MI BIBLIA, MI TESORO. 9 a 12 años. Año A. 4 trimestre.

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MI BIBLIA, MI TESORO LECCIONES PARA EL ESTUDIO DE LA BIBLIA

9 - 12 años 4º Trimestre · Año A


Proyecto «Mi Biblia, mi tesoro» Textos: Esther Villanueva Luis González Mercedes Gascón

Revisión teológica: Roberto Badenas

Ilustraciones: Ferni David Park (cuadro «Aprende y comprende»)

Diseño: Isaac Chía

Maquetación: Daniel Nieto

Es un proyecto de Aula7activa, editora digital de AEGUAE (Asociación de Estudiantes y Graduados Universitarios Adventistas de España), en colaboración con el Ministerio de la Infancia de la UAE (Unión Adventista Española).

Todos los derechos reservados. Se permite la impresión de esta publicación solo para uso personal. No está autorizada la difusión digital. Los archivos informáticos de las publicaciones electrónicas no pueden ser manipulados bajo ningún concepto.

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Índice Lección 1

Un pueblo mentiroso

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Lección 2

¡Cada uno a su casa!

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Lección 3

Tiempo de jueces

16

Lección 4

El ejército de Gedeón

22

Lección 5

Sansón: fuerte pero débil

28

Lección 6

Rut elige cambiar de vida

34

Lección 7

Samuel: el niño que escuchó a Dios

40

Lección 8

Roban el arca de la Alianza

46

Lección 9

¡Queremos un rey!

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Lección 10

La transformación de Saúl

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Lección 11

Dios elige un nuevo rey

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Lección 12

Duelo de gigantes

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Lección 13

De héroe a fugitivo

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“Mi Biblia, mi tesoro” es un método para acercarnos al Dios revelado en la Biblia. Ahora es el momento de cultivar hábitos de estudio de la Biblia. Dedicad un tiempo breve cada día a estudiar la Biblia con vuestros hijos. No los dejéis solos. Con vosotros es mucho más divertido. Van a tener preguntas, van a necesitar ayuda para buscar los textos bíblicos y necesitan saber que la Biblia es importante no solo para ellos, los niños, sino que también vosotros, los adultos, lo sentís como una necesidad vital. No hagáis del estudio de la Biblia una imposición. Nada que tenga que ver con Jesús y la Biblia debe ser una imposición. Adaptad el material que tenéis entre manos a la edad de vuestros hijos, a sus gustos y a sus intereses. Ahora es el momento de acercar a vuestros hijos a Dios. Disfrutad de esos momentos. Que cuando sean mayores recuerden con cariño esos minutos de complicidad entre vosotros, ellos y Jesús.


1 LECCIÓN

Aprende y Comprende

UN PUEBLO MENTIROSO TU LECTURA DEL DOMINGO —¡Los israelitas han conquistado la ciudad de Jericó! ¡Las murallas han caído! La noticia pronto se extendió por todas las ciudades de Canaán. Los cananeos tuvieron miedo y empezaron a prepararse para atacar a los israelitas en cuanto se acercaran. Poco tiempo después, conquistaron también la pequeña ciudad de Hai, cercana a Jericó.

«Dios no soporta a los mentirosos, pero ama a la gente sincera» (Proverbios 12: 22, Versión en Lenguaje Actual)

Los israelitas, sin embargo, se iban a enfrentar a un gran problema: se sentían tan satisfechos por sus victorias que se creyeron fuertes e invencibles. Se estaban volviendo orgullosos porque habían olvidado de que ellos no habían derribado la muralla de Jericó con sus armas, ni con su fuerza, ni con sus gritos. Se habían olvidado de que si habían vencido a los habitantes de Jericó fue porque Dios había hecho un milagro portentoso para ayudarles. Por eso, cuando llegaron al monte Ebal, Josué quiso hacer algo especial. (Puedes leerlo en Josué 8: 31, 32). Reunió a todo el pueblo, tanto israelitas como a los extranjeros que habían salido de Egipto con ellos y también a los que se les fueron uniendo por el camino. Luego les leyó lo que Moisés había dejado escrito. Les leyó todas las bendiciones que Dios había prometido al pueblo y les advirtió de lo que les ocurriría si no seguían los consejos de Dios. Josué sabía que, aunque ya estaban en la tierra prometida, la vida de los israelitas no iba a ser fácil y que tendrían que buscar la ayuda de Dios en todo momento.

Señala qué dibujos tienen que ver con lo que sucedió en Ebal.

Piensa un poco No pienses que los israelitas eran unos malvados desagradecidos. El problema es que se olvidaban de Dios. Y cuando alguien se olvida de Dios puede cometer muchos errores. ¿Puedes sacar alguna conclusión personal de ello? Si te olvidas de orar cada día, si no estudias las lecciones bíblicas del librito de Escuela Sabática, puedes cometer muchos errores en la vida, como los israelitas. Nunca lo olvides.

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LECCIÓN  |

TU LECTURA DEL LUNES Los cananeos sabían que el Dios de los israelitas era tan poderoso que nada podría detenerlo. Pero no querían cambiar su forma de vida. Preferían seguir haciendo lo mismo que siempre, adorando a dioses de oro, piedra o madera; preferían confiar en sus armas, en sus fuerzas y en sus murallas antes que vivir en paz con sus nuevos vecinos.

quedarse con sus riquezas a cambio de la paz. ¡Qué poco conocían a Dios!

Por eso, ¿qué decidieron hacer? (Puedes leerlo en Josué 9: 1, 2).

La costumbre era que cuando se hacía un pacto entre dos pueblos intercambiaban favores. Los gabaonitas querían que Israel no los invadiera y que colaborasen con ellos en la defensa ante posibles enemigos. A cambio Gabaón les tendría que ayudar en algo, pero ellos no querían entregar ni una pieza de todo el oro que tenían.

No muy lejos de donde estaban acampados los israelitas había una ciudad importante llamada Gabaón. (En Josué 10: 2 puedes leer cómo era esta ciudad).

En vez de ir directamente a Josué y decirle que ellos reconocían el poder de Dios y querían ser sus aliados, hicieron algo mucho más complicado. ¿Cuál fue su plan? (Léelo en Josué 9: 3-6).

Gabaón era una ciudad que estaba en la ruta comercial entre las principales ciudades cananeas. Los gobernantes de esta ciudad y de otras tres cercanas, se dieron cuenta de que no debían enfrentarse a los israelitas. Querían la paz con ellos, pero les tenían miedo. Además, pensaban que si los israelitas se llegasen a enterar que eran ciudades ricas, querrían

Llegaron al campamento de Israel haciéndose pasar por embajadores de un país lejano y pobre. Lo primero que hicieron fue reconocer el poder de Dios y pedir una alianza con Israel. Pero ellos lo único que ofrecieron a cambio era el pan medio podrido y los recipientes de cuero viejo en los que llevaban algo de vino. ¿Qué decidió hacer Josué? (Puedes leerlo en Josué 9: 15).

Encuentra 9 diferencias entre los dos dibujos.

Piensa un poco No podemos evitar que otras personas nos mientan e intenten engañarnos. Pero como cristianos sí podemos evitar la mentira y tenemos que ir con la verdad por delante, aunque los demás no lo hagan.

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LECCIÓN  |

TU LECTURA DEL MARTES Josué y los ancianos estaban orgullosos. Se sentían importantes. De un pueblo de esclavos se habían convertido en un pueblo con el que los demás querían hacer alianzas. Pero olvidaron hacer algo importante. (Lee en Josué 9: 14 qué es lo que olvidaron hacer los israelitas). Ni Josué ni los ancianos pensaron que les estaban mintiendo. La comida estaba pasada, la ropa y el calzado desgastado y roto. Los odres de vino estaban viejos y remendados. Y sobre todo les «hacían mucho la pelota» hablándoles de los fuertes que eran los israelitas y de lo poderoso que era su Dios. En ningún momento los israelitas pensaron que todo era puro teatro. Pero si hubieran sido prudentes, habrían investigado para ver si lo que les decían era cierto o no.

Y como mínimo tendrían que haber consultado a Dios para ver si era bueno hacer un pacto con esa gente a la que no conocían de nada. Así, los embajadores de Gabaón se marcharon tan contentos a su ciudad. Su estrategia tramposa les había funcionado muy bien. Habían engañado a los israelitas: consiguieron la paz a cambio de nada. ¿Has oído el refrán «antes se coge a un mentiroso que a un cojo»? Eso quiere decir que a los mentirosos siempre se les descubre. ¿Cuánto tiempo tardó Josué en enterarse del engaño de los gabaonitas? (Lo sabrás si lees Josué 9: 16). Josué mandó a un grupo de hombres que persiguieran a los gabaonitas y tres días después llegaron a la zona donde estaban las ciudades. ¡No eran vecinos lejanos como habían dicho! Imagínate cómo se sintieron, como unos tontos.

Señala en este batiburrillo los objetos que traían los gabaonitas

Piensa un poco Está bien confiar en los demás, pero cuando tengas que tomar una decisión importante, infórmate bien, pregunta a tus padres y profesores, ponlo primero en oración y luego toma tu decisión.

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LECCIÓN  |

TU LECTURA DEL MIÉRCOLES ¡Los israelitas estaban furiosos! Querían deshacer el pacto que habían hecho los ancianos y Josué. ¡Los gabaonitas los habían engañado y querían vengarse! Josué tenía que calmarlos antes de que hicieran algo terrible. ¿Qué decisión tomaron Josué y los ancianos? (Léelo en Josué 9: 19, 20). El pacto estaba hecho y, si lo rompían, los demás pueblos cananeos creerían que los israelitas eran unos mentirosos y, por lo tanto, no eran de fiar. O peor, dirían a todo el mundo que el Dios de los israelitas tampoco era de fiar. Pero Dios quería darles la oportunidad de reconocer su error y demostrarles que el Dios de Israel es paciente y bueno.

que rehacer el pacto. Los israelitas habían prometido que no los atacarían y que les protegerían, y mantendrían su parte del trato. Pero ahora los gabaonitas deberían hacer algo justo por ellos y esto les preocupaba mucho. Tal vez Israel querría hacerles pagar unos impuestos muy altos, o les tendrían que entregar las ciudades. Pero Israel no quería las riquezas de Gabaón y sus ciudades, pero sí que había dos cosas que necesitaban. (Lee en Josué 9: 23 lo que les pidió Josué). Los israelitas necesitaban leña y agua pero no querían cortar árboles ni sacar agua de pozos que no les pertenecían. Los gabaonitas tenían árboles y pozos de agua. Esa sería su parte del trato.

Ahora que la mentira se había descubierto había Señala las ocupaciones que tendrían los gabaonitas para los israelitas.

Piensa un poco Los israelitas hubieran podido tener razón para vengarse de los gabaonitas y exigirles un precio mucho más alto. Pero, a pesar de todo, solo exigieron lo que necesitaban sin pretender aprovecharse de la ruptura del pacto por parte de los gabaonitas. Sin duda aquí los israelitas se portaron bien. Como lección: nunca te aproveches de tu fuerza o de tu superioridad. Precisamente tu generosidad te hará más fuerte y crecerás como persona.

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LECCIÓN  |

1 TU LECTURA DEL JUEVES

Cuando los reyes cananeos supieron que Gabaón y sus ciudades habían hecho un trato de paz con Israel, en vez de tomar ejemplo, se enfadaron mucho con ellos. El rey Adonisedec de Jerusalén se reunió con los reyes de Hebrón, Jarmut, Laquis y de Eglón. ¿Qué es lo que decidieron hacer? (Léelo en Josué 10: 4, 5). Cuando los gabaonitas se enteraron de que los ejércitos de los cinco reyes estaban llegando a sus ciudades pidieron ayuda a sus aliados israelitas. Esta vez Josué consultó a Dios. ¿Qué le dijo Dios a Josué? (Lo sabrás si lees Josué 10: 8). Josué se puso en camino inmediatamente con todos sus hombres de guerra. Los gabaonitas ya poseían un

gran ejército (recuerda Josué 10: 2), pero ahora, con los israelitas de su lado, podían ser invencibles. En cuanto los ejércitos de los cinco reyes enemigos rodearon la ciudad de Gabaón, Dios les hizo entrar en una gran confusión que les desconcertó y salieron huyendo. Entre tanto, llegaron los israelitas y los persiguieron. Pero Dios iba a demostrar a los gabaonitas que su ejército no es nada en comparación con el poder de Dios. Al huir el enemigo con los israelitas detrás de ellos, sucedió algo extraño (Léelo en Josué 10: 11). ¡Comenzó a granizar! Dios envió enormes trozos de granizo sobre sus cabezas. Una vez más Dios estaba demostrando que es él quien gana las batallas.

Piensa un poco La historia nos enseña que Dios tiene soluciones insospechadas como en el episodio de hoy que hizo caer granizo muy gordo para que Israel ganase una batalla. Por ello confiar en él te dará muchas satisfacciones en la vida.

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LECCIÓN  |

TU LECTURA DEL VIERNES Los gabaonitas estaban aprendiendo cómo Dios ayudaba a su pueblo, Israel. Y también que Dios los estaba ayudando a ellos a pesar de que habían intentado hacer trampas en su alianza con Israel.

Dios. Ante este milagro, los cananeos podrían haberse rendido y reconocido que Dios era más poderoso que sus dioses. Pero a pesar de semejante prodigio, los cananeos decidieron seguir luchando contra Dios.

A pesar del granizo que perseguía a los ejércitos de los reyes cananeos, parecía que la batalla no iba a terminar ese día. Cuando se hiciera de noche, los cananeos se reorganizarían y podrían volver a atacar por la mañana. Cuando el ejército israelita llegó a la cima de la montaña y Josué miró al cielo, se dio cuenta que no podían terminar la batalla antes de que oscureciera. Josué, sus soldados y los soldados gabaonitas deberían seguir peleando. Pero, ¿cómo? Ya estaba a punto de anochecer.

¿Sabes cuál fue el resultado de la batalla? (Seguro que no te sorprenderá si lo lees en Josué 10: 20, 21). Todos los soldados volvieron sanos y salvos. Dios había vuelto a vencer.

Ahora necesitaban otro milagro. Dios le dio fe a Josué para que ordenara algo asombroso. Dios hizo algo que nunca había hecho antes… ni lo haría después. (Lee todo esto en Josué 10: 12-14). Imagínate la cara de los israelitas cuando vieron que pasaba el tiempo y que el sol no se ponía. Y qué decir de la gran sorpresa de los gabaonitas y de los cananeos. Los israelitas ya estaban acostumbrados a que Dios hiciera milagros portentosos, pero seguro que los cananeos era la primera vez que eran testigos del poder de

Piensa un poco No sabemos cómo Dios realizó este milagro. Hay quienes piensan que Dios paró el movimiento del planeta, lo que sería un milagro a nivel de todo el Sistema Solar ya que todos los astros se habrían visto afectados. Pero no dejaría de ser menos milagroso si Dios hubiera ideado otra forma de mantener la region iluminada hasta el final de la batalla. En definitiva, ser amigo de Dios es ser amigo del más poderoso.

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2 ¡CADA UNO A SU CASA!

LECCIÓN

Aprende y Comprende

TU LECTURA DEL DOMINGO Los israelitas fueron avanzando por toda la tierra de Canaán. Cada vez que los pueblos cananeos se les enfrentaban, los israelitas, con Dios a su lado, ganaban todas las batallas. Y los cananeos sabían que las ganaban porque su poderoso Dios los ayudaba. (Puedes leer lo que conquistaron en Josué 11: 16). No sabemos exactamente cuánto tiempo pasó desde que el pueblo de Israel cruzó el Jordán y comenzó la conquista; es probable que pasaran entre 5 y 7 años. Después, los ataques de los cananeos pararon durante un tiempo.

«Elegid hoy a quién vais a servir... Por mi parte, mi familia y yo serviremos al Señor» (Josué 24: 15, Dios Habla Hoy)

Era el momento de repartir la tierra entre las diferentes tribus de Israel. No podían vivir para siempre en un único campamento.

Mientras Josué preparaba el reparto de territorios Caleb pidió hablar con él. ¿Recuerdas a Caleb? Caleb había sido uno de los doce espías que habían entrado en Canaán hacía 45 años y el único, junto con Josué, que había mantenido el ánimo para entrar. En aquel momento, y por su lealtad y fidelidad a Dios, Moisés le había prometido una parte especial en el reparto del territorio (ver Deuteronomio 1: 36). Ahora Caleb fue a hablar con su compañero Josué y le recordó la promesa de Moisés. ¿Sabes qué territorio pidió Caleb? (Léelo en Josué 14: 12). La tierra de los cananeos era la tierra de los gigantes que tanto habían asustado a los otros diez espías. Josué aceptó. Caleb expulsaría a los gigantes de aquel territorio y podría quedarse con las tierras que rodeaban la ciudad. Ese lugar también tenía un significado especial para los israelitas. Abrahán había vivido allí muchos años al igual que Isaac y Jacob. Y allí fueron enterrados junto a sus esposas, Sara, Rebeca y Lea. ¿Sabes qué ciudad era? (Si todavía no lo has adivinado lo puedes leer en Josué 14: 14, 15).

En Josué 12: 9-24 aparece una lista con los nombres de los reyes y las ciudades que conquistó Josué. Colorea los espacios con un punto y sabrás cuántos reyes fueron derrotados por Josué.

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LECCIÓN  |

TU LECTURA DEL LUNES Antes de que el pueblo de Israel cruzara el Jordán, y bajo las órdenes todavía de Moisés, ya se había conquistado parte del territorio de Canaán. La tribu de Gad, situada al este del río Jordán; Rubén y media tribu de Manasés se habían asentado al sur y al norte respectivamente de Gad, aunque sus soldados todavía continuaban ayudando en la conquista de Canaán. Ahora, el resto de las tribus debían separarse y distribuirse por todo el territorio al oeste del Jordán. En aquel momento el Tabernáculo estaba montado en la ciudad de Silo. Allí acudieron los príncipes de cada tribu, Josué y el sumo sacerdote Eleazar. Delante del Tabernáculo, ante la presencia de Dios, decidieron a dónde iría a vivir cada tribu. Fíjate en el mapa y verás cómo se distribuyeron cada tribu. [COLOREA el territorio de cada tribu utilizando colores diferentes para distinguirlos mejor]. Recuerda que la tribu de Leví no tenía ningún territorio asignado porque los levitas debían vivir repartidos entre todas las tribus para servir de sacerdotes, pastores y maestros. Como vimos el trimestre pasado, tampoco existe una tribu con el nombre de José. En su lugar los descendientes de sus hijos Efraín y Manasés, adoptados como hijos propios por Jacob cuando viajó a Egipto (ver Génesis 48:5), tendrían asignado un territorio en Canaán.

Piensa un poco Dios había prometido que la tierra de Canaán sería el hogar del pueblo israelita. Y así fue. Pero sin la ayuda de Dios nunca hubieran podido salir de la esclavitud, de Egipto, ni de sobrevivir en el desierto, ni de lograr la conquista de la tierra de Canaán. Dios fue esencial en todo. ¿Qué te hacen pensar estas reflexiones aplicándolas en tu vida? MBMT

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LECCIÓN  |

2 TU LECTURA DEL MARTES

Cuando terminó el reparto de las tribus todavía quedaba pendiente dónde vivirían los levitas. Hasta ese momento los levitas habían acampado en medio del campamento, alrededor del Tabernáculo. De esa forma podían atender las necesidades de todo el mundo y cuidar del servicio del Santuario. Antes de la muerte de Moisés, Dios había establecido que los levitas deberían vivir repartidos entre todas las tribus. El trabajo de los levitas fuera del Santuario era parecido al que ahora hacen los pastores y los maestros. Los israelitas no podían reunirse cada sábado en la ciudad de Silo, junto al Tabernáculo, porque vivían a muchos kilómetros de distancia unos de otros. Pero

si los levitas vivían repartidos por todas las tribus, podrían estudiar y aprender cada sábado la Palabra de Dios cerca de sus casas. En cuanto al servicio en el Santuario, se establecieron turnos para que todos los levitas pasaran algún tiempo en Silo y ayudar en las labores del Santuario, aunque vivieran lejos. Pero si ellos no tenían tierras propias, ¿dónde vivirían los levitas? (Puedes leer en Números 35: 2 lo que Dios le mandó a Moisés). Ahora, cada tribu debía renunciar a algunas ciudades para que los levitas vivieran repartidos entre ellos. En total, ¿cuántas ciudades recibieron? (Léelo en Josué 21: 41).

Encuentra en la sopa de letras diez nombres de ciudades levíticas: Hebrón

Jarmut

Ajalón

Cartán

Jatir

Cedemor

Libna

Mefat

Golán

Ramot

La lista completa la puedes leer en Josué 21.

Piensa un poco Los levitas eran los descendientes de Leví, uno de los hijos de Jacob. A ellos se les confió el cuidado y el servicio del Tabernáculo, y más tarde del Templo. Tenían como misión ayudar a los israelitas a conocer a Dios. En la actualidad esa misión, pero ya sin Tabernáculo y sin Templo la ejercen los pastores que nos ayudan a mantener una buena relación con Dios a través de su Palabra. Es una responsabilidad muy importante. Piénsalo bien y contéstate: ¿te gustaría ser pastor o pastora de iglesia para ayudar a las personas a conocer mejor a Dios? Es un gran honor. Piénsalo…

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LECCIÓN  |

TU LECTURA DEL MIÉRCOLES De entre las 48 ciudades que les correspondieron a los levitas, 6 de ellas iban a ser especiales. (Si lees Números 35: 6 sabrás qué nombre les dio Moisés y para qué servían). En aquella época, en Canaán, no había policía que investigara los crímenes. Los gobernantes de cada ciudad o de cada aldea eran los responsables de juzgar los delitos que se cometían. Pero la gente estaba acostumbrada a resolver sus propios problemas: si me roban, voy yo y les robo todo lo que encuentre, si me matan un animal, voy yo y les quito todo su ganado; si matan a alguien, mato yo a toda su familia. La venganza era la única ley que contaba entre los cananeos.

Había tres ciudades de refugio a cada lado del río Jordán. (Puedes leer sus nombres en Josué 20: 7, 8). Cualquiera, tanto israelitas como cananeos, podían llegar a una ciudad de refugio, desde cualquier parte del país, en medio día. Una vez allí, los gobernantes de la ciudad debían acogerle hasta que se celebrara el juicio. Si se demostraba que había sido un accidente, el homicida podía permanecer en la ciudad refugio para protegerse de la venganza de la familia del fallecido. La gente daba gracias a Dios por las ciudades de refugio. Eran un lugar donde la gente inocente podía ir para salvarse de sus enemigos.

