Savvy Magazine - Diciembre 2024

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SAVVY MAGAZINE

Editorial

Aunque la Navidad es reconocida generalmente

como un período del año entrañable, alegre, festivo, lo cierto es que hay mucha gente a la que estos días le resultan muy tristes.

Los compromisos sociales y familiares, la presión por consumir, por estar feliz, cuando quizá no nos sentimos así, o añoramos a los que ya no están con nosotros, pueden resultar agotadores, y no precisamente la mejor manera de terminar el año. A veces, tenemos la sensación de que estas fiestas han perdido todo su sentido, y lo único que importa es

tener unos días de vacaciones. Pero, ¿sabías que, incluso antes de la llegada del Cristianismo, diversas culturas celebraban festividades durante el solsticio de invierno, para marcar el día más corto del año y el regreso de la luz?

Con la expansión del Cristianismo, y dado que los Evangelios no especifican la fecha del nacimiento de Jesús, se cree que la Iglesia decidió rememorarlo el 25 de diciembre, coincidiendo con las celebraciones existentes. Con el tiempo se han ido incorporando elementos de las tradiciones paganas a la celebración de la Navidad

cristiana, como el árbol, símbolo de vida eterna en las tradiciones germánica y escandinava, o Santa Claus, inspirado en San Nicolás de Mira, obispo del s.IV conocido por su generosidad.

Lo importante de estas fechas es que son un recordatorio de valores universales como la generosidad, la bondad, la unión familiar y el amor. E invitan a reflexionar sobre la renovación personal y nuestro propósito vital.

Los niños son los que más viven el verdadero espíritu de la Navidad. Quizá deberíamos volver a hacernos un poco niños.

En clave de estilo

Te gusten más o menos estas fiestas navideñas, lo

cierto es que las reuniones familiares o con amigos, los eventos y los planes sociales son casi inevitables, y requieren de looks un poco más elaborados y festivos Puedes ser de las que lo dejan para el último momento, y eligen alguna prenda especial que quizá conservan desde hace años, con la que se sienten favorecidas.

O quizá seas de las que compran algo nuevo, con la ilusión de estrenarlo en estas fechas.

Sea como sea, lo que es casi seguro es que no recurrirás al vaquero de siempre, o a ese vestido cómodo que te pones cuando no tienes ganas de pensar, sino que buscarás algo un poco más glamuroso, acorde con la mayor solemnidad de estos días.

En esta sección te proponemos ideas para ir apropiada en cada ocasión, combinando las tendencias más actuales con un toque personal que hará que cada outfit sea único.

¡Ahora solo queda relajarse y disfrutar de las fiestas con tus seres queridos!

NUESTRA SELECCIÓN

CENA CON AMIGO

Pendientes abeja joyas (Zara, 15,95€)

Camiseta lentejuela (Mango, 29,99€)

Zapatos tacón asimétrico (Mango, 35,99€)

Vaqueros flare (Reserved, 29,99€)

Mono palabra de honor (Zara, 29,95€)

NUES N NOCHEB

erciopelo ,95€)
Falda tubo terciopelo (Zara, 49,95€)
Pendientes OVIYA (Zalando, 55,99€)
Falda midi cuadros tartan (Silbon, 79,90€)
Jersey básico punto liso (Zara, 22,95€)
Pantalón navy Kaia (Juan Avellaneda x See Iou, 65,95€)
Blusa Navy Kaia (Juan Avellaneda x See Iou, 65,95€)
Zapatos terciopelo (Mango, 39,99€)
Pendiente flor terciopelo (Masario, 11,99€)

NUESTRA SELECCIÓN

Vestido azul Berta (Juan Avellaneda x See Iou, 119€)
Sandalia detalle hebillas (Mango, 35,99€)
Jersey punto manga larga (Mango, 29,99€)
Falda midi lentejuelas (Mango, 35,99€)
Earcuff Angel plata (Acus, 32,20€)

NUESTRA SELECCIÓN

AÑO NUEVO

Americana cuadro tartá (Silbon, 169€)
Pantalón traje flare (Mango, 29,99€)
Vestido drapeado (H&M, 25,99€)
Zapatos terciopelo (Mango, 39,99€)
Pendientes cereza brillos (Zara, 15,95€)

NUESTRA SELE

Botas tacó (Pull&Bear,
Camisa satinada
Jersey cuello strass (Mango, 59,99€)
Falda larga punto (Parfois, 32,99€)
Pantalón fluido pinzas (Parfois, 39,99€)
Aros White Medium (PdPaola, 44€)

Próximo destino

Amedida que se acercan las fiestas navideñas,

mucha gente prepara una escapada a alguno de los típicos mercados navideños del centro de Europa, donde beber vino caliente, patinar sobre hielo, o comprar artículos de artesanía local, en un ambiente acogedor y mágico

Tanto Alemania, como Francia, Suiza o Reino Unido, son países conocidos por estas tradiciones, y congregan a millones de turistas

durante el mes previo a la Navidad.

Te proponemos tres mercados navideños menos conocidos, en el Sur de Francia, que podrás visitar cómodamente en tres/cuatro días: el mercado de Perpiñán, con mucho encanto, el de la Village de Noël de le Barcarès, y el de Carcassonne.

Perpiñán forma parte de Francia desde 1659, pero mantiene un fuerte vínculo

con Cataluña, lo que se refleja en su arquitectura, gastronomía y tradiciones. Carcassonne es una ciudad medieval, fortaleza clave en la frontera entre Francia y Aragón, y bastión importante del movimiento cátaro, secta cristiana considerada herética por la Iglesia.

Este viaje combina tradición, cultura y espíritu navideño, y es perfecto para quienes buscan escapar de las rutas más masificadas.

