Descubro la Biblia ...y encuentro a Jesús

6 a 9 años
CUARTO TRIMESTRE, AÑO B
Serie Mi Biblia, mi tesoro
6 a 9 años
CUARTO TRIMESTRE, AÑO B
Serie Mi Biblia, mi tesoro
Serie Mi Biblia, mi tesoro
Textos:
Mercè Gascón
Esther Villanueva
Ilustraciones:
Ferni
Diseño:
Agustina Daniela Flores
Revisión teológica:
Jonathán Contero
Es un proyecto de Aula7activa, editora digital de AEGUAE (Asociación de Estudiantes y Graduados Universitarios Adventistas de España), en colaboración con el Ministerio de la Infancia de la UAE (Unión Adventista Española).
Todo el trabajo de elaboración de textos, actividades y revisión se ha realizado de forma gratuita y desinteresada.
Edita:
AULA7ACTIVA-AEGUAE
Barcelona, España
E-mail: redaccion.aula7activa@gmail.com / info@aeguae.org Web site: www.aula7activa.adventista.es / www.aula7activainfantil.blogspot.com / www.aeguae.es Primera edición en español, 2025
Es propiedad de:
CC BY-NC-ND 2022, Mercè Gascón, Esther Villanueva
CC BY-NC-ND 2022, Aula7activa-AEGUAE, en español para todo el mundo
Todos los derechos reservados al autor y los editores.
Contacta con nosotros infantil.aula7activa@gmail.com
Nos gustaría recordarte algunas pautas para estudiar con tu hijo la Biblia.
• Busca un momento del día tranquilo tanto para ti como para tu hijo, a ser posible, siempre a la misma hora y que no interfiera con otras actividades ni con los momentos de ocio ni de descanso.
• Si tu hijo así lo quiere, deja que «personalice» el material con sus dibujos, que lo coloree, que pegue pegatinas...
• Es importante que tu hijo/a estudie la lección cada semana. Dedicad un tiempo, breve, cada día a estudiar la Biblia. No lo dejes solo con la escuela sabática. Contigo es mucho más divertido. Va a tener preguntas, va a necesitar ayuda para buscar los textos bíblicos y, como hay actividades para distintos niveles de dificultad, los niños más pequeños necesitarán la ayuda de los padres. Observa con ellos las ilustraciones y reflexionad juntos. Adapta el material que tienes entre manos a la edad de tu hijo, a sus gustos y a sus intereses. Cada niño es distinto y tú conoces mejor que nadie a tu hijo.
• Aprovecha su capacidad de aprendizaje y de memorización para que aprenda versículos de la Biblia de memoria. La memorización de estos versículos lo acompañará toda la vida y los podrá recordar en momentos cruciales.
• Los conceptos que tu hijo debe aprender de las historias bíblicas son: amor a Dios y al prójimo, confianza en Dios porque él está al mando, obediencia por amor (nunca por miedo al castigo), alegría de convivir con Dios cada día y esperanza de que aunque las cosas no nos salgan como nosotros queremos, algún día todo será perfecto. Lo importante es que tu hijo se familiarice con la historia de la salvación y que aprenda pautas para relacionarse con Jesús y con sus semejantes de acuerdo a los valores cristianos.
• Nunca le trasmitas ideas como: tengo que portarme bien porque Dios me vigila, cuando hago algo malo Dios se enfada y me castiga, al cielo solo irán los niños buenos o Satanás me persigue para ser malo. Son conceptos que, además de no tener base bíblica, crean una imagen distorsionada de Dios. Busca ideas en positivo: Tengo que portarme bien porque es bueno para mí y para las personas que están conmigo; Dios me ama tanto si hago las cosas bien o mal, pero se alegra cuando las hago bien y tomo buenas decisiones; a veces hacemos las cosas mal, y tengo que sufrir las consecuencias de mis actos, pero Jesús siempre está dispuesto a ayudarnos a hacer las cosas bien; aunque Satanás me quiera engañar, con Jesús soy más listo que él.
• Disfrutad de esos momentos. Que cuando sea mayor recuerde con cariño esos minutos de complicidad entre vuestra familia y Jesús.
Un abrazo en Jesús.
LECCIÓN 1. JESÚS HABLA CON UNA MUJER
LECCIÓN 2. APRENDIENDO A SER FELICES
LECCIÓN 3. APRENDIENDO A ORAR
LECCIÓN 4. APRENDIENDO A SER CRISTIANOS
LECCIÓN 5. UN CIEGO DE NACIMIENTO
LECCIÓN 6. JESÚS Y EL CENTURIÓN
LECCIÓN 7. LOS VIENTOS OBEDECEN A JESÚS.
LECCIÓN 8. DOS MILAGROS EN UN DÍA
LECCIÓN 9. EL HIJO RESUCITADO
LECCIÓN 10. EL MILAGRO DE COMPARTIR
LECCIÓN 11. CAMINAR SOBRE EL AGUA
LECCIÓN 12. JESÚS Y LAS MUJERES
LECCIÓN 13. DOS AMIGAS DE JESÚS
VERSIONES DE LA BIBLIA Hemos utilizado la versión Dios habla hoy (DHH). Cuando se utiliza otra versión, se indica.
4 • Descubro la Biblia... y encuentro a Jesús
Aprende y comprende:
«El que beba del agua que yo le daré, no volverá a tener sed»
(Juan 4:14, Reina-Valera 1995.)
Jesús y sus discípulos iban desde Judea a Galilea. Había dos caminos. El más corto pasaba por la región de Samaria. El camino más largo daba una vuelta para no pasar por Samaria. Pues los judíos preferían el camino largo porque odiaban a los samaritanos y no querían ni acercarse a ellos.
Los samaritanos creían en el Dios de los judíos, pero los dos pueblos nunca habían tenido buenas relaciones. Los judíos no hablaban con ellos y los trataban con desprecio.
Pero Jesús prefirió ir por el camino corto, aunque los discípulos protestaran. Pronto llegaron a un pueblo llamado Sicar. A las afueras del pueblo todavía se encontraba un pozo que Jacob había cavado hacía muchos años. ¿A qué hora llegaron al pozo? (Léelo en Juan 4:6)
Hacía calor, mucho calor. Por eso no había nadie por allí cerca. Jesús se sentó a descansar junto al pozo y sus discípulos fueron al pueblo a buscar algo de comida. Jesús tenía calor y sed. En el pozo había agua, pero no tenía ni un cubo ni una vasija para sacarla. Así que esperó.
• Colorea el camino que prefirió seguir Jesús.
Jesús esperó a que alguien le ayudara a sacar agua del pozo, aunque tenía sed y podía haber hecho un milagro y sacarla él mismo. Enseña a tus hijos a tener paciencia. La paciencia, la capacidad de saber esperar para recibir una recompensa, nos hace tener un carácter más firme y maduro. Ser pacientes nos ayuda a saber distinguir entre lo imprescindible, lo necesario y lo superficial.
TU LECTURA DEL LUNES
Cuando hace mucho calor en verano, la gente se queda en casa durante las horas de más calor. También en el tiempo de Jesús las personas se quedaban en casa, a la sombra. Por eso no había nadie en el pozo, solo Jesús. Pero al rato llegó una mujer que venía a sacar agua. Miró a Jesús y ni siquiera lo saludó. En aquel tiempo estaba muy mal visto que una mujer hablara con un hombre desconocido. Además, era judío. Así que hizo como que no lo veía. La mujer ató su cántaro a la cuerda y lo dejó caer al pozo para sacar agua. Pero entonces pasó algo que le sorprendió mucho: Jesús le habló. ¿Qué le dijo?
• Ordena las gotas de agua y lo descubrirás.
Juan 4:7
Explicadles a vuestros hijos la difícil situación de las mujeres en aquella época y todavía hoy, en muchos lugares. Jesús enseña a una mujer que además es samaritana y eso estaba mal visto entre los judíos. Pero a Jesús no le importa. Jesús nos considera a todos igual de importantes.
¡Qué raro! ¡Un hombre judío le pedía un favor a una mujer samaritana! La mujer, amablemente, aceptó sacar agua para el desconocido. Pero es que luego, Jesús comenzó a darle conversación. ¡Qué hombre más raro! A Jesús no le importaba hablar ni con una mujer ni con una samaritana.
Mientras la mujer le daba agua, le preguntó: —¿Por qué tú sí que me hablas? Los judíos no hablan con samaritanos y menos con una mujer desconocida.
Entonces Jesús le contestó algo que la mujer no comprendió. Le dijo que él era alguien que le podría dar agua viva.
¿Qué era eso de agua viva? Jesús no podía sacar agua de un pozo, pero le dice que él tiene agua viva.
Mañana sabremos qué significaba eso de «agua viva».
• Descubro la Biblia... y encuentro a Jesús
Cuando Jesús le dijo a la mujer del pozo que él podía darle agua viva, la mujer se burló de él, tal vez pensó que estuviera loco.
—¿Cómo me vas a dar agua viva si ni siquiera tienes como sacar agua del pozo? Y si la tuvieras ¿para qué me pides agua?
Pero Jesús hablaba en serio. Jesús le estaba ofreciendo algo muy especial. Lee la respuesta de Jesús en Juan 4:14
Ahora la mujer le escuchó atentamente. Ella conocía las Escrituras. Cuando Jesús le dijo que el agua viva «brota para vida eterna», supo rápidamente que era un mensaje de Dios. Ella recordaba cómo, en tiempos de Moisés, Dios hizo brotar agua de la roca en el desierto salvando al pueblo de morir de sed.
Cuando Jesús le habló así, la mujer supo que estaba hablando con alguien muy especial. ¿Qué pensó la mujer? (Léelo en Juan 4:19).
¿Por qué Dios se compara con el agua?
La vida en Cristo ha de ser alegre, fresca, vivificante, como el agua. Proponeos, como familia, vivir de forma alegre, reflejando el gozo de la salvación, haciendo de esta vida un adelanto de la vida eterna.
• Vamos a jugar a hacer comparaciones. Observa las fotos. Piensa qué hay de bueno en cada una de ellas y si eso se parece a lo bueno que es Jesús. Pide ayuda a tus padres y el sábado, en vuestra clase, jugad a ver quién ha tenido más imaginación.
El deseo de la mujer por conocer al Mesías era de amor desinteresado. Los judíos lo esperaban para conseguir poder, libertad política, prosperidad económica… Enseñad a vuestros hijos a amar a Jesús por amistad y por el placer de poder convivir con él por toda la eternidad.
La mujer tenía muchas preguntas que hacerle a un profeta. Jesús era judío y adoraba en el templo de Jerusalén. Ella era samaritana y los samaritanos adoraban en el monte Gerizim, cerca de Sicar. Ella también creía que un día Dios enviaría al Mesías.
Ella sabía que aquel era el tiempo en que debía venir el Mesías. Y fíjate bien qué pensaba la samaritana del Mesías. Léelo en Juan 4:25
Los judíos creían que el Mesías sería un guerrero que lucharía contra los romanos para hacerlos libres. Pero la samaritana esperaba un Mesías que le explicara las cosas de Dios. Aquella mujer entendía mejor que los judíos la misión de Jesús. Jesús había venido al mundo para que conociéramos mejor a Dios.