En Israel las cosas eran distintas. Moisés había dictado unas leyes que todos debían cumplir. Las leyes exigían que hubiera un juicio justo. Pero a pesar de todo, siempre se corría el riesgo de que alguien matara a alguien por accidente, sin querer, y que la familia, muy enfadada quisiera venganza. Entonces, ¿dónde se podría proteger al que había provocado la muerte de otra persona hasta que tuviera un juicio justo?: en las ciudades refugio (ver Josué 20: 9).

Piensa un poco Las ciudades de refugio le recordaban a la gente que Jesús es nuestro refugio. Cuando te sientas solo, perseguido, desanimado o triste lee los siguientes versículos y te sentirás mejor: Salmo 9: 9 y Salmos 121: 7, 8.

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LECCIÓN  |

2 TU LECTURA DEL JUEVES

Cada tribu ya tenía adjudicado el territorio donde podía vivir. Ahora era el momento de separarse. También los guerreros de Rubén, Gad y Manasés, que todavía estaban en el campamento, podían volver con sus familias al este del Jordán. Josué los bendijo y repartió las riquezas que les correspondían. Al llegar a Gilgal, después de cruzar el río Jordán, ¿qué hicieron? (Puedes leerlo en Josué 22: 10). Cuando se enteraron los otros israelitas se enfadaron mucho. Moisés había prohibido hacer sacrificios por el pecado en otro lugar que no fuera el Tabernáculo (ver Levítico 17: 8, 9). Los israelitas del oeste pensaron que los de Rubén, Gad y Manasés (tribus israelitas que vivían al este del río Jordán) querían separarse del resto de Israel. Así que sin más organizaron un ejército para atacarles. Cuando ya estaban cerca, los israelitas del oeste enviaron a Finés, hijo de Eleazar y a 10 príncipes a hablar con las tribus del este. Finés acusó a las tribus del este de pecar contra Dios y de querer tener otro lugar donde adorar y ofrecer los sacrificios.

Los de Rubén, Gad y Manasés se quedaron sorprendidos de esas acusaciones. Las tribus del este pensaron que el río Jordán iba a ser una frontera natural entre unas tribus y otras, que los iba a separar. El Tabernáculo estaba al oeste del Jordán, por lo que iba a ser más difícil para las tribus al otro lado del Jordán, al este, ir a la ciudad de Silo a adorar y a ofrecer sus ofrendas en el Tabernáculo. Con el tiempo, pensaron, sus descendientes se olvidarían de las órdenes de Dios y no querrían ir a Silo a ofrecer sus sacrificios por el pecado. ¿Cuál era la intención al construir el altar? (Léelo en Josué 22: 28, 29). Les explicaron que ese altar no era para hacer sacrificios, era solo un monumento para que sus hijos recordaran todo lo que Dios había hecho por ellos y que todos debían estar unidos. Los israelitas del oeste se quedaron convencidos de las nobles razones de los de las tribus de Rubén, Gad y Manasés. También se sintieron un poco avergonzados por haberlos acusado falsamente.

Atraviesa el altar para arreglar el malentendido entre los israelitas.

Piensa un poco ¿En alguna ocasión has pensado que otra persona hace las cosas para fastidiarte y te has enfadado con ella? Algunas veces pasa que no entendemos por qué otras personas hacen cosas que nos perjudican o que nos parecen que van en nuestra contra. Entonces nos enfadamos y nos peleamos. ¿No sería mejor hablar antes, preguntar por qué ha hecho eso? A lo mejor somos nosotros los que no lo hemos entendido bien, como les pasó a las tribus del oeste.

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LECCIÓN  |

TU LECTURA DEL VIERNES Pasó el tiempo y las tribus de Israel disfrutaron de un periodo de paz.

había dado las tierras en donde vivían, las ciudades y los campos.

Josué tenía más de cien años, y sabía que ya no viviría mucho tiempo. Quería despedirse del pueblo de Israel al que había gobernado durante muchos años. Así que reunió a todo el pueblo para hablar con ellos una vez más.

Ahora que Dios había cumplido su promesa era el momento de que ellos también hicieran su pacto con Dios. (Lee en Josué 24: 15 el reto de Josué a los israelitas).

Josué comenzó su discurso hablando de cómo Dios había llamado a Abrahán. Hizo un breve resumen de la historia de Israel, cómo habían sido liberados de Egipto y cómo Dios les había protegido y cuidado en el desierto. Finalmente ellos habían sido los privilegiados de vivir el cumplimiento de la promesa de Dios: ya vivían en la tierra prometida de Canaán.

¿Qué contestó el pueblo? (Puedes leerlo en Josué 24: 24).

Josué ya había tomado su decisión: él elegía a Dios. Tras la gran asamblea todos regresaron a sus casas. Josué también volvió a la suya. Murió cuando tenía 110 años.

Pero había un problema nuevo: los israelitas convivían con los cananeos y conocían también a sus dioses. Josué sabía que era posible que, en algún momento, los israelitas dudarían entre adorar al Dios verdadero o a los dioses cananeos. Josué recordó al pueblo que había sido el poder de Dios el que los había sacado de Egipto, el que los había mantenido en el desierto y el que les

Piensa un poco ¿Has decidido ya a quién vas a servir? Sea cual sea la ocupación que quieras tener en tu vida “o las metas que te propongas” no olvides poner a Dios en el primer lugar de tu vida, servirle por encima de todo. Es lo que decidió Josué. Y salió ganando. Tú puedes tomar desde ahora la misma decisión.

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3 LECCIÓN

TIEMPO DE JUECES

Aprende y Comprende

TU LECTURA DEL DOMINGO Israel por fin vivía en la tierra prometida de Canaán. Dios los había librado de algunos pueblos malvados y perversos, pero los israelitas todavía tenían que compartir el territorio con otros pueblos cananeos. ¿Recuerdas la promesa que hizo el pueblo en la última reunión que tuvieron con Josué? (Léela otra vez en Josué 24: 24).

«¡Y que toda la gente que te ama sea tan fuerte como el sol del amanecer!» (Jueces 5: 31, Palabra de Dios para Todos)

Mientras vivió Josué y los ancianos que gobernaron con Josué, el pueblo permaneció fiel a Dios (ver Jueces 2: 7).

Pero pasó el tiempo y las personas que habían nacido en Canaán y que no habían vivido los milagros de Dios en el desierto y en la conquista de Canaán, se olvidaron de las enseñanzas de sus padres. ¿Qué ocurrió? (Lee Jueces 2: 10-13). ¡Tremendo! Y contagioso… Cuando los israelitas comenzaron a adorar a los dioses cananeos, a los baales, los cananeos también olvidaron que el Dios de Israel era poderoso. Los cananeos ya no respetaban ni al pueblo de Israel ni a su Dios. Así que comenzaron a atacarlos. En vez de vivir felices, los israelitas comenzaron a sufrir serios problemas. Sin embargo, a pesar de que los israelitas no estaban manteniendo el pacto que hicieron con Dios delante de Josué, Dios les volvió a ayudar. ¿Qué es lo que hizo Dios? (Lo podrás leer en Jueces 2: 16). Esta semana y las próximas vamos a estudiar los distintos jueces que gobernaron Israel.

Piensa un poco En el libro de Jueces, y en muchas otras ocasiones en el Antiguo Testamento, aparece la expresión de que Dios «se enfadó», «se encolerizó», «se encendió su enojo». Como resultado del enfado de Dios el pueblo de Israel sufre la conquista, la destrucción o la desgracia. Pero debemos entender que esta era una forma de hablar de los escritores bíblicos. Imagínate que Dios te dijera que no fumaras para no tener cáncer de pulmón, pero aun así tú eliges fumar. Con el tiempo enfermas. ¿Dios te ha provocado la enfermedad como castigo porque está enfadado? No, te las has provocado tú mismo. ¿Quién tiene la culpa de tu desgracia? Tú y tu desobediencia. Lo mismo ocurrió con el pueblo de Israel. Si ellos pedían ayuda a los dioses paganos, Dios no podía ayudarles. No es que Dios castigara a los israelitas, los israelitas se castigaban a sí mismos.

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TU LECTURA DEL LUNES Pasado un tiempo parecía que todos se habían alejado de Dios (ver Jueces 3: 7). Por eso llegaron las consecuencias como Dios les había dicho. El rey Cusán Risataim invadió Canaán y los israelitas se convirtieron en sus siervos. ¿Cuánto tiempo los gobernó el rey Cusán Risataim? (Puedes leerlo en Jueces 3: 8).

pudo enviar a otro juez llamado Aod que los libró de los moabitas y los gobernó durante 80 años en paz (ver Jueces 3: 30). La Biblia también menciona a Samgar, otro juez que luchó victoriosamente contra los filisteos, aunque no sabemos durante cuánto tiempo.

Pero los israelitas reaccionaron. Comenzaron a recordar que bajo la protección de Dios todo les iba mejor. Entonces el pueblo se arrepintió y pidió perdón a Dios. Ahora sí que Dios los podía ayudar. Buscó a un líder valiente para que ayudara al pueblo, y encontró a Otoniel, un hermano menor de Caleb. Otoniel es el primer juez que menciona la Biblia. ¿Cuál fue el resultado del gobierno de Otoniel? (Léelo en Jueces 3: 10, 11). Otoniel ayudó a los israelitas y todo fue bien durante mucho tiempo. Pero, ¿qué sucedió cuando murió Otoniel? (Léelo en Jueces 3: 12-14). Al cabo de 18 años de sumisión a los moabitas los israelitas se acordaron de nuevo del Señor y Dios

Piensa un poco Cuando los israelitas se olvidaban de Dios las cosas les iban muy mal y sufrían las consecuencias. ¿Merece la pena desobedecer? De ninguna manera. El mayor perjudicado es el desobediente.

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LECCIÓN  |

3 TU LECTURA DEL MARTES

Los israelitas de la época de los jueces se parecían mucho a los israelitas en el desierto. Mientras tenían un buen gobernante, el pueblo obedecía a Dios, pero cuando moría el juez, volvían a desobedecer a Dios y las cosas empezaban a irles mal. Después se arrepentían, Dios tenía misericordia de ellos y elegía otro juez para que los gobernara con sensatez. Pero cuando moría el nuevo juez, se repetía la misma historia otra vez.

Barac. Dios le había hablado y le había pedido que formara un ejército de 10.000 hombres para luchar contra Sísara, el capitán del ejército cananeo. Dios le había prometido que ganaría la batalla. Pero Barac no hizo lo que Dios le pidió. Entonces Débora, que también era profetisa, mandó llamar a Barac para saber por qué había desobedecido la orden de Dios. ¿Qué respondió Barac? (Puedes leerlo en Jueces 4: 8).

Después de la muerte de Aod, los israelitas volvieron a adorar a los dioses cananeos y de esa forma Dios no pudo evitar que el rey Jabín invadiera el territorio de Israel y abusara de ellos durante 20 años. Al final de ese tiempo, ¿quién gobernaba Israel? (Lo puedes leer en Jueces 4: 4). Débora tenía su tribunal debajo de una palmera entre Ramá y Betel. En aquella época era normal que un árbol grande y viejo marcara el lugar de reunión de la gente. Se hacía fuera de las ciudades porque cada ciudad tenía sus propios gobernantes, pero el juez, en este caso la jueza, tenía autoridad sobre todos los israelitas, vivieran donde vivieran. Había un hombre en la tribu de Neftalí llamado

Pon esta página delante de un espejo y podrás leer las palabras de Barac que están registradas en Josué 4: 8.

Piensa un poco Débora fue una gran dirigente de Israel, y eso que las mujeres de aquella época no eran muy consideradas por los demás. Esto nos debe hacer reflexionar que Dios no hace distinciones entre personas. Es decir, a Dios no le gusta que no tengas el mismo respeto hacia mujeres u hombres, o hacia extranjeros, o personas de otro color de piel. No lo olvides.

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LECCIÓN  |

TU LECTURA DEL MIÉRCOLES Barac estaba dispuesto a obedecer a Dios solo si Débora estaba con él. De esa forma reconocía la autoridad de la profetisa no solo en asuntos religiosos sino también en el gobierno de los israelitas, incluso en el ejército. Débora aceptó ir a la batalla con Barac. Nunca ha sido normal que las mujeres comandaran un ejército, pero el Dios de Israel no es un Dios «normal», no es como los otros dioses. Débora debía demostrar que no importa quien dirigiera el ataque, el que ganaba la batalla era Dios. Antes de salir, Débora pronunció una profecía. Barac no había confiado desde el principio en la promesa de Dios de ganar la batalla, por eso la fama de haber vencido al temible Sísara no iba a ser para Barac. ¿A quién recordarían en el futuro por haber vencido a Sísara? (Lee Jueces 4: 9).

Débora no se estaba refiriendo a ella. Pero ya le estaba adelantando que Barac no mataría a Sísara. En efecto, cuando la batalla comenzó, los israelitas fueron mucho más fuertes que los cananeos a pesar de que los soldados de Sísara tenían 900 carros, armas y guerreros bien preparados. Los israelitas derrotaron a los cananeos, pero Sísara consiguió huir. Sísara se refugió en el campamento de un aliado del rey Jabín. En aquel momento Heber, el jefe del campamento, no estaba y lo recibió su esposa Jael. Sísara se escondió en la tienda de Jael y se quedó dormido. Entonces Jael aprovechó para matarlo y entregó su cuerpo a Barac. Después de aquello, la guerra contra Jabín continuó, pero sin Sísara al frente del ejército. Con Dios a su lado, Israel consiguió ganar la guerra y vivir en paz otros 40 años.

En la historia de Débora aparecen muchos nombres de personas, (protagonistas de los hechos o sus familiares) y de lugares. Encuéntralos en la sopa de letras. DÉBORA RAMA

BARAC BETEL

JAEL HAZOR

SÍSARA

JABÍN

HAROSET-GOIM

LAPIDOT

TABOR

ABINOAM

CEDES

CISON

HEBER ZAANAIM

Piensa un poco Si tuvieras que elegir a la mejor persona, de entre los diversos personajes que salen en la historia de hoy, ¿a quién elegirías? Y si lo analizas bien, sabrás que era la única que obedecía a Dios.

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LECCIÓN  |

3 TU LECTURA DEL JUEVES

De nuevo los israelitas tenían problemas. ¡Y eran problemas serios! ¡Necesitaban ayuda urgente! Durante 7 años los madianitas habían estado atacando a los israelitas. Cuando se acercaba la época de la cosecha, ¿qué hacían los madianitas? (Puedes leerlo en Jueces 6: 3-5). Eran tantos los enemigos que los israelitas debían huir para salvar su propia vida ¿Dónde se escondían? (Léelo en Jueces 6: 2). ¡Fíjate si tenían miedo! Entonces los israelitas volvieron a acordarse de Dios y le pidieron ayuda. Había en la ciudad de Ofra un hombre que amaba a Dios. Se llamaba Gedeón y era un israelita fuerte y valiente. Un día, se encontraba trabajando escondido porque no quería que los madianitas lo descubrieran. Había escondido un poco de trigo y ahora lo estaba limpiando en un sitio seguro para que el enemigo no lo encontrara. Gedeón estaba concentrado en sus pensamientos y no se dio cuenta de que un extraño se sentaba debajo de un árbol cerca de él para observarlo. Cuando el extraño habló, Gedeón se asustó y levantó la vista. ¿Cómo le saludó el

extraño? (Léelo en Jueces 6: 12). Ante ese saludo, Gedeón sabía que el extraño no era un madianita y comenzó a conversar con él. ¿Cuál era la preocupación de Gedeón? (Lo sabrás si lees Jueces 6: 13). El extraño miró a Gedeón directamente a los ojos. ¿Qué le dijo? (Continúa leyéndolo en Jueces 6: 14). En ese momento Gedeón se dio cuenta de que hablaba con un ser celestial. Pero Gedeón estaba acostumbrado a que lo engañasen y le pidió que se quedara con él, que compartiera una comida y que le diera una señal de quién era en realidad. El visitante esperó a que Gedeón le preparara una comida digna de alguien muy especial: un cabrito, pan y caldo. Luego le pidió que colocara toda aquella comida sobre una piedra y que echara todo el caldo sobre ella. ¿Qué hizo entonces? (Léelo en Jueces 6: 21). Inmediatamente Gedeón se dio cuenta de que había estado hablando con Jesús. El mismo que había dirigido a los israelitas con una nube durante su viaje por el desierto. El mismo Jesús que había hecho milagros maravillosos para ayudar a su pueblo.

Sigue el camino de las letras, comenzando desde la flecha, y sabrás qué le dijo Jesús a Gedeón para darle ánimos.

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LECCIÓN  |

TU LECTURA DEL VIERNES Dios había prometido ayudar a Gedeón a liberar a los israelitas de sus enemigos los madianitas. Esa noche, Dios volvió a hablar con él. ¿Qué le dijo a Gedeón que hiciera? (Búscalo en Jueces 6: 25, 26). Dios le estaba pidiendo a Gedeón algo peligroso. Todos los vecinos iban cada mañana a adorar a Baal en el altar que su padre había construido. En cuanto se dieran cuenta de que el altar estaba destruido, se enfadarían muchísimo. Gedeón se arriesgaba a que la gente de la ciudad se volvieran violentos con él. Pero lo primero que tenían que saber los israelitas es que esos dioses paganos no les ayudarían a vencer a los madianitas porque solo eran trozos de madera o de piedra que una persona podía destruir en poco tiempo. Solo el Dios verdadero podía ayudarles. Esa misma noche, Gedeón y diez de sus siervos hicieron lo que Dios pidió. A la mañana siguiente, las personas que fueron

hasta el altar no se lo podían creer. ¡Su estatua había desaparecido! Y en el mismo lugar donde antes había un ídolo ahora había un altar distinto. Gedeón había ofrecido una ofrenda según lo que Dios había pedía a su pueblo. La gente estaba muy enfadada y fueron a hablar con Joás, el padre de el padre de Gedeón. ¿Qué le pidieron que hiciera? (Búscalo en Jueces 6: 30. ¡Qué brutos!). Pero Joás había estado pensando en esto y, mirándolos directamente, les hizo una pregunta. ¿Qué les preguntó? (Puedes leerlo en Jueces 6: 31). Joás tenía razón. Aquella estatua de Baal no había podido cuidar de sí misma. Si un simple humano había podido destruir a un dios, ¿qué clase de poder tenía? ¡Ninguno! Entonces se dieron cuenta de la tontería que estaban haciendo adorando a un trozo de madera. Sí, Joás tenía razón. Los habitantes de Ofra le dieron entonces otro nombre a Gedeón. (Lo sabrás si lees Jueces 6: 32).

Curiosidades La Biblia menciona a varios de los dioses cananeos. El principal era Baal. Pero también se mendiona a Quemos, a Dagón y a Moloc (o Milcom). Entre las diosas, la Biblia menciona a Asera, a Astarot y a Asoret, aunque muchos historiadores la consideran la misma diosa con varios nombres (La forma griega de nombrarla era Astarté). Parece ser que se la consideraba esposa de Baal. La influencia de Baal y de su esposa se extendió por todo el Mediterráneo llegando incluso a la península ibérica a través de fenicios y cartagineses. En Camas (Sevilla) podemos encontrar los restos arqueológicos del Santuario del Carambolo, un templo dedicado a los dioses cananeos.

Piensa un poco ¿Te gustaría ser tan valiente como Gedeón? ¿Sabes cómo aprender a ser valiente? Se aprende a ser valiente escogiendo hacer lo correcto, aunque los demás chicos estén haciendo lo contrario. Tú ya conoces las Normas de la Felicidad de Dios. Tu valentía al obedecerlas puede ayudar a que otros las conozcan también.

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EL EJÉRCITO DE GEDEÓN

4 LECCIÓN

Aprende y Comprende

TU LECTURA DEL DOMINGO Los madianitas estaban dispuestos a atacar a Israel otra vez. ¡Se acercaba un ejército con miles de soldados! Gedeón sabía que tendría que defenderse. ¿Qué hizo? (Léelo en Jueces 6: 34, 35). La familia de Gedeón, que se llamaban abiezeritas –¡qué nombre tan complicado!–, fueron los primeros en unirse a su ejército.

«No con ejército ni con fuerza, sino con mi Espíritu; ha dicho Jehová de los ejércitos» (Zacarías 4: 6)

Pronto llegaron miles de hombres israelitas de las tribus más cercanas. Gedeón estaba agradecido por la respuesta de sus compatriotas, pero sabía que era imposible que sus milicias le ganaran al ejército de los madianitas. La única solución era que Dios hiciera un milagro para salvarlos. Aunque sabía que Dios había prometido la victoria, Gedeón quería estar completamente seguro de que él era la persona elegida por Dios para dirigir al ejército israelita. Gedeón pidió una señal a Dios. ¿Cuál fue esa señal? (Léela en Jueces 6: 36, 37).

Lo primero que hizo a la mañana, muy temprano fue ir a ver el vellón de lana. ¿Qué había pasado? (Lo sabrás si lees Jueces 6: 38). Gedeón reflexionó: la lana absorbe el agua fácilmente. Es como una esponja puede estar mojada y todo a su alrededor puede estar seco porque la esponja absorbe toda la humedad. Tal vez eso no fue un milagro sino algo simplemente natural. Gedeón no estaba seguro de que Dios le hubiera contestado. Para estar bien seguro de que era Dios el que le respondía decidió pedirle otra prueba. Esta vez sí que podría saber cuál era la voluntad de Dios. (Si quieres saber lo que le pidió lee Jueces 6: 39).

Encuentra en la sopa de letras sinónimos de lo que Gedeón esperaba de Dios: Señal Prueba Signo Indicio Pista Vestigio Rastro Indicador Seña

Piensa un poco ¿Nos da Dios señales de que está a nuestro lado todo el tiempo? A veces Dios nos da muchas señales para indicarnos por dónde debemos ir, pero estamos tan distraídos con otras cosas, tan ocupados por las cosas de cada día que no las vemos. Dedica un ratito cada día a escuchar a Jesús, a conocerlo. Aunque existan problemas, tu vida será mucho más fácil.

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LECCIÓN  |

TU LECTURA DEL LUNES Gedeón había pedido otra prueba a Dios para saber si él era el elegido para dirigir el ejército israelita. Esta vez quería que el suelo estuviera mojado y el vellón estuviera seco. Eso sí que era difícil. Una esponja no puede estar seca encima de un charco de agua, ¿verdad?

se arrodillaran a beber con tranquilidad, esos deberían volver a sus casas (ver Jueces 7: 5).

A la mañana siguiente cuando se levantó y fue a ver el vellón, ¿qué encontró? (Puedes leerlo en Jueces 6: 40).

Gedeón miró con preocupación a sus guerreros descender al arroyo: la mayoría se detenían para beber agua, refrescarse y descansar. Solo unos pocos bebieron el agua con su mano mientras seguían de pie o caminando, siempre alerta, mirando alrededor y preparados para enfrentarse al enemigo.

