Descubro la Biblia ...y encuentro a Jesús

6 a 9 años
TERCER TRIMESTRE, AÑO B
Serie Mi Biblia, mi tesoro
6 a 9 años
TERCER TRIMESTRE, AÑO B
Serie Mi Biblia, mi tesoro
Serie Mi Biblia, mi tesoro
Textos:
Mercè Gascón
Esther Villanueva
Ilustraciones:
Ferni
Diseño:
Agustina Daniela Flores
Revisión teológica:
Jonathán Contero
Es un proyecto de Aula7activa, editora digital de AEGUAE (Asociación de Estudiantes y Graduados Universitarios Adventistas de España), en colaboración con el Ministerio de la Infancia de la UAE (Unión Adventista Española).
Todo el trabajo de elaboración de textos, actividades y revisión se ha realizado de forma gratuita y desinteresada.
Edita:
AULA7ACTIVA-AEGUAE
Barcelona, España
E-mail: redaccion.aula7activa@gmail.com / info@aeguae.org Web site: www.aula7activa.adventista.es / www.aula7activainfantil.blogspot.com / www.aeguae.es Primera edición en español, 2025
Es propiedad de:
CC BY-NC-ND 2022, Mercè Gascón, Esther Villanueva
CC BY-NC-ND 2022, Aula7activa-AEGUAE, en español para todo el mundo
Todos los derechos reservados al autor y los editores.
Contacta con nosotros infantil.aula7activa@gmail.com
Nos gustaría recordarte algunas pautas para estudiar con tu hijo la Biblia.
• Busca un momento del día tranquilo tanto para ti como para tu hijo, a ser posible, siempre a la misma hora y que no interfiera con otras actividades ni con los momentos de ocio ni de descanso.
• Si tu hijo así lo quiere, deja que «personalice» el material con sus dibujos, que lo coloree, que pegue pegatinas...
• Es importante que tu hijo/a estudie la lección cada semana. Dedicad un tiempo, breve, cada día a estudiar la Biblia. No lo dejes solo con la escuela sabática. Contigo es mucho más divertido. Va a tener preguntas, va a necesitar ayuda para buscar los textos bíblicos y, como hay actividades para distintos niveles de dificultad, los niños más pequeños necesitarán la ayuda de los padres. Observa con ellos las ilustraciones y reflexionad juntos. Adapta el material que tienes entre manos a la edad de tu hijo, a sus gustos y a sus intereses. Cada niño es distinto y tú conoces mejor que nadie a tu hijo.
• Aprovecha su capacidad de aprendizaje y de memorización para que aprenda versículos de la Biblia de memoria. La memorización de estos versículos lo acompañará toda la vida y los podrá recordar en momentos cruciales.
• Los conceptos que tu hijo debe aprender de las historias bíblicas son: amor a Dios y al prójimo, confianza en Dios porque él está al mando, obediencia por amor (nunca por miedo al castigo), alegría de convivir con Dios cada día y esperanza de que aunque las cosas no nos salgan como nosotros queremos, algún día todo será perfecto. Lo importante es que tu hijo se familiarice con la historia de la salvación y que aprenda pautas para relacionarse con Jesús y con sus semejantes de acuerdo a los valores cristianos.
• Nunca le trasmitas ideas como: tengo que portarme bien porque Dios me vigila, cuando hago algo malo Dios se enfada y me castiga, al cielo solo irán los niños buenos o Satanás me persigue para ser malo. Son conceptos que, además de no tener base bíblica, crean una imagen distorsionada de Dios. Busca ideas en positivo: Tengo que portarme bien porque es bueno para mí y para las personas que están conmigo; Dios me ama tanto si hago las cosas bien o mal, pero se alegra cuando las hago bien y tomo buenas decisiones; a veces hacemos las cosas mal, y tengo que sufrir las consecuencias de mis actos, pero Jesús siempre está dispuesto a ayudarnos a hacer las cosas bien; aunque Satanás me quiera engañar, con Jesús soy más listo que él.
• Disfrutad de esos momentos. Que cuando sea mayor recuerde con cariño esos minutos de complicidad entre vuestra familia y Jesús.
Un abrazo en Jesús.
LECCIÓN 1. UNA SORPRESA PARA ELISABET Y ZACARÍAS
LECCIÓN 2. UN ÁNGEL CON BUENAS NOTICIAS
LECCIÓN 3. ¡EMANUEL!
LECCIÓN 4. VIAJEROS DE ORIENTE
LECCIÓN 5. EL NIÑO JESÚS
LECCIÓN 6. EL BAUTISMO DE JESÚS
LECCIÓN 7. SATANÁS ATACA A JESÚS
LECCIÓN 8. LOS PRIMEROS DISCÍPULOS
LECCIÓN 9. LA BODA DE CANÁ
LECCIÓN 10. JESÚS PONE ORDEN EN EL TEMPLO
LECCIÓN 11. UN MÉDICO MUY ESPECIAL
LECCIÓN 12. JESÚS ENSEÑA Y SANA
LECCIÓN 13. CUATRO BUENOS AMIGOS
VERSIONES DE LA BIBLIA Hemos utilizado la versión Dios habla hoy (DHH). Cuando se utiliza otra versión, se indica.
4 • Descubro la Biblia... y encuentro a Jesús
Aprende y comprende:
«Preparad el camino del Señor»
(Mateo 3:3, Traducción en lenguaje actual.)
Las historias que vamos a contar a partir de ahora ocurrieron muchos años después de que los judíos regresaran a Jerusalén. Ahora los romanos gobernaban Judá y todas las regiones de alrededor.
En Judá vivían Elisabet (en algunas versiones de la Biblia la llaman Isabel) y Zacarías. Era un matrimonio mayor que no podían tener hijos. Al principio eso los entristecía porque, en aquella época, creían que tener hijos era la prueba de que Dios los bendecía.
Zacarías era descendiente de Aarón. Los descendientes de Aarón tenían un
trabajo muy especial. Eran sacerdotes. Los sacerdotes eran los encargados de hacer los trabajos más importantes del templo dentro del Lugar Santo (ver Números 18:7).
Pregúntales a tus hijos qué cosas son las que más desean. Analiza con ellos si lo que desean les ayudará a ser más felices, a aprender a amar a otras personas o a hacer amigos. Orad por ello. Pero tened en cuenta que, cuando le pedimos a Jesús algo que pensamos que es muy importante, no debemos olvidar decirle que nos lo dé si realmente nos conviene, porque podemos estar equivocados en lo que pedimos.
Reflexiona con tus hijos cómo
Zacarías tuvo que esperar con ilusión muchos años para realizar su trabajo. Enséñales la importancia de saber esperar para conseguir las cosas que desean. Dios siempre nos escucha y responde a nuestras oraciones, en la forma y el momento mejor para nosotros.
Un día, cuando Elisabet y Zacarías ya eran mayores, llegó un mensajero desde Jerusalén. Traía una de las noticias más esperadas por Zacarías: había llegado su turno de servicio en el templo.
¡Qué alegría! Zacarías preparó el viaje con mucha ilusión y responsabilidad. Repasó cuales eran los trabajos y servicios que se hacían en el templo. Debía tenerlos bien preparados porque el servicio a Dios tenía que ser perfecto.
Preparó su túnica de lino blanco que era la que se pondría para entrar en el templo. Era muy especial y la había guardado muy bien durante muchos años.
¡Entraría en el Lugar Santo, en el que solo podían entrar los sacerdotes! Allí pondría aceite en el candelabro, cambiaría los panes de la proposición y quemaría incienso delante del altar del incienso. El incienso significaba que las oraciones subían hacia Dios como el humo oloroso sube hacia el cielo. Era una gran responsabilidad poder trabajar para Dios.
• Acompaña a Zacarías en su viaje desde su casa hasta Jerusalén.
• Descubro la Biblia... y encuentro a Jesús
Zacarías se fue a Jerusalén y comenzó a trabajar en el templo.
Un día, Zacarías entró él solo en el Lugar Santo con el incensario. Fuera había mucha gente orando (ver Lucas 1:10). El humo del incienso quemado era el símbolo de que las oraciones de la gente que estaba fuera eran escuchadas por Dios.
Caminó hasta llegar delante de una gran cortina donde estaba el altar del incienso. A su izquierda vio que el precioso candelabro de oro con siete brazos estaba encendido. Eso estaba bien porque debía estar encendido de día y de noche. A la derecha estaba la mesa de los panes. Todo estaba en su lugar. Y siguió caminando.
Si las personas de afuera estaban orando, Zacarías también oraba. Seguramente le pedía a Dios que pudiera tener un hijo antes de que fueran demasiado mayores.
Colocó el incienso en el altar y cuando ya salía se llevó un susto tremendo: había alguien de pie a su lado, a la derecha del altar. ¿Cómo era posible? Solo los sacerdotes podían entrar allí. Entonces se dio cuenta de que no era una persona normal. Se dio cuenta de que se le había aparecido un ángel.
Los ángeles existen y nos cuidan, aunque no los veamos. A veces pueden aparecerse en forma de seres humanos como le ocurrió a Abraham, a Lot, a Daniel, a Zacarías y a otras personas de la Biblia.
Si se te apareciera un ángel, ¿cómo lo tratarías?
Descubro la Biblia... y encuentro a Jesús • 7
TU LECTURA DEL MIÉRCOLES
Zacarías, el sacerdote, estaba en el Lugar Santo con la boca abierta. Había un ángel de pie en el lado derecho del altar. ¿Qué le dijo el ángel a Zacarías? (Lee la sorpresa en Lucas 1:13)
Aunque se lo había pedido a Dios muchas veces, esa noticia le extrañó mucho. Él y su mujer Elisabet llevaban casados mucho tiempo, eran muy mayores y ya habían perdido la esperanza de tener hijos. ¿Recuerdas a otra pareja a quienes les pasó lo mismo? ¿Quiénes eran?
Pues Zacarías no lo recordó y no se lo podía creer.
Le pidió al ángel que le diera alguna señal para estar seguro de que lo que le decía era verdad. ¿Qué señal le dio el ángel?
• Sustituye los signos por las letras y descubrirás la respuesta según Lucas 1:20 en la Nueva Traducción Viviente.
Pregúntales a tus hijos si conocen a alguien que sea sordo o mudo. Analiza con ellos las dificultades que tienen esas personas para comunicarse con los demás. Pregúntales si saben quién es el único que siempre los entiende, aunque esas personas no hayan aprendido el lenguaje de signos. Jesús siempre comprende todo lo que hablamos y lo que pensamos. Puede comunicarse con nosotros, aunque nos quedemos sordos o mudos.
• Descubro la Biblia... y encuentro a Jesús
Efectivamente, desde ese momento, Zacarías no pudo pronunciar ni una sola palabra.
Luego, el ángel le dijo que el bebé que iban a tener iba a ser muy especial. Debía llamarse Juan. Imagínate, ¡Dios ya le había puesto nombre al niño! Dios quería que todo fuera bien y le dijo hasta cómo tenía que cuidarse Elisabet durante el embarazo para que Juan naciera fuerte y sano. Dios se preocupó de Juan y también se preocupa de ti.
Mientras tanto, la gente de afuera se dio cuenta de que Zacarías estaba tardando demasiado. ¿Qué estaba pasando? Cuando Zacarías, por fin, salió del Lugar Santo, vieron que no podía hablar. Zacarias intentó explicarse por medio de señas. A partir de entonces tuvo que comunicarse por medio de gestos y escribiendo en la tierra o en tablillas de barro lo que quería decir, porque no existía el papel y los rollos de papiro o de piel de animales eran muy caros.
¿Cómo te comunicarías tú si te quedaras sin poder hablar? Hoy en día existe un lenguaje de signos que utilizan las personas que no pueden hablar o son sordos. Es el que has utilizado en la actividad anterior.
Zacarías regresó a su casa. Imagínate la cara de Elisabet al ver que su marido no podía hablar. Y para más sorpresas, Zacarías consiguió contarle, de alguna manera, que había visto a un ángel y que iban a tener un hijo. Ella apenas podía creer lo que le decía su marido, pero al poco tiempo se quedó embarazada.
Cuando nació el bebé, todos los vecinos y los parientes lo celebraron. Estaban muy felices.
Los judíos tenían la costumbre de ponerle el nombre al bebé ocho días después de nacer. Como Zacarías no podía hablar, los vecinos y parientes decidieron que el niño se llamaría Zacarías como su padre. Entonces Elisabet tuvo que decir que el nombre del niño era Juan.
¿Juan? ¡No había nadie en la familia que se llamara así! Todos empezaron a discutir. Los parientes querían que tuviera el nombre del padre y Elisabet estaba empeñada en que se llamaba Juan. Zacarías intentaba hacerse entender por señas, pero nadie sabía si daba la razón a los parientes o a su mujer. Al final le trajeron una tablilla y un punzón para que escribiera el nombre del niño. Zacarías escribió bien clarito que el niño se llamaba Juan.
¿Qué ocurrió en ese mismo momento? (Lee Lucas 1:64). Todo el mundo se sorprendió y pronto se supo la historia de Juan en todos los pueblos de alrededor. Todos se preguntaban qué tendría ese niño de especial. ¿Cómo sería cuando creciera?
Quizás tus hijos no entiendan por qué es una gran noticia el que dos personas mayores tengan un hijo. Es un buen momento para explicarles cómo se concibe un hijo, cómo han venido ellos al mundo y el porqué las personas cuando se hacen mayores no pueden procrear.
Imagínate que lo que les ocurrió a Zacarías y Elisabet pasara en nuestros tiempos, seguro que saldría la noticia en todos los diarios.
• Hoy, tú eres el periodista, escribe con la ayuda de tus padres, la noticia que explique cómo Zacarías y Elisabet van a ser padres.
Explícales a tus hijos que desde que nacemos todos somos niños especiales para Dios, como lo fue Juan. Como Juan también podemos decirles a otras personas lo importante que es ser amigos de Jesús. Jesús siempre está a nuestro lado, nos cuida, nos comprende, nos ama y nunca nos abandona. Enséñales a hablar con Jesús como lo harían con un verdadero amigo.
Desde el principio del pecado, Dios había prometido que enviaría al Mesías. El Mesías iba a ser un bebé, pero a la vez sería Dios mismo hecho humano que vendría a salvarnos de todo lo malo que hay en este mundo. Dios desea que podamos vivir para siempre con él como al principio de la creación, sin nada malo, sin dolor ni muerte. El Mesías también nos enseñaría cómo vivir confiando en Dios.
Pero Juan no era el Mesías. La misión de Juan era muy importante. Juan iba a ser un predicador que prepararía las mentes y los corazones de la gente para que cuando llegase el Mesías, el Salvador, supieran reconocerlo, lo escucharan, lo entendieran y lo siguieran (ver Lucas 1:16,17). Pero ¿quién sería el Mesías? La próxima semana lo sabremos.
• Colorea las frases que el ángel le dijo a Zacarías sobre Juan:
• Descubro la Biblia... y encuentro a Jesús
Aprende y comprende:
«Y llamarás su nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados»
(Mateo 1:21, Reina-Valera 1995)
En la ciudad de Nazaret, en Galilea, vivía una jovencita llamada María. María era prima de Elisabet, pero mucho más joven. Seis meses después de que Elisabet se quedara embarazada, Dios envió al mismo ángel que habló con Zacarías a hablar con la joven María porque tenía que darle una noticia muy importante. María estaba tranquilamente en su casa, cuando apareció el ángel. Se llamaba Gabriel. (Lee Lucas 1:28,29). María estaba muy extrañada. ¿Quién sería aquella persona que había aparecido de repente? Pero lo más raro era cómo le hablaba. Le hablaba como si fuera una persona muy importante, como si fuera una reina. Pero aún se quedó más asombrada al escuchar las palabras que le dijo. Mañana lo sabremos.
Explícales a tus hijos que, al igual que María, todos somos muy importantes para Dios y nos trata con amor y con respeto como lo hizo el ángel. Pregúntales si Dios nos trata con respeto ¿cómo deberíamos tratar nosotros a Dios, a nuestros padres, hermanos, amigos, incluso a aquellas personas que no son de nuestro agrado?
