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Editorial

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CON MOTIVO DE LOS 197 AÑOS DE VIDA INDEPENDIENTE PROFA. MARÍA LUISA VILLALOBOS ÁLVAREZ

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“Costa Rica es una república democrática, libre e independiente”. Así lo manifiesta el artículo 1° de nuestra Constitución Política. Pero, ¿de qué manera llegamos los costarricenses a adquirir tal condición? Recordemos un poco el pasado:

En tiempos coloniales, cuando el país pertenecía y estaba bajo el mandato de la corona española, en Latinoamérica se empezaron a plantear ideas de independencia. El descontento contra la aristocracia española, la discriminación de la mayor parte de la población, la opresión y las influencias de pensamientos que se desarrollaron en Europa, hicieron que estas ideas empezaran a convertirse en protestas y disputas. Mientras esto sucedía en diversos lugares de América Latina, a nuestra nación la lejanía, la poca importancia y la escasez e ineficiencia de los medios de comunicación la mantenían aislada de estos movimientos.

El 15 de setiembre de 1821 se firmó el Acta de Independencia de Guatemala, pero en nuestro país nadie sospechaba sobre los acontecimientos que ocurrían en esta capital, ni lo que pronto iría a suceder. No fue sino hasta el 13 de octubre de ese mismo año, cuando llegó el Acta de Independencia de Guatemala a Costa Rica, acompañada con el Acta de León de Nicaragua o “Acta de los Nublados”. Ambos documentos llegaron de improviso, de modo que el país debía escoger entre las diversas posiciones de México, Guatemala y Nicaragua.

Se tomó una excelente y sabia decisión: discutirlo en un cabildo abierto en Cartago, redactándose, finalmente, el Acta del 29 de octubre de 1821, la cual proclama a Costa Rica absolutamente independiente de España.

Han pasado ya 197 años en que Costa Rica se constituyó como un país independiente, adquiriendo su libertad y autonomía como nación. La bandera de nuestro país representa la libertad y, cuando la vemos ondeando, debemos sentirnos verdaderamente orgullosos de vivir en este país.

Este mes de setiembre ha de ser una excelente ocasión para valorar y reflexionar respecto a las diversas libertades que se han venido consiguiendo a lo largo de nuestra historia, sin olvidarnos del empeño y del esfuerzo que pusieron nuestros antepasados para ponerlas en práctica. Sin embargo, la celebración de la independencia de Costa Rica debe ser, también, motivo de celebración de nuestra propia independencia. Así como Costa Rica nació a la vida independiente en 1821, también nosotros debemos renacer como personas nuevas, responsables y comprometidas, capaces de forjar, con nuestras actuaciones cotidianas, un mejor mañana para nuestras futuras generaciones. ¡Es hora de detenerse, de repensar quiénes somos y de diseñar un plan que nos permita ser protagonistas en el manejo de nuestro espacio y de nuestro tiempo! ¡Recobremos el sentido del “nosotros” y reencontraremos nuestra verdadera independencia!

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