Entonces Jesús le dijo quién era. (Léelo en Juan 4:26). Es la primera vez en la Biblia que Jesús dice, así de claro, que él era el Mesías. No se lo dice a ningún maestro de la Ley, ni a ningún sacerdote; se lo dice a una mujer que es, además, samaritana.
• Si te encontraras con Jesús ¿qué le preguntarías? Dibuja tu cara y escribe alguna de tus preguntas en los globos.
• Descubro la Biblia... y encuentro a Jesús
¿Te imaginas la cara de la mujer cuando Jesús le dijo que él era el Mesías que ella esperaba? Con tanta alegría se fue corriendo al pueblo a avisar a todo el mundo que el Mesías estaba sentado allí mismo, en el pozo de Jacob. Se fue al pueblo con tanta prisa que se olvidó el cántaro en el pozo. ¿Le creerían sus vecinos? (Puedes leerlo en Juan 4:30). Pues sí. Muchos la creyeron y le preguntaron dónde estaba Jesús.
Al poco tiempo comenzaron a llegar algunas personas al pozo de Jacob. Aunque todavía hacía mucho calor, los vecinos de Sicar querían conocer al Mesías y que les explicara cómo es Dios.
Rodearon a Jesús y le hicieron muchas preguntas. Se dieron cuenta de que necesitaban aprender más. ¿Qué le pidieron a Jesús que hiciera? (Lee Juan 4:40)
Cuando los discípulos volvieron, se debieron asustar al ver a Jesús rodeado de «enemigos» samaritanos. Y cuando Jesús decidió pasar dos días con ellos, los discípulos casi no podían creer lo que estaba sucediendo. Los rabinos les habían enseñado que un judío nunca acepta un favor de los samaritanos. ¡Ahora iban a comer en casa de los samaritanos y a dormir en sus casas!
¿Cuál fue el resultado de aquella conversación con una mujer samaritana? (Lee las buenas noticias en Juan 4:41,42).
Explicad a vuestros hijos el texto de Lucas 6:45 «De la abundancia del corazón, habla la boca». El testimonio de la mujer le salió del corazón. Cuando estamos contentos de conocer a Jesús hablamos de él naturalmente.
TU LECTURA DEL VIERNES
Hoy vamos a reflexionar sobre la historia de la mujer samaritana que habló con Jesús junto al pozo de Jacob. Jesús mostró respeto por una mujer desconocida. Todas las personas merecen respeto sean hombres, mujeres, niños o ancianos. Sean ricos o pobres; o hayan nacido en cualquier país. Sean guapos o feos, listos o torpes. Jesús se acercó a todos con cariño.
Jesús nos enseñó que debemos amar a todas las personas, aunque piensen distinto que nosotros o adoren a Dios de otra manera. Dios es el mismo para católicos, evangélicos o adventistas. Solo que tenemos formas distintas de entenderlo y de adorarlo.
La mujer samaritana no tuvo miedo ni vergüenza de hablar de Jesús. Todo el pueblo de Sicar conoció a Jesús gracias a ella. Piensa en lugares dónde tú puedas hablar de Jesús. ¿Cómo puedes hacerlo? ¿Te sientes contento cuando ayudas a otros a conocer a Jesús?
¿Qué cosas te gustan más de Jesús?
• Escríbelas aquí. ¿Crees que a tus amigos les gustaría ser amigo de alguien así?
• Descubro la Biblia... y encuentro a Jesús
Aprende y comprende:
«Haz a otros todo lo que quieras que te hagan a ti»
(Mateo 7:12, Nueva Biblia viva.)
Un día Jesús predicó en la ladera de un monte sobre cómo ser mejores personas y ser más felices. Nosotros llamamos a estas enseñanzas «El Sermón del Monte».
Una de las enseñanzas más importantes la puedes leer en Mateo 5:7
¿Tú quieres que alguien te haga algo malo? No, por supuesto que no. Tú siempre quieres que te traten bien, con cariño y con respeto. Tú quieres que te ayuden a hacer las tareas cuando algo no te sale bien o que te den la enhorabuena cuando has conseguido ganar una carrera.
Tú quieres que cuando llegas a un lugar nuevo, alguien te hable y te invite a jugar, o que comparta su merienda cuando se te ha olvidado la tuya. También te gustaría que te invitaran a su casa a jugar y que se preocupen por ti cuando te has caído y te has hecho daño.
Pues Jesús te dice: «¿Quieres ser más feliz? Haz todas estas cosas a los demás. No importa si son tus amigos o si no los conoces de nada. Si tú haces a los demás lo que te gustaría que te hicieran a ti todos seréis más felices»
Esto lo llamamos la «Regla de Oro». Trata a los demás con cariño y respeto de la misma forma que tú quieres ser tratado.
El Sermón del Monte comienza con las Bienaventuranzas. No te preocupes por esta palabra tan rara. «Bienaventurados» quiere decir simplemente «felices». Y eso es lo que Dios desea para nosotros, que seamos felices.
«LOS POBRES
ES EL REINO DE LOS CIELOS» (Mateo 5:3, Nueva Reina Valera 2000)
En algunas Biblias aparece la expresión «espíritu sencillo» ¿Qué significa eso? Mateo no se está refiriendo a los que no tienen dinero. Una persona sencilla es una persona que no se esfuerza por aparentar, ni presumir. Le gustan las cosas normales y disfruta con todo. Son personas que no engañan ni hacen las cosas para fastidiar a nadie. Lo contrario de ser sencillo o humilde es ser soberbio, ser orgulloso. El que es soberbio se molesta por todo y no piensa en los demás. Piensa que es mejor que nadie y que no necesitan a nadie, ni siquiera a Jesús. Pero Jesús nos avisa: solo si reconocemos que necesitamos a Jesús y nos dejamos ayudar por él podremos pertenecer al reino de los cielos, donde podremos encontrar la verdadera felicidad.
FELICES «LOS QUE LLORAN, PORQUE ELLOS SERÁN CONSOLADOS» (Mateo 5:4, Nueva Reina Valera 2000). ¿Eres feliz cuando te duele algo o cuando has discutido con tus amigos? No, nadie es feliz cuando le pasan cosas malas. Pero Jesús nos dice que, aunque nos pongamos enfermos o estemos tristes, si confiamos en él, las cosas malas pasarán.
Él quiere que confiemos en sus promesas. Que pensemos en las cosas buenas que nos pasan, en el calorcito del sol, en la familia, en los amigos, en la comida rica o en los juegos en la nieve. Que pensemos que algún día Jesús volverá y seremos más que felices en la Tierra Nueva.
• Descubro la Biblia... y encuentro a Jesús
FELICES «LOS MANSOS, PORQUE ELLOS HEREDARÁN LA TIERRA» (Mateo 5:5, Nueva Reina Valera 2000)
Algunas versiones de la Biblia traducen la palabra mansos por la palabra humildes. Ser humilde y manso significa que eres bondadoso y amable. Eso no quiere decir que seas cobarde o débil. Todo lo contrario. Ser amable y bueno con personas que son bruscas, violentas y maleducadas es difícil y se necesita ser fuerte de corazón.
Cuando somos humildes, resolvemos nuestros problemas hablando, no obligamos a nadie a pensar como nosotros, ni los tratamos mal. Eso es lo que Jesús hizo. Trató bien a todo el mundo y no obligó a nadie a creer en él ni a amarlo. El que es manso y humilde sabe escuchar y sigue los buenos consejos. Cuando seguimos los buenos consejos de Dios seremos mucho más felices y además viviremos con Jesús para siempre en paz en la Tierra Nueva.
FELICES «LOS QUE TIENEN HAMBRE Y SED DE JUSTICIA PORQUE ELLOS SERÁN SACIADOS» (Mateo 5:6, Nueva
Reina Valera 2000)
Jesús habló de tener «hambre y sed de justicia». ¿Qué es eso? La justicia es que cuando haces las cosas bien, te pase algo bueno. Algunas veces no sucede esto, ¿verdad? Muchas veces la gente hace cosas buenas, pero le suceden cosas malas porque otras personas son egoístas.
Tener «hambre y sed de justicia» es querer con muchas ganas que a la gente que hace el bien le pasen cosas buenas. Y no solo quererlo, sino hacer todo lo posible para que esto suceda.
Hay muchas cosas pequeñas en las que demostrar justicia. Por ejemplo, mamá te prepara la merienda. Eso es una cosa buena. ¿Tiene mamá una recompensa? Tú le puedes dar las gracias o darle un beso. Cuando haces esto, estás actuando con justicia. Y así mamá seguro que se siente más feliz. Y tú también.
FELICES «LOS MISERICORDIOSOS, PORQUE ELLOS
ALCANZARÁN MISERICORDIA» (Mateo 5:7, Nueva
Reina Valera 2000).
¿Qué es ser misericordioso? ¡Vaya palabra larga y rara! Los misericordiosos son los que tratan a los demás con cariño, que son amables y que desean lo mejor para todos. Por eso una persona misericordiosa, ayuda a todos en lo que puede, aunque no le hayan pedido ayuda, porque se da cuenta de que necesitan esa ayuda. Recoge algo que se ha caído al suelo, ayuda en casa, juega con la abuela, ayuda en las tareas del colegio a sus compañeros…
Cuando tú haces cosas buenas para los demás, las otras personas suelen tratarte también con amabilidad y ayuda. Cuando vayas por la calle sonríe a cualquier persona, verás cómo te devuelve la sonrisa.
FELICES «LOS DE LIMPIO CORAZÓN, PORQUE ELLOS VERÁN A DIOS» (Mateo 5:8, Nueva Reina Valera 2000) ¿Nuestro corazón puede estar sucio? Sí. En nuestro corazón, en nuestra mente puede haber cosas que nos hagan infelices. Puedes estar enfadado, puedes tener envidia, puedes ponerte celoso. Cuando tienes malos sentimientos, no puedes ser feliz. Por eso debes evitar que se queden mucho tiempo en tu cabeza y en tu corazón. Solo cuando tu corazón está limpio de malos sentimientos, cuando está lleno de buenos sentimientos puedes ser feliz. Y una persona feliz es capaz de ver a Dios en cada detalle de su vida: en la comida que Dios nos da, en la protección de cada día, en la sonrisa de un amigo…
• Descubro la Biblia... y encuentro a Jesús
FELICES «LOS PACIFICADORES, PORQUE ELLOS SERÁN
LLAMADOS HIJOS DE DIOS» (Mateo 5:9, Nueva
Reina Valera 2000).
Cuando vemos una pelea o a gente discutiendo es normal que nos sintamos tristes y hasta con miedo. Pero siempre hay alguien que consigue que las personas hagan las paces, que dejen de estar enfadados y vuelvan a ser amigos. Así, cuando hay paz y tranquilidad nos divertimos más y nos podemos ayudar unos a otros.