• Coloca las vocales que faltan y podrás leer cómo saludó Gabriel a María (según la versión Palabra de Dios para todos).
Después de que Gabriel se presentara de improviso en casa de María, le dio una gran noticia. (Léela en Lucas 1:30-33) Durante siglos todas las mujeres de Israel habían soñado con ser elegidas por Dios para ser la madre del Mesías, del Salvador prometido que pondría fin al pecado.
María estaba muy sorprendida. No entendía muy bien lo que Gabriel le estaba contando. Eso era imposible. Ella solo era una joven normal y corriente, que vivía con sus padres y quedaba con sus amigas en la fuente para charlar y reír.
María tenía novio, pero ni siquiera estaba casada. Estaba comprometida con José, que era carpintero.
María tenía muchas preguntas. ¿Por qué la había escogido Dios para ser la madre de Jesús, el Creador, el Hijo de Dios? ¿El Mesías iba a nacer en una familia normal y corriente? ¿No sería mejor que hubiera nacido en una familia noble y rica?
• Encuentra nueve diferencias entre los dos dibujos.
Comenta con tus hijos como la concepción de Jesús fue algo muy especial. Para que un niño se forme en la barriga de su madre se necesita un óvulo (que es como un huevecito que lo tiene la madre dentro de ella) y un espermatozoide (que es como un pececito con una gran cola que lo pone el padre). Jesús no fue formado de esa manera. María dejó que Dios utilizara su vientre para que allí creciera ese bebé. Algún día cuando estemos en la Tierra Nueva podremos preguntarle a Dios como hizo ese gran milagro.
• Descubro la Biblia... y encuentro a Jesús
María no sabía qué pensar. ¿Cómo podría ser ella la madre del Mesías? Entonces Gabriel le contó que su prima Elisabet, la que no podía tener hijos, estaba embarazada de seis meses. María estaba sorprendida. Si Dios había hecho un milagro con Elisabet, tal vez sería posible que Dios también hiciera un milagro con ella.
Pero María iba a casarse con José, un buen hombre. ¿Querría él ser el padre del Mesías? ¿Querría casarse con ella a pesar de todo? María sabía que ser la madre del Mesías era una gran responsabilidad y no iba a ser fácil. Sabía que tendría muchos problemas, pero también estaba segura de que Dios la ayudaría en todo momento. Ahora le tocaba a ella tomar la decisión, debía aceptar o rechazar la oferta de Dios. ¿Qué decidió María? (No fue una decisión fácil, pero puedes leerla en Lucas 1:38)
• Encuentre el camino de flechas correcto para leer lo que le dijo María al ángel según Lucas 1:38 en la versión Palabra de Dios para todos. Comienza por la casilla sombreada de arriba.
¡Fíjate qué valiente tuvo que ser María! Dios le propone la responsabilidad de criar y educar al mismo Mesías y ella aceptó. Era el encargo más importante que Dios podía pedir a un ser humano.
Para los padres
Comentad con vuestros hijos que Dios os ha encomendado, como lo hizo con María y con José, una gran tarea: ser unos buenos padres. Haced oración con ellos pidiéndole a Dios que os ayude a ser un buen ejemplo para ellos, a que todo lo que hagáis sea para su bien. Pedid a Dios la sabiduría, amor, paciencia, respeto, todo aquello tan necesario para educar correctamente a vuestros hijos y ante todo permitir que Dios os utilice para lograr que vuestros hijos elijan a Jesús como su mejor amigo. Es importante que vuestros hijos sepan que pedís ayuda a Dios para poder ser buenos padres.
Elizabet vivía lejos de Nazaret, en las montañas de Judá, pero María necesitaba hablar con ella. Así que se puso en camino. Seguramente tardaría algunos días en llegar porque el viaje era largo, sobre todo si tuvo que ir caminando, pero por fin llegó a su destino.
¡Qué sorpresa se llevó Elisabet! Entonces no había teléfonos para avisar cuando alguien iba de visita. Elizabet se puso muy contenta al ver llegar a María. Pero antes de que María pudiera contarle la historia del ángel, ¿qué pasó? (Lee Lucas 1:41,44)
Dios iluminó su mente y supo que María estaba embarazada, y también que el bebé iba a ser el Mesías prometido. Juntas pasaron semanas muy alegres. La Biblia no lo dice, pero seguramente María se quedó con Elisabet hasta el nacimiento de Juan.
• ¿Cómo podemos saberlo? Piensa un poco y haz las cuentas.
• Descubro la Biblia... y encuentro a Jesús
No sabemos cuándo le contó María a José lo que el ángel Gabriel le dijo. No sabemos si fue antes de su viaje a Judá o cuando regresó. Al principio José estaba confuso. Aquello era muy raro. ¿Sería verdad todo lo que le estaba diciendo María?
Aquella noche José tuvo un sueño. Un ángel le hablaba. ¿Qué le dijo el ángel a José? (Léelo en Mateo 1:18-21)
José amaba y confiaba en Dios tanto como María y al final decidió que él también aceptaría la responsabilidad que Dios les daba. Cuidaría del bebé y de su madre. Juntos criarían al Mesías prometido.
Hacía mucho tiempo, Dios le había dicho al profeta Isaías que Jesús sería un bebé milagroso. Su madre sería alguien que nunca se había casado. (Lo puedes leer en Isaías 7:14). Dios lo había planificado todo perfectamente. Cada detalle de su plan era importante. Ayudó a José para que no tuviera miedo y le pidió que confiara en él.
¡Este dibujante no se entera!
• El ilustrador ha dibujado la habitación de José y ha cometido 6 errores. ¡Encuéntralos!
José tuvo un papel muy importante en la vida de Jesús, aunque muchas veces solo hablemos de María. Él podía haber rechazado aquel niño porque nadie hasta entonces había tenido un hijo sin la participación de un padre y de una madre. Pero confió en el sueño que le envió Dios y en la palabra de María. ¿Confiamos nosotros también en que los milagros que nos explica la Biblia son verdaderos? ¿Cómo podemos transmitir esa confianza a nuestros hijos?
Pregúntales a tus hijos
¿qué crees que hubieran hecho esas personas que no le dieron alojamiento en su casa si hubieran sabido que María iba a ser la madre del salvador de la humanidad? Dios quiere que ayudemos a las personas que nos necesitan sin tener en cuenta si son importantes o son personas humildes. Ayudar a las personas para poder obtener un beneficio de ellas no tiene ningún valor ante los ojos de Dios.
Belén era una ciudad muy antigua. Allí vivieron Rut y Booz, y allí también nació el rey David. Pero lo más importante es que allí es donde el profeta Miqueas había dicho que nacería el Mesías. (Lee Miqueas 5:2).
La familia de José y María eran de Belén, pero José y María vivían en Nazaret, lejos de allí. ¿Cómo es que Jesús nació en Belén?
Augusto César, el emperador romano, quería saber cuántas personas vivían en su imperio y necesitaba hacer una lista de personas según sus familias. Entonces dio una orden. ¿Cuál fue? (Lee Lucas 2:1,3)
Cuando el emperador romano daba una orden todo el mundo tenía que cumplirla. Eso significaba que, aunque a María le faltaba muy poco tiempo para tener al bebé, ellos tenían que viajar a Belén (ver Lucas 2:4,5)
El viaje era muy pesado y más para una mujer embarazada, así que María estaba muy cansada. Cuando llegaron, Belén estaba lleno de gente que había llegado desde toda Palestina a registrarse para el censo. Había tanta gente que no quedaban habitaciones libres ni en las casas de las familias ni en las posadas. José y María fueron de casa en casa buscando un lugar para descansar. Pero en cada posada les contestaban lo mismo, «todo está ocupado». Al final, el único sitio que pudieron encontrar era un establo. Por lo menos estaban bajo un techo y protegidos del viento y de la lluvia. ¿Nacería allí el Salvador del mundo? Lo veremos a la semana que viene.
• Descubro la Biblia... y encuentro a Jesús
Aprende y comprende:
«Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz, buena voluntad para los hombres»
(Lucas 2:14 , Reina-Valera 1995)
José y María habían llegado a Belén. María estaba muy cansada del viaje y quedaba poco tiempo para que naciera el bebé. Al final no pudieron encontrar habitaciones libres y alguien les dejó estar en un establo junto con los animales.
Estando allí, María se puso de parto. Su hijo nacería en un establo. ¿No te parece un sitio raro para que naciera un bebé? Y más todavía si ese bebé era el Mesías… José preparó una cama con paja y mantas para que María se pudiera acostar. En su equipaje, María llevaba todo lo necesario para envolver al recién nacido. Y ahora, ¿dónde dormiría el bebé? José miró a su alrededor. No había muebles, solo había pesebres. ¿Sabes qué es un pesebre? Es como una especie de caja de madera donde se pone la paja para alimentar a los animales. José decidió usar un pesebre como cuna para el bebé. Lo limpió muy bien y le puso un colchón de paja y mantas. Esa sería la primera cunita de Jesús.
Lee con tus hijos Isaías 7:14 y Mateo 1:23. Haz que descubran qué significa el nombre Emanuel. Desde que Isaías escribió la promesa de que nacería el salvador hasta el nacimiento de Jesús habían pasado alrededor de 700 años. Muchas veces las promesas que Dios nos hace no se cumplen inmediatamente, pero hemos de tener la seguridad que se cumplirán cuando Dios lo considere conveniente.
• Une los puntos y descubrirás la primera cuna de Jesús.
María y José miraban al bebé que dormía. Era igual que cualquier otro bebé, dulce, pequeñito. En el Cielo, todos los ángeles lo celebraban, pero en nuestro mundo nadie sabía lo que estaba pasando en aquel establo de Belén. Los vecinos de Belén dormían tranquilamente. No se imaginaban que allí cerca estaba naciendo el Mesías.
Jesús no nació en un palacio rodeado de criados, ni siquiera nació en su propia casa. Cuando nace un príncipe, todo el mundo quiere visitarlo, llevarle regalos y hacerle fotos. Pero Jesús, el bebé más importante del mundo, no recibió la visita del alcalde, ni de los sacerdotes. Los sacerdotes de Jerusalén sabían lo que el ángel le dijo a Zacarías y sabían que el Mesías estaba a punto de nacer, pero no quisieron creerlo.
Si los ricos e importantes no querían creer que el Mesías había nacido, Dios se lo contaría a otras personas. Mañana veremos a quienes.
18 • Descubro la Biblia... y encuentro a Jesús
Cerca de Belén, un grupo de pastores cuidaban sus rebaños de ovejas. Mientras vigilaban en medio de la oscuridad, sentados cerca de una hoguera, hablaban del Mesías. Deseaban llegar a conocerlo y vivir en el Reino de Dios. Entonces sucedió algo increíble: un ángel resplandeciente se apareció delante de ellos. Pero lo más increíble fue lo que les contó: que el Mesías ya había nacido y había nacido ¡muy cerca de donde estaban! ¡Increíble! ¡Era la noticia más maravillosa! Los pastores estaban tan felices. El ángel les explicó dónde estaba para que pudieran ir a verlo (ver Lucas 2:12)
Cuando el ángel terminó de hablar apareció una hermosa luz y escucharon una preciosa canción. Miraron hacia arriba. El cielo estaba lleno ángeles, muchísimos ángeles. ¿Qué cantaban? (Lo sabrás si lees Lucas 2:14)
Cuando los ángeles desaparecieron, los pastores se quedaron mirando los unos a otros. No había sido un sueño porque todos habían visto lo mismo. Los ángeles les habían contado que allí en Belén estaba el Mesías.
¿Hablamos de Jesús y deseamos conocerlo como lo deseaban los pastores?
Pregúntales a tus hijos quién es para ellos Jesús y si les gusta escuchar historias acerca de él.
Explícales el significado del versículo de memoria a tus hijos. Enséñales que por medio del canto también podemos adorar a Dios como lo hicieron los ángeles. Canta con ellos su himno o canción preferida que hable de Jesús.
El ángel les había dicho que el niño estaba en un establo, acostado en un pesebre muy cerca de allí. ¿Qué decidieron hacer? (Léelo en Lucas 2:15) Todavía era de noche. Todos en el pueblo dormían. Todas las luces estaban apagadas menos la de un viejo establo donde se veía la luz de una lámpara. Se asomaron y vieron a María y a José. También vieron el pesebre con el bebé, exactamente como les había dicho el ángel.
María y José se sorprendieron al ver llegar a los pastores. ¿Qué quería aquel grupo de hombres? Los pastores les contaron que habían visto a un ángel que les había dicho dónde encontrarlo y cómo muchos otros ángeles habían anunciado el nacimiento del bebé cantando.
Los pastores vieron a un bebé indefenso, pero ellos sabían que era el Mesías. ¿Crees que los pastores guardaron el secreto? ¡No! Todo el mundo tenía que saber la maravillosa noticia. En cuanto amaneció lo fueron contando a todo el mundo. Pronto todos en Belén supieron lo que había sucedido (ver Lucas 2:20)
20
• Descubro la Biblia... y encuentro a Jesús
José y María siguieron cuidadosamente las costumbres judías. A la sexta semana de haber nacido Jesús, lo llevaron al templo de Jerusalén para presentarlo. Había un anciano en Jerusalén que se llamaba Simeón. Simeón estudiaba la Biblia y sabía que las profecías decían que se acercaba el tiempo en el que nacería el Mesías. Era ya anciano y no quería morir sin conocerlo. Tanto lo deseaba que Dios le había dicho que no moriría sin verlo. Ese día, Simeón, sintió que debía ir al templo, aunque no tenía nada que hacer allí. Cuando estaba en la puerta vio entrar a José, María y al bebé. Entonces el Espíritu Santo le habló. Le dijo que ese niño era el que estaba esperando. ¡Qué emoción! Se acercó a ellos y tomó a Jesús en sus brazos. ¡Tenía al Mesías entre sus brazos! Simeón quiso bendecirlo. Hizo una oración preciosa. Luego bendijo también a sus padres. Esa era una prueba más de que el bebé era el Mesías, tal y como había anunciado el ángel Gabriel.
• Encuentra en la sopa de letras las siguientes palabras que aparecen en el texto de hoy: José, María, Jesús, Simeón, Mesías, Jerusalén, Espíritu Santo.
¿Enseñamos a nuestros hijos el respeto hacia las personas mayores? Es importante mostrarles a aquellos que en la familia o en la iglesia han seguido a Jesús sin desanimarse durante muchos años y contarles los problemas que han tenido que superar en tiempos en que no había libertad para seguir a Jesús.
Recuerda con tus hijos la última ceremonia de presentación de un niño en la iglesia y explícales su significado. Recuerda con tus hijos la última ceremonia de presentación de un niño en la iglesia y explícales su significado.
Mientras Simeón hablaba, entró una mujer muy, muy anciana llamada Ana. Ana era una profetisa. Ana se quedó viuda muy joven y desde hacía más de 80 años servía en el templo esperando poder conocer al Mesías. Muchas personas le pedían consejo y la conocían muy bien en Jerusalén y en toda Judea.
Ana escuchó lo que dijo Simeón y su rostro se iluminó. Ella también estaba emocionada por haber visto con sus propios ojos al Mesías prometido. Y empezó a contar a todo el mundo que la promesa de Dios se estaba cumpliendo. Los sacerdotes y gobernantes tuvieron que escuchar las dos historias, los ángeles que visitaron a los pastores y los ancianos que reconocieron a Jesús. Seguramente se acordaron de Zacarías porque solo habían pasado unos pocos meses. Ellos podrían haber ido a ver al bebé, pero no lo hicieron. Seguramente hasta le dijeron a la gente que no hicieran caso a la historia de unos pastores ni de la de dos viejos.
Todo el mundo en Belén, en Jerusalén y en muchos otros lugares oyeron hablar del nacimiento de Jesús. Dios utilizó a unos simples pastores y a unos ancianos para contar la mejor noticia de la historia: el nacimiento de Jesús.
• Descubro la Biblia... y encuentro a Jesús
Aprende y comprende:
«Y me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón»
(Jeremías 29:13 , Reina-Valera 1995)
Algún tiempo después del nacimiento de Jesús llegaron a Jerusalén unos hombres que venían de muy lejos. Venían de algún lugar al Oriente de Israel. En algunas Biblias los llaman sabios y en otras, magos Lee Mateo 2:1. ¿Qué palabra utiliza tu Biblia?
