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Vida Estudiantil

OBRA TEATRAL: “UNA NIÑA LLAMADA ANA”, BASADA EN LA HISTORIA DE ANA FRANK PROF. DIEGO ALONSO NÁJERA UMAÑA

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El pasado 3 de agosto, los estudiantes de décimo año tuvieron la oportunidad de asistir al Teatro Nacional para observar la obra “Una niña llamada Ana” anécdota basada en el diario de Ana Frank que contextualiza la época de la Segunda Guerra Mundial, también reconocida por el holocausto o exterminio que sufrieron los miles de judíos que habitaron Europa dominada por los nazis en aquel momento. La función de la obra ha ayudado a generar conciencia entre los estudiantes que saben optimizar los espacios de diálogo dentro de las dinámicas de colegio, en especial con los mejores resultados que se obtengan de la concientización del diálogo con la comunidad judía. Asimismo, ellos pudieron compartir la experiencia con varias instituciones educativas que llegaron de diversas partes del país para manifestar el impacto literario que contiene el Diario de Ana Frank.

Esta obra teatral logró expresar un mensaje meramente humano y fácil de comprender entre los niños y jóvenes que asistieron a lo largo de las funciones, muy en especial fue la función de cierre en la que participó nuestro colegio, ya que permitió a los estudiantes de décimo sentirse muy identificados con el personaje de la niña llamada Ana por el motivo de mencionar, al final de la función, la presencia del colegio Nuestra Señora de Sion, hecho que hizo sentirse importante la presencia en el teatro. Por su parte, cada estudiante, pudo reconocer en la obra el gran valor cultural, espiritual, familiar y poético que tiene el Diario de Ana Frank para el colegio, ya que contiene elementos que se relacionan en varios aspectos con el carisma del colegio, como lo son el espacio de diálogo, de la conciencia, del corazón y principalmente con los marginados, permitiendo observar dentro de la historia de Ana Frank un acontecimiento que vincula al colegio empáticamente con nuestros hermanos mayores en la fe, los judíos, asemejándose así a la experiencia de Jesús de Nazaret y los primeros cristianos en la época del imperio romano.

OBRA DE TEATRO MAMITA YUNAI PROFA. KARINA BERMÚDEZ SALAZAR

El viernes 21 de setiembre los estudiantes de décimo y undécimo disfrutaron del montaje Mamita Yunai en el teatro Expresivo. Fue una experiencia bella y muy educativa. “Escrito en 1941 por el escritor costarricense Calufa, Carlos Luis Fallas, es una obra sobre la vida en las bananeras de Limón, controladas por la United Fruit Company. La versión teatral fue dirigida por Mariano González, una obra apegada al texto. Claro, hay que tomar en cuenta que Mamita Yunai es una novela, no teatro. El director usó su visión e ingenio para proyectarla. La obra en sí fue entretenida e interesante, las canciones fueron de la época (o así se sintieron), unos actores excelentes, transmitieron lo que ellos sentían”.

Gabriel Martínez Chacón

Estudiante de undécimo

CELEBRANDO LA SEMANA CÍVICA SION 2018 PROFA. MARÍA LUISA VILLALOBOS ÁLVAREZ.

El lema con el cual inauguramos, en nuestra institución, la pasada Semana Cívica fue el siguiente: “Independencia: libertad, responsabilidad y alegría”. ¿Cómo podríamos dar una adecuada interpretación a dicha frase? En primer lugar, es importante acotar que este lema rescata una serie de valores propios de la idiosincrasia costarricense que nos heredaron nuestros antepasados y que nos ha caracterizado a través de diversas generaciones tanto dentro como fuera de nuestras fronteras. Nos hace un vehemente llamado a que luchemos en contra de ciertas formas de proceder que se han vuelto muy comunes en la sociedad en la que actualmente nos ha tocado vivir, acechada por toda clase de manifestaciones de violencia y en la cual el uso indebido de la libertad se ha vuelto, lastimosamente, una forma de convivencia. Es una sociedad costarricense que se ha venido sumiendo en acciones que demuestran un alto grado de irresponsabilidad, libertinaje y carencia de optimismo para dar solución a los problemas más apremiantes que nos aquejan. Si nos remontamos a épocas pasadas, la llegada de la antorcha nos hace recordar el famoso grito de la independencia de Dolores Bedoya aquella noche del 14 de setiembre de 1821 por todas las calles de Guatemala, quien, con un farol en sus manos, instigaba a los ciudadanos a que se congregaran en la plaza, frente al cabildo. El objetivo de los guatemaltecos de aquel entonces era vociferar, con un gran sentimiento de alegría, la expresión: “Viva la Patria, Viva la Libertad”.

Han transcurrido ya 197 años de ese glorioso hecho histórico y, sin dudarlo, debemos de reconocer que, como país, la independencia sigue y seguirá siendo un derecho y una

responsabilidad de todos los que habitamos esta maravillosa nación.

En segundo lugar, el lema anterior nos hace una invitación a meditar en lo que años atrás significaba la familia costarricense y cómo se ha venido desvirtuando a través del tiempo. Es un hecho que la droga ha incursionado en diversos estratos de nuestra población destruyendo muchos de los valores familiares con los cuales fuimos formados. Cada vez hay más pandillas y pleitos callejeros. El dinero y el materialismo se han convertido en el centro de la vida de muchos costarricenses por encima de los valores humanos y espirituales que por siglos nos han caracterizado. Pareciera ser que, en la actualidad, la falta de un verdadero compromiso por dar solución a las diversas situaciones que están afectando directa o indirectamente a nuestro país reinara en muchos ámbitos de nuestra amada patria. Si queremos formar a la nueva ciudadanía bajo los principios de responsabilidad, libertad y alegría, debemos empezar por reconocer que, vivir una auténtica independencia, significa saber ser libres, practicando diariamente el valor de la libertad de una forma sana y de acuerdo con las leyes que nos rigen. Se fortalece la nueva ciudadanía en el tanto se viva en paz no solo con nosotros mismos sino también con los demás para, de este modo, poder servir a la sociedad y ayudar a nuestros semejantes. Si practicamos la verdadera libertad día con día podremos contribuir a un ambiente más armonioso en el ámbito laboral, académico, familiar y social. Si tratamos con respeto a los demás, estaremos ejerciendo nuestra autonomía de modo que igualmente seremos respetados a la hora de tomar decisiones con firmeza.

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