ALKARRENBARRI250EKAINA2018 PAZ Y RECONCILIACIÓN
Manu Arrue, responsable de Paz y Reconciliación en la diócesis
“PODEMOS TENDER PUENTES ENTRE LAS ORILLAS DEL SUFRIMIENTO” Gure Eleizbarrutian Bake eta Adiskidetzearen saileko arduraduna dan Manu Arrue jesuitak indarkeriak eta giza eskubideen urraketak jasan izan dabezenei eskua luzatzeko Loiola zentroak abian jarritako egitasmoa zuzenduko dau datozan urteetan. Tokian hainbat ekimen garatuko da: harrera eta topaketarako, alkarrizketarako eta alkarri entzuteko eremuak izango dira, besteak beste. Orain arteko bere zerbitzuaren inguruan eta aurrera begirakoaz itaundu deutsagu.
E
l religioso jesuita Manu Arrue, responsable del ámbito de Paz y Reconciliación en nuestra Diócesis, dirigirá, a partir del curso que viene, un proyecto de Perdón y Reconciliación en Loyola. Durante estos cuatro años en los que ha asumido la tarea en nuestra Diócesis reconoce que ha sido un descubrimiento el poder darse cuenta de que “la reconciliación es la construcción de las personas rotas y es clave en el Evangelio”. Porque –añade- “lo primero que hace Dios es construir al crucificado”. En este sentido, considera que son las personas rotas quienes perdonan y luego, son capaces de acercarse a aquéllos que les han hecho tanto daño y comienza así un proceso de encuentro “que hace posible que la reconciliación funcione en esta sociedad”. Para los creyentes es Dios quien trabaja en ellas y para los que no lo son, ocurre algo misterioso en su interior. La cuestión es que Manu se ha encontrado con personas dañadas que no quieren ni hablar del perdón y otras, que manifestaban que “no podían vivir con ese rencor, porque comenzaba a asomar el odio en su vida”. Así como cada persona es diferente, también lo son las reacciones ante el dolor. Manu relata, por ejemplo, el caso de una persona que le dijo: “yo no tengo ningún mérito, un día me desperté y descubrí que había perdonado”. Pero, si la casuística entre las personas dañadas es variada, también lo es entre las personas que han infringido el daño.
Muchas de ellas están en prisión y disponen de muchas horas para pensar. Llega un momento en el que se preguntan ¿qué he hecho con mi vida? ¿cómo pude entrar en esa espiral en la que el objetivo a eliminar era una persona? Manu señala que cuando ocurre esto es importante el acompañamiento de capellanes de prisión, de psicólogos porque “en ese momento es fácil que la persona caiga en un pozo tan profundo, que necesite que alguien le sostenga”. Cuando se da este proceso en las personas dañadas y en las que han causado dolor, “llega un momento en el que es posible encontrarse”. Así es como en nuestra sociedad se ha dado más de un encuentro restaurativo tanto dentro de prisión, como en algún permiso, etc. Arrue considera que “son una bendición para esta sociedad, porque si se ha conseguido lo más complicado ¿cómo no vamos a poder hacerlo los demás?”. En la Iglesia de Bizkaia se han dado muchos pasos en el ámbito de la paz y la reconciliación durante muchos años, pero en este tiempo que hemos comenzado tras la disolución de ETA y después de que haya pedido perdón “aunque a su manera”, la sociedad está dividida y para Manu Arrue el abordaje de esta cuestión en nuestras parroquias o en las Vicarías “es fundamental”. Una de las acciones que se propusieron tras el Bake Topaketa que se celebró el Año de la Misericordia fue el de crear grupos de escucha en el interior de la Diócesis. Es una de las tareas que considera prioritarias para los próximos años y que deja abierta a la persona que ocupe su despacho a partir de septiembre. Para Arrue si conseguimos hacer esto en las parroquias, podremos ofrecer “algo interesante” a esta sociedad necesitada de resolver conflictos y violencias de otro tipo, como las que se dan dentro del hogar. El sufrimiento Las víctimas enseñan que les une el dolor. En los Bake Topaketak, ha habido ocasión de escuchar diferentes sufrimientos, como el de una persona extorsionada, torturada o alguien a quien han matado a un familiar cercano. Han sido encuentros curativos porque “las víctimas no nos juzgaban a los demás y se sentían escuchadas”. Manu tiene la sensación de que estos encuentros han servido para “tender puentes entre las orillas del sufrimiento”. Algunas víctimas de diferente condición se han escuchado, se han estrechado la mano o se han abrazado •
MANU ARRUE
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