La Biblia no dice ni sus nombres, ni de dónde eran, ni tampoco cuántos sabios había. Solo sabemos que estos hombres eran como los científicos actuales. Observaban la naturaleza, las plantas, los animales, los minerales o las estrellas. Aprendían cómo funcionaba el universo, descubrían cómo usar las plantas o predecían qué tiempo iba a hacer.
Tampoco eran reyes. Pero sí debían ser personas muy ricas para poder hacer un viaje tan largo.
Mucho tiempo después, algunas personas se imaginaron que estas personas eran tres reyes que se llamaban Melchor, Gaspar y Baltasar. También se imaginaron que Baltasar debía ser africano.
Explícales a tus hijos como estudiando el universo, la naturaleza…, también podemos llegar a conocer al Creador de todas las cosas.
Unos meses atrás, los sabios estaban estudiando las estrellas y se quedaron muy sorprendidos. De repente apareció una estrella nueva, muy brillante. Además, vieron cómo se movía en una dirección muy concreta: hacia Israel. Ellos creyeron que algo importante estaba pasando en Israel y comenzaron a estudiar los escritos antiguos de su biblioteca. No sabemos qué escritos consultaron, pero llegaron a la conclusión de que una persona muy importante, tal vez un rey, había nacido en Israel.
Así que decidieron viajar siguiendo a la estrella para rendir homenaje a esa persona tan importante. Prepararon una caravana. Seguramente llevaron muchos camellos y muchos siervos en su viaje. Pensaron también en llevar regalos a esa persona especial y prepararon incienso, mirra y algunos objetos de oro.
La caravana pasó por muchos pueblos y ciudades. Tal vez les preguntaban hacia dónde iban y por qué viajaban siguiendo a una estrella. Los sabios respondían que había nacido alguien muy importante y que iban a buscarlo. Aquellos sabios, sin saberlo, estaban hablando a otras personas sobre Jesús.
Cuando llegaron a Israel pensaron que lo mejor era ir primero a Jerusalén. En la capital del país los sabios y gobernantes podrían decirles dónde encontrar al nuevo rey.
• Encuentra la única silueta que es exactamente igual al dibujo.
• Descubro la Biblia... y encuentro a Jesús
Los sabios llegaron a Jerusalén, la ciudad más importante de Judea. Cuando entraron en la ciudad, la larga caravana llamó mucho la atención de la gente. Aunque estaban acostumbrados a recibir a viajeros, aquellos hombres parecían ser muy ricos e importantes.
Los sabios preguntaron dónde estaba el templo. En casi todas las ciudades el mundo las personas más sabias estaban en los templos. Tal vez allí pudieran darles noticias del niño que había nacido. Así que atravesaron la ciudad hasta el monte del templo.
El templo era muy hermoso, pero cuando llegaron no había señales de ninguna fiesta en honor a ningún niño. Todo el mundo parecía estar haciendo lo mismo de siempre. De todas formas, preguntaron a los sacerdotes si había nacido alguien muy especial en los últimos meses, porque ellos habían visto una estrella en el cielo que lo anunciaba.
Los sacerdotes habían escuchado historias sobre un niño, pero no les habían hecho caso. Habían escuchado que unos pobres pastores habían visto ángeles en Belén, pero no les hicieron caso, creyeron que eran fantasías. Escucharon que Simeón y Ana habían conocido un niño que ellos dijeron que era muy especial, pero no les hicieron caso porque creyeron que eran historias de viejos. Y tampoco quisieron prestar atención a esos sabios extranjeros.
• Atraviesa el templo de Jerusalén sin encontrar a Jesús.
Herodes, el rey de Judá, se enteró de que unos sabios extranjeros muy ricos habían llegado a Jerusalén y estaban haciendo preguntas sobre un nuevo rey. El rey se sintió muy nervioso. ¿Un nuevo rey? ¿Sería el Mesías que habían prometido los profetas? Tenía que averiguar qué decían las profecías sobre su nacimiento. ¿Qué hizo Herodes? (Léelo en Mateo 2:4)
Los escribas y sacerdotes conocían bien las Escrituras. Ellos también esperaban que el Mesías naciera pronto, pero no se habían creído que pudiera ser un niño nacido en un establo. Los escribas y sacerdotes leyeron un texto que el profeta Miqueas había escrito hacía muchos años. ¿Dónde nacería? (Lee Mateo 2:5).
• Colorea los espacios con un punto y descubrirás el nombre del pueblo donde nacería el Mesías.
Herodes estaba muy enfadado. No podía permitir que hubiera otro rey que no fuera él. Pero necesitaba saber más. En Belén habían nacido muchos niños. ¿Cuál de ellos sería? Entonces, invitó a los visitantes extranjeros al palacio para hablar con ellos. Aunque Herodes estaba furioso, disimuló muy bien, fue muy amable con ellos y les hizo muchas preguntas: ¿Cómo era la estrella? ¿cuánto tiempo hacía que la habían visto? ¿Qué escritos habían leído? Luego los dejó que se fueran, pero les pidió un favor. ¿Qué les pidió a los sabios? (Léelo en Mateo 2:8)
• Descubro la Biblia... y encuentro a Jesús
La caravana de los sabios de oriente salió de Jerusalén y comenzó a avanzar hacia Belén que no estaba muy lejos de allí. Cuando se hizo de noche pudieron ver cómo la estrella aparecía de nuevo. La estrella los guio exactamente hasta la casa donde vivían María y José.
Y allí estaba el niño. Era una casa humilde pero allí vivía Jesús. No parecía ser un bebé distinto a cualquier otro. Pero ellos sabían que era muy especial.
Posiblemente María les dejara cogerlo en brazos un ratito y acunarlo. ¡Imagínate tener en tus brazos al Salvador del mundo! Los sabios estaban muy felices y agradecidos de poder haber visto a Jesús.
Antes de irse, los sabios sacaron de su equipaje varios regalos para Jesús y sus padres. Había tres clases de regalos: objetos de oro, incienso y mirra. Eran regalos muy valiosos. Si vendían estos regalos iban a tener mucho dinero para que José y María cuidaran a Jesús y no les faltara de nada.
Pregúntales a tus hijos qué le regalarían a Jesús si naciera hoy. Analiza con ellos el porqué de esos regalos. Explícales que el regalo que más quiere Jesús es nuestro amor.
TU LECTURA DEL VIERNES
Los sabios deseaban volver a Jerusalén a contarle al rey Herodes que ya habían encontrado al Mesías. Pero tenían que descansar y se echaron a dormir. Esa noche ocurrió algo que les hizo cambiar de opinión ¿qué fue? (Léelo en Mateo 2:12).
Los sabios se dieron cuenta de que corrían peligro porque Herodes era un hombre malvado. Si habían seguido a una estrella cientos de kilómetros, también obedecerían la advertencia de Dios y no pasarían por Jerusalén en su viaje de vuelta. Esa noche José también tuvo un sueño. Soñó con un ángel que le advertía de que el niño estaba en peligro porque Herodes quería matarlo. Le dijo que se fuera a Egipto, donde Herodes no podría encontrarlos. Cuando terminó el sueño José se despertó muy preocupado. ¿Qué hizo José? (Lee Mateo 2:14)
Mientras, en Jerusalén, Herodes esperaba el regreso de los sabios. Pero cuando se dio cuenta que no iban a volver se puso furioso. Tenía que eliminar a ese niño fuera como fuera. Solo sabía que tenía menos de dos años y que vivía en Belén. Así que tomó una decisión monstruosa: matar a todos los niños de Belén que tuvieran menos de dos años. Cuando los soldados llegaron a Belén, José, María y el niño estaban ya muy lejos.
• Encuentra en la sopa de letras algunas cosas que José y María llevaron en su maleta: ropa, comida, agua, mantas, pañales, oro, incienso, mirra.
• Descubro la Biblia... y encuentro a Jesús
Aprende y comprende:
«Jesús seguía creciendo en sabiduría y en estatura. Dios y toda la gente del pueblo estaban muy contentos con él y le querían mucho»
(Lucas 2:52, Traducción en lenguaje actual)
José, María y Jesús vivieron varios años en Egipto como les había dicho el ángel. Sabían que no podían volver a Israel mientras Herodes reinara. Así que José encontró un trabajo y una casa dónde vivir. Los regalos de los sabios de oriente ayudaron mucho para poder vivir en el país extranjero.
Una noche José tuvo otro sueño. El mismo ángel le dijo que Herodes había muerto y que ya no había peligro en volver a casa.
José y María prepararon el equipaje y regresaron a Israel. Pensaron en volver a Belén, pero el nuevo rey era igual de malo que su padre. Entonces el ángel le dijo a José, que fueran a Galilea. Allí vivían antes de casarse y volverían a estar con su familia. Así que José, María y Jesús volvieron a vivir en Nazaret (ver Mateo 2:22) Nazaret era un pueblo pequeño. No era una ciudad elegante. No había mansiones, ni grandes mercados. Tal vez era solo una aldea de pastores y campesinos. Pero allí vivió Jesús mucho tiempo.
Para reflexionar con tus hijos: cambiar de ciudad o de país siempre supone un cambio en nuestra vida. Tenemos que acostumbrarnos a una casa nueva, a una escuela nueva…
A veces resulta un poco difícil hacer nuevos amigos.
¿Qué podemos hacer para que una persona que llega de otro lugar y conoce a nadie se sienta a gusto entre nosotros? ¿Has vivido en tu barrio, en tu escuela o en tu iglesia esa experiencia?
La Biblia no cuenta historias de Jesús cuando era pequeño. Solo nos dice que «Jesús seguía creciendo en sabiduría y en estatura. Dios y toda la gente del pueblo estaban muy contentos con él y le querían mucho» (Lucas 2:52, Traducción en lenguaje actual). Es el versículo para aprender y comprender de esta semana.
Pero sabiendo esto que nos cuenta la Biblia, ¿Cómo te imaginas que era Jesús cuando tenía tu edad? Seguramente era un niño como tú, que le gustaría jugar con sus amigos, ayudaría en casa y en la carpintería de su padre y saldría al campo a jugar y a observar la naturaleza.
Seguro que era un niño muy amable, siempre dispuesto a ayudar a los vecinos y compañeros. Y eso hacía feliz a su familia y amigos. Por eso él también era feliz.
• Tú puedes parecerte a Jesús en todo. Escribe debajo qué haces para parecerte a Jesús.
• Descubro la Biblia... y encuentro a Jesús
Jesús había cumplido los doce años. Los doce años era una edad importante para un niño judío. . A partir de esa edad podía participar en la sinagoga e ir al templo de Jerusalén.
Ese año, José y María decidieron celebrar la Pascua en Jerusalén y llevar a Jesús a conocer el templo y participar de los rituales y de las clases de los rabinos más importantes.
Durante la fiesta de la Pascua los israelitas recordaban la noche en la que salieron de Egipto, en tiempos de Moisés. Era una de las fiestas más importantes del año porque celebraban la liberación del pueblo de Israel. Las familias se reunían y compartían una cena especial. Algunas veces, las familias viajaban hasta Jerusalén para celebrar la Pascua en el templo.
Durante la celebración de la Pascua los niños judíos aprenden estas cinco palabras.
MEMORIA: Debemos leer la Biblia y recordar todo lo que Dios ha hecho por nosotros.
OPTIMISMO: Estar contentos porque para Dios nada es imposible.
FE: Debemos confiar en que Dios nos va a ayudar siempre.
FAMILIA: La familia es el regalo más grande y bonito que Dios nos ha dado.
RESPONSABILIDAD: De ayudar a quien nos necesita.
¿Por qué crees que también deben ser importantes para todos nosotros?
Desde la Edad Media, el pueblo judío cansidera que los niños y niñas alcanzan la madurez personal frente a Dios y frente a la comunidad religiosa al cumplir los 12 años las niñas (la fiesta se llama Bat Mitzvá) y los 13 años los niños (la fiesta se llama Bar Mitzvá. A partir de ese momento los niños ya tienen la capacidad de ser responsables de sus actos. Sería bueno que todos los padres reflexionáramos sobre este tema y nos planteáramos si educamos a nuestros hijos para que lleguen a ser maduros espiritualmente o para ser siempre dependientes de nosotros, del pastor o de cualquier otro líder. Deberíamos enseñar a nuestros hijos, desde edades muy tempranas, a depender ante todo de Jesús.
Jerusalén estaba a unos 150 kilómetros de distancia de Nazaret (la misma distancia que hay entre Lleida y Barcelona). Se tardaba por lo menos seis días en llegar caminando. Viajaban en grupos. Algunos, los más ancianos o débiles viajaban en burros y carros tirados por bueyes. Todos los demás iban a pie. Por la noche se detenían para acampar y todo el camino era como estar de vacaciones, toda una aventura.
El viaje fue muy divertido. Era una alegría reencontrarse con primos y tíos que vivían en otras ciudades. También le gustó conocer a otras personas que viajaban en el mismo grupo.
Cuando divisaron a lo lejos las murallas de Jerusalén fue emocionante. Jesús había escuchado tantas historias sobre Jerusalén y el templo que estaba impaciente por llegar. Nunca había estado en una ciudad tan grande con tanta gente por la calle, con tantos mercados y vendedores. Los edificios eran mucho más grandes y bonitos que los de Nazaret. Pero cuando vio el templo… era maravilloso. Tenía un gran muro que lo separaba de la ciudad y dentro un patio con arcos y muchas habitaciones para los maestros y sacerdotes. Era el edificio más bonito que había visto nunca.
Durante los días que duró la fiesta, Jesús aprendió los ritos del templo y se quedaba escuchando a los maestros que daban clases bajo los arcos del patio.
La fiesta duró siete días. Luego todos comenzaron a hacer el equipaje para volver volver a Nazaret.
• Descubro la Biblia... y encuentro a Jesús
José, María y todos los compañeros de viaje que habían llegado juntos a Jerusalén se encontraron de nuevo para regresar a sus ciudades. Las mujeres y los hombres viajaban separados y los chicos iban juntos jugando por el camino. Iban hablando de todo lo que habían hecho esos días y haciendo planes para volver al año siguiente. El día se les pasó muy rápido y por la noche, cuando acamparon, las familias se reunieron para dormir. José y María prepararon su tienda de campaña mientras esperaban a Jesús. Pero Jesús no venía. Buscaron a Jesús, pero no lo encontraron por ninguna parte. Preguntaron a la familia y a los amigos, pero nadie había estado con Jesús durante el camino. ¿Dónde estaba Jesús? Si nadie lo había visto en el camino es que Jesús se había quedado en Jerusalén.
¡Estaban tan preocupados! Un niño solo en una ciudad tan grande…
Esa misma noche José y María regresaron a la ciudad a buscar a su hijo (ver Lucas 2:45)
• ¿Puedes encontrar a Jesús entre tanta gente?
TU LECTURA DEL VIERNES
Aquella mañana, Jesús, en vez de unirse al grupo de viaje, había vuelto al templo, a seguir las clases de los rabinos o maestros. Jesús entró en la clase y se sentó con los demás estudiantes como había hecho los otros días. Los rabinos estaban contentos de tenerlo como alumno porque sus padres le habían enseñado muy bien la Biblia. Jesús aprendió mucho, pero los maestros y rabinos también aprendieron mucho de Jesús porque hacía preguntas muy interesantes.
• ¿Puedes encontrar los trece libros en rollo donde estudiaban las Escrituras?
Explícales a tus hijos cómo te sentiste si en alguna ocasión perdiste a tu hijo. Si nunca pasaste por esa situación puedes explicarle alguna historia real de algún niño que se perdió y la felicidad que sintieron sus padres cuando lo encontraron. Dios siempre nos busca cuando nos alejamos de él y se pone muy contento cuando nos encuentra. Pon algún ejemplo de la vida cotidiana cuando podemos alejarnos de Dios.
Cuando María y José regresaron a la ciudad buscaron por todas partes: en la posada, en casa de los amigos y por las calles de la ciudad. Finalmente fueron al templo a preguntar si alguien lo había visto. Buscaron entre todas las personas y en todas las salas. Y allí estaba, sentado en una de las salas. ¡Menos mal!