Gedeón ya estaba seguro. No tenía miedo, porque había escogido confiar en Dios. Así que reunió a todos los hombres y fue a enfrentarse con los madianitas.

Cuando el último hombre hubo tomado agua, Gedeón contó los combatientes que Jehová había dicho que separara. ¿Cuántos eran? (Búscalo en Jueces 7: 6).

Esa misma noche Dios le habló. ¿Qué le dijo Dios a Gedeón? (Léelo en Jueces 7: 2, 3). ¡Gedeón no podía creer lo que Dios le estaba diciendo! ¿Cómo que tenía demasiados hombres? ¡Eran muy pocos comparados con todos los soldados madianitas!

¡Trescientos! ¡Solo quedaban trescientos hombres! Gedeón no entendía nada. Sobre todo, cuando vio el campamento de los madianitas. ¿Qué vio? (Puedes leerlo en Jueces 7: 12).

Es posible que Gedeón se empezara a poner algo nervioso porque más de la mitad de los hombres volvieron a sus casas. Pero Dios no estaba conforme. ¿Qué le dijo? (Léelo en Jueces 7: 4). Seguro que Gedeón se puso ahora muy nervioso ¿Cómo iban a pelear con tan pocos hombres? Pero escogió confiar en Dios y obedecerle. Llevó a sus hombres hasta el arroyo y les dijo que podían beber agua. Quienes cogieran rápidamente agua con la mano para beber, serían los elegidos. Quienes se pararan o

Piensa un poco Dios escogió un grupo pequeño y aparentemente débil. Después lo hace menos poderoso aun al disminuir el número de guerreros. Dios quería que confiaran en él y que supieran que la victoria no se debía al ejército sino a Dios mismo. Piénsalo. Dios no necesita que las personas sean inteligentes o con mucha fuerza, sino que confíen en él y que se dejen influenciar por su Espíritu.

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LECCIÓN  |

4 TU LECTURA DEL MARTES

Parecía imposible que Gedeón pudiera vencer a los madianitas con apenas trescientos hombres. Dios sabía que Gedeón estaba preocupado. La lógica le decía que ir a luchar con solo trescientos hombres era un suicidio. Por eso Dios decidió darle otra prueba para que supiera que iba a ayudarle. ¿Qué le dijo a Gedeón que hiciera? (Lee Jueces 7: 9-11). Gedeón y su siervo se acercaron al campamento sin hacer ningún ruido. Llegaron tan cerca que podían escuchar lo que hablaban los soldados enemigos.

(Lee la conversación de los madianitas en Jueces 7: 13, 14). Dios estaba intentando comunicarse con los mismos madianitas en sueños. Les estaba avisando de que no debían luchar contra los israelitas. No tenían nada que hacer porque Dios ayudar a Israel. Gedeón se dio cuenta de que no tenía por qué tener miedo. Volvieron al campamento y animó a sus hombres. Ahora estaba seguro de que con la ayuda de Dios vencerían.

Curiosidades Los enemigos de Israel no eran únicamente los madianitas. Era una confederación de pueblos en contra de los israelitas. En Jueces 6: 33 y 7: 12 se dice que era un ejército de «madianitas, amalecitas y otros pueblos del este».

Ayuda a Gedeón y a su siervo a llegar al campamento madianita. ¿De qué se enterarán?

Piensa un poco Tú vives tranquilo porque sabes que tus padres te cuidan, ¿verdad? Gedeón y sus hombres ya se habían dado cuenta de que Dios los cuidaba y ya no tenían miedo. Ya no se preocuparon.

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LECCIÓN  |

TU LECTURA DEL MIÉRCOLES Dios le dijo a Gedeón cuál sería la estrategia de la batalla. Gedeón llamó a los guerreros y les repartió las armas. ¿Con qué «armas» deberían luchar? (Si tienes curiosidad puedes leerlo en Jueces 7: 16). ¿Iban a guerrear o iban de fiesta? ¿Quién había oído que alguien fuera a una guerra llevando esas cosas? Pero allí estaban los trescientos hombres de Gedeón en medio de la noche, con un cántaro, una antorcha y una trompeta, esperando órdenes. Las milicias de Gedeón bajaron sigilosamente la montaña. El enemigo acababa de cambiar la guardia. Todo estaba en silencio mientras los israelitas rodeaban el campamento de Madián como les había dicho Gedeón. ¡Ya estaban todos en sus sitios! En cuanto Gedeón tocó su trompeta, los trescientos hombres tocaron sus trompetas. Rompieron los

cántaros en el suelo y brillaron las trescientas antorchas. Los soldados israelitas gritaron: «¡Espada de Gedeón y de Jehová!» (ver Jueces 7: 20). ¡Los madianitas se despertaron! ¡Estaban muertos de miedo! Parecía que los guerreros de Gedeón y las antorchas estaban en todos lados. Los soldados enemigos trataron de huir, pero corrían en todas direcciones y chocaban unos con otros. Los madianitas comenzaron a luchar entre ellos mismos porque en medio de la confusión no sabían no sabían quién era su enemigo. Finalmente, los que quedaron vivos huyeron para cruzar el río Jordán. Corrían lo más rápido que podían (ver Jueces 7: 21, 22). Los trescientos guerreros de Gedeón no necesitaron ni siquiera acercarse, ni tocar a ningún madianita. Dios les había dado la victoria sin necesidad de armas.

Piensa un poco ¿Puede hacer Dios cualquier cosa? ¿Hay algo imposible para él? ¿Acaso Dios ahora no es igual de fuerte que en tiempos de Gedeón? Sí. Por eso puedes confiar plenamente en él.

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LECCIÓN  |

4 TU LECTURA DEL JUEVES

Hoy vamos a pensar un poco más. La historia de «Gedeón y los trescientos» es emocionante. A todos nos gusta escuchar historias con final feliz y más si el «bueno» vence al «malo». Pero ¿por qué Dios eligió a esos trescientos hombres? ¿Por qué eran mejores si bebían agua de pie? ¿Qué había de malo parar a refrescarse un poco si todos estaban muy cansados? Muchas veces los pequeños detalles marcan una gran diferencia. Piensa un poco. ¿Cómo sabemos que los hombres que no se agacharon eran mejores combatientes? Al no agacharse, demostraban que eran conscientes del peligro. Aunque estaban lejos del

campamento enemigo, los madianitas podían haberlos atacado en cualquier momento. Cogiendo el agua con la mano, podían estar alerta, vigilantes, preparados para defenderse. Los que se pararon a beber tranquilamente tenían muchas posibilidades de haber muerto en la batalla. Imagínate que una patrulla madianita los hubiera atacado mientras estaban arrodillados bebiendo agua. Primero, que no los hubieran visto llegar, y segundo que no hubieran tenido tiempo de ponerse en pie, coger su espada y ponerse a luchar. El pequeño detalle de la forma de beber dijo mucho acerca de la idoneidad de aquellos hombres.

Las cosas pequeñas que hacemos día a día, también dicen mucho acerca de nosotros. Piensa en qué dicen de alguien como tú estas pequeñas acciones: Tengo siempre una sonrisa que ofrecer Mis libros y mi material escolar está bien cuidado No busco excusas cuando me equivoco Comparto mis cosas sin que nadie me lo pida No refunfuño para hacer cada día mi cama Cedo mi asiento en el autobús a una persona mayor

Los trescientos de Gedeón eran hombres valientes. Encuentra en la sopa de letras ocho sinónimos de la palabra «valentía»: Arrojo Valor Bravura Intrepidez

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Esfuerzo Coraje Gallardía Bizarría


LECCIÓN  |

TU LECTURA DEL VIERNES A partir de este momento, Gedeón fue uno de los jueces de Israel. Los israelitas le estaban muy agradecidos por cómo los había gobernado. Y tan contentos estaban que… ¿sabes lo que le ofrecieron? (Léelo en Jueces 8: 22).

El relato bíblico vuelve a contar que a pesar de la desobediencia del pueblo y de que volvían a adorar a los ídolos cananeos, Dios siempre estaba cerca de ellos levantando jueces que les ayudaban a volver a Dios y a vencer a sus enemigos.

Lo que le estaban ofreciendo era ser rey de Israel. ¿Estaría de acuerdo Gedeón? (Puedes leer su respuesta en Jueces 8: 23).

En la sopa de letras encontrarás los nombres de los jueces que gobernaron Israel después de Gedeón.

Gedeón tenía claro que era Dios el que tenía que tomar las decisiones sobre el pueblo. Los jueces transmitían la voluntad de Dios al pueblo, así que no necesitaban un rey. ¿Durante cuánto tiempo tuvo paz la nación israelita después de la derrota de los madianitas? (Léelo en Jueces 8: 28). Gedeón volvió a su casa, en Ofra. Allí envejeció y murió. Luego, una vez más, los israelitas volvieron a olvidarse de Dios.

Descifra el código y sabrás qué respondió Gedeón.

Piensa un poco Piensa en la paciencia y en el amor de Dios por sus hijos. Repasa en tu mente el cariño de Dios mientras Israel estaba en el desierto, y su paciencia hacia los israelitas dándoles siempre otra oportunidad. Piensa en la paciencia y el cariño que Dios tiene contigo. Aunque las cosas no te salgan bien, incluso aunque te equivoques y no hagas lo correcto, no te preocupes, Dios siempre te amará y estará a tu lado para ayudarte a mejorar.

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5 LECCIÓN

SANSÓN: FUERTE PERO DÉBIL

Aprende y Comprende

«Nadie tendrá éxito solamente por la fuerza» (1 Samuel 2: 9, Nueva Traducción Viviente)

TU LECTURA DEL DOMINGO Pasó mucho tiempo desde la victoria de Gedeón. Los israelitas, un pueblo de agricultores y ganaderos, vivían en medio de muchos pueblos guerreros. Y los guerreros siempre intentaban aprovecharse del trabajo de los campesinos. Los madianitas habían dejado de ser un problema para Israel, pero había otro pueblo que se había hecho fuerte. ¿Quiénes eran los enemigos? (Léelo en Jueces 13: 1). Los filisteos eran un pueblo situado a orillas del mar Mediterráneo. Vivían en cinco ciudades-estado, es decir, cada ciudad tenía su propio rey.

En Zora, una ciudad de Israel, vivía Manoa y su mujer, israelitas que se mantenían fieles a Dios. Un día, Jesús mismo se le apareció a ella y le habló. ¿Qué le dijo? (¡Qué alegría se llevó! Sabrás por qué leyendo Jueces 13: 3). El niño que nacería sería alguien especial, por eso su madre debería cuidarse durante el embarazo. Luego, cuando naciera el bebé deberían consagrarlo a Dios mediante el voto del nazareato (esta palabra tan rara significa “puesto aparte”), una forma de decir que esa persona estaba apartada para Dios (ver Números 6: 1-8). ¿Cuál era la razón para tantos cuidados? (Léelo en Jueces 13: 5). ¡Casi no podía esperar para darle la noticia a su esposo! ¡Iban a tener un bebé! Un niño que, cuando creciera, iba a salvar a los israelitas de los filisteos. ¿Te imaginas lo felices que estaban? Pero Manoa quería estar seguro de hacerlo todo bien. ¿Qué le pidió a Dios? (Puedes leerlo en Jueces 13: 8). Jesús volvió de nuevo y le explicó a Manoa lo que le había dicho a su mujer. Luego ofrecieron un sacrificio de agradecimiento. ¿Qué ocurrió mientras el sacrificio se quemaba? (Puedes leerlo en Jueces 13: 20). Así ya no le quedaría duda de que era Jesús mismo el que les hablaba.

Piensa un poco Todos somos especiales, tanto para Dios como para nuestros padres, por eso se preocupan de que crezcas fuerte y sano y cuidan de lo que comes, de tu higiene, del ejercicio que haces y del tiempo que descansas. Tú ya eres mayor para colaborar y adquirir buenos hábitos de salud. Tú también eres importante para Dios.

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LECCIÓN  |

TU LECTURA DEL LUNES ¿Cómo se llamó el bebé de Manoa y su mujer? (Léelo en Jueces 13: 24). Mientras el niño fue pequeño sus padres lo educaron de acuerdo a las instrucciones recibidas por Dios. Cuando Sansón creció comenzó a tomar sus propias decisiones. El problema llegó cuando comenzó a tomar decisiones equivocadas. Como era fuerte pensaba que podía hacer todo lo que le apetecía, sin pensar si era bueno o malo. Se le ocurría algo y lo hacía. Como todo el mundo le hacía caso se convirtió en una persona caprichosa. Un día conoció a una mujer filistea que vivía en la ciudad de Timnat y se quiso casar con ella. No pensó en si sería una buena esposa. Era guapa y simpática. Le gustaba y no había más de qué hablar. Seguramente sus padres le hicieron ver que esa mujer adoraba a dioses filisteos, pero a Sansón le daba igual. Cuando volvía a Timnat para pedir la mano de la chica

tuvo un incidente. (Puedes leerlo en Jueces 14: 6). Luego, cuando regresó otra vez para casarse, se alejó del camino para ver si seguía allí el esqueleto del león. Allí estaba. Se dio cuenta de que las abejas habían aprovechado para hacer una colmena en el cuerpo del león. Al ver la miel le apeteció, cogió un panal y se la fue comiendo por el camino, incluso le ofreció a sus padres sin decirles de dónde la había cogido. ¡Qué asco! Durante la fiesta de la boda, para divertirse un poco y burlarse de los filisteos, Sansón compuso una adivinanza acerca del león y la miel. (Puedes leerla en Jueces 14: 14). Los treinta invitados apostaron dos vestidos, uno de lino y otro de fiesta, a que en siete días adivinaban la respuesta. Si lo hacían, Sansón se vería obligado a entregar los dos vestidos a cada invitado, pero si no lo adivinaban entonces cada uno de ellos le daría a Sansón los dos vestidos. Mañana veremos lo que sucedió.

¡Este dibujante no se entera! Encuentra los nueve errores que el dibujante ha cometido.

Piensa un poco Hay dos tipos de fuerza: la física y la mental. Puedes ser fuerte teniendo un aspecto atractivo, que todos digan lo guapa o guapo que eres, que seas popular o incluso puedes ser fuerte usando la violencia o la inteligencia contra los demás. Sansón era fuerte de esta manera. Pero también puedes ser fuerte mentalmente: ser sabio, culto, respetuoso y responsable de tus acciones. Sansón era débil de esta manera.

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LECCIÓN  |

5 TU LECTURA DEL MARTES

Los hombres en el banquete no podían adivinar la respuesta. Estaban muy enfadados y los filisteos eran muy brutos. Amenazaron a la esposa de Sansón con matarla a ella y a su familia para que averiguara la respuesta. Sansón no le había dicho la respuesta a nadie, ni siquiera a sus padres. Pero ante las lágrimas de su mujer terminó diciéndoselo. Rápidamente ella se lo dijo a los hombres que habían amenazado con matarla. Cuando los hombres le dieron la respuesta correcta, Sansón supo cómo la habían descubierto. Y se enfadó. Se enfadó mucho. Él no tenía el dinero suficiente para pagar su apuesta. 60 vestidos era una verdadera fortuna. ¿Qué hizo el caprichoso de Sansón? (Lee Jueces 14: 19). Luego, como estaba tan enfadado con todos, se fue a casa de sus padres. Al poco tiempo, cuando se le pasó el enfado,

Sansón volvió a Timnat. Pero lo que se encontró allí lo enfadó muchísimo más: como Sansón había abandonado a su mujer, su suegro la había casado con otro hombre. ¿Sabes lo que se le ocurrió hacer como venganza? (Lee Jueces 15: 4, 5). Como es fácil imaginar, ante tamaña fechoría, los filisteos lo persiguieron. Sansón se escondió. Si sigues el laberinto de abajo sabrás dónde. Los filisteos entraron en el territorio de Judá y exigieron a los judíos que le entregaran a Sansón. Los de Judá, en vez de ayudar a Sansón, fueron con 3.000 hombres a capturarlo y entregarlo a los filisteos. Sansón se dejó capturar a cambio de que le aseguraran que lo iban a entregar vivo a los filisteos. Los de Judá ataron con dos cuerdas a Sansón y lo entregaron. Una vez que estaba en el campamento ¿qué ocurrió? (Puedes leerlo en Jueces 15: 14, 15).

Averigua dónde se escondió Sansón huyendo de los filisteos

Piensa un poco Un matón es temido, pero no respetado. Sansón se comportó como un matón y nadie lo respetaba, ni su esposa ni el pueblo al que, según el plan de Dios, debía ayudar a defenderse de los filisteos. Solo Dios seguía ayudándole, seguía dándole esa fuerza impresionante, aunque Sansón no se lo mereciera. Dios seguía dándole otra oportunidad a Sansón.

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LECCIÓN  |

TU LECTURA DEL MIÉRCOLES A Sansón le gustaban las mujeres filisteas y algún tiempo después comenzó a salir con una que vivía en Gaza, una ciudad filistea. Cuando los filisteos se enteraron de que Sansón estaba en la ciudad vieron la oportunidad de capturarlo. ¿Qué ocurrió? (Lee Jueces 16: 3). ¡Los habitantes de Gaza no podían creer que las puertas de la ciudad hubieran desaparecido! Cuando fueron a buscarlas estaban muy lejos de allí: Sansón las había arrancado y las dejó tiradas en un monte en el camino hacia Hebrón. Pero los filisteos no se dieron por vencidos. Esperaban la oportunidad de poder capturarlo. Pasado algún tiempo supieron que a Sansón le gustaba otra chica. Se llamaba Dalila y también era filistea. Aquella mujer no amaba a Sansón y los filisteos le ofrecieron dinero si los ayudaba a capturarlo. (Sabrás

cuánto le ofrecieron si lees Jueces 16: 5). Ese dinero era una fortuna: en total más de cincuenta kilos de plata que sería el equivalente al precio de 275 esclavos. Dalila aceptó el trabajo. Ella solo tenía que fingir que quería a Sansón y mientras tanto intentar averiguar cómo quitarle la fuerza. Dalila era insistente, hasta incluso muy pesada. Cada vez que estaba con Sansón, Dalila le preguntaba que por qué era tan fuerte. Sansón se dio cuenta desde el principio de que Dalila no era de fiar, pero le gustaba mucho y pensó en que sería divertido engañarla a ella y a los filisteos. Primero le dijo a Dalila que, si lo ataban con siete mimbres verdes nuevos, desaparecería su fuerza. ¿Qué sucedió? (Léelo en Jueces 16: 9).

Piensa un poco Sansón se lo tomó como un juego. Pero no se daba cuenta de que estaba jugando con el don y la misión que Dios le había dado. Sansón no se daba cuenta, pero estaba poniendo en peligro su relación con Dios.

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LECCIÓN  |

5 TU LECTURA DEL JUEVES

Dalila se hizo la enfadada porque su novio le mentía sobre el origen de su fuerza, pero siguió insistiendo. En otra ocasión, Sansón le dijo que si usaban cuerdas nuevas para atarlo su fuerza desaparecería. Pero cuando los filisteos intentaron atraparlo, las rompió como si nada. Dalila se seguía haciendo la enfadada y Sansón se seguía divirtiendo burlándose de los filisteos. La tercera vez le dijo a Dalila que si usaba su cabello en un telar, como si fuera hilo, se sentiría atrapado. Imagínate a Dalila trayendo un telar a la habitación y colocando el pelo de Sansón como si fuera una tela. Y Sansón se dejó mientras fingía dormir. Naturalmente, en cuanto llegaron los soldados filisteos, Sansón se levantó y se fue. Sansón estaba cansado de los juegos de Dalila, pero no quería dejar de verla.

Descubre uno de los falsos secretos para eliminar la fuerza de Sansón.

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Por fin, un día cometió la más tremenda estupidez: le dijo la verdad sobre el secreto de su fuerza. ¿Qué le dijo Sansón a Dalila? (Seguro que lo sabes, pero léelo en Jueces 16: 17). Mientras Sansón dormía, Dalila dejó entrar a un hombre que le cortó el pelo. Cuando terminó, Dalila lo despertó gritando: —¡Sansón, los filisteos te atacan! ¿Qué sucedió esta vez? (Léelo en Jueces 16: 20). ¡Qué arrogante! Pensaba que esta vez también iba a poder darles una paliza a los filisteos. Pero no pudo. Sansón había cambiado. Había bromeado con su pacto con Dios. Muchas veces había hecho cosas que, por ser nazareo, no debía hacer: había tenido novias paganas, se había acercado a muchos cadáveres y había tomado vino. Lo único que marcaba que todavía tenía un pacto con Dios era su cabellera. Si Sansón no tenía respeto por su pacto con Dios, Dios no podía seguir ayudándolo. El poder de Dios lo había abandonado.


LECCIÓN  |

TU LECTURA DEL VIERNES Los filisteos capturaron fácilmente a Sansón, pero no querían matarlo. Querían encadenarlo, avergonzarlo y avergonzar también a todo el pueblo de Israel. Para ello le sacaron los ojos y lo encadenaron a una rueda de molino para que hiciera harina para la ciudad. Su héroe, su salvador, estaba atado a un molino como si fuera un burro o un buey. Sansón tuvo mucho tiempo para pensar en lo que había sucedido. Pensó en cómo sus padres lo habían educado y lo mal que se había portado con ellos y con todo el pueblo. Se dio cuenta de que Dios había estado siempre a su lado a pesar de su mal comportamiento. Pero a la vez que Sansón se arrepentía y pedía perdón a Dios, ¿qué estaba sucediendo? (Léelo en Jueces 16: 22). Un día, los filisteos decidieron celebrar que eran los mejores y que habían capturado a Sansón. Se reunieron todos los jefes e invitaron a más de 3.000

personas a la fiesta. El lugar de la fiesta era el templo de Dagón, su dios. Creían que esa estatua de piedra les había ayudado a capturar a Sansón. (Para que lo veas lee Jueces 16: 23, 24). A alguien se le ocurrió una idea «divertidísima»: traer a Sansón para tratarlo como a un monigote y burlarse de él. Cuando los filisteos ya se habían divertido bastante, Sansón le pidió algo al chico que le hacía de lazarillo. (Léelo en Jueces 16: 26). Por una vez, Sansón estaba pensando antes de actuar, y allí, apoyado en las columnas, oró a Dios. Le pidió a Dios que le diera fuerzas por última vez. Y esta vez no para beneficiarse a sí mismo, sino para pelear por su pueblo, aunque sabía que le costaría la vida. (Lee los resultados en Jueces 16: 29, 30).

Encuentra 8 diferencias entre los dos dibujos.

