(De)Construir Nº1

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(de)Construir Pensamiento Libertario Periférico AÑO 1 - NUMERO 1 BUENOS AIRES, SUDAMERICA - PRECIO $ 3

Ecología, Libertad y Socialismo

Apuntes sobre el pensamiento de Murray Bookchin

Historia latinoamericana

La experiencia anarquista en el movimiento obrero boliviano

Grecia en llamas

Interpretando las revueltas helénicas

El Partido como antítesis de la Revolución (o el anacronismo de las sectas-partido)

Soberanía del Capital y ciudadanía restringida

reflexiones sobre la precarización de las condiciones de vida como resultado del neoliberalismo en argentina

dossier

Reflexiones sobre la crisis capitalista

¿crisis capitalista, capitalismo en crisis o qué? hegemonias en conflicto la crisis, una excusa para hablar sobre (medios de) comunicación ¿en que quedamos? algunas reflexiones para el debate


Siempre estamos corriendo... Siempre estamos apurados y apuradas, aeorosoleando un stencil o pintando una consigna en una pared; siempre debemos ir a una marcha, corte de ruta o movilización; siempre tenemos que aguantar una huelga o asamblea de base en un sindicato; siempre estamos resistiendo en una kasa okupada o en un barrio tomado; siempre estamos piqueteando nuestra prensa o distribuyendo nuestro fanzine; siempre tenemos una reunión importante con compañeros y compañeras; siempre tenemos que asistir a una charla o una proyección de película para discutir con cumpas; siempre estamos organizando una feria o encuentro para difundir nuestros fanzines o nuestros libros; siempre estamos coordinando algún tipo de acción directa. Siempre tenemos que… La acción es, desde siempre, una de las cosas que caracterizan al Anarquismo. Seamos muchos y muchas, o pocos y pocas; seamos compañeros y compañeras jóvenes y entusiastas, o entrados/as en años y reflexivos/as; anarcocomunistas, anarkopunks, colectivistas, individualistas, organizacionistas, insurreccionalistas, anarcosindicalistas, vegans, sindicalistas revolucionarios/as, espontaneístas, anarko queers, sintetistas, anarcoespecistas, pacifistas, anarcofeministas, consejistas, plataformistas, primitivistas, autónomos/as, etc., etc., etc.… No importa el nombre o definición de los compañeros y las compañeras: el Anarquismo es Acción, es Compromiso, es Entusiasmo, es Participación, es Solidaridad, es Pasión; es Revolución, en síntesis. Sabemos, como anarquistas, que no estamos dispuestos y dispuestas a ceder nuestra capacidad de hacer o participar de diversas cuestiones (sociales, políticas, culturales, etc.). Creemos en la acción directa, y parte de eso implica que nos comprometamos en todo lo que nos atañe y nos interesa. Por otro lado, hay algo que también es importante a la par de la Acción, y eso son las ideas. Somos Libertarios y Libertarias, y más allá de poseer y leer a nuestros referentes y pensadores/as originarios/ as, nos dedicamos a reflexionar, debatir e intervenir por nosotros y nosotras mismas. Sea que nos referenciemos en algún autor o autora, o en alguna línea o corriente del pensamiento libertario, en todo eso influye e importa también lo que cada uno de nosotros y nosotras piense, sienta y comprenda. No tenemos un gran sabelotodo que nos dice qué pensar, y cómo. No poseemos grandes autoridades que nos digan lo que está bien y lo que está mal. No estamos subordinados

y subordinadas a un gran Buró o Comité Central que resuelve y nos dicta lo que debemos decir y hacer. No les tenemos ni nos interesa tenerles. Entendemos también, que existe una relación directa entre ambas cuestiones, entre nuestras ideas y nuestras acciones. Ninguna se impone a la otra, ni tampoco ninguna es más importante. Estamos hablando de un proceso dinámico, permanente y conflictivo, en donde todo es importante, y nada debe ser subestimado ni dejado de lado. Las ideas se traducen en acciones, y las acciones influyen y modifican las ideas. Es posible que para algunos y algunas que no sean anarquistas y que tengan intenciones (como nosotros y nosotras) de cambiar lo existente para construir algo mejor y más justo, pensar en estas cuestiones sea confuso e inabarcable. Nos dicen idealistas, utopistas o soñadores y soñadoras. Nos hablan de que pensar, sentir y accionar como creemos, es elegir el camino más largo, duro y complejo, y “que nos tenemos que ajustar a la realidad, a lo que existe”. Que hay que votar y esperar a que el triunfo de partidos, líderes o “políticos honestos” permita la introducción paulatina de cambios. Que hay que aportar para la instauración de un régimen dictatorial basado en la dirección política de una clase social que, por tratarse de la más oprimida, sabrá llevar adelante los cambios económicos necesarios, y que la desaparición del Estado y otras cuestiones sociales y culturales, llegarán solas con el tiempo… Nada de esto nos contenta. Nada de esto nos alcanza. Nada de esto nos satisface. Queremos todo; queremos la Revolución, pero también queremos Libertad, Igualdad y Justicia. Todos y todas somos importantes, y todos y todas valemos lo mismo. Por eso somos Libertarios y Libertarias. Queremos la destrucción absoluta de todo Estado y de toda forma o estructura de explotación, dominación y enajenación. Queremos la destrucción y desaparición absoluta del Capitalismo en todas sus formas. Queremos la destrucción de todo aquello que es injusto, y construir un nuevo mundo basado en principios que no tengan nada que ver con la mezquindad, la codicia, la indiferencia, la competencia, el privilegio, el autoritarismo, la supremacía de un género por sobre otro, y todo aquello que conocemos, vivimos y sufrimos a diario. Queremos una sociedad Socialista, basada en principios Libertarios. Hasta aquí es posible que coincidamos y concordemos en líneas generales como Anarquistas. Lo que varían


son los métodos y las formas, y por ello el movimiento anarquista es rico en su diversidad. Pero lo que nos inquieta a quienes escribimos estas palabras son también otras cuestiones. Hace rato ya, que siempre charlamos y llegamos a la conclusión de que hay cosas de nuestras ideas que nos hacen ruido. Siempre evaluamos que los basamentos de nuestras ideas están bien, pero que hay cosas que carecen de actualidad. Muchas de nuestras discusiones y razonamientos se han debilitado, y mucha de nuestra capacidad de análisis ha quedado fuera de contexto, debido a que en muchos casos nos hemos quedado sin referentes o elaboradores y elaboradoras de teoría (en el sentido clásico que podían serlo un Bakunin, un Stirner, un Kropotkin, una Emma Goldman, o un Malatesta), o porque no hemos podido reflexionar y evaluar críticamente sucesos y experiencias históricas en profundidad. En los hechos, nos damos cuenta de que muchas de nuestras prácticas están descontextualizadas. Y lo más importante: existen innumerables cuestiones sobre las que, como anarquistas, no tenemos respuesta alguna (obviamente, porque cuando buscamos respuesta en nuestros referentes históricos, nos damos cuenta que muchas veces no tuvieron que enfrentarse con cuestiones y temáticas que son reflejo del contexto en que vivimos), y en ese caso, apelamos a una suerte de “sentido común libertario” con el que tratamos de cubrir esos huecos, esos baches, pero muchas veces también se traduce en “tomar prestadas” algunas ideas y preconceptos de otras tendencias del socialismo, sin animarnos a hacer el ejercicio nosotros y nosotras mismos/as. Pero nada de todo esto parece ser un problema serio para algunos y algunas. Extraño… ¿Por qué nos encontramos siempre corriendo, siempre atrás de una u otra cuestión, pero no podemos tomarnos un momento para pensar en nuestras cuestiones? ¿Por qué no hay un momento para debatir, para reflexionar y discutir nuestros problemas de fondo? En síntesis ¿Por qué no es posible pensar en espacios y en momentos para poder hacer un corte, y sentarnos a discutir, intercambiar y reflexionar, como libertarios y libertarias, nuestros principios, nuestras acciones, nuestros objetivos, nuestras realidades, de modo profundo, y sin dejar de hacer y participar de todo en lo que estamos?

Creemos que en las últimas décadas se han dado grandes pasos en cuanto a compromiso y militancia social. Existen gran cantidad de compañeros y compañeras trabajando, participando, fomentando y dando vida a innumerables iniciativas y acciones populares. Asambleas barriales, gremios, kasas okupadas, grupos editores, huertas colectivas, bibliotecas, centros culturales y un montón de espacios sociales, culturales y políticos diversos. Creemos que a la par de estas cuestiones, también son importantes las otras, las instancias de discusión y debate que permitan una actualización y reelaboración de nuestras ideas y nuestras prácticas libertarias. Ese es un poco el porqué de esta revista. Nuestra intención es aportar al debate, al cruce, al intercambio y al análisis. No nos interesa ser la única posición ni la “correcta”, sino que deseamos poder brindar elementos para que los compañeros y las compañeras evalúen, discutan y saquen sus propias conclusiones. Creemos que en el Anarquismo oficialmente establecido no existen instancias o perspectivas como esta, y con esta publicación nos orientamos hacia ese horizonte. Esperamos que con esta iniciativa se profundice en los niveles de discusión, y se produzcan nuevos debates que son necesarios tanto para el campo libertario, como para todos aquellos y aquellas que busquen deconstruir esta realidad para producir una nueva. Quienes escribimos esto somos trabajadores/as y estudiantes; también somos vecinos y vecinas; amigos y amigas; parejas y amantes; y muchas cosas más. Ninguno de nosotros y nosotras es un “doctor”, experto o gran sabio, ni esperamos serlo. Vivimos la explotación y la dominación a diario, en todas las instancias de nuestras vidas. Anhelamos un futuro mejor, y trabajamos en ese sentido. No tenemos certezas, sino inquietudes. No buscamos tener las respuestas a todo, sino que nos preocupa entender las preguntas por resolver que existen. Por supuesto, como nos interesa el debate y la discusión, esperamos que de lo que expongamos se formulen inquietudes y respuestas críticas, las cuales serán publicadas en estas páginas, las cuales están abiertas desde ya para todos aquellos y aquellas que anhelan un horizonte de emancipación e igualdad para toda la humanidad, y no de opresión, explotación y miseria. Un horizonte libertario… (de)Construir 1


(de)Construir - Pensamiento Libertario Periférico - Nº 1

Sumario:

Pág. 4 - ecologia, libertad y socialismo apuntes sobre el pensamiento de murray bookchin grecia en llamas - pág. 10 interpretando las revueltas helénicas

dossier: reflexiones sobre la crisis capitalista

pág. 17 - ¿crisis capitalista, capitalismo en crisis o qué? pág. 19 - hegemonias en conflicto pág. 21 - la crisis, una excusa para hablar sobre (medios de) comunicación pág. 23- ¿en que quedamos? algunas reflexiones para el debate pág. 26 - soberanía del capital y ciudadania restringida reflexiones sobre la precarización de las condiciones de vida como resultado del neoliberalismo en argentina el partido como antitesis de la revolucion - pág. 33 (o el anacronismo de las sectas-partido) pág. 38 - historia latinoamericana La experiencia anarquista en el movimiento obrero boliviano

(de)Construir - Pensamiento Libertario Periférico - Nº 1 Es una revista pensada, discutida, destruída y reconstruída colectivamente por Rodri, Selene, Sante!, Beto y Xaby Colaboraron en este número: Ivanna Margarucci y Diego Couzzo

Aquí no hay propiedad privada.

Sugerimos, proponemos y alentamos la fotocopia, duplicación, scaneo, digitalización, y cualquier otra forma que implique la difusión de estas ideas. Observaciones, sugerencias, aportes y colaboraciones son bienvenidas a

revistadeconstruir@gmail.com


EDITORIAL Entre Octubre y Noviembre de 2008 comenzamos a charlar informalmente con algunos compañeros y compañeras sobre la necesidad de espacios y publicaciones que se dedicasen a tratar de reactualizar el pensamiento y las prácticas libertarias. Decenas de reuniones, debate de muchos libros, revistas y videos, más otras discusiones y charlas de por medio… finalmente hemos logrado plasmar lo que tenés entre tus manos: el primer número de (de)Construir. Hemos tratado de abarcar muchos aspectos que nos generan inquietudes, aunque obviamente solo pudimos encarar algunos. Para este primer número tenemos los siguientes artículos: Pensamos que hace rato que muchos libertarios y libertarias solo leen a “los clásicos” sin prestar atención a algunos autores y autoras que han continuado el desarrollo del pensamiento y las prácticas libertarias durante todo el siglo XX hasta ahora. Por ello, nuestro primer artículo ecologia, libertad y socialismo, apuntes sobre el pensamiento de murray bookchin es un trabajo en torno a las reflexiones y propuestas de Murray Bookchin, anarcoecologista fallecido recientemente ignorado o desconocido por muchos y muchas en estas latitudes. En momentos que charlamos la idea de la revista, se desarrolló todo el conflicto social en Grecia. Como parece ser que solo fué un tema divertido de verano para la prensa burguesa, o un tema para ser deformado y utilizado por algunos grupos “revolucionarios”, nos pareció interesante tratar de indagar en grecia en llamas : Interpretando las revueltas helénicas un poco sobre los orígenes de todo esto, en particular por la notable presencia libertaria en Grecia que ha sido ignorada sistemáticamente. Cuando pensamos y planificamos la revista, nos inquietó bastante lo que estaba sucediendo con la crisis capitalista y todo lo que se decía al respecto;. Queriendo aportar a la desde lo libertario sobre los sucesos que han llevado a su desencadenamiento, le hemos dedicado los esfuerzos de nuestro primer dossier reflexiones sobre la crisis capitalista. Hace rato ya que se nos bombardea con información sobre pestes, narcotráfico, inseguridad, secuestros… y todo ello termina siendo asimilado discursivamente a la noción de miseria y pobreza. Nos pareció importante hacer un análisis del porqué de todo esto, y lo plasmamos en soberanía del capital y ciudadania restringida: reflexiones sobre la precarización de las condiciones de vida como resultado del neoliberalismo en argentina. “Somos la vanguardia del movimiento obrero”, “La revolución social solo será posible con una dirección revolucionaria”, “Si no formás parte de nuestro partido, sos un burgués” y otras expresiones enajenadas y alienadas conforman parte del espectro de cierta militancia autoreferenciada como “auténticamente revolucionaria” y que solo pueden pensar los procesos sociales a través de su óptica. Hemos buscado realizar en el partido como antitesis de la revolucion (o el anacronismo de las sectas-partido) una aproximación al funcionamiento que reproducen estas estructuras de poder. Por último, decidimos incorporar un trabajo que consideramos valioso: La experiencia anarquista en el movimiento obrero boliviano. Se han dicho muchas cosas, y se ha presupuesto muchas otras; sin embargo, la historia oficial ha decidido ocultar el desarrollo del movimiento obrero boliviano y su relación con las ideas y prácticas libertarias. En fin, eso es todo para esta primer versión. Esperamos que el esfuerzo que hemos hecho logre plasmarse en interés y utilidad para quienes nos están leyendo. Todo aporte, crítica y sugerencia es más que bienvenida, así que las esperamos. No te demoramos más, y adelante con el contenido.

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Ecología, libertad y socialismo Apuntes sobre el pensamiento de Murray Bookchin

Dentro de los parámetros de las diversas corrientes del pensamiento socialista no es común encontrar reflexiones que busquen articular las ideas de emancipación social con críticas al industrialismo y nociones a favor de la ecología y la preservación del medio ambiente. Inicialmente lanzado a la militancia sindical, Murray Bookchin desarrolló lentamente su campo de reflexión dentro del marco de las ideas anarquistas, y con el correr del tiempo plasmó su propia corriente de pensamiento centrada principalmente en el ecologismo, aunque con claras diferencias y oposición a los movimientos verdes y ecologistas clásicos. Su idea central busca la articulación de un pensamiento que vincule Socialismo, Antiautoritarismo y las posibilidades de desarrollo de tecnologías no industriales y no contaminantes en armonía con nuestro medio ambiente. Breve reseña biográfica:

Nacido en New York en 1921, Murray Bookchin se desempeñó como obrero metalúrgico y como tal, desde muy joven se involucró con la actividad sindical. Inicialmente tuvo acercamiento a las juventudes comunistas, aunque dos hechos de aquello años influenciaron enormemente en el desarrollo de sus ideas: por un lado, la guerra civil española, cuestión a la que se vinculó a través de comités de apoyo; por otro lado, el pacto entre Stalin y Hitler de 1939. Las críticas a este hecho, al centralismo del PC y a las políticas del Kominterm (1) le valieron acusaciones de trotskista que determinaron su expulsión del movimiento comunista. Durante los ´40, se mantuvo cercano al movimiento trotskista norteamericano, participando de la organización de varios sindicatos y militando en la CIO (Congress of Industrial Organizations), aunque a mediados de la década, y desarrollando su actividad laboral dentro de la industria automotriz, se irá acercando progresivamente al anarquismo a través de su vinculación a la UAW (United Auto Workers). La huelga general en la General Motors en 1948 lo llevó a replantearse por primera vez las formas de organización gremial de la clase obrera, el rol que ésta se suponía debía ocupar en el desarrollo hacia el socialismo, y el papel de las organizaciones sindicales y partidarias dentro del mismo. En esta época comienza a escribir críticamente sobre el rol dirigencial de los partidos y las estructuras burocráticas, como así también aparecen sus primeras inquietudes respecto de la ecología, el uso abusivo de los recursos naturales y el desarrollo tecnológico industrial. Identificado definitivamente como Socialista Libertario, editará su primer libro en Alemania “The Problems of Chemical in food” (Los problemas de los químicos en las comidas), y sus ideas comenzarán a ser discutidas en varios países europeos. Su primer libro norteamericano al respecto recién será editado en 1962 “Our synthetic environment” (Nuestro medio ambiente sintético), y a partir de aquí comenzará un proceso de profundización de sus ideas. Volcado directamente a la cuestión eco-

logista, su crítica hacia el marxismo irá siendo cada vez más virulenta, y sus ideas inicialmente identificadas con el anarquismo irán siendo abandonadas progresivamente debido a debates con posiciones mas cerradas y dogmáticas dentro del movimiento, hasta definirse finalmente como Socialista en un sentido más amplio que el de estrictamente una ideología. Volcado abiertamente hacia una militancia orientada al activismo ecologista, se convertirá en los ´80 en investigador social y docente universitario. Publicó más de 30 libros y un sinfín de artículos en numerosas revistas. A partir de los ´60 estuvo profundamente vinculado con los diversos movimientos contraculturales y de minorías que se desarrollaron durante esa década y la de los ´70. Durante los ´80 y los ´90 se orientó más a su actividad docente, a dar conferencias y a publicar libros, ya que su salud se deterioró notablemente. Falleció el 30 de julio de 2006 de un infarto en su casa a los 85 años.

Algunas particularidades del movimiento anarquista norteamericano: Las tensiones en la 1º Internacional entre los sectores centralistas (vinculados a Marx y Engels) y los federalistas (cercanos a Bakunin) terminaron con la expulsión de estos últimos en 1872. Sin embargo, estos se reunieron en congreso ese mismo año en Saint-Imier (Suiza) y lanzaron la Internacional Antiautoritaria, la cual agrupó a las secciones obreras de Italia, España, Bélgica, Francia, Suiza y Estados Unidos. La 1º Internacional se disolvió en 1876 mientras que la Internacional Antiautoritaria dejó de reunirse en 1877. Sin embargo, las diversas secciones continuaron su labor gremial en sus respectivos países. La sección antiautoritaria norteamericana tuvo un notable rol en el desarrollo del movimiento obrero debido a su gran cantidad de integrantes (mayormente inmigrantes europeos) y a su combatividad. Las prácticas de acción directa derivaron en notables huelgas revolucionarias, tomas de fábricas, y atentados a empresarios y funcionarios estatales. Solo como ejemplo, podemos

(1)Tras la revolución rusa de 1917, se fundó en Moscú la Internacional Comunista o Tercer Internacional. A diferencia de la Segunda Internacional que agrupaba a partidos Socialistas, Socialdemócratas y reformistas, en este espacio se nuclearán los Partidos Comunistas orientados por la perspectiva marxista-leninista de propiciar procesos revolucionarios en pos del Socialismo a través de la toma del Poder y la constitución de una Dictadura del Proletariado. La forma final se plasmará a partir del VII Congreso de 1935 con la adopción de la política de construcción de Frentes Populares nacionales con espacios progresistas en oposición al creciente Fascismo y Nazismo. Los trotskistas se escindirán en 1922 tras el IV Congreso para fundar su propia Internacional en 1938.

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Ecología, Libertad y Socialismo: apuntes sobre el pensamiento de Murray Bookchin citar la movilización popular que culminó con la represión policial de Hymarket que determino el asesinato de los Mártires de Chicago y que fueron la base para la posterior declaración del 1º de Mayo como Día Internacional de lucha del movimiento obrero, o el conflicto que culminó en la muerte de 146 obreras textiles de la fábrica Cotton de New York, y que hoy en día es conmemorada como el Día Internacional de la Mujer. Estas prácticas de acción directa y propaganda por el hecho también se acompañaban de un proceso permanente de apertura de locales culturales, librerías y ateneos populares. Sin embargo, dentro del movimiento anarquista internacional existían numerosas tensiones y discusiones respecto a las formas de lucha y los medios para llevarla a cabo. Con la intención de saldar algunas de estas cuestiones, se realizará en 1907 en Amsterdam un Congreso Internacional del Anarquismo. Sin embargo, en este congreso se plasmaron discusiones que excedieron ampliamente a la cuestión obrera y que abrieron horizontes de debate dentro del movimiento anarquista que luego se extendieron a otras corrientes: feminismo, género, pedagogía, educación racional, higiene, sexualidad y amor libre, entre otras. La presencia de Emma Goldman y otros norteamericanos será esencial en ese sentido, y tras el cierre del congreso, el movimiento anarquista estadounidense incluirá en sus debates muchas de estas cuestiones, desarrollando un camino autónomo no estrictamente vinculado al movimiento obrero, buscando aportar en desarrollo cultural y social, a diferencia de gran parte del movimiento anarquista internacional. Murray Bookchin formó parte de una generación de intelectuales y militantes anarquistas herederos de estos pensamientos, y que se desarrolló en Estados Unidos desde los ´60 en adelante, como Noam Chomsky, Howard Zinn, o Hakim Bey, entre otros.

El pensamiento de Bookchin: La propuesta de Murray Bookchin no es una idea final o acabada, sino que se trató de un proceso de desarrollo de conceptos a lo largo de su vasta vida militante. Hay, sin embargo, algunas ideas que podríamos definir como puntos fuertes o centrales. Clasismo, sindicalismo y la cuestión obrera:

Murray Bookchin es un severo crítico de concebir la acción del gremialismo obrero como un determinismo histórico en relación a la revolución social, como así también de la forma organizativa vanguardista que muchas corrientes y tendencias del socialismo buscan asignarle: “Cualquiera sea la promesa del proletariado como clase hegemónica, como pudo haber sido durante el último siglo y la primera parte del actual, el sindicalismo proletario está históricamente agotado en todas sus formas. Todas las teorías, programas y movimientos que asignaron un rol revolucionario a la clase trabajadora yacen sepultados bajo las frías brasas de la Revolución Española de 1936-39, la más valiente y removedora, y también último surgimiento histórico del radicalismo proletario tradicional” (2). Bookchin comprende que los análisis de Marx respecto de pensar al obrero industrial en un rol central en relación a la emancipación de la humanidad se corresponden, también, al contexto de desarrollo del Capitalismo en el siglo XIX. Bookchin observa los avances tecnológicos en torno al post fordismo, a la automatización de procesos y al desarrollo cibernético (en particular desde el fin de la segunda guerra mundial), y piensa que se precisan de nuevas formas de organización gremial que puedan oponer una resistencia efectiva a esta nueva etapa del Capital: “Contrariamente a la expectativa sindicalista y marxista, el proletariado va declinando históricamente junto con el sistema de fábrica y con la tecnología tradicional que le dieron origen como clase” (3). Sin embargo, a riesgo de hacer una lectura veloz y caracterizarlo como postmoderno o no clasista, muy por el contrario Bookchin rescata el papel y la necesidad del gremialismo proletario. Sin embargo, este gremialismo, por buscar un horizonte revolucionario y que sea diferente al orden burgués, debe buscar otras

formas de organización, horizontales y con participación directa que busquen evitar al máximo la delegación, los liderazgos y los vanguardismos. Este sindicalismo debe romper con dinámicas burocráticas, alienantes y de concentración de Poder: “La fábrica no ha servido precisamente para disciplinar, unir y organizar al proletariado capacitándolo para el cambio revolucionario, sino para esclavizarlo en los hábitos de la subordinación, la obediencia y la penosa robotización descerebrada” (4). Entendido en esta clave, el sindicalismo debe buscar comprenderse dentro de un todo, que es el Pueblo, en donde no solo

(2) Bookchin, Murray: “Sociedad, política y Estado” en “La sociedad contra la política”. Pág. 57. (3) Bookchin, M.: “El Anarquismo ante los nuevos tiempos” en “El Anarquismo y los problemas contemporáneos”. Pág. 12. (4) Bookchin, M.: “Seis tesis sobre municipalismo libertario” en “La utopía es posible”. Pág. 82. (5) Uno de los debates centrales de la 1º Internacional se dió en torno a quien debía ser el sujeto histórico que llevaría adelante el proceso de la Revolución Social. Marx siempre opuso su visión de que ese rol le competía al proletariado industrial, por tratarse del sector que mayor explotación y alienación sufría dentro del sistema industrial capitalista, mientras que el campesinado tenía tendencias contrarrevolucionarias. En oposición a esto, Bakunin observaba que tanto proletariado industrial como campesinado formaban parte de un todo oprimido, que él reconocía como el Pueblo. La Revolución Social no podía pensarse como superación del Capitalismo y del modo de vida burgués si el proceso no era protagonizado en coordinación por ambos sectores sociales. La propia noción de Lucha de Clases propuesta por Marx remitía a Proletarios contra Burgueses dueños de los medios de producción. Para Bakunin, la Lucha de Clases era un concepto más amplio y abarcativo, que comprendía a dos sectores bien diferenciados: dominadores y dominados, y opresores y oprimidos. (6) Bookchin, M. “El Anarquismo…”, Op. Cit. Pág. 31.

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hay obreros, sino también otros oprimidos y oprimidas debido a tensiones propias del desarrollo de la sociedad capitalista urbana e industrial (5). Por ello, si bien la acción sindical es necesaria para velar por sus intereses, esta debe buscar trascender el taller o la fábrica, y vincularse a otras luchas y conflictos presentes en las sociedades contemporáneas: “Cada vez me convenzo más de que deberíamos volver a la palabra pueblo: una gran y creciente mezcla de individuos que se sienten oprimidos y dominados, no solo explotados, en todos los ámbitos de la vida: en el ámbito familiar, generacional, cultural, sexual, étnico y moral, aparte del económico” (6). Bookchin critica al sindicalismo vanguardista que busca reproducir esquemas de revoluciones pasadas, los cuales se realizaron en contextos diferentes, con otros niveles de desarrollo del Capitalismo, y que inevitablemente subordinan su accionar a los intereses políticos de partidos y organizaciones externas: “¿Hasta cuando habrá que recordar a los doctrinarios marxistas que la historia de la lucha de clases es la historia de una enfermedad, de las heridas abiertas por la famosa “cuestión social”, por el desarrollo unilateral del hombre, en su intento de dominar a la naturaleza por medio del dominio del prójimo? Si el subproducto de esta enfermedad ha sido el desarrollo tecnológico, sus productos principales han sido la represión, un terrible derramamiento de sangre y una distorsión feroz de la psique humana” (7). En consonancia con el pensamiento anarquista clásico, Bookchin observa que un proceso revolucionario que se oriente hacia la superación del Capitalismo y que contenga la acción de los obreros no puede pensarse como un proyecto que siga sosteniendo la misma situación en las relaciones sociales de producción, esto es, un obrero debería dejar de ser obrero asalariado y alienado: “El obrero no se convierte en revolucionario acentuando su condición de obrero, sino despojándose de ella” (8). Modernidad, industrialismo y contaminación: Basándose en la oposición a las formas de opresión que surgen como fruto de las relaciones sociales de producción capitalista que se asientan, principalmente, en el desarrollo de tecnologías industriales, podemos encontrar una visión crítica del proceso de la Modernidad coincidente con ciertas posiciones del pensamiento de la Escuela de Frankfurt (9). Observa Bookchin que

tanto las diversas corrientes del pensamiento socialista como el capitalismo tienen una matriz en común relacionada directamente con el contexto de la Modernidad. Esto se refiere al desarrollo de un proyecto de dominación de la humanidad por sobre la naturaleza, domesticándola, explotándola, sirviéndose de ella como si de una mercancía o cosa se tratase. En este sentido, ambas corrientes de pensamiento (socialista y liberal-burguesa) mantienen como perspectiva la noción de desarrollo industrial a través de la depredación de la naturaleza y la explotación de los recursos naturales en pos del avance civilizatorio: “Lo que es más preocupante dentro de este punto son los socialismos en si, con

“La fábrica no ha servido precisamente para disciplinar, unir y organizar al proletariado capacitándolo para el cambio revolucionario, sino para esclavizarlo en los hábitos de la subordinación, la obediencia y la penosa robotización descerebrada” sus preocupantes atributos burgueses extrañamente adquiridos, un desarrollo principalmente revelado por la visión marxista de llegar a la emancipación humana a través del dominio de la naturaleza, un proyecto histórico que presumiblemente establece la “dominación del hombre por el hombre”; es el razonamiento marxista y burgués del nacimiento de una sociedad de clase como “precondición” a la emancipación humana” (10). Comprende Bookchin que la Humanidad se sirve desinteresadamente del planeta y de su naturaleza, la cual no es vista como un complejo entramado de relaciones biológicas y físicas, sino que la Modernidad ha operado en el desarrollo de una conciencia por la cual el mundo es interpretado como una cosa, es decir, una visión que solo concibe a sus diversos componentes como recursos para la producción y explotación:”Estamos simplificando el planeta. Estamos disolviendo los ecosistemas que se formaron en millares de años. Estamos destruyendo las cadenas alimenticias. Estamos rompiendo las ligas naturales y llevando al reloj evolutivo a un atraso de millones de años en el tiempo a las épocas en las que el mundo era mucho más simple, y no se encontraba en la posibilidad de sostener la vida humana” (11). El consumo indiscriminado de recursos no renovables, la contaminación que surge como producto del proceso industrial de modernización y las consecuencias visibles de su acción (agujero de ozono, cambios climáticos, aumento global de las temperaturas, desertificación de zonas tropicales, etc.) no deben ser vistas solo como el resultado del proceso de industrialización, sino también, como el agotamiento de los elementos de los cuales precisa la propia Humanidad para su reproducción como especie: “No se trata nada más de un problema de contaminación por los venenos con los cuales nos alimentamos. La alteración de los grandes ciclos geoquímicos podría poner fin a la vida humana sobre este planeta” (12). Bookchin advierte que ya no se trata simplemente de pensar la posibilidad de un proceso que permita una revolución social en

(7) Bookchin, M. “Escucha marxista”. Pág. 5. (8) Bookchin, M. “Escucha…”. Op. Cit. Pág. 6. (9) Acerca de este aspecto, se pueden consultar los trabajos “El hombre unidimensional” de H. Marcuse, o la obra “Dialéctica de la Ilustración” de Theodor Adorno y Max Horkheimer, entre otras. (10) Bookchin, M. “Seis tesis…”. Op. Cit. Pág. 81. (11) Bookchin, Murray. “Nosotros los Verdes, nosotros los Anarquistas”. Pág. 1. (12) Bookchin, M. “Nosotros…”. Op. Cit. Pág. 1. (13) Bookchin, M. “El Anarquismo…”. Op. Cit. Pág. 25.