Seguramente lo primero que hizo María fue gritar fuerte su nombre. ¡Vaya susto que les había dado! Lo abrazaron fuerte y luego, como harían tus padres, lo regañaron por haberse alejado de ellos.
Jesús tuvo que explicarles que necesitaba aprender más sobre Dios y las Escrituras porque empezaba a darse cuenta de que era una persona especial y tenía que prepararse bien y estudiar para cumplir con su misión como Mesías. Luego, Jesús volvió con sus padres a Nazaret donde creció hasta hacerse hombre.
• Descubro la Biblia... y encuentro a Jesús
Aprende y comprende:
«Y todos los que fueron unidos a Cristo en el bautismo se han puesto a Cristo como si se pusieran ropa nueva»
(Gálatas 3:27, Nueva traducción viviente)
No sabemos acerca de Jesús desde su visita a Jerusalén, pero podemos imaginarnos como era su vida en Nazaret. José tenía un taller de carpintería. Hacía puertas, ventanas, muebles para la casa y herramientas para el campo. En cuanto tuvo la edad suficiente Jesús debió ayudar a su padre en el taller. Tuvo que aprender como cualquier otra persona a utilizar las herramientas para no hacerse daño. Tuvo que practicar mucho porque la primera vez que utilizó la sierra, seguro, que el corte no le salió muy recto. Pero practicando y practicando consiguió aprender a hacer buenos trabajos.
Jesús era un niño y un joven como cualquier otro; jugaba, corría y trepaba por los árboles como tú lo harías. Posiblemente también se arañaría y tropezaría como te pasa a ti. Jesús tenía hermanos y amigos con los que compartía sus juegos y sus estudios en la sinagoga, pero nunca los seguía cuando sabía que iban a hacer algo malo.
Comenta con tus hijos en qué se parecen a Jesús y que aspectos tienen que mejorar de su carácter. Haced una oración pidiéndole a Dios que os ayude a todos (hijos y padres) a parecernos cada día más a Jesús.
Seguramente cuando los veía discutir intentaba que hicieran las paces y siempre intentaba resolver los problemas hablando y llegando a un acuerdo. Nunca hablaría mal de otros chicos y siempre intentaba encontrar las mejores cualidades de sus amigos, olvidando sus defectos. Le gustaba ayudar a todos, a los niños pequeños, a los ancianos, a sus hermanos, a sus amigos y a los viajeros que llegaban a Nazaret. ¿No te gustaría ser un poco como él?
TU LECTURA DEL LUNES
Cuando Jesús cumplió 30 años supo que había llegado el momento de darse a conocer y comenzar su misión. Lo primero que quiso hacer fue visitar a una persona especial, su primo Juan, el hijo de Elisabet y Zacarías. Aunque eran de la misma edad (solo se llevaban 6 meses) Jesús y Juan habían crecido lejos uno del otro. Juan había vivido en Judá y Jesús en Galilea, a muchos kilómetros de distancia. Por la familia sabían noticias el uno del otro. Jesús sabía que su primo se había convertido en un profeta valiente. Juan predicaba en el campo, cerca del río Jordán. Cuando la gente se reunía para escucharlo les decía que debían comenzar a tener un comportamiento mejor. Debían arrepentirse de todo lo malo que hacían. Y no le importaba si eran personas del campo, mercaderes de la ciudad, soldados romanos o dirigentes. A todos les decía que debían comportarse de acuerdo a las Normas de la Felicidad de Dios. La gente lo escuchaba muy atenta. Sabían que tenía razón y que necesitaban cambiar su corazón y entregárselo a Dios. Pero Juan también predicaba algo que le interesaba mucho a la gente: la llegada del Mesías. Juan sabía que su misión como profeta era anunciar la llegada del Salvador y preparar los corazones de la gente para que lo reconocieran y lo aceptaran. Ya se lo había dicho el ángel a Zacarías cuando le anunció su nacimiento (ver Lucas 1:17). Por eso Jesús quería ir a ver a su primo.
• Descubro la Biblia... y encuentro a Jesús
Juan predicaba en Judea, a orillas del río Jordán. Allí se acercaban toda clase de gente, hombres ricos, mujeres, soldados, artesanos, campesinos… hasta el rey Herodes había escuchado sus predicaciones. A Juan se le conocía como Juan, el Bautista, porque allí mismo, en el río Jordán bautizaba a la gente.
¿Sabes qué es bautizar? Bautizar es sumergir a una persona en el agua y luego ayudarla a salir de nuevo. Esto es un rito. Es hacer un gesto que tiene un significado especial. Por ejemplo, habrás visto en la televisión que los soldados desfilan caminando de forma especial cuando pasan por delante del rey o del presidente de un país. Ese gesto es un rito que significa obediencia al rey o al presidente.
El bautismo que Juan hacía significaba el arrepentimiento por los pecados. Cuando una persona se daba cuenta de que no se comportaba como Dios nos pide, se arrepentía de todo lo malo y quería cambiar, entonces se acercaba al agua y Juan la sumergía en el río. El rito que hacía Juan significaba que los pecados, las cosas malas de su vida, se quedaban en el agua y que esa persona quería empezar una nueva vida.
• Seguramente habrás visto algún bautismo en tu iglesia. ¿Sabes qué significa este rito? Sigue el camino de letras y descubrirás qué dice la persona que se bautiza. ¡Escríbela!
Recuerda con tus hijos el último bautismo que se efectuó en la iglesia. Explícale que representa cada una de las palabras y gestos que se efectúan en este rito.
Jesús viajó desde Galilea hasta Judea buscando a su primo. Allí, junto al río Jordán escuchó a Juan cómo predicaba y vio cómo muchas personas se acercaban al agua para ser bautizadas. Así, delante de todo el mundo, reconocían que querían cambiar su vida.
Jesús, igual que esas personas también se acercó y se metió en el río para que Juan lo bautizara. En ese momento, Juan reconoció a su primo y de alguna manera, Dios le hizo saber que Jesús era el Mesías. ¡Imagínate la sorpresa y la alegría de Juan! Tantos años predicando que el Mesías iba a llegar y ahora lo tenía delante de él y era su propio primo (ver Juan 1:29,30)
Al principio, Juan no quería bautizar a Jesús porque sabía que nunca había hecho nada malo, nunca había pecado (ver Mateo 3:14). Jesús no necesitaba el bautismo de perdón de los pecados. Al contrario, Juan quería que Jesús lo bautizara a él. Pero Jesús insistió. Él también quería simbolizar que su vida de persona normal, de carpintero, iba a terminar y comenzaba su misión como Mesías. Jesús, cuando saliera del agua, sería el Maestro para las personas que vivieron en su tiempo y para todos nosotros.
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• Descubro la Biblia... y encuentro a Jesús
Mientras Jesús era sumergido en el agua, seguramente pensó en que tenía un trabajo muy importante que hacer. La mayoría de los judíos creía que el Mesías sería un guerrero que lucharía contra los romanos y haría de Israel una nación poderosa. Pero la misión de Jesús no tenía que ver con luchas de soldados ni con reinos. Su misión consistía en que las personas entendiéramos cuánto nos ama Dios y que está dispuesto a todo con tal de que podamos ser salvos, de que podamos vivir con él para siempre.
Durante muchos siglos Satanás había hecho creer a las personas que Dios es malo y caprichoso. Satanás convenció a mucha gente de que Dios solo quiere que le obedezcamos y que, si no lo hacemos, nos castiga. Eso era lo que muchos de los sacerdotes y dirigentes de Israel estaban enseñando.
Ahora Jesús debería enseñar a todo el mundo que Dios nos ama y que estaba dispuesto a dar su vida con tal de que podamos ser mejores personas, ser más felices y hacer más felices a las personas con las que convivimos.
Tenía que enseñar a la gente que podrían ser más felices si elegían el reino de Dios. Y elegir el reino de Dios no tenía que ver con los gobiernos de los países. Vivir en el reino de Dios es aceptar que el rey que gobierna nuestra vida es Dios. Vivir en el reino de Dios es vivir de acuerdo a las Normas de la Felicidad. Vivir en el reino de Dios es tener a Jesús como nuestro mejor amigo.
Explícales a tus hijos por qué y cuándo decidiste bautizarte, cómo celebrasteis ese día y lo feliz que te sentiste al tomar esa decisión
Cuando Jesús salió del agua miró al cielo. Parecía como si el cielo se abriera y una luz lo envolvió. A través de aquella luz, que todo el mundo pudo ver, una forma como de paloma apareció como descendiendo de los cielos y se posó sobre Jesús ¿Qué era? (Léelo en Mateo 3:16).
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Luego se oyó una voz. Esa voz venía de la misma luz que envolvía a Jesús. ¿Quién era? (Lee Mateo 3:17). Es la primera vez que la Biblia dice que Jesús oyó la voz de Dios. ¡Dios estaba feliz! Y quería que Jesús lo supiera y que todo el mundo se enterara de que era el Mesías, el Hijo de Dios. Dios había prometido darle una señal y esa señal había sucedido.
A partir de ese momento Juan comenzó a predicar que Jesús era el Mesías que Dios había prometido y que todos debían estar muy atentos a todas las cosas que él les enseñara.
• Descubro la Biblia... y encuentro a Jesús
Aprende y comprende:
«No solo de pan vive la gente; también necesita obedecer todo lo que Dios manda»
(Mateo 4:4, Traducción en lenguaje actual)
Jesús había sido bautizado y Dios mismo había reconocido que era el Mesías. Era el momento de darse a conocer como el Hijo de Dios. Iba a ser un trabajo muy difícil: enseñar a la gente cómo era realmente Dios, y cómo nos quiere salvar de la maldad de este mundo y de Satanás.
Jesús estaría preocupado porque tenía mucha responsabilidad. De él dependía la salvación de las personas. También sabía que Satanás no estaba dispuesto a dejar que Jesús hiciera su trabajo. Si la gente creía lo que Jesús iba a predicar, entonces Satanás quedaría como el mentiroso y malvado que es.
Por eso, antes de empezar su trabajo se fue a un sitio apartado y tranquilo, donde nadie le molestara. Allí podría estar en contacto con Dios, reflexionar y pensar. ¿A dónde fue? (Léelo en Mateo 4:1).
Tienes que tener en cuenta que lo que la Biblia llama desierto, no es el desierto de arena, piedras y camellos que todos nos imaginamos. Un desierto, en la Biblia, es un lugar en el campo, apartado, por donde nadie suele pasar, lejos de los caminos y las ciudades.
Pregúntales a tus hijos qué les gusta hacer cuando están preocupados, a dónde les gusta ir, a quién le explican sus problemas. Cuéntales qué haces tú cuando estás preocupado. Explícale que siempre podemos acudir a Dios en oración, que siempre nos escucha y nos comprende. Ayuda a tu hijo a tener cada día un tiempo y lugar en el que se sienta tranquilo para hablar con Dios.
Jesús pasó muchos días en aquel lugar, lejos de la gente, orando y reflexionando sobre cómo debía predicar. Allí la única compañía era la de su Padre, Dios. Allí iba a aprender que Dios era todo lo que necesitaba, que él le daría fuerzas y poder.
Jesús sabía que el plan para salvarnos le iba a resultar muy difícil. Tendría que depender de su Padre todos los días, así como debemos hacerlo nosotros. Y su Padre le ayudaría día tras día, así como nos quiere ayudar a nosotros. Pero había alguien más intentando molestar. Satanás no había podido hacer que Jesús hiciera nada malo durante los 30 años que vivió en Nazaret. Ahora tenía un plan para tentar a Jesús y conseguir que el plan de Dios para salvarnos se estropeara.
Satanás, que es muy astuto, estaba esperando el momento oportuno para tentar a Jesús. Tentar a alguien quiere decir intentar que la otra persona haga algo malo. ¿Alguna vez alguien te ha propuesto hacer una travesura que sabías que estaba mal? Pues eso es tentar.
Satanás sabía que Jesús nunca había hecho nada malo y quería que, por una vez, se portara mal. Si se portaba mal una sola vez, Satanás podría decir que Jesús era malo, y entonces diría que también Dios es malo.
• Lleva a Jesús al desierto y las letras te dirán cuántos días estuvo allí.
• Descubro la Biblia... y encuentro a Jesús
Jesús llevaba 40 días en el desierto. Estaba tan concentrado que no se acordaba ni de la comida. Él era un ser humano y su cuerpo era como el de cualquier otra persona. Y todas las personas tenemos hambre alguna vez ¿no?
Ahora Satanás podía aprovechar que Jesús tenía hambre para tentarlo. Cuando tú tienes mucha hambre y te sientes débil ¿a que no puedes pensar mucho? Satanás pensó que, si tenía hambre, Jesús no pensaría mucho y lo convencería para hacer algo malo. Se le apareció y le habló con una voz amable y melodiosa. ¿Qué le dijo a Jesús? (Lee Mateo 4:3)
Le dijo que era una tontería pasar hambre. Él tenía todo el poder para hacer lo que quisiera. Y era verdad. Dios puede hacer que las piedras se conviertan en pan. Pero si Jesús hacía caso a Satanás estaría usando el poder de Dios como si fuera magia.
Recuerda todos los milagros de Dios en el Antiguo Testamento que has estudiado. Siempre son para ayudar a otros, no para ayudarse a sí mismo. Jesús no debía usar el poder de Dios porque sí. Jesús debía demostrarnos que, si dependemos en todo de Dios, podemos vencer a Satanás, sin trucos de magia.
Pero Jesús era muy inteligente. ¿Sabes qué utilizó para defenderse? La Biblia. Mira qué le respondió a Satanás; lo dejó sin palabras. (Lee Mateo 4:4).
Jesús se sabía muchos textos de la Biblia de memoria. (Ese texto lo puedes leer también en Deuteronomio 8:3)
Explícales a tus hijos como Satanás quiere engañarnos como lo hizo con Jesús. Utiliza ejemplos de la vida real y del ámbito infantil para ilustrar la idea.
Satanás había fallado en su intento de hacer que Jesús hiciera algo mal. Pero no se rindió y buscó otra manera de hacer pecar a Jesús. Satanás cambió de estrategia. Ahora iba a intentar «picar» a Jesús. Le dijo que él no creía que fuera el Hijo de Dios. Le dijo que, si era verdad, tenía que demostrárselo. ¿A dónde llevó Satanás a Jesús? (Lee Mateo 4:5)
Esta vez, Satanás también dijo algo que está escrito en la Biblia para que Jesús hiciera lo que no debía (ver Mateo 4:6). Parecía que no había nada malo en que Jesús, para que le dejara en paz, se tirase de lo alto del templo. Seguro que hubiera podido volar o, si lo hubiese mandado, los ángeles habrían venido a rescatarlo ¿verdad?
La primera preocupación de Dios es que no nos pase nada malo. En la Biblia nos da muchos consejos de cómo cuidarnos y de cómo hacer bien las cosas. Si, a pesar de saber que las cosas están mal o pueden perjudicarnos las hacemos, sufrimos las consecuencias. Es una tontería tirarse de un puente si sabes que te puedes hacer mucho daño. Es una tontería probar a qué sabe la lejía si sabes que te puede llevar al hospital ¿verdad? Jesús debía ser como un humano, y los humanos no andan tirándose desde lo alto del templo sin paracaídas.
¿Qué contestó Jesús? Léelo en Mateo 4:7
• Ordena las palabras según el número de cada cuadro y podrás leer lo que Jesús le dijo a Satanás (según la Traducción en lenguaje actual).
• Descubro la Biblia... y encuentro a Jesús
Ahora Satanás ya estaba muy enfadado porque no podía engañar a Jesús. Pero no se iba a dar por vencido. Satanás pensó en lo que Jesús más desearía. Satanás lo que más desea es tener poder y que todos le obedezcan. Pensó que Jesús también desearía eso: ser el más poderoso de la Tierra. Entonces Satanás le propuso algo. ¿Qué le propuso Satanás? (Léelo en Mateo 4:8,9)
Satanás le ofrecía todo el mundo. ¡Qué fácil! Jesús solo tenía que adorarlo y ya habría cumplido su misión en esta tierra. Podría volver a casa. Pero era una trampa. Jesús era quien había creado nuestro mundo. Ya le pertenecía, pues nunca se lo había dado a Satanás. Jesús sabía que Satanás no es el verdadero dueño de este mundo.
