puede volverse más impaciente, irritable y frustrarse fácilmente en situaciones cotidianas. Además, limita su capacidad para desarrollar habilidades sociales como la empatía, el diálogo y la la pantalla a interactuar con personas reales.

Entonces, ¿qué hacer cuando el niño pide un celular? ¿Cómo poner límites psicólogo sugiere que no se trata solo de decir “no”, sino de acompañar el proceso, educar y poner reglas claras

Antes de dar un celular, preguntarse:

¿Mi hijo es lo suficientemente maduro?

¿Tiene claro para qué lo va a usar?

¿Estoy dispuesto a acompañarlo y supervisarlo?

Y si ya tiene uno:

• Usar controles parentales.

• Acordar reglas claras y tiempos de uso.

• Fomentar otras actividades: deporte, lectura, juegos al aire libre.

• Hablar con él sobre los riesgos del internet.

• Observar su comportamiento y estado emocional.

desde el inicio. Por ejemplo, acordar horarios de uso, evitar que lo lleven al colegio si no es necesario y explicar el porqué de cada norma, dejando claro que no es un castigo, sino una forma de protegerlos. También es importante que los padres den el ejemplo: si los adultos están todo el día conectados, el niño aprende que eso es lo normal.

Alerta a los peligros

Hay señales que pueden indicar una dependencia poco saludable del celular, como cuando el niño se enoja mucho si se lo quitan, ya no se interesa por otras actividades, duerme mal, rinde menos en la escuela o se aísla socialmente. En esos casos, es importante intervenir a tiempo, hablar con él, retomar actividades fuera de las pantallas y, si hace falta, buscar orientación profesional.

El celular, como cualquier herramienta, no es bueno ni malo por sí mismo. Todo depende del uso que se le dé, del tiempo que se le dedique y del propósito con el que se utilice. Cuando se acompaña con criterio educativo y presencia afectiva, el celular puede ser un medio útil para aprender y comunicarse; pero cuando se deja sin límites, puede afectar la atención, el lenguaje, la creatividad y la capacidad de decidir con libertad, recalca el especialista. Por eso, antes de entregar un celular a un niño, es importante distinguir si el niño está listo, si realmente lo necesita y, sobre todo, si como papás están dispuestos a caminar con él en este proceso. Como enseñaba Don Bosco, educar es cosa del corazón; más que un dispositivo, lo que los niños necesitan es presencia, diálogo, buenos ejemplos… y mucho amor.

P. Miguel Zanoletty, SDB

Íntimamente unido a su experiencia educativo-pastoral, Don Bosco destacó por la promoción de una auténtica cultura vocacional. Dentro del marco general del sistema educativo salesiano algunos elementos adquirieron un marcado valor vocacional. Cuidando estos aspectos se abonaba el terreno donde la semilla de la vocación podía crecer con mayor facilidad.

Ilustración de Nino Musio

Ambiente educativo –Ambiente vocacional

El cuidado de un ambiente sano, de respeto y alegría constituía un factor esencial para el éxito de la educación salesiana. Si este ambiente era clave para la buena educación en general, mucho más para el cultivo de las vocaciones.

LA FAMA DE DON BOSCO COMO EXPERTO VOCACIONAL fue bastante conocida. En este sentido, no sin cierta polémica, el vicario de la diócesis de Turín, monseñor José Zappata (17961883), llegó a decir: “Envíen a sus hijos algunos meses con Don Bosco, y si no tiene vocación, él la hará venir”.

Si el lazo afectivo con Don Bosco, sobre todo en los primeros tiempos, era uno de los elementos esenciales de la pastoral vocacional salesiana, el ambiente educativo tenía que ser su complemento ideal. El joven que llegaba a la casa de Don Bosco debía sentirse acogido, valorado y protegido. Había que conseguir el difícil equilibrio entre disciplina y libertad, entre autoridad y familiaridad.

Un ambiente de estas características atraía y suscitaba vocaciones. El ejemplo de Juan Cagliero (1838-

El joven que en 1851 habla con Don Bosco en Castelnuovo, quería

amigo Juan Turchi (1838-1909) le ha hablado maravillas de la vida en el oratorio.

Evidentemente este ambiente tan deseado no siempre se alcanzaba.

Vida espiritual - Oración y sacramentos

Si un ambiente bueno y educativo era clave para el crecimiento de las vocaciones, el verdadero elemento catalizador era el cultivo de una profunda vida espiritual, caracterizada por la oración y la frecuencia sacramental. En realidad, era uno de los pilares del sistema educativo de Don Bosco.

La práctica religiosa cotidiana determinaba parte de la vida de los alumnos de Don Bosco, en particular de aquellos que sentían la vocación (oración, sacramentos, ejercicio de la buena muerte, ejercicios espirituales…). Algunos criticaron su insistencia en este campo, pero Don Bosco no dejó de considerarlo como algo indispensable en el proceso de discernimiento vocacional.

La importancia de esta dimensión será recordada continuamente en años sucesivos cuando se insista en la necesidad del cultivo de las vocaciones, poniendo en guardia contra las posibles deformaciones de la experiencia original.

Testimonio vocacional

El testimonio personal tenía que jugar un papel activo en la pastoral vocacional. La vida ejemplar erade la propia casa, sino también de los “modelos” de vida cristiana que se proponían a los muchachos. Así, se insistía en que maestros y superiores sacerdotes y religiosos.

Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.