¿Estás lista?

CUATRO DÍAS EN... SUR DE FRANCIA

Traslado: En tren, desde Madrid (4h y media) o Barcelona (1h y cuarto)

Alojamiento: Dali Hôtel Perpignan (4*)/Carcassonne Townhouse

Precio: 300-400€ por persona (tren + hotel)

DÍA 1

LDÍA 2

a mejor forma de llegar a Perpiñán es en tren,

directo desde Madrid y Barcelona.

Llegando allí por la tarde, tendrás tiempo para instalarte en el hotel, y explorar el mercado navideño de Perpiñán, ubicado en la Plaza de la República, y que destaca por sus casas tradicionales y la noria. Allí podrás probar productos locales como crepes, castañas asadas, y vino caliente. Para la cena, puedes probar el restaurante Le Sud, para una experiencia gastronómica regional

Después de un buen desayuno en el hotel, visita el palacio de los Reyes de Mallorca (s.XIII), de la época en la que Perpiñán fue capital de este Reino, y la estación, pintada en un cuadro por Dalí, que consideraba la ciudad como el “Centro del Mundo”.

Después, sal hacia Le Bacarès, a unos 30 minutos en coche, y un poco más en utobús.

Este mercado es uno de los más espectaculares del sur de Francia, aunque menos conocido que otros, como el de Estrasburgo.

Allí encontrarás, además de las casetas típicas, distintas atracciones, como una pista de hielo y un barco iluminado.

De regreso a Perpiñán, cena en un restaurante local, o en el propio mercado, si llegas temprano.

CUATRO DÍAS EN... SUR DE FRANCIA

DÍA 3

Aprimera hora, para aprovechar el día,

coge un tren desde Perpiñán a Carcassonne, que te llevará unas dos horas. Tras dejar el equipaje en el hotel, sal a explorar la ciudad medieval, y el mercado navideño, en la plaza Carnot, donde entre otras cosas, podrás degustar productos típicos, como el foie gras, turrones y vinos locales. Dedica la tarde a visitar la ciudadela, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, con más de 50 torres y una historia que se

remonta a la época romana. Dentro de la ciudadela descubrirás la Basílica de Saint Nazaire, gótica, y el castillo condal, medieval, así como las Puertas Narbona y Aude, desde donde podrás tomar preciosas fotos. Puedes cenar en la ciudadela, en el restaurante Comte Roger, que ofrece gastronomía regional con toques modernos (prueba el Cassoulet, guiso de alubias y carne típico de la región)

DÍA 4

Por la mañana, aprovecha para explorar la parte baja de Carcassonne (Ville Basse), con tiendas boutique, cafés y un ambiente más moderno. El Puente Viejo une la Ville Basse con la ciudadela. Disfruta de un brunch en la Brasserie Le Donjon, antes de emprender la vuelta a España desde la propia Carcassonne (tren directo a Barcelona, donde se puede hacer trasbordo a Madrid).

Eco & Deco

La Navidad es, sin duda, uno de los momentos del año de mayor consumismo y derroche. Regalos, comidas elaboradas, ropa nueva, decoración para la casa

Las tiendas se llenan de luces y colorido, e invitan a entrar (y comprar).

Pero hay formas más sencillas, económicas, y sostenibles, de vivir estas fiestas

Aquí tienes algunas ideas eco para decorar tu hogar en Navidad, de forma respetuosa con el medio ambiente, y con un bajo presupuesto.

ADORNOS CASEROS

Usa piñas, nueces, ramas de canela o rodajas de naranja secas como adornos.

Puedes hacer bolas de papel reciclado, estrellas con cartón, adornos con botellas de vidrio pequeñas, o con fieltro, para poder reutilizarlos cada año.

Además, crear algo con tus propias manos puede resultar muy gratificante, y lo valorarás mucho más que si lo compras ya hecho.

ÁRBOL RECICLADO

En lugar del típico árbol artificial, prueba a usar ramas que recojas en algún parque cercano, para crear un árbol minimalista.

También puedes construir tu propio árbol con madera reciclada, como palets, o colgar un diseño de árbol en la pared con cuerdas o luces.

Y si tienes alguna planta grande en casa, como un ficus o una monstera, ¡puedes decorarla como si fuera un árbol!

CORONA SOSTENIBLE

En lugar de una corona artificial, puedes hacer una corona con ramas de pino, hojas secas, eucalipto o flores secas, dispuestas sobre una base circular, y unidas a ella con algún tipo de cuerda elástica transparente. Evita usar plásticos o espumas sintéticas. Cuélgala en la puerta con un lazo bonito, y deja que todo el que llame a tu puerta en estos días la disfrute

CENTROS DE MESA

Para adornar tu mesa en estos días festivos, crea tu propio centro con piñas, ramas de pino, frutas como granadas o manzanas, o velas (mejor si son de cera de abeja) Un detalle bonito es usar botellas de vidrio recicladas como candelabros o frascos rellenos de luces LED, que consumen menos energía y duran más

REGALOS ECO

Más allá de los regalos de siempre, dedica un tiempo a pensar en lo que la otra persona puede disfrutar y valorar, según sus gustos y preferencias, como una experiencia (taller, entrada a un concierto, plan especial...), un dulce preparado por ti, un kit de cocina para preparar alguna receta sencilla, un regalo más artesanal o una manualidad personalizada, como un álbum de recuerdos o una carta ilustrada.

Y si el regalo es eco, el envoltorio en el que se presenta debe serlo también: utiliza telas anudadas arriba (siguiendo la técnica japonesa del furoshiki), papel kraft, de periódico o páginas de libros viejos, y átalos con cuerda de yute, añadiendo algún toque decorativo, como ramas verdes, flores secas, o una rama de canela. Escribe, en pequeñas tarjetas de cartón y con letras de imprenta, los nombres de los destinatarios de los regalos.