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Ecología, Libertad y Socialismo: apuntes sobre el pensamiento de Murray Bookchin poco o mucho tiempo; la civilización industrial avanza permanentemente en la precarización de las condiciones de vida terrestres, y se precisa de acciones inmediatas, de un compromiso actual y no solamente declamativo para buscar revertir esta situación: “La simplificación del ambiente que me preocupaba antes, tiene lugar hoy bajo mis propios ojos… No nos engañemos: la cuestión ecológica no es secundaria respecto a la crisis política, económica y militar. Si la próxima generación no alcanza a vivir la extinción termonuclear, tal vez sea porque se hallará frente a la extinción ecológica. Nos enfrentamos no sólo a una sociedad moribunda, sino también a un planeta moribundo y ambos sufren del mismo morbo y la misma causa: nuestra mentalidad histórica de dominio, cuya pretensión de ´progreso´ es hoy día una dramática mofa de la realidad” (13). Democracia directa, tecnologías no contaminantes y ecología: Como puede interpretarse tras todo este desarrollo, Bookchin entiende que la Modernidad que dió lugar al nacimiento del Liberalismo y el Capitalismo se basó en privilegiar y potenciar valores como el individualismo, el egoísmo, y el beneficio personal por sobre el resto. Este proceso solo es posible a través del autoritarismo, de la represión y de la alienación: “Se puede afirmar, que el Capitalismo, inevitablemente, por su propia naturaleza, utilizará cada ´progreso´ técnico con objetivos autoritarios y destructivos. Y cuando digo destructivos, no me refiero solo al destino de la humanidad, sino también a ese mundo natural del cual dependen para su sobrevivencia todas las especies en su conjunto: no existe ninguna diferencia sustancial, en este sentido, tanto si se habla de bombas o de antibióticos, de gas nervioso o de sustancias químicas para la agricultura, de radar o de comunicaciones telefónicas. Las ventajas que la humanidad puede espigar del progreso técnico son tan solo migajas caídas de un orgiástico banquete de destrucción que en este solo siglo ha sacrificado más víctimas que en cualquier otro período histórico. La tan alabada sensibilidad hacia los valores de la vida humana, de la libertad individual, de la integridad personal es irrisoria ante el recuerdo de Auschwitz o Hiroshima” (14). Sin embargo, la matriz civilizatoria basada en la industrialización, la depredación y el autoritarismo también está presente dentro del Socialismo. Bookchin es crítico de lo que él reconoce como el Socialismo Autoritario o Marxismo, en oposición al Socialismo Libertario o Anarquismo. Si bien ambos son vertientes del Socialismo, el Marxismo repite estructuras autoritarias y dinámicas alienantes, tanto si se trata de un Partido como de un Estado: “El Partido pierde eficacia, desde un punto de vista revolucionario, cuando la busca a través de la jerarquía, los cuadros y la centralización. Aunque todo y todos están en su lugar, las órdenes suelen resultar erróneas, especialmente cuando los acontecimientos se desarrollan con rapidez y toman cursos inesperados, como ocurre en todas las revoluciones. El Partido solo es eficiente en la tarea de amoldar la sociedad a su propia

imagen jerárquica, cuando triunfa la revolución. Regenera la burocracia, la centralización y el Estado. Redobla la burocracia, la centralización y el Estado. Ampara las condiciones sociales creadas por este tipo de sociedad. En lugar de ´suprimirlas´, el Estado controlado por el ´glorioso partido´ preserva las condiciones que hacen ´necesaria´ la existencia del Estado, y la de un Partido que lo guarde” (15). Bookchin no contempla la posibilidad de un proyecto emancipatorio dentro de los márgenes del Capitalismo, pero tampoco si se trata del Marxismo. Su apuesta por el Anarquismo se remite particularmente al pensarlo como una corriente antiautoritaria, no dogmática, inclusiva (16), y con una matriz democrática: “Tenemos que crear una cultura política con una visión libertaria y no limitarnos a un proyecto que el Estado ejecuta. Tenemos que crear una literatura política, una cultura política que lleve a la gente a participar, liberándose autónomamente, de este tipo de economía, de sociedad y de sensibilidad” (17). En ese sentido, un verdadero pensamiento anticapitalista tiene que ser, inherentemente, antiindustrialista y anticontaminante: Bookchin piensa al Anarquismo como sinónimo de Ecologismo, en oposición a los movimientos y partidos verdes de todos los países, a los cuales considera con un marco de acción limitado: “Los nuevos movimientos sociales, como los ´Verdes´, no pueden acceder a los órganos parlamentarios nacionales, provinciales o estatales sin pagar algún precio por ello. Los Grünen (18), que estaban lejos de ser un ingenuo movimiento popular, son prueba viviente de que la ´resistencia parlamentaria´ conduce eventualmente a malos compromisos y al abandono de principios fundamentales” (19). Los movimientos sociales contestatarios que no adoptaron una actitud revolucionaria (entre los que se cuentan a muchos ecologistas) inevitablemente encontraron un límite a su accionar por permanecer dentro del espectro legal/electoral, cayendo en una dinámica de alianzas, negociaciones y concesiones que gradualmente disuelve su radicalidad y los va tornando sistémicos: “Se plantea el interrogante de si puede haber espacio para la esfera pública radical, más allá de las comunas, las cooperativas, las organizaciones de servicios barriales… estructuras que tan fácilmente degeneraron en negocios tipo boutique, cuando no desaparecieron por completo. ¿Existe un ámbito público que

“Cada vez me convenzo más de que deberíamos volver a la palabra pueblo: una gran y creciente mezcla de individuos que se sienten oprimidos y dominados, no solo explotados, en todos los ámbitos de la vida: en el ámbito familiar, generacional, cultural, sexual, étnico y moral, aparte del económico” pueda ser campo para la interacción de fuerzas antagónicas que se mueven por el cambio, la educación, el desarrollo, en última

(14) Bookchin, M. “El Anarquismo…”. Op. Cit. Pág. 8. (15) Bookchin, M. “Escucha…”. Op. Cit. Pág. 7. (16) Al decir “inclusiva”, me refiero a que no hace opción por un único sujeto portador de la voluntad revolucionaria, sino que la dimensión Pueblo (previamente explicada en la llamada 5) puede contener a muchas identidades sometidas y dominadas por el desarrollo de la acción capitalista. (17) Bookchin, M. “Nosotros…”. Op. Cit. Pág. 3. (18) Partido Verde Alemán, y utilizado aquí como sinónimo de todos los Partidos Verdes parlamentarios. (19) Bookchin, M. “Sociedad…”. Op. Cit. Pág. 58. (20) Bookchin, M. “Sociedad…”. Op. Cit. Pág. 58. (21) Bookchin, M. “Nosotros…”. Op. Cit. Pág. 4. (22) Bookchin, M. “Nosotros…”. Op. Cit. Pág. 2.

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instancia, en confrontación con el modo de vida imperante?” (20). La tradición anarquista de acción directa, que contempla la horizontalidad, la participación popular igualitaria, la asamblea democrática o el comité de fábrica sin instancias resolutivas verticales o cargos burocráticos son el germen de una nueva sociedad que se oponga a los patrones sociales autoritarios imperantes (sean estos capitalistas o marxistas), y eso inevitablemente debe incluir la cuestión de la ecología: “Ya es tiempo que nosotros los verdes propongamos una visión libertaria, una visión anarquista que lleve a la gente hacia un movimiento verde, que pueda ser verde en el sentido más profundo del término. Un movimiento verde en el cual no nos limitemos a llevar adelante un proyecto coherente y que unifique todos los problemas en un programa y análisis comunes, sino en un movimiento en el cual el Pueblo sea el primer protagonista de su historia. Tenemos que apoyar la creación de una sociedad libertaria, es decir, ecolibertaria” (21). Sin embargo, ser ecologistas no significa un primitivismo o un abandono de la tecnología. Bookchin llama a pensar posibles desarrollos que no depreden o contaminen, sino que produzcan tecnologías en la mayor armonía posible con la naturaleza y los diversos ecosistemas existentes, en oposición a las necesidades del mercado: “No se trata nada más de tecnología, aún si el control tecnológico es muy importante. Es claro que necesitamos una tecnología nueva. Necesitamos una tecnología basada en la energía solar y en la eólica, y necesitamos nuevas formas de agricultura. Pero existen problemas de fondo mucho más graves que aquellos creados por la tecnología y el desarrollo moderno. Tenemos que buscarlos en las raíces mismas del desarrollo. Y primero que nada, tenemos que buscarlos en los orígenes de una economía basada sobre el concepto de ´crecimiento´: la economía de mercado; una economía que promueve la competencia y no la colaboración, que se basa en la explotación y no en vivir en armonía. Y cuando digo vivir en armonía, entiendo no sola-

(23) Bookchin, M. “Sociedad…” Op. Cit. Pág. 60. (24)Bookchin, M. “Seis tesis…”. Op. Cit. Pág. 94 (25) Bookchin, M. “Seis tesis…” Op. Cit. Pág. 88.

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mente el hacerlo con la naturaleza, sino entre el pueblo mismo” (22). La síntesis, el municipalismo libertario: La conjugación de todas estas ideas y cuestionamientos buscará una articulación final en su apuesta de acción directa política más arriesgada, el Municipalismo Libertario: “Si el ámbito del radicalismo proletario era la fábrica, el del movimiento ecologista será la comunidad: el pueblo, el barrio, la municipalidad. Se debería elaborar una nueva alternativa política, que no sea ni parlamentaria, ni tampoco exclusivamente limitado a la acción directa y a las actividades contraculturales, En realidad, la acción directa se combinaría con una nueva política bajo la forma de una autogestión de la comunidad, fundada en una democracia plenamente participativa, que de hecho es la forma más elevada de acción directa, aquella que reconoce en el pueblo la plena facultad de determinar el destino de la sociedad” (23). Esta apuesta del Municipalismo se encuentra en oposición a ciertas posiciones clásicas del anarquismo, en relación a pensar formas comunales. Para el anarquismo obrerista, no era posible la construcción de formas de autogobierno al menos hasta lograr la destrucción del Estado y plasmar la revolución social. Sin embargo, Bookchin piensa que es posible articular hoy mismo formas comunales de autogobierno en oposición a las diversas estructuras de dominación y coerción estatales: “La política, tantas veces degradada por los ´políticos´, y convertida en estatalismo, tiene que ser rehabilitada por el anarquismo, y

“Tenemos que crear una cultura política con una visión libertaria y no limitarnos a un proyecto que el Estado ejecuta. Tenemos que crear una literatura política, una cultura política que lleve a la gente a participar, liberándose autónomamente, de este tipo de economía, de sociedad y de sensibilidad”


Ecología, Libertad y Socialismo: apuntes sobre el pensamiento de Murray Bookchin ser devuelta a su significado original, en el que se suponía una participación y una administración civil, levantándose en contraposición del Estado, y extendiéndose más allá de los aspectos básicos de interrelación humana que llamamos interrelación social.” (24). Esta resignificación de la cuestión política está intrínsecamente relacionada con la noción de autogestión, en tanto, fuera del ámbito de intervención del Estado y de la alienación y subordinación del Capital, el municipio libertario permitiría desarrollar formas antiautoritarias de autogobierno: “La supremacía de la asamblea como fuente de política por encima de cualquier organismo administrativo, es la única garantía, dentro de la existencia individual, para que prevalezca la política sobre el estatalismo… Tan solo cuando las asambleas populares, tanto en los barrios de 1as ciudades como en los pueblos pequeños, mantengan la mayor y más estricta vigilancia sobre cualquier tipo de organismo de coordinación confederal, se podrá elaborar una auténtica democracia libertaria” (25). Es una apuesta política que remite a un compromiso de todos y todas en los diversos aspectos de su comunidad.

Algunas conclusiones y reflexiones finales: Esto que hemos hecho no ha sido más que un pequeño rastreo de algunas ideas y perspectivas propuestas por el desarrollo del pensamiento de Murray Bookchin. Creemos que hay muchas cosas para la discusión y el debate. Lo primero que nos parece destacable, es esta cuestión de pensar la ecología y la relación con la naturaleza no solo discursivamente, sino como un compromiso serio, que contemple en toda su dimensión las implicancias de un desarrollo industrialista depredante de los recursos naturales y de precarización de la vida. Es muy interesante la crítica que identifica a cierta perspectiva del Socialismo en consonancia con el proyecto de dominación de la Humanidad por sobre el mundo. En este aspecto, el pensamiento anarquista no ha escapado a la lógica positivista de pensar a la tecnología como emancipadora de la labor y el esfuerzo humano, pero a la vez como domesticadora del mundo. Un horizonte socialista, que se proponga como superación del Capitalismo, no debería basarse en los mismos parámetros de expansión que el modelo civilizatorio de la Modernidad. Por otro lado, este mismo tema merecería más que una reflexión para el caso de Latinoamérica en general y Argentina en particular, donde el problema del medio ambiente normalmente no forma parte de los debates políticos y los reclamos sociales, y sin embargo, hay cientos de territorios bajo el control de corporaciones financieras, turísticas e inmobiliarias que muchas veces subordinan cualquier atisbo de injerencia estatal a sus propios intereses. Cauces submarinos de agua dulce, minas, grandes extensiones de tierra, lagos y zonas fértiles o boscosas se encuentran perimetradas, cercadas y aisladas, convirtiéndose en propiedad privada de estos sectores. En América Latina normalmente no hay ningún tipo de política estatal al respecto, mientras que Estados Unidos mantiene posiciones militares y bajo control sa-

telital de estas regiones. Los Partidos y movimientos verdes europeos que Bookchin crítica en su accionar y sus alianzas nunca fueron significativos en estas latitudes, aunque obviamente, la situación de pobreza, desempleo y miseria endémica de la región en general hace que normalmente se prioricen estas cuestiones por sobre lo ecológico. En algunos casos, cuando un movimiento o partido incluye en su discurso y sus propuestas consignas respecto al medio ambiente, lo hace bajo la perspectiva de “re-

“La política, tantas veces degradada por los ´políticos´, y convertida en estatalismo, tiene que ser rehabilitada por el anarquismo, y ser devuelta a su significado original, en el que se suponía una participación y una administración civil, levantándose en contraposición del Estado, y extendiéndose más allá de los aspectos básicos de interrelación humana que llamamos interrelación social.” cursos naturales”, reconfigurándolos discursivamente, cosificando al medio ambiente como variable de expansión de un proceso de desarrollo industrial regional autónomo. Como herencia sensible del pensamiento libertario, encontramos esta crítica de la situación verticalista y utilitaria de la acción sindical y social en general por parte de Partidos y movimientos políticos. Bookchin propone recuperar la capacidad política de las masas, a través de la acción directa y un nuevo compromiso de todos y todas en las labores y quehaceres de sus municipios. Esta apuesta incluye una resignificación de la cuestión política libre de intereses sectoriales o comerciales, con la forma asamblearia horizontal como praxis vital que reconciba el concepto de Democracia directa. Por último, aunque no menos significativo, tenemos esta mención a repensar a la sociedad como un entramado de tensiones y conflictos, en donde no solamente un sector (el obrero) es el protagonista de las luchas y los anhelos emancipatorios, sino que propone una perspectiva inclusiva de la lucha para todos los grupos oprimidos por la matriz verticalista impuesta por el Capitalismo y el Estado, entre otras instituciones. Sectores culturales, identidades originarias, sexualidades y otras cuestiones no pueden ser dejadas de lado en la constitución de un proyecto emancipatorio sustentable. De hecho, esta lógica de la dominación se sirve de la división y clasificación en grupos e intereses sectoriales que disuelven una perspectiva de lucha popular, fragmentando y constituyendo campos de acción como si de la producción especializada de una fábrica se tratase. La apuesta de Bookchin es a un compromiso social y político de todos y todas en la lucha por la superación de toda matriz de dominación y la constitución de una nueva sociedad socialista antiautoritaria.

Bibliografía: Hasta hace poco tiempo, no había mucho material disponible en castellano, pero hoy es posible conseguir varios de sus últimos tiempos. Es posible acceder a muchos de ellos vía Internet, pero los siguientes libros se pueden conseguir localmente: “La ecología de la libertad”, Murray Bookchin. Ediciones Madre Tierra. “El anarquismo y los problemas contemporáneos” (compilación). Ediciones Madre Tierra. “La utopía es posibles: experiencias posibles” (compilación). Ediciones Tupac / Colección Utopía Libertaria. “La sociedad contra la política” (compilación). Editorial Altamira.

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GRECIA EN LLAMAS Interpretando las revueltas helénicas

La noche del 6 de diciembre de 2008 el joven libertario griego Alexandros Grigoropoulos, de 16 años, cayó asesinado, víctima de un disparo del policía Epaminondas Korkoneas, alias “Rambo”. La respuesta a esta cobarde acción no se hizo esperar: Ayudada por las nuevas tecnologías y formas de comunicación (sms, e-mail, etc.), en menos de una hora la noticia había recorrido Grecia de punta a punta y dando el puntapié inicial a la revuelta. Miles de personas tomaban las calles, al grito de “policías, cerdos, asesinos”, incendiaban bancos, comercios, levantaban barricadas y se enfrentaban a las “fuerzas del orden” con piedras, palos y cócteles molotov. En más de un lugar la bandera negra era izada y el estandarte anarquista cubría la noche griega, no ya solo en Atenas, sino en Tesalónica, Patras, Cretas, Corfu, Ioannina y en casi todas las ciudades y/o pueblos helénicos. La justificación dada por el asesino de Alexandros, argumentando que se había tratado de un accidente, que el disparo no había sido dirigido contra la humanidad del joven, sino al aire, y que la bala había rebotado e impactado sobre él y que fue una reacción, al verse cercado y agredido por un grupo de jóvenes que arrojaban piedras e insultaban a los policías, no hizo mas que exacerbar los ánimos y profundizar el descontento. Varixs testigxs afirmaron haber visto a los policías provocando a los y las jóvenes, insultándoles y, finalmente, dirigir intencionalmente los disparos contra Alexandros. Esto impulsó a una mayor cantidad de personas a las calles. La revuelta se expandía, cobraba dimensión nacional y se profundizaba. El conflicto pasaba de ser una respuesta a un cobarde asesinato, a una manifestación general de descontento, con consignas netamente anti-gubernamentales e incluso anti-capitalistas. Lo que en principio quiso hacerse ver por la prensa burguesa como una acción desproporcionada por parte de grupos pequeños de jóvenes inadaptad@s y anarquistas (entendidos estxs como vándalos) y considerados “anti-sociales”, cobró un matiz mucho más amplio. Estudiantes, inmigrantes, trabajador@s, desocupad@s, es decir los sectores dominados y excluidos, y diversos sectores sociales apoyaron la revuelta. ¿Puede esto explicarse solo por el cobarde asesinato de un joven? El asesinato de una persona no tiene justificación, la vida no tiene precio, el arrancar los sueños de un individuo, aun más de un adolescente, sus planes futuros, el silenciar su voz, el apagar sus pensamientos, el arrebatar su presencia a sus familiar@s 10 (de)Construir

y amig@s sería motivo suficiente para generar un acto de repudio. Pero la muerte de Alexandros no generó solo jornadas de protesta, sino que condensó el descontento de la sociedad ante las perspectivas oscuras de la vida dentro del capitalismo, ante la elevada tasa de desempleo entre las y los jóvenes, ante la corrupción de un gobierno con decrecientes niveles de apoyo en la sociedad, y ante el agravamiento de las condiciones socio-económicas producto de la crisis internacional desatada en el seno del sistema. Sin embargo hay que ir hacia atrás en el tiempo para lograr entender de forma más profunda los sucesos griegos. Analizar el pasado, el último medio siglo, los hechos que se han sucedido y las respuestas que ha levantado para entender la tradición de lucha de amplios sectores de la población griega. La dictadura de los coroneles Tras la ocupación ítalo-germánica durante la Segunda Guerra Mundial y el final de ésta, Grecia se vio sumida en una Guerra Civil durante la cual ningún partido o coalición logro asentarse en el poder. La situación era de plena inestabilidad, el miedo a la instauración de un gobierno filo-soviético que funcionase al estilo de los satélites de Moscú en Europa del este llevo a los militares a alzarse en contra del gobierno “democrático” de Georgios Papandreu. En Abril de 1967 un grupo de militares se hace con el poder instaurando un régimen represivo comparable a los que años mas tarde se instalarían en Latinoamérica. Persecución, hostigamiento, tortura, encarcelamiento y todo tipo de herramientas que los Estados utilizan a la hora de imponerse, fueron utilizados en contra de opositores/as, no solo comunistas, socialistas y anarquistas, sino también otros sectores opositores y todos y todas aquellxs que se atrevieran a poner en tela de juicio los métodos del gobierno. “Al mismo tiempo, se intentó regular la vida del país introduciendo la liquidación práctica del respeto por los derechos humanos. Se declaró suspendida la actividad de los partidos políticos, se eliminó la libertad de expresión y se ilegalizó un número importante de organizaciones. A esto se sumó también una serie de prohibiciones que, precisamente por su carácter, resultaban ridículas. Así, los escritos de Platón fueron declarados fuera de la ley en la medida en que podían ser objeto de una lectura izquierdista, se prohibieron las representaciones de Aristófanes porque algunas de sus comedias podían considerarse pacifistas


Grecia en llamas: interpretando las revueltas helénicas y se proscribieron las obras musicales de Theodorakis”(1). Vale la pena detenerse en este último aspecto; todos los Estados y sus gobiernos (independientemente de la ideología con la que se identifiquen), en mayor o menor medida, sean estos “democráticos” o militares, monarquías o republicas, no solo persiguen a opositor@s, y detractor@s, no solo atacan a la libertad de expresión en el plano de las ideas políticas y sociales, no solo garantizan un determinado modelo económico que beneficia a un sector minoritario de la sociedad en detrimento de la mayoría, sino que también se encargan con sumo cuidado del plano cultural. Es sabido de la quema de libros por parte de Hitler y de tantos otros dictadores (fascistas, comunistas o lo que sean), de los cambios en la currícula de escuelas y universidades y de la imposición de ciertas lecturas que apuntan al lavado de cerebro de la población. Se encargan de la prohibición y difusión de textos, obras teatrales, films, exposiciones y galerías de arte, de reuniones, cafés literarios y organizaciones que intenten propagar la cultura popular con una mirada propia y crítica y, en fin, toda aquella manifestación que cuestione las bases del poder. Saben muy bien que la cultura es un ámbito de producción de pensamiento, de contenidos, que agudiza el sentido crítico que las personas tienen sobre la realidad. Que lo cultural logra formar una identidad propia, singular, diferente, consciente del mundo del que formamos parte, que lo cultural permite el acceso al conocimiento, la salida de la ignorancia hacia el saber y la reflexión, hacia el campo fértil de las ideas donde se encuentran otras personas, compañer@s de caminos. La cultura nos provee de conocimiento, de herramientas para un análisis crítico de la sociedad y de las estructuras e instituciones, para que estas dejen de ser tomadas como cosas dadas e inalterables. La cultura funciona como lazo social que logra unificar posturas similares, genera relaciones sociales genuinas que pueden llegar a cuestionar lo establecido y, finalmente, accionar acorde a ello con el objetivo de cambiarlo, o directamente destruirlo, poniendo patas arriba a la sociedad establecida y su forma de ver al mundo . Para mostrar una apariencia de gobierno, la junta de coroneles establece un parlamento unicameral, solo para simular una especie de vida política carente de importancia (como toda vida política parlamentaria), mientras la dictadura gobernaba a base de decretos y palos. Durante su duración, el gobierno militar se baso en la represión y persecución de disidentes, logrando desmoralizar y desmovilizar a los partidos de la izquierda y las organizaciones opositoras. Sin embargo, salpicados por la rebeldía de los sucesos de mayo del 68 en Francia, lxs estudiantes griegxs comenzaron a organizarse, y su centro de reunión más importante fue la Universidad Politécnica de Atenas, en el barrio de Exarchia (el mismo barrio donde el compañero Alexandros fue asesinado). El fraude en las elecciones estudiantiles disparó el descontento y, ayer como hoy, logró articular y unir las voces de varios sectores de la sociedad, hartos de la represión y del autoritarismo, cansados de ver su libertad reducida al mínimo. El 14 de Noviembre de 1973 lxs estudiantes ocupan la universidad a iniciativa de lxs anarquistas, a la que acuden miles de trabajadores y trabajadoras, estudiantes de otras universidades y vecin@s de los barrios obreros y pertenecientes a las más diversas capas sociales. Al día siguiente tiene lugar una manifestación de unas 300 000 personas que desfilan por el centro de Atenas. La represión fue brutal, el régimen se vio amenazado y para contestar a la movilización, hizo uso de tanques, vehículos armados y fuerzas especiales que dispararon sin vacilar sobre los y las manifestantes. Los enfrentamientos entre manifestantes con las “fuerzas del

orden” se prolongaron por 3 días, hasta que el gobierno militar se decidió a mostrar su cara más cruel y sangrienta. En la madrugada del 17 de Noviembre un tanque aplastó la puerta de la Universidad Politécnica, l@s militares y polici@s asesinaron a decenas de estudiantes, ahogando en sangre la rebelión. Estos sucesos marcarían con fuego a la sociedad griega. Si bien el gobierno militar cayó tiempo después tras un fallido intento de ocupación de la isla de Chipre y la amenaza de una guerra con Turquía, lo acontecido en esos días calaría profundamente en las mentes de los y las habitantes del país, siendo una de las claves para entender la caída de la dictadura. Tal vez la consecuencia directa mas importante de estos hechos sea la prohibición para la policía y el ejercito de violar la autonomía de las universidades (vigente aun hoy y característica esencial para comprender la actual rebelión). Desde entonces el movimiento anarquista y los movimientos de la izquierda extra-parlamentaria y radical fueron consolidando sus posiciones dentro de la sociedad helénica, al punto que el barrio de Exarchia, sede de varias

la muerte de Alexandros no generó solo jornadas de protesta, sino que condensó el descontento de la sociedad ante las perspectivas oscuras de la vida dentro del capitalismo, ante la elevada tasa de desempleo entre las y los jóvenes, ante la corrupción de un gobierno con decrecientes niveles de apoyo en la sociedad, y ante el agravamiento de las condiciones socio-económicas producto de la crisis internacional desatada en el seno del sistema. de las mas importantes universidades griegas (incluida la Politécnica), ha sido considerado, desde aquellos acontecimientos hasta la actualidad, como el barrio de l@s anarquistas, epicentro de las manifestaciones culturales y sociales mas interesantes que han tenido lugar en Grecia en el último cuarto de siglo y que ha desarrollado una auténtica tradición de lucha y resistencia con objetivos revolucionarios que se ha visto plasmada en las acciones llevadas a cabo tanto por l@s trabajador@s, como por l@s estudiantes, desocupad@s, inmigrantes y tod@s aquell@s que aportan a la actual rebelión. Retorno de la institucionalidad burguesa. Tras la caída de los coroneles, sobrevino en Grecia una sucesión de gobiernos “democráticos” que tuvieron la particularidad de haber sido una cadena de traspasos de poder entre familias poderosas, representantes de los partidos principales de la política griega; el partido “Nueva Democracia” y el partido “Social Demócrata”. En 1979 asume como primer ministro Constantino Caramanlis (tío del actual primer ministro griego) que conduce a Grecia al ingreso en el mercado común europeo. A este le sucede, en 1981 y hasta 1989, el gobierno del Movimiento Socialista Pan-helenico (actual Partido Social Democrata), liderado por Andreas Papandreu (padre del actual lider de la oposición y del

(1) Http://revista.libertaddigital.com/como-cayo-la-dictadura-de-los-coroneles-681.html

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partido Social Democrata: George Papandreu). Cabe destacar que durante este gobierno, ocurre un hecho muy similar al que ha desatado la revuelta actual; Michalis Kaltezas, joven libertario de 15 años, es asesinado en 1985, en el barrio de Exarchia, durante una manifestación en memoria del alzamiento de 1973; el autor del disparo fue un policía que tiempo después fue absuelto y desvinculado de toda culpa en un juicio envuelto en corrupción a todas luces. El abogado defensor de aquel policía es el mismo que hoy defiende a Epaminondas “rambo” Korkoneas, el asesino de Alexis. Esto nos muestra como el Estado puede cambiar de mascara, puede tratarse de una dictadura o gobierno “legítimamente elegido en las urnas”, de acuerdo a que intereses predominen en ese momento en el país, pero su naturaleza es la misma (recordemos el supuesto talante “socialista” del gobierno Papandreu). El Estado es una institución represora y opresora, que se encarga de velar por los intereses de la fracción que ocupe el gobierno de turno, y para ello se vale de la violencia en todos sus aspectos, contando como uno de sus brazos ejecutores, la policía, corrupta y asesina tanto en Grecia, en Europa toda, como en América Latina, y el resto del mundo. También demuestra una tradición de brutalidad y violencia extrema de parte de la policía griega, que no duda en disparar a quemarropa si considera que alguna persona está actuando de forma “sospechosa” o “ilegal”, para luego ampararse en los vicios y en la corrupción del sistema judicial griego (aunque esta apreciación puede extenderse a todos los sistemas a nivel global). El asesinato de Michalis desató una ola de enfrentamientos entre policías y movimientos de izquierda y, sobre todo, anarquistas que duró años. Envuelto en grandes escándalos económicos, el gobierno de Papandreu cae meses antes de la caída del muro de Berlín. “De 1989 a 1993, le sigue Constantino Mitsotakis que, haciendo gala de su “neoliberalismo”, sucumbe ante graves acusaciones de escándalos económicos. Desde 1993 hasta el 2004 le sucede el socialdemócrata ortodoxo del Pasok, Costas Simitis. Como keynesiano, aplicó un (todavía moderado) neoliberalismo (sic). A pesar de los grandes conflictos sindicales y estudiantiles, siguió funcionando la alternancia entre un gobierno socialdemó-

crata y uno neoliberal. En 2004 gana las elecciones Constantino Karamanlis (el sobrino) que nombra a Dora Mitsotakis de Bakogianis (hija del ex primer ministro Mitsotakis) como ministra de Relaciones Exteriores. Al hijo de Andreas Papandreu, George, no le queda más que contentarse con ser el jefe de la oposición” (2).. ¿Cuáles fueron, entonces, las características de los últimos años en Grecia que han logrado que la sociedad en su conjunto se haya lanzado en apoyo a los insurrectos tras la muerte de Alexandros Grigoropoulos? ¿Que pasaba en Grecia antes de la muerte de Alexandros? “Antes del disparo que recibiera el adolescente Alexandros Grigoropoulos se acumulaba en Grecia el descontento contra el gobierno debido a su incapacidad de resolver la crisis económica, al entregar onerosas sumas de dinero para salvar a los banqueros desatendiendo al sector educativo pretendiendo pasar una Ley que legaliza a las universidades privadas con claro afán de lucro en desmedro de la educación pública, de igual manera decisiones neoliberales con respecto al sistema de pensiones, la inacción frente al creciente desempleo (la tasa de desempleo juvenil es cerca del 22%; una de las mayores de la Unión Europea) y la desatención a las áreas sociales. A esto se suman los escándalos de corrupción que salpican a varios ministros y el autoritarismo de las fuerzas de seguridad que han sido dirigidas contra el pueblo y contra los inmigrantes ”(3). La situación en Grecia antes del 6 de Diciembre era ya inestable, el gobierno de Karamanlis se ha visto envuelto en casos de corrupción, nepotismo, varios de sus ministros acusados por fraudulentas maniobras relacionadas con negocios inmobiliarios. El primer ministro y su gabinete intentaron imponer leyes de austeridad, de recortes del gasto público, una reforma del sistema de pensiones y varias privatizaciones de sectores clave. Los sindicatos mayoritarios (incluido el dirigido por el Partido Comunista) se han visto presionados por las bases para dar una respuesta contundente ante el

(2) Http://lsrargentina.blogspot.com/2008/12/grecia-2-los-ngeles-se-arman-por.html (3) Http://www.kaosenlared.net/noticia/pueblo-griego-combate-corrupto-gobierno

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Grecia en llamas: interpretando las revueltas helénicas avance neoliberal sobre las conquistas logradas a base de sangre y fuego en el pasado. Por otro lado, tenemos la situación de los inmigrantes, la cual es desesperante, cientos de ell@s han sido encarcelad@s, y se ha intentado su deportación (sobre todo, como no podría ser de otra manera, de aquell@s que se han organizado para reclamar por sus derechos). Esto a pesar de que much@s de ell@s han pagado hasta dos veces lo solicitado por el Estado Griego a fin de acceder a una Visa de trabajo. Ha de recalcarse la solidaridad y la coordinación entre este sector de la población y el movimiento anarquista, apoyando huelgas y llevando a cabo acciones de protesta y manifestación, además de festivales solidarios y otras acciones. La violencia contra l@s inmigrantes también ha dejado, cuando menos, un muerto: un inmigrante pakistaní fue asesinado por la policía el 24 de noviembre pasado (solo 12 días antes del asesinato de Alexis) durante una manifestación. El gobierno, amparándose en la ley contra el terrorismo, persigue, encarcela, deporta y asesina a todos aquell@s inmigrantes envueltos en actitudes “subversivas” o sospechados de cosas semejantes (cualquier parecido con la ley de residencia Argentina aplicada a comienzos del siglo XX NO es pura coincidencia, sino la demostración de que el Estado y el Capital, a pesar del paso del tiempo y la diversa ubicación geográfica, usan constantemente las mismas herramientas para imponerse, siempre en defensa de los intereses de unos pocos). Las huelgas de hambre y las protestas de inmigrantes se han vuelto cosa común en la sociedad griega. L@s pres@s son (como en todas partes) hacinados en cárceles que no cumplen con las mínimas condiciones de salud, bajo condiciones infra-humanas, lo que ha desatado huelgas y protestas por mejoras en las condiciones de encarcelamiento, demostrando una gran capacidad organizativa y un fuerte espíritu combativo. Much@s de ell@s han sido encarcelad@s sin proceso ni juicio, solo por caminar por la calle equivocada. El gobierno de Karamanlis ha respondido a estas manifestaciones con más represión que gobiernos anteriores. Ante la inflación y el encarecimiento de la vida, son periódicos los saqueos perpetrados por grupos anarquistas y de la izquierda radical contra grandes cadenas de supermercados, que luego reparten los bienes entre la población y entre los diversos espacios de los que forman parte. La situación económica era ya delicada antes del estallido de la actual crisis financiera internacional. Para salvaguardar los intereses de los grupos empresarios y amig@s del poder, el gobierno recurrió a las privatizaciones, recortando gastos del sistema público de salud, del transporte público y de la educación. A la vez que intentaba modificar el sistema de pensiones y flexibilizar aun mas los contratos laborales de millones de trabajador@s. Las condiciones precarias a las que son sometidos millones de obrer@s y campesin@s han logrado la muerte de cientos de ellos. Trabajo extra no remunerado, amenaza de baja de salarios o de despido para los que no cumplan de forma angustiante su trabajo, amenazas de deportación o cárcel para l@s inmigrantes, todo eso sumado a que las mas de las veces, el salario no incluye prestaciones sociales de salud o cobertura medica. Con el estallido de la crisis el gobierno intentó avanzar sobre los sectores subalternos con varias medidas, dos de las cuales terminaron de llenar el vaso antes que la muerte de Alexandros lo hiciera rebalsar: el otorgamiento de millones de euros a empresas y bancos en peligro de quiebra debido a la especulación financiera de la que lograron ganancias extraordinarias a costa de los trabajadores; y el intento de la privatización de las universidades.