Si Jesús adoraba a Satanás, era como reconocer ante todos los ángeles que Satanás era igual a Dios, y Jesús había venido para probar que Satanás es malvado y nunca será igual a Dios. Jesús miró a Satanás y volvió a responderle con la Biblia. Las palabras que le dijo se las había dicho a su pueblo por medio de Moisés hacía mucho tiempo (ver Mateo 4:10 y Deuteronomio 6:13).
Satanás tuvo que irse fracasado y furioso.
Pregúntales a tus hijos si creen que Satanás también quiere engañar a los niños.
¿Cómo puede hacerlo?
Satanás nos tienta para que desobedezcamos a Dios, pero si le pedimos a Jesús que nos ayude se irá corriendo y nos dejará tranquilos.
Explica a tus hijos cómo muchas veces Satanás nos ofrece tener muchas cosas, ganar mucho dinero o tener mucho poder para mandar sobre las personas a cambio de desobedecer a Dios. Escoge el ejemplo de algunas personas populares que teniéndolo todo no han sido felices. La verdadera felicidad se consigue sirviendo, ayudando a los demás y no siendo egoístas, porque podemos tener muchas cosas que se pueden comprar con dinero, pero el amor de Dios, de la familia, de los amigos, no se puede comprar ni vender.
Los ángeles lo habían visto todo. Jesús estaba agotado de luchar con Satanás. Sabían que necesitaba comer urgentemente y le llevaron comida. Cuidaron de él y le dieron ánimos. Poco a poco fue cogiendo fuerzas. ¡Por esta vez, había conseguido derrotar a Satanás!
Ahora vamos a repasar lo que ocurrió. Las tres tentaciones que Satanás usó con Jesús, las usa también con nosotros:
• La primera tiene que ver con el egoísmo. Satanás intenta convencernos de que seremos más felices si tenemos muchos juguetes, ropa o si hacemos lo que queremos. Pero a veces lo que queremos no es bueno ni para nosotros ni para los demás.
• La segunda tiene que ver con obedecer. Jesús nos enseña que hay unas normas que están hechas para cuidarnos y ser mejores personas. Cuando obedecemos y confiamos en nuestros padres y maestros, nos parecemos a Jesús que confió en Dios, su Padre.
• La tercera nos recuerda quién debe ser el verdadero dueño de nuestro corazón: solo el que nos creó y que se hizo humano para demostrarnos cuánto nos ama. Solo confiando en él podemos ser más felices. Solo él vendrá a buscarnos para vivir con él para siempre.
• Descubro la Biblia... y encuentro a Jesús
Aprende y comprende:
«Jesús les dijo: Seguidme y yo os haré pescadores de hombres»
(Mateo 4:19, Dios habla hoy)
Juan, el Bautista, también era maestro. Algunos jóvenes le seguían, escuchaban sus predicaciones y estudiaban con él las Escrituras. A los jóvenes que aprendían con un maestro se les llamaba discípulos. Un discípulo no es otra cosa que un alumno. Cuando tú estás en el cole, eres un alumno, eres un discípulo de tus profes.
Estos discípulos de Juan vieron también cómo su maestro bautizaba a Jesús y vieron la luz que lo cubrió. Juan les dijo que Jesús era el Hijo de Dios.
Uno de estos discípulos se llamaba Andrés. Según Ellen White y otros estudiosos el otro discípulo podría ser Juan. Andrés y Juan eran de Galilea, igual que Jesús.
Andrés y Juan decidieron saber más de Jesús y ver si su maestro tenía razón. Así que quisieron ver a dónde iba Jesús y lo siguieron a escondidas.
Jesús se dio cuenta, se paró y les invitó a ir con él a donde se hospedaba y pasaron el día hablando con Jesús.
Después todos volvieron a Galilea.
Comenta con tus hijos qué hacen cuando van de campamentos o invitan a algún amigo a dormir a casa. Seguro que se pasan mucho rato hablando de sus cosas. Hablan y hablan hasta que se quedan dormidos. Si esta noche tuvierais la posibilidad de invitar a dormir a Jesús a vuestra casa ¿qué cosas le preguntaríais? ¿De qué os gustaría hablar con él?
Cuando llegaron a Galilea. Lo primero que hizo Andrés fue ir a buscar a su hermano Simón. Tenía que decirle que habían encontrado al Mesías.
Al principio, Simón no se lo terminaba de creer, pero como Andrés estaba tan seguro, Simón acompañó a su hermano quien le presentó a Jesús.
Simón era un poco brusco y, a veces, era un poco grosero, pero amaba a Dios. Cuando Jesús lo vio supo que, detrás de ese mal genio, tenía un buen corazón. Así que Jesús le dijo que a partir de ahora lo llamaría de otra forma ¿Qué nombre le dio Jesús a Simón? (Lo sabrás si lees Juan 1:42).
A partir de entonces Pedro fue uno de los discípulos de Jesús.
Juan también habló con su hermano Santiago y los dos quisieron aprender más de Jesús.
Los primeros discípulos hablaron de Jesús a las personas más cercanas, a sus hermanos, que también eran sus amigos.
• ¿A qué amigos presentarías tú a Jesús? ¿Qué es lo que más te gusta de Jesús?
48 • Descubro la Biblia... y encuentro a Jesús
Andrés y Pedro habían nacido en una ciudad al lado del mar de Galilea que se llamaba Betsaida. En Betsaida también vivía Felipe. Seguramente era amigo de alguno de ellos. Después de hablar con él, Jesús le pidió una cosa. ¿Qué era? (Lee Juan 1:43).
Felipe no lo dudó. Quería ser discípulo de Jesús.
Felipe se encontró con un amigo suyo. Se llamaba Natanael. Natanael amaba mucho a Dios y esperaba la llegada del Mesías con mucha fuerza.
Natanael tenía un lugar secreto donde iba a orar. A las afueras de la ciudad había una higuera. Allí podía orar tranquilo sin que nadie lo molestara. Cuando Felipe se encontró con Natanael venía de orar en su lugar secreto.
Felipe estaba feliz de verlo y le insistió mucho en que lo acompañara a conocer a Jesús. Le dijo que era el hijo de José, el carpintero de Nazaret. Al principio Natanael desconfió. Nazaret era un pueblo pequeño que casi nadie conocía. Él creía que el Mesías debería ser alguien más importante. Pero al final, acompañó a su amigo hasta donde estaba Jesús.
Jesús se alegró mucho de verlo. Entonces Jesús le dijo que lo conocía, que sabía que era un hombre sincero. Natanael se quedó extrañado. ¿Cómo sabía Jesús que era un buen hombre? Entonces Jesús le dijo que lo había visto debajo de la higuera, orando.
El corazón de Natanael dio un vuelco. ¿Cómo podía ser? ¡Nadie sabía que ese era su lugar secreto!
Esa fue la prueba que Natanael necesitó para convencerse de que Jesús era el Mesías.
TU LECTURA DEL MIÉRCOLES
Andrés y Pedro eran pescadores. Juan también pescaba con su hermano Santiago. Por la noche salían a pescar en el mar de Galilea y durante el día los cuatro aprendían de Jesús junto a Felipe y Natanael. Una mañana, Jesús estaba predicando a la orilla del mar, cerca de donde estaban las barcas de sus discípulos. Se había juntado tanta gente para escucharlo que Jesús tuvo que subir a la barca de Pedro y Andrés para que todo el mundo pudiera verlo y escucharlo.
Cuando Jesús acabó de predicar y la gente se fue, Jesús se acercó a sus discípulos. Los discípulos revisaban sus redes después de una noche de trabajo. Estaban muy desanimados porque no habían pescado nada en toda la noche. Entonces Jesús le pidió a Pedro que llevara la barca al medio del mar donde era más profundo, y que echara sus redes nuevamente. Pedro era un experto pescador. Seguramente pensó que Jesús no tenía ni idea de pesca porque era un carpintero. Pedro sabía que la mejor hora para pescar en esas aguas era por la noche. Ahora, al medio día no había peces. Además, estaban cansados de estar toda la noche en la barca. Lo que tenían que hacer es irse a dormir y volverlo a intentar de noche. Pero Pedro amaba a Jesús y confiaba en él. ¿Qué decidió hacer Pedro? (Léelo en Lucas 5:5).
• ¿Cuál es el barco que es exactamente igual al grande?
50 • Descubro la Biblia... y encuentro a Jesús
Pedro y Andrés hicieron lo que Jesús les había dicho, echaron las redes al mar y esperaron. Al poco rato las redes se comenzaron a mover. Algo tiraba de ellas. A lo mejor sí que era verdad que habían pescado algo… Cuando los dos hermanos trataron de subir la red al barco notaron que pesaba mucho. Pero mucho, mucho. Estaba tan llena de peces que la barca no podía con tanto peso.
Entonces gritaron fuerte para que Santiago y Juan les ayudaran. Cuando llegaron a la barca de Pedro no se lo podían creer. ¡Había tanto pescado que pudieron llenar las dos barcas! (Ver Lucas 5:6,7)
Cuando llegaron a la playa, Pedro se arrodilló ante Jesús. Ahora empezaba a darse cuenta del poder que tenía su maestro. No quería estar lejos de Jesús. ¡Jesús era tan maravilloso! Entonces Jesús le hizo una invitación con mucho cariño. Le dijo que si le seguía se convertiría en … ¿Qué sería? (Léelo en Lucas 5:10)
Esos hombres eran pescadores y tenían que atender su trabajo. Pero Jesús necesitaba viajar por todo Israel para dar a conocer el reino de Dios y necesitaba ayudantes. Si lo acompañaban no solo iban a aprender mucho más acerca de Dios y de su reino. También ayudarían a otras personas a pertenecer al reino de Dios. Los cuatro lo tuvieron claro ¿Qué hicieron ese mismo día? (Lee Lucas 5:11)
TU LECTURA DEL VIERNES
Jesús se rodeó pronto de un grupo de discípulos que lo acompañaban en sus viajes, lo ayudaban, le hacían compañía, eran sus amigos y aprendían de él. Cada uno era diferente. Eran de distintas ciudades. Algunos eran tranquilos y otros más nerviosos. Cada uno tenía su trabajo y su familia, pero todos decidieron que estar junto a Jesús y aprender de él era lo más importante.
Cuando hablamos de los discípulos de Jesús hablamos de un grupo de doce jóvenes que siempre estaban con él. Era un grupo que Jesús escogió para que predicaran con él y lo ayudaran. En la Biblia hay varias listas de discípulos de Jesús y algunas veces son distintas, pero es que a algunos discípulos se les conocía por distintos nombres.
• Sustituye los números por las vocales correspondientes y sabrás el nombre de los doce discípulos más cercanos a Jesús.
1= A. 2= E. 3= I. 4= O. 5= U.
Pero en el grupo no solo eran chicos. También había un grupo de mujeres que ayudaban a Jesús y a sus discípulos, le seguían y aprendían de él. La Biblia habla muy poco de ellas, pero sabemos los nombres de algunas: María Magdalena, Juana, Susana, Salomé, otra María, la madre de Juan y Santiago. El grupo que estaba con Jesús era bastante grande. Todos eran necesarios y todos aprendieron mucho del Maestro.
• Descubro la Biblia... y encuentro a Jesús
Aprende y comprende:
«Haced todo lo que él os diga»
(Juan 2:5, Reina-Valera 1995)
as ido alguna vez a una boda? Es una fiesta muy importante para compartir con la familia y los amigos la felicidad de los novios. A Jesús le gustaban las fiestas.
Jesús estaba invitado a una boda en Caná, cerca de Nazaret. Seguramente serían familiares de Jesús porque María, su madre, también estaba invitada a la fiesta. Parece ser que José no estaba en la boda. Es posible que hubiera muerto hacía algún tiempo porque la Biblia ya no lo menciona más.
Jesús invitó también a sus discípulos a disfrutar de la fiesta.
María estaba muy contenta por asistir a la boda, pero también por poder ver de nuevo a su hijo. No lo había visto desde hacía varias semanas. Cuando se fue de casa, sabía que iba a encontrarse con su primo Juan, pero desde entonces no había vuelto a casa. Sabía que Jesús se había marchado de casa para comenzar su misión como el Salvador del mundo, pero ¡tenía tantas ganas de verlo!
Cuando Jesús llegó a Caná lo abrazó con mucho cariño. ¡Qué alegría verlo acompañado de sus primeros discípulos!
Pregúntales a tus hijos si les gusta ir de boda y por qué. Explícales que en los tiempos de Jesús las bodas eran mucho más divertidas que las actuales. Duraban muchos días y los niños podían jugar con sus primos y amigos que hacía mucho tiempo que no veían, comer alimentos muy buenos, música...
Jesús seguía siendo un hijo cariñoso y educado. Pero María lo vio diferente. Escuchó que sus discípulos le llamaban Maestro y que lo trataban con mucho respeto. Eso la llenaba de orgullo. Por fin su hijo empezaba a mostrar que él era el Hijo de Dios.
La gente comentaba las cosas que había oído acerca de él. Empezaron recordando su bautismo, que si se había oído una voz, que si se había visto algo como una paloma, que si luego había estado en el desierto... Luego alguien recordó lo que pasó en Belén. Otros recordaron la caravana de los sabios que le llevaron regalos. Alguien se acordó también del susto que se llevaron en Jerusalén. Y todos estaban de acuerdo en que Jesús siempre había sido una persona muy especial. Mientras, Jesús se divertía. Hablaba con sus primos, a quien hacía mucho tiempo que no veía y hacía bromas con sus hermanos. Presentó a sus nuevos amigos a la familia y se lo podía ver divirtiéndose y riendo como uno más en la fiesta.
• Encuentra 14 notas musicales escondidas en el dibujo.
• Descubro la Biblia... y encuentro a Jesús
En aquel tiempo las fiestas de bodas eran muy largas: duraban varios días. Si la familia vivía en otra ciudad no podían ir y venir en el mismo día. Así que la fiesta duraba todos los días que los invitados necesitaran. Lo divertido era que durante varios días podían estar todos juntos si preocuparse de los trabajos. Pero para las familias de los novios era mucho trabajo. Cuando se junta mucha gente, hay que preparar mucha comida y bebida, habitaciones y camas para poder descansar. Por eso necesitaban mucha ayuda. Por eso contrataron a un mayordomo y a sirvientes para que todo el mundo estuviera cómodo y los invitados tuvieran un buen recuerdo.
En Israel, las costumbres de hospitalidad decían que había que dar lo mejor de tu casa a las visitas. Y los novios se encargaron de que los invitados tuvieran la mejor comida y el mejor vino, un mosto dulce, sin alcohol, que se almacenaba en tinajas.
Dios no es un ser triste. Le gusta que estemos alegres, que nos divirtamos, que seamos felices. Nos creó con la capacidad de reír y de buscar el lado divertido de las cosas. A Dios le gusta que estemos alegres en la iglesia también. Piensa que las ceremonias más importantes del Santuario estaban rodeadas de días de fiesta: la Pascua, el Pentecostés, las Cabañas…
Explícales a tus hijos la diferencia entre las fiestas judías y las que hacían los pueblos paganos. En la actualidad también hay diferencias entre fiestas sanas y divertidas y otras que nos perjudican. Ponles el ejemplo entre las actividades divertidas que se realizan en el club de exploradores, campamentos, etc. y otras actividades como hacer botellón, las fiestas de Halloween, y otras actividades como pintar las paredes de la ciudad o hacer el gamberro molestando a otras personas.
Explícales a tus hijos cómo
María confiaba en Jesús. Ella no sabía cómo Jesús solucionaría el problema, pero sabía que podía contar con él. Tú también puedes confiar en Dios. No sabemos cómo solucionará nuestros problemas, pero ten por seguro que él quiere hacerlo y lo hará de la mejor forma posible.
Cuando ya se estaba terminando la fiesta, hubo un problema. El mosto se estaba acabando. Los criados no sabían cómo decírselo a los novios. Cuando se enteraran, pasarían mucha vergüenza por tener que decir a los invitados que ya no había bebida. En aquel tiempo no había supermercados para ir a comprar más. Si el vino se acababa, la fiesta se acababa.