Piensa un poco Al final, después de 20 años, Sansón liberó a Israel de los filisteos. Pero imagínate que Sansón hubiera sido más sabio y prudente. Dios lo podría haber usado para echar a los filisteos muchísimo antes y así poder tener una vida de paz y tranquilidad. Dios también tiene un plan para ti. Aprende desde ahora a ser fiel, sabioy prudente para que Dios te utilice para ayudar a otros.

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RUT ELIGE CAMBIAR DE VIDA

6 LECCIÓN

Aprende y Comprende

TU LECTURA DEL DOMINGO La historia de esta semana comienza con una sequía en la tierra de Israel. Cuando había un periodo en que no llovía durante mucho tiempo las cosechas se perdían, no había suficientes alimentos y la gente pasaba hambre. Por lo tanto algunos israelitas tuvieron que marcharse a trabajar y a vivir a la tierra de Moab, donde había trabajo y alimentos. No sabemos exactamente en qué periodo del tiempo de los jueces ocurre. Pero sí conocemos los nombres de los protagonistas. (Solo puedes saberlo buscando en el libro de Rut 1: 1, 2).

«Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios mi Dios» (Rut 1: 16)

Elimelec y su esposa Noemí oyeron que en la tierra de Moab, a unos 120 kilómetros de donde vivían, había suficiente comida. Así que decidieron ir a vivir a Moab, al otro lado del río Jordán. Los moabitas eran descendientes de Lot, el sobrino de Abrahán, pero adoraban ídolos como todos los pueblos cananeos.

Las cosas no fueron fáciles para la familia. La Biblia no nos cuenta los detalles, pero sabemos que al poco tiempo Elimelec murió (ver Rut 1: 3). Noemí y sus hijos Malón y Quelión, tuvieron que salir adelante ellos solos en una tierra extraña en medio de personas que pensaban y actuaban de forma muy distinta a la voluntad de Dios. Malón y Quelión crecieron y se casaron con dos buenas chicas moabitas (Podrás leer sus nombres en Rut 1: 4). Pero las malas noticias no habían acabado. No sabemos qué ocurrió. Tal vez una guerra, tal vez una enfermedad. ¿Qué ocurrió? (Lee Rut 1: 5). Noemí y sus dos nueras se habían quedado solas. ¿Qué podrían hacer?

Piensa un poco En aquella época la mujer dependía completamente de su marido o sus hijos. Si estos fallecían se encontraban sin recursos para vivir porque entonces no había pensiones de viudedad ni jubilaciones de la Seguridad Social. Así que Noemí y sus nueras se quedaron muy desprotegidas por el fallecimiento de sus respectivos maridos. Sin embargo, eran muy valientes y emprendedoras. Además, Noemí fue muy generosas con sus nueras, y ellas con Noemí. No olvides que la generosidad, tarde o temprano, trae muchas satisfacciones en la vida.

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LECCIÓN  |

TU LECTURA DEL LUNES Noemí era una suegra cariñosa y buena. Sus nueras, Rut y Orfa le habían cogido mucho cariño y entre las tres intentaron apoyarse para superar la muerte de sus maridos. Pero Nohemí echaba de menos su tierra y a su familia en Belén. Un día Noemí oyó que alguien hablaba de la región de Judá, donde estaba Belén. ¿Qué noticias le llegaron? (Lee Rut 1: 6). En Moab no había leyes que protegieran a las viudas. Si el marido moría la viuda quedaba en la más absoluta pobreza a no ser que se volviera a casar. Noemí sabía que en Israel había leyes que cuidaban de las viudas y los huérfanos y pensó que era mejor volver a su casa en Belén. Si conseguía que alguien se hiciera cargo de las tierras de su marido podría mantenerse por lo que le quedaba de vida. Orfa y Rut, sus nueras, decidieron acompañar a su suegra. El camino desde Moab hasta Judá era muy peligroso

para tres mujeres que viajaban solas. A nosotros, hoy, hacer 120 Km no nos parece mucha distancia. Por autopista, tardaríamos una hora. Pero, en aquel tiempo, el viaje duraba varios días, durmiendo a la intemperie, seguramente mendigando y con el temor a que les asaltasen. Por eso Noemí intentó convencer a sus nueras para que se quedaran en Moab. Orfa y Rut eran jóvenes. Seguramente podrían encontrar otros maridos (ver Rut 1: 8, 9). Finalmente, Orfa aceptó y, aunque la separación fue dolorosa, prefirió quedarse en su tierra. Pero Rut había aprendido que la forma de ser de Noemí tenía mucho que ver con su Dios. Junto a su esposo y a su suegra, Rut estaba empezando a conocer a Dios y a confiar en él. (Lee cómo Rut elige seguir a Noemí en Rut 1: 16, 17). Juntas continuaron el camino.

Piensa un poco ¿Te imaginas qué clase de persona debía ser Rut para estar dispuesta a correr los peligros del camino y llegar a un país nuevo donde no conocía a nadie? Pero lo que motivaba a Rut no era solo el amor a una anciana maravillosa. Con aquella familia también había aprendido a amar a un Dios que nos cuida y nos protege. Ella ya conocía la clase de vida que le esperaba en Moab y no le gustaba. Tal vez en Israel podría comenzar una nueva vida disfrutando de la amistad del Dios de Noemí. MBMT

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LECCIÓN  |

6 TU LECTURA DEL MARTES

Rut y Noemí llegaron a Belén después de varios días. La noticia de que Noemí había vuelto se extendió rápidamente por todo el pueblo. ¡Qué alegría! ¡Nohemí había vuelto! (ver Rut 1: 19). Todo el mundo sintió curiosidad por la joven que le acompañaba y quisieron ayudarla igual que a su suegra. Poco a poco Rut fue conociendo a la gente del pueblo y ganándose su confianza.

habían dejado. Aunque no lo sabía, había elegido bien. ¿De quién era ese campo? (Léelo en Rut 2: 1, 3). Cuando Booz fue a ver a sus segadores, se dio cuenta de que había una joven a la que no conocía y preguntó por ella. ¿Qué le dijo el encargado? (Léelo en Rut 2: 6, 7). Booz ya había oído hablar de la nuera de Noemí. Ahora resultaba también que era una chica muy trabajadora.

Ya no había hambre en Belén. Noemí y Rut habían llegado al principio de la primavera. ¿Qué se estaba cosechando en aquella época? (Léelo en Rut 1: 22). Rut era una muchacha valiente y trabajadora. Necesitaban dinero para no tener que vivir siempre de lo que les daban sus familiares, así que ¿qué decidió hacer Rut? (Lee Rut 2: 2). Dios dio leyes a su pueblo para ayudarles a hacer bien las cosas y una de ellas la dio para ayudar a los pobres: los que tenían tierras debían dejar que los pobres cogiesen las espigas sueltas que quedaban en el campo o las que se les caían a los segadores (ver Deuteronomio 24: 19-22). Así que Noemí estaba segura de que nadie molestaría a Rut mientras cogía algunas espigas para hacer harina. Rut eligió un campo donde había muchos segadores. Pidió permiso al encargado y cuando los segadores ya habían recogido el grano, iba ella y recogía lo que se

Booz fue a hablar con ella. ¿Qué dijo? (Podrás leer la sorpresa que se llevó Rut, en Rut 2: 8, 9). Pero las atenciones de Booz fueron más generosas todavía. ¿Qué ordenó a sus trabajadores? (Léelo en Rut 2: 14-16). Después de un día de trabajo regresó a casa con alrededor de 14 kilos de cebada. Estaba deseando contarle a Noemí todo lo que había pasado.

Piensa un poco ¡Qué gusto da cuando se busca el bienestar de las personas que están en nuestro entorno! Esto es lo que les ocurrió a Noemí, Rut y Booz. Y fueron muy felices así. La vida es más agradable cuando pensamos en los demás, para que sean felices. Piensa en cómo puedes hacer más felices a tus padres, hermanos y familia.

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LECCIÓN  |

TU LECTURA DEL MIÉRCOLES Rut volvió a los campos cada día hasta que terminó la cosecha de la cebada. Rut consiguió suficiente grano para poder comer cada día y además guardar para más adelante. Noemí se dio cuenta de que mientras estuviera con Rut no pasarían necesidad. Pero a Noemí le preocupaba el futuro de su nuera. Cuando ella muriera, Rut seguiría siendo «la moabita», la extranjera. No tendría ningún derecho israelita. Entonces recordó que existía una ley dada por Dios para proteger a las viudas jóvenes. La ley decía que si un hombre moría y no había tenido hijos que cuidaran de la viuda, sus tierras pasarían a un pariente cercano (que se llamaba «redentor») si se casaba con la viuda (ver Deuteronomio 25: 5-10). Así la tierra seguiría siendo cultivada por la misma familia y la viuda estaría protegida.

Noemí, que era muy observadora, se dio cuenta de que Booz era especialmente amable con Rut. Además, Booz era pariente del esposo de Noemí. Rut podía ser muy feliz si se casaba con Booz. Noemí estaba pensando en todo esto. Por fin se le ocurrió un plan y se lo dijo a Rut. Tal vez él no se atrevía a pedirle que se casara con ella porque era mucho más mayor. Pero, si Rut quería, podía ser ella quien le propusiera matrimonio. El plan era que esa noche, con ocasión de una fiesta, sin que nadie la reconociera, seguiría a Booz para poder estar a solas con él (ver Rut 3: 1-5). El plan de Noemí era muy arriesgado. Si alguien la veía podría pensar mal y todo el mundo la criticaría. También cabía la posibilidad de que Booz la rechazara. ¿Qué opinó Rut sobre ese plan? (Léelo en Rut 3: 5).

Ayuda a Rut y atraviesa el campo entre las gavillas hasta donde duerme Booz.

Piensa un poco Estas leyes antiguas hoy no están en vigor porque ahora hay otras mejores. Pero en aquellos años los israelitas disponían de leyes muy avanzadas para aquellas sociedades. Las leyes pueden cambiar, para mejor o para peor, pero la bondad es algo que siempre permanece.

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LECCIÓN  |

6 TU LECTURA DEL JUEVES

Rut y Noemí pensaron muy bien qué debían hacer. Rut se arregló para la fiesta y acudió a la era como le había aconsejado su suegra. Booz se retiró a dormir. Cuando todo el mundo se acostó, Rut se acercó donde dormía Booz y allí esperó a que se despertara. Booz dormía profundamente, pero a media noche se dio cuenta de que alguien estaba acostado a los pies de su lecho (ver Rut 3: 8). Era el momento de armarse de valor y hablar. Rut le explicó lo agradecida que estaba por su bondad y generosidad con ella y con Noemí. Le explicó que necesitaban un redentor que cuidara de ellas y que se hiciera cargo de las tierras de Elimelec. Él era pariente cercano y ella se ofrecía a ser su esposa. Booz no podía creer lo que oía. ¿Qué le dijo? (Lee Rut 3: 10, 11).

¡Desde luego que quería! La había estado observando los meses que había trabajado en sus tierras y todo el mundo en el pueblo la admiraba por su capacidad de trabajo y por la forma en que cuidaba a su suegra. Para él sería un honor ser su esposo, su redentor. Pero había un problema: había otro pariente más cercano que tenía derecho a hacer de redentor. (Léelo en Rut 3: 12, 13). Rut regresó muy contenta y nerviosa a su casa con un regalo para Noemí de parte de Booz. La anciana estaba deseando saber lo que había pasado. Cuando Rut se lo contó, ¿qué le dijo Noemí? (Lee Rut 3: 18). Noemí conocía bien a Booz. Sabía que era un buen hombre.

Piensa un poco Noemí era como una madre para Rut. Aunque Rut ya no era una niña siguió sus consejos. ¿Qué Norma de la Felicidad estaba obedeciendo?

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LECCIÓN  |

TU LECTURA DEL VIERNES Tal y como había prometido, Booz habló con el pariente de la familia de Noemí sobre la tierra que se tenía que redimir. Ese pariente estaba dispuesto a recuperar las tierras de Elimelec. Pero Booz puso una condición, la condición que exigía la ley. ¿Qué condición era? (Lee Rut 4: 5). Eso ya no le gustó tanto. Las tierras eran una cosa, casarse con una extranjera era otra cosa muy distinta. ¿Qué respondió entonces? (Léelo en Rut 4: 6). Booz, entonces, para que quedara claro que el otro pariente renunciaba a sus derechos, tanto sobre la tierra como a casarse con Rut, hizo algo que a nosotros nos parece muy raro pero que para los israelitas era como si firmaran un contrato legal. (Léelo en Rut 4: 7-9).

Los ancianos del pueblo y todos los presentes estuvieron de acuerdo en que Booz adquiría el derecho a casarse con Rut y a cultivar las tierras de Elimelec. Pronto Rut y Booz se casaron y tuvieron su primer bebé, al que llamaron Obed. ¿Qué dijeron las amigas de Noemí? (Lee Rut 4: 15). No podían hablar mejor de Rut. Tal vez el pequeño Obed no fuera famoso en Israel como cantaron las amigas de Noemí. Pero sí lo fue su bisnieto, porque Obed fue el abuelo del rey David. Y sin saberlo, Rut y Booz iban a ser parte de la promesa hecha a toda la humanidad y al pueblo de Israel en particular: el Mesías. Sí, Jesús fue descendiente de una extranjera que con cariño cuidó de su suegra.

Escribe el nombre de cada persona para completar el árbol genealógico. Puedes ayudarte leyendo Rut 4: 17 y 22.

Piensa un poco A Dios no le importa si eres rico o pobre, hombre o mujer, extranjero o nacional. Lo que le importa es que lo ames con todo tu corazón y que te dejes guiar hasta en las cosas más pequeñas de tu vida. Rut lo hizo. ¿Te imaginas la cara que pondrá Rut cuando Jesús regrese y sepa que es una de sus antepasadas?

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7 LECCIÓN

SAMUEL: EL NIÑO QUE ESCUCHÓ A DIOS

Aprende y Comprende

TU LECTURA DEL DOMINGO Hoy vamos a estudiar la historia de un niño que escogió amar a Dios desde pequeño. Su nombre era Samuel.

«Habla, Señor, que tu siervo escucha» (1 Samuel 3: 9)

El padre de Samuel se llamaba Elcana y pertenecía a la tribu de Leví. Si te acuerdas, los hombres de la tribu de Leví eran los encargados de hacer las ceremonias en el Tabernáculo.

Elcana y su familia vivían en Ramá. Existen varias localizaciones posibles para esta ciudad, pero parece ser que estaría como a unos 20 kilómetros de la ciudad de Silo, donde había estado el Tabernáculo durante muchos años. Elcana tenía dos mujeres. (Puedes leer sus nombres en 1 Samuel 1: 2). Como has leído, Penina tenía hijos, pero Ana era estéril. La Biblia dice que Elcana amaba a Ana. Tal vez se volvió a casar para poder tener hijos con Penina. Por eso las mujeres no se llevaban bien. Penina se burlaba de Ana por no tener hijos y eso la entristecía todavía más. Lo peor era cuando iban a Silo, al Tabernáculo, a ofrecer sacrificios. Después de que los sacerdotes se quedaran con su parte del sacrificio, Elcana repartía el resto entre sus mujeres. A Penina y sus hijos daba su parte, pero a Ana le daba una parte doble, aunque no tenía hijos. Eso enfurecía a Penina. Esta trataba mal a Ana y Ana se ponía muy triste (Puedes leerlo en 1 Samuel 1: 6, 7). Elcana intentaba consolarla dándole todo su amor, pero Ana sufría mucho por el desprecio de Penina.

Piensa un poco ¿Te parece bien que alguien se burle de otra persona? Seguro que no. La persona que es burlada sufre y lo pasa muy mal así que nunca participes de burlas a ningún compañero, vecino o hermano. Antes de burlarte piensa si a Dios le agrada ver cómo se hace sufrir a una persona. Y piensa también cómo te sentaría si te lo hicieran a ti.

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LECCIÓN  |

TU LECTURA DEL LUNES Ana intentaba aguantar el desprecio de Penina, pero ahora ya no podía más. Una vez, al terminar la comida se levantó y se fue al Tabernáculo. ¿Qué hizo allí? (Léelo en 1 Samuel 1: 10, 11). Ana estaba desahogando su pena y su rabia delante del Señor. Pero no se dio cuenta de que había alguien que la observaba. ¿Quién estaba sentado a la entrada del Tabernáculo? (Lee 1 Samuel 1: 9, 12).

Elí la bendijo y, de pronto, el malestar en el corazón de Ana se despejó. Sonrió con gratitud a Elí y regresó a su tienda. Ella estaba segura de que Dios había escuchado su oración y que la bendición de Elí era una promesa de Dios. (Lee lo que la Biblia dice sobre el cambio de ánimo de Ana en 1 Samuel 1: 18).

Elí, el sumo sacerdote, se extrañó por lo que hacía Ana. Elí sabía que la ocasión de llevar sacrificios al Tabernáculo se convertía en motivo de fiesta para las familias y cuando miró a Ana, pensó que ella había bebido demasiado. Elí se enfadó mucho. ¿Cómo se atrevía esa mujer a entrar al atrio del Tabernáculo estando borracha? (ver 1 Samuel 1: 14). ¡Pobre Ana! ¡Lo que le faltaba! Cualquier otra persona se habría ido de allí avergonzada por la falsa acusación, pero Ana se llenó de valor y se atrevió a defenderse ante el sumo sacerdote. (Lee 1 Samuel 1: 15, 16). Ahora el avergonzado era Elí al darse cuenta de que se había apresurado en juzgar a esa pobre mujer por un pequeño detalle. (Lee su deseo hacia Ana en 1 Samuel 1: 17).

Ordena las palabras y podrás leer el texto. Y no lo olvides nunca.

Piensa un poco Esta historia muestra que Elí se había equivocado al juzgar a la ligera. Hay que tener mucho cuidado al juzgar a las personas. Jesús dijo: «No juzguéis, para que no seáis juzgados» (Mateo 7: 1 y Lucas 6: 37). Sobre todo porque muchas veces nos equivocamos.

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LECCIÓN  |

7 TU LECTURA DEL MARTES

Dios realizó el milagro que Ana le pidió. Se quedó embarazada y tuvo un bebé. (Si lees 1 Samuel 1: 20 sabrás el significado del nombre del bebé).

se educara en el mismo Tabernáculo. Aunque tuvieran que pasar bastante tiempo separados, Ana y Elcana no podían encontrar mejor escuela.

Ana, en su oración en el Tabernáculo, había prometido dedicar a su hijo al servicio a Dios (ver 1 Samuel 1: 11). Eran los mismos votos que tomaron los padres de Sansón, ¿te acuerdas?

Pasaron algunos años, no sabemos cuántos. La Biblia dice que el niño era pequeño. Cuando tuvo la edad suficiente para comenzar su educación, Elcana y Ana llevaron al niño a Silo.

Al año siguiente, cuando toda la familia se preparaba para volver a Silo, Ana decidió quedarse en casa cuidando del bebé. Entonces tomó una decisión que marcaría la vida de su hijo. (Léela en 1 Samuel 1: 22). Ana deseaba que su hijo tuviera una educación muy especial; quería que

Ana buscó a Elí y le presentó al niño. Imagínate también la alegría de Elí al saber que Dios había hecho un milagro con aquella mujer. Elí se dio cuenta de que ese niño era muy especial. Lo acogería en el Tabernáculo y lo educaría para convertirse en sacerdote.

Encuentra 8 diferencias entre los dos dibujos

Piensa un poco No pienses que Ana estaba «regalando» a su hijo a Dios y que ella se desentendió del niño. Dejarlo en el Tabernáculo era como dejarlo en un internado donde aprendería la labor más importante para un levita: ser sacerdote. Además, no vivían muy lejos, solo a unos 20 kilómetros, apenas un día y medio de viaje, por lo que seguramente se podrían ver a menudo. Con el viaje anual de toda la familia, Ana le llevaba ropa nueva y Samuel podía disfrutar de la fiesta con sus hermanos.

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LECCIÓN  |

TU LECTURA DEL MIÉRCOLES Samuel comenzó su aprendizaje en el Tabernáculo. Elí mismo lo tomó bajo su cuidado (ver 1 Samuel 2: 11). Desde bien pequeño Samuel utilizó una túnica de lino igual que la de los sacerdotes. Seguramente comenzaría a hacer trabajos ayudando a los sacerdotes que preparaban los sacrificios, observando y aprendiendo el significado de cada uno de los rituales que se celebraban.

la fuerza. Su padre los reprendía, pero ellos no hacían caso y seguían robando y desobedeciendo las normas para ofrecer los sacrificios. Eso era muy grave. Recuerda que cada vez que un animal moría recordaba que Jesús moriría en esta tierra por amor al ser humano. A pesar de todo, Samuel tenía claro qué era lo correcto y qué es lo que estaba mal. (Lee lo que la Biblia dice sobre Samuel en 1 Samuel 2: 26).

También estudiaría mucho. Aprendería todo lo que Moisés dejó escrito en sus libros, las leyes, las normas y las promesas de Dios. Como levita tendría que enseñar estas cosas a los demás israelitas. Pero sobre todo aprendería a amar a Dios por encima de todas las cosas. Es cierto que vivir en el Tabernáculo era todo un privilegio por ser el lugar donde mejor podría aprender a servir a Dios, pero no todo el mundo que vivía allí eran buenas personas. ¿Quiénes vivían allí también? (Puedes leerlo en 1 Samuel 2: 12). Los hijos de Elí eran sacerdotes y los ayudantes de Elí. Pero no eran buenas personas. Dios había establecido que una parte del animal sacrificado pertenecía a los sacerdotes y el resto a la familia que traía el sacrificio, excepto las vísceras y la grasa que eran quemadas en el altar de los holocaustos. Pero Ofni y Finees, que así se llamaban los hijos de Elí, eran egoístas y querían más porción para ellos, y si los israelitas no lo hacían les amenazaban con quitárselo a

La diferencia de carácter entre Samuel y los hijos de Elí era muy grande. Elimina las letras B, F y U. Descubrirás un texto de Proverbios que habla sobre lo que opina Dios. Hemos utilizado la Versión en Lenguaje Actual.

“DBFIUOS UNOF BUSOFPOURFTA AF ULOFS MBALFVAUDFOS, FPUEFRBO ESF BUAFMBIGO DUE FULA BGUEFNTE FBHUONFURADA” PROVERBIOS 3:32

Piensa un poco Ir a la iglesia es una buenísima decisión, pero ello no es una garantía para ser buenos. Los hijos de Elí, Ofni y Finees, lo hacían, pero eran un desastre. Además de ir a la iglesia hay que obedecer a Dios. Esa es la garantía de estar haciendo las cosas correctamente.