La revuelta Al momento de escribir esta nota han pasado ya varios meses desde la muerte de Alexandros y el estallido de la rebelión, mucho se ha escrito ya sobre ella y mucho mas se escribirá. Las acciones llevadas a cabo por los y las rebeldes desde antes del asesinato de Alexandros hasta la actualidad sobrepasan cualquier pronóstico previo, desde la quema del arbol de Navidad de la plaza de Syntagma, los destrozos causados a las grandes cadenas de supermercados, los bancos, la toma de los sindicatos, de los ayuntamientos hasta la ocupación de los canales de televisión. El solo repaso de las actividades llevadas a cabo durante este tiempo excedería con mucho el alcance de esta nota; es por ello que se tratará de abarcar en sucesivos artículos los diferentes

El gobierno, amparándose en la ley contra el terrorismo, persigue, encarcela, deporta y asesina a todos aquell@s inmigrantes envueltos en actitudes “subversivas” o sospechados de cosas semejantes (cualquier parecido con la ley de residencia Argentina aplicada a comienzos del siglo XX NO es pura coincidencia, sino la demostración de que el Estado y el Capital, a pesar del paso del tiempo y la diversa ubicación geográfica, usan constantemente las mismas herramientas para imponerse, siempre en defensa de los intereses de unos pocos). aspectos de la revuelta griega, sus alcances, su desarrollo y los nuevos movimientos y escenarios que genere. Antes de intentar analizar aspectos puntuales del movimiento, cabe destacar el manejo de la situación que han hecho las diferentes prensas de la izquierda en general, y marxista en particular. El mecanicismo con el que se lee la obra del teórico alemán ha llevado a los partidos que se identifican con esta corriente del socialismo alrededor del mundo, a reducir la actual rebelión a fundamentos economicistas. Desde esta lectura, la explicación principal seria el magro sueldo recibido por los recién graduados de las universidades griegas, la llamada generación de los 700 euros, el descontento se habría originado a raíz del agravamiento de la situación económica, producto del desarrollo de la actual crisis económica mundial. No negamos que la situación económica sea una cuestión de peso a la hora de explicar las causas de la actual revuelta, pero, justamente, la parte económica es solo una de las causas que ayudan a comprender el desarrollo del movimiento insurgente. La reducción de todo lo acontecido a causas explicables mediante análisis económicos, arrastrando e intentando hacer encajar aquella famosa frase de Marx según la cual “el modo de producción de la vida material condiciona los procesos de la vida social, política y espiritual en general”, no deja ver el bosque que se levanta detrás del árbol. Por otro lado, el levantamiento griego ha recibido críticas por parte de los partidos marxistas debido a su “falta de dirección”. Según esta crítica, el movimiento potencialmente revolucionario correría peligro si no se organiza de forma centralizada, con un (de)Construir 13


comité u organización que tome las decisiones y “marque el camino”. Sin esta centralización, desde esta perspectiva, se caería en la desorganización y el caos. Aquí nos detenemos un momento: en primer lugar, el movimiento griego ha demostrado tener muy en claro la dirección que ha tomado; impulsado, fogueado y desarrollado mayoritariamente por las organizaciones anarquistas y afines al ideario libertario (aspecto innegable aun hasta por las visiones mas reaccionarias e interesadas), la revuelta ha tomado una perspectiva netamente anti-autoritaria, anti-burocrática y democrática, pues las decisiones se deciden en conjunto, mediante asambleas, sin la necesidad de un órgano central que dicte ordenes y establezca jerarquías. La centralización y la “dirección” de la que hablan estos partidos, no llevaría más que al lento decaimiento de las acciones y su posterior extinción por la lentitud y la burocracia que implicaría este tipo de organización verticalista. En segundo lugar, este tipo de caracterizaciones demuestra que la izquierda partidaria y dogmática poco sabe de las prácticas y de las ideas anarquistas, cayendo en la descripción que la prensa burguesa hace del mismo e identificando y asimilando al anarquismo con el caos. Los y las anarquistas del estado Griego han demostrado tener en claro cuales son sus objetivos y cual es el camino a seguir, y han demostrado también tener en claro que las ideas y acciones no han de ser impuestas por comité central alguno, sino que han de ser debatidas y discutidas en reuniones, asambleas y consejos, respetando la participación de tod@s aquell@s que participan y aportan a la construcción de este vasto movimiento que continua evolucionando y haciéndose a si mismo hasta el día de hoy, sin opacar ni tratar de “direccionar” la espontaneidad de la que han nacido muchas de las acciones de los últimos meses. A más de 6 meses del comienzo de la revuelta, se puede decir que esta crítica carece de sentido, ya que la intensidad de los acontecimientos no ha disminuido y ha logrado consolidarse y expandirse dentro de la sociedad griega. La intención del presente análisis es poder dar un panorama general y relatar los acontecimientos previos al estallido de la revuelta a fin comprender sus causas. Por otro lado, nos gustaría enfocarnos en un aspecto del que poco se ha hablado pero que es uno de los más ricos e interesantes que se han desarrollado desde diciembre hasta el momento: la toma de los ayuntamientos y edificios municipales. Son estos los espacios desde donde se toman las decisiones que más directamente afectan a las personas en el día a día. Son estos espacios también los mas visibles por parte de la población, lejos de las altas esferas del poder y de su bu-

rocracia, los mas accesibles; son los barrios también los lugares donde todos y todas se encuentran como vecinos (trabajadorxs, estudiantes, desocupadxs, familias, etc.) y, por ultimo, la base de la estructura del poder estatal. Lo que se ha intentado es resignificar estos espacios, mediante la toma del espacio físico, la realización de asambleas populares donde cada persona tiene voz y voto, y la discusión abierta y colectiva sobre los temas que atañen a todos y todas. La política no está en los canales parlamentarios y jerárquicos, donde toman lugar decisiones teñidas a todas luces de corrupción y desidia, siempre orientando las decisiones en defensa de los intereses de la casta gobernante y sus allegadxs; la política es el accionar diario de todos y todas, tomando sus vidas en sus propias manos, asociándose con sus pares y decidiendo ellxs mismos sobre los problemas y quehaceres cotidianos. “La política, tantas veces degradada por los ´políticos´, y convertida en estatalismo, tiene que ser rehabilitada por el anarquismo, y ser devuelta a su significado original, en el que se suponía una participación y una administración civil, levantándose en contraposición del Estado, y extendiéndose más allá de los aspectos básicos de interrelación humana que llamamos interrelación social”(4). Esto relacionado directamente con un concepto enarbolado por el pensamiento anarquista: la autogestión, entendiendo ésta como la autoorganización de la sociedad en base a recursos propios, sin injerencia externa, que lleva inmediatamente a un segundo concepto de vital importancia en la teoría y praxis libertarias, que es la ac-

La revuelta ha tomado una perspectiva netamente anti-autoritaria, anti-burocrática y democrática, pues las decisiones se deciden en conjunto, mediante asambleas, sin la necesidad de un órgano central que dicte ordenes y establezca jerarquías. La centralización y la “dirección” de la que hablan estos partidos, no llevaría más que al lento decaimiento de las acciones y su posterior extinción por la lentitud y la burocracia que implicaría este tipo de organización verticalista.

(4) Bookchin, M.: “Seis tesis sobre municipalismo libertario” en “La utopía es posible”. Pág. 82. (5) Bookchin, M. “Sociedad…” Op. Cit. Pág. 60.

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Grecia en llamas: interpretando las revueltas helénicas ción directa, es decir el accionar organizado sin intermediarios (sean estos “representantes o delegados políticos”), siendo los interesados mismos los que deciden sobre un tema en particular. Como se ven, ambos conceptos van de la mano, y lxs insurrectxs y la población que se ha plegado a ellxs han intentado “elaborar una nueva alternativa política, que no sea ni parlamentaria, ni tampoco exclusivamente limitado a la acción directa y a las actividades contraculturales. En realidad, la acción directa se combinaría con una nueva política bajo la forma de una autogestión de la comunidad, fundada en una democracia plenamente participativa, que de hecho es la forma más elevada de acción directa, aquella que reconoce en el pueblo la plena facultad de determinar el destino de la sociedad”(5). La toma de ayuntamientos va mucho mas allá de un acto simbólico, se trata de reemplazar a “lo político”, sacarlo de esa posición privativa, propiedad de unxs pocxs, y hacerla realmente publica, dando por tierra con las lógicas que conforman el poder político bajo el sistema capitalista, generando nuevas formas de relacionarse con lxs otrxs, lejos de los prejuicios en tanto diferentes sectores sociales, identidades culturales, sexualidades, grupos etarios, etc. Solidaridad y apoyo mutuo en lugar de competencia desmedida. Es la intención de lxs que participan de este movimiento, el derribar el pensamiento que ubica al poder en la “clase política”, en los partidos, en el gobierno, en el Estado, para dar paso a la conformación de un poder popular, desde abajo, donde todos y todas, por igual, son capaces de asumir un rol protagónico en la construcción de una sociedad nueva, que nada tiene que ver con esta, una sociedad con un horizonte libertario.

Mensaje enviado a los medios de comunicación en Grecia por jóvenes y amigos del asesinado Alexandros Queremos un mundo mejor. Ayudadnos. No somos terroristas, “encapuchados”, “gnostoi-agnostoi”* Somos vuestros hijos. Ellos, oi gnostoi-agnostoi… Soñamos – no matéis nuestros sueños. Tenemos empuje – no paréis nuestro empuje. Recordad. Una vez fuisteis vosotros también jóvenes. Ahora perseguís el dinero, os preocupáis solo por el “escaparate”, habéis engordado, os habéis quedado calvos, os habéis olvidado. Esperábamos que nos apoyarais, esperábamos que os interesarais, Que nos hicierais sentirnos orgullosos por una vez. En vano. Vivís vidas de mentira, habéis agachado la cabeza, os habéis bajado los pantalones y esperáis el día en que moriréis. No imagináis, No os enamoráis, no creáis. Solo vendéis y compráis. Lo material en todas partes. Amor en ninguna parte. Verdad en ninguna parte. ¿Donde están los padres? ¿Dónde están los artistas? ¿Por qué no salen a la calle? Ayudadnos a nosotros los hijos

PS: No nos arrojéis más gases lacrimógenos. Nosotros lloramos por nuestra cuenta. *”Oi gnostoi agnostoi” es una expresión que la sociedad griega y sobre todo los medios de comunicación han encontrado para definir los mismos grupos de jóvenes que a menudo provocan disturbios en la ciudad. La traducción literal es “los conocidos-desconocidos” y se llaman así porque llevan capucha.

Alexandros Grigoropoulos, cobardemente asesinado por la policia griega a sus jóvenes 16 años.

Todo estaba “bien” colocado Los hambrientos en África. Los “especialistas” en la tele. Los “malos” en las cárceles. Los “anarquistas” en Exarchia. Los que toman las decisiones en el parlamento. Nuestro dinero en las hipotecas. La policía en la siguiente esquina. Nuestras casas en los bancos. Nuestros enemigos en Turquía y Macedonia. Nuestros aparcamientos en los parques. Nuestro entretenimiento en los bares. Nuestros hijos en los colegios. Nuestros amigos en el Facebook. El arte en los museos y en las galerías. Nuestros deseos en la publicidad. Nuestros árboles navideños en la plaza de Sýntagma. La belleza en los centros de adelgazamiento. El amor en el día 14 de Febrero. Nosotros metidos en cuatro paredes. Basta ya de obediencia, Vida Mágica Los hambrientos en el parlamento, los especialistas en Exarkhia, los malos en los centros de adelgazamiento, los anarquistas en los museos y en las galerías, los que toman las decisiones en el día 14 de Febrero, nuestros dinero navideño en la plaza de Sýntagma, la policía en África, nuestras casas en los parques, nuestros enemigos en el Facebook, los aparcamientos en los bancos. Nuestro entretenimiento en los colegios, nuestros hijos en los bares, nuestros deseos en la siguiente esquina, nuestro arte en las hipotecas (no pago, no pago). Nuestros árboles en las calles. La belleza en las calles. El amor en las calles. ¿Y nosotros? ¿En las cuatro paredes? Los Hijos Bastardos De Diciembre

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DOSSIER: REFLEXIONES SOBRE LA CRISIS

CAPITALISTA

Crisis. Otra vez crisis. Leemos y escuchamos por todos lados que nos hablan de una “crisis en ciernes”, de una “crisis inminente”, de una nueva crisis económica, de crisis global, etc.… La avalancha de datos, información y conceptos nos marea, y difícilmente es posible analizar y comprender todo. De hecho, es muy probable que nos encontremos más confundidos y confundidas que antes, aunque con la impresión de que hemos comprendido algo. Podemos remitirnos a diccionarios, libros y tratados con definiciones más acabadas del concepto, pero la cotidianización y naturalización de la palabra para casi cualquier cosa le ha hecho perder gran parte de su sentido original. Una crisis, podríamos decir con palabras simples, se trata de un momento en que todo lo instituido, todo lo establecido como sistema, norma o ley, muestra ciertos problemas, cierta incapacidad de ser autosuficiente para su propio sostenimiento, y comienza a ser cuestionado. Si nos ponemos a reflexionar, todos los sistemas de pensamiento y todas las filosofías que buscan fundamentar los diversos sistemas sociales parten de ese momento, una Crisis, como punto inicial de su propuesta: en el caso del Liberalismo, Thomas Hobbes nos habla de un momento inicial en el cual todos los hombres se encuentran en igualdad de condiciones (en potencia), por lo que se genera una situación de guerra de todos contra todos, y allí debe aparecer necesariamente el Estado, el Leviatán, para imponer su autoridad y frenar ese estado de cosas. Para John Locke, a esta situación se le agrega el problema de la propiedad privada concebida como un derecho natural, por lo cual entre todos los hombres se debe entronizar a un soberano, que se torna en el Estado, capaz de garantizar la propiedad privada de todos. Para las diversas corrientes del Socialismo (Anarquismo incluido), la instauración del Capitalismo, los Estados nacionales y los valores liberales occidentales significó el traspaso de la anterior sociedad feudal, monárquica y cristiana a una nueva sociedad burguesa que se fundamenta y 16 (de)Construir

sostiene en la explotación, dominación y enajenación de las diversas clases subordinadas frente a las clases dominantes y dueñas de los medios de producción. A esta situación solo se le puede superar mediante una Revolución Social (la cual puede tomar diversas formas, según de qué Socialismo estemos hablando), que permitiría la desaparición de esta sociedad y la construcción e instauración de una nueva, basada en los principios del Socialismo. Pues bien, esta forma de pensar linealmente las cosas como dualidades (existe un problema, para el cual es posible una determinada solución, y aplicándola correctamente es posible superar el problema inicial) nos parece una forma de reflexionar de modo básico y simplista sobre estos temas. Desde el poder estatal o desde los diversos organismos supranacionales que regulan las finanzas y el comercio internacional nos plantean las siguientes respuestas: ¿Crisis económica? Existe un plan de emergencia que la solucionará. ¿Crisis social? Se implementarán diversos planes de contención, o en todo caso se implementará la represión como forma de controlarla. ¿Crisis política? Con la remoción de algunos ministros o anticipar las elecciones podríamos encontrarle una vuelta. De la misma manera, los diversos partidos y agrupaciones sociales, incluso las que se plantean como revolucionarias, caen en la misma forma dual de problema/solución. Podemos leer en las diversas prensas partidarias que “necesitamos un plan obrero con el cual hacer frente a la crisis capitalista”, o que “el Capitalismo se derrumba: que gobiernen los obreros”, que se parecen más a formas intermedias de asimilarse al sistema capitalista que a una perspectiva de revolución social. Como nos interesa avanzar hacia un horizonte en donde sea posible superar al Liberalismo como matriz de pensamiento, y a las economías de mercado como forma de vida, nos parece que lo más acertado es buscar comprender la complejidad de la Crisis y sus diversos alcances, con la intención de aportar a la búsqueda de construcción de un futuro que en nada se parezca a este presente de individualismo, miseria y egoísmo.


DOSSIER: Reflexiones sobre la crisis capitalista

¿Crisis capitalista, Capitalismo en crisis o qué? Veíamos el 7 de Noviembre de 2008 en el programa “Economía y Finanzas” de CNN en español a uno de los analistas diciendo “No queremos que nadie se alarme, pero están sucediendo cosas graves. No queremos decir que los ahorristas e inversores deban ir corriendo a sacar sus depósitos, pero es imperioso que se hagan cosas drásticas. No estamos diciendo que estamos al borde de una crisis, pero urgentemente quienes tienen el poder deben tomar medidas, y eso debe suceder ahora mismo”. El conductor del programa le preguntaba si estábamos en medio de una crisis o qué, y este analista respondía “Solamente han sucedido algunas bajas importantes, pero no es nada grave. Pero si nadie hace nada, pronto estaremos lamentándonos de no haber hecho algo”. Tan confuso como poco claro era el mensaje que circulaba por el mundo financiero. Por primera vez en mucho tiempo, podemos ver una crisis económica de conjunto que logra exceder claramente a las diversas crisis financieras que venían sucediéndose hasta ahora, y que tiene verdadero alcance global. En esta oportunidad, no significa solamente el derrumbe o conflicto de una bolsa o grupo empresarial local, como venía dándose cíclicamente (tequilazo, argentinazo, diversas crisis en el sudeste asiático, etc.), sino que se dió un proceso de diversos colapsos, quiebras y bancarrotas financieras e inmobiliarias (principalmente en las economías centrales o del Primer Mundo). Estas fueron imposibles de asimilar o digerir por los diversos empresariados locales, corporaciones globales, organismos financieros internacionales, y en particular, tampoco por ninguno de sus Estados de origen. Como bien señala Francois Chesnais “Estamos frente a uno de esos momentos en los que la crisis viene a expresar los límites históricos del sistema capitalista. No se trata de alguna versión de la teoría de ´la crisis final´ del Capitalismo o algo por el estilo. De lo que sí se trata, en mi opinión, es de entender que estamos enfrentados a una situación en la que se expresan estos límites históricos de la producción capitalista”(1) . Creemos que se trata de una crisis que tiene lugar, principalmente, en áreas económicas y geopolíticas, y esto se traduce, inevitablemente, en problemas políticos y sociales tanto globales como regionales. Sin embargo, el Capitalismo en si mismo no se encuentra en problemas o en proceso de desaparición, sino que

La alienación del Capitalismo (en relación al carácter fetichista de la mercancía) remite a que construye un imaginario que asimila todo a valor, y se mercantiliza todo esfuerzo físico que tenga que ver con nuestra propia reproducción en tanto criaturas vivientes. Por ello, el Capitalismo se presenta como algo natural, un proceso armónico al que no podemos escapar o eludir; por fuera de él, nada parece ser posible.

se trata de una etapa de reacomodamientos, reagrupamientos, alianzas y asimilaciones financieras que permitirán que, una vez más, el Capitalismo logre sostener su existencia. Sin embargo, es preciso hacer algunas distinciones frente a cierta perspectiva unilateral en cuanto a concebir al Capitalismo estrictamente como una corriente o ideología económica. Sistemas económicos y formas de intercambio han existido a lo largo de toda la historia. En ese sentido, el Capitalismo es un sistema que se basa en la explotación económica de los grupos dueños de los medios de producción por sobre los sectores subalternos que se ven compelidos a vender su fuerza de trabajo. De hecho, uno de los logros más significativos de la matriz de reproducción del sistema capitalista es la constitución de un marco jurídico-legal que nos preconfigure como sujetos “libres” (en el sentido de una libertad negativa propia del liberalismo) para que, gustosos/as, nos aceptemos como dueños de nuestra fuerza de trabajo y la ofrezcamos como mercancía en el mercado de trabajo, constituyéndonos nosotros y nosotras mismas en mercancía, transformándonos así en un simple valor o estadística de los costos empresariales. La alienación del Capitalismo (en relación al carácter fetichista de la mercancía) remite a que construye un imaginario que asimila todo a valor, y se mercantiliza todo esfuerzo físico que tenga que ver con nuestra propia reproducción en tanto criaturas vivientes. Por ello, el Capitalismo se presenta como algo natural, un proceso armónico al que no podemos escapar o eludir; por fuera de él, nada parece ser posible. La libertad legal que se constituye bajo los regímenes republicanos no es más que una apariencia, pues no es posible sostener la propia supervivencia si no es a través de la subordinación al trabajo asalariado, o en el peor de los casos, a formas de explotación y dominación propias del Capitalismo informal. Partiendo de esta perspectiva, la matriz de reproducción del Capitalismo ha excedido largamente el espectro estrictamente económico (es decir, la contradicción Capital/Trabajo), fundiéndose y entrelazándose con otras áreas y otros aspectos sociales y culturales. El Estado, como unidad fundamental represiva y garante de la propiedad privada, ha sido un aliado esencial, y continúa siendo un socio estructural necesario para la reproducción y expansión del Capitalismo, aunque su vinculación con estructuras, instituciones y diversas áreas de poder excede ampliamente el alcance de lo estatal. El Capitalismo también se manifiesta de diversas formas, tanto políticas, como en lo cultural, social y otros aspectos(2). Entrelazadas entre sí, terminan construyendo una incomparable maquinaria de poder y dominación que interviene en todos nuestros aspectos cotidianos, constituyendo una inmensa hegemonía que busca abarcar todos los aspectos de la vida. Por todo esto, si bien coincidimos con Francois Chesnais en que estamos frente al límite de la actual forma de reproducción del Capital global, eso no significa que estemos frente a un posible derrumbe o hundimiento del Capitalismo, pues sus valores y las estructuras (tanto visibles como invisibles) que lo sostienen, impiden que hoy sea posible la aparición o construcción de otra forma de economía y de otro modo de pensar la vida. El Capitalismo reproduce cíclicamente crisis de diverso alcance, pero esas crisis no lo erosionan o debilitan, sino que por el contrario alientan el fortalecimiento de determinado sector del Capital por

(1) “Situación mundial: Como la crisis del ´29, o más…”. Chesnais, Francois. Revista Herramienta Nº 39. (2) El campo de acción y expansión del Capitalismo va desde Estados nacionales como unidad de intervención política internacional y gobiernos de formas republicanas, hasta la destrucción de usos y costumbres locales e imposición de valores liberales occidentales de propiedad privada, pasando por la creación y sostén de instituciones de control disciplinadoras, asignación de roles biopolíticamente predeterminados para los géneros, identidades y sexualidades, entre otras innumerables cuestiones.

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sobre otro, absorbiendo sectores que dejan de ser dinámicos, y permitiendo nuevas etapas de desarrollo. Usualmente estas crisis son localizables (una economía regional, un país, un bloque continental, etc.) y para ello se toman medidas de aislamiento, contención y salvataje, pero en esta oportunidad el alcance de la crisis exige la intervención de Estados, corporaciones y organismos financieros internacionales. Ahora bien: ¿cual es el patrón de acumulación que ha entrado en conflicto? Desde fines de la Segunda Guerra Mundial fueron dos los sectores que representaron los espacios más dinámicos de la economía global: las corporaciones industriales y los consorcios financieros. Sin embargo, el límite al desarrollo bajo los Estados keynesianos (principalmente en las economías centrales) significó su estancamiento y las crisis que tomaron cuerpo en la década del ´70. Fué imposible sostener el equilibrio de ganancias (en particular hacia el sector obrero industrial) en base a la regulación e intervención de los Estados, por lo cual del sector financiero surgió un nuevo espacio que realineó a las diversas economías. El patrón de acumulación financiero-rentista, punta de lanza del neoliberalismo, fué la manera en que el proceso industrial sostenido encontró un tope a sus aspiraciones. Lo que tuvo lugar fué un proceso de acumulación estrictamente financiera: compra y

obtener las mayores ganancias, los operadores financieros provocan una emisión de títulos sobre títulos sobre títulos, que se alejan cada vez más del origen de los riesgos). La información es cada vez más compleja y más opaca, y así los inversores dependen de las ´calificadoras de riesgos´. En teoría se supone que si se disemina el riesgo en más agentes económicos, se disminuyen los riesgos, pero no es así. Cuando se emiten títulos sobre títulos se mezclan los activos y es imposible determinar el riesgo; de allí que las calificadoras de riesgos se equivoquen tanto. En los hechos, el encadenamiento entre títulos ha sido devastador: la baja del valor del colateral de los préstamos aumenta la probabilidad de incumplimiento, que de concretarse incrementa la pérdida de los bancos (porque el bien que recuperan tiene un valor inferior) y, por último, los préstamos dejan de ser independientes porque dependen de un mismo colateral, que es un bien inmobiliario”(4) . Según las estimaciones del FMI, hasta mayo del presente año las pérdidas totales equivalían a 4 billones de dólares que debieron ser absorbidos por entidades financieras. Unos 2,71 billones corresponden a EE.UU., mientras que 1,19 billones corresponden a la Unión Europea, y unos 149.000 millones a Japón. Con ese desembolso, solamente se estaría logrando estabilizar la situación, mientras que lograr un “funcionamiento estable” va a precisar

venta de paquetes accionarios, en particular del sector industrial en quiebra o estancado; ganancias en base a las subas y bajas de las acciones de grupos empresariales; desmantelamiento y reagrupamiento de corporaciones globales; desguace de sectores industriales de los países centrales y su traslado a los periféricos para reducir costos operativos y de mano de obra, inversión en nuevas tecnologías, particularmente la informática, etc. Se constituyeron, de esta manera, nuevas tasas de crecimiento estrictamente en base a las ganancias del juego de las bolsas financieras. La movilidad de estos capitales con sus constantes cambios de dueño, más la incorporación de nuevos sectores inversores (aparición de las economías emergentes, particularmente la de China) y la generación de nuevos mercados (3) no significaron la “solución” al problema, sino una suerte de stand by. De manera que se impuso la ilusión de que, a partir de la posesión de dinero, era posible generar más dinero. El fetiche de la mercancía materializó, entre los empresariados y accionistas principales, que la simple posesión de títulos, bonos y acciones pudiesen generar ganancia, sin importar la forma en que habrían de ser cobrados. La colocación de estos en las diversas bolsas para generar ganancia y trasladarlos a otras de modo permanente, redituó en la acumulación de fortunas sin respaldo. “Para

aún de mayor capital. Mucha de esta inversión y absorción ahora está corriendo por cuenta de los diversos Estados nacionales, que tras el “triunfo” del Neoliberalismo y de los discursos de Fukuyama y compañía, habían sido relegados a un segundo plano: el 36% del City Group y el 60 % de General Motors ahora pertenecen al Estado norteamericano, mientras que Enron y Worldcom. com debieron ser absorbidos íntegramente por él, entre otras numerosas operaciones. Nacionalizaciones forzosas, confiscaciones, juicios por corrupción corporativa, nuevas entidades reguladoras financieras internacionales, nuevos (viejos) roles para los Estados nacionales… a esta altura, podemos ver que lo que inicialmente se presentó como una posible catástrofe universal e histeria colectiva, hoy en día comienza a tomar otra forma. Voceros que anteriormiente exponían discursos apocalípticos, ahora nos hablan de reacomodamientos y de nuevos posibles crecimientos. De hecho, la propia crisis ha servido para generar un nuevo mercado en si mismo (innumerables publicaciones, cientos de horas de programas especializados, numerosísimos libros y conferencias, etc.), cumpliendo el viejo adagio de que “toda crisis representa una oportunidad (para los negocios)”.

(3) En este sentido, la incorporación de los países de la anterior esfera soviética significó una revitalización importante. Las redes del capitalismo informal (mafias) también experimentaron un crecimiento exponencial. (4) Calcagno, Eric. “Se acabó lo que se daba”. Pág. 6.