Historias de la piel

La Navidad es sinónimo de fiesta y momentos especiales, pero también puede suponer un desafío para nuestra piel.

El exceso de maquillaje, la falta de descanso o los cambios de temperatura pueden hacer que se vez deshidratada y estresada.

En esta sección te proponemos una selección de tratamientos pre y post-fiesta, para que puedas disfrutar de la Navidad sin que tu piel se resienta.

¡Sigue leyendo para descubrir cómo cuidar tu piel durante esta temporada tan especial!

TRATAMIENTOS PRE-FIESTAS

Antes de los eventos festivos, la piel necesita un plus de luminosidad y frescura

Para conseguir este efecto, y después de haber realizado una exfoliación suave, para eliminar células muertas y permitir que los productos penetren mejor, podemos recurrir a una mascarilla iluminadora, o a las casi milagrosas “ a

Tanto las mascarillas con vitamina C (que aportan luminosidad y consiguen un tono de piel más uniforme) como las de ácido hialurónico (que hidratan y “rellenan” la piel) son ideales para conseguir una piel radiante. El ginseng también es un componente conocido por sus propiedades alisantes e hidratantes.

Ampollas flash Martiderm (Primor, 5 ampollas/9,98€)

Mascarilla Ginseng (Erborian, 7,50€)

Las “ampollas flash” son un clásico para los momentos previos a un evento, porque consiguen un efecto inmediato de alisado y luminosidad, gracias a una combinación de ácido hialurónico o colágeno. Aquí no podemos dejar de recomendar las ampollas de Martiderm, con hialurónico y silicio, con efecto hidratante, reafirmante e iluminador.

TRATAMIENTOS POST-FIESTAS

Después de las celebraciones, la piel puede estar deshidratada, apagada y estresada por el cansancio y los excesos.

Para recuperarla, nada mejor que una mascarilla o crema con efecto calmante, o parches con cafeína para los ojos, si sueles sufrir de ojeras.

Herb Therapy Velvet Mask, de Dr. Althea (Koss, 3,95€)

Como producto de alta gama, esta mascarilla reafirmante y con efecto lifting de Shiseido también es perfecta para revitalizar la piel. Contiene extracto de berros, que favorece la producción natural de colágeno

Tomarte un momento de relax con una mascarilla de tejido calmante y antioxidante, como esta de Dr. Althea, con camomila, té verde y jengibre (apta para todo tipo de pieles, especialmente sensibles) puede ser la mejor forma de recuperarte de los excesos de las fiestas.

Vital perfection liftdefine Shiseido (Douglas, 69,99€)

Parches Depuff Eyespresso (Yepoda, 29€)

Los parches para los ojos con cafeína son efectivos para reducir la hinchazón y las ojeras, especialmente después de noches largas. Estos de Yepoda tienen, además, té verde, aloe vera y caléndula, ayudando a refrescar la mirada y atenuar las patas de gallo

Y como consejo general, es bueno estar bien hidratada, tanto con agua como con infusiones depurativas, para recuperar la elasticidad y evitar la piel apagada.

Rituales wellness

En nuestro número de septiembre, hablábamos de la técnica del journaling, de sus beneficios, y de cómo empezar.

El final del año es el momento perfecto para aplicarla, tanto para ayudarte a planificar las fiestas navideñas (menús, planes, regalos, ...), como para hacer balance del año que termina, y pensar en tus metas para el que comienza.

Ponerlo todo negro sobre blanco te ayudará a concretar y visualizar, además de asegurar ese proceso de reflexión previa, para no dejarte nada importante.

PLANIFICACIÓN NAVIDEÑA

Antes de que comiencen las fiestas, que pueden llegar a ser estresantes, puede resultar útil planificar algunos aspectos de estos días, para garantizar que vas a hacer todo lo que tienes que hacer, pero también lo que quieres hacer (¡ambas cosas no necesariamente coinciden!), y para tratar de pasar las fiestas de la forma más tranquila y alineada con tus valores posible. Sin grandes excesos, y sobre todo, pasando tiempo de calidad con quien realmente quieres pasarlo. Aquí tienes una propuesta para estructurar esta sección navideña de tu “journal”.

Haz un calendario con casillas grandes para cada día, para marcar planes, comidas/cenas, u otros eventos. Deja tiempo para alguna tradición de tu infancia que te gustaría recuperar, o actividades que siempre has querido hacer.

Si recibes a gente en casa, preparar una lista de menús (con la lista de la compra asociada) puede ser muy útil. Prueba recetas diferentes, más ligeras y saludables que las habituales, para que los comensales no se sientan tan pesados.

No te olvides de ti, de tu salud mental y física. Destinar un tiempo diario a la meditación, el ejercicio físico, o la lectura, es importante.

También puedes llevar un “mood tracker”, o registro de emociones diario

BALANCE DEL AÑO

Para conectar con tus logros, aprendizajes y desafíos del año, y poder sentirte orgullosa de todo ello, dedica un tiempo a escribir sobre:

Momentos destacados del año (buenos, y no tan buenos). Puedes incluir un collage de fotos.

Retos que se te presentaron, y éxitos alcanzados

Cosas nuevas que has aprendido, lugares que has visitado, y personas que has conocido.

PROPÓSITOS

PARA EL NUEVO AÑO

Para visualizar tus propósitos para el nuevo año, concrétalos sobre el papel, centrándote en:

Definir unas pocas metas, que sean alcanzables y específicas (por ejemplo, cambiar “Leer más” por “Leer un libro al mes sobre un tema que me inspire”) Hacer tu lista de deseos personal: sitios que te gustaría visitar, libros que te gustaría leer, habilidades que te gustaría adquirir

Concretar los hábitos que te gustaría introducir en tu día a día: comida, ejercicio, tiempo de descanso y aprendizaje...

