Boadilla-Pozuelo Junio 2020
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NuestroPatrimonio
Marquesina histórica de la Estación de Atocha no de los lugares que identifican al Madrid del último siglo en el ima ginario colectivo es, sin duda, la histórica estación de Atocha. Referente de la arquitectura ferroviaria en hierro de fina les del siglo XIX, ha sido y es a la vez puerta de entrada y salida de una ciudad que, en muchos aspectos, conecta a través de esta estación con los tiempos que corren en otras ciudades europeas, una terminal a la que arriban gentes de toda condición y de la que parten también todos los vientos de un Madrid que ha crecido entre el casti cismo y cosmopolitismo. Siempre en trans formación, como la ciudad, Atocha sigue de viaje hacia el futuro y aún hoy andan proyectándose importantes cambios, ante los que permanece siempre impertérrita la señora de hierro y cristal, la antigua, que no vieja, estación. La historia de la Estación se remonta a 1851, cuando se inaugura la línea férrea que unía Madrid con Aranjuez, con salida en lo que se conoció como el “embarcadero” o Estación del Mediodía, construido tras de rribar la cerca de la ciudad en el lugar donde se ubicaba la Puerta de Atocha. Pero el pri mitivo edificio pronto quedó pequeño y fue objeto de nuevos proyectos de ampliación durante los años siguientes, hasta que varios incendios acaecidos en 1864 afectaron no tablemente a las cubiertas de madera de los andenes y a los edificios de viajeros y de administración. Entre 1867 y 1880 se diseñaron nuevos proyectos para rehacer la estación, que nunca llegaron a realizarse. Durante esos años se construye una nueva cubierta, esta vez de hierro, sobre apoyos de fundición, que se mantuvo hasta 1891. El constante crecimiento del transporte ferroviario, en 1883 la compañía M.Z.A. comienza a dise ñar la terminal definitiva, si bien el primer proyecto planteado por el arquitecto Ge rardo de la Puente no llega a ejecutarse.
Luis Andrés Domingo Puertas Historiador y arqueólogo
U
Será en diciembre de 1888 cuando Al berto de Palacio Elissagüe termine el diseño del proyecto de la estación cuya marquesina se conserva hoy en día. Aprobado definiti vamente en 1889, el nuevo complejo se eje
cuta previo derribo del edificio administra tivo y con la intención de aumentar la lon gitud de andenes cubiertos. La nueva marquesina de la estación se configura como una gran nave metálica que cubría vías y andenes y estaba cerrada por un extremo, precisamente el de la fachada que hoy en día podemos contemplar. En paralelo a la cubierta metálica se constru yeron dos edificios longitudinales de viaje ros. Lo más sobresaliente del nuevo diseño se debe a los cálculos del ingeniero francés Henri de Saint James, que llevó al límite el sistema estructural rígido con formas curvas, consiguiendo unas dimensiones de más de 48 metros de ancho, 27 de altura y 152 de longitud, superando a la mayoría de las que se realizaron en la Europa de aquel tiempo. La nueva y moderna estación se inauguró con motivo de la conmemoración del IV Centenario del descubrimiento de América, a finales de 1892. La gran cubierta se ce rraba a modo de fachada por una pantalla de estructura de hierro moldurado con cris talería deslustrada. A ambos lados de este frontal se dispusieron dos bellos edificios de ladrillo que remataban las naves laterales