Lo mismo ocurre cuando ves que otros niños intentan hacerle algo malo a otro, se burlan de él, lo dejan solo, le quitan las cosas… Cuando tú evitas que los otros traten mal a alguien, cuando no entras en peleas y cuando haces que tus amigos dejen de estar enfadados estás siendo un pacificador. Y serás más feliz porque tus amigos son felices.
Las personas que nos rodean pueden reconocer que somos cristianos y llamarnos «hijos de Dios». ¿No es ese el mejor halago que nos pueden hacer?
• Encuentra en este jaleo de niños a la niña pacificadora del dibujo de arriba. Está repetida cinco veces. En este mundo se necesitan muchos niños y niñas pacificadores.
FELICES «LOS QUE SON MALTRATADOS POR PRACTICAR LA JUSTICIA, PUES ELLOS FORMAN PARTE DE SU REINO» (Mateo 5:10,11, Traducción en lenguaje actual).
¿Podemos ser felices, aunque haya gente mala que intenta hacernos daño? Jesús también nos avisó de que hay personas egoístas y malas. A estas personas no les gusta que nosotros busquemos nuestra felicidad y la de todos los que nos rodean. Tampoco les gusta que hablemos de Jesús y de su amor. Entonces buscan la manera de hacernos daño: dicen mentiras de nosotros, se burlan de lo que hacemos o incluso nos pueden insultar.
Jesús nos dice que no les hagamos caso. Los profetas tuvieron problemas, Jesús tuvo problemas por hacer el bien y lo que era justo. Si dejamos de pensar en los malos y pensamos en las personas a las que hacemos felices, nosotros también podemos ser felices. Jesús siempre estará con nosotros. Y lo más emocionante es que cuando Jesús venga, se acabarán todos los problemas. (Léelo en Mateo 5:12).
Jesús quiere que seas feliz, feliz de verdad, con una felicidad que no se acabe nunca. Muchas veces las personas pensamos que seremos felices si tenemos muchos juguetes, o mucho dinero, o si somos guapos. Pero la felicidad que Jesús nos ofrece tiene que ver en cómo somos por dentro, en cómo es nuestro corazón, y cómo tratamos a las personas que están a nuestro alrededor.
• Con la ayuda de tus padres, escribe dentro del corazón, junto a Dios, las personas que fueron perseguidas o tratadas mal por hacer los correcto.
• Descubro la Biblia... y encuentro a Jesús
Aprende y comprende:
«Suba mi oración delante de ti como el incienso»
(Salmo 141:2, Reina-Valera 1995.)
Seguro que tienes amigos con los que hacéis planes para estar juntos después de clase. Para eso tenéis que poneros de acuerdo sobre qué vais a hacer, a qué hora, dónde. Y cuando estáis juntos habláis de las cosas que os gusta hacer, de lo que ha pasado en casa, de lo que estáis preocupados, de las buenas noticias…
Jesús también quiere ser tu amigo. Él quiere formar parte de tu vida. Está dispuesto a escucharte y a ayudarte en todo lo que necesites.
¿Sabes cómo puedes hablar con Jesús? Sí, eso es, con la oración.
Los discípulos de Jesús le preguntaron cómo podían ellos orar. Jesús les enseñó una oración que les sirviera de modelo para aprender a hablar con él. Todo el mundo cristiano la conoce como el Padrenuestro.
Es esencial que durante esta semana dediquéis tiempo con vuestros hijos para que memoricen y comprendan el significado del Padrenuestro.
Utilizad el juego como un elemento educativo (memory, escenificación y descubrimiento, pictionary…)
El Padrenuestro no es una oración para repetir con las mismas palabras exactas todos los días. Pero es bueno que la aprendamos de memoria porque nos ayuda a recordar cómo debemos orar y para qué. Esta semana vamos a estudiar el Padrenuestro y a intentar comprenderlo un poco mejor.
Reflexionad con vuestros hijos sobre los aspectos que les gustan y les disgustan de vuestro carácter. Explicadles que vosotros no sois perfectos, aunque le pedís a Dios que os ayude a ser buenos padres, pero que tienen un padre que sí lo es. Ese es Dios.
ADRE NUESTRO QUE ESTÁS EN EL CIELO» (Mateo 6:9, Dios habla hoy)
A Dios le gusta que le veamos como a un padre. Él creó a las personas con sus propias manos pensando en cada detalle del cuerpo y de la mente. También pensó en crear un planeta ideal para que los seres humanos pudieran vivir.
A pesar de que el pecado entró en este mundo, Dios sigue cuidándonos y prometiéndonos que estaremos con él para siempre en la Tierra Nueva.
A Dios le gusta que le hables como tú hablarías con tu padre. Sí que es verdad que Dios es el ser más importante y poderoso de todo el Universo, pero para ti es tu padre, no un extraño con el que puedes tener vergüenza.
A Dios podemos contarle nuestras alegrías y nuestras penas, no importa que parezcan tonterías de niños. A Dios le gusta escucharnos.
Fíjate que Jesús dijo que habláramos con Dios como «Padre nuestro». No solo es Mi padre. Lo es también de todos los que me rodean. Todas las personas que están conmigo son también hijos de Dios y son mis hermanos. Algunas veces discutimos con nuestros hermanos, pero siempre nos queremos.
Cuando al orar decimos «Padre nuestro» reconocemos que vamos a tratar a las personas que nos rodean como a hijos de Dios y como a nuestros hermanos.
• Escribe lo que más te gusta del carácter de tu padre y de tu madre.
• Descubro la Biblia... y encuentro a Jesús
«SANTIFICADO SEA TU NOMBRE» (Mateo 6:9, Dios habla hoy)
Santificar quiere decir que reconocemos que Dios es santo. Reconocemos que Dios es importante no solo en nuestra vida sino también para todas las personas de este mundo, aunque no crean en él.
¿Quiénes son importantes en tu vida? Son tus padres, tu familia, tus amigos, tus profesores… ¿Estás contento de conocerlos y de compartir tu vida con ellos? Cuando hablamos con Dios reconocemos que él es nuestro amigo, y que estamos contentos de conocerlo y de hablar con él.
Imagínate que eres amigo de un actor, de un cantante o de un jugador de fútbol. Seguro que se lo contarías a todo el mundo. Cuando santificamos el nombre de Dios es decirle a todo el mundo que Dios, el ser más poderoso del universo es tu amigo y que hablas con él cada día.
«VENGA TU REINO» (Mateo 6:10, Dios habla hoy)
Jesús hablaba del reino de Dios como un reino de paz, de justicia y de amor que empieza en los corazones. Para que eso ocurra tenemos que seguir las enseñanzas de Jesús, obedecer sus consejos
Cuando Jesús nos pide que cumplamos sus Normas de la Felicidad es para que nosotros seamos más felices y también las personas con las que vivimos. Entonces se forma un pequeño reino de Dios. Cuando muchas personas siguen los consejos de Dios y lo obedecen el reino de Dios se hace cada vez más grande.
Cuando le pedimos a Jesús que venga su reino, le estamos diciendo que queremos obedecerlo en todo.
• Encuentra en la sopa de letras las palabras que están en negrita en el texto. Son palabras que tienen que ver con el reino de Dios.
TU LECTURA DEL MIÉRCOLES
«HÁGASE TU VOLUNTAD EN LA TIERRA, ASÍ
COMO SE HACE EN EL CIELO» (Mateo 6: 10,
Dios habla hoy).
¿Cuál es la voluntad de Dios? Dios quiere que seamos felices. Para eso vino Jesús a esta Tierra, para que sepamos cómo comportarnos para que seamos más felices y hacer más felices a los demás.
Sabemos que hasta que Jesús no venga de nuevo todavía habrá dolor, sufrimiento y muerte en este mundo. Pero en el Cielo no hay dolor, ni muerte, ni odio; tampoco lo habrá en la Tierra Nueva.
Si empezamos a vivir como si ya estuviéramos en la Tierra Nueva, seremos un poco más felices.
«DANOS HOY EL PAN QUE NECESITAMOS» (Mateo 6: 11, Dios habla hoy)
Dios no se preocupa solo de que ores, de que vayas a la iglesia y de que leas la Biblia. Se preocupa también de que tengas familia, comida, una casa, ropa, juguetes, colegio y todas las cosas que necesites.
Cuando ores recuerda agradecer a Dios que te da todas estas cosas. Cuando le damos gracias cada vez que nos sentamos a la mesa, es para recordarnos a nosotros mismos que dependemos de él hasta en los detalles más pequeños.
Y no olvides tampoco que todo lo que Dios nos ha dado es para que lo compartamos con otros. Debemos ser generosos con aquellos que no tienen todas las cosas que tenemos nosotros. Cuando compartimos con los que son más pobres y necesitados Dios nos utiliza para que a ellos tampoco les falte «el pan nuestro de cada día». Porque cuando dices nuestro pides para ti y para todas las personas que te rodean.
• Descubro la Biblia... y encuentro a Jesús
TU LECTURA DEL JUEVES
«PERDONA EL MAL QUE HACEMOS, ASÍ COMO NOSOTROS PERDONAMOS A LOS QUE NOS HACEN MAL»
(Mateo 6: 12, Traducción en lenguaje actual)
Hoy hablaremos de dos palabras que deben ir unidas: el perdón y el arrepentimiento.
Arrepentirse significa que te has dado cuenta de que has hecho algo que no está bien. Cuando sientes arrepentimiento te sientes triste y no quieres volver a hacerlo más.
Y entonces, pides perdón (de verdad y no porque te obliguen los mayores). Cuando pedimos perdón a la otra persona y te perdona, la otra persona deja de estar enfadada y tú dejas de estar triste.
¿Te gusta que tus amigos o tus padres te perdonen? ¿Y tú? ¿Perdonas a tus amigos cuando te piden perdón? A veces los mayores nos dicen que pidamos perdón, pero no lo sentimos en el corazón, no es un perdón de verdad. Lo sabrás porque entonces ni te sientes bien tú, ni se siente bien tu amigo
Jesús quiere que aprendamos a perdonar completamente a los que nos ofenden o lastiman. ¿Es fácil perdonar a alguien que nos ha hecho daño? No, no lo es.
A veces cuesta un poco. Hasta los adultos se acuerdan de las cosas malas que les han hecho. Es triste, ¿verdad? Sin embargo, los niños tenéis más facilidad para perdonar. Por eso él os puso como ejemplo: «Si no os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos» (ver Mateo 18:3). Los niños sabéis cómo desenfadaros rápidamente.
A Jesús no le gusta vernos enfadados los unos con los otros. Cuando perdonamos nos parecemos más a Jesús.
TU LECTURA DEL VIERNES
«YCUANDO VENGAN LAS PRUEBAS, NO PERMITAS QUE ELLAS NOS APARTEN DE TI, Y LÍBRANOS DEL PODER DEL DIABLO» (Mateo 6:13, Traducción en lenguaje actual)
Algunas Biblias usan la palabra tentaciones y otras la palabra pruebas o dificultades. Tanto tentación como prueba son cosas malas.
Tentación es querer hacer algo que sabes que no debes hacerlo pero que te gustaría. Por ejemplo, cuando tus padres te dicen que no debes comer chuches antes de la comida, pero, como te apetece mucho, tienes la tentación de hacerlo a escondidas.