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LECCIÓN  |

7 TU LECTURA DEL JUEVES

La maldad de los hijos de Elí estaba llegando a su límite. Dios no podía consentir que esos hombres trabajaran en el lugar más santo de toda la tierra, donde él se manifestaba y que era símbolo de todo el plan de la Salvación. Elí era el sumo sacerdote y tenía autoridad para despedir a sus hijos y nombrar a otros levitas como sacerdotes, pero Elí, por un concepto equivocado de lo que es el verdadero amor a los hijos, no lo hizo. De esa manera Elí también era responsable del mal comportamiento de Ofni y Finees.

Pasó el tiempo. Elí sentía mucho cariño por el joven Samuel. Elí se hacía mayor y ya empezaba a perder la vista, por lo que necesitaba a alguien cerca de él que le cuidara. En vez de confiar en sus hijos, Elí prefería el cuidado de Samuel.

Al final, Dios envió a un profeta a hablar con Elí. Su mensaje era muy duro. (Lee 1 Samuel 2: 29, 30). Además le avisó de que su hijos cometerían un error fatal que los llevaría a la muerte (ver 1 Samuel 2: 34). Elí se quedaría sin herederos que le sucedieran como Sumo Sacerdote, pero en su lugar, ¿qué iba a ocurrir? (Lee la promesa de Dios en 1 Samuel 2: 35). A pesar de las advertencias de Dios, las cosas no cambiaron. Ofni y Finees continuaron sus prácticas malvadas y Elí no hizo nada para apartar a sus hijos del Tabernáculo.

Busca en la sopa de letras algunos sentimientos que existían entre Samuel y Elí:

Confianza Amistad Seguridad Lealtad

Cariño Simpatía Aprecio Ternura

Piensa un poco Cuando haces una trastada es normal que tus padres te regañen. Porque te quieren y desean que te corrijas. Lamentablemente Elí no lo hacía con sus hijos y la historia iba a terminar mal para ellos.

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LECCIÓN  |

TU LECTURA DEL VIERNES Como Elí ya no veía bien, Samuel tenía que hacer algunos de los trabajos que le correspondían. Uno de esos trabajos consistía en asegurarse que la luz del candelabro que había en el lugar Santo no se apagara ni de día ni de noche. Por eso, algunas veces, le tocaba a Samuel dormir en el Tabernáculo y echar aceite en las lámparas para que la luz no se apagara. (Lee 1 Samuel 3: 2, 3). Mientras Samuel estaba durmiendo, escuchó que alguien lo llamaba.

realidad era el mismo mensaje que algún tiempo atrás había recibido del profeta, como leiste ayer. A la mañana siguiente Elí le preguntó por su conversación con Dios y Samuel, con tristeza, le contó todo lo que el Señor le había dicho y que no dejaba en buen lugar ni a Elí ni a sus desobedientes hijos. A partir de entonces Samuel se convirtió en profeta, en mensajero de Dios para su pueblo. ¿Qué hacía Samuel con los mensajes que recibía? (Lee la labor de Samuel en 1 Samuel 3: 19-21).

Rápidamente saltó de la cama y fue corriendo hasta la habitación de Elí. Seguramente era el anciano que necesitaba su ayuda. Pero cuando llegó donde estaba, Elí lo tranquilizó: él no lo había llamado. Samuel volvió a acostarse y al poco rato volvió a escuchar la misma voz. Samuel acudió de nuevo junto a Elí, pero Elí no lo había llamado. Por tercera vez Samuel escuchó la voz que lo llamaba y fue otra vez hasta donde dormía Elí. Esta vez el Sumo Sacerdote supo lo que pasaba. (Puedes leerlo en 1 Samuel 3: 8). Elí estaba seguro de que Dios estaba llamando a Samuel y le dijo lo que tenía que hacer. (Léelo en 1 Samuel 3: 9). Por cuarta vez Dios llamó a Samuel y esta vez, el joven estaba preparado para contestar a Dios. Dios tenía un mensaje para Elí. En

Piensa un poco Samuel era una buena persona y muy servicial. Y Dios lo eligió para convertirse en profeta. Fíjate en el detalle de la historia de esta semana. Cada vez que escuchaba una voz que lo llamaba, se levantaba para hacer lo que se le pidiese. No se excusó diciendo que tenía mucho sueño. Haz como Samuel: si tu madre o padre te piden algo no busques excusas.

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8 LECCIÓN

ROBAN EL ARCA DE LA ALIANZA

Aprende y Comprende

TU LECTURA DEL DOMINGO Mientras Elí era el Sumo Sacerdote y juez en Israel, no hubo enfrentamientos importantes con los pueblos de alrededor. Los únicos que todavía representaban una amenaza para Israel eran los filisteos, aunque desde la muerte de Sansón no había vuelto a molestar a los israelitas. Pero ahora que Elí estaba envejeciendo y perdiendo fuerzas, y sus hijos Ofni y Finees eran unos malos dirigentes, los filisteos se estaban convirtiendo en enemigos fuertes y poderosos otra vez.

«Si hubieras atendido a mis mandamientos, entonces sería tu paz como un río y tu justicia como las ondas del mar» (Isaías 48: 18)

No sabemos por qué motivo, los israelitas decidieron declarar la guerra contra los filisteos. No era un ataque ordenado por Dios. Tal vez pensaron que los filisteos se estaban haciendo demasiado poderosos y que sería mejor atacar primero.

Tampoco sabemos quién tomó la decisión, pero no fue Elí, y tampoco lo consultaron con el joven profeta Samuel. Los israelitas organizaron un ejército con hombres fuertes y se enfrentaron a los filisteos. ¿Qué crees que pasó? (Léelo en 1 Samuel 4: 2). ¡Qué triste! Los israelitas estaban decepcionados. Creían que Dios los iba ayudar a vencer a los filisteos, pero no lo había hecho. Se preguntaban por qué Dios no los había ayudado. Pero en vez de consultar a Dios qué es lo que debían hacer, se les ocurrió otro plan. (Lee en 1 Samuel 4: 3). Es como si pensaran que, si Dios no había querido ir a la batalla, ellos obligarían a Dios a pelear con ellos.

Piensa un poco ¿Verdad que no es nada inteligente querer «obligar» a Dios a hacer algo que él no ha decidido? Así hicieron los israelitas de la historia de hoy. Lo inteligente es dejar que Dios haga lo que estime oportuno porque es bondadoso y hará siempre lo mejor para nosotros y para nuestra felicidad.

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LECCIÓN  |

TU LECTURA DEL LUNES Los israelitas creyeron que si llevaban el arca de la Alianza a la batalla, como había pasado en Jericó, vencerían a los filisteos.

que fueran más valientes que nunca y lucharan mejor que nunca. No podían convertirse en siervos de los hebreos (ver 1 Samuel 4: 9).

Los generales del ejército israelita mandaron mensajeros a Silo, que estaba a unos 30 kilómetros de distancia. Hablaron con Ofni y Finees quienes estuvieron de acuerdo con el plan. Aunque Elí les suplicó que no lo hicieran, entraron al lugar Santísimo, el lugar sagrado donde solo podía entrar el Sumo Sacerdote y sacaron el Arca de Dios. La llevaron al campo de batalla donde estaban peleando los filisteos contra los israelitas. (Lee la reacción de los guerreros israelitas cuando vieron llegar el arca en 1 Samuel 4: 5).

La batalla comenzó. (Lee en 1 Samuel 4: 10 el resultado de la batalla). Fue la mayor tragedia para Israel. Si hubieran consultado a Dios eso no habría pasado.

Acompaña a los levitas transportando el arca desde Silo hasta el campamento de las milicias israelitas.

Los filisteos oyeron los gritos y no entendían qué estaba pasando en el campamento israelita. Habían perdido la batalla y ahora estaban gritando de alegría. Mandaron espías y las noticias que trajeron no eran buenas. ¿Qué pensaron los filisteos? (Lee 1 Samuel 4: 7, 8). Los filisteos sabían que cuando Dios había acompañado a los israelitas en Egipto, en la batalla de Jericó, contra Madián o con Sansón, los israelitas habían ganado. Y les entró miedo. Pensaron en lo que podría pasar si los israelitas ganaban la guerra. Se convertirían en esclavos de Israel y ellos no estaban dispuestos a ser esclavos de nadie. Así que sus generales les hablaron para

Piensa un poco Los israelitas, con Ofni y Finees a la cabeza, hicieron lo que quisieron sin consultar con Dios. Al hilo de esto, ¿te has preguntado por qué hay tantas religiones cristianas? A veces esto también ha respondido a que los seres humanos quieren que Dios actúe conforme al gusto de ellos. Pero nunca nos equivocaremos si hacemos las cosas de acuerdo con la Biblia, que es la propia Palabra de Dios. Por ejemplo, unos cristianos dicen que hay que guardar el sábado y otros que el domingo. ¿Quién tendrá razón?: lo que diga Dios en su Palabra. No hagamos como Ofni y Finees.

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LECCIÓN  |

8 TU LECTURA DEL MARTES

La batalla contra los filisteos había sido una gran tragedia a pesar de tener el Arca de la Alianza con ellos. ¿Qué pasó con el Arca? (Léelo en 1 Samuel 4: 11). ¿Recuerdas qué le había dicho aquel profeta a Elí sobre sus hijos? Le dijo que sus hijos cometerían un error tan grave que supondría su muerte en el mismo día (ver 1 Samuel 2: 34). El error de Ofni y Finees fue utilizar el Arca como si fuera un amuleto de la buena suerte. Se habían comportado como si el Arca fuera un ídolo pagano. Peor todavía, habían querido utilizar a Dios como si fuera un arma con la que eliminar a sus enemigos por la fuerza. Ellos mejor que nadie deberían entender cómo era Dios y que la misión del Arca de la Alianza era que los israelitas comprendieran que Dios quería vivir en medio de ellos, no la de matar a nadie. Elí tenía 98 años y se había quedado ciego. Se sentó cerca de la puerta de la ciudad de Silo esperando recibir noticias de la batalla. Estaba muy preocupado porque sabía que lo que sus hijos habían hecho era un insulto a Dios. Además se habían llevado el Arca al campo de batalla. El Arca era muy importante no solo

para todas las ceremonias del Santuario sino porque era el lugar donde Dios se manifestaba. Finalmente llegó un mensajero con un aspecto terrible. Pasó por donde estaba sentado Elí y entró en la ciudad con las terribles noticias (ver 1 Samuel 4: 12, 17). Elí escuchó al mensajero. ¡Israel había perdido la batalla! Su corazón se entristeció porque le dolía la pérdida de tantas vidas. ¡Ofni y Finees también habían muerto! El dolor era más profundo porque eran sus hijos. Recordó las palabras del profeta y debió reconocer que ellos mismos habían causado todo ese mal. Pero cuando le dijo que el Arca de la Alianza había sido tomada por los filisteos, ¡fue demasiado para el pobre Elí

Piensa un poco Cuando Dios habla con el profeta y le dice que los hijos de Elí morirían, no es que Dios desee la muerte de los dos sacerdotes, sino que sabía que ocurriría como consecuencia de sus malas acciones. Cuando tus padres te dicen que te puedes caer si haces equilibrios sobre un muro, y al final te caes, no es porque tus padres quieran que te caigas, sino porque ellos saben el peligro que corres si sigues arriesgando tu equilibrio.

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LECCIÓN  |

TU LECTURA DEL MIÉRCOLES Los filisteos celebraban la victoria sobre los israelitas, pero más aún el haber conseguido llevarse el arca. ¡Estaban emocionados! Ellos pensaban que dentro del arca vivía el poderoso Dios de los israelitas. Creían que si poseían el mueble de oro poseían también a Dios y que podrían obligar a Dios a hacerlos más poderosos y a ganar todas las batallas como lo había hecho con los israelitas. ¡Qué poco conocían a Dios! ¿Qué hicieron los filisteos con el arca? (Lee en 1 Samuel 5: 2 a dónde la llevaron).

Pero al otro día, ¿qué se encontraron los filisteos? (Lee 1 Samuel 5: 4). El «poderoso» dios Dagón estaba en el suelo hecho pedazos. ¿Se darían cuenta los filisteos que solo el Dios vivo de los israelitas tenía verdadero poder? ¿Se darían cuenta de que Dagón no era más que una simple estatua de piedra? Los filisteos no quisieron reconocer el poder de Dios.

¡Habían colocado el Arca junto a una estatua de piedra! Como si Dios y su dios Dagón fueran igual de poderosos. Pero Dios no podía consentir que se le confundiera con uno de esos dioses de piedra, ni que se le adorara como lo hacían los paganos. A la mañana siguiente la gente de Asdod llegó para adorar y alabar a su dios. Querían agradecerle el haber ganado la batalla y el haber «tomado prisionero» al Dios de los israelitas. ¿Qué había pasado? (Léelo en 1 Samuel 5: 3). ¡Qué raro! ¡Nadie había entrado en el templo! Rápidamente levantaron a Dagón y lo colocaron en su sitio.

Si sigues el camino marcado en la tabla del cuadro de la izquierda encontrarás la respuesta que los filisteos debieron dar cuando encontraron su estatua de Dagón destrozada. Son palabras de Jetro a Moisés registradas en Éxodo 18: 11 (versión Reina Valera Contemporánea)

Piensa un poco Una lección puede sacarse de esta historia. No se puede desafiar a Dios, y menos para burlarse. Él no desea nuestro mal, pero si no hacemos caso de sus consejos las cosas pueden salirnos fatal.

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LECCIÓN  |

8 TU LECTURA DEL JUEVES

Al poco tiempo de haber colocado el Arca en el templo del falso dios Dagón, muchos de los filisteos comenzaron a enfermar. Los paganos creían que las epidemias y las enfermedades eran resultado de una maldición de los dioses. ¿Qué decidió hacer la gente de Asdod? (Léelo en 1 Samuel 5: 8). Lamentablemente en Gat ocurrió exactamente lo mismo, y a pesar de ello decidieron mandar el Arca a Ecrón. Allí donde el arca era guardada algo malo ocurría (ver 1 Samuel 5: 8-10). Después de siete meses, los filisteos se dieron cuenta de que tenían un problema. Se daban cuenta del poder de Dios, pero no querían deshacerse del Arca. Entonces consultaron con sus sacerdotes, adivinos y hombres sabios.

Los sacerdotes les dijeron que debían hacer una prueba para saber si tenían que devolver el arca a Israel. Para ello deberían construir un carro nuevo para colocar el arca encima. Para tirar del carro, deberían usar dos vacas que tuvieran becerros, pero a los becerros los mantendrían en el establo. ¿Por qué? Porque las vacas son unas buenas madres y no se separan de ellos hasta que dejan de mamar. Incluso se pueden poner violentas si creen que corren algún peligro, o si otra vaca se acerca a sus hijos. ¿Dejarían las vacas a los becerros en el establo? Si las vacas dejaban a sus hijos y tiraban del carro con el arca de regreso a los israelitas, los filisteos sabrían que el Dios de Israel quería que devolvieran el arca.

El arca de la Alianza no estaba en su lugar, en Israel. ¿Puedes encontrarla? Y ya de paso, encuentra otros ocho objetos que también están fuera de lugar… y de tiempo.

Piensa un poco Lamentablemente los filisteos creyeron que el arca de la Alianza era una especie de amuleto que les traería suerte en las batallas. En nuestro tiempo, hay mucha gente que cree que ciertos objetos (amuletos, velas, piedras, etc.) le traen buena o mala suerte. No te dejes engañar. Como has podido ver en la historia de esta semana, Dios quiere que pongamos toda nuestra confianza en él y no en objetos que ni hablan, ni piensan, ni tienen inteligencia para tomar decisiones.

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LECCIÓN  |

TU LECTURA DEL VIERNES Todos estaban expectantes para ver qué hacían las vacas. Después de uncir las vacas al carro nuevo, dejaron que las vacas hicieran lo que quisieran. (Lee lo que ocurrió en 1 Samuel 6: 12). Las vacas comenzaron a caminar y el carro se movió. Pero no fueron hacia donde estaban sus becerros. Sin que nadie las dirigiera tomaron el camino hacia Bet-sermes, la ciudad de levitas más cercana. Era como si se hubieran olvidado de sus becerros. No iban en línea recta, ni atravesando los campos: iban por el camino, como si hubiera alguien que las conducía. Así todo el mundo que pasaba por el camino se enteraba de lo que estaba pasando. Los príncipes filisteos no podían creer lo que veían y siguieron al carro hasta cerca de Israel. Pero ni aun así quisieron creer en el Dios verdadero.

Poco después, la gente que trabajaba en los campos de Bet-semes pudieron ver cómo unas vacas tiraban de un carro sin ninguna persona que lo acompañara. Cuando se fijaron se dieron cuenta de que en el carro estaba el arca de la Alianza. ¡Dios había devuelto el Arca a Israel! ¿Qué hicieron? (Lee 1 Samuel 6: 13). Rápidamente corrió la noticia. Pero ¿qué harían con el arca? Parece ser que, desde la muerte de Elí, y de la de sus hijos Ofni y Finees, el Tabernáculo ya no se utilizaba. Decidieron que el arca estaría mejor en una ciudad a unos 15 kilómetros de distancia. Los levitas de esa ciudad llegaron y reverentemente llevaron el arca a casa de un levita llamado Abinadab, donde permaneció durante muchos años. (Lee 1 Samuel 7: 1, 2).

Solo la silueta de uno de los carros se corresponde con la del dibujo. ¿Cuál es?

Piensa un poco ¿Has visto? Los animales obedecieron a Dios mejor que los propios seres humanos. Casi se olvidaron de sus propios becerros, en contra de su propia naturaleza, al llevar el arca a Israel. Si hasta las vacas obedecen a Dios, ¿no lo haremos nosotros? Nos irá mucho mejor.

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9 LECCIÓN

¡QUEREMOS UN REY!

Aprende y Comprende

TU LECTURA DEL DOMINGO Desde que el arca de la Alianza regresó a Israel, estuvo guardada en casa de Abinadab, un hombre de la tribu de Leví, durante veinte años. Su hijo Eleazar fue el responsable de su cuidado y protección (ver 1 Samuel 7: 1, 2). Parece ser que, en ese tiempo el Tabernáculo fue instalado en la ciudad de Nob, aunque el arca no estuviera dentro. Todavía había israelitas que amaban y adoraban al Dios verdadero, pero la mayoría prefería las fiestas en las que se adoraba a los dioses cananeos y filisteos.

«Porque Dios es el rey de toda la tierra, cantad con inteligencia» (Salmos 47: 7)

Después de 20 años, los filisteos seguían dominando el territorio de Israel y los israelitas soportaban las exigencias y las injusticias de los filisteos. Entonces comenzaron a recordar los tiempos en los que habían servido al Dios verdadero y habían sido libres y felices, pero no estaban dispuestos a dejar de adorar a los dioses paganos.

Durante todo ese tiempo el joven profeta Samuel había sido reconocido y respetado como profeta de Dios. Ahora, ¿qué mensaje tenía que dar al pueblo? (Léelo en 1 Samuel 7: 3). El pueblo por fin reconoció que Samuel tenía razón. (Lee en 1 Samuel 7: 4 lo que hicieron). Samuel hizo planes para una gran asamblea con todo el pueblo. ¿Dónde se reunieron y qué hicieron en ese lugar? (Lee 1 Samuel 7: 6). El pueblo de Dios estaba arrepentido y reconocieron que solo siendo fieles a Dios podrían ser libres. Una vez más el pueblo de Israel tomó la decisión de ser leal a Dios. Y eligieron a Samuel como su dirigente.

Para saber qué es lo que Dios pidió al pueblo sigue el camino del cuadro de la izquierda en el de la derecha.

Piensa un poco ¿Fue una decisión sabia elegir a Samuel como líder de Israel? Si tú hubieras estado en Mizpa, ¿qué razones habrías dado para que Samuel fuera el gobernante?

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LECCIÓN  |

TU LECTURA DEL LUNES Pero los filisteos no querían que los israelitas se volvieran a organizar como una nación. Si los israelitas elegían sus propios dirigentes, los filisteos no podrían mandar ni se podrían aprovechar de ellos. ¿Qué hicieron cuando se enteraron? (Léelo en 1 Samuel 7: 7). Muchas veces los israelitas habían peleado sin pedir ayuda a Dios y habían perdido. El pueblo acababa de prometer amar y obedecer a Dios. ¿Crees que se acordaron de las ocasiones en que Dios los había ayudado en el pasado? ¿Qué hicieron los israelitas? (Lee 1 Samuel 7: 8). El ejército filisteo comenzó a avanzar, pero los israelitas

seguían orando alrededor del holocausto que estaba ofreciendo Samuel. ¿Qué ocurrió entonces? (Lo sabrás si lees 1 Samuel 7: 10). Tal fue el trueno que se oyó que los soldados filisteos comenzaron a correr para salvar su vida y los israelitas salieron a perseguirlos. Nuevamente, Dios había ayudado a su pueblo como lo había prometido. Cuando la batalla terminó Samuel quiso agradecer a Dios por la liberación de los filisteos, e hizo algo para que el pueblo recordara ese día. ¿Qué hizo? (Léelo en 1 Samuel 7: 12).

Sustituye las letras de la piedra por las que están al lado. Sabrás el significado de la palabra «Ebenecer».

Piensa un poco Samuel levantó una especie de monolito de piedra como recuerdo de que Dios cumple sus promesas. ¿Has pensado alguna vez en escribir las cosas que Dios ha hecho por ti y tu familia? Sería muy bueno hacerlo porque así recordarás todas las veces en las que Jesús ha sido tu «Ebenezer».

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LECCIÓN  |

9 TU LECTURA DEL MARTES

Los israelitas aprendieron que valía la pena confiar en Dios y no en esas estatuillas con formas extrañas y sin ningún poder. Los filisteos también aprendieron la lección. (Lee en 1 Samuel 7: 13, 14 qué pasó en los siguientes años). Por fin los israelitas se sentían felices y seguros. El profeta Samuel resultó ser un buen dirigente. Samuel vivía en Ramá y hasta allí iba la gente a consultarle. Pero Samuel no esperaba a que la gente viniera a él con sus problemas. ¿Qué hacía cada año para asegurarse que todo marchara bien? (Léelo en 1 Samuel 7: 16). Samuel era muy trabajador y viajaba por diferentes ciudades y se acercaba al pueblo, los escuchaba y les aconsejaba según Dios le daba a entender. Samuel entendió lo importante que era que los jóvenes aprendieran a relacionarse con Dios y que pudieran llegar a ser buenos maestros, jefes y consejeros. Ellen White y otros comentaristas bíblicos señalan que

Samuel organizó dos escuelas que estos autores llaman «escuelas de los profetas». Una estaba en Ramá, donde vivía Samuel y la otra en Kiriat-jearim donde estaba el arca. Después hubo alguna más en Gilgal y en Jericó. A los jóvenes y maestros que vivían allí se los llamaba «hijos de los profetas». En esas escuelas los jóvenes estudiaban la Palabra de Dios y las leyes que había dado para que Israel se convirtiera en una nación poderosa. Aprendieron a trabajar por Jesús y aprendieron oficios para ganar dinero para ellos y sus familias. La música también era una «asignatura» importante. La alabanza a Dios por medio de la música siempre ha sido una forma de sentirse más unidos a Dios. Con aquellos que se ponían en sus manos, Dios podía comunicarse y servían de mensajeros de la voluntad de Dios para los israelitas. Los hijos de los profetas eran respetados en todo Israel y se les reconocía su inteligencia, sabiduría y autoridad en el conocimiento de Dios.