Pero María, que estaba atenta a todo, se dio cuenta de que algo pasaba. Preguntó a los criados y le contaron el desastre que se avecinaba. Había que avisar al mayordomo y a los novios y dar por terminada la fiesta. Pero María pensó en que algo se podría hacer y les dijo que no avisaran todavía.
María se lo dijo a Jesús. Tal vez Jesús pudiera hacer algo: esta era la oportunidad que había estado esperando. Jesús podía demostrar todo su poder.
Jesús sabía que la fiesta era en honor a los novios, y ellos debían ser los protagonistas. Si Jesús hacía un milagro delante de todo el mundo, toda la gente estaría más pendiente de Jesús que de los novios. Tenía que ser discreto.
María sabía que podía confiar en Jesús. ¿Qué les dijo a los sirvientes? (Lee Juan 2:5).
• Descubro la Biblia... y encuentro a Jesús
María esperaba que Jesús hiciera un milagro y confiaba en que lo haría. Conocía mejor que nadie a su hijo y sabía que Jesús solo quería ayudar y que no iba a dejar que la fiesta se acabara.
Jesús lo pensó un momento. En una habitación, había seis tinajas grandes de piedra. No eran tinajas para guardar el vino, eran mucho más grandes, para guardar agua. ¿Qué les dijo a los siervos que hicieran? (Léelo en Juan 2:6,7)
Los criados se sorprendieron de que Jesús les dijera que llenaran las tinajas de agua. Lo que hacía falta en la fiesta era mosto, no agua. Si querían agua podían ir cuando quisieran al pozo.
Pero lo que les dijo después los sorprendió aún más. ¿Qué fue? (Lee Juan 2:8).
Entonces llegó el mayordomo. Uno de sus trabajos era comprobar que la comida y la bebida estuviera en buenas condiciones para que la gente no se pusiera enferma. El mayordomo debía comprobar que el vino era bueno. ¿Te imaginas al mayordomo oliendo y probando el contenido de los cántaros llenos de agua?
Los siervos, creyendo que les iba a caer una buena regañina, se acercaron al mayordomo con sus cántaros y sus vasos para que probara el agua. Pero conforme el líquido iba cayendo en los vasos… ¡no podían creer lo que veían! ¡Era vino!
• Colorea todas las vasijas que sean iguales del mismo color. ¿Cuál es la única que no tiene pareja?
Jesús utilizó a los criados para efectuar el milagro. Pregúntales a tus hijos por qué creen que lo hizo. Jesús no necesita a nadie para hacer a un milagro, lo puede hacer sin ayuda, pero quiere enseñarnos que debemos dejarnos utilizar por Dios para hacer más felices a las personas que necesitan nuestra ayuda.
El mayordomo no sabía que se les había acabado el vino. Cuando probó el mosto que le dieron los siervos, quedó sorprendido: era un mosto buenísimo, el mejor que había probado nunca.
Tan sorprendido estaba que fue a hablar con el novio.
—¿Por qué guardaste el mejor vino para el final? —le preguntó—. Normalmente se sirve primero la mejor bebida y luego, cuando los invitados ya no tienen tanta sed, se va sacando la bebida normal. Pero tú has guardado el mejor mosto para el final. ¡Vaya sorpresa que has dado a todo el mundo!
Conforme iban sirviendo el nuevo vino todos felicitaron al novio de lo bueno que estaba. La fiesta fue un éxito. Seguramente todos recordarían lo bien que lo habían pasado en aquella boda y lo bien que los trataron.
El primer milagro de Jesús nos enseña muchas cosas. Pensemos en algunas:
• A Jesús le gustaba ayudar a otros y alegrarse con la gente.
• Jesús pudo haber hablado para transformar el agua, pero dejó que los demás lo ayudaran: los criados llenaron las tinajas y sirvieron el vino.
• Ese primer milagro ayudó a María y a los discípulos a confiar en Jesús, y también nos ayuda a nosotros a confiar en él (ver Juan 2:11).
• Descubro la Biblia... y encuentro a Jesús
Aprende y comprende:
«Guardad mis días de reposo y sed respetuosos en mi casa. Yo Jehová»
(Levítico 26:2, Reina-Valera 1995)
Después de la boda en Caná, se acercaba una fiesta importante y Jesús quería pasarla en Jerusalén. ¿Qué fiesta era? (Lee Juan 2:13). Desde Galilea hasta Jerusalén hay casi 200 kilómetros así que Jesús y sus discípulos tardaron varios días en llegar. Jesús se juntó con la gente que iba a celebrar la Pascua. Seguramente sería un viaje muy parecido al que había hecho cuando tenía 12 años.
En esos viajes la gente aprovechaba para hablar con otras personas de diferentes lugares y contar lo que estaba pasando en sus ciudades y pueblos. Era la forma de ponerse al día con las noticias.
Seguro que Jesús aprovechó para enseñar y hablar del amor de Dios. Muchas de las personas que viajaban con él descubrieron que Dios es nuestro amigo y que nos ama por encima de todo.
El ser humano es un ser social. Necesita relacionarse con otras personas especialmente en un ambiente informal, de amistad. Los viajes a Jerusalén ayudaban a conocer a personas de otros lugares y hacer amigos. Fomenta en tus hijos «el hacer amigos», facilítales que conozcan a niños de otros lugares, de otras ciudades o de ambientes diferentes a la iglesia y el colegio.
Haced con vuestros hijos el siguiente ejercicio: encended la televisión, el reproductor de música y la radio a la vez. Luego intentad contarles una historia o decidles que intenten hacer una oración silenciosa. Dejad que vuestros hijos expliquen su experiencia y aplicadlo al respeto y la reverencia en la iglesia.
Después de varios días llegaron a Jerusalén. Atravesaron las puertas de la ciudad y Jesús quiso ir directamente al templo. Y desde luego no le gustó nada lo que estaba viendo. Atravesando unos muros muy bien construidos y decorados se entraba en un patio enorme que servía para que la gente se reuniera para adorar a Dios. O al menos eso es lo que debería haber. ¿Qué se encontró Jesús en ese patio? (Lee su sorpresa en Juan 2:14). Aquello era un desastre. Había puestos de comerciantes, corrales de corderos y jaulas de palomas para vender. Imagínate el ruido, el olor y la suciedad. Se oía a los mercaderes gritar para vender su mercancía, como cuando vas al mercadillo. Los clientes regateaban y discutían los precios intentando gritar más alto que los demás. Muchos estaban enfadados por los precios tan altos y se insultaban. ¿Qué estaba pasando allí? ¿Eso era el templo de Dios?
Cuando Jesús llegó al templo casi no podía creer lo que estaba sucediendo. El templo debía ser un lugar santo, donde la gente fuera a adorar con reverencia y celebrar acontecimientos especiales como la Pascua. Pero lo que veía se parecía más a un ruidoso mercado.
Cada judío debía traer un animalito o una ofrenda para hacer el sacrificio en el templo. Pero como la mayoría viajaban desde muy lejos o no tenían ganado propio, cuando llegaban a Jerusalén iban al mercado y compraban un cordero, unas palomas, o harina muy pura para hacer la ofrenda. Los sacerdotes decidieron que lo mejor sería que hubiera algunos mercaderes dentro del atrio del templo que vendieran mercancías sin defecto para los sacrificios y las ofrendas.
Pero había otro problema. Los sacerdotes decidieron que en el templo no podía entrar el dinero de los romanos porque eran paganos. Entonces ¿cómo iban a comprar y vender? Pues haciendo una moneda especial que solo se podía usar allí. Entonces, a la puerta se sentaban los cambistas que cambiaban los denarios romanos por las monedas especiales del templo. Es como si fueran pequeños bancos. ¿Puedes imaginártelo? ¡Había un jaleo tremendo!
Aquellos sacerdotes y comerciantes no estaban pensando facilitar las cosas a las personas que iban a adorar. Se estaban aprovechando de ellas para ganar más dinero y enriquecerse. No pensaban en lo que Dios quería, solo pensaban en acumular más y más dinero sin pensar en las demás personas.
• Completa el texto con las palabras de debajo.
Muchas veces les decimos a los niños qué cosas son irreverentes o irrespetuosas dentro de la iglesia, pero no les explicamos las razones por las que nos lo parecen. Cada congregación y cada familia puede tener una forma distinta de entender la reverencia. Explicadles por qué vosotros entendéis que algunas cosas se pueden hacer dentro de la iglesia y otras no.
La imagen de Jesús con un látigo puede dar la impresión de violencia. Si Jesús hubiera sido violento los soldados que guardaban el templo e incluso los propios mercaderes y cambistas lo hubieran detenido inmediatamente. Pero no lo hicieron porque Jesús no usó jamás la violencia, aunque tuviera toda la razón. Jesús consiguió que todos obedecieran solo con la autoridad de su presencia y de su voz, una autoridad que solo podía provenir de Dios.
Cuando Jesús vio aquello se enfadó. No podía consentir esa falta de respeto en el templo. El templo tenía que acercar a las personas a Dios, pero con ese jaleo y con la falta de respeto de los comerciantes y sacerdotes no apetecía nada estar allí. La gente compraba sus animales y ofrendas para los sacrificios, los entregaba a los sacerdotes de mala gana y se iban lo antes posible de allí. Jesús encontró algunas cuerdas, las enrolló formando como un látigo y se subió a un lugar alto donde todos lo pudieran ver. Entonces con el gesto muy serio hizo restallar el látigo en el aire. El sonido del látigo llamó la atención de todos y se hizo un gran silencio. Todos, mercaderes y visitantes, miraban a Jesús y vieron en sus ojos que hacer mercadeo en el templo no estaba bien. Jesús regañó a los vendedores. Su voz era fuerte y clara. ¿Qué les dijo? (Léelo en Juan 2:16) Jesús no golpeó a nadie, pero todos se apartaban, los animales se soltaron y salieron también. Conforme Jesús avanzaba iba empujando las mesas del dinero y lo tiraba al suelo. Solo quedaron en el patio del templo las personas que querían adorar de verdad a Dios. Luego Jesús se quedó hablando, enseñando y curando a la gente.
• Descubro la Biblia... y encuentro a Jesús
Había en Jerusalén un hombre llamado Nicodemo. Nicodemo era fariseo. Los fariseos eran personas que estudiaban y conocían muy bien la Biblia. Los fariseos eran muy importantes entre los dirigentes religiosos. Habían hecho una lista de normas y leyes que se debían cumplir si querían ser buenos judíos. Por eso se creían que eran mejores que los demás.
Nicodemo era uno de los fariseos más importantes y pertenecía al Sanedrín. El Sanedrín era el consejo judío que elaboraba las reglas y decidía cómo castigar a los desobedientes a esas reglas. Los sacerdotes obedecían más a lo que decía el Sanedrín que a lo que decía la Biblia.
Pero Nicodemo era un hombre bueno. Seguramente había escuchado predicar a Juan el Bautista cuando decía que el Mesías había llegado. También vería cómo Jesús hablaba en el patio del templo y con cuánta autoridad había conseguido que los mercaderes se fueran de allí. Y cuando vio que Jesús sanaba a los enfermos, pensó que podría ser el Mesías del que hablaban las Escrituras.
Nicodemo quería hablar con Jesús, pero sin que los demás fariseos lo vieran. A los fariseos no les gustaba lo que predicaba Juan el Bautista y no les gustaba lo que Jesús había hecho en el templo. Pero Nicodemo necesitaba saber quién era Jesús, conocerlo personalmente, hablar con él. Nicodemo averiguó dónde iba a estar Jesús por la noche y decidió ir a verlo a escondidas.
Nicodemo todavía no estaba preparado para reconocer que era seguidor de Jesús. Todas las personas tenemos un momento para reconocer que somos seguidores de Jesús. Algunos niños lo expresan muy temprano, pero otros necesitan más tiempo. No los presionemos. Nuestra labor como padres y maestros es sembrar y darles ejemplo. El Espíritu Santo actuará en ellos cuando estén preparados.
• Ayuda a Nicodemo a encontrarse con Jesús.
Estamos muy acostumbrados a leer solo
Juan 3:16 como el texto central del Evangelio. Pero el pensamiento continúa y se completa en el versículo 17. Cuando estudiéis la Biblia con vuestros hijos haced hincapié en la salvación y no en la condenación.
Nicodemo se presentó a Jesús. ¿Por qué quería verlo? (Lee Juan 3:2 para averiguar lo que Nicodemo pensaba de Jesús) Jesús comprendió que Nicodemo había venido a verlo porque quería saber qué tenía que hacer para seguir a Jesús. ¿Qué le dijo Jesús? (Léelo en Juan 3:3)
Nicodemo no entendía que una persona pudiera nacer dos veces. Entonces Jesús le explicó que para seguirle y formar parte del reino de Dios es necesario que hagamos un cambio en nuestra vida y en nuestra forma de pensar. Ese cambio nos transforma en otra persona distinta. Cuando nos dejamos guiar por Jesús somos menos egoístas, pensamos más en los demás y confiamos en las promesas de Dios. Ese cambio solo se produce cuando crees en Jesús y dejas que él cambie tu vida y tu forma de pensar.
Después hablaron del gran amor de Dios hacia todas las personas. Le explicó cuál era la misión del Mesías. (Búscalo en Juan 3:16 e intenta aprenderla de memoria). Pregunta a tus padres si conocen el texto.
¿Por qué había venido Jesús a esta Tierra? Había venido para que creamos en él. Y si creemos en lo que Jesús enseñó, podremos vivir para siempre en un mundo donde
no habrá maldad, ni dolor ni enfermedad ni muerte. Nicodemo escuchó muy atento todo lo que Jesús le contó. Él siempre había pensado que, como cumplía todas las normas y las leyes, era perfecto. Ahora su manera de pensar cambió. Ahora era un nuevo hombre que quería pertenecer al reino de Dios.
ADIVINANZA:
«Soy un animal que ha nacido dos veces y gracias a mi segundo nacimiento he logrado ser mejor».
• Encuentra siete de estos animales en el dibujo.
• Descubro la Biblia... y encuentro a Jesús
Aprende y comprende:
«Está permitido hacer el bien en sábado»
(Mateo 12:12, Reina-Valera 1995)
Después de la Pascua, Jesús regresó a Caná, en Galilea. También llegaron las personas que habían estado en Jerusalén durante la fiesta y comenzaron a contar que Jesús había hecho milagros y que había predicado cosas muy interesantes. Estas historias llegaron también a las ciudades de toda Galilea. En una de esas ciudades, en Capernaún, vivía un hombre muy importante. Este hombre trabajaba para el rey. Su hijo había enfermado. No sabemos qué enfermedad era, pero los médicos no podían curarlo. Solo podían esperar a que se muriera.
Cuando este hombre escuchó que Jesús había sanado enfermos en Jerusalén y que ahora estaba en Caná, decidió ir a buscarlo para que sanara a su hijo. El hombre viajó los 35 kilómetros que separaban las dos ciudades. Hoy, en coche o en tren, podemos hacer ese viaje en media hora, pero en aquel tiempo la forma más rápida de viajar era en caballo, y tardó varias horas en llegar a Caná. Cuando llegó a Caná buscó a Jesús. El tiempo pasaba y no sabía si su hijo ya había muerto. Cuando encontró a Jesús estaba muy impaciente. Jesús era la única esperanza para su hijo y debía ponerse en viaje rápidamente si había alguna posibilidad de que su hijo viviera (ver Juan 4:49)
• Encuentra el camino de Caná a Capernaún.
Muchas veces enseñamos que los ricos o las personas de alto nivel cultural y social no sienten necesidad de Dios, o que el Evangelio solo es eficiente entre personas de humilde condición y sin estudios. Los Evangelios están llenos de historias de personas muy cultas y de alto rango social que se acercan a Jesús y son fieles seguidores, incluso entre sus discípulos. La fe no es en absoluto incompatible con la buena preparación cultural e intelectual.