Las pruebas son cosas malas que nos pasan. Por ejemplo, una enfermedad o una desgracia.
Con estas palabras le decimos a Dios que, aunque nos pasen cosas malas o las hagamos nosotros queremos estar siempre con Jesús. También le pedimos ayuda a Jesús para hacer siempre el bien.
Eso no quiere decir que no pasaremos por momentos difíciles que nos hagan sentirnos mal. Pasarán cosas malas porque vivimos en un mundo en el que a Satanás le gusta hacernos daño. Pero Jesús nos ha prometido que siempre estará con nosotros para ayudarnos.
¿Por qué él puede ayudarnos? Lee las últimas palabras del Mateo 6:13 en tu Biblia (A ser posible en una Biblia versión Reina-Valera, en otras versiones no aparece la última frase). Dios tiene el poder para ayudarnos.
¿QUÉ ES LO ÚLTIMO QUE DECIMOS SIEMPRE EN NUESTRAS ORACIONES? DECIMOS; «AMÉN».
Amén significa «así sea». Quiere decir que confiamos en que todo lo que Dios nos ha prometido se cumplirá y que podemos estar seguros de que así es.
• Descubro la Biblia... y encuentro a Jesús
Aprende y comprende:
«Buscad primeramente el reino de Dios y su justicia y todas esas cosas os serán añadidas»
(Mateo 6:33, Reina-Valera 1995.)
Hoy estudiaremos qué pensaba Jesús sobre el estar enfadados. Lee lo que dijo Jesús:
Ustedes saben que bajo la ley de Moisés la regla era que el que matara sería castigado. Pues yo añado que el que se enoja contra su hermano está cometiendo el mismo delito. El que le dice “idiota” a su hermano, merece que lo lleven al juzgado […]. Mateo 5:21,22 Nueva Biblia Viva
¿Te sueles enfadar a menudo? ¿Qué ocurre cuando te enfadas? ¿Te sientes bien?
El primer problema de enfadarse es que no es un sentimiento agradable. No nos gusta estar enfadados, ¿verdad? Cuando estamos enfadados no podemos ser felices del todo, y eso no es lo que Jesús quiere para nosotros.
Y el segundo problema es que también hacemos daño a la otra persona. ¿Te acuerdas la última vez que alguien se enfadó contigo? ¿Te gustó que alguien estuviera molesto contigo, que no te quisiera hablar o que te pusiera malas caras?
Y hay veces que estamos tan enfadados que nos apetece hasta insultar. ¿Te ha pasado alguna vez? Piensa en una vez que alguien te insultó, te hizo burla o te dejó en ridículo a idea. ¿Cómo te sentiste? Seguro que no te gustó nada de nada.
Pues si a ti no te gusta estar enfadado ni que otras personas se enfaden contigo, habrá que hacer algo ¿no?
• Habla con un adulto y escribe aquí qué crees que deberías hacer cuando nos enfadamos con una persona. (Léelo en Mateo 5:24).
Jesús también habló sobre decir siempre la verdad.
«No usen el nombre de Dios para prometer lo que no van a cumplir» (Mateo 5:33 TLA)
Otras versiones de la Biblia dicen «jurar». Jurar es prometer en el nombre de Dios que lo que dices es verdad. Cuando alguien quiere decir que lo que ha dicho es verdad dice «te juro que es verdad». Otras veces cuando hace una promesa dice «te juro que lo haré». Seguro que has oído expresiones como: «Te lo juro por …». Pero ¿qué pensaba Jesús de esta forma de hablar?
• Si quieres descubrirlo coloca las palabras en el lugar adecuado.
Explicad a vuestros hijos la importancia de ganarse la confianza de los demás. Las personas creerán en nosotros cuando les demostremos que no decimos mentiras y que cumplimos lo que prometemos. Es mejor no hacer promesas si no estamos seguros de que podemos cumplirlas. Usar el nombre de Dios para convencer a otros de que decimos la verdad es algo que no le agrada a Dios ni demuestra que decimos la verdad.
El cristiano no debería tener que jurar, porque un cristiano debe decir siempre la verdad. Lee en Mateo 5:37 lo que dijo Jesús. Un cristiano siempre ha de decir la verdad e intenta cumplir sus promesas porque quiere parecerse a Jesús. Jesús nunca mintió y no ha dejado de cumplir ninguna de sus promesas. Los que decimos ser seguidores de Jesús debemos seguir su ejemplo.
• Descubro la Biblia... y encuentro a Jesús
Jesús habló sobre cómo debemos tratar a todas las personas. En los tiempos de Jesús había un dicho que decía: «Amad a vuestros amigos y odiad a vuestros enemigos». Pero a Jesús no le gustaba nada eso de odiar a nadie, ni siquiera a los enemigos. ¿Qué propone Jesús? (Léelo en Mateo 5:44)
¿Tú crees que es posible amar a los enemigos?
En seguida Jesús da una explicación. Dios ama a todos, los buenos y los malos; los que le aman y los que le odian. Y los bendice a todos por igual (ver Mateo 5:45)
Luego Jesús pone el ejemplo de unas personas que eran odiadas por los judíos, los recaudadores de impuestos o publicanos. Los publicanos también aman a sus amigos (ver Mateo 5:46). Incluso los paganos aman a los amigos (ver Mateo 5:47). Entonces los cristianos, ¿en qué se diferencian de los paganos o de los publicanos?
Los cristianos deben parecerse a Dios que ama incluso a los que le odian. Lee el mandato de Dios en Lucas 6:35,36:
Reflexionad con vuestros hijos por qué amar a los enemigos solo es posible si Jesús hace un milagro y cambia los sentimientos normales (los que tienen todas las personas) por los sentimientos que tiene Dios hacia toda la humanidad.
Lucas 6:35, 36, La Palabra
TU LECTURA DEL MIÉRCOLES
¿Te gusta tener cosas bonitas? A todos nos gusta tener ropa que nos guste, juguetes guays, una tele grande, un coche que corra mucho o una casa lujosa. Todas estas cosas están bien, pero valen mucho dinero. Muchos adultos solo piensan en trabajar para ganar mucho dinero y poder comprar todo lo que les gusta y apetece. Algunos niños piensan que si sus padres no les compran todo lo que ellos piden es porque no los quieren y cogen rabietas y se enfadan.
Jesús quiere que tengamos todo lo que necesitamos, por supuesto. Pero si solo nos preocupamos en las cosas materiales y en el dinero podemos olvidar que hay otras cosas importantes que nos estamos perdiendo. (Lee Mateo 6:25).
• Ahora piensa en cosas importantes que hay en tu vida que no se pueden comprar y escríbelas aquí para poder compartirlas en la clase el sábado.
Muchas personas llegan a ponerse enfermas por la preocupación que tienen por las cosas materiales. Piensan que tienen que ahorrar mucho dinero por si algún día se quedan sin trabajo, se ponen enfermos o para cuando se hagan viejos. Están tan obsesionados que no disfrutan de las cosas que tienen en el presente. Jesús quiere enseñarnos que debemos confiar en él, pero eso no significa que debemos dejar de trabajar o no ser ahorradores.
• Descubro la Biblia... y encuentro a Jesús
TU LECTURA DEL JUEVES
Jesús quería asegurarse de que las personas que lo escuchaban entendieran que a Dios le importa cada ser humano de este planeta. Para que lo comprendieran bien utilizó varios ejemplos de la naturaleza.
• Busca los textos en la Biblia y únelos con el dibujo que les corresponda.
Mateo 6:26
Mateo 6:28-30
Si Dios cuida de cosas tan insignificantes ¿cómo no va a cuidar de sus hijos? (Lee Mateo 6:34).
Entonces ¿qué debemos hacer? ¿Debemos esperar a que Dios haga todas las cosas y nosotros despreocuparnos de todo? No, no es eso lo que Jesús quería decir. Nosotros también tenemos la responsabilidad de hacer nuestra parte. Lee en Mateo 7:7,8 cuál es nuestra parte.
Fíjate bien que el cristiano no se queda quieto. Pide hasta que recibe lo que necesita, busca hasta que encuentra la solución y llama hasta que recibe una respuesta. Lo único que Dios necesita para actuar es que las personas estén dispuestas a dejarse ayudar.
Jesús desea formar equipo contigo para que te vaya bien en toda tu vida. Tú debes ser responsable y seguir todos los consejos que él te da y luego Dios hará el resto. Lee Mateo 6:33 y recuérdalo siempre. Si dejamos que Dios actúe en nuestra vida seremos más felices, ahora que eres pequeño y cuando seas adulto.
Jesús también habló de cómo debemos orar. Ya hemos estudiado que orar es conversar con Dios, le contamos nuestras preocupaciones y nuestras alegrías y le pedimos lo que necesitamos. Ahora Jesús nos da un consejo. (Léelo en Mateo 6:6).
Cuando hablas con un amigo no te gusta que te estén interrumpiendo todo el rato. La oración es tu conversación con Dios y a nadie más le importa lo que hablas con tu amigo. Por eso Jesús propone que busques un lugar tranquilo para que puedas hablar con él.
Otra clase de oración es la que hacemos cuando estamos en la iglesia. Hacemos la oración en voz alta porque oramos en nombre de todos los que están allí. También oras en voz alta cuando haces la oración de gracias por los alimentos. Jesús también habla de las oraciones que hacían las personas que creían en los ídolos, dioses de madera o barro que ellos mismos hacían, no en el Dios del cielo. Esas personas se aprendían oraciones de memoria y las repetían una y otra vez para pedir a sus dioses un favor. Creían que cuantas más veces repitieran esas oraciones más posibilidades había que los dioses los escucharan y les contestaran. ¿Qué es lo que opina Jesús sobre esa forma de orar? (Lee Mateo 6:7,8).
Cuando te acercas a Jesús en oración tienes que tener la confianza de que él ya conoce todo lo que tú necesitas. La oración no es una forma de conseguir cosas de Dios, es una forma de hablar con él.
• Descubro la Biblia... y encuentro a Jesús
Aprende y comprende:
«Y él dijo: Señor, creo»
(Juan 9:38, Reina-Valera 1995.)
onoces a alguien que tenga una discapacidad? Desgraciadamente hay muchas personas que tienen problemas para moverse, para escuchar, para ver o para pensar. Eso no significa que no puedan jugar, tener amigos, estudiar o trabajar.
Pero hace muchos años a las personas que tenían una discapacidad se les hacía de lado y se les trataba como a bichos raros. No podían trabajar y solo podían sobrevivir mendigando.
En tiempos de Jesús, algunas personas pensaban que si tenías una enfermedad o una discapacidad era porque Dios te estaba castigando, ¡qué barbaridad!
Jesús estaba en Jerusalén. Era sábado cuando Jesús y sus discípulos se encontraron con un hombre ciego de nacimiento. Los discípulos le hicieron a Jesús una pregunta horrible. (Léela en Juan 9:2)
Jesús se sintió triste por esa pregunta. No le gustaba que la gente pensara así sobre Dios. Dios no desea la enfermedad de nadie, todo lo contrario, él nos da consejos para que no enfermemos. Además, Jesús dedicó mucho tiempo de su vida en esta tierra a sanar a los enfermos.