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DOSSIER: Reflexiones sobre la crisis capitalista

Hegemonías en conflicto La crisis del ´29 implicó el colapso de una etapa del desarrollo del Capitalismo. Hasta aquí el crecimiento se había dado prácticamente sin intervención estatal ni existencia de bancos centrales u organismos financieros internacionales que lo regulasen, pues el principal rol de los Estados había sido el de garantizar la propiedad privada de los medios de producción, la constitución de un mercado del trabajo y la coerción necesaria para que los trabajadores y trabajadoras se viesen compelidos y compelidas a ingresar en la dinámica del trabajo asalariado y la venta de su fuerza de trabajo. La quiebra de la bolsa de New York inevitablemente derivó en el colapso de empresas e industrias locales, quiebra de las diversas economías nacionales, y uno de los momentos de mayor desempleo a nivel mundial. Esto se tradujo en un proceso de crisis sistémicas en muchas sociedades , llevando a un profundo cuestionamiento al Capitalismo que derivó en la instauración de regímenes totalitarios, la Segunda Guerra Mundial, el colapso de las potencias coloniales europeas y la entronización de Estados Unidos de América como potencia hegemónica global y patrón financiero mundial. Es en este momento que los capitalistas debieron rever algunos de sus principios filosóficos y aceptar ciertas regulaciones: la creación de organismos financieros y de intervención internacional (Fondo Monetario Internacional, GATT-Organización Mundial del Comercio, Banco Mundial entre otras) que buscasen evitar nuevos colapsos o crisis financieras como la del ´29 . Los acuerdos resultantes de la Conferencia Monetaria y Financiera de las Naciones Unidas (más conocido como los acuerdos de Bretton Woods)(3) significaron esencialmente dos nuevos roles para los Estados nacionales. Por un lado, estos debían garantizar el funcionamiento de los mercados locales a través de la presencia de políticas activas de intervención fiscal, la creación de bancos centrales y el control de emisión de créditos y otros papeles. De la misma manera, la extensión de servicios sociales, previsionales, educativos y de regulación del trabajo significó una política de ciudadanización, en donde los trabajadores y trabajadoras ya no eran vistos como simples vendedores de fuerza de trabajo, sino también como consumidores y consumidoras. Eran estos los Estados de Bienestar. El segundo rol que recibieron los Estados nacionales tenía que ver con la constitución de un contexto que permitiese el sostenimiento y expansión del capitalismo. Además de la fragmentación territorial necesaria para constituir mercados locales, se alentó la figura de Estados gendarmes frente al posible avance de la esfera soviética. Esto encontró en los vencedores de la contienda mundial a sus principales protagonistas, en particular la figura de Estados Unidos como cabeza visible de la hegemonía capitalista occidental. La gigantesca estructura industrial orientada al esfuerzo bélico no se desmanteló, sino que se sostuvo, vinculándose con las industrias de electrodomésticos, automotrices y de producción cultural y simbólica (cine, espectáculos, radios, comunicacio-

nes en general). Estados Unidos se constituyó en un complejo industrial-militar que, unido al patrón dólar como moneda de cambio global, constituyó el marco de sostenimiento del capitalismo occidental. La hegemonía militar y cultural de Estados Unidos significaba la hegemonía financiera del capitalismo norteamericano. En el marco de la guerra fría, esta se fortaleció y retroalimentó permanentemente. Sin embargo, los ciclos de acumulación del capital hacían insostenible, luego de un tiempo, la posibilidad de un equilibrio en la división de ganancias entre sectores trabajadores y empresariales, y la injerencia y regulación estatal. Asimismo, los problemas de la hacienda norteamericana para sostener el tipo de cambio dólar y el congelamiento de las economías centrales se fué saldando con freno al desarrollo industrial generalizado, el despido masivo de trabajadores y trabajadoras, y a la adopción de variantes de cambio locales alternativas al dólar, particularmente en Europa. De todas maneras, la presencia sostenida de bases militares estratégicas por todo el viejo continente y por Latinoamérica y otras regiones del planeta hacía que su rol de gendarme permaneciese inmutable. Lentamente, el Neoliberalismo se

Estados Unidos se constituyó en un complejo industrial-militar que, unido al patrón dólar como moneda de cambio global, constituyó el marco de sostenimiento del capitalismo occidental. La hegemonía militar y cultural de Estados Unidos significaba la hegemonía financiera del capitalismo norteamericano. En el marco de la guerra fría, esta se fortaleció y retroalimentó permanentemente. fué manifestando y erigiendo en Europa y Estados Unidos. A través de golpes de Estado, dictaduras, desindustrialización y repúblicas tuteladas, se generó el ámbito durante los ´70 y ´80 para el desembarco en los ´90 de la versión local, bajo los dictados del Consenso de Washington. Sumado a eso, los conflictos que determinaron el colapso de los países de la esfera soviética. Se manifestó, entonces, el propugnado “fin de la historia” de los teóricos de Wall Street y Chicago: el Capitalismo había triunfado, y ahora el mundo era unipolar. El desmantelamiento del poderío militar del Pacto de Varsovia implicó la penetración comercial de Occidente en esos últimos reductos, y por supuesto, la constitución y expansión de gigantescas redes de narcotráfico, tráfico de armas, prostitución, esclavitud sexual, trata de personas y muchísimas nuevas formas de explotación, alienación y esclavitud laboral. Gran parte de esta estructura fortaleció y nutrió de dinero a los bancos y negocios de Europa y Estados Unidos. Los teóricos de las relaciones internacionales inventaron un nuevo marco de conflicto global: la guerra de civilizaciones (Occidente cristiano, liberal y capitalista contra el resto del

(1) “Situación mundial: Como la crisis del ´29, o más…”. Chesnais, Francois. Revista Herramienta Nº 39. (2) El campo de acción y expansión del Capitalismo va desde Estados nacionales como unidad de intervención política internacional y gobiernos de formas republicanas, hasta la destrucción de usos y costumbres locales e imposición de valores liberales occidentales de propiedad privada, pasando por la creación y sostén de instituciones de control disciplinadoras, asignación de roles biopolíticamente predeterminados para los géneros, identidades y sexualidades, entre otras innumerables cuestiones. (3) Esta tuvo lugar entre el 1 y el 22 de julio de 1944, con el marco del final de la segunda guerra mundial de fondo, y donde las principales fuerzas aliadas buscaron organizar la posguerra para la continuación del sistema capitalista para que no hubiese lugar a una nueva crisis como la del ´29.

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mundo)(4) que sirvió de discurso justificador para nuevos golpes de Estado, incursiones e invasiones militares. Problemas de hegemonía Guerra del Golfo; intervención en los Balcanes; Invasiones de Afganistán e Irak; intervenciones militares bajo el amparo de misiones humanitarias de “cascos azules” de la O.N.U. por toda África, bombardeos tácticos y delegaciones norteamericanas por todo el planeta, bases de asesoramiento “técnico” militar en toda Latinoamérica… El costo financiero y material de mantenimiento como única superpotencia global comenzó a mostrar fisuras hacia mediados de los ´90. La constitución de áreas y regiones bajo monitoreo de países y regímenes afines sobre “zonas calientes” significó un lento pero sostenido crecimiento de otras fuerzas militares. Sin embargo, la aparición de esas “nuevas potencias” no se produce por fuera del patrón de acumulación capitalista, sino que por el contrario, son funcionales a grupos empresariales locales que buscan expandir su influencia en perspectiva al debilitamiento estadounidense. China, Rusia, la Unión Europea, India, Turquía y hasta Brasil hoy buscan disputar sus respectivas regiones. Sin embargo, no se trata solamente de una debacle militar. El 24 de Marzo de 2009, Zhou Xiaochuan, presidente del Banco Popular de China afirmó que “el estallido de la crisis y su contagio a todo el mundo reflejó las vulnerabilidades inherentes y los riesgos sistémicos en el sistema monetario internacional” si se continuaba utilizando al dólar como patrón de cambio universal(5). Acto seguido, propuso la creación del DEG (Derechos Especiales de Giro), una moneda universal bajo administración y flotación del FMI. Hay quienes ya teorizan sobre el “Consenso de Pekín” para reemplazar la anterior hegemonía estadounidense en varias regiones de Asia y Latinoamérica. La realización de conferencias de lo que recibió el nombre de G-20 en (teórico) reemplazo del G-8 incluyendo a países como Argentina, Indonesia o Sudáfrica expone la necesidad de relegitimar al capitalismo y de diluir los efectos de la actual crisis en los países centrales hacia los periféricos “emergentes”. “Pero hay otra transformación importante que afecta a la arquitectura geopolítica del mundo. El 17 de Abril de 2007 el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas realizó, por primera vez,

una reunión dedicada a las consecuencias políticas y securitarias del recalentamiento del planeta. Esta dimensión se incluye ahora en las reflexiones estratégicas, ya sea en Estados Unidos, Francia o Australia. Sin entrar en detalles, condiciones extremas afectarán a las cosechas hortícolas, favorecerán el desarrollo de epidemias, y la subida de las aguas no solo generará millones de refugiados ecológicos (150 millones en 2050 según algunas estimaciones), sino que reavivará la lucha por la división de los territorios, ya que la desaparición de atolones e islas afectará la extensión de las Zonas Económicas Exclusivas (ZEE). Y en lo referido al incremento de los precios de los productos alimenticios, pondrá en peligro la estabilidad de muchos países”(6) . Estamos hablando de un mundo lleno de polución, contaminación y agotamiento de minerales y otros elementos. La acción voraz y depredadora del capitalismo ha generado un verdadero caos climático de consecuencias irreversibles. Desertificación, hambrunas generalizadas y crecimiento demográfico exponencial en ciertas regiones del planeta son el escenario inmediato y futuro. Consciente de que estamos hablando de un mundo que se dirige hacia la extinción, el capitalismo se plantea estrategias de sobrevivencia. Según el informe del Consejo Nacional de Inteligencia de EE.UU. de Noviembre de 2008, para 2025 la actual hegemonía norteamericana se encontrará dispersa en varios bloques regionales. La perspectiva se proyecta ahora sobre el asentamiento de bases militares permanentes en regiones donde hay abundancia de “recursos naturales”(7). Casualmente, esto se ha podido observar claramente en la última invasión a Irak, en donde el principal objetivo consistió en asegurarse el monopolio de la extracción de petróleo, y poder intervenir en la regulación global de su precio. Richard Haas, uno de los teóricos de mano dura de Washington, observaba en el número 3 de Foreign Affairs de 2008: “El momento unipolar de Estados Unidos ha llegado a su fin. En el siglo XXI, las relaciones internacionales estarán definidas por la no polaridad. El poder será difuso en lugar de estar concentrado, y la influencia de los Estados-Nación irá en declive en tanto que la de los actores no estatales aumentará. Sin embargo, no todas son malas noticias para Estados Unidos: Washington aún puede dirigir la transición y hacer que el mundo sea un lugar más seguro”(8).

(4) Samuel Huntington, politólogo estadounidense publicó su libro “El choque de civilizaciones” seguido de constantes artículos relacionados en la revista Foreign Affairs, influyente en la agenda internacional de EE.UU. Este ha sido uno de los principales asesoramientos de los gobiernos de George W. Bush. (5) Página del People´s Bank of China http://www.pbc.gov.cn/english. (6) Gresh, Alain. “El consenso de Pekín” en “Le Monde Diplomatique”, Noviembre de 2008. (7) La mayoría de las bases norteamericanas en América Latina coinciden con regiones de agua dulce (el acuífero guaraní), de reservas forestales o de resquicios de minería. (8) Haas, Richard N. “La era de la no polaridad” en Foreign Affairs número 3, 2008.

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DOSSIER: Reflexiones sobre la crisis capitalista

La crisis: una excusa para hablar sobre (medios interpretación(2). Lo que resulta falso y suena hasta ridículo es que algunos/as de) comunicación “El mundo continúa siendo testigo de la crisis” (Diario La Nación, 30/01/09)

Los llamados medios masivos de comunicación dicen comentar la realidad sin alterarla: hablan de mercados con comportamientos propios, de bolsas que se caen, con humores, rabias. A través de su retórica inundada de metáforas naturalistas, describen la crisis capitalista (¿o capitalismo en crisis?) como un mal que, como indica el epígrafe de esta nota, parece venir en un plato volador. Mientras se llevan a cabo millones de despidos a trabajadores y trabajadoras, y se instrumentan salvatajes económicos a los bancos y grupos de Poder, la solución parece estar encarnada en un eterno retorno hacia lo mismo, sin sujetos responsables ni capaces de construir alternativas propias. Los discursos mediáticos suelen parecerse a los producidos por el Mercado, pues ambas instituciones pretenden ser naturales, situarse por fuera de la historia; incapaces de producir un pensamiento crítico de sí misma. En una sociedad mediatizada como la nuestra, los mass-medias (1)son claves en la producción de sentidos, de lenguajes y de formas de interpretar (construir) el mundo, es por eso que resulta importante atender al tratamiento que realizan de los conflictos sociales. No son un mero epifenómeno o reflejo super-estructural de una base económica, como podría entenderse desde una lectura mecánica de Marx, ni tampoco son un espejo de la realidad. Ellos cumplen un rol fundamental en la construcción de “lo real”, sin referentes exteriores donde contrastar la falsedad de sus mensajes, pues el discurso que producen y “la realidad” son inseparables; la semiótica y la filosofía del lenguaje (entre otros universos de pensamiento) nos han permitido pensar que es imposible acceder al mundo (aquello de lo que se habla, el objeto) sin la mediación de aquellos lenguajes que lo constituyen como tal. ¿Cómo sería posible comprender la base material de una sociedad sin la mediación simbólica? ¿Cómo pretender que exista una verdad por fuera de los discursos que la nombran? No se llega a lo verdadero contrastando el falso discurso de los medios con una determinada “realidad” exterior a ellos (y a todo discurso), pues lo verdadero es aquello que logra imponerse como creencia a través de hábitos de interpretación, una de las operaciones que garantizan el funcionamiento del poder que utilizan las clases dominantes (por ej: es normal que haya pobres, es natural que el hombre busque su propio beneficio). Sin dudas son los mass-medias las instituciones privilegiadas para la producción simbólica en las sociedades contemporáneas, las que han cobrado relevancia para producir nuevos hábitos de

periodistas hablen del rol de la prensa como aquella actividad que sólo “informa” o “transmite” objetivamente los hechos. Lo curioso es que aquí la izquierda tradicional (aquella que expone sus ideas a través de la prensa y el partido) coincide con este tipo de creencia, pues al acusar a la burguesía de manipulación mediática, recae en el mismo error: comprender los medias a través de la metáfora del espejo como reflejo fiel o distorsionado de una realidad que se encontraría en otra parte (en la verdad del partido o del capital). Una crítica que se proponga interpretar y transformar la sociedad y la comunicación que la hace posible, debe tratar de ir más allá de denunciar que los diarios, la radio y la televisión refuerzan la ideología de la burguesía (algo que hasta un niño puede decir)(3), o de sostener que es solo un tema de contenidos que se solucionaría con un cambio de propiedad. Como lo ha mencionado Umberto Eco(4), también son las condiciones históricas de recepción de los mensajes que circulan en los medios, los códigos(5) aplicados a las lecturas de los distintos discursos me-

Una crítica que se proponga interpretar y transformar la sociedad y la comunicación que la hace posible, debe tratar de ir más allá de denunciar que los diarios, la radio y la televisión refuerzan la ideología de la burguesía (algo que hasta un niño puede decir), o de sostener que es solo un tema de contenidos que se solucionaría con un cambio de propiedad. diáticos, los que producen el sentido. Lo que resulta importante en esta observación realizada por el semiólogo italiano, es que el discurso que posee poder opera cuando circula y es reconocido por los sujetos. Para resumirlo en sus palabras: “La batalla por la supervivencia del hombre como ser responsable en la Era de la Comunicación no se gana en el lugar de donde parte la comunicación sino en el lugar a donde llega”. Otro aspecto a tomar en cuenta es la estructura de emisión centralizada que caracteriza a los medios masivos, habitualmente denominada broadcasting, pues esta es la que produce una separación con el receptor. Como lo ha afirmado Baudrillard, esta relación que instituyen los medias con los sujetos es lo que produce la in-comunicación, ya que no permite respuesta ni la

(1) Medios de comunicación masiva. (2) Para profundizar este debate véase Verón Eliseo “La semiosis social” Barcelona Gédisa 2007; “Semiosis de lo ideológico y el poder” y “La mediatización” Buenos Aires Oficina de publicaciones Ciclo Básico Común 1997 (3) Este comentario no intenta ser despectivo, efectivamente los adolescentes y niños comprenden bastante bien el funcionamiento de los medios masivos. El docente Jorge Warley, en su libro Semiótica de los medios, ejemplifica que tras realizar una observación sobre cómo Hollywood humaniza a los soldados en las series televisivas, para contra-restar la brutalidad con que se desenvuelven en la realidad, un alumno suyo le dijo “pero siempre fue así”…dejándolo sin respuesta. Evidentemente hacen falta pensar críticamente los análisis que se están desarrollando en este campo, como bien lo expresa Warley “La preocupación es hasta qué punto tenemos que decir cosas verdaderas, algo más que la repetición de cierto aburrido sentido común académico o el buen pensar ideológico, máximas del conocimiento burocrático que son las peores formas de la ignorancia aunque se muestran travestidas de algún fulgor de prestigio como fórmulas consolatorias. El miedo más terrible debería ser la sospecha de que estamos repitiendo siempre lo mismo, que nuestro conocimiento no avanza un milímetro.” Warley, Jorge “Semiótica de los medios” Buenos Aires Editorial Biblos 2007 (4) Eco Umberto “Para una guerrilla semiológica” La estrategia de la ilusión. Se puede acceder al texto a través del sitio Caosmosis : http://caosmosis. acracia.net/?p=532 (5) Eco llama código a un conjunto de reglas que forman un sistema convencionalizado de interpretación de signos. Se trata de hábitos de lectura que son esenciales para la estabilidad interpretativa de un signo. Para profundizar el tema ver Braga María Laura “Umberto Eco” en Zecchetto Victor (comp) “Seis semiólogos en busca del lector” Buenos Aires, La crujía 2008

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oportunidad de producir un intercambio(6). El modelo de comunicación que está implícito es aquél que deriva de las teorías de la información y la lingüística: este modelo se vale de un emisor que transmite un mensaje a través de un canal, aplicando un código que debe ser común con el receptor. La idea de que el código debe ser lo que realiza la comunicación, dice Baudrillard, es justamente la que produce esa distancia de in-comunicación, distancia que sólo puede resolverse rompiendo el código que es impuesto por los medias. Estas posturas nos permiten comprender que los contenidos ideológicos de los mensajes junto con una estructura centralizada que le habla a “las masas”, constituyen los mecanismos que imponen las reglas de un diálogo que no existe para con los

La contra-información es un ejemplo de aquellas prácticas que creemos que de por sí solas no logran construir una alternativa comunicacional. Según la definición formulada por Cassigoli Perea “…ésta tiende a criticar y dar vuelta la información oficial y, con la óptica de la clase trabajadora, ponerla a su servicio, sin necesidad de crear otros medios paralelos o alternativos”(7). El problema es que esta concepción no considera otros ejes de conformación de las identidades políticas que no sean los de la producción económica. El modelo de contra-información no es suficiente para producir nuevas formas de comunicación que se sustraigan al modelo dominante, ya que deja intacto el modelo informacional que hemos comentado más arriba, y no problematiza la diferencia entre información y comunicación. La primera,

receptores. De allí la sensación de parálisis vehiculizada frente a una crisis como la que actualmente atraviesa el capitalismo; de allí la posición de testigos que los mass-medias nos ofrecen ante los fenómenos sociales ¿Qué otro significado puede tener sino el concepto de audiencia o de público, con el que habitualmente nos interpelan? ¿Acaso esta concepción de la comunicación no nos está negando la condición de sujetos capaces de pensar y actuar? Ante este panorama, una bifurcación se produce a través de las experiencias del campo de los medios alternativos. Ejemplo de un aquí y ahora donde se tejen relaciones otras, donde se construye identidad intentando salir de la lógica mercantilista mass mediática Radios comunitarias, agencias de contra-información, canales de televisión y espacios Web intentan día a día producir otras formas de expresión que no tienen lugar en los espacios oficiales, aquellos que sin embargo se arrogan el derecho de representarnos. A través de acciones concretas intentan construir circuitos comunicacionales que relativizan la naturaleza aparente de las formas dominante, yendo de la recepción pasiva a la producción de mensajes propios, a través de redes propias… sin embargo no siempre lo logran.

es un flujo unidireccional, mientras que la segunda, implica un intercambio dialógico donde el emisor es inmediatamente receptor y viceversa. El énfasis que recae sobre lo contra-informativo en las prensas partidarias e incluso espacios no partidarios, donde no se cuestiona la relación con el lector ni tampoco el trabajo participativo en el mismo medio, es la consecuencia de la naturalización de este modelo autoritario. Ante la propuesta mass-mediática del público pasivo, la alternatividad comunicacional debe apostar a construir una relación dinámica con sus interlocutores, para así lograr significaciones que se sustraigan de los imaginarios del capitalismo que hoy ha producido esta crisis de la que, según La Nación, sólo podemos ser meros espectadores.

(6) Baudrillard Jean, “Réquiem por los medias” Crítica a la economía política del signo. México, Siglo XXI 2005. (7) Cassigoli Perea A., “Sobre la contrainformación y los así llamados medios alternativos”, en “Comunicación alternativa y cambio social”, México, Premia, 1989. Si bien el autor aclara que la contra-información no pertenece al campo de lo alternativo, los medios que se autoreferencian y son referenciados de esa manera, han retomado el concepto y la práctica de la contra-información como parte constitutiva (y en la mayoría de las veces primordial) del proceso de transformación de la realidad social.

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DOSSIER: Reflexiones sobre la crisis capitalista

¿en que quedamos? algunas conclusiones e inquietudes para discutir... No hemos buscado exponer “soluciones”, programas o “salidas”; simplemente, tratamos de profundizar sobre los alcances y posibles consecuencias de la actual crisis capitalista. Pensamos que no nos encontramos frente al colapso final del Capital o un momento prerrevolucionario, como algunos y algunas gustan exponer apocalípticamente. Existe una cierta tendencia a simplificar las cosas, aplicando utilitariamente cualquier fenómeno económico, social o político a sus luchas por el Poder. Sin embargo, esa lógica de pensamiento solo sirve para construir imaginarios alienantes, funcionales básicamente al Liberalismo instituido, generando subjetividades temerosas que esquizofrénicamente corren tras recetas mágicas, “gurúes” de la economía, y proféticos “líderes revolucionarios” que anticipan, una vez más, la inevitable caída del Capitalismo.

¿Crisis Capitalista, Capitalismo en crisis, o qué? Como hemos expuesto previamente, esta crisis es esencialmente del actual patrón de acumulación capitalista (en particular dentro de las economías centrales), principalmente de los sectores financieros relacionados con la burbuja inmobiliaria estadounidense y las hipotecas subprime, es decir, créditos y papeles sin respaldo, sostenidos en otros papeles sin respaldo, y por ende, la consecuente ausencia de liquidez. Por supuesto, una crisis no es un capricho o un debate filosófico, sino que inevitablemente se traduce (y traducirá por bastante tiempo) en aumento exponencial del desempleo, subempleo y empleo informal de vastos sectores sociales, con hambrunas y precarización de las condiciones de vida de millones de personas en todo el mundo. Hay (y habrá) cierres, desguaces y traslados de sectores industriales que han dejado de ser dinámicos dentro de la lógica de reproducción del capital, fruto también de la relación de financiamiento de estos con la quiebra y bancarrota de los sectores financieros en colapso. Muchas de las empresas y corporaciones que han caído en desgracia han sido asimiladas estatalmente, o han sido reabsorbidas por otras corporaciones financieras emergentes, particularmente economías que buscan disputar la hegemonía económica occidental. Evidentemente, la crisis económica de los ´70 que tuvo lugar por la imposibilidad de las reservas monetarias estadounidenses de sostener el patrón dólar (como había quedado establecido en Bretton Woods), y que se saldó con la instauración y expansión del neoliberalismo, ahora vuelve a asomar tras unas décadas.

Sus principales exponentes habían avanzado (durante años) por sobre las atribuciones y capacidades de los Estados nacionales a través de la expansión de corporaciones globales, las cuales se ajustaban mucho mejor a sus intereses. Anunciaron y vaticinaron un futuro en el que los Estados ya no serían necesarios, debido al desarrollo autosuficiente de estas estructuras económicas de avanzada. Sin embargo, con el despliegue de esta crisis, deben volver a echar mano a esa vieja herramienta de expansión. Las posibles bancarrotas financieras de Islandia, Inglaterra y EE. UU. (entre otras) se saldaron con estatización de empresas y asimilación de deuda privada. Ahora se vuelve a hablar de “roles activos” estatales, de políticas fiscales controladas y de nuevas formas de regulación comercial “responsable” en base a los Estados y a organismos internacionales. Sea como fuere, en tanto libertarios y libertarias, lo que debemos comprender es que el capitalismo ha calado hondo, excediendo largamente el marco de una estructura económica, lo que se traduce en muchos nive-

les, tanto culturales, sociales, políticos y otros. Por ello, las soluciones propuestas por algunos sectores del socialismo de “que dirija la clase obrera”, “nacionalización de la banca bajo control obrero” y otras similares no implican un quiebre revolucionario, sino más bien, posibles perspectivas de continuar el plan de desarrollo industrial del capitalismo. Nuestra lucha no debe ser por continuar el proyecto de la burguesía, sino por su completa destrucción. Hegemonías en conflicto

las soluciones propuestas por algunos sectores del socialismo de “que dirija la clase obrera”, “nacionalización de la banca bajo control obrero” y otras similares no implican un quiebre revolucionario, sino más bien, posibles perspectivas de continuar el plan de desarrollo industrial del capitalismo. Nuestra lucha no debe ser por continuar el proyecto de la burguesía, sino por su completa destrucción. (de)Construir 23


De todos modos, más allá de posibles recaídas, repuntes o “nuevas” crisis, lo que ha quedado expuesto claramente es el colapso de la hegemonía financiera, militar y política de E.E.U.U. La salida de Bush y los “halcones”, quienes durante los ´90 y estos primeros años del siglo XXI habían buscado consolidar la expansión planetaria del capitalismo norteamericano, significa también un freno (¿momentáneo solamente?) a sus aspiraciones imperiales. La llegada de Barack Obama a la administración norteamericana evidencia las tensiones y disputas dentro de sus sectores hegemónicos (quien quiera pensar que su triunfo electoral se basó en la campaña y las urnas, es un iluso). Los anuncios de próximos retiros de tropas y bases de ciertas regiones del mundo representan un cambio táctico: administrar su poderío bélico sobre sectores considerados estratégicos, particularmente sobre grandes reservorios naturales (agua dulce, petróleo, minerales, etc.) que garanticen su capacidad de sobrevivencia. En esa clave, en Latinoamérica debemos prepararnos para sufrir nuevas políticas de intervención militar, políticas y empresariales desde Washington hacia la región. Francis Fukuyama, Milton Friedman y Samuel Huntington habían establecido, durante los ´80 y ´90, las ideas matrices que pretendían un futuro unipolar, capitalista y occidental. La unipo-

ministraciones de los diversos Estados “emergentes” no es otra cosa que una teatralización, pues en realidad se trata de representantes de los diversos intereses empresariales de los sectores más dinámicos de sus regiones, y muy lejos se encuentran de preocuparse por la situación de sus poblaciones de origen. Los capitalistas tienen muy en claro que los Estados nacionales no son más que una mascarada para plantear sus respectivos intereses en mesas de negociación y mercadeo; para tomar dimensión de cómo entienden hoy en día los espacios de poder mundial, así lo interpreta el norteamericano Richard Haass: “Además de las seis principales potencias mundiales, hay numerosas potencias regionales: Brasil y, discutiblemente, Argentina, Chile, México y Venezuela, en América Latina; Nigeria y Sudáfrica, en África; Arabia Saudita, Egipto, Irán e Israel, en el Medio Oriente; Pakistán, en el sur de Asia; Australia, Corea del Sur e Indonesia, en el este de Asia y Oceanía. Un gran número de organizaciones estarían en la lista de centros de poder, incluidas las que son globales (el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional, las Naciones Unidas), las que son regionales (la Asociación de Naciones del Sureste Asiático, la Asociación Surasiática de Cooperación Regional, la Liga Árabe, la Organización de Estados Americanos, la Unión Africana, la UE) y las que son funcionales (la Agencia Internacional de Energía, la Organización

laridad posiblemente esté manifestando su fracaso; lo occidental, en tanto pensamiento único, es insostenible sin la hegemonía de este bloque; sin embargo, lo que permanece firme es el capitalismo como patrón de producción y acumulación en los espacios contrahegemónicos que hoy asoman. Apoyados en sus respectivos países o bloques hemisféricos, han aprendido de los esfuerzos previos, y acorde a sus intereses y perspectivas de desarrollo, exponen políticas de expansión (algunas más diplomáticas, otras más agresivas) sobre diversas regiones del globo. Préstamos y financiamiento Chino para Argentina; negocios y asociaciones entre Brasil e India, o los lazos militares y petrolíferos que Rusia establece con Venezuela (entre otros casos latinoamericanos), visibilizan los esfuerzos de estas nuevas potencias, imposible obviamente, sin un desarrollo adecuado de su aparato industrial, sus fuerzas armadas y su capacidad mercantil. Esto también queda de manifiesto, al observar cómo se constituyó un G-20 para “afrontar la crisis”; anteriormente, el G-8 que concentraba a las principales potencias industriales y militares del mundo (75% del PIB mundial y más del 80% de gasto en defensa) hacia oídos sordos a cualquier tipo de reclamo o sugerencia sobre sus manejos. Obviamente, esta presencia de las ad-

para la Cooperación de Shanghái, la Organización Mundial de la Salud, la OPEP). Lo mismo sucedería con algunos estados de los Estados-nación, como California, en Estados Unidos, y Uttar Pradesh, en la India, y con ciudades como Nueva York, São Paulo y Shanghái. Además, están las grandes compañías globales, incluidas aquellas que dominan los campos de la energía, las finanzas y la manufactura. Otras entidades que merecen ser incluidas serían los medios globales de comunicación (al Jazeera, BBC, CNN), las milicias (Hamás, Hezbolá, el Ejército del Mahdi, los talibán), los partidos políticos, las instituciones y los movimientos religiosos, las organizaciones terroristas (al Qaeda), los cárteles de narcotraficantes y las ONG de tipo más benigno (la Fundación Bill y Melinda Gates, Greenpeace, Médicos sin Fronteras). En el mundo actual, el poder, en lugar de estar concentrado, está cada vez más distribuido”(1). Como puede observarse, seguir pensando estrictamente la lucha en contra de los Estados en tanto libertarios y libertarias es un anacronismo, pues el espectro de espacios de poder y dominación es mucho más diverso, complejo y sutil. El capitalismo piensa y concibe todo en términos de mercados y poblaciones a las cuales convertir en consumidoras; es allí hacia donde debemos orientar

(1) Haass, Richard. “La era de la no polaridad”, Foreign Affairs Latinoamerica, Volumen 8, número 3.

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DOSSIER: Reflexiones sobre la crisis capitalista el núcleo de nuestros esfuerzos antiautoritarios. Detrás de todo organismo estatal, hay una corporación; detrás de toda política pública, hay una empresa que se beneficia. Como expusimos en uno de los análisis previos, no nos encontramos en un período emergente del capitalismo, sino en uno en el cual el mundo ha sido consumido, explotado y contaminado. El actual proceso de funcionamiento de la maquinaria planetaria implica el consumo diario de toneladas de elementos de la naturaleza que no se recuperarán o reproducirán, y muchos otros que se corromperán indefinidamente. La crisis capitalista, con su perspectiva de nuevas luchas por la hegemonía global, inevitablemente se traducirá en el uso de tecnologías de extracción y producción más dañinas con tal de abaratar costos y garantizar mayores ganancias. Con solo observar la ascendente lógica industrial China podemos percibir una depredación genocida de nuestro ecosistema. En tanto libertarios y libertarias, será preciso pensar formas de intervención y acciones de resistencia continental, ya que Latinoamérica representa, todavía, una de las regiones del planeta con mayor reservorio de su ecosistema. No es para desestimar el rol que ocupan (y ocuparán) las redes del capitalismo informal; nos estamos refiriendo a diversas formas de explotación, dominación y enajenación que exceden lo que normativamente se denomina “lo legal”, pero que genera círculos de producción y acumulación tanto o más grandes que los legales, y que son absolutamente necesarios y funcionales a la reproducción global del capital. La precarización y la miseria en expansión que quedarán de esta crisis serán el escenario en el cual el narcotráfico, la prostitución, las redes de trata de personas y diversas formas de esclavitud “modernas”, entre otras, se expandirán exponencialmente. En tanto libertarios y libertarias, será preciso tener en cuenta estos circuitos de explotación para intervenir en su contra. La crisis, una excusa para hablar de comunicación La comunicación alternativa puede ser una esfera donde se produzcan relaciones otras, antiautoritarias y anticapitalistas, horizontales y autogestivas. Y cuando mencionamos esto, nos estamos refiriendo a la capacidad de producir prácticas y relaciones que sean capaces de generar instituciones que sirvan a la humanidad y no que nos sometan y alienen; se trata de fomentar la potencialidad de los sujetos, para poder desarrollar sus capacidades y decidir colectivamente los destinos de su sociedad.

