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24 | Revista DIGO!
Buscamos el prototipo ideal por excelencia; esto nos obliga a usar una amplia variedad de “producto milagro”. Muchas veces creer que lo “natural” es saludable, seguro o beneficioso, simplemente no es cierto. En la lucha diaria de encontrarnos bien con nosotros mismos nos obliga a usar toda clase de productos, que en principio indican son beneficiosos, cuando realmente son todo lo contrario, incluso pueden dejar secuelas en nuestro cuerpo. En los últimos años, a la vez que la población despierta un mayor interés e implicación por su bien estar, aumenta su compromiso e importancia en los distintos aspectos de la propia salud. Se ha hecho más vulnerable debido al incremento de información pseudocientífica, que es presentada utilizando elaborados y complejos procedimientos de marketing por los que somos bombardeados continuamente. Algunos de los signos que permiten reconocer un “Productos o Dietas milagro” considerados ineficaces y peligrosos son los siguientes: *Aseguran la pérdida rápida de peso usando elaboradas campañas de marketing y publicidad. *Afirman que tomando una simple pastilla podemos quemar grasas en cantidad y sin ningún
productos milagro
as dietas basadas en productos milagro, por lo general son consideradas fraudulentas, se venden y publicitan como medicamentos, cuando legalmente no tienen dicho reconocimiento puesto que no han tenido un control de tipo científico. La legislación de cada país debe controlar y regular este tipo de productos. Las empresas farmacéuticas, tienen la obligación de cumplir prácticas éticas y de calidad, tanto en la fabricación de los medicamentos como en la publicidad de sus características, para proteger a los usuarios de las que resultan perjudiciales. En la lucha diaria por tener un cuerpo “10”, nos obliga en muchas ocasiones a echar mano de estos productos milagrosos; quemagrasas, anticelulitis y lipoescultores, afrodisíacos para el incremento de la potencia sexual, antiarrugas que prometen conseguir la juventud eterna, además de un largo etcétera del gran surtido que el mercado presenta al consumidor. Mejorar nuestra apariencia y así sentirnos mejor con nosotros mismos, ponen en primera línea a todos estos artículos que lejos de tener validez científica se basan en remedios caseros, en la mayoría de los casos, sin la aprobación de la ciencia.