Jesús fue muy claro en su respuesta. (Puedes leerla en Juan 9:3). La ceguera de ese hombre no era por culpa de nadie, ni de sus padres, ni del hombre ni de Dios. Es más, les dijo:
Muchas personas llegan a ponerse enfermas por la preocupación que tienen por las cosas materiales. Piensan que tienen que ahorrar mucho dinero por si algún día se quedan sin trabajo, se ponen enfermos o para cuando se hagan viejos. Están tan obsesionados que no disfrutan de las cosas que tienen en el presente. Jesús quiere enseñarnos que debemos confiar en él, pero eso no significa que debemos dejar de trabajar o no ser ahorradores.
—Y ahora voy a hacer algo para demostrar que Dios no quiere que este hombre continúe enfermo.
Mientras los discípulos miraban al ciego de nacimiento, Jesús hizo algo un poco asqueroso ¿Qué hizo? (Lee Juan 9:6)
Luego le pidió que se fuera a lavar, por supuesto. Le dijo que fuera al estanque de Siloé. El ciego obedeció y cuando se lavó… ¡No se lo podía creer! ¡Podía ver! Por primera vez vio el brillo del agua, el cielo, los pájaros volando y la cara de las personas. Por primera vez vio el reflejo de su propia cara en el agua del estanque. En lo primero que pensó fue en ir a darle las gracias a Jesús. Pero cuando regresó al sitio donde había estado mendigando, Jesús ya no estaba.
Cuando los vecinos vieron que aquel hombre podía ver se sorprendieron mucho y quisieron saber qué había pasado. El hombre les explicó que un tal Jesús había puesto barro en sus ojos y le había dado la vista.
• Encuentra las ocho diferencias que se han producido al girar el dibujo.
• Descubro la Biblia... y encuentro a Jesús
El milagro había sucedido en sábado. Eso era un problema para los judíos de la época.
El sábado es un día especial para compartir con Dios. Para demostrar que el día de reposo era un día muy especial, los judíos pensaron en hacer un montón de reglas sobre lo que hacer y no hacer en sábado. Pero Dios no les había dado esas reglas.
• No podían encender un fuego, ni siquiera una vela.
Recuérdale a tus hijos que Dios nos ha dado los Diez Mandamientos para que seamos felices no para hacernos la vida más difícil. No nos cansaremos de repetir que para que tus hijos amen el sábado, deben vivirlo como el día mejor de toda la semana. De todas estas reglas que los judíos obligaban a la gente a cumplir, marca con un SÍ las que crees que Dios aprueba y con un NO las que no aprueba:
• No podían cargar nada, ni siquiera su pañuelo. Si tenían gripe tenían que sujetar el pañuelo a su ropa con un seguro.
• No podían amarrar o desatar un nudo.
• No podían escribir.
• No podían caminar más allá de 1,2 kilómetros alrededor de su casa.
• Si una gallina ponía un huevo en sábado, no lo podían usar, lo tenían que tirar o vendérselo a un gentil.
• No se podían mirar en el espejo en sábado.
• No podían amasar ni mezclar comida o cualquier otra cosa como tierra o cemento.
• No podían ayudar a un enfermo en sábado, a no ser que estuviera a punto de morir.
Jesús había desobedecido dos leyes: había amasado barro y había sanado a un enfermo que no estaba a punto de morir. Algunos judíos se iban a enfadar mucho.
• A Jesús no le gustaban estas leyes. Si lees solo las letras coloreadas en verde, sabrás lo que dijo Jesús en Mateo 12:12 sobre lo que es necesario hacer en sábado.
Cuando los fariseos se enteraron de que Jesús había sanado en sábado encontraron la excusa perfecta para detenerlo, meterlo en la cárcel y que dejara de predicar. Mandaron llamar al hombre a la sinagoga y allí le hicieron un montón de preguntas. Necesitaban que alguien testificase que Jesús había amasado barro en sábado y que había curado a una persona que no se estaba muriendo. Intentaban que el hombre dijese que Jesús había hecho algo en contra de Dios.
Pero aquel hombre no quería hacer daño a Jesús. Todo lo contrario, estaba seguro de que lo que había hecho Jesús venía de Dios (ver Juan 9:31-33).
Cuando los fariseos escucharon al hombre se enfadaron muchísimo y lo expulsaron de la sinagoga.
• Descubro la Biblia... y encuentro a Jesús
TU LECTURA DEL JUEVES
Jesús se enteró de lo que había estado pasando en la sinagoga. Le daba mucha pena que los fariseos se portaran así. Jesús fue a buscar al hombre para darle ánimos y para agradecerle por ser tan valiente. Imagínate cuando el hombre pudo ver a Jesús. El hombre sabía que su curador se llamaba Jesús y era profeta. ¡Estaba tan agradecido! Ahora, Jesús le daría una maravillosa noticia: el hombre que le había curado era el Mesías en persona (ver Juan 9:35-37).
¿El ciego creyó que Jesús era el Mesías? (Léelo en Juan 9:38)
¡Qué día tan feliz debe haber sido para el hombre que había nacido ciego!
SI NO DEJAMOS QUE JESÚS ALUMBRE NUESTRO CAMINO, PODEMOS SER CIEGOS, AUNQUE VEAMOS.
¿Sabes por qué? Hay personas que ven, pero no creen que Jesús es el Hijo de Dios que vino al mundo para salvarnos del pecado, de la enfermedad y la muerte; y nos está preparando un lugar para que seamos felices para siempre. Esas personas ven, pero es como si estuvieran ciegas.
Explícales a tus hijos alguna experiencia personal o historia en la que la persona actuaba de forma equivocada sin darse cuenta (estaba ciega), y como al encontrarse con Jesús, él le mostró su equivocación (y vio). Jesús por medio de la Biblia nos enseña cómo debe ser nuestra vida para ser felices en este mundo y en la Tierra Nueva. Es como si nos curara de la ceguera y ahora pudiéramos ver las cosas de forma diferente. Ponles el ejemplo de una persona que tiene una enfermedad en la vista (astigmatismo, miopía, cataratas…). Explícales la enfermedad y como veían las cosas antes de que el oftalmólogo les pusiera gafas o los operara, y como las veía después. Lo mismo ocurre cuando nos encontramos con Jesús.
AJesús le gustaba mucho el sábado. Le gustaba ir a la sinagoga, pero lo que más le gustaba era hacer feliz a las personas que le rodeaban, aunque no las conociera de nada, como al ciego de la historia de esta semana.
• ¿Te gusta el sábado? ¿Qué cosas te gustan hacer en sábado? ¿Qué harías tú en sábado que haga felices a los demás? Haz un dibujo en el que aparezcas tú haciendo las cosas que más te gustan del sábado.
Muchas veces llenamos el sábado con tantas normas como los judíos y lo hacemos odioso para nuestros niños. Otras veces lo consideramos solamente un día de descanso y diversión y perdemos el aspecto de santidad del día. Sentaos con vuestros hijos y hablad de las cosas que les gustaría hacer, pidiéndoles que valoren qué creen que opinaría Jesús.
• Descubro la Biblia... y encuentro a Jesús
Aprende y comprende:
«Porque nada hay imposible para Dios»
(Juan 9:38, Reina-Valera 1995.)
La historia de esta semana ocurrió en Capernaún. Recuerdas esta ciudad ¿verdad? Allí vivía Pedro y Jesús pasó mucho tiempo en su casa.
Ya sabes que, en el tiempo de Jesús, los romanos habían conquistado toda la zona de Israel. Por eso había muchos soldados romanos en toda Galilea, donde estaba Capernaún, y en Judea, donde estaba Jerusalén.
En Capernaún vivía un centurión romano. Un centurión era un oficial muy importante del ejército. Mandaba sobre un montón de soldados y tenía también siervos o esclavos para ayudar.
No sabemos cómo se llamaba, pero sí sabemos que había aprendido a creer en el Dios de Israel. El centurión quería hacer todo lo posible para demostrar su fe en el Dios de Israel. Hasta pagó la construcción de una sinagoga (ver Lucas 7:4,5). Pero los judíos lo seguían tratando como a un invasor romano.
Comenta con tus hijos cómo nuestros amigos o las personas que nos rodean, aunque no crean lo mismo que nosotros, pueden aprender cosas buenas de Jesús al ver nuestro ejemplo, como lo aprendió el centurión al estar en contacto con las personas que amaban a Dios.
Pregúntales a tus hijos cómo hablan de Jesús con otros niños. ¿Querrían esos niños ser amigos de Jesús por lo que les explican de él?
El centurión estaba muy preocupado. ¿Sabes por qué? (Léelo en Lucas 7:2) Capernaún no era una ciudad muy grande, así que había oído hablar de Jesús y de sus milagros. Sabía que Jesús trataba a todo el mundo con cariño y que tenía un poder que solo podía venir de Dios.
Cuando su siervo enfermó y los médicos ya no podían hacer nada, quiso pedirle a Jesús que sanara a su siervo, pero no se atrevía. Como los fariseos y maestros judíos lo trataban tan mal, pensó que Jesús se molestaría por tener cerca un soldado romano. El centurión fue a ver a los ancianos de la ciudad para que hablaran con Jesús en su nombre.
Los ancianos fueron a hablar con Jesús. Le dijeron que era una buena persona, que amaba a Dios y que había mandado construir una sinagoga.
Jesús estaba deseando ayudarlo, claro que sí.
• Ayuda al centurión a llegar a Jesús a través del laberinto.
• Descubro la Biblia... y encuentro a Jesús
Cuando los ancianos de la ciudad le contaron que el siervo del centurión estaba enfermo, Jesús fue a su casa. Jesús sabía que, si algunas personas lo veían ir a casa del enemigo de Israel, a casa de un pagano, se enfadarían mucho. Pero para Jesús nadie es un enemigo. Él quería ayudar al siervo enfermo y demostrar al centurión de que para Dios todos somos iguales. Jesús tenía que enseñar a todo el mundo que nadie es tan malo como para que Dios no lo ame, ni siquiera los soldados enemigos de Israel.
Cuando el centurión se enteró de que Jesús iba camino de su casa, se sorprendió mucho. Si la gente de la ciudad veía entrar a un judío en su casa se podía formar un gran alboroto y él no quería problemas. Así que salió al encuentro de Jesús en la calle.
• Lee en Mateo 8:8 y escribe en el globo lo que le dijo a Jesús
Por medio de vuestras palabras o vuestros actos nunca hagas creer a los niños que Jesús los rechaza por no ser todo lo «buenos que debieran». Todo lo contrario: que Jesús los ama como son y si acuden a él puede cambiarlos.
TU LECTURA DEL MIÉRCOLES
¿Recuerdas lo que el centurión le dijo a Jesús? Si no lo recuerdas vuelve a leer Mateo 8:8
Cuando Jesús oyó las palabras del centurión romano se quedó admirado por dos razones.