Estamos pensando en espacios que puedan dispersar y combatir ese Poder con mayúsculas que se realiza como dominación entre los hombres y mujeres. Es por eso que en contraposición con las posturas que sostienen que los medios alternativos no pueden realizar por sí mismos un cambio social, pensamos que una organización que se concibe como un medio de comunicación, tiene potencialidades válidas para realizar una apuesta política por la autonomía de los movimientos y su organización, por la construcción de puentes entre las distintas experiencias del campo subalterno. Es a través de estas experiencias donde se constituye una alternativa social que termine con la desigualdad económica, cultural y social. Cualquier organización, sea un medio de comunicación o no, debe considerar los procesos simbólicos que la atraviesan en su propio proceso de conformación. Un planteo que reduzca las experiencias de comunicación alternativa como fragmentación o carencia de un proyecto global por sólo atender a la problemática de lo simbólico, deberían primero preguntarse de qué manera se puede construir un proyecto de cambio social en su totalidad sin una modificación en las experiencias culturales, que suponen una dimensión comunicacional. Una estrategia de transformación que se pretenda “total” implica inevitablemente una pluralidad de proyectos que se producen aquí y ahora, en el seno de la sociedad capitalista(2). El desafío está en cómo producir alianzas y uniones en vistas de un horizonte de sociedad nueva, y para eso no existen dudas de que la comunicación tiene algo que decir. Consideramos necesaria la crítica y la subversión de los códigos impuestos por los medios de “comunicación” de los sectores dominantes, pero creemos también que además de disputar sentidos y prácticas comunicacionales desde el sillón de nuestros hogares (para quienes tienen la fortuna de tenerlo)…también es

Una estrategia de transformación que se pretenda “total” implica inevitablemente una pluralidad de proyectos que se producen aquí y ahora, en el seno de la sociedad capitalista . El desafío está en cómo producir alianzas y uniones en vistas de un horizonte de sociedad nueva, y para eso no existen dudas de que la comunicación tiene algo que decir. necesario construir circuitos propios, para realizar realmente un encuentro dialógico con los otros y las otras. ¿Y como anarquistas, qué? Una última reflexión viene por el lado de reflexionar acerca de que las teorías anarquistas no han hecho desarrollos significativos en cuanto a cómo pensar e interpretar el funcionamiento de las diversas corrientes económicas del capitalismo. Suponer que la matriz de acumulación es siempre la misma y que éste no se reformula y relegitima permanentemente, es un grave error de dogmatismo. Creemos que el análisis, el debate y la reflexión permanente fortalecerán nuestro accionar con perspectivas revolucionarias. Hablamos de producir formas propias de comprenderlo, analizarlo y criticarlo libertariamente, para poder orientar mejor nuestra lucha de emancipación.

(2) Estos proyectos no sólo remiten a la comunicación sino también a las problemáticas de género, de identidades culturales, generacionales, etc.

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soberania del capital y ciudadania restringida Reflexiones sobre la precarización de la condiciones de vida como resultado del Neoliberalismo en la Argentina

La epidemia de Dengue que se extendió por todo el territorio argentino durante los primeros meses de 2009 dejó como resultado unos 25.000 enfermos y enfermas hasta ahora (aunque extraoficialmente se menciona que la cifra ronda más de 70.000). Este hecho ha dado lugar a que tanto funcionarios estatales como políticos opositores, y principalmente, los conglomerados de información retomasen un debate latente que hace rato da vueltas por estas tierras: la ausencia estatal de programas y campañas de prevención de la salud de la ciudadanía. En particular, en los primeros cuatro meses casi la mitad del horario de los noticieros y varias páginas diarias de los principales periódicos se orientaron a observar y criticar la ausencia de medidas o programas preventivos estatales. Funcionarios oficiales, al igual que gran cantidad de políticos profesionales en campaña dedicaron espacio en sus diversas apariciones mediáticas para opinar, criticar o desmentir al respecto. Casualmente (o no tanto), la tragedia se desarrolla esencialmente en todo el norte argentino, donde los índices de pauperización son altísimos, asimilándose lentamente una suerte de lógica de equivalencias (miseria = desocupación = ausencia del Estado = Dengue), frente a la cual estos protagonistas e interlocutores (funcionarios estatales, políticos opositores, medios de comunicación, etc.) se muestran como inocentes espectadores de un lejano drama que no les compete resolver, o en el que no les corresponde responsabilidad alguna. Sin embargo, el aumento exponencial de la población del mosquito aedes aegypti (vector de la enfermedad) no es casual, sino que es fruto de la deforestación severa a que ha sido sometida la región. Esta obedece principalmente a la expansión del cultivo de la soja transgénica, una de las producciones agropecuarias que mayor crecimiento ha tenido en las últimas décadas en Argentina. En este gran negocio encontramos involucrados a los intereses de la corporación Monsanto, dueña de las semillas y también de su fertilizante específico Round Up, junto a otros productos de extrema toxicidad para la tierra y su medio am-

biente. “El complejo de agro tóxicos utilizados para el sistema de la siembra directa-sojaRR, se basa en el uso masivo de glifosato, endosulfán, clorpirifos, 2-4-D, atrazina, paraquat y otros pesticidas. Todos poseen una fuerte acción devastadora sobre la población de peces y anfibios, predadores naturales de los mosquitos transmisores del dengue y la fiebre amarilla… Podríamos señalar, sin exagerar, que los anfibios (principales depredadores de mosquitos y otros insectos) son cosa del pasado en el territorio sojizado, arrasado por el cocktail de agro tóxicos utilizados por los productores en el sistema de Siembra Directa”(1). La acción de expansión sojera precisa de la “ausencia” o desaparición de toda intervención estatal, pero claro, esto no parece tener relación alguna con la epidemia, según la construcción del discurso mediático sobre el tema. Otra cuestión diariamente es fomentada y retroalimentada: la inseguridad de los ciudadanos que permanentemente son atacados por ladrones y mal vivientes cada vez más jóvenes, casi infantes, quienes siempre actúan irracionalmente bajo los efectos de narcóticos (en particular paco, “la droga de los pobres”) en una suerte de guerra social constante, situación frente a la cual La Sociedad (entendida como un espacio habitado por sujetos honestos, laboriosos y de buena educación familiar) se encuentra inválida y desprotegida por el implacable avance asesino y despiadado de las hordas enajenadas que desconocen los beneficios de la vida civilizada, y birra/cumbia/faso mediante, se dedican a avanzar sobre la propiedad privada y las vidas de los buenos ciudadanos. Nuevos protagonistas “mediáticos”, conformados por el mundo del espectáculo, la moda y el deporte, más algunas visibles figuras de las elites dominantes locales se transforman en los exponentes y voceros de este último reducto de civilización aterrada, que a los gritos pide bajar la edad de imputabilidad para condenar y encarcelar menores, o disparar preventivamente a quemarropa y luego preguntar frente a “actitudes sospechosas”(2), al igual que otras elevadas reflexiones de genuino fascismo criollo (3).

(1) Lapolla, Alberto J. “Sojización y Dengue: una mancha más para el complejo sojero”. (2) Hace meses que el neoliberal empresario devenido político peronista disidente Francisco De Narváez ha montado una gigantesca campaña mediática bajo el nombre de “Mapa de la inseguridad”. Carteles, spots y propagandas llaman permanentemente a una suerte de deber cívico de denunciar cualquier hecho anómalo para conformar una “cartografía del delito”. (3) Para leer un interesante trabajo en relación a los discursos del Poder, la relación con los sujetos mediáticos como formadores de opinión y el desarrollo del discurso fascista, puede leerse el trabajo “El muro infernal” del colectivo No Damos Cátedra en http://nodamoscatedra.blogspot. com/2009/04/el-muro-infernal.html

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Soberanía del Capital y ciudadanía restringida Hay cosas que hacen ruido en todo esto, y que por obvias razones, ocupan muy poco o nulo espacio en los diversos medios, sobre los cuales tanto funcionarios oficiales como políticos profesionales en campaña no emiten opinión: • la reciente desaparición de Luciano Arruga a manos de la Policía Bonaerense como corolario de un constante accionar represivo de “apretadas”, palizas y asesinatos a sangre fría a jóvenes sin trabajo provenientes de las barriadas populosas • la construcción de muros, alambradas y cercamientos entre villas miseria y barrios “marginales”, y countries y barrios privados elegantemente urbanizados(4) • los permanentes abusos policiales y de otras fuerzas de seguridad que ingresan (bajo el pretexto de combatir al narcotráfico) en los diversos asentamientos y barrios humildes de la ciudad de Buenos Aires y el conurbano bonaerense, levantando “sospechosos” cuyo único delito es la portación de rasgos lombrosianos(5) • los constantes abusos, violaciones y acciones de violencia sobre mujeres de todas las edades (muchas veces protagonizadas por sus parejas masculinas, integrantes de las fuerzas de seguridad), que al presentarse ante las comisarías son tomadas a risa y sus denuncias arrojadas al cesto de basura • el silencioso flujo de desapariciones de jóvenes y secuestro de niños y niñas para integrar las inmensas redes de prostitución y trata de personas que se extienden por todo el país en connivencia con la policía, el poder político y sectores empresariales Además de muchísimas otras atrocidades y atropellos que se tornan cotidianos y que, claro, no constan en medio alguno o ni siquiera son mencionadas(6). ¿Cuál es el ausente accionar del Estado en todo esto? ¿Cual es el sector social que se encuentra desprotegido, realmente? ¿Quienes son los verdaderos ciudadanos por los que el Estado vela sus denodados esfuerzos? ¿Acaso quienes habitan en situación humilde, precaria o de marginalidad ya no son ciudadanos y ciudadanas, y merecen ser tratados como algo inferior a lo humano? ¿Cuales son las actuales y visibles políticas estatales para “defender” a La Sociedad? ¿Cual es la verdadera sociedad que se está buscando defender? Acerca de la génesis del Estado Argentino El desarrollo del Capitalismo durante el siglo XIX no contemplaba a la población más allá que cómo vendedora de su fuerza de trabajo. En el caso de Argentina, tras las guerras de independencia y el período de guerras civiles entre diversas facciones durante todo el siglo XIX, finalmente triunfa una alianza oligárquica terrateniente que consolida un modelo económico capitalista orientado a la producción agropecuaria, vinculada principalmente a la industria inglesa, estableciendo una relación de sub-

ordinación semicolonial con la metrópoli europea. Para llevar a cabo este proyecto, se instrumentaron leyes, políticas y campañas militares a través de las cuales se combatieron y exterminaron a los pueblos originarios, quienes fueron despojados de sus tierras para dedicarlas a la explotación. A la vez, se fomentó la inmigración europea con la intención de abastecerse de mano de obra para las diversas labores. En todo este accionar, el Estado cumplió tareas como garante de la propiedad privada de los medios de producción, sosteniendo las condiciones de explotación necesarias para el enriquecimiento de la oligarquía local. La legislación social sancionada durante el período 1880-1930 tenía dos funciones: por un lado, la represión hacia los sectores combativos y revolucionarios organizados contra del Capitalismo y la explotación(7); por otro lado, la subordinación y dispersión al gremialismo obrero, con medidas tendientes a ofrecer mínima cobertura social a quienes se asimilasen(8). Traer a estas masas migrantes europeas formó parte de un proyecto de construcción de país a imagen y semejanza de Europa o Estados Unidos, según los diversos modelos de conformación local en pugna. Sin embargo, los imaginarios de “farmers” norteamericanos autosuficientes o de “laboriosos” campesinos ger-

¿Cuál es el ausente accionar del Estado en todo esto? ¿Cual es el sector social que se encuentra desprotegido, realmente? ¿Quienes son los verdaderos ciudadanos por los que el Estado vela sus denodados esfuerzos? ¿Acaso quienes habitan en situación humilde, precaria o de marginalidad ya no son ciudadanos y ciudadanas, y merecen ser tratados como algo inferior a lo humano? ¿Cuales son las actuales y visibles políticas estatales para “defender” a La Sociedad? ¿Cual es la verdadera sociedad que se está buscando defender? manos no se condijeron con la realidad de la inmigración que acudió al llamado de mano de obra(9), y se terminó aplicando un modelo restrictivo, basado en las propuestas alberdianas de un juego político, económico y social cerrado. Es en esta época que se construyeron diversos discursos desde el Poder, en donde

(4) Recientemente el intendente de San Isidro, Gustavo Posse, buscó levantar toda una estructura de muros y separamientos entre su coqueto y selecto barrio, y el popular San Fernando, señalado como una suerte de escondite de delincuentes y fuente de drogas y todos los delitos de la zona. Una rápida acción de indignados vecinos que lo destruyó a mazazos y martillazos hizo frenar la obra. Pero solo por ahora. (5) Cesare Lombroso fué un médico y criminólogo italiano de fines del siglo XIX que construyó una teoría según la cual, determinados rasgos físicos y faciales determinaban si un sujeto era un criminal. Esta noción hacía que sobre ciertos sujetos pese la idea de un determinismo biológico incorregible. Estas teorías fueron plenamente utilizadas por casi todos los Estados y los diversos cuerpos policiales y represivos durante mucho tiempo. Los y las anarquistas eran, comúnmente, asimilados como criminales patológicos e irrecuperables. (6) Para tornar más perversa la situación, pueden verse programas televisivos como “Policías en acción” en donde estos conceptos vinculan a la marginalidad como el origen de todos los males sociales. Esta es, a la vez, envasada y mercantilizada como programa televisivo con alto rating. (7) El anarquismo presente en las principales organizaciones gremiales fue combatido de todas las maneras posibles. Por ejemplo la Ley 4.144 o Ley de Residencia se sancionó con el objetivo de detener y expulsar del país a todo agitador o luchador social que alterase los ciclos de reproducción del capital. Los y las anarquistas eran identificados como “irrecuperables”. (8) Desde el Poder se identificaba a ciertos sectores del Socialismo como “domesticables” y posiblemente asimilables. La estrategia estatal consistió en dividir al gremialismo obrero, tendiendo puentes hacia la inclusión del Socialismo y la eliminación del Anarquismo. (9) Tanto el modelo Mitrista como el Sarmientino imaginaban a estas poblaciones anglo-germánicas como beneficiosas para el proyecto local. Sin embargo, acudieron los sectores excedentes de las economías más atrasadas de Europa, como españoles, italianos, rusos y polacos, entre otros.

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los luchadores y luchadoras sociales fueron estigmatizados/as por “traer ideas y prácticas extranjeras”, de “poco patriotismo” o de ser sujetos enfermizos y anómicos. El Estado, en materia social, se encontraba subordinado a los intereses de estos grupos dominantes, y la noción de ciudadanía era restringida para unos pocos, básicamente los dueños de la tierra y de la propiedad privada de los medios de producción. Educación, salud, legislación laboral y otras cuestiones estarán ausentes, y serán el principal motor del conflicto social. Reconfiguración del rol estatal y conflictos de Poder El desarrollo de las guerras mundiales y la reorientación de las economías centrales hacia la industria bélica; los cambios y reformulaciones del Capital tras los acuerdos de Bretton Woods, y la decadencia de Inglaterra como principal destino de la producción agropecuaria argentina llevarán a conflictos y tensiones en el bloque hegemónico en relación a la preeminencia de ciertos sectores en la economía argentina(10). El creciente conflicto social encontrará una nueva forma de intervención estatal, con la instauración de la primer dictadura militar en 1930 a manos de Uriburu y Justo: clausura de locales

gremiales y bibliotecas populares, cierre de periódicos y prensas obreras, persecución, encarcelamiento y fusilamientos serán algunas de las medidas oficiales. A partir de aquí, la intervención militar se volverá la principal metodología que tendrán las elites para imponer sus intereses y frenar la movilización social. El ejército argentino se convertirá en una corporación política que buscará mostrarse autónoma, y a la vez árbitro de los conflictos y las tensiones sociales y políticas argentinas. La reconfiguración global del Capital llevará a las elites locales a resignificar el rol de los trabajadores y del Estado en perspectiva a las formas de expansión y reproducción del mercado. Los trabajadores y trabajadoras habían sido concebidos hasta aquí como capital variable, es decir, un elemento más a tener en cuenta en las estadísticas de las ganancias empresariales. Sin embargo, a partir de ahora serán pensados también como consumidores. Para ello, será preciso ampliar el espectro de ciudadanización, otorgando beneficios sociales, salud y sistemas hospitalarios, educación gratuita universal en todos los niveles, vacaciones y jubilación, etc. El Modelo de Industrialización por Sustitución de Importaciones prevaleció por sobre el Agroexportador de las oligarquías terratenientes del siglo XIX, y para ello el Estado Argentino comienza a tomar, a partir de los ´40, un rol activo en la regulación del mercado y el gasto público, aumentando para ello sensiblemente su estructura burocrática (ministerios, secretarías y otras agencias estatales). Los trabajadores y trabajadoras ahora tenían participación corporativa en parte de las principales decisiones estatales, a través de la acción sindical, las negociaciones colecti-

vas de convenios de trabajo y paritarias, entre otras(11). La concepción de trabajador, entonces, se asimiló a la de ciudadanía, registrándose en las décadas que van del ´50 al ´70 los más altos niveles de empleo, y los índices más altos de repartición de la riqueza. Represión, genocidio y desembarco neoliberal El estancamiento de las economías centrales y la consiguiente expansión del patrón de acumulación financiero-rentista; la aparición del postfordismo y el desmantelamiento progresivo de las políticas estatales keynesianas; las tensiones ínterburguesas generadas por las disputas en torno a los sectores más dinámicos de la economía argentina; la incapacidad de sostener procesos de gobierno civiles debido a las constantes amenazas y golpes militares; los conflictos sociales generados por el juego político restringido y la proscripción del peronismo serán algunos de los elementos que determinaron un nuevo rol para el Estado. La promulgación de legislación represiva de la movilización popular, restringiendo principalmente la actividad sindical y asignando un rol cada vez más relevante del ejército en el combate a las organizaciones armadas populares durante el período ´74-´76

culminó finalmente en el golpe de Estado de marzo de 1976. Las garantías civiles y el estado de derecho se suspendieron, al igual que en los anteriores golpes militares; sin embargo, se instrumentó un plan de eliminación y exterminio sistemático que dejó como resultado más de 30.000 desaparecidos/as y miles de exiliados/as en el exterior. El Estado de Sitio se tornó algo cotidiano, desplegándose una atmósfera de peligro de muerte permanente. La militancia social y sindical se volvió un riesgo severo, y los discursos oficiales llamando a un compromiso patriótico (“los argentinos somos derechos y humanos”) y a la delación construyeron un imaginario de terror, desinterés político y desintegración social. Mientras la corporación militar instrumentó su tarea genocida, la alianza interburguesa entre los sectores terratenientes vinculados a la actividad agropecuaria y los del capital financiero se impusieron al sector industrialista. Los sucesivos ministros de economía se dedicaron a su desmantelamiento, al igual que a desactivar las distintas políticas estatales de asistencia social, salud y seguridad laboral. El Estado desarrollista fué herido de muerte, para dejar sentadas las bases al proyecto neoliberal. El cierre de fábricas y talleres dejó como resultado enormes cantidades de desempleados industriales, y el crecimiento de las villas miserias y barriadas populares en las principales ciudades del país dejó de ser un hecho marginal para tornarse en una situación de precariedad permanente. Profundización del proyecto neoliberal

(10) Los sectores relacionados al desarrollo industrial local, marginales en el proyecto agroexportador inicial, comenzarán a presionar, buscando espacios y beneficios estatales para su crecimiento y expansión. (11) Sin embargo, esta participación y aceptación será restringida. La identidad justicialista gubernamental limitó estos beneficios solo para el sindicalismo partidario del proyecto.

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Soberanía del Capital y ciudadanía restringida Durante la década del ´90, se registraron en Argentina cambios económicos y políticos que se tradujeron en reformas estructurales de los roles y atribuciones del Estado en cuanto a lo social. La ofensiva neoliberal, amparada bajo el discurso de la ineficiencia y la corrupción de la intervención estatal, desmanteló y desarticuló, entre otras cosas, gran parte de la legislación laboral, educativa, sanitaria y previsional vigente. La intención fue constituir estos ámbitos en campo de acción del capital privado, desregulando(12) y mercantilizando estos aspectos: “Abrir las puertas (del Estado) de par en par y abandonar cualquier intención de aplicar una política económica autónoma es la condición preliminar, sumisamente cumplida, para poder recibir ayuda financiera de bancos y fondos mundiales. Los Estados débiles son justamente lo que necesita el Nuevo Orden Mundial, que con frecuencia se parece a un nuevo ´desorden´ mundial, para sustentarse y reproducirse. Es fácil reducir un cuasi Estado débil a la función (útil) de una ´estación

Durante la década del 90, se registraron en Argentina cambios económicos y políticos que se tradujeron en reformas estructurales de los roles y atribuciones del Estado en cuanto a lo social. La ofensiva neoliberal, amparada bajo el discurso de la ineficiencia y la corrupción de la intervención estatal, desmanteló y desarticuló, entre otras cosas, gran parte de la legislación laboral, educativa, sanitaria y previsional vigente. La intención fue constituir estos ámbitos en campo de acción del capital privado, desregulando y mercantilizando. de policía´ local, capaz de asegurar el mínimo de orden necesario para los negocios, pero sin despertar temores de que pueda limitar la libertad de las compañías globales”(13) . Comienza a tener lugar, a partir de aquí, una sostenida pauperización de la vida en diversos ámbitos. Por presiones empresariales, y en connivencia con los dirigentes de las principales centrales sindicales, se irá revocando y anulando toda legislación laboral, bajo el supuesto de que los altos costos empresariales al momento de contratar y mantener empleados eran los causantes de los altos índices de desempleo y subempleo. Contratos de trabajo temporales, ausencia de cobertura social, jornadas laborales de mas de 10 horas y horarios rotativos sin consulta con el empleado, restricción y prohibición de la actividad gremial, oficinas con gremios controlados por personal de la empresa, despidos sin justificación, reducción o ausencia de indemnización, ausencia de seguros de desempleo, y la implementación de empresas especializadas (ART) para cubrir el ámbito de los accidentes laborales, entre otras cuestiones, redundaron en el des-

mantelamiento de los parámetros que regían el mercado laboral, permitiendo que la acción empresarial determine e imponga sus condiciones en absoluto beneficio propio. Similares cuestiones se manifestaron con la derogación de la legislación social y la “apertura” del anterior entramado de obras sociales gremiales, para construir un mercado de la salud en base a empresas de servicio de medicina prepaga y la expansión de laboratorios, cadenas farmacéuticas y consorcios bioquímicos. En igual sentido fueron las reformas previsionales, desarmando la estructura de salud y planes sociales del sector pasivo, para construir un mercado en donde los aportes jubilatorios ahora eran administrados por empresas que los convertían en acciones que cotizaban en bolsa. Por último, mencionar las reformas educativas en todos los niveles, en donde bajo el pretexto de la “inadecuación” del sistema vigente se vaciaron de contenido los planes de estudio, simplificándolos, recortándolos y adaptándolos a los intereses empresariales de una instrucción mínima para obtener operarios dóciles, adaptables y en precarias condiciones contractuales; la administración de los fondos educativos, bajo el pretexto de la descentralización estatal, fueron reasignados a los diversos gobiernos provinciales y municipales, librando a la suerte de la gestión económica local la instrucción de los niveles iniciales y toda la infraestructura educativa. En lo universitario, la expansión de facultades privadas y la modificación (vaciamiento) de los planes de estudio, arancelando cursadas y estableciendo posgrados pagos, inaccesibles para la mayoría del estudiantado que normalmente también se encuentra subempleado en otra labor. “La puesta en marcha de este modelo excluyente se sostuvo sobre cinco ejes fundamentales: en primer lugar, las políticas neoliberales conllevaron una reformulación de la intervención del Estado sobre la sociedad a partir de la privatización de los bienes básicos así como del deterioro de los servicios públicos estatales, lo cual profundizó la crisis en la educación, la salud y la seguridad pública. En segundo lugar, la política de privatización conllevó una crisis y desmantelamiento de las industrias nacionales, y finalmente condujo a la reprimarización de la economía, por medio de la expansión de enclaves de exportación desconectados de la comunidad local. En tercer lugar, la política de desregulación laboral se tradujo en la multiplicación de la informalidad y la consolidación de un modelo de flexibilización laboral, que amplió enormemente las fronteras de la precariedad en América Latina. En cuarto lugar, frente a la ampliación de las fronteras de la exclusión, el Estado fué desarrollando estrategias de contención de la pobreza, por la vía de la distribución de ayuda social (asistencia alimentaría, programas sociales) a las poblaciones afectadas y movilizadas. Por último, el Estado se encaminó hacia el reforzamiento del sistema represivo institucional, al apuntar al control de las poblaciones pobres y a la represión y criminalización del conflicto social“(14). De manera que el Estado desmanteló gran parte de su estructura de intervención y amparo social, restringiéndose de a poco a una función básicamente represiva y de garante de la propiedad privada. La maquinaria genocida establecida durante la década del ´70 no registró sanción alguna por las diversas administraciones republicanas(15), y la infraestructura de control e inteligencia se

(12) El discurso neoliberal alienta el “retiro” del accionar estatal como regulador de las diversas áreas sociales, bajo el supuesto de que la penetración de empresas y capitales privados compitiendo entre sí lograrían que estos se autorregulen, con un resultado final de buen servicio a bajo costo. Sin embargo, la desregulación consistió precisamente en una restricción, por el hecho de que las privatizaciones y concesiones fueron otorgadas a voluntad a diversos grupos empresariales en connivencia con ministros y otros funcionarios estatales. (13) Bauman, Zygmunt. “Después del Estado Nacional… ¿qué?” en “La Globalización: consecuencias humanas”, Pág. 92. (14) Svampa, Maristella. “Cambio de época: movimientos sociales y poder político”. Pág. 85-85. (15) Durante el gobierno de Alfonsin tuvieron lugar los juicios a la junta militar que gobernó dictatorialmente durante el período ´76-´83, condenando a la mayoría de sus ejecutores e ideólogos. Sin embargo, les leyes de Obediencia Debida y Punto Final decretaron la nulidad de toda condena legal para la oficialidad subalterna, dejando encarcelados solamente a quienes perpetraron el golpe y ejercieron el gobierno de facto. Durante la administración menemista, finalmente estos también fueron amnistiados bajo el argumento de “la reconciliación nacional”.

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fortaleció con aumentos de fondos e incorporación de tecnología y personal. Estado ausente y vida precaria: villas miseria, y barrios marginales Calles de tierra. Paredes y techos de chapas, con algunos ladrillos por aquí y por allá. No hay luz. No hay agua. No hay gas. Insectos revolotean por todos lados. Hay basura por todos lados. Grandes charcos se forman por las lluvias, y los lodazales tardan semanas en secarse. Hace mucho frío en invierno, y en verano el calor es insoportable. Los comedores populares se llenan de niños y niñas hambrientas. No hay colegios. No hay trabajo. Las patrullas que merodean por el barrio no generan seguridad, sino miedo. Hay hambre. Hay miseria. Hay tristeza. Como resultado de las políticas de desarrollo urbano y acumulación de tierras en pocas manos en sintonía con el proyecto agroexportador del ´80, poblaciones provinciales (principalmente del noroeste argentino) comenzaron un lento pero continuo traslado hacia las urbes, las cuales no poseían la estructura habitacional necesaria para su asimilación, conformándose ranchadas y asentamientos informales. Sin embargo, en esta primera etapa su presencia será marginal y restringida a las periferias urbanas. Originadas entre los ´30 y los ´50 por masas de trabajadores excedentes y de poblaciones rurales de las diversas provincias, las villas miseria recibieron en esta época cerca de un millón de personas en búsqueda de trabajo o mejores condiciones de vida que se asentaron en las grandes ciudades y sus periferias, principalmente Buenos Aires(16). Debido a la ausencia de espacio físico e infraestructura, los asentamientos siempre fueron pensados como espacios de tránsito mientras se consolidaba un empleo o se obtenía un mejor lugar para habitar. Sin embargo, desde mediados de los ’60 los diversos poblamientos mostraron un incremento, que tras el golpe del ´76 se tradujo en un aumen-

to exponencial, tanto en el número de asentamientos como en su población. A partir de esta época también comienza un continuo flujo de inmigrantes de países limítrofes, principalmente Bolivia, Paraguay y Perú. Los gobiernos civiles, al igual que los militares, siempre han buscado eliminar las villas miseria, o al menos restringir su presencia(17). En la actualidad, existen en la ciudad autónoma de Buenos Aires 21 villas miseria con una población permanente superior a los 180.000 habitantes, más otros 12.000 (unas 3.000 familias) distribuidos en por lo menos 24 asentamientos informales (debajo de autopistas, casillas en terrenos baldíos, terraplenes de ferrocarril, etc.). Si a eso le sumamos los 200.000 habitantes de casas, galpones e inmuebles tomados, y los más de 150.000 que viven en inquilinatos, hoteles familiares y alojamientos, más las 120.000 personas que viven hacinadas en habitaciones rentadas (8 o 10 personas por pieza), tenemos cifras reflejando que por lo menos el 20% de los y las habitantes de la ciudad viven en condiciones de miseria permanente(18) (en todo esto no estamos incluyendo a personas en situación de calle). La noción de empleo se ha traducido en una restricción, puesto que los trabajos asalariados permanentes bajo condiciones clásicas (8 horas bajo contrato, pago de jubilación, aporte sindical, etc.) se han reducido considerablemente: en la ciudad autónoma de Buenos Aires, ronda solamente el 50%. Lo que se han expandido son diversas formas de subempleo y empleo precario y temporal, que alcanzan cifras cercanas al 8%, mientras que la desocupación es de un 10%(19). Solamente para la ciudad de Buenos Aires tenemos una cifra de desocupados, subocupados y habitantes en condiciones precarias o de miseria cercana al 40%. Si esto lo ampliamos exponencialmente al resto del país, los números realmente preocupan. Una de las particularidades del desempleo es que es estructural, en el sentido de que hablamos de sectores que, por la forma que ha adoptado el trabajo en Argentina, son imposibles de reincorporar al mercado del trabajo. Gran parte del empleo corresponde a la franja que va de los 18 a los 35 años, mientras que los sectores de mayor edad se tornan inviables para los ojos empresariales (jubilación, asignaciones familiares y escolares, desactualización de sus habilidades y conocimientos técnicos, etc.). La presencia estatal se restringe a planes de asistencia social, que sirven a la vez como doble instancia de disciplinamiento: disciplina para el sector empleado y subempleado, que no reclama ni protesta por miedo a perder su fuente de ingreso; y disciplina para los sectores de mayor marginalidad, que se subordinan al clientelismo político para acceder a un plan social, cumpliendo tareas de asistencia partidaria o votando a un candidato determinado(20).

(16) Aboy, Rosa. “Viviendas para el pueblo”. Pág. 23-24. (17) Cacciatore, intendente porteño impuesto por el gobierno de facto, buscó expulsar por todos los medios a las villas de la ciudad. Facilidades para la compra de los terrenos, planes de vivienda en el conurbano o la simple acción de topadoras que arrasaron varios asentamientos fueron la política oficial, que se amparó en planes de modernización y urbanización de la ciudad. La construcción de la autopista 25 de Mayo ha sido un ejemplo en este sentido. (18) Las cifras corresponden a informes de la Defensoría de la Ciudad y a la Coordinadora de Villas. (19) Estas cifras corresponden a los índices publicados por el INDEC en su Encuesta Permanente de Hogares para el primer trimestre de 2009. Ni siquiera estamos teniendo en cuenta los confusos manejos que se hacen de las cifras en este organismo estatal. Otros organismos y ONG manejan números que casi duplican la cuestión. )20) Esta execrable práctica política no se restringe solamente a los partidos mayoritarios, sino que la propia izquierda, a través de sus respectivos movimientos sociales, subordina a las poblaciones marginales a tareas de proselitismo partidario.