Camino a la cultura

CURIOSIDADES NAVIDEÑAS

La Lotería de Navidad en España reparte más de 2.500 millones de euros cada año. Es el sorteo más grande y con más participación del mundo, y data de 1812.

CIFRAS IMPACTANTES

El gasto mundial durante la época navideña supera el billón de dólares. En España. el gasto medio por persona es de 600-700 euros, del que el 40% se destina a regalos.

Cada español gasta una media de 70 euros, y el 75% de los españoles compran al menos un décimo.

En España se consumen más de 30 millones de kilos de dulces navideños durante las fiestas El consumo de uvas en Nochevieja se eleva a 2 millones de kilos, en una tradición que es única en el mundo.

En Estados Unidos, la electricidad usada para las luces navideñas podría alimentar a más de 14 millones de hogares durante nada menos que un año completo

OTRAS CURIOSIDADES

San Francisco de Asís es considerado el creador del primer pesebre viviente en 1223, para explicar el nacimiento de Jesús a la gente de su pueblo en Italia En España, esta tradición se popularizó en el s.XVIII entre las clases altas, con representaciones cada vez más detalladas, incluso de la vida cotidiana de la época

La imagen moderna de Papá Noel fue popularizada por Coca-Cola en 1931, aunque el personaje tiene raíces en San Nicolás, obispo turco del siglo IV. Dice la leyenda que este obispo lanzó monedas de oro por una chimenea y cayeron en unas medias que estaban colgadas para secarse, de ahí la tradición de los calcetines.

El villancico más famoso es Noche de Paz, que se cantó por primera vez en Austria en 1818, y fue compuesto por Gruber y Mohr, y traducido a más de 300 idiomas. Aunque la canción navideña “All I want for Christmas Is You” de Mariah Carey ha generado más de 80 millones de dólares en derechos desde su lanzamiento en 1994.

Si en España comemos turrón, en Italia panettone, y en Reino Unido pudding, en Japón la tradición en Navidad es comer pollo frito de KFC. Es el resultado de una campaña publicitaria lanzada por la marca en los 70, que visto lo visto, fue muy efectiva.

Moda Tech

Hace ya unos meses que se habla de la tendencia de los “micro shorts”, o “ no pants”, porque es como no llevar nada. ¿Te los pondrías esta Navidad? (Pull&Bear,22,95€)

Este miniproyector de cine portátil de Wimius podría ser un buen regalo navideño. Tiene conexiones wifi 5G y blutooth y es muy ligero (Amazon, 110€)

SAVVY RADAR

En “I

latina con aires asiáticos, ideal para un picoteo con amigos.

El 20 de diciembre se estrena en cines “Cónclave”, película en la que Ralph Fiennes, como cardenal responsable de dirigir el cónclave, se ve atrapado en una compleja conspiración

Manos en acción

La Navidad es probablemente la época del año en la que se ponen de manifiesto, con mayor intensidad, las diferencias entre los seres humanos. Entre los que disfrutan de cierto desahogo económico, y los que llegan con dificultad a final de mes. Entre los que están rodeados de familia y amigos, y los que están solos. Entre los que tienen a sus seres queridos con ellos, y los que han perdido a alguien importante en su vida.

Son fiestas que a algunos les resultan entrañables, alegres, y otros desearían que pasaran lo más rápido posible, porque les recuerdan sus pérdidas. O quizá, porque ver tanto consumismo alrededor les hace sentirse aún más vacíos.

Y así, unos días que, por su significado, deberían ayudarnos en nuestra búsqueda del sentido de la vida, pueden llegar a convertirse en días que hacen que todo pierda sentido.

Dedicar un tiempo durante estas fiestas a acompañar y escuchar al que está solo, a compartir con el que más lo necesita, puede ayudarnos a no perdernos en ese maremágnum de luces, música, compras, banquetes, y a no perder de vista lo realmente importante: el amor.

En tu ciudad seguro habrá infinidad de actividades de voluntariado para realizar en estas fechas, pero aquí te sugerimos uno muy especial

“NINGÚN NIÑO SIN SONRISA”

Sin duda, los protagonistas de la Navidad son los niños. Los más pequeños la

viven con la ilusión intacta, deseosos de disfrutar de los planes familiares, las luces y los regalos.

No todos los niños, sin embargo, viven en un entorno favorable Y sin embargo, en estos días, resulta sorprendentemente sencillo sacar, también a esos niños, una sonrisa, y devolverles la ilusión.

“Ningún Niño Sin Sonrisa” es una asociación creada en 2009 con el principal objetivo de mantener la ilusión de la Navidad entre los más pequeños, y que con los años, ha ido creciendo para realizar otras actividades por y para los niños.

Todos los que forman parte de la asociación son voluntarios, y se autofinancia con lo recaudado en los mercadillos solidarios.

La campaña navideña de Ningún Niño Sin Sonrisa se inicia meses antes de Navidad, con la recepción de todos los juguetes en su sede de Madrid.

Los voluntarios comprueban, limpian y clasifican los juguetes, preparándolo todo para el gran día de la Fiesta de la Ilusión, que en 2025 se celebrará el día 4 de enero. Este es el día de la entrega de regalos a los más pequeños

El día en el que los voluntarios se visten de Reyes y pajes para, gracias a la solidaridad de muchos, hacer felices, aunque sea por un momento, a centenares de niños

Todavía estás a tiempo de ayudar a que, esta Navidad, ningún niño se quede sin sonrisa. ¿Te animas?