Enseñad a vuestros hijos a confiar en las promesas de Jesús como confió el oficial del rey. El hombre no sabía si se iba a curar poco a poco, si iba a tardar días o si se iba a curar en un momento. Él solo sabía que, si Jesús le había dicho que su hijo viviría, eso se iba a cumplir. No sabemos cuándo ni cómo se cumplirán las promesas de Dios en nuestra vida, pero decidles a vuestros hijos que, si Jesús lo ha prometido, seguro que se cumplirán.
El hombre estaba muy preocupado por su hijo y Jesús parecía que no tenía prisa de ponerse en camino hasta Capernaún. ¿Qué le dijo Jesús? (Léelo en Juan 4:50).
El noble se sorprendió cuando Jesús le dijo que no lo iba a acompañar. Pero Jesús le dijo que volviera a casa, que su hijo estaba vivo. Le dijo que se tranquilizara, que su hijo estaba bien. El hombre miró a Jesús. Seguramente vio una gran sonrisa. Y el hombre creyó a Jesús y dejó de estar preocupado. La Biblia dice que era alrededor de la una del mediodía y hombre regresó a su casa. Como tenía varias horas de camino hizo noche en algún lugar y a la mañana siguiente siguió el viaje.
Cuando ya se acercaba a su casa, el hombre vio a lo lejos a unos criados que corrían hacia él. Al hombre le dio un vuelco el corazón. ¿Qué habría pasado con su hijo? Los criados lo tranquilizaron: el niño vivía y estaba mucho mejor.
Aquel padre estaba feliz y muy agradecido a Jesús por haber curado a su hijo.
Entonces tuvo curiosidad. Les preguntó que a qué hora había comenzado a sentirse mejor el niño. (Lee la respuesta en Juan 4:52).
¡Esa era la hora en la que Jesús había hablado con él! Cuando el noble volvió a casa y contó lo que había pasado, toda su familia creyó en Jesús (ver Juan 4:53).
• ¿Qué ha pasado aquí? Al dar la vuelta al dibujo se han producido 8 diferencias. ¿Puedes encontrarlas?
• Descubro la Biblia... y encuentro a Jesús
Algunas semanas después, Jesús volvió a Jerusalén. El sábado visitó un estanque llamado Betesda. Era como una piscina cubierta. Jesús visitó ese lugar porque allí iban muchos enfermos. Seguro que Jesús podría ayudarlos.
Los enfermos iban al estanque porque había una leyenda que decía que de vez en cuando un ángel bajaba, removía el agua del estanque y en primero que entrara en el estanque se curaba de cualquier enfermedad, incluso de la ceguera.
¿Qué es lo que pasaba? Que las personas más fuertes, las que no tenían enfermedades importantes corrían al agua los primeros. Los que de verdad estaban enfermos y débiles nunca podían entrar en el agua.
Jesús deseaba curar a todos esos enfermos, pero solo podía hacerlo si confiaban en él.
Entre toda esa gente había un hombre que estaba muy, muy débil. Hacía muchísimos años que estaba enfermo y ya estaba tan agotado que no se podía ni mover sin ayuda. Jesús se le acercó. El hombre se quedó mirando a Jesús. ¿Qué le preguntó Jesús? (Léelo en Juan 5:6). ¡Claro que quería sanarse! El problema es que necesitaba ayuda para llegar hasta el agua y nunca podía.
Nuestro entorno religioso, incluso dentro de nuestra iglesia, está lleno de «leyendas» o de tradiciones que nos parece que favorecen el que Dios nos escuche o que Dios actúe. Analizad si le estamos dando un valor mágico a determinadas prácticas como la postura al orar, el tipo de música de adoración, algunas dinámicas de oración o a los ritos de la iglesia.
Jesús nunca va a hacer nada en nuestra vida sin que nosotros le demos permiso. Por eso es importante que expresemos en nuestras oraciones el deseo de que Jesús esté con nosotros y nos ayude, no porque Jesús esté esperando que se lo pidamos para actuar, sino para que nosotros seamos capaces de reconocer la acción de Dios en nuestra vida.
Aquel hombre enfermo estaba frustrado y había perdido la esperanza de curarse porque no tenía ayuda para llegar al agua. Pero Jesús podía ayudarlo. No necesitaba ir al agua. No necesitaba ayuda de nadie que lo ayudara a levantarse de su camastro. ¿Qué le dijo Jesús que hiciera? (Léelo en Juan 5:8).
La primera reacción del hombre sería de extrañeza. ¿Cómo se iba a levantar, así de repente, si llevaba 38 años sin poder moverse solo? O tal vez, simplemente que Jesús le ayudara a ponerse de pie.
Pero, aunque sabía que su cuerpo estaba muy débil, creyó lo que Jesús le decía. Hizo fuerza para moverse y de repente tenía fuerzas para ponerse de pie. ¡El hombre estaba tan feliz!
Así que cogió su camastro, que era como una esterilla y una manta, y lo dobló. Luego quiso darle las gracias a Jesús, pero ya no estaba.
Luego se fue lo más deprisa que pudo a su casa a decirle a sus amigos y vecinos que había un hombre en Jerusalén que lo había curado.
• ¿Cuál de los dibujos es exactamente igual al grande?
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Por el camino se encontró con unos fariseos. Se fijaron en que llevaba su esterilla debajo del brazo y era sábado. No se alegraron de verlo caminar. Se enfadaron muchísimo con él.
¿Cuál era el problema? Los fariseos habían hecho un montón de normas para el sábado. Pensaban que la mejor manera de agradar a Dios era no hacer ningún trabajo. En sábado no se podía transportar nada, ni siquiera un pañuelo. Tampoco se podía caminar más de una distancia corta, porque eso se consideraba viajar. Y el hombre estaba transportando su propia cama, y yendo a su casa que estaba lejos.
¡Menuda bronca que le cayó! Luego los fariseos quisieron saber quién había sido el sanador. Los médicos tampoco podían curar en sábado a no ser que la vida corriera peligro. Tenían que hablar con el hombre que lo curó y prohibirle que curara en sábado. Pero el hombre que había sido sanado no había visto nunca a Jesús y no sabía ni cómo se llamaba y de dónde era.
Al final, los fariseos lo dejaron en paz y pudo volver a su casa a dar la buena notica a su familia y amigos.
Imagínate la alegría que todos compartieron.
Reflexionad sobre vuestra forma de guardar el sábado. ¿Transmitimos a nuestros hijos un sábado de “no se puede” o un sábado “para hacer cosas”?
Las normas son importantes. Vuestros hijos necesitan normas y límites, pero el cumplimiento estricto de las normas no puede estar reñido con el amor. En esta edad, vuestros hijos pueden ser un poco «fariseos» porque entienden el bien y el mal como el cumplimiento estricto de las normas. Explicadles que siempre puede haber excepciones a la regla por amor, siempre que sea por un bien mayor.
El hombre quiso llevar una ofrenda al templo para dar gracias a Dios por haber sido curado. ¿Sabes a quien se encontró allí? (Lee la sorpresa en Juan 5:14) ¡Sí! ¡Ese era el hombre que lo había sanado! ¡Estaba tan feliz de volver a verlo! El hombre pensó que la mejor forma de agradecérselo a Jesús era que todo el mundo lo supiera. Así que fue a buscar a esos fariseos que se había encontrado por el camino pensando que ellos también se alegrarían de conocer a Jesús. Pero lo que el hombre no sabía era que los fariseos estaban enfadados con Jesús por no cumplir con sus normas sobre lo que no había que hacer en sábado. Él pensó que se iban a poner contentos, pero estaban muy enojados (ver Juan 5:16) Jesús no hacía las cosas como decían los sacerdotes y los fariseos. Por eso lo odiaban. Ellos enseñaban que para tener contento a Dios había que seguir un montón de normas y que si no lo hacías Dios te castigaba. Jesús enseñaba que todo lo que hacemos lo debemos hacer con amor y con la confianza en que Dios nos ama siempre. Y que, si nos equivocamos, él siempre estará a nuestro lado para ayudarnos a hacer las cosas bien.
A partir de entonces los sacerdotes y fariseos buscaron una ocasión para matar a Jesús (ver Juan 5:18)
• Descubro la Biblia... y encuentro a Jesús
Aprende y comprende:
«No temas […] te puse nombre, mío eres tú»
(Isaías 43:11, Reina-Valera 1995)
Capernaún era una ciudad a las orillas del mar de Galilea por donde pasaba un camino principal. Había posadas para los viajeros se detenían a descansar en la ciudad. Jesús también pasaba mucho tiempo allí. Le gustaba esa ciudad y su gente. Allí tenía muchos amigos. La Biblia la llama “su ciudad” (compara Mateo 9:1 con Marcos 2:1).
Muchas personas se acercaban a Jesús para aprender de él. ¡Jesús era tan diferente a los otros maestros! Los trataba con cariño, se preocupaba por sus problemas y curaba sus enfermedades. También les explicaba la Biblia de forma que todo el mundo podía entenderla.
Un sábado, Jesús estaba enseñando en la sinagoga en Capernaum. La sinagoga estaba llena porque mucha gente tenía curiosidad por escuchar al nuevo Maestro. Algunos creían en él, pero Jesús veía que otros no estaban de acuerdo cuando les hablaba de su reino. Todavía no entendían que el Mesías del que hablaba la Biblia, no iba a luchar contra los romanos como si fuera un héroe de película. Intentaba explicarles que el reino de Dios está en el corazón de cada uno de nosotros.
Hablad con vuestros hijos de cómo cambiarían las cosas en el mundo si todos tuviéramos a Jesús en nuestros corazones. No habría guerras, ni pobreza, ni odio. Eso es lo que ocurrirá cuando estemos en la Tierra Nueva.
TU LECTURA DEL LUNES
Mientras Jesús enseñaba en la sinagoga entró un hombre gritando y gesticulando. La gente se asustó. ¿Qué le pasaba a este hombre? (Lo sabrás si lees Lucas 4:33)
La mente de ese hombre estaba dirigida por Satanás. El pobre hombre no podía controlarse. Seguramente hacía cosas que no quería hacer, gritaba, corría, y se hacía daño a él mismo y a los que estaban cerca de él. Pero él no quería que Satanás gobernara más su vida. Quería ser libre como enseñaba Jesús. Se acercó hasta donde estaba Jesús para pedirle ayuda. Pero el demonio que estaba dentro de él comenzó a gritarle.
• Lee Lucas 4:34 y escribe lo que le dijo a Jesús.
¿Sabes por qué? El demonio tenía miedo de Jesús. Sabía que Jesús podía obligarle a dejar en paz a aquel hombre. Hasta el mismo demonio reconoció que Jesús era el Hijo de Dios y que tenía poder para alejar al demonio.
Es difícil entender cómo es posible que Satanás pueda poseer a una persona. Muchos niños de esta edad lo relacionarán con cuentos o historias fantásticas y tal vez no necesiten, de momento, más explicaciones. Si vuestro hijo pregunta, debe tener claro que Satanás no puede obligar a nadie a obedecerlo. En la Biblia aparecen dos clases de «endemoniados». Algunos eran enfermos mentales. La medicina de aquella época no podía diagnosticar la conducta de estos enfermos como una enfermedad y lo achacaban a la posesión de espíritus malignos. Pero otros, parece ser que estaban realmente poseídos por un espíritu maligno porque el espíritu habla en vez del enfermo y su curación está acompañada de fenómenos extraños como en el caso de los endemoniados de Gadara, que estudiaremos más adelante. No sabemos cómo se iniciaron los casos que la Biblia cuenta, pero es posible que, de alguna forma, esas personas aceptaran que Satanás tomara el control de sus cuerpos y que, arrepentidos por esa decisión pasada, buscaran a Jesús para que les ayudara a librarse de ese espíritu maligno. Vuestros hijos no deben tener miedo a que a ellos les pase lo mismo. Jesús jamás permitirá que Satanás los controle.
• Descubro la Biblia... y encuentro a Jesús
Cuando el demonio habló, Jesús podría haber aprovechado y presumir de que los demonios le tenían miedo. Así demostraría cuánto poder tenía. Pero a Jesús le preocupaba más ese pobre hombre que sufría los ataques de Satanás. ¿Qué le dijo Jesús al demonio? (Lee cómo Jesús respondió de forma clara en la primera parte de Lucas 4:35).
Nosotros también podemos ser así de fuertes. Cuando alguien nos dice que hagamos algo que sabemos que no está bien, también podemos decir bien fuerte ¡No!
Y el demonio obedeció, por supuesto. Inmediatamente el demonio salió del hombre y lo dejó tirado en el suelo (ver la segunda parte de Lucas 4:35)
Puedes imaginar a Jesús ayudándole a levantarse, con su sonrisa y su mirada de cariño. Mucha gente vio lo que allí pasó y se lo contó a mucha otra gente. Pronto en toda Galilea todos hablaban de las cosas que Jesús hacía y enseñaba.
Transmite a tus hijos que aunque Satanás y sus ángeles se rebelaron en el Cielo, ellos todavía reconocen la autoridad y el poder de Jesús. Ellos todavía tienen que obedecer a Jesús. Por eso no debemos temer a los espíritus malignos, porque Jesús es más poderoso que ellos.
• Encuentra siete diferencias entre los dos dibujos.
A Jesús le preocupan todo tipo de personas, desde los más pequeños hasta los más ancianos. Enseñad a vuestros hijos a preocuparse también por las personas mayores y a tratarlas con cariño y respeto.
Ese mismo día, al salir de la sinagoga fueron a casa de Pedro y se encontraron con un problema. La suegra de Pedro estaba muy enferma. No sabemos qué enfermedad era, pero le había subido mucho la fiebre.
¿Te acuerdas de alguna vez que hayas tenido fiebre? No te encontrabas bien y seguramente te dolería mucho la cabeza. Pero tus padres te darían alguna medicina que te bajara la fiebre y te pondrías bien en pocos días, incluso en poco rato.
Pero en aquella época no había medicinas modernas que son rápidas y efectivas. Y la suegra de Pedro tenía cada vez más fiebre y estaba más débil. En aquella época mucha gente moría por no poder bajar la fiebre.
Pero a Jesús no le preocupaba. Entró en la habitación y la tomó de la mano. Sí, estaba muy caliente, pero la animó y le ayudó a sentarse en la cama. ¿Qué pasó entonces? (Lee Marcos 1:31). Fíjate lo bien que se encontraba que se puso a preparar la comida y a cuidar de ellos.
• Descubro la Biblia... y encuentro a Jesús
TU LECTURA DEL JUEVES
Una vez un hombre enfermo de lepra se acercó a Jesús para que lo curara. La lepra es una enfermedad terrible. Hoy en día se cura con una simple medicina, pero en tiempos de Jesús no se podía curar y creían que era muy contagiosa. La lepra era una enfermedad que afecta a todo el cuerpo pero que se podía distinguir por unas llagas en la piel muy feas. También se perdía el sentido del tacto por lo que cuando se hacían una herida o se daban un golpe no se daban cuenta y se les infectaban. Su cara, sus brazos y sus piernas podían parecer como si se les hubiera caído trozos de carne. Por eso normalmente iban cubiertos con telas para que nadie viera sus heridas.
Como la gente creía que era muy contagiosa había una ley que obligaba a los leprosos a mantenerse lejos de las demás personas. Tenían que dejar su casa e irse a vivir fuera de las ciudades con otros leprosos. Además, cuando alguien se les acercaba tenían que gritar: «¡Inmundo, Inmundo!» para que la gente no se acercara más. Nadie se atrevía a tocar a los leprosos.
El leproso de esta historia escuchó que Jesús podía curar muchas enfermedades y pensó en pedirle ayuda. ¿Jesús dejaría que un leproso se acercara? ¿Saldría corriendo como lo hacía todo el mundo?
Hoy en día hay enfermedades o trastornos que pueden resultar desagradables por el aspecto de la persona. Vuestros hijos deben aprender a convivir y a respetar a personas que padezcan síndrome de Down, parálisis cerebral, ceguera u otras enfermedades como el cáncer o el SIDA. Nosotros no podemos curarlos como lo hizo Jesús, pero sí los podemos tratar con cariño y comprensión como Jesús lo hizo.
• En nuestra época también hay niños enfermos o con algún trastorno que tienen problemas para que otros niños sean sus amigos. ¿Conoces a alguien?
Hablad con vuestros hijos sobre personas que conozcáis que la enfermedad les impide llevar una vida normal. Imaginad cómo será su vida en la Tierra Nueva, cuando su enfermedad haya desaparecido.