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Soberanía del Capital y ciudadanía restringida En estos ámbitos, sin embargo, se desarrollan formas de capitalismo informal: narcotráfico, prostitución, redes de trata de personas, diversas formas de trabajo esclavo, y muchas otras que, a pesar de ser etiquetadas sistemicamente bajo del mote de “mafias” o actividades criminales, son absolutamente necesarias para la reproducción del capital. De hecho, se constituyen verdaderas estructuras piramidales que se nutren de personas desempleadas o en condición de marginalidad para sus labores, aunque a medida que más se escala en ellas, van tomando formas de legalidad y adaptando imaginarios de clase media o alta. Las cúpulas de estas estructuras directamente se asimilan a las del capitalismo formal o legal, y existe una relación cómplice entre ambas, pues ambas precisan de la otra para su reproducción y sostenimiento. Soberanía del capital y vida mercantilizada: countries y barrios privados Casas grandes, amplias, de estilo clásico y moderno. Colores claros para no cansar la vista. Mucha presencia de luz solar, a través de grandes ventanales y tejados abiertos. Sensible presencia de parques, árboles y grandes extensiones de césped. Pájaros, peces y otros animales especialmente seleccionados han sido traídos, y merodean por aquí y por allá. Caminos, calles y senderos elegantemente diseñados. Lagos y lagunas artificiales con botes para travesías. Canchas de golf, tenis, fútbol y otros deportes. Nada se encuentra lejos: aquí mismo tenemos colegios, gimnasios, piletas de natación, salones de usos múltiples (SUM) en los que constantemente se suceden fiestas y eventos. Hay pequeños centros comerciales cercanos o en los portones de acceso. Hay personal específicamente contratado que todo el día limpia los caminos, corta el césped, y principalmente, controla la seguridad. Todo está limpio. Todo es seguro. Todo es feliz. Los clubes de campo y barrios cerrados existen desde mediados de los años ´60 en Argentina, principalmente en la provincia de Buenos Aires. Los sectores sociales más altos (aunque también una buena porción de sectores medios) compraron terrenos en la periferia de la ciudad para construir casas donde pasar el fin de semana o vacaciones familiares. Sin embargo, a partir de los ´90 hubo un cambio dramático. La concentración acelerada de riqueza en ciertos grupos sociales vinculados a los sectores más dinámicos de la economía devino en la constitución de espacios aislados e inconexos de las zonas urbanas. Amparadas bajo el discurso de la inseguridad reinante y lo asfixiante de las ciudades, se constituyeron verdaderos enclaves del privilegio, fortalezas panópticas en las que todo está controlado y regulado: muros, vallas y alambrados; cámaras y circuitos cerrados de televisión; y guardias de seguridad privada por todos lados. “La mayoría de los residentes hace gala de un sentimiento de libertad que, alentado por el discurso de agencias y desarrolladores, aparece sobredimensionado y puesto en exhibición. De manera específica, este deviene un símbolo de la diferenciación social. En

efecto, la referencia a la seguridad forma parte del estilo de presentación de los residentes, si bien hay que decir que el sentimiento de libertad que aparece como su inmediato correlato refleja una gran nota de snobismo… Así, la exhibición aparece bajo la forma de una advertencia o una exhortación, siempre repetida, dirigida a los amigos y a los ocasionales visitantes ´no iniciados´ en este nuevo estilo de vida”(21). Bajo un imaginario construido por una suerte de materialización de “paraíso en la tierra”, estos espacios se constituyen como verdaderas islas de civilización frente a una situación de caos social permanente en la que la vida corre un peligro constante. Conclusiones y reflexiones finales La intención de este trabajo no es más que dejar esbozadas algunas líneas de análisis para la reflexión y el debate de los compañeros y compañeras. Resulta claro a esta altura que el Estado argentino, a lo largo de su historia, no ha hecho más que ser garante de los sectores más privilegiados. Las diversas tensiones sociales protagonizadas por los sectores subordinados y excluidos lograron en ciertos momentos algunas concesiones o aperturas, aunque en realidad esto también obedeció a las alianzas y realineamientos entre los diversos sectores económicos, que se sirvieron de esto para sus respectivas disputas hegemónicas. Casi la mitad de la población argentina vive en condiciones de desempleo, subempleo, pobreza y miseria permanente. La forma en que se resolvieron las tensiones ínterburguesas en las últimas décadas determinaron para la Argentina la constitución de un modelo orientado tanto al desarrollo agroexportador como al sector servicios. En ese sentido, la dimensión de ciudadanía asentada sobre la figura central del trabajador industrial en tanto vendedor de fuerza de trabajo ha desaparecido: progresivamente se tiende a una precarización del empleo, y por ende de la vida en todos sus niveles. El Estado solo sostiene y garantiza derechos y acciones para una noción de ciudadanía asentada sobre el poder adquisitivo: el que tiene riqueza, puede acceder a salud, educación, vivienda, etc. Tanto la concentración de la riqueza como la expansión de la miseria se despliegan a través de territorios sobre los que el Es-

(21) Svampa, Maristella. “Los que ganaron: la vida en los countries y barrios privados”. Pág. 93.

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tado no tiene injerencia o atribución alguna. Para el caso de los asentamientos informales y villas miseria, la acción estatal está ausente salvo por la acción represiva de la policía y otras fuerzas. En el caso de los countries, barrios privados y clubes de campo, estos se constituyen en espacios restringidos, enclaves de vida privilegiada sobre las que el Estado no puede operar ni tiene atribución alguna visible. El capitalismo informal tiene un rol central en ambos espacios: para el caso de los asentamientos marginales, estos son los espacios de los que se nutre de modo directo de mano de obra, a la vez que también es su primer espacio de mercantilización. Los sectores que dirigen estas acciones y que acumulan los beneficios económicos del narcotráfico, la prostitución y las redes de trata de personas (entre otras) viven y se asientan en countries, barrios privados y clubes de campo, asimilándose tanto en imaginarios como en costumbres a los sectores más privilegiados de la economía. El Estado argentino pasó por diversos momentos en cuanto a sus áreas de intervención y atribuciones de soberanía. Sin embargo, desde el desembarco del neoliberalismo, este se ha replegado o desaparecido de importantes espacios sociales. La garantía de la expansión de los sectores económicamente más dinámicos se ha sostenido, aunque aquí convendría una reflexión: ¿hoy el Estado

flictivos y contestatarios ha logrado que esta se vaya desdibujando de a poco: el gobierno de la ciudad autónoma de Buenos Aires en manos de Mauricio Macri no hace más que evidenciar como los sectores empresariales son los que efectivamente controlan y organizan la economía, privatizando servicios, restringiendo espacios públicos, y subordinando el accionar de entidades y agencias estatales de control a simples cómplices. El despliegue de la U.C.E.P.(23) no es más que la demostración del aumento y especialización de fuerzas parapoliciales legales que hacen el trabajo sucio que las fuerzas “legales” a veces no pueden. Sobre los sectores marginales y precarizados se construye un imaginario estigmatizador, asignando a la situación de pobreza o desempleo, las de delincuencia, narcotráfico, violencia y barbarie (entre otras), que sirven para legitimar el uso de la fuerza pública como así también la existencia de fuerzas de seguridad privada. La infraestructura represiva constituida en la última dictadura no ha hecho más que perfeccionarse y equiparse para potenciar nuevas formas de control social. Por último, pensar la dimensión de marginalidad como un espacio de acción posible. Los viejos anarquistas de la 1º Internacional interpretaban que el sector más explotado, excluido y dominado dentro de las relaciones de producción industrial capitalistas del siglo XIX era el

argentino solamente ampara seguridad y condiciones de vida para ciertas “islas” y enclaves privilegiados? Analizar el caso de Puerto Madero puede resultar paradigmático, en tanto desde una esfera pública se constituye un sector urbano de elite, orientado precisamente para los grupos que más riqueza concentran y para un turismo de primer mundo que poco tiene que ver con el desarrollo del resto de la ciudad. “Sucede que las regiones metropolitanas ya no son grandes mercados de trabajos sino grandes mercados de capitales. Por lo tanto, a quien tienen que atraer, y en el caso, subvencionar, es al capital, no al trabajo. La administración metropolitana no trata pues de adaptar el territorio urbano a las necesidades de una supuesta ciudadanía popular, en gran parte obrera, sino de servirse de él para fomentar un clima de negocios. La economía “social”, destinada a paliar los efectos del empobrecimiento, es simplemente una rama prometedora de los negocios. Las ayudas a la población arruinada, los equipamientos sociales y las zonas verdes irán para adelante si son negocios y sólo como negocios”(22). La distinción entre Estado y Capital mantiene su apariencia, aunque la desarticulación social y la represión sobre los sectores con-

proletariado urbano. Sin embargo, como puede verse a lo largo de la evolución histórica del capitalismo, la dimensión obrera o clasista ha sido ampliamente superada por otras identidades y sectores que hoy constituyen todo un espectro de marginalidad y exclusión. En un país subordinado y dependiente económica y políticamente hablando como Argentina, la exclusión adquiere una complejidad que constituye todo un entramado al cual, como libertarios y libertarias, no deberíamos pasar por alto. Miseria, pobreza, desempleo y subempleo, género, pueblos originarios, sexualidades, ecología, identidades culturales y otros aspectos deberían incorporarse a los debates y acciones gremiales y sindicales. En tanto libertarios y libertarias, una perspectiva de emancipación humana debe tomar como punto de partida aquellos espacios y aquellas situaciones donde las condiciones de explotación, dominación y alienación sean más profundas y más adversas. Tener una perspectiva parcial o sectorizada solo es funcional al capitalismo, al Estado y a las relaciones de poder que se tejen para fragmentar la lucha.

(22) Amorós, Miguel. “La evolución de las ciudades bajo el dominio de las finanzas”. Pág. 1. (23) Unidad de Control de Espacios Públicos, cuerpo de elite de dudosa legalidad que se dedica a intervenir en desalojos de casas, espacios y plazas.

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El partido como antitesis de la revolución (o el anacronismo de las sectas-partido)

“Si otro lazo de masas reemplaza al religioso, (colaboró en este artículo: Diego Couzzo) como parece haberlo conseguido hoy el lazo socialista, se manifestará la misma intoleran- “Las Luces, que han descubierto libertades, cia hacia los extraños que en la época de las inventaron también las disciplinas” M. Foucault luchas religiosas” S. Freud Horacio Tarcus, a propósito de un balance del todo pesimista –y no por ello erróneo- llevado a cabo por Perry Anderson, afirma que “el único punto de partida para una izquierda realista en nuestros días es la lúcida constatación de una derrota histórica” (1). Esta idea parece apuntar con todo su filo a una izquierda que se pretende revolucionaria, pero que no hace más que asemejarse bastante a una secta religiosa. Esta misma idea, la de la secta-partido, es sugerida por Tarcus, en otro articulo: para “estas formas (los partidos) más útil que la sociología de los partidos políticos, resulta la sociología de las religiones, es más provechoso pensarlas desde Weber que desde Michels, desde René Loreau que desde Sartori. Me explico: las organizaciones de la izquierda argentina hace decenios que responden mejor a la tipología de la secta”(2). Sin embargo, este fenómeno no es sólo nacional, sino también internacional. Es sorprendente la coincidencia de Tarcus con algo que ya planteó Castoriadis hace varias décadas: hablando del marxismo como una ideología que sirve para velar la realidad y justificarlas en lo imaginario: “Ideología, el marxismo lo ha llegado a ser en esa medida en tanto que doctrina de las múltiples sectas […] la palabra secta tiene para nosotros un sentido sociológico e histórico preciso[…] Una secta es una agrupación que erige como absoluto un solo lado, aspecto o fase del movimiento del que salió, hace de él la verdad de la Doctrina y la Verdad sin más, le subordina todo lo restante y, para mantener su fidelidad a ese aspecto, se separa radicalmente del mundo y vive a partir de entonces en su mundo aparte”(3). Esta comparación, bastante incomoda, nos permite un pasaje a los planteos de Sigmund Freud, quien despliega su teoría del psicoanálisis sobre la psicología de masas. Las masas, compuestas por individuos, presentan fuertes incrementos de afectividad, es decir que se comportan de determinada manera entre sí, poseen un alma, una psique propia. En principio, según el autor, las masas presentan una cohesión que esta posibilitada por el Eros, la pulsion sexual, que recae sobre un objeto, equivalente a la figura paterna. Este objeto de la pulsión sexual, puede ser una persona o una idea. No obstante, el autor asegura que existen formas no “amorosas” de vínculo con el objeto de deseo, es decir fenómenos que no tienen que ver con la pulsión sexual, pero que de todos modos, dan cohesión a una masa psicológica a partir del reconocimiento del padre. Se trata de la identificación, siendo esta la

aspiración “a configurar el yo propio a semejanza del otro, tomado como modelo”(4). Establece diferencias entre estas dos formas de relacionarse con el objeto: mientras que el enamoramiento “introyecta”, enriquece, colma el yo, en la identificación existe una resignación a obtener ese objeto de deseo, para luego erigirlo dentro del yo. Freud distingue, a su vez, masas que se presentan o que surgen de manera espontánea, de aquellas que presentan una organización sostenida en el tiempo, sistemática, con jerarquías establecidas concientemente. Tal es el caso del Ejercito y la Iglesia (en tanto comunidad de creyentes), casos que Freud se aboca a estudiar. Podemos decir lo mismo de los Estado-nación, las Escuelas, y también –lo que nos ocupa en este trabajo- a los partidos de cuneo marxista-leninista, y algunas de sus variantes. En la Iglesia Católica, que sirve de ejemplo a Freud, rige un “jefe” –Cristo- que despliega su amor sobre todos los que lo siguen, de hecho “respecto de cada individuo en la masa, El se sitúa como un bondadoso hermano mayor; es para ellos un sustito del padre”. Habría pues un “sesgo democrático” puesto que el amor es recibido por todos los creyentes de manera equitativa, Cristo ama a todos por igual. El ejército en cambio, presenta una jerarquía sistemática que reproduce en distintas escalas estos lazos: el general, el teniente, el coronel, tiene a su cargo distintos grupos, con una cantidad de individuos diversa. Aclara que en su ejemplo ya no hay grandes líderes militares “como César, Wallenstein, Napoleón”(5) que ocupen ese lugar, sino sistemas ligados a la idea de Patria, Gloria nacional. El lazo libidinal se desplaza hacia una idea, hacia algo que es abstracto. En ambos casos, la Iglesia o el Ejercito, los individuos presentan una doble ligazón libidinosa, una en relación con el conductor, o la idea rectora, y otra entre cada integrante de la masa. Este aspecto es lo que indica la falta de libertad del individuo mientras este se desenvuelve en la masa: “si todo individuo está sujeto a una ligazón afectiva tan amplia en dos direcciones, no nos resultará difícil derivar de ese nexo la alteración y la restricción observadas en su personalidad”(6). Estas relaciones libidinosas, a su vez, le permiten analizar el fenómeno del pánico, siendo este tipo de angustia aquello que rompe con los lazos afectivos de la masa, y logra así dispersarla, por lo menos en el caso del Ejército. Las masas religiosas –con las cuales puede compararse a los militantes de la izquierda tradicional-, ante un hipotético caso de la caída de una

(1) Tarcus, Horacio. “Agenda para una izquierda radical”. Revista El Rodaballo, 2005. (2) http://www.inprecor.org.br/inprecor/index.php?option=content&task=view&id=290&Itemid=88 (3) Castoriadis, Cornelius “La situación histórica del marxismo y la noción de ortodoxia” en La institución imaginaria de la sociedad Tusquet editores, Buenos Aires. (4) Freud, Sigmund, Psicología de masas y análisis del Yo, Obras completas, Amorrortu Editores, Buenos Aires 1975 (5) Op cit 3 (6) Op cit 3

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idea rectora, Freud asegura que lo que se desatan “son impulsos despiadados y hostiles hacia otras personas”, sólo suspendidos por el lazo libidinal sostenido con el Padre/idea rectora. En función de esto, Freud señala una idea que reviste particular importancia: “por eso, una religión del amor, aunque se llame religión del amor, no puede dejar de ser dura y sin amor hacia quienes no pertenecen a ella”(7). Si llevamos esto a la lógica de los partidos de la izquierda tradicional, encontramos similitudes increíbles. ¿Qué ocurre con el odio de clase que profesan los partidos? No pretendemos hacer una apología de la paz entre las clases; sí queremos poner de manifiesto que las ideas socialistas deben tener en cuenta este factor inherente al acontecimiento de la alteridad: no se puede renunciar nunca -en esa sociedad libre, justa, igualitaria, fraterna que pretendemos construir-, a la paz, sin clases, sin opresión. Como lo plantea Finkielraut, a propósito del pensamiento de Lévinas, el otro es la condición para el surgimiento del sujeto, lo que implica la salida de sí mismo ante la alienación, y no el principio del enfrentamiento con los demás(8). El “nosotros” deber ser la Humanidad toda, en confluencia armónica con el medio ambiente. Los partidos de la Izquierda tradicional han perdido de vista este punto sistemáticamente, con frecuencia, relegando este debate a la posterior toma del poder. Pero no es lo único. Horacio Tarcus desarrolla algunas comparaciones (9) que

bilidad de utilizar la herramienta que es la organización política para la transformación radical de la sociedad y la cultura. No hay alcance de masas, no se construye hegemonía: más bien la secta-partido es la antitesis de esta intención. Cabría preguntarse entonces, si las organizaciones de la izquierda tradicional no saben entender, como buena vanguardia, lo que las masas quieren y necesitan (o si el problema es justamente la noción de vanguardia). ¿Qué le pasa a las masas? ¿Qué acontece con ellas? ¿Cuál es su estado actual? Freud nos ofrece explicaciones que en un corte sincrónico, presenta mucha utilidad. Sin embargo, acordamos con la idea sugerida por Herbert Marcuse: sería interesante –y necesario para la construcción de una sociedad libre, justa, igualitaria, fraterna- “tratar de reinterpretar la concepción teórica de Freud en términos de su propio contenido socio-histórico”(10) y filosófico. Vale aclararlo, las masas que a Freud le sirven de ejemplo, organizadas o espontáneas, no explican o no dan cuenta del análisis diacrónico, es decir, su devenir en el tiempo. Michel Foucault, explica como se despliega la sociedad disciplinaria, como se constituye, cuál es su génesis: existe una proliferación de instituciones disciplinarias que en un largo período que abarca todo el siglo XVIII – y que se consolida y conoce su auge hacia los albo-

le dan un sólido sustento a esta idea de secta-partido: “Esto quiere decir que, a pesar de sus manifestaciones exteriores, políticas, racionales y laicas, la secta extrae su unidad, su cohesión y su fuerza de un imaginario religioso que opera de modo inconsciente para sus miembros. A pesar de que en el nivel de lo manifiesto un grupo se llame a sí mismo “partido”, “liga” o “movimiento”, se adhiera a un credo laico y racionalista y se ufane del carácter voluntario, libre y racional de sus posturas o de sus tomas de decisión políticas, puede funcionar y autorreproducirse según el patrón de la secta política, permaneciendo atrapado por un imaginario que es el que otorga efectiva identidad y cohesión al grupo y dentro del cual juegan un rol decisivo los rituales y las ceremonias, la disolución del individuo en el todo grupal, la separación rígida entre el “adentro” y el “afuera”, entre el saber profano y el sagrado, el esotérico y el exotérico, la estratificación interna, el culto sacralizado del líder, la esperanza mesiánica, las figuras del heterodoxo, el desertor y el traidor” Vemos en esta caracterización muy ajustada del autor, la imposi-

res del siglo XX-, que supieron aparecer, con una lógica interna de disciplinamiento. Doble aspecto entonces, “se multiplican el número de las instituciones de disciplina y se disciplina los aparatos existentes”(11). A su vez, los mecanismo disciplinarios “salen”, se expanden por fuera de los lugares de encierro por excelencia (escuela, hospital, prisión, ejercito), circulan con “libertad” para alcanzar niveles masivos pero “descompuestos” en “procedimientos flexibles de control que se pueden transferir y adaptar”(12). Esta disciplina descansa sobre un brazo armado, la policía, que cuenta con toda una estructura “formal”, “legal”, legitimada (inspectores, comisarios), y no formales (“soplones a sueldo”, prostitutas, “observadores”). Todo cuanto se ve, “por millares de ojos”, que consisten en “un largo sistema jerarquizado”, es registrado en una “organización documental compleja”(13). Esto implica, aunque no de manera cabal, plenamente extendida ni absoluta, la estatización de la disciplina. En relación a todas estas afirmaciones, Foucault llega a pronun-

(7) Op cit 3 (8) Lévinas. “En decouvrant l´existence averc Husserl et Heidegger”. La referencia aparece en Finkielraut, Alain “La sabiduria del amor”. (9) “Mi disparador para pensar el problema en estos términos fue una frase de una carta de Karl Marx a Schweitzer, un dirigente alemán de la corriente lassalleana (Marx diría la “secta lassalleana”). Marx dice allí: ‘Toda secta es, en realidad, religiosa’ (Marx a Schweitzer, 13/10/1868)”. http://www. inprecor.org.br/inprecor/index.php?option=content&task=view&id=290&Itemid=88 (10) Marcuse, Herbert. “Eros y Civilización”. Editoral Seix Barral, Buenos Aires, 1969 (11) Foucault, Michel: “El panoptismo” en Vigilar y castigar. Nacimiento de la prisión (12) Op cit 9 (13) Op cit 9

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El partido como antitesis de la Revolución (o el anacronismo de las sectas-partido) ciar una idea de vital importancia para nosotros, en relación a lo que sosteníamos anteriormente a partir de los textos de Freud a propósito de lo que le ocurre al individuo en la masa: “la hermosa totalidad del individuo no esta amputada, reprimida, alterada por nuestro orden social, sino que el individuo se halla en él cuidadosamente fabricado, de acuerdo con toda una táctica de la fuerza y de los cuerpos”(14). Ahora bien, la sociedad disciplinaria se forma al calor de “cierto número procesos históricos amplios en el interior de los cuales ocupa lugar: económicos, jurídico-políticos, científicos”. Como todo sistema de poder, las disciplinas “son unas técnicas para garantizar la ordenación de las multiplicidades humanas”. En su caso particular, las sociedades disciplinarias – a diferencia, por ejemplo, de las sociedades soberanía- presentan de manera solapada una organización que obedece a tres criterios, a saber, hacer que el ejercicio del poder sea lo menos costoso -tanto económica como políticamente-, extender sin lagunas y sin baches este poder sobre el cuerpo social y ligar “el crecimiento económico del poder y el rendimiento de los aparatos en el interior de los cuales se ejerce”(15). Según Foucault, esto responde a una coyuntura histórica que consiste en una explosión demográfica, “flotante”, de sujetos que deambulan sin un anclaje en el terruño –recordemos la expropiación en los modos de subsistencia del campesinado por parte de los bloques de poder-, sujetos a los cuales el poder disciplinario intenta “fijar”; pero también, y como correlato, a un incesante crecimiento del aparato de producción. El autor en cuestión entiende que estos dos aspectos del fenómeno histórico, acumulación de seres humanos – al que también podríamos llamar advenimiento o génesis de la sociedad de masas que Freud analiza- y la acumulación de capital – que Marx describe admirablementeson inseparables(16). La Ilustración erige un derecho que tiene –incluso hoy por hoy- como contracara sorda, muda, velada, a la disciplina. Si la jurisprudencia se pretende igualitaria, la disciplina presenta, “subyacentes, esos mecanismos menudos, cotidianos y físicos: todos esos sistemas de micropoder esencialmente inigualitarios y disimétricos que constituyen la disciplina”. Esa es la sociedad que le toca en suerte a Freud. Las masas que analiza han sido organizadas de la manera que él describe, mediante un largo proceso que remite a una configuración del poder, con el transcurso y la posterior consolidación de la sociedad disciplinaria. Dice Foucault sobre el poder: “el poder en la vigilancia jerarquizada de las disciplinas no se tiene como se tiene una cosa, no se transfiere como una propiedad; funciona como una maquinaria. Y si es cierto que su organización piramidal le da un ‘jefe’, es el aparato entero el que produce ‘poder’ y distribuye los individuos en ese campo permanente y continuo. Lo cual permite al poder disciplinario ser a la vez absolutamente indiscreto, ya que está por doquier y siempre alerta, no deja en principio ni una zona de sombra y controla sin cesar aquellos mismos que están encargados de controlarlo; y absolutamente ‘discreto’, ya que funciona permanentemente y en una buena parte en silencio. La disciplina hace ‘marchar’ un poder relacional que se sostiene así mismo por sus propios mecanismos y que sustituye la resonancia de las manifestaciones por el juego ininterrumpido de

miradas calculadas. Gracias a las técnicas de vigilancia, la ‘fisica’ del poder, el dominio sobre el cuerpo se efectúa de acuerdo con las leyes de óptica y de la mecánica, de acuerdo con todo un juego de espacios, líneas, de pantallas, haces, de grados, y sin recurrir, en principio al menos, al exceso, a la fuerza, a la violencia. Poder que es en apariencia tanto menos (corporal) cuanto pacifista que es más sabiamente ‘fisico’.”. En efecto si Gilles Deleuze pude afirmar la crisis de los espacios de encierro, de los “adentros”, se debe a una configuración del poder distinta, coexistente o conjugada con formas de poder anteriores. ¿Esto significa que las masas han desaparecido como fenómeno? ¿Ya no se encontrarían vínculos afectivos que nucleen a las masas psicológicas? Creemos que este fenómeno se

¿Qué ocurre con el odio de clase que profesan los partidos? No pretendemos hacer una apología de la paz entre las clases; sí queremos poner de manifiesto que las ideas socialistas deben tener en cuenta este factor inherente al acontecimiento de la alteridad: no se puede renunciar nunca -en esa sociedad libre, justa, igualitaria, fraterna que pretendemos construir-, a la paz, sin clases, sin opresión. ha desplazado, no se ha extinguido. La instituciones masivas ya no se despliegan del todo en el espacio público, sino cada vez con mas predominancia, en lo mediático. De la plaza al sillón con el control remoto, diríamos “La plaza, lugar del misterio compartido, del secreto impronunciable, se ha vuelto innecesaria. Lo que importa es la transacción; el mercado exige no arriesgarse a las pasiones que el deseo suele desencadenar. La política como mercado teme a las pasiones, porque son irreductibles a variables posibles de manejar. No es que el marketing olvide el deseo; lo utiliza como instrumento para orientar la venta”(17). Una organización que se presente como masiva no puede desconocer este aspecto. ¿Qué lugar queda para el sujeto? A partir de este contexto, nos preguntamos qué sucede con los sujetos que integran estas organizaciones de masas. En la idea del militante que se introduce en las estructuras de un partido de tipo marxista-leninista, existe una suerte de desprecio por la discusión que remite al lugar que puede tener un individuo en este tipo de organizaciones, pues según afirma la doxa militante, se trata de pensamientos pequeño-burgueses que no ayudan a la organización y la solidaridad de clase. Sin embargo, se olvida muy a menudo que, como lo plantea Michel Henry, Marx fue un pensador de la vida, es decir, de aquella vida fenomenológica individual(18). Es en esa vida donde el sujeto, a través de su praxis cotidiana, produce cambios en sus hábitos que pueden

(14) Op cit 9 (15) Op cit 9 (16) “No habría sido posible resolver el problema de la acumulación de los Hombres sin el crecimiento de un aparato de producción capaz a la vez de mantenerlos y de utilizarlos; inversamente, las técnicas de que hace útil la multiplicidad acumulativa de los hombres aceleran el movimientote acumulación de capital”. Op cit 9 (17) “Espacio público”, nota publicada por el Colectivo de noticias CONOSUR, trabajo de discusión colectivo en el que supimos participar. www. agenciaconosur.com.ar, Buenos Aires 2005. (18) Henry Michel “La vida y la muerte: Marx y el marxismo” en Metodología de las ciencias sociales.

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llegar a transformar la sociedad. Por supuesto, esta visión es comúnmente calificada como “individualista”, aunque nosotros creemos junto con Freud y Tarcus, que esto se debe al nivel de fanatismo de algunas organizaciones, que a través de su sectarismo producen una separación entre la militancia política y la vida cotidiana e incluso con lo que ellos dicen representar: la clase obrera. Se podría pensar incluso, que este planteo del cambio en los hábitos cotidianos es sólo una transformación aislada que nunca podría lograr cambios sociales en general. Sin embargo, este argumento hace abstracción del individuo y la sociedad y olvida que somos individuos-sujetos (Morin 1994) insertos en ella y en tanto somos en sociedad, poseemos la capacidad de transformarla. Edgard Morin lo explica de esta manera: “El individuo es evidentemente un producto […] Pero ese producto es él mismo productor en el proceso que concierne a su progenitura; somos productos y productores en el ciclo rotativo de la vida. Asimismo, la sociedad es sin duda producto de interacciones entre individuos. Esas interacciones, a su vez, crean una organización que tiene cualidades propias, en particular lenguaje y cultura. Y esas mismas cualidades retroactúan sobre los individuos desde que nacen al mundo, dándoles lenguaje, cultura, etcétera. Esto significa que los individuos producen la sociedad, la que produce los individuos“(19). Hemos hecho una trascripción extensa de la cita porque vale la pena rescatar esta idea, ya que sería absurdo discutir si es más importante el individuo o la sociedad, ya que son nociones relacionales. Sin embargo esto no lo quieren admitir quienes se definen como militantes partidarios, relegando estos debates de acuerdo a una jerarquización de problemas que pone en primer lugar la idea de que “es más importante la acción y el compromiso con el partido, que el pensamiento”, tirando por la borda todas las concepciones del sujeto que desde Descartes, nos ayudan a entender que la capacidad de pensar es lo que funda la existencia de la subjetividad. Claro que el pensamiento no es el único atributo del hombre y de la mujer, también lo es la capacidad de generar actos de habla performativos y praxis transformadoras. Creemos que es necesario tener, al decir de Morin, “un pensamiento complejo, es decir, un pensamiento capaz de unir conceptos que se rechazan entre sí y se saben desglosados y catalogados en compartimientos cerrados”(20). Pensar si un sujeto debe priorizar el pensamiento y la reflexión antes que la acción o viceversa, es absurdo. Quizá esto se deba a un mal-entendido que surge a raíz de la famosa frase de Karl Marx esbozada en las tesis sobre Feuerbach, donde se afirma: “Los filósofos se han limitado a interpretar al mundo de diferentes maneras, de lo que se trata es de transformarlo”. Aquella famosa afirmación fue tomada por el marxismo(21) como la ne-

gación de la filosofía. Como una especie de apología de la práctica, basándose en una división entre lo material y lo espiritual (o sea el pensamiento). Esto derivó en una concepción materialista y cientificista de la historia. Sin embargo, como nos hace recordar Michel Henry, Marx nunca formuló la idea de una materia que se opondría al espíritu sino que “lo material” tiene sentido como aquello que los sujetos viven en su experiencia y en sus actividades concretas. Es por eso que pertenecer a una clase no significa estar atado a una subjetividad que se encontraría en la estructura económica, como un reflejo inevitable de la clase, sino que “Es su vida, su propia vida, personal, individual, el modo concreto de su actividad cotidiana -de ninguna manera la ideología pre-existente de una clase objetiva”(22) lo que produce una conciencia determinada, es decir, el modo de vida concreto de los sujetos es lo que produce el conjunto de ideas, de representaciones… pero la conciencia de este modo de vida (representaciones, tradiciones, etc.) nunca está determinada por la pertenencia de clase, sino que ésta se va formando en la experiencia concreta, que sí está determinada por el lugar donde los sujetos nacen (la clase)(23). En síntesis, creemos que para volver a pensar en una organización que sirva para la construcción de una sociedad más justa, igualitaria y plural, es necesario pensar en una concepción del sujeto abierta y no esencialista. La militancia como sublimación La militancia, los integrantes de la organización, subliman para transformar. O por lo menos deberían. En El malestar en la cultura, Sigmund Freud señala que existe un principio de placer que da sentido a la existencia. Ese principio de placer, que consiste en la búsqueda continua de la felicidad, es diezmado por el cuerpo propio (que deviene incesantemente, sin detenerse en su deterioro continuo), por el mundo exterior (la naturaleza toda que parece gobernada, pero que no cesa de sublevarse), finalmente por la relación con los otros (que bien podríamos llamar “la sociedad”), siendo este último aspecto uno de los que produce más desdicha, más dolor. Qué argumento más simple, por cierto, para querer cambiar la sociedad. Bajo el influjo de estos aspectos que atentan contra el ser humano, se relega la búsqueda de la dicha, y este relegamiento, se convierte en principio de realidad. No sería, entonces “asombroso que se consideren dichosos si escaparon a la desdicha, si salieron indemnes del sufrimiento, ni tampoco que donde quiera, universalmente, la tarea de evitar este relegue a un segundo plano la ganancia de placer”(24). Para rebatir la situación de desdicha, dice Freud,

(19) Morin, Edgard. “La noción del sujeto” en “Nuevos paradigmas, cultura y subjetividad” de Dora Fried Schnitman (comp), Paidós, Buenos Aires (20) Idem (21) Nos referimos al marxismo en el sentido en que lo plantea Henry. (22) Michel Henry “La vida y la muerte: Marx y el marxismo” en Metodología de las ciencias sociales. (23) Thompson, Edward. Prefacio a “La formación de la clase obrera”, Penguin, Londres (24) Freud, Sigmund, “El malestar en la cultura” en Obras completas, Amorrortu Editores, Buenos Aires 1975

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El partido como antitesis de la Revolución (o el anacronismo de las sectas-partido) los seres humanos utilizan diversos mecanismos: la intoxicación (por medio de sustancias químicas que se despliegan en el organismo y otorgan placer inmediato); por medio del gobierno de las pulsiones, es decir someterse al principio de realidad (a la sociedad instituida, al statu quo imperante), lo que equivale a la reducción del goce. Pero existe también la sublimación, la cual consiste en producir un corrimiento de las metas pulsionales hacia un punto al que el mundo exterior, constituido como principio de placer, pueda denegar. Allí la angustia que nos produce esta sociedad, en la que impera el sistema capitalista, puede ser mitigada encarnando actividades creativas como bien lo es la practica política. Freud señalaba que una forma de sublimar es la que posee un artista, pero que esta forma no es universal, sólo es accesible a pocos seres humanos. La militancia(25) en cambio, que consiste en desplegar creativamente, poieticamente, modos de vida radicales, diferentes, no opresivos, opuestos al poder, constituidos en un contrapoder, puesto que también consiste en la elaboración, en la reflexión, de esa política que también es ella un arte, es una de las tareas de nuestra época, está accesible a todos y todas, al género humano. En este punto nos permitimos una apología de las ideas ácratas. Siguiendo a Christian Ferrer, podemos afirmar que “difícilmente podría acontecer lo que el siglo XIX conoció como ‘revolución’ si previamente no germinan modos de vivir distintos. En la ‘educación de la voluntad’, que tanto preocupaba a los teóricos anarquistas, residía la posibilidad de acabar con el antiguo régimen espiritual y psicológico del dominio”(26). Esa es la tarea que el militante debería realizar continuamente, la de la prefiguración de la sociedad anhelada, la de la defensa de valores éticos radicales y subversivos del poder imperante. Incluso, realizarlo no como deber, sino como sublimación, una sublimación subversiva. Esta propuesta, la entendemos como la contracara del militante de la secta-partido, quien ofrece signos de alienación, de fetichismo de sus herramientas políticas, que en vez de permitir la transformación lenta, paulatina, de los hábitos culturales, parecen venerar nostálgicamente hecho y figuras de un pasado mítico. Por su parte, Luis Mattini nos acerca una idea, que nos parece una buena síntesis de lo que venimos planteando, a saber, “nuestros medios de defensa no podrán pasar otra vez por crear “aparatos” de defensa, sino una destreza de acción colectiva de autodefensa cuyos contenidos y formas sólo pueden hallarse allí, en la propia resaca. Porque la preocupación por la violencia del poder, no es prevenir algo “que va a venir”. La violencia del poder no “está por venir”, está presente, la ejerce sistemáticamente, respondiendo la “ley” de acción y reacción. A esa violencia se la está enfrentando de diversos modos. Huelga mencionar nuestros muertos. Precisamente de eso hablamos, no se trata de formar un “aparato” para “preparar” una supuesta “batalla decisiva”. Se trata de cómo se defienden los miles de espacios de libertad conquistados, con la singularidad de cada uno. Al enfrentar a lo único con lo múltiple, no se puede hablar de “estrategia” en el sentido militar de la palabra, sino la articulación de lo múltiple. Eso no existe en forma estática, por su propia naturaleza no puede existir en forma cristalizada. Es lo que hay que inventar en cada situación. Es lo que estamos inventando en este país hundido por el FMI”(27).