Mujeres que transforman

Raquel en su atelier

El arte se lleva en la sangre

Y si no, que se lo digan a Raquel Hormigos, que tuvo claro desde siempre que su vida estaría ligada a la creación. Su abuela era modista, y diseñaba y confeccionaba el fondo de armario de todas sus vecinas. Y no soltó la aguja hasta que falleció, con casi ochenta años

Raquel escribe poesía, dibuja, pero ante todo, es “sastra”, de las que ya quedan pocas.

En su atelier, Raquel H, ubicado en el barrio de Salamanca, su socia Carmen y ella han creado un pequeño universo, en el que las mujeres se sienten escuchadas, comprendidas, y ven su belleza natural realzada con diseños a

medida, únicos, especiales, y sobre todo, ponibles y versátiles.

Porque el mito de que la alta costura es solo privilegio de unos pocos, y como mucho podrás acceder a ella cuando te cases, o se case un hijo tuyo, está ya desfasado.

De hecho, la confección a medida está ganando adeptos, gracias a la búsqueda de lo artesanal, lo único y exclusivo, frente a la estandarización de la moda rápida actual.

Raquel ha colaborado con diseñadores como David Delfín y Juan Duyos, ha desfilado, con sus diseños, en Atelier Couture, y su taller tiene la exclusiva de los arreglos para la división de sastrería masculina de Hugo Boss.

¿Quieres conocerla un poco más?

P: Raquel, tú te formaste en la Escuela Superior de Sastrería, y siempre dices que la sastrería es tu pasión. Pero, para los que somos algo más ajenos a este mundo, ¿en qué se diferencia un sastre de un diseñador?

R: Bueno, en realidad, yo estudié primero Diseño y Patronaje Industrial, en una escuela privada, porque en ese momento no había otras opciones. Después, ya con 25 años, estudié en la Escuela Superior de Sastrería, compaginándolo con mi trabajo por las mañanas. En Diseño te enseñan a diseñar tus propios modelos, y con el Patronaje Industrial, a sacar patrones, en papel, para su producción industrial, masiva, siguiendo una tabla de medidas para los distintos tallajes. Pero hay que tener en cuenta que dos personas con la misma talla pueden tener cuerpos totalmente distintos. Lo que hace la Sastrería es sacar patrones a medida, no en papel, sino directamente en tela La elaboración es totalmente manual, artesanal. La única forma de que un vestido te quede como un guante, es hacerlo a medida El problema ahora es que no hay formación de costura, en

las escuelas de diseño no enseñan a coser, solo a dibujar, y ni siquiera, a veces, a hacer patronaje. De hecho, a nosotras nos cuesta cada vez más encontrar a gente que sepa coser, para nuestro taller. Hemos llegado a plantearnos coger a personas jóvenes, y formarlas nosotras, desde cero. Es un oficio que se aprende haciendo, practicando. Como todo, en realidad.

P: ¿Por qué crees que ocurre esto?

R: Creo que uno de los problemas es que este oficio se percibe, en ocasiones, como denigrante, como si no tuviera valor. Lo que buscan las nuevas generaciones es diseñar modelos espectaculares, pero no confeccionarlos. Y, sin embargo, veo casi imposible diseñar un vestido maravilloso, si no sabes cortarlo y coserlo, porque quizá no sea viable.

Una vez vino una chica joven a mi taller, que estaba estudiando diseño y tenía que diseñar y coser su propio vestido, como proyecto de fin de curso. Me pidió que yo se lo cosiera, pero era un diseño imposible, quería un vestido de seda salvaje, negro, sin

una sola costura o pinza

Tuve que explicarle que eso no podía ser, y hubo que ajustar el diseño, claro. La cuestión es, ¿qué va a ocurrir cuando desaparezcan los talleres como el nuestro, donde se conserva el oficio de costura?

P: En relación con esto, ¿qué futuro ves tú a la alta costura, en el contexto actual de moda rápida, donde salen diseños nuevos cada semana, y a precios tan asequibles?

R: Pues fíjate, yo creo que está volviendo el interés por la alta costura. La gente empieza a valorar más la exclusividad, el encontrar prendas que sienten mejor. Yo misma, cuando era adolescente, compraba algunas prendas por ejemplo en Blanco, una tienda que abrió en esa época y tuvo mucho éxito, pero, aun así, no lo hacía tanto como mis amigas. Ellas preferían gastarse el dinero en cuatro vestidos y tres camisetas, y yo, en dos cosas, pero de mejor calidad

Y esas prendas en las que yo invertía, se las está llevando ahora mi sobrina, de 19 años, y le encantan, han resistido a la perfección el paso del tiempo.

P: Efectivamente Yo creo que hay dos tipos de personas: las que priman la calidad sobre la cantidad, y las que prefieren mayor variedad y tendencias, aunque las prendas les duren un par de temporadas Aunque al final, ambas se gasten una cantidad de dinero similar.

¿Qué les dirías a las mujeres que piensan que el acudir a un atelier para hacerse alguna prenda a medida es un privilegio de pocos, y solo justificado en ocasiones muy especiales, porque serán prendas poco ponibles?

R: La alta costura es obviamente más cara que la moda industrial, porque usa tejidos de mayor calidad y la confección es artesanal. Yo soy muy de fondo de armario, e incluso en diseños para novias o madrinas, busco la versatilidad, pensando en que puedan volver a usarlos en distintas ocasiones.

Por ejemplo, tengo algunas clientas de embajadas, que no pueden permitirse repetir modelo en determinados eventos, y a las que les diseño piezas que pueden, combinando de distintas formas, y dándoles un toque, utilizar en distintas

ocasiones, para que parezcan nuevas.