Por una parte, porque era un oficial militar acostumbrado a mandar y a que todo el mundo lo obedeciera. Y, sin embargo, con Jesús se mostró humilde. Estaba reconociendo que Jesús era mucho más importante que él.
Por otra parte, porque estaba tan seguro del poder de Jesús que no necesitaba ni siquiera ver al enfermo. Tenía tanta fe y tanta confianza en que Jesús podía sanarlo que no necesitaba ni tenerlo delante: solo bastaba con que Jesús aceptara sanarlo.
Entonces Jesús miró a toda la gente que estaba alrededor. ¿Qué les dijo? (Léelo en Mateo 8:10)
La fe en Jesús no es solo de unos pocos. Todo el mundo puede tener fe en Jesús. Y Jesús no rechaza a nadie.
¿Sabes lo que ocurrió? Claro que sí: el siervo sanó en ese mismo momento (ver Mateo 8:13)
• De todos estos hombres, ¿Cuál imaginas que es el siervo del centurión después de que Jesús habló? ¿Por qué?
• Descubro la Biblia... y encuentro a Jesús
Jesús continuó hablando a las personas que se habían acercado a curiosear y a sus discípulos. Ahora era el momento de que entendieran que Dios no era solo de los judíos. Dios es el Dios de todas las personas que viven en este mundo, tanto las personas que nos gustan como las que no nos gustan.
Jesús les dijo que muchas personas de todos los países y razas, de países cercanos y lejanos conocerían al Dios de Israel.
Para los judíos su mayor ilusión era que en la Tierra Nueva, se podrían sentar a comer con Abraham, Isaac y Jacob. Jesús les dijo que en la Tierra Nueva también los extranjeros se sentarían a la mesa de Abraham, Isaac y Jacob.
Tú también vives en un país donde existen personas diferentes en tu barrio, en la escuela, en tu iglesia. ¿Intentas comprenderlos y respetarlos? ¿Intentas ser amigo de otros niños, aunque sean diferentes a ti? Aunque el resto de los niños los desprecien ¿te acercas a ellos y te interesas por sus problemas?
Jesús te ama tal como eres y quiere que tú hagas lo mismo con las personas que te rodean. Piensa en alguna persona con la que te cuesta relacionarte y no te gusta estar en su compañía y ora a Jesús para que cambie esos sentimientos. Él puede sanar a las personas enfermas y también puede sanar tu corazón.
Hoy vamos a recordar historias de la Biblia, de las que ya hemos estudiado, que hablan de personas que no pertenecían al pueblo de Israel pero que creyeron en el Dios verdadero y son un ejemplo para todos nosotros.
• Une el dibujo con las pistas y el nombre.
Vivía en Jericó
Ayudé a dos espías israelitas
Dios me salvó a mí y a todo el que estaba en mi casa.
Me casé con Salmón
Mi hijo se llamaba Booz
Uno de mis descendientes fue Jesús
Vivía en Moab.
Me casé con un israelita y me quedé viuda muy joven.
Acompañé a mi suegra Noemí hasta Belén y me quedé a vivir con ella.
Me casé con Booz.
Fui la bisabuela del rey David.
Uno de mis descendientes fue Jesús.
Vivía en Damasco.
Era capitán del ejército sirio.
Enfermé de lepra.
Mi sierva israelita me aconsejó buscar a un profeta de Dios.
Viajé hasta Israel para que Eliseo me curara de mi enfermedad.
Fui curado después de sumergirme 7 veces en el río Jordán.
Volví a Damasco, pero permanecí fiel a Dios
40 • Descubro la Biblia... y encuentro a Jesús
Aprende y comprende:
«Yo soy la resurrección y la vida»
(Juan 11:25, Reina-Valera 1995.)
as llorado alguna vez porque una persona querida o tu mascota ha muerto?
Morir es dejar de existir. Las personas que mueren dejan de vivir. Es como cuando apagas una luz. De repente ya no está, ya no existe. Pero en realidad, la muerte es como un sueño cortito, como un cerrar los ojos, nada más. Y cuando los volvamos a abrir será para ver a Jesús regresar en las nubes de los cielos y vivir para siempre con él en la Tierra Nueva.
La muerte es algo que Dios no quería que ocurriera, pero, por culpa del pecado, se introdujo en este mundo.
Cuando alguien muere, su familia, sus amigos, las personas que lo querían, sienten mucho dolor porque lo echan mucho de menos y se sienten un poco más solas. Por eso lloran. Y llorar es bueno para sacar fuera el dolor, para desahogarse.
A algunas personas les parece que la muerte es el final de todo, que es lo único que no se puede arreglar en esta vida. Pero Jesús vino a demostrarnos que todo tiene arreglo, incluso la muerte. La muerte no es el final, es solo un descanso, porque cuando Jesús regrese nos devolverá la vida, y entonces será vida eterna. Jesús quiere que todas las historias tengan un final feliz.
La historia que vamos a estudiar esta semana comienza con una situación muy triste, pero tiene un final feliz. Piensa en alguna historia que haya ocurrido en tu vida que empezó muy mal, pero acabó bien. Cuéntasela a tus hijos para que el sábado la puedan contar en la clase de escuela sabática.
Haced notar a vuestros hijos la diferencia entre la gente que caminaba con Jesús, alegre y feliz, y la gente que estaba en la ciudad. Mientras estamos con Jesús podemos estar felices.
Después de sanar al siervo del centurión, Jesús y sus discípulos fueron a un pueblo llamado Naín. Naín estaba a unos 35 kilómetros de Capernaún. Hacer hoy 35 kilómetros es fácil. Tardaríamos media hora en coche. Pero en la época de Jesús lo normal era ir andando. Podían tardar dos días en llegar. Por el camino, Jesús iba enseñando y muchas personas se unieron al grupo de los discípulos para escuchar a Jesús y para preguntarle todo lo que querían saber. El camino se hizo muy corto porque todos estaban felices de poder andar con Jesús.
Cuando llegaron a Naín, todos guardaron silencio. Un grupo de personas salían llorando de la ciudad. Alguien había muerto y llevaban su cuerpo en una camilla para enterrarlo en el cementerio a las afueras de la ciudad.
El muerto era un chico joven. No sabemos por qué murió. Tal vez estaba enfermo. A lo mejor tuvo un accidente. Si Jesús hubiera llegado antes, podía haberlo sanado, pero ahora estaba muerto.
• Descubro la Biblia... y encuentro a Jesús
Junto a la camilla del joven muerto caminaba su madre. Estaba triste y lloraba sin parar.
Jesús quiso saber quién era y la gente del pueblo le contó que era una mujer viuda que solo había tenido a ese hijo. Ahora estaba completamente sola.
En los tiempos de Jesús, las mujeres no podían trabajar fuera de casa. Para tener una casa y alimentos dependían de tener un marido o unos hijos que las cuidaran.
Aquella mujer había perdido a su marido y ahora perdía también a su único hijo. ¿Qué iba a ser de ella?
Pero en esos momentos lo que más le preocupaba no era lo que iba a ser de ella en el futuro, sino que ya no podría disfrutar de la compañía y del amor de su buen hijo. Ya no podría abrazarlo, hacerle la comida que más le gustaba, hablar y reírse con él. Las lágrimas ya no le cabían en el corazón. ¿Cómo se sintió Jesús? (Léelo en Lucas 7:13)
Jesús se siente triste cuando nosotros estamos tristes, se preocupa por nosotros y quiere consolarnos como quiso consolar a la viuda.
Comentad con vuestros hijos algún momento en el que vosotros o ellos necesitaron ser consolados. Recordad cómo el estar cerca de los papás o el recibir un beso, una caricia o unas palabras de ánimo, les dieron fuerzas para superar el dolor.
• A tu alrededor hay personas que están tristes, personas que están enfadadas, personas que están preocupadas, personas que están alegres… ¿Sabes distinguir sus expresiones? Observa las caras de los dibujos únelas con la palabra adecuada.
A Jesús le gustaba observar a los demás para poder ofrecerles su ayuda. ¿Te preocupa lo que les ocurre a los otros o crees que solo es importante lo que te ocurre a ti?
La pobre madre lloraba con el corazón roto. Se sentía muy triste y sola, pero agradecía la compañía de sus vecinos y amigos. También agradeció las palabras amables de aquel extraño. La mujer no conocía a Jesús y le sorprendió que un forastero se acercara a la camilla de su hijo y la tocara. Todo el mundo se paró y guardó silencio. Seguramente se secaron las lágrimas para ver qué es lo que estaba haciendo Jesús. Normalmente nadie tocaba a un muerto. Y mucho menos una persona desconocida.
Entonces el joven abrió los ojos y se sentó. La Biblia dice que empezó a hablar. Seguramente para preguntar qué había pasado y saber dónde estaba su madre. Seguramente Jesús lo ayudó a quitarse las telas con las que estaba envuelto y con las que lo iban a enterrar. ¿Te puedes imaginar la cara de toda la gente del pueblo? ¿Te puedes imaginar la cara de la madre? Entonces Jesús le ayudó a acercarse a su madre. Al abrazarlo, la madre comenzó a llorar de nuevo, tal vez incluso más alto que antes, pero esta vez era de alegría y felicidad. Jesús había hecho muchos milagros. Ahora la gente sabía que el poder de Jesús era el poder de Dios. Solo Dios tiene
• ¿Qué es lo que dijo Jesús? Sustituye los dibujos por las letras y lo descubrirás. poder sobre la muerte. Y algún día, cuando Jesús vuelva a buscarnos, resucitará a todos para que podamos vivir felices y para siempre en la Tierra Nueva, donde ni la muerte, ni la tristeza, ni el dolor existirán.
• Descubro la Biblia... y encuentro a Jesús
TU LECTURA DEL JUEVES
Si hubieras estado allí cuando Jesús resucitaba al joven ¿Cómo te sentirías?
La Biblia dice que: «Al ver eso, la gente tuvo mucho miedo y comenzó a alabar a Dios. Todos decían: “¡Hay un profeta entre nosotros! ¡Ahora Dios va a ayudarnos!”» Lucas 7:16.
Otras versiones dicen que tuvieron temor. ¿Cómo es posible que tuvieran miedo y a la vez alabaran a Dios y se alegraran porque Dios iba a ayudarles? No se puede tener miedo y alegría al mismo tiempo, ¿verdad?
La Biblia utiliza muchas veces la palabra temor como sinónimo de respeto hacia Dios o como asombro. Lo importante es que se dieron cuenta de que Jesús era un enviado de Dios. Y si Dios estaba con ellos, sabían que era para ayudarlos. Cuando estamos al lado de Dios él siempre nos ayuda y por eso debemos estar felices y alabarle.
La resurrección de aquel joven solo iba a ser el comienzo de todo lo que Dios quiere hacer con nosotros.
Todo el mundo muere cuando llega a ser muy anciano. Otras veces muere por culpa de una enfermedad, de un accidente o de un crimen. Jesús quiere resucitarnos. Tal vez no lo haga ahora, pero lo hará cuando regrese de nuevo en las nubes de los cielos con sus ángeles. El hará un milagro con todas las personas que hayan muerto como lo hizo con el hijo de la viuda y las resucitará. Cuando Jesús está a nuestro lado la muerte no existe porque cuando morimos es como un sueño cortito y nos despertaremos en la Tierra Nueva.