Conclusiones (o algunas preguntas pendientes…) ¿Se trata acaso de sustituir una maquinaria disciplinaria (la del capital) por otra (la del socialismo)? Sería interesante pensar en ejemplos históricos concretos, como el caso de la U.R.S.S., donde la experiencia de acción directa y organización asamblearia de los soviets, pronto pasó a ser utilizada instrumentalmente por funcionarios del partido bolchevique en tanto ejecutantes de las órdenes de la cúpula central. De la misma manera, el prometido socialismo se tradujo en la reproducción de la matriz industrial estatal que derivó en un gigantesco aparato burocrático, de manera que la sociedad se convirtió en una suerte de gran fábrica a cielo abierto. ¿Cual sería la forma de no entregarle a la predominante lógica del mercado la felicidad del individuo, que encuentra lo efímero de su dicha en el objeto de consumo que se evapora ni bien se tiene en las manos? Es este uno de los grandes problemas, resultante del desarrollo de una forma de vida apoyada centralmente en la materialidad. La felicidad, pensaba como resultado de la interacción entre productos, no podrá nunca resolverse de otro modo. Por ello, pensar a la militancia como una posible forma de reproducir maquinarias (sean estas los Estados o los partidos autoproclamados revolucionarios) solo se constituye en un ejercicio de asimilación de la perspectiva civilizatoria de la Modernidad. Un ejercicio reafirmativo de la propia singularidad, y de constitución de si mismo/a, debería empezar por un cuestionamiento no solamente a lo que vemos instituido exteriormente, sino a los mecanismos institucionales que llevamos por dentro y que reproducen lo establecido, machacados y hechos carne a lo largo de nuestras vidas. Como decía el anarquista español Buenaventura Durruti “nosotros podemos construir un mundo nuevo, porque llevamos un mundo nuevo en nuestros corazones”. No pretendemos dar una solución a los problemas que hemos planteado, sino tan sólo sugerir que pensar algunas de estas preguntas, en un contexto como el actual, de alienación y violencia simbólica y material frente al otro (y en consecuencia violencia que se vuelve contra uno mismo), podría servir como punto de partida para pensar el proceso. Si bien este trabajo observa ciertas relaciones que se reproducen dentro de los partidos (en particular los marxistas leninistas), dejamos asentado que también muchos de estos aspectos y problemas se reproducen dentro de espacios, organizaciones y agrupaciones identitaria e ideológicamente autodefinidas como anarquistas o libertarias. Pese a la crítica que desde estos espacios se realiza al verticalismo, al sectarismo y burocracia que allí se generan, a veces se pierde de vista que las relaciones de poder que reproducen lo instituido (como se afirmó previamente), se encarnan en relaciones sociales entre los sujetos, excediendo el fetichismo de pensar que sea solamente la existencia de Estados o partidos lo que genera eso. Está claro que las relaciones de dominación no se eliminan estrictamente con la supresión de estas instituciones, sino que hacen falta la invención de relaciones sociales que busquen diluir y eliminar toda forma de dominación.

(25) Si “militancia” se refiere a “militar” y por lo tanto refleja una jerarquía absurda, un aparato que no hace más que reflejar la jerarquía de la sociedad, del Estado, del ejercito, entonces debemos resignificarla y borrarle ese contenido de soldado autómata que responde tanto al ejercito como a la secta-partido, o bien, buscar otro termino dotado de otras prácticas. Nos inclinamos más por la primera opción. Resignificarla. (26) Ferrer, Christian (comp.), “Los libertarios” en El lenguaje libertario, antología del pensamiento anarquista contemporáneo, editorial Terramar Buenos Aires 2007. (27) http://www.lafogata.org/recopilacion/mattini_eco.htm

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La experiencia anarquista en el movimiento obrero boliviano Ivanna Margarucci – ivannita77@hotmail.com

Ponencia presentada en las Jornadas Internacionales de Problemas Latinoamericanos “Los movimientos sociales en América Latina. Pasado, presente y perspectivas”, realizado en la ciudad de Mar Del Plata (Argentina), los días 25, 26 y 27 de septiembre de 2008.

El trabajo presentado a continuación busca dar cuenta de la importancia que tuvo el anarquismo dentro del movimiento obrero en Bolivia. En esa dirección, como una primera aproximación, hemos realizado una reconstrucción histórica de la experiencia anarquista boliviana en su forma sindical, analizando las variables y acontecimientos que favorecieron su desarrollo, su auge y también su decadencia durante la primera mitad del SXX. La relevancia de esta cuestión radica en rescatar una experiencia que –a nuestro entender– no solo fue “olvidada”, sino deliberadamente ocultada en la construcción de la “historia oficial” de aquel país, buscando silenciar el carácter contestatario y revolucionario de los anarquistas. Asimismo, consideramos que la experiencia libertaria boliviana ilustra las especificidades propias y resignificaciones que el anarquismo hubo de adquirir en suelo latinoamericano, un buen punto de partida para comenzar a repensar las ideas ácratas desde América Latina. Caracterización de la formación económico-social La formación económico-social boliviana poseía una estructura compleja, resultante del cruce entre elementos precapitalistas –con los que no se acabó luego de la independencia de España– y elementos de una economía de tipo capitalista, basada en la monoproducción del estaño. Las relaciones sociales precapitalistas se encontraban en el campo, donde se concentraba el 80% de la población, cristalizadas en instituciones como el pongueaje, el mitanaje y el colonato. Las mismas, antes que desaparecer con la política de liberalización de tierras comunales –iniciada por el Estado a fines del SXIX–, tendieron a consolidarse; esto se debió a que no se creó un mercado capitalista de tierras, sino que dicha política de expropiación favoreció la concentración territorial por parte de la hacienda, y por lo tanto la consolidación de esta y las instituciones en ella contenidas. Parte de la mano de obra expulsada por este proceso se dirigió a los enclaves mineros estañíferos, desarrollados a fines del SXIX en función de la demanda internacional de ese mineral. Así, el estaño ocupó el primer lugar en las exportaciones de Bolivia durante esos años y gran parte del SXX. Este desarrollo económico trajo consigo un mejoramiento de la infraestructura y el crecimiento de algunas ciudades –como La Paz, Cochabamba y Oruro–. También se desarrollaron algunas pequeñas industrias urbanas, las cuales no obstante no llegaron a ser preponderantes en el sector secundario puesto que este seguía estando dominado por la producción artesanal. Este “…proceso de modernización contradictoria…” (Lorini;

1994) repercutió sobre la estructura de clases, la cual estuvo definida hasta 1952 por la existencia de una oligarquía minera y latifundista (conocida como “la Rosca”); una clase media urbana en desarrollo; un importante sector artesanal; un proletariado incipiente (básicamente ligado a la minería) y una masa campesina mayoritaria. Esta estructura económica tuvo como correlato la instauración de un Estado dominado exclusivamente por la oligarquía minera y latifundista. La sucesión de distintas corrientes (conservadores, liberales y republicanos) no repercutió en cambios en la vida política, pues todas ellas, aunque con diferencias, compartieron una idea común de Estado conservador y de participación política y ciudadana restringida. Los inicios Una característica particular de la inserción de Bolivia en el mercado mundial, es que, a diferencia de sus países vecinos, ese proceso no estuvo ligado a una masiva inmigración de fuerza de trabajo europea, sino que esta fue reclutada del medio local y en menor medida desde Chile. Esto repercutió en la forma en que las ideas anarquistas llegaron al país: de modo indirecto y en un período posterior al que lo hicieron en el resto de los países latinoamericanos. Las mismas arribaron a territorio boliviano en la primera década del SXX con la llegada de activistas argentinos –miembros de organizaciones como la FORA o “crotos”–, obreros chilenos que iban a trabajar a las minas y trabajadores salitreros bolivianos (“pampinos”) que volvían a repatriarse a su país(1).

(1) “En la maestranza habían maestros de diferente nacionalidad. Habían caldereros argentinos, horneros peruanos y chilenos, habían ecuatorianos, de todas las nacionalidades había en la maestranza, en la fundición también. (…) Cuando uno reclamaba individualmente en la oficina [por los abusos de los patrones y las condiciones de trabajo], no había respuesta, entonces ya tenían conocimiento los compañeros del exterior y decían: –Hay que formar un sindicato.” Entrevista a Santiago Ordoñez, Cochabamba, 17-VIII-1986 y 21-I-1987 (Lehm – Rivera Cusicanqui; 1988). Es necesario

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La experiencia anarquista en el movimiento obrero boliviano Dicha difusión cristalizó tempranamente en la fundación en 1906 de la “Unión Obrera 1° de Mayo” de Tupiza. “Este sindicato, formado principalmente por artesanos, editaba el periódico La Aurora Social, y mantenía una biblioteca sociológica obrera, en la que figuraban textos clásicos como Proudhon, Reclus, Bakunin y Kropotkin…” (Lehm – Rivera Cusicanqui; 1988). Con el transcurso de los años, la importancia del anarquismo entre los trabajadores artesanales fue en aumento. En 1912, se fundó la Federación Obrera Internacional (FOI). En ella se nuclearon sindicatos de artesanos y de trabajadores del sector terciario. Sobre su “composición ideológica”, existen distintas perspectivas. Para Barcelli (1976) y Lorini (1994) los anarquistas fueron dominantes dentro de la federación. En esa dirección Barcelli interpreta la utilización de la bandera roja y negra y la adopción de los acuerdos tomados en la 1° Internacional. Para Lora “ninguna doctrina sindical ni socialista se delinea en la Federación Obrera Internacional, sólo hay un afán sincero y honrado de renovación con algo de sentimiento de clase. (…) Resulta arbitrario todo esfuerzo por encasillar a la (…) [FOI] dentro de determinada escuela socialista” (Lora; 1969). Si bien es probable que al interior de la FOI convivieran varias corrientes políticas sin contornos muy definidos –lo cual debe entenderse en relación al contexto de incipiente desarrollo político e ideológico del movimiento obrero(2) boliviano–, la influencia anarquista fue preponderante. Según Lora (1969), la FOI se abocó a establecer una amplia y avanzada legislación social (que contemplaba cuestiones como la jornada laboral de ocho horas, la regulación del trabajo femenino e infantil, la creación de una caja de ahorros para la vejez, etc.), considerada como el medio principal de emancipación social. Estas limitaciones de sus reivindicaciones y de su accionar deben comprenderse a partir de la caracterización del contexto, señalada más arriba. Las actividades de la FOI decayeron progresivamente, al tiempo que los anarquistas dejaron de dominar la organización y los marxistas pasaron a tener mayor relevancia dentro de la misma. En 1918, la FOI pasó a llamarse Federación Obrera del Trabajo (FOT), pues sus miembros consideraron que su nombre no se correspondía con una verdadera organización regional. A pesar del cambio, la nueva federación levantó las mismas reivindicaciones que la FOI y heredó su forma de accionar legalista. La FOT nucleó a un gran número de sindicatos de La Paz, proviniendo algunos de la experiencia de la FOI y habiéndose incorporados otros recientemente. Hasta mediados de la década del veinte, anarquistas y socialistas convivieron en la federación. Dicha convivencia puede verse reflejada en la ecléctica adop-

ción de principios organizativos e ideológicos: entre ellos, el federalismo (3) y el apoliticismo (4) combinados con una concepción reformista de la toma del poder por la vía democrática. Ese eclecticismo también se evidenciaba en el contenido de “Bandera Roja”, órgano de difusión de la FOT. En 1919 tuvo lugar una importante lucha en Huanuni, que determinó la conquista de la jornada de ocho horas para el distrito minero de Oruro. Para Cappelletti “fueron (…) los anarcosindicalistas quienes encabezaron en 1919 las luchas de los mineros de Huanuni…” (Cappelletti; 1990). Esta afirmación tan concluyente no es respaldada por otros autores(5). Lo que sí es probable es que hubiera algunos elementos anarquistas entre los trabajadores mineros, previamente influenciados por la propaganda libertaria que se intensificaba cada vez más. De hecho, a partir de ese momento y durante los años venideros se produjeron una serie de huelgas donde Barcelli (1976) y Cappelletti (1990) consignan la presencia de anarquistas: la huelga de telegrafistas en 1920, las huelgas de ferroviarios entre 1919 y 1921 y la huelga en la Compañía minera de Huanchaca. Este ciclo de huelgas da cuenta de un aumento de la conflictividad social, lo cual determinaba la existencia de un terreno fértil para una aún mayor difusión del anarquismo. Rivera Cusicanqui y Lehm (1988) asocian correctamente este incremento de la agitación a la crisis mundial de precios de 1920-1921, la cual impactó negativamente en los sectores obreros y artesanales bolivianos. Ese año (1919) fue fundada la Federación Obrera del Trabajo de Oruro. “En el aspecto organizativo el estatuto [de fundación de la FOT] se inclinaba hacia el federalismo anarquista (…) [y] (…) se alejaba de la política; esta actitud era consecuencia de la influencia anarquista…” (Lora; 1969). A partir de esa estructura de organización federativa se buscaba aunar en un solo nucleamiento a la gran cantidad de trabajadores artesanales junto con el incipiente proletariado minero e industrial existente. No obstante esta influencia organizativa del anarquismo, al igual que en la FOI y en la FOT paceña, primaba la creencia en que una legislación social progresiva podría emancipar a los trabajadores. Esta “mezcla” de elementos libertarios y reformistas se combinó en la FOT orureña con un elemento importante de gremialismo de corte mutualista. En suma, este período (1900 – 1920) estuvo signado por: a) una difusión muy importante de las ideas anarquistas, primero desde los países vecinos y luego hacia el interior de Bolivia (espacios urbanos y algunas regiones mineras); b) el arraigo de dicha doctrina sobre todo entre los trabajadores artesanales; c) difusión y arraigo que cristalizaron en el desarrollo de organizaciones

tener en cuenta que la fundación del Sindicato de Mecánicos se dio en 1925. Así, se evidencia en las palabras de Ordoñez que la difusión del anarquismo en Bolivia no se dio de una vez y para siempre durante la primer década del SXX, sino que fue un desarrollo histórico de más larga duración que abarcó las primeras tres décadas de aquel siglo, aunque lógicamente tuvo su cénit durante la primera de ellas. (2) El sentido que adquiere en este trabajo la expresión “movimiento obrero” debe comprenderse en función de la estructura económica boliviana y el ordenamiento de clases por ella determinada. La economía de enclave, basada en la monoproducción de estaño, determinó el surgimiento de un incipiente proletariado de tipo “moderno” y la pervivencia de un importante sector artesanal en las ciudades. Así, al referirnos a “movimiento obrero”, estaremos incluyendo dentro de esta categoría tanto a los obreros mineros como a los artesanos urbanos. (3) En oposición a la lógica verticalista del centralismo democrático marxista, el anarquismo propone la necesidad de una organización horizontal y federalista, es decir, la organización desde las bases hasta los estratos superiores de la sociedad (de “abajo hacia arriba”). Su vertiente sindical –el anarcosindicalismo– posee un funcionamiento interno basado en los mismos principios, planteando como fundamental la participación igualitaria de todos los trabajadores (horizontalidad), en el sentido que todos tienen igual derecho a opinar, hacer propuestas y votar las acciones del sindicato. Los delegados y secretarios de los sindicatos solo obedecen al mandato de las bases (federalismo) –en oposición a otras formas de sindicalismo en donde el secretariado define las acciones de las bases–, y cualquier desvío se traduce en su revocación e inmediato reemplazo. (4) Otro de los principios constitutivos del anarcosindicalismo es el apoliticismo. En tanto que la clase obrera participa ella misma en la búsqueda de concretar sus intereses y reivindicaciones (tal como se planteó en la 1° Internacional: “la emancipación de los trabajadores será obra de los trabajadores mismos”), no apoya ni permite alianzas con ningún partido político, sea este de izquierda o de derecha. Para los anarquistas, los “políticos” e intelectuales son elementos ajenos a la clase trabajadora, los cuales tienden a manipular a los sindicatos en función de sus propios intereses. (5) Ver Barcelli, Agustín (1976). Medio siglo de luchas sindicales revolucionarias en Bolivia (1905-1955). La Paz: Editorial del Estado y Lora, Guillermo (1970). Historia del Movimiento Obrero Boliviano, Tomo III. La Paz: Editorial Los Amigos del Libro.

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obreras, las cuales antes que definirse abiertamente como anarquistas (tal como la FORA argentina en 1905), tomaron ciertos elementos de dicha ideología (principalmente el federalismo y el apoliticismo) y los conjugaron con el marxismo, el reformismo y gremialismo mutualista. Esta cuestión debe ser entendida en función del incipiente desarrollo político e ideológico del movimiento obrero boliviano; d) un incremento lento pero sostenido de la conflictividad social. La maduración El 4 de junio de 1923 se produjo la masacre de Uncía - Llallagua. La principal reivindicación de la Federación Obrera Central de Uncía tenía que ver con obtener el reconocimiento de la empresa y del Estado. El reclamo obrero determinó la militarización del pueblo y tras la movilización popular desencadenada por el apresamiento de dos dirigentes de la federación, el Ejército masacró e hirió a mineros, esposas e hijos de estos. Lejos de amedrentarlos, la represión hizo que se intensificara la huelga durante algunos días más. El desenlace de la misma fue sumamente desfavorable para los trabajadores: sumado a las víctimas de la represión –según la publicación anarquista de Argentina “La Antorcha” (5/10/1923) hubo cuarenta muertos y cien heridos–, no consiguieron lo que reclamaban y se dividió la federación en dos secciones (lo cual determinó su virtual disolución), a la vez que se confinó en lejanas regiones a sus “elementos más peligrosos”. Dicho conflicto constituyó el momento culminante de la serie de huelgas mencionadas más arriba y tal como sucedió en aquellos conflictos, había anarquistas entre los trabajadores organizados. El período 1920 – 1927 estuvo signado por una gran difusión del anarquismo y una maduración de las ideas libertarias, lo cual cristalizó en dos hechos significativos: la formación de grupos de estudio y de propaganda anarquista y la organización de sindicatos bajo la misma ideología. El primero de los grupos propagandísticos en hacer su aparición fue el Centro Obrero Libertario. En él convivieron artesanos y obreros marxistas y anarquistas, predominando los últimos. Estos artesanos libertarios fueron el eje de nuevos grupos, tales como: el Centro Cultural Obrero “Despertar”, el Grupo Libertario “Redención” y el Grupo de Propaganda Libertaria “La Antorcha” (que supo ser el más influyente de La Paz). La propaganda estaba particularmente dirigida hacia los trabajadores, sindicatos y federaciones obreras; los métodos de difusión empleados eran las veladas libertarias, las conferencias y la distribución de periódicos o manifiestos. Para 1926, los núcleos de propaganda anarquista se habían multiplicado en La Paz (habiendo surgido la Agrupación Comunista Anárquica “Sembrando Ideas” y el Grupo “Brazo y Cerebro”) y se habían extendido geográficamente a otras regiones de Bolivia: así, encontramos en Oruro el

Centro Obrero Internacional y en Sucre la escuela racionalista Ferrer y Guardia. Además, durante esos años se publicaron por vez primera el periódico “Tierra y Libertad” (Sucre) y “La Tea” (La Paz). Entre los años 1924 y 1927 se organizaron cuatro importantes sindicatos anarquistas. Estos fueron: el Sindicato Central de Albañiles y Constructores (1924), la Unión de Trabajadores en Madera y la Federación de Artes Mecánicas y Ramas Similares (1925) y la Federación de Sastres y Ramas Similares (1927). Es importante precisar algunas de sus características más relevantes. En primer lugar, los sindicatos estaban compuestos por trabajadores artesanales(6). Esta cuestión ya se había manifestado en los sindicatos y federaciones obreras previas y tenía que ver con las características de la formación económico-social boliviana, en particular la complejidad de la estructura y el incipiente de-

sarrollo de un proletariado de tipo “moderno”. Estos artesanos poseían algunos rasgos similares a los del artesanado medieval, como ser: la existencia de una división entre maestros y aprendices, los cuales aprendían el oficio de los primeros; la importancia otorgada a la posesión de las herramientas de trabajo, a la pericia y por consiguiente a la calidad del trabajo (en función de lo cual desvalorizaban a la producción en serie) y la construcción de una identidad en común, dada por algunos símbolos visibles (como la ropa). Una característica determinada por el carácter artesanal de los sindicatos fue la gran heterogeneidad existente dentro de los mismos, pues convivían en ellos tanto maestros y operarios(7) de los pequeños talleres artesanales, así como trabajadores(8) de las maestranzas. Los artesanos, en un primer momento, se nuclearon en asociaciones mutuales, desde donde surgieron estos sindicatos anarquistas. Aquello que les permitió exigir demandas más bien “proletarias” a la vez que reivindicarse libertarios, tenía que ver

(6) La categoría de “trabajador artesanal” o “artesano” (definida a continuación), engloba tanto a los “maestros artesanos” como a los “operarios” o “aprendices”. (7) Entendemos por “maestros artesanos” a aquellos trabajadores artesanales, dueños de un pequeño taller, en el que eran empleados “operarios” (o “aprendices”). Estos, aprendían el oficio de los primeros y eventualmente (si las condiciones económicas se lo permitían) abrían su propio taller. Esta categorización es posible verla con claridad en el gremio de los sastres, aunque aparece también en el caso de los albañiles y los carpinteros. (8) Tomado la definición marxista, entendemos por “trabajador”, “obrero” o “proletario” a aquel sector de la sociedad, obligado por sus condiciones materiales de existencia (la no posesión de los medios de producción) a vender su fuerza de trabajo al sector poseedor de aquellos, es decir, a los capitalistas. En este sentido, la diferencia esencial entre un “artesano” y un “trabajador”, “obrero” o “proletario” reside en la posesión o no de los medios de producción, lo cual determina la compulsión económica del trabajador a vender en el mercado la mercancía fuerza de trabajo. En el caso particular de Bolivia, teniendo en cuenta la caracterización de su formación económico – social, se puede encontrar a este sector en las minas, en las pequeñas industrias urbanas y en las maestranzas.

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La experiencia anarquista en el movimiento obrero boliviano con una identificación artesano – obrero, determinada por una multiplicidad de variables. Un factor importante de homologación estaba asociado con los abusos a los que los artesanos estaban sometidos(9). Por su parte, artesanos y obreros sufrían la misma humillación de los capitalistas(10), compartían la dignidad del trabajador(11), padecían las situaciones de crisis de igual manera(12) y los primeros conocían la situación económica de los segundos a partir de su propia experiencia(13). La lucha reivindicativa que desencadenaba esta identificación, llevaba a los maestros artesanos a movilizarse por demandas que incluso los perjudicaban materialmente, como la jornada laboral de ocho horas. Uno de los asuntos que complejiza aún más la caracterización de estos sindicatos tiene que ver con el elemento étnico. Así, al gremio de los albañiles debe ubicárselo mucho más cerca del mundo indígena que a los carpinteros, mecánicos y sastres, los cuales en su mayoría eran “cholos”. Incluso, en ocasiones existían diferencias étnicas y culturales dentro del mismo gremio (como en el caso de los sastres). Así, “…los gremios artesanales de la ciudad de La Paz se insertaron en una cadena de relaciones de dominación colonial…” (Lehm – Rivera Cusicanqui; 1988) en función de la cual los trabajadores eran discriminados por la élite oligárquica tanto por su origen étnico, así como por el hecho que ejercían oficios manuales. El aumento sostenido de la influencia de las ideas anarquistas (y también marxistas) entre los trabajadores bolivianos fue observado con preocupación por las autoridades estatales. En función de ello, dispusieron una represión sistemática sobre los sindicatos y las federaciones obreras. Particularmente dicha represión recrudeció durante los festejos del Centenario de Bolivia, en 1925. Las víctimas de la misma fueron no solo los trabajadores “radicalizados”, sino también las personas indiferentes o que impugnaban dichos festejos. La celebración de tal acontecimiento y la represión sobre aquellos sectores demuestra la importancia atribuida por las clases dominantes y el Estado a la cuestión de la identidad nacional, en función de constituir un elemento constructor de consenso muy importante y por lo tanto apaciguador de la conflictividad social. Es importante señalar esto, ya que la interpelación a la “nacionalidad boliviana” será un recurso utilizado recurrentemente en la historia de ese país con el fin de disciplinar a los trabajadores y a sus organizaciones; por lo tanto, debe ser comprendido como un mecanismo más de represión. En 1926 asumió la presidencia Siles, y la violencia estatal conti-

nuó estando a la orden del día. A principios de 1927 se produjo en Oruro, el Tercer Congreso Nacional de Trabajadores. En él se tocaron temas relacionados con la organización nacional de los trabajadores –creándose la Confederación Nacional de Trabajadores– y del proletariado femenino, a la vez que el problema indigenal. En el mismo, “la pugna entre anarquistas (…) y marxistas y socialistas (…) llegó a su punto culminante…” (Lehm – Rivera Cusicanqui; 1988), centrándose la discusión en la forma organizativa y los principios que debía adoptar la entidad sindical creada. Para Lora, las resoluciones tuvieron una “…indiscutible filiación marxista y [el documento donde se condensaron] puede ser considerado como un antecedente de la futura ‘Tesis de Pulacayo’” (Lora; 1970). No obstante, tal como plantean Rivera Cusicanqui y Lehm (1988), si bien no se puede hablar de una filiación ideológica “indiscutible”, hubo distintas resoluciones que tuvieron una impronta abiertamente anarquista: en particular, la organización federalista de la matriz sindical, la adopción del principio del apoliticismo y de la acción directa(14) como mecanismo principal de lucha. El auge En 1927 se fundó en La Paz la Federación Obrera Local (FOL), la cual “…orientó firmemente sus acciones en el marco de los principios doctrinarios y organizativos del sindicalismo libertario” (Lehm – Rivera Cusicanqui; 1988), esto es: el federalismo, el apoliticismo y la acción directa. La FOL fue fundada a instancias de la Unión de Trabajadores de la Madera, aglutinando inicialmente a la Federación de Artes Mecánicas y R.S., el Sindicato Central de Albañiles y Constructores, la Federación de Sastres y R.S. y la Unión de Trabajadores de la Zona Norte. El elemento artesanal dentro de la FOL fue preponderante, pero esto no excluyó la federación de sindicatos de obreros fabriles (como ser trabajadores de la cerveza, fósforos, cartones, textiles y matarifes). Para Lora “las organizaciones de ácratas fueron, en gran medida, obra de extranjeros…” (Lora; 1970), comentario refutado por Rivera Cusicanqui y Lehm (1988) por considerarlo falaz. En realidad, la cuestión es más compleja. En muchos casos, las ideas anarquistas eran aprehendidas por los trabajadores en función de su situación de clase y las injusticias que les tocaban vivir, antes que por la influencia de sus compañeros de trabajo extranjeros(15). Con esto no se pretende desestimar la impor-

(9) Por eso, los miembros del Sindicato Central de Albañiles, procedieron en un primer momento (durante la entrevista) a autodenominarse ‘maestros’ (“…como La Paz era chiquita, los maestros nos conocíamos nomás (…). Los buenos maestros éramos contados…”), y luego, al hablar de los abusos a los que diariamente estaban sometidos, pasaron a referirse a ellos mismos como ‘obreros’ (“los señores gamonales de aquella época siempre eran abusivos con los obreros, en cada casa que se entraba a trabajar, lo que los dueños querían nos pagaban (…), no había a quien quejarse (…). Había que trabajar de seis a seis y más antes, de seis de la mañana a ocho de la noche. (…) No había cemento, se trabajaba con cal y nuestras manos se partían, y así teníamos que trabajar. Todos éramos como asalariados, jornaleros, no nos dejaban descansar ni horas completas, nos hacían perseguir con capataces…”). Entrevistas colectivas al Sindicato Central de Constructores, La Paz, 17-II-1986; 12-III-1986; 18-III-1986 y 25-IV-1986 (Lehm – Rivera Cusicanqui; 1988). (10) “…Tanto obreros como artesanos están confundidos por la prepotencia del que tiene dinero, y esa humillación es la que hace precisamente que estén unidos, por su dignidad misma, porque se creen tan capaces como aquel que tiene dinero y dirige…” Entrevistas colectivas (JC, MM, JN, TP, LR), La Paz, 12-VI-1986; 28-VI-1986; 18-X-1986; 26-XI-1986; 14-II-1987; 14-III-1987; 28-III-1987; 22-IV-1987 y 22-VII-1987 (Lehm – Rivera Cusicanqui; 1988). (11) “…Por eso luchan [artesanos y obreros]… Por la dignidad del que trabaja.” Ibídem. (12) “Al artesano, por lo general, se le presentan momentos oportunos en que puede ganarse, que le puede rendir bien y hay momentos en que le ha dejado de rendir su trabajo, y entonces está sujeto a la misma contingencia del operario.” Ibídem. (13) “Ese artesano (…) sabe que lo que gana el operario no le alcanza, eso lo sabe en carne propia; porque el maestrito, hasta hacerse maestrito, también ha salido de ahí para ser maestro.” Ibídem. (14) Para los anarquistas, la acción directa (que comprende: sabotajes, atentados, rebeliones, alzamientos populares, huelgas generales, etc.) constituye la principal vía para alcanzar su horizonte revolucionario; por ello, en función de su impronta antiestatista, el voto o la participación electoral no es de ningún modo viable. (15) “… ¿Qué creerá la gente tonta?: – ¡No hay que meterse con éstos [anarquistas argentinos], son peligrosos! Te van a hablar de las ideas libertarias, te van a decir que vas a hacer esto, o esto (…) – ¡No! Solamente el hombre adquiere esas ideas porque son para él posibles de conocer (…)