Las escuelas de profetas ayudaban a los jóvenes a prepararse para servir a Dios. ¿QUÉ PUEDO HACER AHORA PARA SERVIR A DIOS Y AYUDAR A LAS PERSONAS QUE ME RODEAN? Elige algunas de estas actividades y proponte perfeccionar esas habilidades.

Piensa un poco Dios también quiere que tú te prepares y estudies. Cada persona somos llamados a servir a Dios de muchas formas. Algunas personas lo tienen claro desde niños, otras lo van descubriendo conforme crecen y se hacen adultos. Algunas personas son llamadas a servir a Dios trabajando para la iglesia, otras en sus trabajos en empresas, colegios, hospitales… Pero recuerda que siempre será importante prepararte para conocer mejor a Dios, estudiando su Palabra y mediante la oración y la alabanza.

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LECCIÓN  |

TU LECTURA DEL MIÉRCOLES Cuando Samuel envejeció, ya no tenía fuerzas para hacer todo el trabajo de juzgar a Israel, así que sus hijos fueron nombrados jueces. (Sabrás el nombre de los hijos y dónde trabajaban si lees 1 Samuel 8: 1, 2). Samuel había enseñado a sus hijos a ser obedientes y honrados, pero cuando se alejaron de su padre, se vieron tentados por el poder y las riquezas. Los hijos de Samuel no fueron buenos gobernantes. Se volvieron ambiciosos y pedían dinero o riquezas a cambio de tomar decisiones que eran injustas (ver 1 Samuel 8: 3). No sabemos si Samuel era consciente de lo que hacían sus hijos. Pero, lo supiera o no, tampoco hubo nadie de entre los israelitas que fuera lo suficientemente valiente para ir al profeta, expresarle su malestar y buscar una solución al problema. Si alguien lo hubiera hecho, seguramente Samuel lo hubiera reconocido y habría buscado entre los hijos de los profetas a otros buenos jueces.

los gobernara un rey como las naciones paganas que los rodeaban. Hasta ese momento los israelitas habían sido gobernados por Dios a través de los jueces, y cuando habían sido fieles a Dios, el pueblo había gozado muchos años de paz y tranquilidad y había sido protegido de sus enemigos. Ahora no querían el gobierno de Dios, querían el gobierno de un hombre. ¿Cómo reaccionó Samuel? (Léelo en 1 Samuel 8: 6). Dios nunca había obligado a Israel a obedecerle. Dios siempre ha dado libertad a sus hijos para obedecerle o no hacerlo. Cuando el pueblo decidía que iban a seguir a los dioses paganos, Dios se lo permitía avisándoles de las consecuencias que iban a sufrir. (Lee la respuesta de Dios en 1 Samuel 8: 7-9).

Un día recibió una visita inesperada. (Sabrás quiénes eran si lees 1 Samuel 8: 4). En vez de decirle a Samuel lo que estaba pasando con sus hijos y buscar su consejo y el consejo de Dios para solucionarlo, ellos ya habían decidido lo que querían. (Lo puedes leer en 1 Samuel 8: 5). ¡Un rey! Los ancianos estaban pidiendo que

Piensa un poco La petición de los ancianos de Israel era realmente un capricho porque «todos los demás lo hacen». ¿Cuántas veces quieres hacer algo o pides que te compren algo porque «todos los demás lo hacen o lo tienen»? ¿Es esa una buena razón?

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LECCIÓN  |

9 TU LECTURA DEL JUEVES

Samuel accedió, como Dios le había dicho, a buscar un rey para Israel. Pero antes los advirtió de lo que sucedería cuando tuvieran un rey. Después de un tiempo, no iban a estar nada contentos. Aunque el rey fuera bueno, ellos tendrían que darle lo mejor de la tierra y de los animales, le tendrían que pagar impuestos. Un rey necesitaría un ejército de hombres jóvenes y muchos criados y criadas para los palacios. (Puedes leer todas las advertencias de Samuel en 1 Samuel 8: 11-18). ¿Qué decidió el pueblo al final? (Lee su decisión en 1 Samuel 8: 19, 20). Dios escogió a una persona. Era alto y atractivo. Era el hijo de Cis, de la tribu de Benjamín y se llamaba Saúl (ver 1 Samuel 9: 2). Un día Cis, mandó a Saúl a hacer un recado junto con su siervo. ¿Qué encargo les pidió? (Lee 1 Samuel 9: 3).

Esas asnas eran muy valiosas, era el animal más caro en Israel. Saúl y su siervo recorrieron un montón de caminos y ciudades. Se estaban acercando a Ramá, muy lejos de su casa. Así que Saúl decidió que ya era hora de volver a casa, aunque fuera sin los animales. Pero el siervo que lo acompañaba tuvo una idea. (Léela en 1 Samuel 9: 6). Cuando entraron en la ciudad preguntaron por él. Había una ceremonia especial ese día y todos esperaban a Samuel para empezar la comida. Ese día Samuel estaba preocupado. Dios había hablado con él la noche anterior. ¿Qué le había dicho? (Lo sabrás si lees 1 Samuel 9: 15, 16). Iba Samuel por la calle, cuando vio a Saúl y a su siervo que se acercaban a él. En ese momento Dios volvió a hablar a Samuel. ¿Qué le dijo? (Léelo en 1 Samuel 9: 17).

Mientras Saúl busca las burras, condúcelo hasta la corona de Israel.

Piensa un poco A veces ocurre que incidentes aparentemente simples tienen una importancia capital. Por ejemplo, el episodio de la pérdida de las asnas. Dios preparó todo para que Samuel eligiera al primer rey de Israel: Saúl.

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LECCIÓN  |

TU LECTURA DEL VIERNES Saúl no había visto nunca a Samuel. Cuando vio a un anciano que venía por la calle, se acercó y le preguntó dónde podía encontrar al profeta. Cuando Samuel le dijo que era él, Saúl se alegró mucho. Pero enseguida se quedó desconcertado. (Lee lo que le dijo Samuel, en 1 Samuel 9: 19, 20). Saúl no entendía nada. Iba a ser el invitado especial con todos los honores en una fiesta en la que no conocía a nadie. Cuando llegó al banquete Samuel le ofreció una parte especial del sacrificio, la parte que le correspondía a los sacerdotes. Luego Samuel le preparó un sitio en su casa para que pasara la noche. A la mañana siguiente le dijo que ya podían irse, pero antes Samuel le dijo al siervo de Saúl que se adelantara porque quería hablar a solas con Saúl. Cuando se quedaron a solas ¿qué hizo Samuel? (Lee 1 Samuel 10: 1).

Había muchas preguntas en la cabeza de Saúl. ¿Seguro que Dios lo había elegido rey? ¿Seguro que ese viejo profeta no estaba equivocado? Dios le iba a ofrecer algunas pruebas de que esa era su voluntad y no la locura de un anciano. De camino a su casa se encontraría en tres lugares distintos a varios grupos de personas (ver 1 Samuel 10: 2-5). Eso le demostraría que él era el elegido para ser rey de Israel. Samuel y Saúl se separaron. ¿Qué sucedió? (Lee 1 Samuel 10: 9). Todo sucedió tal y como había dicho Samuel. Saúl volvió a su casa. Cuando su tío se enteró que habían hablado con Samuel, le preguntó a su sobrino qué les había dicho el profeta. ¿Qué le contestó Saúl? (Lee 1 Samuel 10: 16).

Al girar los dibujos han aparecido ocho diferencias. ¿Puedes encontrarlas?

Piensa un poco ¿Por qué Saúl no había encontrado antes las asnas? ¿Por qué tuvo que perder tanto tiempo? Después las encontró pero Saúl ya pudo entender que, de una forma invisible, Dios había estado acompañándolo para que se hiciera su voluntad. Así también Saúl tendría la convicción de la conducción divina en su vida y de que podría cooperar con Dios. Jesús, aunque invisible, está también contigo.

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10 LA TRANSFORMACIÓN DE SAÚL

LECCIÓN

Aprende y Comprende

TU LECTURA DEL DOMINGO Después de un tiempo llegó el momento de presentar a Saúl. Para ello Samuel reunió a todos los representantes del pueblo, de cada tribu y de cada familia. La reunión se hizo en Mizpa.

«Si así vosotros como vuestro rey seguís al Señor vuestro Dios, entonces os irá bien» (1 Samuel 12: 14)

Aunque Saúl ya había sido ungido rey en secreto, Samuel debía demostrar públicamente que el elegido era Saúl. No dijo nada y comenzó a echar suertes sobre todos los representantes de todas las tribus. Recuerda que «echar suertes» en la Biblia no es lo mismo que cuando tú juegas con tus amigos. «Echar suertes» era una ceremonia, seguramente con el Urim y el Tumim, las piedras especiales que el sumo sacerdote tenía en el pectoral. Cuando se nombraron todas las tribus, Dios escogió la tribu de Benjamín. Cuando se nombraron las familias de Benjamín, Dios escogió la familia de Cis. De la familia de Cis, Dios escogió a Saúl.

Era el momento de que todo el mundo conociera a Saúl y lo llamaron para que todo el mundo lo viera. Pero, ¿dónde estaba Saúl? ¡No lo podían encontrar! Pero alguien tenía la respuesta. (Lee en 1 Samuel 10: 22 quién lo sabía y dónde estaba Saúl). Cuando lo encontraron y lo trajeron para que todo el mundo lo pudiera ver se dieron cuenta de que era alto, fuerte y apuesto. Sí sería un buen rey, pensaron, y lo aceptaron como el primer rey de todos los israelitas. Pero no todos estaban contentos. Algunas personas no estaban de acuerdo con el nombramiento de ese hombre y lo despreciaron (Lee 1 Samuel 10: 27). No sabemos sus razones, tal vez querían que fuera de otra tribu más grande o quizá ya habían pensado en un rey que les gustaba a ellos. La Biblia solo nos dice que eran unos malvados, es decir, que no tenían buenas intenciones. El rey Saúl lo sabía, pero disimuló humildemente. No quiso empezar su reinado enfrentándose y discutiendo con los mismos israelitas.

Este es Saúl. Encuéntralo entre la multitud reunida en Mizpa.

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LECCIÓN  |

TU LECTURA DEL LUNES Un día, llegaron noticias de que los amonitas iban a atacar Jabes, uno de los pueblos de los israelitas. Los amonitas habían amenazado con sacarles un ojo a todos los habitantes de Jabes antes de hacerlos sus siervos. El rey no podía permitir que los pueblos vecinos hicieran lo que les viniera en gana con los pueblos israelitas. Saúl no perdió el tiempo. Rápidamente envió mensajeros para que todos los hombres de Israel vinieran para ayudar al pueblo de Jabes de Galaad. ¿Sabes cuántas personas respondieron para ayudar? (Léelo en 1 Samuel 11: 8). Por la mañana, temprano todo el ejército de más de 300.000 hombres atacó el campamento amonita. Antes del mediodía habían hecho huir a todos los amonitas. ¡Los israelitas estaban orgullosos de su nuevo rey! ¡Con él habían ganado su primera batalla contra sus enemigos! Algunos israelitas se acordaron de que algunas personas habían menospreciado al nuevo rey y no habían querido reconocerlo. Ahora que se había

demostrado que estaban equivocados, querían que se les castigara. ¿Qué dijo el rey Saúl? (Léelo en 1 Samuel 11: 12, 13). Ya todo el mundo estaba convencido de que Saúl podía ser un buen rey; era el momento de la coronación. Fueron a Gilgal y allí, delante de todo el pueblo y de Dios, Saúl fue coronado rey de Israel. En Gilgal, Samuel pronunció un discurso. Les recordó que, aunque tuvieran un rey que los gobernara y los dirigiera en la batalla, no tenían nada que hacer si Dios no estaba con ellos. ¿Cuál tendría que ser el secreto para que todo les fuera bien a partir de ahora? (Léelo en 1 Samuel 12: 14). También les recordó que, aunque tuvieran un rey, él seguiría siendo el profeta de Dios. ¿Qué trabajos no dejaría de hacer nunca? (Lo sabrás si lees 1 Samuel 12: 23). Luego les dio un último consejo. (Puedes leerlo en 1 Samuel 12: 24, 25). Después de eso cada uno volvió a su casa.

Según lo que has estudiado sobre el carácter de Saúl, ¿qué aspectos te parecen que lo hacían buena persona y buen rey? Escríbelos dentro de la corona.

Piensa un poco ¿Te das cuenta de que el más fuerte no es el que más daño puede hacer sino el que es capaz de perdonar? Saúl no tuvo en cuenta el que aquellas personas malvadas lo trataran mal y los perdonó, así se ganó el aprecio y la fidelidad de todos los israelitas.

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LECCIÓN  |

10 TU LECTURA DEL MARTES

Algún tiempo después el hijo de Saúl, Jonatán, venció a los filisteos en una batalla. Los filisteos reaccionaron preparándose todavía más para atacar a los israelitas con todas sus fuerzas y en cualquier lugar. Cuando Saúl se enteró de que los filisteos se estaban armando, llamó a los israelitas para organizar un ejército que los defendiera de los filisteos. Pero la diferencia de los ejércitos era descomunal. El ejército filisteo estaba bien armado, sus soldados estaban acostumbrados a la guerra y tenían carros de combate. (Lee cómo era el ejército filisteo en 1 Samuel 13: 5). Sin embargo, el ejército israelita iba a la batalla con palos, herramientas del campo y lo que habían podido encontrar. Con excepción del rey Saúl y Jonatán su hijo, ningún soldado de Israel tenía lanza o espada. Los filisteos no querían que los israelitas tuvieran espadas o lanzas y habían destruido todas la fraguas y herrerías de Israel. Así los israelitas tenían

que ir a las ciudades filisteas a afilar sus herramientas por un precio altísimo (ver 1 Samuel 13: 19-22). Muchos de los hombres huyeron por miedo a los filisteos. Samuel sabía que los israelitas necesitaban la ayuda de Dios. Así que prometió llegar antes de la batalla para hacer un sacrificio, orar por ellos y esperar a que Dios les dijera qué debían hacer. El rey Saúl tenía que esperar siete días. Pero cada día que pasaba tenían más miedo. ¿Qué comenzaron a hacer los soldados de Israel? (Lee 1 Samuel 13: 8). El mismo Saúl tenía miedo y se impacientaba. Pensó que si no hacía algo rápidamente se iba a quedar solo. En lugar de confiar en Dios y esperar a Samuel, se le ocurrió una idea. Hizo algo que solo los sacerdotes debían hacer. ¿Qué fue lo que hizo? (Lee en 1 Samuel 13: 9 la mala idea de Saúl). Nada más terminar de hacer el holocausto llegó Samuel.

Todos los hombres están repetidos al menos dos veces excepto uno. ¿Puedes localizarlo?

Piensa un poco ¿Tú crees que Dios necesita nuestra ayuda? No, porque es todopoderoso. Sin embargo, él suele buscar nuestra colaboración, no porque él la necesite sino porque sabe que de nuestra relación con él saldremos beneficiados. Si lo piensas bien, es poco inteligente que si Dios pide esperar unos días los israelitas no lo hagan. Tú debes ser más inteligente que ellos y hacer las cosas como Dios quiere. Para eso nos dio Dios la Biblia, para conocer bien su voluntad. Por ejemplo, las Normas de la Felicidad.

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LECCIÓN  |

TU LECTURA DEL MIÉRCOLES Cuando por fin llegó Samuel y el profeta regañó al rey Saúl, ¿qué razones tenía Saúl para no esperar? (Léelas en 1 Samuel 13: 11, 12). Todos los israelitas sabían que solo los sacerdotes podían ofrecer sacrificios. Al hacerlo, Saúl se había puesto en el lugar de Jesús, nuestro sacerdote. Pero él no tenía autoridad para hacerlo. Saúl tenía una mayor responsabilidad de hacer bien las cosas porque todo el mundo seguiría su ejemplo. Si para él ofrecer un sacrificio era algo sin importancia, los demás creerían que así era. Sería fácil para ellos pensar que no era tan importante obedecer las reglas de Dios después de todo.

vencieran a los israelitas otra vez. No podía contar con todos esos hombres que habían desertado, o que estaban escondidos en cuevas. Y mucho menos en los que se habían unido al enemigo. Pero sí que podía contar con dos hombres que continuaban confiando en Dios: Jonatán, el hijo de Saúl y su siervo. Dios puso un plan en la mente del príncipe Jonatán. Se lo contó a su escudero y los dos decidieron que valía la pena intentarlo. (Puedes leerlo en 1 Samuel 14: 6, 7).

¿Qué le dijo Samuel al rey después de escuchar sus excusas? (Lee en 1 Samuel 13: 13, 14 las duras palabras de Samuel a Saúl). Hubiera sido mucho mejor que el rey Saúl hubiera confiado en Dios en lugar de desobedecer y después dar excusas. O al menos ser lo suficientemente humilde para reconocer que se había equivocado. El rey de Israel debía ser el primero en reconocer que Dios era su verdadero Rey. De todas maneras, Dios no podía permitir que los filisteos

Piensa un poco Mal empezaba su reinado Saúl, desobedeciendo a Dios. Dice un refrán: «Las cosas que mal comienzan, mal acaban». El comienzo de las cosas imprime el ritmo de lo que se va a hacer a continuación. Piensa bien cómo comienzas el día… ¿Refunfuñando porque tienes que madrugar? Si no has descansado bien la solución es fácil: acuéstate antes y así comenzarás bien el día relajado. Y ten un pensamiento hacia Dios cada mañana.

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LECCIÓN  |

10 TU LECTURA DEL JUEVES

Jonatán quería estar seguro de que su idea era la idea de Dios. Y le pidió una señal. (Puedes leerlo en 1 Samuel 14: 8-10). Jonatán y su escudero comenzaron a subir la montaña. Cuando los guardias filisteos vieron que el fuerte estaba siendo «atacado» por dos hombres se burlaron de los jóvenes. Comentaron lo cobardes que habían sido los israelitas que se habían escondido en cuevas. ¿Qué les gritaron? (Lee 1 Samuel 14: 12). ¡Estas palabras eran la señal que Jonatán había pedido! Jonatán y su escudero continuaron trepando sin caer en las provocaciones de los filisteos. No

sabían cómo, pero estaban seguros de que Dios actuaría. ¿Qué sucedió cuando llegaron a la cima del monte? (Léelo en 1 Samuel 14: 15). Al otro lado del valle estaban el rey Saúl y sus soldados. Los guardias israelitas se dieron cuenta de algo raro estaba pasando entre los filisteos. Saúl juntó a los 600 hombres leales que se habían quedado junto a él y se dirigió hacia el campamento filisteo. ¡No podía creer lo que vio! (Tú también lo sabrás si lees 1 Samuel 14: 20). De repente, el rey Saúl se animó. Y no fue el único. ¿Quién se les unió? (Lee 1 Samuel 14: 21, 22).

Ayuda a Jonatán y a su siervo a encontrar el camino entre la montaña para llegar a la fortaleza filistea.

Piensa un poco Dios utilizó a dos hombres para luchar contra todo un ejército. Una vez más Dios había mostrado que para él no hay nada imposible.

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LECCIÓN  |

TU LECTURA DEL VIERNES Cuando el rey Saúl vio que los filisteos huían, dio una orden muy tonta. Además, amenazó con la muerte a quien no obedeciera. (Puedes leer la orden en 1 Samuel 14: 24). ¿Te puedes imaginar a hombres fuertes luchando y persiguiendo a los enemigos y sin comer nada? Esos hombres necesitaban alimentarse, reponer energías. Al atravesar un bosque se encontraron con que había colmenas de abejas con mucha miel, pero nadie se atrevió a comer por miedo al castigo de Saúl. Si los soldados hubieran comido un poco, hubieran tenido energía para seguir peleando, pero estaban agotados y hambrientos. Jonatán no sabía nada acerca de la orden del rey porque estaba en la guarnición filistea cuando su padre la dio. Así que cuando pasó por el bosque se paró y

comió un poco de miel. Cuando Saúl se enteró de que su hijo había desobedecido, ordenó la muerte de su propio hijo (ver 1 Samuel 14: 44). Pero los soldados sabían que eso no era justo y no podían permitirlo. Dios había hecho un milagro porque Jonatán y su escudero habían confiado en su poder. Los soldados defendieron a Jonatán y no permitieron que el rey lo castigara. Saúl estaba pareciéndose a un rey pagano más que a un rey que amaba a Dios. Se estaba volviendo orgulloso, exigente, duro, arrogante y soberbio. Para él era más importante que sus hombres lo obedecieran a costa de tenerle miedo, que la vida de su propio hijo. Los israelitas empezaban a sufrir las consecuencias de querer tener un rey humano.

El bosque está lleno de panales ¿Podrías contar cuántos hay? ¿Podrías decir también cuántas abejas gordas hay?

Piensa un poco ¿Cómo quiere Dios que nos tratemos? ¿Cómo trataba Jesús a la gente? Quien tiene poder y responsabilidades en modo alguno debe ser arrogante. Cuando crezcas es posible que tengas un trabajo de responsabilidad importante. No olvides tratar bien a quienes estén bajo tu responsabilidad o sean tus compañeros. Si desde ahora piensas en ello y renuncias a ser soberbio y exigente, seguramente no lo serás cuando seas mayor.

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11 LECCIÓN

Aprende y Comprende

DIOS ELIGE UN NUEVO REY TU LECTURA DEL DOMINGO Dios había elegido a Saúl porque era un buen hombre, humilde y respetuoso. Pero en poco tiempo su carácter fue cambiando. La semana pasada vimos algunos episodios en los que se estaba convirtiendo en un hombre soberbio y orgulloso. Pero la Biblia cuenta otras ocasiones en las que no respetó las órdenes de Dios. Una vez fue al campo de batalla con el arca de la Alianza, a pesar del peligro que ello tenía (ver 1 Samuel 14: 18).

«El hombre mira lo que está ante sus ojos, pero el Señor mira el corazón» (1 Samuel 16: 7)

Otra vez hizo construir un monumento en su propio honor por la victoria sobre los amalecitas, en vez de darle el honor a Dios, que era el que hacía que los israelitas vencieran (ver 1 Samuel 15: 12). Pero ya el colmo de la desobediencia ocurrió en una batalla contra los amalecitas.