Planteadles a los niños que, aunque parezca que hoy no ocurren milagros como los que hacía Jesús, Dios utiliza los conocimientos de la medicina para curar y casi resucitar a muchas personas que en aquellos tiempos morían. También que muchas personas que están muy enfermas se curan en los hospitales sin que los médicos sepan el porqué. Jesús continúa ayudándonos y cuidándonos como cuando estuvo en la tierra.
Cuando alguien muere, muchas personas piensan que van al Cielo. Seguro que tú lo has escuchado alguna vez, o has visto en alguna película que cuando se muere una persona le dicen: «No estés triste, está en el Cielo con Jesús o con los ángeles». Esas personas piensan que dentro de nosotros tenemos un alma que, cuando el cuerpo se muere, la persona sigue viviendo. Algunas de esas personas también creen que algunas de esas almas siguen en la tierra y molestan a los humanos. Es lo que llaman fantasmas.
Pero la Biblia dice que todas estas cosas no son verdad. La Biblia enseña que las personas que mueren están como en un sueño profundo, tan profundo que nada puede despertarlos hasta que Jesús regrese otra vez y los resucite. Los muertos no hacen nada, ni van a ningún sitio. (Puedes leerlo en Eclesiastés 9:5,6,10)
Los muertos descansan en su tumba, como si durmieran. Y nada de fantasmas o espíritus. No te creas nada de esas historias de terror que solo están hechas para engañar y meter miedo. Todo eso es mentira. Esas personas descansan esperando a que Jesús regrese. Entonces ¿qué pasará? (Lo puedes leer en 1 Corintios 15:52)
Entonces todos, los resucitados y los que estemos vivos cuando Jesús regrese, tendremos un cuerpo perfecto, sin defectos, sin enfermedades, sin dolores. Y entonces sí, estaremos viviendo con nuestro propio cuerpo con Jesús y los ángeles para siempre en la Tierra Nueva. ¿No te parece que ese es el mejor final para todas las historias?
• Escribe el nombre de las personas con las que te gustaría vivir para siempre.
• Descubro la Biblia... y encuentro a Jesús
Aprende y comprende:
«¿Qué hombre es este que aun los vientos y el mar le obedecen?»
(Mateo 8:27, Reina-Valera 1995.)
as viajado alguna vez en barco? A mucha gente no le gusta viajar en barco porque se marean o porque les da miedo si hay una tormenta en alta mar.
Hay muchas historias de barcos que tuvieron problemas en medio del mar. Había un barco que se llamaba Titanic y fue el barco más moderno, lujoso y grande que nunca antes se había construido. Era tan alto como un edificio de 11 pisos. En el primer viaje llevaba a 2.227 personas.
El 10 de abril de 1912 partió de Inglaterra hacia Nueva York en medio de una gran celebración. Una de las viajeras observaba cómo el personal de cubierta cargaba con el equipaje y le preguntó a uno de los mozos:
—¿Es verdad que este barco no se puede hundir?
—Así es, señora dijo el mozo ¡ni Dios mismo podría hundir este barco! Pero el barco chocó con un iceberg y murieron muchas personas.
Esta semana conoceremos la historia de otro barco, un barco de pescadores. Un barco pequeño, humilde y poco seguro. Este barco se enfrentó a una tormenta, pero nadie presumió de ser mejor que Dios, porque Jesús viajaba dentro.
A veces los hombres confían más en su propia sabiduría que en el Dios que les ha hecho sabios. Explicadles a vuestros hijos la diferencia entre querer parecerse a Dios y querer ser como Dios.
Pídeles a tus hijos que te expliquen la situación en la que han pasado más miedo en su vida. Pregúntales como resolvieron el problema.
Jesús había estado enseñando y sanando enfermos a la orilla del mar de Galilea. Había sido un día muy cansado y Jesús necesitaba descansar. Estaba anocheciendo y decidió cruzar al otro lado del mar en uno de los barcos de pescadores. La tranquilidad de las olas hacía que las barcas se mecieran y él y los discípulos podrían dormir y descansar. Se despidieron de la gente que lo había escuchado y subieron a las barcas de pescadores.
Los barcos de pescadores de Galilea eran barcos pequeños. Se movían con el viento en una vela o con remos. Dentro solo cabían las redes y algunas personas. Los discípulos y Jesús se acomodaron en el suelo del casco de uno de los barquitos y se durmieron.
El mar de Galilea está rodeado de montañas. Algunas veces el aire frío de la montaña se mezcla con el aire caliente del agua y, de repente, se producen tormentas de viento muy fuerte. Es lo que pasó esa noche.
Todos dormían cuando empezó a levantarse un viento cada vez más fuerte. En pocos minutos las barcas comenzaron a moverse de un lado a otro. Los discípulos se fueron despertando y sujetaron las velas. Las olas eran cada vez más altas y empezó a entrar agua. Entonces se asustaron de verdad.
• Descubro la Biblia... y encuentro a Jesús
Las barcas con los discípulos y Jesús estaban muy lejos de la orilla y el viento los llevaba de un lado a otro sin rumbo. Si se hundían no podrían nadar hasta la playa. Tenían miedo.
Algunos discípulos eran pescadores. Ellos ya habían vivido muchas tormentas en el mar de Galilea. Sabían lo que tenían que hacer. Pero por mucho que intentaban sujetar el barco, el viento lo llevaba más lejos. El viento comenzó a levantar olas muy grandes y el agua entraba en las barcas. Se pedían ayuda entre ellos e intentaban acercar las barcas para no perderse. Pero nada de lo que hacían daba resultado.
¿Qué hacía Jesús en medio de tanto jaleo? (Léelo en Mateo 8:24)
¿Cómo era posible que Jesús durmiera con todo el jaleo de los hombres gritando, el viento aullando y las olas dando golpes en el casco del barco?
Entonces alguien se acercó a Jesús y lo zarandeó para despertarlo.
—¡Maestro, maestro! —le gritó . ¿Acaso no te importa que nos estemos hundiendo?
Cuando tenemos un problema ¿quién es la primera persona a la que le pedimos ayuda? Cuando les hagas esta pregunta a tus hijos, seguramente se referirán a vosotros o a alguien de mucha confianza para ellos. Recuérdales que Dios es el que puede resolver todos nuestros problemas. A veces lo hace directamente como lo hizo con los discípulos y otras veces a través de otras personas.
No os avergüence compartir con vuestros hijos aquellos problemas familiares, que puedan asumir según su edad, y orad todos juntos por ellos. Esa es la mejor forma de que vuestros hijos aprendan a pedir ayuda a Dios ante los pequeños o grandes problemas de la vida.
Jesús abrió los ojos y se sentó. Entonces otro de sus discípulos le dijo: —¡Señor, sálvanos!
Habían estado tanto tiempo intentando salvarse a sí mismos que no se dieron cuenta de que tenían entre ellos al único que podía salvarlos. Y al final le pidieron ayuda.
Si no hubieran tenido tanto miedo se habrían acordado antes de Jesús. Pero el miedo no les dejaba pensar con claridad y solo pensaban en sí mismos y en lo que ellos podían hacer. No se acordaban de que Jesús era más poderoso que todos ellos juntos, y que si él estaba en el barco no tenían nada que temer.
Entonces Jesús se levantó, se acercó al borde del barco, levantó las manos y dio una orden al viento y al mar. ¿Qué orden era?
• Descúbrelo sustituyendo los símbolos por las letras (Marcos 4:39, Dios habla hoy).
• Descubro la Biblia... y encuentro a Jesús
En cuanto Jesús habló desde el borde de la barca el viento dejó de soplar. Las olas se calmaron y las barcas se quedaron quietas.
Los discípulos y toda la gente que había en las otras barcas también se quedaron mudos. No sabían qué decir.
Lo que Jesús había hecho era imposible.
Jesús entonces les dijo:
—¿Por qué habéis tenido miedo? ¿Acaso no estoy yo con vosotros? ¿Todavía no confiáis en mí?
Cuando Jesús se dio la vuelta y volvió a su rincón para descansar, susurraban unos a otros:
—¿Quién es este, que hasta el viento y el mar le obedecen?
Los discípulos todavía tenían muchas cosas que aprender acerca de Jesús.
• Completa el crucigrama con las palabras correctas.
1. Lo que Jesús ordenó
2. Lo que sentían los discípulos.
3. Lo que soplaba.
4. El que dormía.
5. Lo que hicieron las olas y el viento.
6. Donde viajaban los discípulos y Jesús.
7. Lo que entraba en la barca.
8 Lo que agitaba la barca
Reflexionad con vuestros hijos cómo, al igual que cuidamos nuestro cuerpo, debemos cuidar del planeta para poder vivir mejor. El planeta no es nuestro, nos lo ha prestado Dios para que lo cuidemos.
Como pasó con el Titanic, no todas las historias tienen un final tan feliz como la historia del barco de los pescadores. Existen terremotos, maremotos, grandes inundaciones y muchas catástrofes que no podemos controlar. No podemos saber ni cuándo ocurrirán ni qué fuerza tendrán. Pero hay otros desastres que son consecuencia de las malas acciones que hacemos los seres humanos, porque contaminamos y destruimos la naturaleza.
• ¿Cuidas tú la naturaleza? Escribe cosas que puedes hacer para cuidarla
Mientras estemos en esta tierra continuarán pasando cosas malas, pero si tenemos a Jesús como compañero no debemos tener miedo.
Cuando Jesús venga la tierra volverá a ser un lugar precioso y seguro donde podremos andar, nadar, subir montañas y, tal vez, volar sin ningún peligro. Tendremos unos guías excepcionales que nos enseñarán ese mundo nuevo: Jesús y los ángeles.
52 • Descubro la Biblia... y encuentro a Jesús
Aprende y comprende:
«Tu fe te ha salvado»
(Mateo 9:22, Reina-Valera 1995.)
Jesús volvió a Capernaún. La gente le estaba esperando. ¿Cómo le recibieron?
(Léelo en Lucas 8:40).
En aquella ciudad conocían bien a Jesús y a sus discípulos. Le habían visto hacer milagros y habían escuchado las historias que contaba.
Cuando te encuentras con Jesús, ¿tú también te alegras?
Pero Jairo, el jefe de la sinagoga, estaba tremendamente preocupado: su hija estaba muy enferma, tan enferma que se estaba muriendo. Los médicos no habían podido hacer mejorar a su hija de 12 años y estaba desesperado.
Jairo conocía a Jesús desde hacía tiempo. Sabía que era capaz de sanar cualquier tipo de enfermedad y estaba esperando a que regresara a Capernaún para hablar con él sobre la enfermedad de su hija.
En cuanto pudo, se acercó a Jesús y le pidió de rodillas que fuera rápido a su casa porque la niña había empeorado mucho.
Uno de los mayores desafíos de los padres es tratar la muerte y el sufrimiento con los niños. No evitéis el tema, animadlos a hacer preguntas y a expresar sus sentimientos utilizando alguna experiencia cercana (amigo, familiar, mascota) reforzando la idea de que es natural llorar, pero siempre con la esperanza del reencuentro cuando Jesús venga a buscarnos.