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tancia que tuvo y continuaba teniendo la propaganda anarquista proveniente del exterior, sino dar cuenta de un proceso complejo donde interactuaba esta con las condiciones materiales de existencia y la experiencia de cada trabajador. También en 1927 fue fundado el Sindicato Femenino de Oficios Varios, el cual se adhirió a la FOL. El sindicato estaba integrado por compañeras vinculadas a los militantes masculinos de la aquella federación, las cuales pertenecían a distintos gremios como el de culinarias, lavanderas, lecheras, floristas y vendedoras de mercados. Durante ese mismo año, conforme fueron organizándose las trabajadoras de estos distintos gremios, cambió su nombre al de Federación Obrera Femenina (FOF). Sus reivindicaciones, según Dibbits, Peredo, Volgger y Wadsworth (1989), tenían que ver con cuestiones específicas y puntuales, como ser: la construcción de mercados sectoriales y el rechazo a la institución colonial del “Maestro mayorazgo”(16).

en particular, la preponderancia del artesanado urbano en el movimiento obrero y la problemática indígena. El crecimiento de la militancia anarquista se extendió a otras ciudades importantes de Bolivia. Así, en 1930 algunos libertarios reorganizaron a la FOT orureña, en función de que la antigua federación se había desorganizado. “La FOT anarquista resultó ser una organización masiva, fuertemente disciplinada, combativa y activísima” (Lora; 1970). Esta valoración positiva de las actividades de la FOT tiene que ver con: la gran labor organizativa llevada a cabo por sus miembros, quienes propiciaron la organización de nuevos sindicatos (de mineros, carpinteros, ferroviarios y vendedoras de mercados) –los cuales se adhirieron rápidamente a la FOT– y el sostenimiento de una publicación (denominada “El Proletario” y luego “La Protesta”). El surgimiento y consolidación de las organizaciones ácratas y el creciente reclamo por demandas obreras generaron cierta

Además de la cuestión sindical, la FOL desarrolló sus labores en una multiplicidad de campos de lucha. En cuanto a las actividades específicamente anarquistas, realizó propaganda y difusión a través de su publicación “Humanidad” y las veladas libertarias por ella organizadas; también realizó campañas de solidaridad por activistas ácratas presos en el exterior. En cuanto a las actividades que tenían que ver más con su inserción social, participó activamente en la conquista de la jornada laboral de ocho horas y buscó establecer vínculos con los dirigentes de revueltas indígenas acontecidas en el campo, a la vez que organizar espacios de apoyo para sus luchas. Más allá de la real importancia que para los indígenas pudieron haber tenido estos contactos, es importante señalar su impacto en la reelaboración de la ideología anarquista por parte de los militantes folistas. Probablemente “…estos vínculos hubiesen reafirmado en algunos dirigentes anarquistas su comprensión de las reivindicaciones indias como un eje fundamental de las luchas emancipadoras del pueblo trabajador” (Lehm – Rivera Cusicanqui; 1988). Dicha cuestión determinó una temprana identificación (una “hermandad”) entre los trabajadores manuales de la ciudad y los indígenas del campo, en función su común pertenencia al grupo de los “parias” y su oposición a los “parásitos de la sociedad”: “¿Cuántos han quedado con vida? Nadie lo sabe. (…) ¡Oh, hermanos indígenas sobrevivientes de la horrorosa matanza [de Chayanta]! Lo sabremos, sí, cuando el momento de la revancha llegue, esto es, cuando la vida de los parásitos será cosa tan sin importancia como para ellos ha sido la vida de los parias” (La Antorcha; 2/9/1927). Por todo esto se puede concluir que el anarquismo en Bolivia, si bien compartía los rasgos ideológicos fundamentales con aquella doctrina europea y occidental, desarrolló especificidades propias y fue resignificado en función de los elementos que lo rodeaban:

preocupación entre las autoridades estatales, quienes apelaron nuevamente a la represión. “La oleada represiva se fue haciendo cada vez más dura, a medida que crecía el descontento popular por la agudización de la crisis económica” (Lehm – Rivera Cusicanqui; 1988). La crisis de 1930 tuvo serias repercusiones sobre la dependiente estructura económica, pues al caer abruptamente el precio internacional del estaño, se produjo una paralización de la economía. Esto tuvo como contraparte el crecimiento de la conflictividad social, la cual fue canalizada principalmente por las organizaciones anarquistas, intensificándose sus actividades y sus luchas y obteniendo así un rol protagónico dentro del movimiento obrero. En 1930, en Oruro, se realizó el Cuarto Congreso Nacional de Trabajadores. El mismo estuvo dominado por los anarquistas, lo cual se explica en función de la importancia alcanzada por aquellos entre los artesanos y trabajadores. Ante esta situación los delegados marxistas y socialistas abandonaron el Congreso y desconocieron las resoluciones por él adoptadas. Esa mayoría ácrata repercutió en el contenido (netamente libertario) de la Declaración de Principios de la Confederación Nacional del Trabajo y en su transformación: la misma fue reorganizada según principios similares a los de la FORA argentina, cambió su nombre al de Confederación Obrera Regional Boliviana y fue afiliada a Asociación Continental Americana de Trabajadores anarquista. Muy pronto, el nuevo gobierno del Gral. Blanco Galindo optó por utilizar la represión para disciplinar al conflictivo movimiento obrero, centrándose particularmente sobre los anarquistas. Así, se clausuró el local de la FOT orureña y se allanó el de la FOL, confinando a sus “dirigentes” a Todos Santos (en el Chapare) y se encarceló a las principales sindicalistas de la FOF. Para Lora “…la Confederación [Obrera Regional Boliviana] (…) no actuó

En mi caso, a mí nadie me ha enseñado, yo he aprendido del trabajo, con los compañeros obreros, con los maestros. Pasaba una y otra injusticia y ellos empezaban a discutir en el trabajo” Entrevista a Santiago Ordoñez, Op. Cit. (16) En todos los mercados, la Maestra mayor hacía las veces de intermediadora entre las autoridades y las vendedoras, a partir de lo cual perjudicaba a estas últimas.

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La experiencia anarquista en el movimiento obrero boliviano porque inmediatamente vino la represión gubernamental a descabezar al equipo dirigente del anarquismo…”, (Lora; 1970) lo cual es desestimado por Rivera Cusicanqui y Lehm (1988), quienes consideran que el federalismo anarquista, al poner el acento en la organización desde las bases, permitía amortiguar los efectos de tales medidas represivas. Lo que es más, el destierro daba la posibilidad a los militantes anarquistas de difundir sus ideas en los lugares a donde estaban confinados(17). A su vez, durante este período, las actividades de los trabajadores continuaron desarrollándose. De hecho, en 1931 los anarquistas pasaron a la ofensiva y llevaron a cabo a acciones armadas contra blancos militares(18). Ante esta situación de agitación que se intensificaba a pesar de la represión, las autoridades consideraron que los mecanismos represivos a su disposición eran insuficientes. Por ello, desde el gobierno de Salamanca –que asumió en 1931– se presentó al Congreso un proyecto de Ley de “Defensa Social”, en el que se cancelaban libertades y derechos de los trabajadores. Buscando frenar su sanción, la FOL y FOT de Oruro realizaron una alianza táctica con la FOT marxista. En esa dirección, realizaron conjuntamente mitines, manifestaciones públicas y propaganda, y así consiguieron detener la aprobación de la ley anti-obrera, en enero de 1932. En el mismo sentido represivo debe leerse el conflicto bélico desatado ese año entre Bolivia y Paraguay. El efecto disciplinador de la Guerra del Chaco tenía que ver con que mancomunando a la población a partir de un sentimiento nacionalista y patriótico, las clases dominantes buscaban canalizar el desánimo generalizado a la vez que aislar de la sociedad a los revolucionarios que se oponían a la guerra. Debido a ello, y también al internacionalismo(19) y antibelicismo propio de los anarquistas, la FOL y FOT orureña se opusieron a la contienda, desarrollando una campaña antibélica, a la que también se sumó la FOT marxista. La represión cayó con dureza sobre aquellos que manifestaron públicamente su oposición a la guerra. Además, gran parte de los trabajadores desoyeron su predicamento, pues apoyaron masivamente la participación de Bolivia en el conflicto. En función de ello, el movimiento antibelicista fue decayendo en importancia conforme se desarrollaba la sangría boliviana y paraguaya en el Chaco Boreal. Para Lora esta represión (iniciada a principios de los treinta) fue una de las causas determinantes de la “defunción” del anarquismo boliviano. Pero la violencia estatal, si bien determinó una merma de las actividades de los anarquistas, no implicó su desaparición, debido a que aquellos lograron amortiguar el impacto de la represión y continuaron movilizándose, a la vez que luego de dicho período –aunque con crecientes dificultades– prosiguieron con su labor revolucionaria. En 1935 la Guerra del Chaco llegó a su fin. El desenlace fue desastroso para Bolivia: murieron 50.000 hombres (además de otro tanto de heridos y prisioneros) y perdió parte del territorio

en disputa. Este resultado determinó el fracaso político de la élite oligárquica-liberal rosquera, en función de dos cuestiones. En primer lugar, la misma fue considerada por la población como culpable de la derrota. En segundo lugar, se quebró el modelo restringido de participación política y ciudadana sobre el que esta élite se sustentaba, puesto que quienes regresaron de la guerra, consideraron que su actuación en la misma les había otorgado la prerrogativa de reclamar por sus derechos ciudadanos, antes negados. Este particular escenario político se conjugó con una penosa situación económica (signada por la inflación, la desocupación y el desabastecimiento), provocando una huelga general e insurrección popular durante el mes de mayo de 1936, en la que tuvieron una importante participación la FOT y la FOL. La insurrección del 36’ hizo tambalear el sistema de dominación, pero los trabajadores organizados no lograron concretar en la realidad su experiencia de lucha y su perspectiva revolucionaria. Así, la situación fue capitalizada por un movimiento de oficiales jóvenes y progresistas del Ejército, liderado por los coroneles Toro y Busch. Dicho movimiento encabezó un golpe de Estado contra el presidente Tejada Sorzano (que en 1934 había suplantado a Salamanca) y se hizo del poder, inaugurándose así el período del “socialismo militar”. Una de las primeras medidas llevadas adelante por esta nueva élite gobernante tuvo que ver con la reorganización del sindicalismo, a partir de lo cual se buscaba ceñir su dependencia con el Estado. Así pues, se estableció la obligatoriedad de sindicalización de todos los trabajadores y se resolvió la creación de la Confederación Sindical de Trabajadores de Bolivia (CSTB), la cual estaría estrechamente asociada al poder estatal. Pese a la contradicción que implicaba este nuevo modelo sindical con el anarcosindicalismo, el mismo fue aceptado por muchos libertarios: la FOT orureña hizo opción por participar conjuntamente con el nuevo gobierno, mientras que un importante número de cuadros de la FOL se asoció con la FOT marxista, dando surgimiento al Frente Único Sindical (FUS) luego estructurado en la CSTB. La reorientación de las actividades Para Rivera Cusicanqui y Lehm (1988) la Guerra del Chaco constituyó una bisagra en la historia del anarquismo boliviano. El surgimiento de un “sindicalismo dirigido” determinó una merma importante de sus actividades. Particularmente, en la FOL quedaron como únicos gremios afiliados el Sindicato de Trabajadores de la Curtiembre “El Inca” y la Unión de Trabajadores en Madera. A su vez, en 1937 se dictó un Decreto Ley que ilegalizaba a las organizaciones comunistas y anarquistas, vedando de ese modo la actividad de la FOL. No obstante, estas cuestiones no determinaron el ocaso de la experiencia libertaria boliviana, tal como se interpreta del estudio

(17) “…No se da cuenta el gobierno, el estado, los agentes del capitalismo que están mandando gente de cultura revolucionaria (…) que llevan las ideas a donde ni siquiera saben leer ni escribir. [Por eso] (…) el gobierno mismo se está encargando para hacer propaganda revolucionaria donde ni siquiera leen los periódicos.” Entrevista a Teodoro Peñaloza, La Paz, 16-VIII-1986 (Lehm – Rivera Cusicanqui; 1988). (18) “…Una red de activistas (…) desató una ola de explosiones y tiroteos cerca del cuartel de Miraflores y otras zonas de La Paz, en una confusa y oscura acción durante la noche del 11 de febrero [de 1931]. Este acto subversivo fracasó y hubieron varios detenidos, pero la conspiración continuó desarrollándose subterráneamente: la madrugada del 11 de septiembre miembros armados de la FOL, utilizando un automóvil, intentaron asaltar el cuartel de Miraflores con la ayuda de una parte del regimiento Colorados que se amotinó (…). El cuartel fue convulsionado por los conscriptos rebeldes quienes después de ocasionar la muerte de un subteniente se lanzaron al ataque de la comisaría seccional de la policía de Miraflores. (…) Otra vez el resultado de la acción fue la detención de varias personas…” (Rodríguez García; 2006) (19) El anarquismo es una doctrina internacionalista, en el sentido que considera que los trabajadores de todo el mundo sufren iguales condiciones de explotación y por lo tanto deben unirse en sus luchas. Las fronteras nacionales son planteadas por dicha doctrina como una creación arbitraria de la burguesía para mantener a los trabajadores sojuzgados. Por eso, la revolución social, antes que ser nacional, debe comprenderse como un proceso de la clase obrera mundial.

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de Lora (1980). En realidad, las actividades anarquistas se reorientaron en dos sentidos. En primer lugar, desde mediados de la década del treinta hasta los cincuenta, la reorganizada FOF se convirtió en el puntal de la FOL y del anarquismo militante. En segundo lugar, a mediados de la década del cuarenta el anarquismo logró revitalizarse con el surgimiento de la Federación Agraria Departamental. Los sindicatos femeninos no sufrieron las mismas vicisitudes que los masculinos luego de la guerra, sino que encontraron en ese período un momento propicio para la reorganización y el aumento de sus luchas. El primer sindicato en organizarse fue la Unión Sindical de Culinarias, en 1935, buscando revertir la prohibición de viajar en tren “por las molestias que con sus canastas ocasionaban a las señoras de la alta sociedad”. En 1936 se fundó la Unión Femenina de Floristas; ellas exigían a las autoridades la construcción de un nuevo mercado, debido a que su antiguo lugar de trabajo había sido arrasado por el desborde de un río. “El carácter tan concreto de las demandas de estos sindicatos y el gran arraigo de base que consiguieron (…), permitió que este impulso organizativo se extendiera [entre 1938 y 1940] hacia otros sectores, principalmente de vendedoras de distintos productos en los mercados callejeros de la ciudad, quienes se unieron en torno a la tan sentida demanda de mercados municipales” (Lehm – Rivera Cusicanqui; 1988). Estos sindicatos estuvieron adheridos a la FOL hasta 1939, año en el que pasaron a integrar la reorganizada FOF. A fines de los cuarenta se formó y nucleó en su seno, el Sindicato de Viajeras al Altiplano. Este aglutinaba a mujeres que compraban y vendían productos en la frontera del Perú (léase contrabandistas), que estaban sometidas a los abusos de las autoridades aduaneras. Así como los motivos que determinaron la fundación de estos sindicatos tenían que ver con cuestiones muy puntuales, las demandas y acciones de cada uno de ellos fueron formuladas en la misma dirección. Principalmente, la lucha de las culinarias, floristas, recoveras y viajeras estuvo dirigida contra las exigencias arbitrarias, vejámenes y abusos propiciados por las autoridades estatales: la policía, las Maestras Mayores y las autoridades aduaneras. A su vez, exigieron la construcción de nuevos mercados y se pronunciaron contra el aumento de los precios de determinados bienes (productos de primera necesidad) y servicios (el pasaje de tren). Otra cuestión presente en las reivindicaciones de las trabajadoras tenía que ver con el respeto de su profesión, puesto que consideraban sus actividades como un verdadero servicio a la comunidad. “Además de las reivindicaciones económicas y laborales, las mujeres de la FOF expresaron también reivindicaciones directamente ligadas con su condición de mujeres, madres y compañeras o esposas” (Dibbits – Peredo – Volgger – Wadsworth; 1989), tales como la construcción de guarderías, el derecho al divorcio y la igualdad legal entre hijos legítimos e hijos naturales. Más allá que estas demandas y acciones tenían que ver con la defensa de los intereses particulares de las mujeres trabajadoras nucleadas en la FOF, las mismas nunca perdieron de vista su perspectiva revolucionaria y por ello sus reivindicaciones estuvieron articuladas en relación a un cambio estructural de la sociedad. Así, la lucha contra los abusos de las autoridades se traducía en una perspectiva antiestatista, cuestión que las vinculaba al anarquismo; también los principios ácratas del federalismo y la horizontalidad calaron hondo en ellas. Estas cuestiones, sumadas al hecho que entre 1939 y 1945 la FOL estuvo sumida en un “letargo”, determinaron que la FOF fuera el sostén de la FOL. Por eso, las actividades desplegadas

por los sindicatos femeninos constituyeron el eje del sindicalismo libertario hasta 1946. A partir de ese año se produjo una revitalización de la FOL, dada por el surgimiento de la Federación Agraria Departamental (FAD). Dicho suceso debe inscribirse en el contexto de gran agitación rural desplegada luego de producido el Primer Congreso Indigenal de La Paz en 1945(20). La FAD surgió en diciembre de 1946 a partir de la reunión de distintos sindicatos campesinos del Altiplano; miembros de la FOL tuvieron un activo rol en la formación de algunos de estos. Así, su relación con la FOL fue muy estrecha: luego de su fundación, la FAD entabló un “pacto solidario” con la primera y ambas federaciones –junto con la FOF– marcharon juntas el 1° de Mayo. “La FAD se propuso luchar por las siguientes reivindicaciones: 1) libertad de organización y respeto a las garantías que otorga la ley; 2) abolición del pongueaje en ‘toda su amplitud’; 3) impedir que los colonos sean echados de las fincas por represalias patronales contra la organización agraria; 4) creación de escuelas indigenales en todas las fincas, cuyos gastos sufragarían los patrones y el Estado; 5) inalienabilidad del domicilio; 6) libertad a los presos campesinos y que no se los trate como a ‘vulgares delincuentes’” (Lehm – Rivera Cusicanqui; 1988). En 1947 se produjeron una serie de levantamientos campesinos en el Altiplano. Las sublevaciones de Caquiaviri y Tananoca (áreas de influencia de la FAD y la FOL) se caracterizaron por un alto grado de violencia y por una masiva participación indígena. La represión estatal, de gran magnitud, no se hizo esperar: la misma fue aplicada tanto sobre los indígenas, así como sobre los folistas involucrados con su causa. Los primeros fueron confinados en el Ichilo (en la Selva Oriental), mientras que los segundos fueron encarcelados en La Paz. El ocaso Hacia 1947, la FOL nucleaba diversos sindicatos(21); es decir, había logrado superar el letargo que había atravesado el pasado lustro, aunque su vitalidad era incomparablemente menor a la que otrora alcanzó. En función de ello, cada golpe que a partir de entonces la FOL hubo de sufrir, fue mortal: entre ellos, la liquidación de la FAD y la represión que padeció sostenidamente hasta 1951 y que –a diferencia de los treinta– no consiguió amortiguar. Esta brutal represión se conjugó con otros elementos, y juntos determinaron el fin de la experiencia anarquista boliviana. En 1952, la situación política hubo de estallar. En mayo de 1951, el Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR)(22) ganó las elecciones, pero su resultado fue impugnado por un Golpe de Estado. Vedada la salida electoral, el 9 de abril de ese 1952 se produjo una insurrección popular, de la que tomaron parte principalmente obreros mineros, campesinos, “pobres urbanos” y sectores medios nucleados en el MNR. También miembros de los sindicatos anarquistas que todavía se mantenían en pie, participaron de las luchas callejeras. El fin del levantamiento tuvo como resultado la toma del poder por parte del MNR y la disolución del ejército reaccionario. La reorganización estatal dio inicio a un nuevo proceso de cooptación y manipulación sindical, en tanto que la recientemente creada Central Obrera Boliviana (COB) –que se constituyó en el órgano de cogobierno del MNR– buscó (y de hecho consiguió) aglutinar a la totalidad de los sindicatos existentes. Frente a esto, los sindicatos adheridos a la FOL tuvieron dos opciones: desaparecer o afiliarse a la COB. La cooptación afectó a todos los sindicatos libertarios por igual; la única diferencia residió

(20) En él, el Presidente Gualberto Villarroel decretó la abolición del ponguaje, mitanaje y colonato, dejando intacta la cuestión de la redistribución de la tierra a los indígenas.

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en el tiempo que le tomó a cada uno integrarse a las estructuras sindicales del Estado. Los sindicatos masculinos así como los campesinos, debilitados por la represión, fueron inmediatamente absorbidos por la COB y la FOL se disolvió meses después del advenimiento de la revolución. Mientras tanto, los sindicatos femeninos y la FOF se mantuvieron en pie durante algún tiempo más. Pero las distintas dinámicas de organización sindical plasmadas en la COB y la FOF, y la afiliación de esta a la Confederación Sindical de Trabajadores Gremiales (creada en 1955) determinaron la desaparición definitiva de la mayoría de sindicatos de recoveras. Otro de los factores influyentes en el ocaso de los sindicatos libertarios, tuvo que ver con el proceso de creciente desvalorización y desplazamiento del trabajo artesanal. Esto se debió a tres cuestiones. La primera de ellas debe comprenderse en función del proceso de industrialización (acelerado a partir de la década del treinta), cuya producción barata y en serie desplazó el trabajo calificado artesanal. Por su parte, la revolución de 1952 contribuyó a este proceso, en un doble sentido. Por un lado, la vieja oligarquía dejó de tener sus anteriores prerrogativas sociopolíticas y por ello revirtió sus hábitos de consumo, contrayéndose la demanda de bienes antes producidos por los artesanos. Por el otro, luego del proceso del 52’ (particularmente a partir de la reforma agraria de 1953) muchos migrantes indígenas hubieron de arribar a las ciudades desde el agro. Los mismos, en función de sus urgencias económicas, se emplearon por sueldos más bajos de los que percibían los artesanos y así ocuparon sus anteriores puestos de trabajo. Todos estos factores se conjugaron para determinar el ocaso de una rica e importante experiencia de lucha, llevada adelante por los artesanos y trabajadores libertarios de Bolivia. A modo de conclusión Habiendo recorrido la experiencia anarquista boliviana, es posible arribar a algunas conclusiones. En primer lugar, hemos podido comprobar que los libertarios tuvieron un rol, dentro del movimiento obrero boliviano, de gran trascendencia en muchos niveles. La importancia de aquellos en el movimiento obrero boliviano varió con el tiempo, acorde a las circunstancias políticas, económicas y sociales de Bolivia. En la primera y segunda década del pasado siglo la propaganda anarquista fue muy intensa, influenciando organizativa y políticamente a los primeros nucleamientos sindicales. A partir de 1920, se inició un período de maduración que desembocó en la organización de centros de propaganda, sindicatos y federaciones anarquistas, llegando los libertarios a finales de ese decenio a preponderar en el medio obrero. La represión estatal administrada a principios de los treinta y sobre todo la Guerra del Chaco, cumplieron –en parte– su objetivo: para los anarquistas se iniciaba una tendencia regresiva que no podría ser revertida. No obstante, estos episodios no significaron la “defunción” del anarquismo, puesto que en función de su fuerza y organización previa, los libertarios lograron reorientar sus actividades y así seguir constituyendo una importante corriente en el movimiento obrero-campesino. Paradójicamente fue un proceso revolucionario el que atestó el golpe final contra los anarquistas; ello se debía a las distintas formas sindicales y perspectivas revolucionarias planteadas, por un lado, en el anarquismo y, por el otro, en

el nacionalismo de izquierda contenido en el MNR. En segundo lugar, hemos intentado dar cuenta a lo largo del trabajo, que el anarquismo en Bolivia si bien siguió los principales lineamientos de esta doctrina surgida durante el SXIX en Europa, fue resignificado en función de las características propias de aquel país y de la experiencia cotidiana de los trabajadores y las trabajadoras. Así, las ideas libertarias estuvieron encarnadas en artesanos calificados y cholas cocineras o vendedoras callejeras; a la vez que fueron influenciadas y reelaboradas a partir de cuestiones y reivindicaciones propiamente indígenas. Enfocaremos en este particular eje en los próximos números de esta publicación, puesto que –como señalamos al principio– constituye un buen punto de partida para comenzar a repensar el anarquismo desde América Latina. Queda como una tarea pendiente poder desentrañar cuál fue la influencia de los anarquistas en el proceso revolucionario de 1952. Si bien dicho proceso significó el ocaso del movimiento libertario, se podría aventurar que la combatividad y la radicalidad de los planteos ácratas pudieron haber influido positivamente en el imaginario de los trabajadores y campesinos protagonistas de las jornadas de lucha de abril del 52’. Permanece abierta la cuestión para futuras investigaciones.

Bibliografía consultada:

Barcelli, Agustín (1976). Medio siglo de luchas sindicales revolucionarias en Bolivia (1905-1955). La Paz: Editorial del Estado. Cappelletti, Angel (1990). “El anarconsindicalismo en Bolivia”. En Hechos y figuras del Anarquismo Hispanoamericano (138 páginas). Madrid: Ediciones Madre Tierra. Dibbits, Ineke; Peredo, Elizabeth; Volgger, Ruth; Wadsworth, Cecilia (1989). Polleras libertarias. Federación Obrera Femenina (1927 – 1965). La Paz: Tahipamu/Hisbol. Lehm, Zulema; Rivera Cusicanqui, Silvia (1988). Los artesanos libertarios y la ética del trabajo. La Paz: Ediciones del THOA. Lora, Guillermo (1969). Historia del Movimiento Obrero Boliviano, Tomo II. La Paz: Editorial Los Amigos del Libro. Lora, Guillermo (1970). Historia del Movimiento Obrero Boliviano, Tomo III. La Paz: Editorial Los Amigos del Libro. Lora, Guillermo (1980). Historia del Movimiento Obrero Boliviano, Tomo IV. La Paz: Editorial Los Amigos del Libro. Lorini, Irma (1994). El movimiento socialista “embrionario” en Bolivia 1920-1939. Entre nuevas ideas y residuos de la sociedad tradicional. La Paz: Editorial Los Amigos del Libro. Mires, Fernando (2005). La rebelión permanente. México: Siglo XXI. Rodríguez García, Huáscar (2006). El anarcosindicalismo en el movimiento obrero boliviano (1912 – 1964). Disertación no publicada. Universidad Mayor de San Simón. Cochabamba.

Fuentes:

- Entrevistas extraídas de Lehm, Zulema; Rivera Cusicanqui, Silvia (1988). Los artesanos libertarios y la ética del trabajo. La Paz: Ediciones del THOA. Entrevista a Santiago Ordoñez, Cochabamba, 17-VIII-1986 y 21-I-1987. Entrevista a Max Mendoza, La Paz, 13-VIII-1986. Entrevista a José Clavijo, La Paz, 4-XII-1985; 16-XII-1985; 2-I-1986; 2-V-1987 y 23-V-1987. Entrevista a Teodoro Peñaloza, La Paz, 16-VIII-1986. Entrevista a Petronila Infantes, La Paz, 4-X-1985. Entrevistas a José Clavijo, La Paz, 11-III-1986 y 2-V-1987 y Desiderio Osuna, La Paz, 5-X-1985 y 2-XII-1985. Entrevistas colectivas al Sindicato Central de Constructores, La Paz, 17-II-1986; 12-III-1986; 18III-1986 y 25-IV-1986. Entrevistas colectivas a José Clavijo, Max Mendoza, Juan Dios de Nieto, Teodoro Peñaloza, Lisandro Rodas, La Paz, 29-X-1986; 14-III-1987; 28-III-1987 y 22-IV-1987. Entrevistas colectivas (JC, MM, JN, TP, LR), La Paz, 12-VI-1986; 28-VI-1986; 18-X-1986; 26-XI1986; 14-II-1987; 14-III-1987; 28-III-1987; 22-IV-1987 y 22-VII.1987. - Notas extraídas de la publicación anarquista “La Antorcha”, Buenos Aires, Argentina. “La represión en América. La tragedia de Uncía”, publicación anarquista “La Antorcha”, N°100, 5 de octubre de 1923, Buenos Aires, Argentina. “La tragedia de Uncía. Manifiesto al proletariado de Bolivia”, publicación anarquista “La Antorcha”, N°136, 20 de junio de 1924, Buenos Aires, Argentina. “Bolivia. La celebración de su Centenario. Prisiones, deportaciones y clausura de escuelas”, publicación anarquista “La Antorcha”, Nº 175, 28 de Agosto de 1925, Buenos Aires, Argentina. “De la ‘Tiranía’ de Saavedra a la ‘Democracia’ de Siles. El terror continúa”, publicación anarquista “La Antorcha”, Nº 221, 6 de Septiembre de 1926, Buenos Aires, Argentina. Publicación anarquista “La Antorcha”, Nº 228, 3 de Diciembre de 1926, Buenos Aires, Argentina. “El movimiento de los indígenas”, publicación anarquista “La Antorcha”, Nº 251, 2 de Septiembre de 1927, Buenos Aires, Argentina.

(21) La Federación de Inquilinos; la Unión Sindical de Trabajadores de Madera; el Sindicato de Trabajadores Christian Nielsen; los sindicatos de trabajadores en cuero (de Curtiembre “El Inca”), mosaico y mármoles y de hospitales; la FAD y la FOL, que contaban ellas mismas con numerosos sindicatos. (22) El MNR se formó en la década del cuarenta. Ideológicamente se lo puede definir como un “nacionalismo de izquierda”. Durante esa década, fue ganando influencia entre los sectores medios y gran parte de los trabajadores mineros y campesinos, como consecuencia de la rotura del modelo oligárquico-liberal de participación política y ciudadana en el período de posguerra.

(de)Construir 45


Marionetas de papel “Libertad progenitora de incisos, pausas y altos en nuestro camino, escondida bajo comodines, banalidades y apreciaciones innecesarias.” Parece obvio pensar que situados en este margen tan irrealista sea necesaria la presencia de una singular moneda de cambio; un valor y un precio a la libertad. Hay abundantes falacias a cargo de una sociedad que se ha ganado a pulso el peso de la sobre información. El día a día trata de esclarecer hechos que dejan huellas tras nosotros. Observamos, analizamos y catalogamos la información como mera recepción de ideas, pero cabría preguntarse sobre la procedencia de tales acontecimientos. Indagando en la pregunta encuentro un pozo demasiado hondo en el que cavar y ese mismo sobre esfuerzo es el que nos mantiene en la superficie. En una extensión creada por nosotros mismos, en la que el procurar o tan siquiera intentar escoger la forma de cavar, nos asusta. Es, en este preciso soplo de cordura, cuando surgen las dudas: ¿Cuál sería el medio para hacerlo? ¿Cómo comenzaríamos a cavar?¿Cuándo sería el mejor momento?¿Mejor solos o acompañados? Un pico o una pala? ¿O Ambas?... Volveríamos a caer en la quimera de demasiadas preguntas y excesivas respuestas palpables. Eso nos lleva a quedarnos en esa mera superficie de plastilina. Le ponemos un color, una textura y una grado de adaptabilidad. En ello consistiría la respuesta. En base a tres ideales tan banales como un elástico y blando cuerpo rojo situado a pocos metros del suelo. Legamos el pronunciarnos libres para no tener que elegir. Nos acomodamos en el canal de recepción y fundamentándonos en esa respuesta, forjamos la propia: “Textos infinitos llenos de cordura e impetuoso grado de valentía de aquellos que van y vienen en medios supeditados bajo ordenes supuestamente correctas”.


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