También tengo clientas a las que les confecciono su fondo de armario, con prendas ponibles, de calidad y totalmente a medida, que saben que no pasarán de moda, pero que luego pueden combinar con prendas de otras tiendas, más de tendencia

Y últimamente están viniendo muchas chicas jóvenes, con prendas buenas de sus abuelas, para que se las arregle. Porque son tejidos maravillosos, que se conservan muy bien, y únicamente necesitan una actualización en el patrón, y en las medidas.

También vienen chicos con los típicos abrigos de cashmere de sus padres o abuelos, de los que ya no se hacen.

P: A mí me da la sensación de que ya no apreciamos tanto la calidad del tejido, sino más el diseño y el precio.

R: Es cierto, y es una lástima. En España han cerrado muchos talleres de tejidos, porque ya no tienen salida, se compra casi todo fuera de España, por un tema de coste, aunque la calidad sea muy inferior.

Pero no merece la pena hacer un traje a medida con un tejido que no sea de máxima calidad.

P: Háblame del proceso creativo. Cuando llega una clienta, ¿cómo consigues detectar lo que quiere, lo que le va a sentar mejor, cuando puede que ni ella misma lo sepa? ¿Cuáles son los distintos pasos para crear esa prenda especial?

R: Lo primero que hago es pedirles a las clientas que, antes de la primera cita, me envíen fotos de cosas que les gusten, al margen de si piensan que les van a sentar bien o no, porque en ocasiones tenemos muchos complejos

En la primera entrevista me fijo en cómo es su cuerpo, zonas a resaltar, o a compensar (porque no se trata de “ocultar” nada, para mí todas las mujeres son bellas) Y después, repasamos juntas todas las fotos que me habían enviado. Muchas veces se sorprenden, porque diseños que creían que no les quedarían bien, yo las animo a probarlos.

El siguiente paso es dibujar sobre la toile, y montar el patrón perfecto con sus medidas reales.

Yo soy partidaria de mostrarles distintas opciones, pero ya sobre su cuerpo, y ellas mismas se dan cuenta de lo que les sienta mejor, aunque sea finalmente algo distinto a la idea que traían. Mi único objetivo es que las clientas se vean guapas. El proceso puede durar tres meses para una invitada, o cinco para una novia. Nosotras podemos acortar los plazos habituales porque tenemos taller propio, y no dependemos de los plazos de terceros.

Este año, por ejemplo, hicimos un vestido de novia en un mes y medio, sin ningún problema. Aunque una novia venga un año antes, y yo prepare la toile, para que ella empiece a sentir el vestido como suyo, y a ilusionarse, no hago la primera prueba en tejido hasta que faltan entre cuatro y cinco meses para la boda. Se hacen dos pruebas en tejido, y la última, en torno a una semana antes del evento, por si la novia ha cambiado de peso en el último momento.

El cuerpo de la mujer también cambia a lo largo del ciclo menstrual, y es algo que siempre les pregunto, cuando hacemos la primera prueba,

para tenerlo en cuenta y dejarlo un poco más o menos holgado.

P: ¿Qué cambios has notado en el gusto y estilo de las novias, desde que empezaste a trabajar?

R: Creo que cada vez vienen con más dudas, por todos los inputs que reciben, sobre todo en redes sociales. Se dejan llevar mucho por las tendencias, pero yo aconsejo que busquen un vestido que crean que les seguirá gustando cuando vuelvan a ver las fotos de su boda, veinte o treinta años después. No todos los vestidos resisten bien el paso del tiempo. Yo siempre pongo el ejemplo del vestido de novia de Lady Di que, en su momento, en los años 80, era lo más, pura tendencia, pero es probablemente el vestido que peor ha envejecido en la historia de la moda de novias.

P: En alguna ocasión hemos hablado de lo mucho que disfrutas cosiendo para las madrinas, incluso más que para las propias novias. Y en general, para mujeres ya con cierta edad, o con cuerpos menos “normativos”. Supongo que, de alguna manera, para ti supone un

reto mayor, y mayor satisfacción, al verlas a ellas tan satisfechas. Hacerle un vestido a una veinteañera con la talla 36 es más fácil.

R: Así es. Con las madrinas aprendo mucho, o incluso con las abuelas de las novias. Ya son mujeres de cierta edad, con algunos problemas, osteoporosis, un hombro más subido que otro, o la cadera descompensada, y eso requiere darle vueltas para dar con la solución perfecta para ellas.

Algunas de estas mujeres vienen desanimadas al atelier, pensando que no voy a poder hacerles algo que las haga sentir guapas, en un día tan especial Su ilusión al ver que no es así, y que se ven tan elegantes y favorecidas, no tiene precio.

También vienen al atelier novias con tallas grandes, que no han encontrado vestido en otros sitios, y llegan muy bajas de ánimos, casi dándose por vencidas. Esos son los proyectos que me hacen sentir más feliz y realizada.

P: ¿Quiénes han sido tus referentes, además de tu abuela, por supuesto? ¿Qué diseñadores te inspiran más?

R: Ten en cuenta que yo empecé en el mundo del teatro, haciendo vestidos de época, y siempre he tenido libros de historia del arte y de la moda Cuando quería diseñar algo especial me iba a los libros antiguos, y me inspiraba en la moda del s XVI, XVII, o XVIII, más que en las revistas. Balenciaga me encanta, desde siempre, y también Pertegaz. De hecho, tengo la suerte de tener en mi poder dos patrones originales de Balenciaga, en toile (con su nombre, escrito por él mismo), que me regaló una clienta cuya hermana trabajaba como modista en su taller. El vestido de novia de mi clienta se lo había diseñado él mismo, y había cortado el patrón (aunque lo habían cosido sus modistas). Le regaló ese patrón, que después pasó a mí Vivienne Westwood siempre me ha gustado mucho también, por su manera de trabajar los patrones En cuanto a diseñadores más actuales, me encantan Viktor & Rolf, y Jean Paul Gaultier. Me entusiasmaba su chaqueta corsé, una chaqueta sastre entallada por delante, y corsé por detrás, una maravilla.