Dios no deseaba que los israelitas se hicieran ricos a costa de la guerra contra los pueblos cananeos y por eso le ordenó que no se llevaran ningún botín de guerra. Todo debía ser destruido, incluidos los animales, que era lo que más riqueza podría darles. ¿Obedeció esta vez Saúl y sus soldados? (Lo sabrás si lees 1 Samuel 15: 9). ¿Qué te parece? A eso se le puede llamar «obedecer a medias» u «obedecer solo la parte que me conviene». ¿Crees que Dios estaba satisfecho con lo que había hecho? (Puedes comprobarlo leyendo 1 Samuel 15: 10). Así que Samuel fue a decirle a Saúl lo que Dios pensaba de él. Cuando lo encontró, Saúl lo saludó muy contento. ¿Por qué? (Léelo en 1 Samuel 15: 13). ¡Qué cara! Encima va y presume ante Samuel que ha obedecido a Dios. Pero Samuel estaba oyendo el ruido del ganado y en un campamento de soldados no suele haber ganado, al menos no tanto como para hacer tanto ruido. ¿Qué explicación le dio Saúl? (Lee la explicación en 1 Samuel 15: 21). Saúl le echó la culpa a los soldados y encima intentó justificarlo diciendo que era para hacer sacrificios, como si así fuera a «contentar» a Dios, y de paso se «ahorraban» sus propios animales.

Piensa un poco Cuando comprendas que has hecho algo que no debías, no busques excusas. Si lo haces lo que conseguirás es que el mal se haga más fuerte en ti. Esto es lo que le pasó a Saúl quien al principio era bueno y humilde. Pero cuando comenzó a hacer cosas incorrectas trataba de justificarlas. No merece la pena hacer lo mismo que él.

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LECCIÓN  |

TU LECTURA DEL LUNES Samuel, muy enfadado, le recordó al rey que Dios no necesitaba animales, los sacrificios no eran para «contentar» a Dios. ¿Qué se había creído Saúl, que Dios era un dios pagano que necesitaba los sacrificios para estar contento? Lo único que pedía Dios era obediencia. Y obediencia, no para contentarle, sino para que, siguiendo sus consejos, le fueran bien las cosas al pueblo. Samuel tuvo que darle una triste noticia. (Léela en 1 Samuel 15: 26). El rey Saúl se asustó. El humilde hombre que Dios había elegido como rey se había convertido en un orgulloso y tramposo rey. No quería dejar de ser rey. Le gustaba mandar, ser importante y que todos le tuvieran miedo. Delante de Samuel reconoció que había pecado, pero Dios, que conoce el corazón, sabía

que no estaba arrepentido y no pensaba cambiar. Ahora le preocupaba que, si el pueblo se enteraba de que Dios iba a nombrar otro rey, dejaran de apoyarlo. ¿Qué le pidió Saúl a Samuel? (Lee su petición en 1 Samuel 15: 30). Si los ancianos lo veían adorar con Samuel se fiarían del rey y no lo abandonarían. Samuel accedió a adorar con Saúl por última vez. Aquel día Samuel y Saúl se separaron y nunca más volvieron a verse. (Lee 1 Samuel 15: 34, 35). El rey Saúl estaba desobedeciendo a Dios y siguiendo sus propios planes. Samuel estaba muy triste porque apreciaba mucho al rey Saúl. Recordaba cómo era cuando Dios lo eligió y le daba mucha pena en lo que se había convertido.

Samuel le dijo a Saúl que Dios prefería la obediencia antes que los sacrificios (ver 1 Samuel 15: 22). Sigue el camino de arriba en cuadro de abajo para saber por qué Dios quiere que le obedezcamos.

Piensa un poco La historia de Saúl es una historia de desobediencias. Aprende esta lección: desobedecer para hacer lo que tú quieras solo te traerá tristeza en la vida. Decide obedecer. Y si alguna vez caes… arrepiéntete.

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LECCIÓN  |

11 TU LECTURA DEL MARTES

Algún tiempo después, estando Samuel en su casa de Ramá, Dios le habló. ¿Qué le dijo? (Lee la misión de Samuel en 1 Samuel 16: 1). Samuel sabía que era peligroso. Conocía hasta dónde Saúl podía ser cruel. Si había estado dispuesto a matar a su propio hijo, seguro que intentaría matar al profeta si se enteraba que iba a nombrar un nuevo rey. Dios le dijo lo que debía hacer para que Saúl no sospechara nada. (Lee el plan de Dios en 1 Samuel 16: 2, 3). Pero Samuel había aprendido a obedecer; además, él confiaba en Dios. Cuando llegó a Belén, los ancianos del pueblo se pusieron nerviosos. Ellos no habían llamado al profeta y tenían miedo que Saúl estuviera persiguiendo a Samuel. Samuel los tranquilizo y pidió que prepararan la ceremonia del sacrificio. Pero además pidió que invitaran a Isaí y a sus hijos (ver 1 Samuel 16: 4, 5). Después de hacer el sacrificio y antes de comer, Samuel

estaba observando a los hijos de Isaí. Eliab, el mayor, era alto, fuerte y atractivo. Al verlo Samuel se acordó del rey Saúl. Se dijo a sí mismo que seguro que ese era el elegido. Pero Dios le habló muy claro. (Sabrás lo que le dijo Dios leyendo 1 Samuel: 16: 7). Isaí siguió presentándole a sus hijos. El siguiente fue Abinadab, pero Dios tampoco lo eligió. El tercero era Sama. Tampoco era el elegido. Isaí le presentó a los otros tres muchachos que habían venido con él. Pero Dios no eligió a ninguno. Todos los hijos de Isaí parecían buenos muchachos, pero Dios dijo lo mismo de todos ellos. Samuel estaba perplejo. Dios le había dicho que uno de los hijos de Isaí sería el próximo rey y ninguno había sido elegido. ¿Qué pasaba? ¿Por qué no había escogido Dios a ninguno? Al final Samuel se quiso asegurar de que esos eran todos sus hijos. ¿Qué le respondió Isaí? (Léelo en 1 Samuel 15: 11).

De los hijos de Isaí, averigua quién será el elegido por Dios. Es el único que no está repetido.

Piensa un poco La versión Nueva Traducción Viviente, traduce el versículo para aprender de memoria, y que está al principio de la lección, así: «La gente juzga por las apariencias, pero el Señor mira el corazón». Aparentemente cualquiera de los hijos de Isaí era un buen candidato a ser rey. A veces, lo que a ti te parece una buena idea puede que no sea la mejor. Y Dios sabe cuál es la mejor decisión. Permite que él te guíe.

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LECCIÓN  |

TU LECTURA DEL MIÉRCOLES Uno de los hijos de Isaí era el elegido por Dios, pero ninguno de los que estaba sentado a la mesa era el escogido. Entonces Samuel le preguntó a Isaí si tenía algún hijo más y este le contestó que sí, que se llamaba David pero que era muy joven y que estaba con el rebaño en el campo. Inmediatamente Samuel mandó que fueran a buscarlo. El joven se presentó rápidamente ante el profeta. David estaba sorprendido de que Samuel quisiera verlo. La Biblia dice que David era rubio con unos ojos muy bonitos y muy guapo. Pero también lo eran sus hermanos.

¿Qué dijo Dios esta vez? (Léelo en 1 Samuel 16: 12). Inmediatamente Samuel ungió a David, el hijo menor de Isaí como futuro rey de Israel. Lo hizo delante de sus hermanos para que fueran testigos de cuál había sido la voluntad de Dios. (Lee en 1 Samuel 16: 13 qué es lo que pasó en ese mismo momento). Luego Samuel regresó a Ramá. David había sido elegido rey, pero todavía no era el momento de proclamarlo. Mientras, David siguió en casa de su padre.

Piensa un poco Mira, la primera reacción de David fue muy buena al mantener una actitud paciente. Había sido ungido rey de Israel, pero no quiso coger la corona hasta que Dios lo indicase. Así que esperó en su casa haciendo los trabajos que ordenaba su padre. ¡Aunque un día sería rey seguía haciendo los trabajos de un campesino! ¿Qué hubieras hecho tú en su caso? Seguro que habrías hecho lo mismo.

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LECCIÓN  |

11 TU LECTURA DEL JUEVES

Sabemos algunas cosas de la vida de David en Belén. David era pastor de ovejas. El trabajo de pastor no era fácil. Tenía que vigilar que ninguna oveja se alejara y se perdiera. Muchas veces tenía que dormir en el campo, caminar mucho tiempo y tenía que estar muy atento para que ningún animal salvaje se acercara y se escapara con una oveja. Por eso no podía ser un chaval flacucho y débil. David era fuerte y valiente.

su vida. Algunas de ellas las podemos leer en el libro de Salmos. Escribió muchos de los salmos que conservamos en nuestra Biblia. Allí en el campo, podía tocar y cantar todo lo que quería. Y David tenía una hermosa voz y tocaba el arpa muy bien.

David usaba dos herramientas para su trabajo: su vara de pastor y su honda para alejar a los animales salvajes que se acercaban a sus ovejas. Sabemos que un día se acercó un león y quiso atacar al rebaño. David usó su honda y su vara. Lo mismo sucedió en otra ocasión con un oso. En ambas ocasiones, y armado solo con una vara y una honda, consiguió derrotarlos y hasta matarlos. David era muy valiente y fuerte, pero sabía que era Dios quien lo ayudaba. Dios le había dado a David un talento muy especial y lo usaba mientras cuidaba las ovejas. Todos los días cuando veía los árboles, las colinas y los bosques, las estrellas en la noche y todas las maravillosas cosas de la creación, David escribía poesías y luego les componía música. Entonces David tocaba la melodía en su arpa y cantaba las poesías al Creador. David compuso muchas canciones a lo largo de

Después de la visita de Samuel, David regresó al campo a cuidar de sus ovejas, pero estaba seguro de que Dios tenía un trabajo muy especial para él. David oraba y cuidaba de su rebaño lo mejor que podía. Él quería estar listo algún día para la obra especial que Dios quería que hiciera.

Piensa un poco Uno de los salmos más hermosos de la Biblia fue escrito por David, tal vez mientras cuidaba el rebaño de su padre. Es el Salmo 23. Seguramente ya te lo sabes de memoria. Repítelo pensando en lo que David estaba sintiendo cuando lo escribió. Si todavía no lo sabes de memoria ahora es un buen momento para aprenderlo. Para millones y millones de cristianos este es su salmo favorito. ¡Únete a este grupo numerosísimo!

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LECCIÓN  |

TU LECTURA DEL VIERNES Saúl había renunciado a Dios y Dios ya no podía ayudarlo. Cuando el Espíritu de Dios dejó de estar con él, Saúl se comportaba de forma muy rara. Tenía cambios de humor muy bruscos. Algunos días se portaba peor que otros. A veces, Saúl actuaba como si estuviera loco. Otras, estaba tan deprimido que no quería hablar con nadie. La Biblia dice que era un espíritu malo enviado por el Señor. Esto es una forma de hablar del escritor bíblico. Muchos escritores bíblicos, a veces presentan a Dios como si él hiciera lo que no impide que ocurre directamente. Sabemos que Dios no envía la maldad. La maldad solo proviene de Satanás. Pero cuando Saúl se apartó de Dios, él ya no podía protegerlo. Uno de sus siervos pensó en una idea. ¿Qué se le ocurrió? (Lee 1 Samuel 16: 16).

Pronto llegó un mensajero a casa de Isaí. El rey Saúl reclamaba a su hijo menor.

Saúl aceptó y sus siervos comenzaron a pensar en algún hombre que fuera un buen músico.

¿Qué opinión tuvo Saúl sobre David? (Puedes leer 1 Samuel 16: 21-23). Al rey Saúl le encantaba escuchar a David tocando el arpa. La música lo hacía sentir tranquilo en lugar de preocupado, molesto o deprimido.

Seguramente el siervo lo había oído tocar, tal vez en alguna fiesta de Belén, o en casa de su padre. ¿Quién era? (Ya te lo imaginas, pero léelo en 1 Samuel 16: 18. Así también sabrás qué otras cualidades tenía el joven). ¿Te parece una coincidencia? Yo creo que no. Dios puso en la mente de ese siervo el nombre del futuro rey de Israel.

David pasaba mucho tiempo en el palacio del rey Saúl, aunque también pasaba épocas en casa de su padre. Se convirtió en una persona de confianza y muy apreciado.

Curiosidades En tiempos bíblicos no se sabía nada de enfermedades mentales o neurológicas. No se podían imaginar que la mente, y mucho menos el cerebro, enfermara. De hecho, al observar la conducta de muchos enfermos es como si tuvieran algo dentro que los hace decir y hacer cosas extrañas. Eso les hacía creer que estas personas estaban siendo poseídas por demonios o espíritus. No podemos asegurar que esto sea así en todos los casos en los que la Biblia habla de «poseídos». Es muy probable que haya casos de enfermos y que haya casos en los que realmente un espíritu malo posee la mente de una persona.

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12 LECCIÓN

DUELO DE GIGANTES

Aprende y Comprende

TU LECTURA DEL DOMINGO Los filisteos seguían desafiando a los israelitas y Saúl tuvo que convocar otra vez al ejército. Entre los hombres que fueron a luchar estaban los tres hermanos mayores de David. Mientras estaban en la batalla, David había vuelto a casa, a ayudar a su padre.

. «Tú vienes contra mí armado de espada, lanza y jabalina; yo voy contra ti en nombre del Señor del universo, a quien tú has desafiado» (1 Samuel 17: 45, La Palabra)

Isaí, el padre de David, estaba preocupado porque no tenía noticias de sus hijos mayores, así que le dijo a David que fuera a ver cómo estaban sus hermanos y que le trajera noticias de la guerra. Preparó alimentos, que seguro que necesitaban, y envió a David (ver 1 Samuel 17: 17, 18). David estaba hablando con sus hermanos cuando, de repente, se oyó un vozarrón desde el campamento filisteo. ¿De quién era la voz? (Lo sabrás si lees 1 Samuel 17: 23).

Ese filisteo era uno de los supervivientes de los gigantes anaceos que vivían en Hebrón antes de la conquista de Josué. Recuerda que Josué dio esas tierras a Caleb. Los gigantes que huyeron se refugiaron en algunas ciudades filisteas. Goliat era de la ciudad de Gat y daba mucho miedo. Medía casi tres metros, casi el doble que cualquier otro soldado. Además, la armadura era impresionante: un casco de bronce y una coraza hecha de placas de metal que pesaba… ¡más de 50 kilos! También llevaba protectores de bronce en las dos piernas. Pero es que sus armas también eran especiales ¡Solo la punta de su lanza pesaba 6 kilos! Su espada era enorme. Y un guardia cargaba su escudo para protegerlo. Pero lo peor era su desafío. Todos los días, por la mañana y por la tarde, se adelantaba hacia el campamento israelita con la misma propuesta: que un israelita luchara contra él. El que venciera ganaba la guerra. Pero ningún israelita se atrevía a responder al desafío. Primero porque su tamaño, armadura y armas eran espectaculares y segundo porque los israelitas apenas tenían ni armas ni armaduras. Saúl y todos sus soldados estaban aterrorizados de Goliat (ver 1 Samuel 17: 24).

PARA QUE ENTIENDAS MEJOR ESTA HISTORIA: Los filisteos sabían, por propia experiencia, que el Dios de los israelitas era superior a su dios Dagón. Entonces, sabiendo que en una batalla saldrían perdiendo, recurrieron a una estrategia. En la antigüedad, existía la costumbre de decidir las contiendas, en algunas ocasiones, mediante un combate entre dos personas, una de cada ejército. Así el ganador de tal lucha se consideraba ganador de la batalla entre los dos ejércitos. Esto es lo que intentaban los filisteos: ganar la guerra con el combate entre Goliat y un combatiente israelita, sabiendo que Goliat era muy superior a cualquiera de los israelitas. Aunque esto aún estaba por ver…

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LECCIÓN  |

TU LECTURA DEL LUNES Durante cuarenta días, Goliat amenazó y retó al ejército israelita. El rey Saúl había prometido una recompensa al soldado que peleara contra Goliat y lo matara. Pero nadie se presentaba voluntario para pelear contra Goliat. (Lee 1 Samuel 17: 25 y sabrás cuál era la generosa recompensa que ofreció el rey). David se sorprendió mucho cuando escuchó a aquel hombre gritar. Estaba muy enfadado porque aquel filisteo se atreviera a insultar al pueblo de Israel y se sentía indignado porque ningún israelita fuera capaz de enfrentarse a él y cerrarle la boca. ¿Por qué nadie, ni siquiera el rey hacían nada? E intentó convencer a algunos para que se enfrentaran al gigante.

Eliab, el hermano mayor de David, se enfadó con él. Acusó a su hermano pequeño de tomarse todo eso como un juego. Aquello no era un espectáculo de lucha como las competiciones que podía haber visto en las fiestas. Estaba en juego la libertad de todos los israelitas y la vida de todos los soldados que allí estaban (ver 1 Samuel 17: 28). ¡Qué poco conocía Eliab a su hermano David! Como Eliab parecía muy enfadado con él fue a hablar con otros soldados, tal vez para ver si alguno se animaba a defender el honor de Israel y de su Dios. Pero todos estaban aterrorizados. Ni por todo el oro del mundo lucharían contra ese gigante. Era un suicidio.

¿En qué consistía la recompensa que ofreció Saúl? Señala los dibujos que correspondan a la oferta del rey.

Piensa un poco Eliab se enfadó muchísimo con su hermano David y le acusó de haber abandonado el rebaño para ver la batalla. Pero David vino porque se lo ordenó su padre, para traer comida a sus hermanos y saber qué tal se encontraban. Lo único que había hecho David era obedecer a su padre y, sin embargo, se encontró con la incomprensión de su hermano mayor. A veces puede ocurrirnos que la gente no comprenda lo que hacemos. Lo importante es saber que estamos haciendo lo correcto.

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LECCIÓN  |

12 TU LECTURA DEL MARTES

Cuando el rey Saúl supo lo que estaba haciendo David, lo mandó llamar. David habló al rey Saúl con mucha seguridad. (Puedes leer sus palabras en 1 Samuel 17: 32).

casco de bronce del rey. David cogió la espada del rey y comenzó a caminar. Pero no podía. Todo aquello era demasiado pesado para él. Así que se lo quitó.

El rey Saúl no podía creer que este chaval pensara que podía pelear contra Goliat. Le advirtió que él era muy joven, sin experiencia en la guerra y aquel gigante era un experto guerrero. Pero David no se dejó convencer. Le contó al rey Saúl la historia del oso y del león que había matado con la ayuda de Dios. ¿Qué le dijo David al rey? (Lee su valiente respuesta en 1 Samuel 17: 37).

Pronto la noticia corrió por el campamento. ¡Una persona se había ofrecido para luchar contra Goliat! Todos miraban hacia la tienda del rey cuando vieron salir de ella a David. ¡No se lo podían creer! ¡Pero si era un chaval! ¡Y no llevaba armas!

Saúl conocía perfectamente al joven músico. Sabía de su valor y de la confianza que tenía en Dios. Al oírlo hablar con tanta determinación aceptó que fuera el defensor de todo Israel. David pelearía contra Goliat.

Seguramente miraron con desprecio a Saúl. El rey iba a poner en manos de un joven la vida de todos los soldados que allí estaban y el futuro de todo el reino. ¿Es que no había podido encontrar a un guerrero un poco más fiero?

Preocupado por la seguridad de David, el rey ordenó que le pusieran su armadura. Le pusieron la coraza y el

Seguramente muchos estaban convencidos de que morirían ese mismo día. Sería el fin del reino de Israel.

Parece que David no está muy cómodo con la armadura de Saúl. En la alfombra hay distintos objetos y armas. ¿Cuáles elegirá para enfrentarse a Goliat?

Piensa un poco Fíjate bien que David no presumió de su fuerza ni de haber vencido a un león y a un oso. Él dijo: «Jehová, que me ha librado de las garras del león y de las garras del oso, él también me librará de la mano de este filisteo». David sabía y reconocía que solo Dios podía hacer tales cosas. En ningún caso se hizo el creidillo… Piensa que con humildad llegó a ser nada menos que rey de Israel y que, incluso hoy, es muy respetado en el Israel moderno.

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LECCIÓN  |

TU LECTURA DEL MIÉRCOLES David salió de la tienda del rey con su cayado en la mano y su zurrón de pastor como toda armadura. Se dirigió hacia el campamento filisteo. Al pasar el arroyo, se detuvo. ¿Para qué? (Si no lo sabes puedes leerlo en 1 Samuel 17: 40). David avanzó hacia Goliat. Por fin Goliat vio que alguien había aceptado pelear con él. Cuando se acercó David, el gigante no podía creer lo que veía. ¡Pensó que los israelitas estaban tratando de burlarse de él! ¡El que venía para pelear era un muchacho que traía un palo y una honda! Él esperaba una lucha en la que pudiera demostrar lo buen guerrero que era. Luchar contra ese joven no iba a tener sentido. Al primer golpe que le diera la pelea terminaría. ¡El gigante se enfureció! Comenzó a maldecir y a

jurar por sus dioses paganos. Pero David no se dejó amilanar y le respondió muy sereno pero muy seguro de lo que decía. Los israelitas y los filisteos escucharon su respuesta. (Tú puedes leerla en 1 Samuel 17: 45, 47). ¡Goliat estaba encolerizado! Corrió hacia David como un animal salvaje. Lo aplastaría como a una mosca y luego mataría al resto de los israelitas. Y David corrió hacia el gigante. Rápidamente colocó una piedra en su honda y comenzó a darle vueltas. La piedra salió volando de la honda y le pegó al gigante en la frente con tanta fuerza que se le incrustó. El gigante dejó de correr, se tambaleó y cayó al suelo (ver 1 Samuel 17: 48, 49). David corrió hasta el gigante, cogió su enorme espada y, para asegurarse de que estaba muerto, le cortó la cabeza. No había duda de quién había ganado esa pelea.

Piensa un poco Saúl fue un cobarde. Quien tenía que haber luchado contra Goliat era él pues era el más alto de Israel, tenía armadura y armas y quizás era el más fuerte. A cambio no le importó enviar a un jovencillo a luchar en su lugar, quizás a morir. Pero Saúl ya no contaba con Dios mientras que David sí. Esta siempre es una diferencia importante.