El leproso encontró a Jesús rodeado de una multitud. De lejos, podía verlo sanar a los ciegos, sordos, cojos y todo tipo de enfermedades. ¿Se atrevería el leproso a acercarse a Jesús? ¿Ayudaría Jesús a un leproso?
Poco a poco el leproso se fue acercando. La gente, muerta de miedo, comenzó a alejarse de él. Pero él seguía acercándose a Jesús. Sabía que, si Jesús quería, lo podía sanar. Cuando llegó cerca, ¿qué hizo? (Lee Marcos 1:40)
Jesús miró al pobre hombre. Después se agachó. ¿Qué hizo Jesús entonces? (Léelo en Marcos 1:41). ¡Lo tocó! ¡Jesús toco a un leproso! ¡Qué horror! Seguramente que un murmullo se oyó por toda la multitud. Puede que pensaran que el Maestro se habría contagiado y ahora Jesús también era inmundo.
Pero ¿qué ocurrió entonces? (Lee Marcos 1:42). ¡Las llagas desaparecieron! ¡Las heridas estaban curadas! ¡La gente no podía creerlo!
Ahora solo quedaba que los sacerdotes vieran que estaba curado y le permitieran volver al pueblo, a su casa y a la sinagoga.
• Encuentra las siguientes palabras que tienen relación con la lepra en la sopa de letras y números:
LEPRA ENFERMEDAD CONTAGIOSO PIEL HERIDAS LLAGAS MIEDO INMUNDO
RECUERDA: Dale tu mano a quien te necesite sin dejar de lado a ninguna persona enferma o diferente.
• Descubro la Biblia... y encuentro a Jesús
Aprende y comprende:
«¿Quién puede perdonar pecados sino solo Dios?»
(Marcos 2:7, Reina-Valera 1995)
Todo el mundo en Capernaún hablaba de la curación del leproso. Eso hizo que mucha más gente sintiera curiosidad por Jesús y se acercara a escucharlo. Capernaún, como las ciudades y los pueblos de Galilea tenía las calles estrechas y casi no había plazas. Por eso cada vez que Jesús predicaba se organizaba un buen jaleo porque todos se querían a cercar a Jesús, se empujaban y casi no se podía ni andar.
Eso es lo que sucedió en la historia de esta semana. Jesús estaba en Capernaún, posiblemente en la casa de Pedro. Ese día, la casa estaba llena de gente para escuchar a Jesús.
Dentro de la casa estaban Jesús, sus discípulos y también algunos fariseos y rabinos (ver Lucas 5:17). Pero había muchas otras personas que querían aprender de Jesús y escuchaban desde la puerta o las ventanas. Mientras tanto apareció un grupo de cuatro hombres. ¿Qué querían? (Léelo en Lucas 5:18)
Imaginad lo llena que estaba la casa de Pedro. Seguramente estarían muy incómodos y habría un lío enorme. Pero Jesús lo soportaba todo con tal de poder ayudar a todos los que se le acercaban. Enseñad a vuestros hijos que, a pesar de los esfuerzos e incomodidades, vale la pena poder ayudar a los demás.
Imaginad el dolor y el sufrimiento de una persona a la que le dice todo el mundo que es malo. Enseñad a vuestros hijos a no juzgar a otros chicos ni les permitáis que les pongan «etiquetas».
Cuatro amigos llevaban una camilla con otro hombre que estaba paralítico. Los sacerdotes y los fariseos decían que cuando una persona estaba enferma y no se podía curar era porque era una mala persona y Dios lo estaba castigando por eso. Si aquel hombre paralítico ya estaba triste por su enfermedad, imagina lo mal que se sentía cuando le decían que era una mala persona.
Los amigos del hombre enfermo le habían hablado de Jesús. Le dijeron que habían visto cómo Jesús sanaba cualquier enfermedad. Habían visto cómo los cojos caminaban y los ciegos volvían a ver y cómo había curado al leproso. Ellos le dijeron que fuera a ver a Jesús. Su única esperanza era Jesús.
Pero a aquel hombre no le preocupaba su enfermedad. Lo que más le preocupaba es que le dijeran que era un hombre malo y que Dios no lo amaba. Si pudiera hablar cara a cara con el nuevo Maestro... Si Jesús tan solo le decía que Dios le había perdonado, estaría feliz y listo para morir. Pero ¿cómo podría ir a ver a Jesús si no podía caminar?
• Ayuda a los 4 amigos del enfermo a llevarlo a la casa donde está Jesús.
• Descubro la Biblia... y encuentro a Jesús
Aquel hombre no se podía mover de su cama, pero no estaba solo. Tenía cuatro buenos amigos que le ayudaron a llegar hasta Jesús. Pero cuando llegaron a la casa se encontraron con tanta gente era imposible acercarse a Jesús. Aunque los amigos pedían permiso para pasar nadie se quería apartar para dejar pasar al paralítico. Entonces a uno de los amigos se le ocurrió una idea muy loca. (Léela en Marcos 2:4)
¡Vaya idea! A los dueños de la casa no les haría gracia ver que les desmontaban el tejado. También pensaron que, a lo mejor, Jesús también les regañaría. Pero era la única manera de llegar hasta él.
Los amigos del hombre lo subieron por las escaleras exteriores hasta la terraza. Los tejados de las casas en aquel tiempo estaban hechos con cañizos que pesaban muy poco, por lo que no fue difícil quitar pedazos de techo hasta que hicieron un agujero por el que pudieran bajar la camilla.
Imagínate a Jesús predicando dentro de la casa y que de repente comienzan a caer trozos del tejado. Todo el mundo miraba hacia el techo de la casa. ¿Qué estaban haciendo esos hombres? Seguramente muchos los regañarían por aquel destrozo. Pero mientras caían restos del techo, Jesús esperaba en silencio. Finalmente, la gente vio a los cuatro hombres que hacían bajar una camilla con un hombre por el agujero. La camilla del hombre quedó a los pies de Jesús.
¡Vaya! ¡Parece que usan la terraza como trastero! Los amigos van a tener mucho trabajo para retirar las cosas y hacer el agujero…
• Mira a ver si encuentras alguna herramienta que ayude a los amigos. También puedes aprovechar y matar las diez moscas que molestan. Y ya que estás, encuentra unas llaves perdidas.
A veces se nos puede complicar mucho el acercarnos a Jesús. Tenemos muchas cosas que hacer y no tenemos tiempo para orar o para leer cada día la lección de la escuela sabática. Si nos ocurre esto, tendremos que hacer como los cuatro amigos del paralítico: eliminar y romper con todo aquello que nos impide estar con Jesús. Quizás tengas que romper con el hábito de ver la televisión hasta muy tarde, o con los videojuegos. Adelanta un poco el horario y verás que hay tiempo para todo. Incluso para estar con Jesús unos minutos cada día. No es mucho.
Enseñad a vuestros hijos el valor de la amistad. Cuando un amigo nos necesita debemos estar a su lado y hacer todo lo necesario para ayudarle.
Aquel hombre que estaba bajando por el techo de la casa de Pedro estaba muy enfermo, pero por fin estaba cerca de Jesús. ¿Qué haría Jesús? Todos le estaban mirando.
Especialmente los rabinos y los fariseos esperaban con cara de enfado. Pensaban: ¿Cómo se atrevían a romper el techo de una casa que no era la suya? ¿Cómo habían sido tan maleducados que se atrevían a interrumpir a Jesús delante de las personas más importantes de los pueblos cercanos? Realmente ese hombre se merecía su enfermedad. ¡Mira que malo era! Si había venido a que Jesús lo curara ya se podía marchar. Ellos pensaban que Jesús solo sanaba a las buenas personas.
Los cuatro amigos miraban desde lo alto. Estaban cansados de tanto esfuerzo, pero por su amigo estaban dispuestos a hacer cualquier cosa. Veían la cara de esperanza de su amigo y miraban a Jesús. La gente conocía a ese hombre desde hacía mucho tiempo y sabían que estaba muy enfermo. Jesús también lo miraba. Y sonrió porque se dio cuenta de lo mucho que confiaba en él. ¿Qué haría Jesús?
• Tacha las letras H y K para descubrir un mensaje que debes recordar.
JEHHSKUS KAHMA HA LKOHS HBUKKEHNOS HY KA LHHOS MKAHLOHS KTHAKKMHBHIEN
• Descubro la Biblia... y encuentro a Jesús
Jesús miró al hombre con cariño; aquel hombre sufría mucho porque todo el mundo pensaba que era un pecador. ¿Qué le dijo Jesús a aquel hombre que estaba a sus pies? (Lee Marcos 2:5).
¡Qué alivio! Él sentía que Dios lo amaba a pesar de lo que dijeran los sacerdotes o los fariseos. Ahora había recibido el perdón de Dios. Era como si se le hubiera quitado un peso de encima. Seguía sin poder moverse, pero ahora se sentía feliz.
Los sacerdotes y fariseos se miraron unos a otros. Una persona no podía perdonar pecados. ¡Solo Dios puede perdonar los pecados! ¡Cómo se atrevía Jesús a decir que él podía perdonar los pecados! Estaban muy enfadados porque pensaban que Jesús estaba insultando a Dios.
Jesús se dio cuenta de lo que estaban pensando. Se volvió hacia ellos y les dijo bien claro que él era el Hijo de Dios y que tenía poder para perdonar pecados y para más cosas.
Entonces Jesús miró de nuevo al hombre enfermo, ¿qué le dijo? (Lee Marcos 2:10,11)
Enseñad a vuestros hijos a agradecer a Dios porque él nos perdona todos nuestros errores. Y de la misma forma que él nos perdona, debemos aprender a perdonarnos los unos a los otros.
• Encuentra en la sopa de letras las siguientes palabras relacionadas con la lección.
La alegría hay que compartirla. Alegraos con cada descubrimiento de vuestros hijos, con cada logro, por pequeño que sea. Vuestros hijos os agradecerán no solo que estéis con ellos apoyándoles cuando tienen problemas, sino también que estéis allí cuando ellos tienen algo que celebrar. Eso demostrará que son importantes para vosotros.
La casa se llenó con un murmullo. ¿Podría ese hombre ponerse de pie?
El corazón del hombre palpitaba muy fuerte. ¡No se lo podía creer! Sentía sus piernas. Las movió y ahora podía tocar el suelo con sus pies. El hombre se levantó. Comenzó a caminar mientras la gente que estaba en la casa se apartaba para dejarle sitio.
Dando gracias a Dios, levantó su camilla y, como si no pesara nada, se dirigió a la puerta. Seguro que los cuatro amigos que observaban desde el tejado gritaron de alegría. Todos los demás alabaron a Dios agradeciéndole lo que había hecho con aquel hombre. ¿Qué decía la gente? (Lee Marcos 2:12)
¿Te imaginas lo rápido que bajaron los amigos del tejado para abrazar a su amigo? ¿Te imaginas la felicidad de la familia de aquel hombre cuando regresó a su casa caminando? ¿Cómo te sientes tu cuando a un amigo le pasa algo bueno? ¿Te alegras y lo celebras con él?
• Descubro la Biblia... y encuentro a Jesús
Versiones de la Biblia utilizadas: Dios Habla Hoy, Traducción en lenguaje actual, Reina-Valera Contemporánea (http://www.biblegateway.com), Reina-Valera 1995
BIBLIOGRAFÍA GENERAL:
• VVAA: Comentario Bíblico Adventista. ACES.
• VVAA. Diccionario bíblico adventista del séptimo día. (https://www.contestando.net/wp-content/uploads/2019/11/Diccionario-Biblico-Adventista-del-Septimo-Dia-parte1.pdf)
• WHITE, Ellen G.
• El Deseado de todas las gentes. ACES.
• Palabras de vida del gran maestro. ACES
• El ministerio de curación. ACES
LECCIÓN 1. UNA SORPRESA PARA ELISABET Y ZACARÍAS
• Lucas 1:5-25,57-80.
• El Deseado de todas las gentes, capítulo 1.
LECCIÓN 2. UN ÁNGEL CON BUENAS NOTICIAS.
• Mateo 1. Lucas 1:26-56.
• El Deseado de todas las gentes, capítulos 1-3.
LECCIÓN 3. ¡EMANUEL!
• Lucas 2:1-38.
• El Deseado de todas las gentes, capítulos 4-5.
LECCIÓN 4. VIAJEROS DE ORIENTE.
• Mateo 2:1-18.
• El Deseado de todas las gentes, capítulo 6.
LECCIÓN 5. EL NIÑO JESÚS.
• Lucas 2:39-52.
• El Deseado de todas las gentes, capítulos 7,8.
LECCIÓN 6. EL BAUTISMO DE JESÚS.
• Mateo 3
• El Deseado de todas las gentes, capítulos 9-11.
LECCIÓN 7. SATANÁS ATACA A JESÚS.
• Lucas 4:1-13
• El Deseado de todas las gentes, capítulos 12-13.
LECCIÓN 8. LOS PRIMEROS DISCÍPULOS.
• Mateo 4:18-22; Marcos 1:16-20; Lucas 5:1-11; Juan 1:35-51.
• El Deseado de todas las gentes, capítulo 14.
LECCIÓN 9. LAS BODAS DE CANÁ.
• Juan 2:1-12
• El Deseado de todas las gentes, capítulo 15.
LECCIÓN 10. JESÚS PONE ORDEN EN EL TEMPLO.
• Juan 2:13-22; 3:1-21.
• El Deseado de todas las gentes, capítulos 16-17.
LECCIÓN 11. UN MÉDICO MUY ESPECIAL.
• Juan 4:43-54; 5:1-18
• El Deseado de todas las gentes, capítulos 21-24.
LECCIÓN 12. JESÚS ENSEÑA Y SANA.
• Mateo 8:1-4; Marcos 1:21-31, 40-45; Lucas 4:31-39; 5:12-16.
• El Deseado de todas las gentes, capítulos 25-27.
LECCIÓN 13. CUATRO BUENOS AMIGOS.
• Mateo 9:1-8; Marcos 2:1-17; Lucas 5:17-26
• El Deseado de todas las gentes, capítulos 28-30.
• Descubro la Biblia... y encuentro a Jesús
• Descubro la Biblia... y encuentro a Jesús
«Descubro la Biblia... y encuentro a Jesús» es el material para 6 a 9 años de la serie «Mi Biblia, mi tesoro». El currículo «Mi Biblia, mi tesoro» ha sido escogido por voto de la XXI Asamblea de la Unión Adventista Española para ser utilizado en las clases de escuela sabática infantil de todas las iglesias del territorio de esta Unión durante el quinquenio 2022-2027. Este material impreso se puede conseguir por suscripción anual con Editorial Safeliz a través de las librerías de iglesia. Aquellas iglesias que ya utilizaban este material deberán realizar la suscripción anual de escuela sabática con Editorial Safeliz.
Para cualquier consulta podéis dirigiros a:
Departamento MIAF+ de la UAE (mjroth@adventista.es) o
Sección Infantil de Aula7activa (infantil.aula7activa@gmail.com)
A Dios por todos los milagros que hemos visto y vivido a lo largo de la elaboración de este material.
A todas aquellas personas que con sus ánimos, su tiempo y su aportación económica han contribuido al proyecto. Sin ellos habría sido imposible llegar hasta aquí.
A las iglesias de Lleida y Madrid-Alenza, cuna y desarrollo del proyecto.
A la UAE y al Departamento MIAF+ y a los delegados de la XXI Asamblea de la Unión Adventista Española por la confianza depositada en este trabajo.
Descubro la Biblia... y encuentro a Jesús
Te invitamos a comenzar una aventura junto a tus hijos con la Biblia como escenario. Cada semana descubrirás un nuevo tesoro en forma de historia bíblica en el que siempre estará Jesús, tu amigo y compañero de juegos y aprendizaje.
Usa el material como mejor se adapte a vuestra dinámica familiar y a la madurez de tu hijo pero intenta dedicarle un ratito todos los días.
Y, sobre todo, disfruta de estos momentos, pasadlo bien, divertíos y dejad que Jesús forme parte de vuestra vida.
• Descubro la Biblia... y encuentro a Jesús