La sastrería femenina me tira mucho, aunque yo me formé como “sastra” masculina. En definitiva, siempre me he fijado en diseñadores que juegan con los patrones, con los volúmenes y el movimiento, buscando el corte perfecto.

P: Se critica mucho a la industria de la moda por su escasa sostenibilidad. ¿Cómo percibes este tema? ¿Qué retos crees que tenéis por delante?

R: Precisamente por eso yo siempre abogo por el fondo de armario, comprar menos prendas, pero de calidad. Pero faltan materiales, hay pocos fabricantes de tejidos sostenibles.

Hay gente que está haciendo cosas muy interesantes, como Ecoalf, con tejidos reciclados. En ropa deportiva también se está investigando bastante.

El tema es que la alta costura no admite tanto este tipo de tejidos, estamos más limitados.

Queda mucho camino por recorrer, pero seguramente, en unos años de innovación saldrán nuevos tejidos más sostenibles, con caídas increíbles.

P: ¿Qué consejo le darías a una persona que quisiera dedicarse a la alta costura?

R: Que estudie Diseño en la universidad, pero también corte y confección. Como te decía antes, un buen diseñador tiene que saber coser, y el que sepa hacerlo, tiene su futuro asegurado. El oficio de la costura va a pasar de ser una profesión denostada, a ser muy potente.

P: ¿Cuál es la parte que más te gusta de tu trabajo, además del trato con las clientas?

R: Sacar el patrón El proceso de cortar la toile, montarla, probársela a la clienta, y diseñar sobre ella. Para mí, la toile es como un lienzo en blanco.

A mi siempre me ha gustado dibujar, y lo hago directamente en la tela.

Aunque a veces también les hago bocetos a las novias, después de haber terminado el trabajo, para que los guarden como recuerdo.

P: Para terminar, voy a hacerte algunas preguntas cortas, para que respondas rápido. ¿Un tejido?

R: La organza, sin duda, por los volúmenes. En faldas o blusas, me encanta. Soy más de tejidos rígidos, y la

organza, aunque es como una gasa transparente, en realidad es dura.

P: ¿Un color?

R: El negro. O el azul marino, para mujeres algo más mayores. Son colores que favorecen a todas, y muy elegantes. En cambio, un rojo, o un verde, no sientan bien a todo el mundo. Es cierto que yo hago pocos vestidos en negro, las madrinas e invitadas vienen buscando más color. Pero hace poco saqué una colección de sastrería, y era prácticamente todo negro.

P: ¿Una prenda?

R: La chaqueta sastre, en todas sus versiones. Tipo Chanel, más corta o a la cadera…

P: ¿Una mujer a la que te gustaría vestir?

R: A la Reina Letizia Me gusta mucho su estilo, sobre todo el de los últimos años. Creo que tiene muy buen gusto, me encanta por ejemplo cómo lleva los trajes sastre, en eventos de trabajo.

R: Hugo Boss, sobre todo para hombre Tiene una sastrería perfecta.

Y de precio más asequible, te diría que Massimo Dutti. Mi problema es que, siempre que voy a comprar una prenda, le doy la vuelta para ver cómo está cosida, ¡no lo puedo evitar!

P: ¡A eso se le llama “deformación profesional”!

Muchas gracias por tu tiempo, Raquel. Me parece increíble lo que hacéis en el atelier, e increíble que puedas vivir de tu pasión, haciendo también con ella un poco más felices a las personas que confían en ti para que las vistas, y saques lo mejor de ellas.

P: Y, por último, ¿una tienda de ropa con buena relación calidad precio?

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Entre líneas

¿Cómo te sentirías si supieras que, si le hubieras dedicado un poco de tiempo a alguien, podrías haber evitado una desgracia?

En sus zapatos

Llevaba mucho tiempo observándolo.

Estaba siempre sentado en el mismo banco del parque, en la misma postura, sin levantar la cabeza

Nunca había visto sus ojos, hasta hace unas semanas, cuando por fin me atreví a acercarme y hablarle.

Durante los primeros días, apenas emitió algún tímido sonido, en respuesta a mis saludos.

Pero después, poco a poco, aunque muy torpemente, como si le costara un esfuerzo titánico pronunciar cada palabra, se fue soltando, como ansioso por liberarse de un peso que le oprimía el corazón.

Y al fin, una mañana, se decidió a contarme su historia, que reproduzco aquí, a petición suya, con toda la fidelidad de la que he sido capaz.

Él había nacido en una familia de clase media. Tenía unos padres normales, varios hermanos muy normales también, y profesores y compañeros de lo más normales, en la escuela

En cambio, él nunca se sintió normal. Preso de una timidez casi patológica, no era capaz de mirar a la gente a los ojos. Solo a sus pies.

Sus padres habían tratado por todos los medios de ayudarlo, pero en el fondo, se avergonzaban de ese hijo que vagaba por todas partes como un fantasma, siempre mirando al suelo. Y la vergüenza de su familia le pesaba tanto, que él se iba encorvando cada vez más y más

La vida lo había golpeado fuerte, y a él le faltaba fortaleza para resistir sus envites. Tras muchos años de fracasos, lucha y desesperación -me ahorraré los detalles, por expreso deseo suyo-, había terminado en la calle, sin más compañía que la de esa mochila raída que lo acompañaba siempre, donde guardaba sus escasísimas pertenencias.

Desde su banco en el parque, controlaba la vida del barrio. Y con el aspecto que tenía, a nadie le sorprendía verlo allí sentado, siempre en la misma posición, siempre mirando al suelo.