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LECCIÓN  |

12 TU LECTURA DEL JUEVES

El resultado de la pelea sorprendió a todos. Nadie lo esperaba. Los filisteos estaban seguros que el gigante mataría al pastor; los israelitas estaban preparando la huida porque estaban seguros de que David moriría. Después de un instante de silencio, todos gritaban. Los filisteos, desconcertados, gritaban dando la alerta de retirada y comenzaron a huir. Los israelitas gritaban de alegría. Se envalentonaron y comenzaron a perseguir a los filisteos. Luego entraron en el campamento abandonado de los filisteos y se llevaron todo lo que encontraron. A continuación, la Biblia relata una escena muy extraña. Cuando David salía de la tienda para luchar contra Goliat, Saúl había preguntado a Abner, el capitán de su ejército, quién era y de dónde había venido ese chico. Abner le contestó que no lo sabía. Pero ya hemos estudiado que Saúl sí conocía al joven y también sus criados. Seguramente también lo conocía Abner, que era tío de Saúl, porque David era el que calmaba a Saúl cuando tenía los ataques del espíritu malo.

Algunos comentaristas dicen que Saúl mantenía en secreto su «problema» mental/espiritual por lo cual nadie, excepto los más allegados debían conocer a David y su trabajo como músico terapeuta. Si se descubría la identidad y la misión de David junto a Saúl se descubriría el «problema» del rey. Y el pueblo no debía saber que tenía un rey débil. Por eso tanto Saúl como su tío Abner disimularon no conocer a David. Cuando se terminó la batalla, Abner llevó a David delante del rey Saúl y de todos los soldados que le aclamaban como el héroe que era. Podía ser el momento de descubrir la debilidad del rey y de paso descubrir que él era el nuevo rey ungido por Samuel. Pero cuando Saúl le preguntó quién era, David, humildemente, disimuló e hizo como si fuera la primera vez que se veían (ver 1 Samuel 17: 55-58). Todavía no había llegado el momento de ser el nuevo rey de Israel, hasta que Dios se lo indicase.

COMPLETA EL CRUCIGRAMA 1. Nació en Gat. 2. Segundo hijo de Isaí. 3. Músico de cámara del rey. 4. Hermano mayor de David. 5. Lugar de la batalla. 6. Tercer hijo de Isaí. 7. Tenía ocho hijos. 8. Hijo de Cis. 9. Capitán del ejército israelita.

Piensa un poco La historia de esta semana refleja muy bien el carácter de David y su sumisión a Dios. Ya sabes que fue elegido por Dios para ser el futuro rey de Israel. Y ahora había sido vencedor sobre Goliat y su ejército y podría haber aprovechado la victoria para reclamar el trono. La gente le hubiera seguido como nuevo rey. Sí, pero había una pega no pequeña: Dios no le había dicho que este era el momento. Y David, con prudencia e inteligencia, esperaba instrucciones de parte de Dios. David había hecho de su amistad con Dios lo más importante de su vida. Como tú.

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LECCIÓN  |

TU LECTURA DEL VIERNES Una vez terminada la batalla contra los filisteos, el rey Saúl le había pedido a David oficialmente y en público que se quedara con él en la corte como parte de su recompensa. Jonatán, el hijo del rey, estaba contento. No solo había podido llegar a apreciar a David cuando iba a tocar el arpa para su padre, sino que ahora lo admiraba más por su valentía al enfrentarse al gigante, algo a lo que ni siquiera él se había atrevido. Pero la nobleza y humildad que mostró David al no aprovecharse de la situación hizo que la amistad entre Jonatán y David creciera y se fortaleciera. (Lee en 1 Samuel 18: 1, 3 qué sintió Jonatán). Jonatán era un hombre noble que amaba y confiaba en Dios. Era capaz de reconocer todos los valores que tenía David. Podía haberse sentido celoso porque David, un simple pastor, era más admirado que él, que era príncipe. Pero no lo hizo. Todo lo contrario, le ofreció su amistad, una amistad que duraría toda su vida. ¿Cómo mostró Jonatán su amistad, aprecio y admiración por David? (Léelo en 1 Samuel 18: 4). No había nada más valioso que lo que le ofreció a David. Ya hemos dicho otras veces que la ropa era objeto de lujo. Seguramente la ropa de un príncipe sería mucho más lujosa. Solamente por la ropa que

llevaba una persona se podía saber si era importante o no. Ahora David tenía ropa de príncipe, y todo el mundo lo vería como a un príncipe. Y también le dio sus armas. En lecciones pasadas vimos que las armas también eran muy valiosas porque muy pocas personas podían tenerlas. De esa forma Jonatán reconocía que David, sin armas, había sido mucho más valiente que él, uno de los pocos afortunados que podía pelear con espada.

Colorea los espacios que tienen un punto y sabrás qué es mejor que las riquezas.

Piensa un poco ¿Quién es tu mejor amigo o amiga? El de David se llamaba Jonatán. Los amigos son regalos de Dios que nos hacen muy felices en la vida. Pero a los amigos hay que cuidarlos. Con ellos hay que ser generosos y fieles. No se puede estar cambiando de amigos cada poco. Hay que respetarlos y quererlos incluso con sus errores, porque todos los tenemos. Recuérdalo bien: los amigos son un regalo de Dios mejor que las riquezas.

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13 DE HÉROE A FUGITIVO

LECCIÓN

Aprende y Comprende

TU LECTURA DEL DOMINGO A partir de la batalla contra Goliat, David ya no era solo el músico del rey. Saúl también le encargaba otras tareas. ¿Qué cargo le dio Saúl a David? (Puedes leerlo en 1 Samuel 18: 5). El rey confiaba en David y estaba contento de tener un soldado tan valiente y leal.

Aprende y comprende: «El Señor es mi luz y mi salvación. ¿De quién tendré miedo? El Señor defiende mi vida» (Salmos 27: 1, Dios Habla Hoy)

Cuando recogieron el campamento y volvieron a casa, sucedió algo que hizo al rey Saúl cambiar su relación con David. (Puedes leerlo en 1 Samuel 18: 6-8).

¡El rey se dio cuenta de que David era más popular que él! Saúl comenzó a tener celos de David. ¿Qué hizo el rey Saúl desde ese día en adelante? (Lee 1 Samuel 18: 9). Se dejó llevar por la duda y la desconfianza hacia David. Saúl le estaba dando tantas vueltas a la cabeza que volvió a tener otra vez los ataques del espíritu malo. Menos mal que ahora tenía a David con él para tocar el arpa y tranquilizarle. Pero los delirios del rey empeoraban en contra de David. ¿Qué ocurrió en ese momento? (Puedes leer la reacción de Saúl en 1 Samuel 18: 10, 11). Además, no una, sino dos veces. Menos mal que David era un joven ágil, de buenos reflejos y que Dios lo protegió. El rey Saúl sabía que Dios estaba bendiciendo y protegiendo a David y ya no soportaba tenerlo cerca. ¿Qué hizo el rey Saúl con David? (Léelo en 1 Samuel 18: 13).

Piensa un poco Es triste que algunas personas no se sientan bien cuando otros triunfan. Saúl dejó crecer los celos hacia David, que era muy querido por su pueblo. ¿De quién fue la culpa? Del propio Saúl, porque dejó de confiar en Dios y creyó que él solito, sin Dios, podría hacer las cosas. Ahora venía David que sí confiaba en Dios y se molestaba. ¿Has pensado qué podría haber hecho Saúl para evitar su propio fracaso y que David triunfase? Sí, efectivamente: Saúl podría haber cambiado su situación si hubiera vuelto a confiar en Dios. ¡Así de fácil!

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LECCIÓN  |

TU LECTURA DEL LUNES El rey Saúl había querido matar a David, su mejor soldado. Pero David decidió seguir siendo leal al rey Saúl. Era el rey elegido por Dios y sabía que todavía no había llegado el momento de asumir la corona de Israel. Lo haría cuando Dios se lo indicara (ver 1 Samuel 18: 14). En lugar de estar agradecido a David, Saúl estaba cada vez más celoso. El pueblo quería más a David que al rey. Hubiera querido matarlo, pero si el pueblo se enteraba que el rey había matado a su héroe, se volverían contra él y le quitarían el trono, como había predicho Samuel. Cada día el rey Saúl estaba más celoso de David y buscaba la forma de que David muriera sin tener que matarlo él directamente. Así que pensó un plan maquiavélico. El rey Saúl había prometido la mano de una de sus hijas a quien venciera a Goliat pero, faltando a su promesa, le exigió a David otra prueba más: debía matar a 100 filisteos. La idea era que, para cumplir esa prueba, David tendría que poner su vida en peligro y así quizá los filisteos harían el trabajo que él no quería hacer: matarlo.

Pero David hizo lo que le pidió el rey. Es más, por si acaso le volvía a hacer trampas, mató a 200 filisteos, y el rey tuvo que permitir que se casara con su hija Mical. Saúl estaba rabioso de celos. No podía soportar a David y por más que lo enviaba a misiones peligrosas y a muchas batallas, no había forma de que los filisteos lo mataran (ver 1 Samuel 18: 28-30). Al final decidió que se encargaría de David con sus propios medios, a riesgo de que se descubriera su crimen. Llamó a sus hombres de más confianza, entre ellos a Jonatán, su hijo. ¿Qué les dijo? (Léelo en 1 Samuel 19: 1). Jonatán era amigo de David y se sorprendió mucho. ¡Su padre estaba tratando de matar a su amigo a sangre fría! Jonatán fue a avisar a David. ¿Qué le aconsejó? (Léelo en 1 Samuel 19: 2, 3). Al día siguiente Jonatán habló con su padre. Intentó convencerlo de que David era un buen hombre recordándole su lealtad y valentía. Además, ahora era de la familia. ¿Cómo reaccionó Saúl? (Lee 1 Samuel 19: 6).

Encuentra en la sopa de letras algunas características del carácter del rey Saúl: Resentido Desconfiado Violento Rabioso Feroz

Envidioso Celoso Injusto Colérico Iracundo

Piensa un poco ¿Cómo se portó Jonatán con su amigo? ¿Te hubiera gustado tener un amigo tan leal como Jonatán? ¿Cómo crees que se sintió David? ¿Confiaba David en Dios?

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LECCIÓN  |

13 TU LECTURA DEL MARTES

Después de que Saúl asegurara a Jonatán que David estaría a salvo, habló con David, y David regresó al

Pero en la mente del rey nada cambió. Pronto tuvo otro ataque del espíritu malo. Los siervos de Saúl sabían

Saúl envió mensajeros a buscarlo. Pero cuando llegaron a Naiot, ¿qué pasó? (Léelo en 1 Samuel 19: 20). Por tres veces envió soldados a buscar a David y las tres veces pasó exactamente lo mismo. Por fin, él mismo fue a por David. ¿Qué ocurrió esta vez? (Lo sabrás si lees 1 Samuel 19: 23). Saúl tampoco pudo hacerle daño porque Dios lo protegió.

que necesitaba ayuda y fueron en busca de David para calmarlo. ¿Pudo ayudar David a Saúl esta vez? (Lee en 1 Samuel 19: 9, 10 la reacción de Saúl).

Ayuda a David a bajar por el muro de su casa y escapar de los soldados de Saúl.

palacio. Allí siguió ayudando al rey Saúl como antes (ver 1 Samuel 19: 7).

David tuvo que salir huyendo y se fue a su casa. Mical, su mujer, se dio cuenta de que algunos soldados merodeaban la casa para matar a David por la mañana. Rápidamente ayudó a David a escapar por una ventana. ¿Cuál era el plan de Mical? (Lo puedes leer en 1 Samuel 19: 11-14). ¿A dónde se fue David? (Lo sabrás si lees 1 Samuel 19: 18). Sin quererlo David puso a Samuel en peligro. Cuando Saúl se enterara de que había ayudado a David, era probable que lo mandase matar a él también. Así que los dos huyeron a Naiot. Seguramente allí había una escuela de profetas que los podrían esconder. Pero Saúl tenía unos buenos espías y pronto supo dónde se escondía David.

Piensa un poco Verás en la historia de esta semana que David se conducía con mucha prudencia. Prefirió dejar las decisiones en manos de Dios en la confianza de que algún día Dios lo arreglaría todo. Así, cuando nosotros no sabemos qué decisión tomar, lo mejor es orar y depositar nuestra confianza en Dios.

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LECCIÓN  |

TU LECTURA DEL MIÉRCOLES David necesitaba hablar con su amigo Jonatán. No entendía por qué Saúl lo odiaba tanto (ver 1 Samuel 20: 1). Jonatán le dijo que intentaría hablar con su padre de nuevo. Pero sabía que no podía confiar en que su padre le dijera la verdad, así que idearon un plan. Al día siguiente era la fiesta de la luna nueva, que solía durar tres días. Saúl siempre había invitado a David a esa fiesta y esperaba que esta vez también estuviera presente. David no acudiría a la cena y cuando Saúl preguntara por David, Jonatán sabría si su amigo corría peligro o no. (Lee 1 Samuel 20: 7). Luego tramaron un código para comunicarse el resultado. Después de que Jonatán hablara con su padre en la fiesta, saldría al campo a practicar tirar con su arco y flechas. Allí estaría David escondido. Dependiendo de lo que le dijera Jonatán a su siervo, David sabría si podía regresar al palacio o no. Jonatán y David hicieron una promesa solemne de que siempre serían buenos amigos, no importa lo que pasara. (Léelo en 1 Samuel 20: 19-23).

dijo que no iba a venir, Saúl se enfureció contra su propio hijo. ¿Qué es lo que hizo? (Lee en 1 Samuel 20: 33 hasta dónde llegaba la violencia del rey). A la mañana siguiente Jonatán y su escudero salieron al campo. David estaba escondido donde pudiera escuchar lo que Jonatán le dijera al muchacho. Jonatán lanzó las flechas y gritó a su criado que las flechas estaban «más allá». Cuando David escuchó lo que dijo Jonatán, supo que debería huir para salvar su propia vida. Luego Jonatán despidió al escudero y David pudo salir de su escondite. Jonatán y David no sabían si se volverían a ver. Se despidieron muy tristes. Jonatán regresó a su casa y el pobre David huyó para seguir escondiéndose del rey Saúl.

El primer día de la fiesta Saúl no comentó nada sobre la ausencia de David. Y las demás personas de la corte pensaron que tal vez tendría una excusa. Pero cuando David no apareció el segundo día de la fiesta, la gente debió empezar a murmurar y Saúl preguntó por él. Cuando Jonatán le

Piensa un poco David y Jonatán eran grandes amigos y se ayudaron todo lo que pudieron. Gracias a Jonatán, David salvó la vida. Los amigos siempre se ayudan.

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LECCIÓN  |

13 TU LECTURA DEL JUEVES

David se fue a Nob, el lugar donde estaba el Tabernáculo. El sacerdote Ahimelec vio a David y pensó que todavía trabajaba para Saúl. Tampoco David le dijo que estaba huyendo del rey. El sacerdote hospedó a David. Luego David le preguntó si había algún arma en la ciudad. Solo había una. (Puedes saber qué arma era leyendo 1 Samuel 21: 9). Pero uno de los espías del rey Saúl estaba allí y vio que el sacerdote le dio comida y la espada a David. Desde allí, ¿a dónde se fue David? ¿Quiénes acompañaban a David? (Léelo en 1 Samuel 22: 1, 2). Pero a pesar de contar con un pequeño ejército, David se preocupaba de su familia. Tenía miedo que Saúl les

hiciera daño. ¿A dónde los llevó a vivir? (Lo sabrás si lees 1 Samuel 22: 3, 4). Entonces aquel espía que había visto a David en Nob se lo dijo al rey Saúl. El rey pensó que el sacerdote estaba de parte de David. Le dijo a su siervo que fuera a matar a todos los sacerdotes y a toda la ciudad de Nob por ayudar a David. Todos murieron menos Abiatar, un hijo de Ahimelec, que no estaba en su casa ese día. Enseguida Abiatar investigó dónde estaba David y se unió a él. Por un tiempo David y sus hombres se quedaron en Moab. Pero Dios envió un profeta a David para decirle que regresara a Judá. ¿Obedeció David? (Lee 1 Samuel 22: 5).

Dibuja en el mapa el trayecto que realizó David y su gente de acuerdo al texto de hoy basado en 1 Samuel 22: 1-5 (mejor si usas una versión Reina Valera). Una pista: el bosque de Haret (Heret o Jaret) está cerca de la ciudad de Keila.

Piensa un poco Recuerda que David se había portado muy bien con Saúl. Venció a Goliat y a los filisteos en su nombre; cuando él tenía fuertes dolores de cabeza y depresión David le tocaba música relajante; con el ejército siempre había vencido a los enemigos del rey Saúl. Por eso no se entiende que Saúl le tuviera tal manía. Pero aquí la historia más ejemplar fue la de David que, a pesar de ser tratado tan mal, seguía respetando a su rey. Nosotros también debemos obedecer a las autoridades.

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LECCIÓN  |

TU LECTURA DEL VIERNES David volvió a Judá pero permanecía escondido en los bosques con sus hombres, que cada vez eran más numerosos. De alguna manera David y Jonatán se mantenían en contacto y un día Jonatán y sus hombres visitaron a David en el bosque. ¡Los dos amigos se sintieron muy felices de verse! Una vez más pudieron conversar. Jonatán le dijo a David que él sabía que David sería el siguiente rey de Israel en vez de él y le aconsejó que siguiera confiando en Dios (ver 1 Samuel 23: 17). Cuando Saúl no estaba luchando contra los filisteos continuaba buscando a David. Un día, el rey Saúl estaba persiguiendo a David muy de cerca. David se escondió en una cueva que servía para guardar las ovejas en caso de lluvia o frío. Al poco rato el ejército de Saúl pasó por el mismo lugar. ¿Qué es lo que hizo Saúl? (Lee 1 Samuel 24: 3). Cuando los hombres de David vieron a Saúl que estaba solo, y tan desprotegido, vieron la oportunidad para que David matara a Saúl. Tal vez, por un momento pensó en hacer caso de sus hombres, pero luego hizo otra cosa. (Léela en 1 Samuel 24: 4).

a David después de que él le había respetado la vida, así que lo dejó ir. Pero antes tenía una petición que hacerle a David. (Léela en 1 Samuel 24: 20, 21). A pesar de que David sabía que Saúl seguiría persiguiéndolo, le juró que protegería siempre a su familia. Luego se separaron y Saúl dejó de perseguirlo durante un tiempo. Pero otra triste noticia le llegó a David. (Léela en 1 Samuel 25: 1). Cuando lo supo, David se puso muy triste. Amaba mucho a Samuel pues había sido una gran ayuda y apoyo cuando lo había necesitado. Aprovechando la tranquilidad de Saúl, seguramente David pudo ir a su entierro como uno más de los israelitas, pero inmediatamente después volvió a huir porque no sabía cuánto tiempo tardaría Saúl en volver a perseguirlo.

Saúl salió de la cueva y se dirigió hacia el campamento con sus hombres. Entonces, ¿qué hizo David? (Busca 1 Samuel 24: 8). Ante todo David quería aclarar las cosas con Saúl. Aunque él no había tenido la culpa de que Saúl lo odiara, David quería hacer las paces y fue a hablar con él. (Puedes leer la conversación en 1 Samuel 24: 9-15). Cuando David terminó de hablar, Saúl reconoció su mal comportamiento y se calmó. Le daba vergüenza atacar

Piensa un poco En la historia de hoy, habrás comprobado que David tuvo la oportunidad de acabar con sus problemas pero no quiso hacer daño a nadie; ni al propio Saúl que tanto le estaba perjudicando. David le dio otra oportunidad a Saúl para rectificar. Dios también nos da oportunidades de cambiar cuando hacemos algo mal. Porque nos ama quiere que hagamos lo correcto y rectifiquemos caundo nos equivocamos.

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Para saber más Lección 1

Josué 8: 30-35; 9-11. Patriarcas y Profetas, capítulo 47.

Lección 2

Josué 13-24. Patriarcas y Profetas, páginas 546-548, 559-563, 585-588.

Lección 3

Jueces 2-5; 6: 1-35. Patriarcas y Profetas, páginas 588-591.

Lección 4

Jueces 6: 36-40; 7. Patriarcas y Profetas, páginas 591-596.

Lección 5

Jueces 13-16. Patriarcas y Profetas, capítulo 54.

Lección 6 Rut.

Lección 7

1 Samuel 1-3. Patriarcas y Profetas, páginas 569-630.

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Lección 8

1 Samuel 4-6. Patriarcas y Profetas, capítulos 57.

Lección 9

1 Samuel 8-10. Patriarcas y Profetas, páginas 653-664.

Lección 10

1 Samuel 10-14. Patriarcas y Profetas, capítulo 60.

Lección 11

1 Samuel 16. Patriarcas y Profetas, capítulo 40.

Lección 12

1 Samuel 17; 18: 1-5. Patriarcas y Profetas, capítulo 63.

Lección 13

1 Samuel 8: 9-16; 19-24; 25: 1. Patriarcas y Profetas, páginas 703-720.


IMPORTANTE PARA LAS IGLESIAS Debido a que “Mi Biblia, mi tesoro” puede usarse de forma alternativa en las iglesias como material de estudio de las Escuelas Sabáticas Infantiles, rogamos encarecidamente que se sigan los siguientes pasos de implantación: 1.- Estudiar el material detenidamente. El proyecto debe ser conocido por padres, maestros de escuela sabática infantil y responsables de la iglesia. 2.- Llegar a un acuerdo consensuado por amplia mayoría de todas las partes (padres, maestros y responsables). 3.- Obtener un voto del consejo de iglesia local a favor del uso de “Mi Biblia, mi tesoro”. 4.- Contactar con infantil.aula7activa@gmail.com para autorizar la copias. El seguimiento de estos pasos previos a la implantación de “Mi Biblia, mi tesoro” favorecerá la implicación de toda la iglesia en el proyecto educativo de los niños, a la vez que asegurará la continuidad del proyecto en la iglesia local, independientemente de los cambios en los responsables de los departamentos.

Agradecimientos A Dios por todos los milagros que hemos visto y vivido a lo largo de la elaboración de este material. A todas aquellas personas que con sus ánimos, su tiempo y su aportación económica han contribuido al proyecto. Sin ellos habría sido imposible llegar hasta aquí. A las iglesias de Lleida y Madrid-Alenza, cuna y desarrollo del proyecto.

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MI BIBLIA, MI TESORO Acompáñanos en un viaje por el fascinante mundo de la Biblia. Descubrirás historias maravillosas que ocurrieron hace mucho tiempo pero que siguen enseñándonos cosas nuevas. Y sobre todo descubrirás a Jesús, tu amigo y compañero de viaje. Lee cada día el apartado correspondiente y compártelo en familia. Pregunta a tus padres, dales tu opinión, escucha sus experiencias y juega con ellos. Y cuando vayas a la iglesia comparte con tus compañeros y maestros lo que has aprendido.

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