Nadie le pedía explicaciones, nadie lo cuestionaba Porque nadie le prestaba atención

Conocía a la perfección los pies de todos los que diariamente pasaban frente a su banco, y por sus zapatos, intuía el tipo de persona que era cada uno, y el tipo de vida que llevaba.

Las primeras en pasar cada día, siendo aún de noche, eran las zapatillas de running; todas muy modernas, con cámaras de aire de última generación, para hacer que las personas que los calzaban se sintieran casi volar, preparados para alcanzar sus metas, para comerse el mundo.

Un poco más tarde veía pasar, caminando apresurados, varios pares de zapatos masculinos de vestir, casi todos negros y acordonados, de corte clásico. Salvo unos: unos mocasines de estilo italiano, con la punta más cuadrada, que solían caminar más lentos, para evitar que su dueño derramase el café que acababa de comprar en el bar de la esquina.

Lo sabía, porque un día se le había caído un poco de ese líquido oscuro y aromático en el traje, y el hombre, soltando un improperio, había tenido que dar media vuelta e ir a su casa a cambiarse.

También veía numerosos pies de mujer a aquella hora tan temprana. Muchos llevaban zapatos de tacón alto, aunque las mujeres más jóvenes solían calzar deportivas, y cargaban con bolsas donde seguramente llevarían otros zapatos más elegantes, para cambiarse en cuanto llegasen a la oficina.

A eso de las nueve, comenzaban a desfilar los zapatos infantiles, blancos de deporte, o de color azul marino, que se encaminaban, presurosos y alegres, al colegio del barrio.

Y a media mañana, varios pares de zapatillas blancas, de lona, inundaban el parque, empujando carritos de bebé, o guiando los primeros y torpes pasos de unos zapatitos minúsculos, que a menudo tropezaban entre sí.

Estos últimos eran, sin duda, sus favoritos. Le recordaban aquellos tiempos, ya lejanos, en los que él mismo ponía, cada día, unos zapatos iguales en los pies de la personita que más había querido en el mundo, y que probablemente más le había querido a él.

Pero había unos pies que le intrigaban especialmente. Unos pies grandes, toscos, que caminaban con una sorprendente lentitud, habida cuenta de la edad que, a juzgar por su complexión, debía tener su propietario, y que pasaban frente a su banco cada tarde, alrededor de las siete

Unos pies calzados siempre, sin excepción, por los mismos zapatos desgastados La piel había cedido tanto que se había roto por varias partes, y estaban tan llenos de polvo y suciedad, que ni siquiera podía adivinarse su color original. Aquel hombre, más que caminar, arrastraba los pies.

En varias ocasiones, nuestro amigo estuvo tentado de mirar hacia arriba, para ver qué aspecto tenía. Pero su cabeza se negaba a responder a las órdenes de su cerebro, se resistía a erguirse, acostumbrada como estaba a la protección que le otorgaba su posición encogida, que impedía al resto del mundo mirarle a los ojos, y descubrir en ellos todos los temores que lo asaltaban desde niño.

Llegó la Navidad, que a él se le hacía especialmente dura, triste

Y la víspera del día del Nacimiento, que resultó ser una tarde lluviosa, sombría, exactamente como se sentía él, esos zapatos volvieron a pasar frente a su banco, pero aquella vez se detuvieron justo allí, dubitativos, como sin saber adónde dirigirse.

Unos minutos después, se acercaron, con el mismo paso lento y cansado de siempre, a su banco. Y él, viéndose amenazado por esa proximidad, se puso en guardia. Los zapatos giraron ligeramente hacia la izquierda, y desaparecieron de su vista. Pero sintió, al otro lado del banco, el peso de otro cuerpo, que se sentaba.

Estuvieron sentados el uno muy cerca del otro durante un rato, que a él se le antojó eterno Se le pasó por la cabeza la idea de mirar a esa persona a la que, por alguna extraña razón, sentía tan cercana, sin conocerla, e incluso, de dirigirle algunas palabras. Pero fue incapaz de hacerlo.

Y simplemente se quedó allí, muy quieto, sin atreverse casi ni a respirar, escuchando la respiración agitada del otro, hasta que aquel se levantó y se marchó.

Aquella fue la última vez que vio esos zapatos.

Esperó durante días, semanas, verlos pasar frente a su banco, con la firme intención de, si aparecían, levantar la cabeza, y mirar a ese hombre a los ojos. De mostrarle, aunque solo fuera con la mirada, que no estaba solo Pero no hubo ocasión

Yo escuché su historia sin interrumpirle, intentando en todo momento mostrarme receptiva, cómplice.

Y para protegerlo de la culpa, le oculté la trágica noticia que había conmocionado al barrio hacía algunas semanas.

La noticia de un hombre que, incapaz de soportar un día más la soledad, la angustia, había saltado por la ventana, la mañana de Navidad.

Hace días que su banco del parque está vacío. Es posible que nadie se haya dado cuenta, salvo yo.

El otro día, me di cuenta de que mi hijo iba mirando al suelo, durante prácticamente todo el trayecto al colegio.

“¿Por qué ahora vas siempre mirando abajo?”, le pregunté, intrigada

“Hace unos días le estabas contando una historia a papá, estabas llorando, y decías que había que ponerse en los zapatos de las personas. Así que miro los pies de la gente, para ver si me gustan sus zapatos”.

No pude evitar reírme por su ocurrencia, típica de sus cinco años, pero enseguida me puse seria

“Cariño mío, para poder ponerte en los zapatos de otra persona, lo que tienes que hacer más bien es mirarla a los ojos”.

Él me miró extrañado, me cogió la mano, y siguió caminando, como si nada.

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