Jesús se puso en camino a casa de Jairo. Debía darse prisa porque la niña estaba muy mal. Pero había demasiada gente esperándolo fuera de la casa. Todos querían estar cerca de Jesús. Sabían que si lo seguían podrían presenciar algún milagro o escuchar alguna enseñanza. Había tanta gente que se apretujaban y Jesús, Jairo y los discípulos apenas podían caminar. Todos querían ver a Jesús.
Entre las personas de la multitud había una mujer. Esta mujer estaba también muy enferma. Llevaba enferma 12 años y ningún médico sabía cómo curarla.
Ya hemos hablado otras veces de qué es lo que creían los fariseos y algunos otros judíos sobre la enfermedad. La mujer que quería acercarse a Jesús, además de tener que soportar el dolor y la debilidad de su enfermedad, tenía que soportar que le dijeran que estaba enferma porque Dios la estaba castigando. La pobre mujer sentía mucha vergüenza por estar enferma. La mujer estaba tan avergonzada que ni siquiera se atrevía a acercarse a Jesús y decirle que se sentía mal desde hacía tantos años.
Cuando la mujer vio a tanta gente alrededor de Jesús pensó que se podría acercar al maestro sin que se diera cuenta: pensó que si solo pudiera tocar su ropa ella sanaría.
• Encuentra entre la gente a Jesús. Encuentra también una persona repetida, un abuelo con su nieto, una caja de manzanas rojas, una persona abriendo a puerta de su casa, una mariposa, unas abejas y un cántaro.
• Descubro la Biblia... y encuentro a Jesús
La mujer se unió a la multitud y poco a poco fue avanzando, casi a empujones, para estar cerca de Jesús. Pero era muy difícil. Cuanto más se acercaba a Jesús, la gente más se apretaba. Además, los discípulos también iban apartando a todas las personas que no les dejaban caminar. Jesús tenía prisa por llegar a casa de Jairo. Y si llegaba a la casa de Jairo ya no podría acercarse más a él.
De repente, se vio a pocos centímetros de Jesús. Esa era su oportunidad: alargó el brazo, se impulsó hacia adelante. Pero alguien la empujó y la separó. Lo volvió a intentar y esta vez, sí, pudo sentir entre sus dedos el manto de Jesús. ¡Por fin!
Y justo en ese momento, entre los empujones de las demás personas, sintió que su cuerpo respondía. Se quedó muy quieta dejando que las demás personas la adelantaran y comenzó a sentirse bien: su debilidad y su dolor habían desaparecido.
¿Quién crees que tenía el poder de curar? ¿Jesús o su manto?
• Colorea los espacios con un punto y obtendrás la respuesta.
Explícales a tus hijos como algunas personas creen que los objetos que usó Jesús tienen poderes mágicos. El poder está en Jesús no en los objetos. Incluso la Biblia como objeto no tiene ningún poder especial: es especial porque nos enseña cómo es Jesús (ver Juan 5:39).
Entonces Jesús se paró. Los discípulos y Jairo insistieron en que debía seguir caminando: la niña se estaba muriendo.
Pero Jesús miró a su alrededor como buscando algo. Todo el mundo se paró también y extrañados se quedaron mirando a Jesús y guardaron silencio.
—¿Quién me ha tocado? dijo Jesús.
Los discípulos volvieron a tirar de él: tenía que ir a casa de Jairo.
—No habrá sido nada, maestro. Todo el mundo te toca y te empuja.
Pero Jesús sabía que alguien le había tocado buscando curación y buscaba entre la multitud.
Los discípulos lo empujaron para llegar lo antes posible a casa de Jairo, pero Jesús se apartó.
—¿Quién me ha tocado? repitió en voz alta.
Entonces la mujer, tímidamente, se acercó y reconoció que ella lo había tocado buscando curación y que, de repente, ya estaba sana.
Jesús sonrió. Seguramente le hizo un gesto cariñoso: no tenía que avergonzarse por estar enferma. Había sido muy valiente: había luchado contra la enfermedad, había intentado buscar soluciones y había encontrado a Jesús.
¿Qué le dijo Jesús? (Léelo en Lucas 8:48).
¿Te imaginas lo feliz que se fue aquella mujer de allí?
• Encuentra siete diferencias entre los dos dibujos.
Descubro la Biblia... y encuentro a Jesús
Jesús todavía estaba sonriendo a la mujer cuando llegó un mensajero desde la casa de Jairo. ¿Qué noticias traía? (Léelo en Lucas 8:49).
¡Qué triste noticia! ¡Pobre Jairo! Era demasiado tarde. Ya no había nada qué hacer.
Pero Jesús continuó el camino como si no hubiera escuchado nada. Los discípulos intentaron retener a Jesús. Ya no hacía falta que fuera a casa de Jairo.
Las personas que seguían a Jesús se fueron a su casa en silencio.
Entonces Jesús abrazó tiernamente a Jairo y le dijo unas palabras que también son para ti cuando estás triste y preocupado.
• Puedes leerlas en Marcos 5:36 y escribirlas en el globo del dibujo.
Luego continuaron el camino hasta la casa. Solo dejó que tres discípulos, Pedro, Santiago y Juan, los acompañaran. La noticia de la muerte de la niña llegó pronto a los vecinos y familiares. Cuando Jesús, Jairo y los discípulos llegaron a la casa ya había mucha gente para acompañar en el dolor a Jairo y a su esposa. Todos lloraban y estaban muy tristes.
• En las situaciones más difíciles, Jesús siempre quiere que encuentres esperanza. Encuentra la palabra esperanza.
Entonces Jesús entró en la casa y mandó a todo el mundo que saliera. Solo dejó entrar a los padres de la niña y a los discípulos. ¿Qué les dijo a las personas que se habían quedado fuera? (Léelo en Lucas 8:52)
La gente miró a Jesús como si no hubiera entendido nada. Muchos ya habían visto que la niña estaba muerta y el médico ya lo había confirmado. Pero obedecieron y salieron de la casa.
Cuando estuvieron tranquilos, Jesús, los padres y los discípulos entraron en la habitación donde estaba la niña. Entonces Jesús la cogió de la mano y le dijo:
—Niña: levántate.
Entonces la niña comenzó a moverse y abrió los ojos. Lo primero que vio fue la enorme sonrisa de Jesús. Y un poco más allá estaba su madre y su padre llorando, pero esta vez de alegría. La niña estaba viva y sana. Se encontraba tan bien que necesitaba caminar y comer (ver Lucas 8:42,43)
Para Jesús la muerte es solo como un sueño muy profundo del que solo él puede despertarnos. Y eso es lo que pasará cuando vuelva otra vez. Todos los que hayan muerto se despertarán y verán el rostro sonriente de Jesús.
• ¿Qué comida le prepararías para celebrar su vuelta a la vida? Recuerda que vives en los tiempos de Jesús y no existen los alimentos que tenemos hoy en día.
MENU
1er Plato:
2º Plato:
Postre:
58 • Descubro la Biblia... y encuentro a Jesús
Aprende y comprende:
«Dadles vosotros de comer»
(Mateo 14:16, Reina-Valera 1995.)
Esta semana vas a poder conocer a un niño, del que no sabemos el nombre, pero que ha pasado a ser muy importante en las historias de la Biblia porque no le importó regalar su comida para poder dar de comer a otras personas que tenían hambre.
Gracias a su solidaridad Jesús hizo un gran milagro. Imagínate una cesta con panes y peces que nunca se acaban hasta que todos han comido. ¿Y sabes cuántos eran? La Biblia dice que 5.000 hombres (sin contar a las mujeres ni a los niños). Imagínate una cancha de baloncesto o un estadio de fútbol lleno de gente. Toda esa gente comió gracias a la generosidad del niño.
Este niño nunca imaginó que sus panes y sus peces podrían llegar a multiplicarse de esa manera, pero para Jesús todo es posible. ¿Te imaginas que cara debieron poner sus padres y hermanos cuando llegó a casa y les explicó lo que había ocurrido? Supongo que los padres no lo creyeron ¡Eso era imposible! El niño tuvo que ir a buscar a otras personas que vieron el milagro para que explicaran a sus padres que lo que decía era cierto. ¡Vamos a ver como ocurrió la historia!
Reflexiona con tus hijos sobre la importancia de compartir. Cuando compartimos lo que tenemos con otras personas los más beneficiados somos nosotros, ¿sabes por qué?
Lee Hechos 20:35.
Pregúntales a tus hijos a qué personaje famoso actual o histórico les gustaría conocer y por qué. Hazles reflexionar sobre como Jesús es el personaje más grande que ha existido en la humanidad. Descubre con ellos las virtudes de su carácter y muéstrales, en el día a día, la necesidad de vivir cerca de él.
• ¿En qué barco estará Jesús?
Aunque la Biblia no lo explica, podemos imaginar a este niño, del que no sabemos el nombre, que un día les dijo a sus padres:
—Papá, mamá dejadme ir a conocer a Jesús. La gente dice que hace muchos milagros y yo quiero conocerlo. Porque igual es el Mesías que esperamos. Yo puedo ir y después os explicaré lo que he visto y he aprendido.
El niño convenció a sus padres y le dejaron ir. Su madre le preparó cinco panes y dos pescados secos para que no pasara hambre y se fue acompañado de otros vecinos que también buscaban a Jesús. Iba preguntando a todo el que se encontraba:
—¿Sabes dónde está Jesús?
Finalmente, alguien le dio la respuesta:
—Se ha ido en la barca con los discípulos, pero tiene que regresar. Lo estamos esperando.
El niño decidió no moverse de la orilla del lago para ser el primero en ver a Jesús cuando se acercara la barca. Una vez Jesús regresara, no quería separarse de él.
• Descubro la Biblia... y encuentro a Jesús
Jesús llegó con los discípulos y muchas personas se acercaron a él para conocerlo y para pedirle que los curara de sus enfermedades. ¿Qué crees que hizo Jesús? (Lee Mateo 14:14)
Cada vez venía más gente a conocer y a escuchar a Jesús. Llegaron a ser 5.000 hombres sin contar a las mujeres ni a los niños. Todos estaban tan atentos escuchando las cosas tan interesantes que Jesús explicaba, que ni se habían acordado de comer, y se estaba haciendo de noche.
Los discípulos le dijeron a Jesús que despidiera a la gente para que pudieran ir a comprar comida en los pueblos de alrededor. Era muy peligroso viajar de noche y no podían quedarse a dormir porque no tenían nada que comer.
• ¿Qué les respondió Jesús? Coloca las vocales A, E y O en el espacio del globo del dibujo y lo descubrirás (Mateo 14:16).
¿Qué comportamiento tienen vuestros hijos cuando alguien les pide algo? ¿Qué comportamiento tenéis vosotros? La verdadera solidaridad y la alegría de compartir son valores que se aprenden por medio del ejemplo. No podéis pretender que vuestros hijos aprendan esos valores si nunca los han visto practicar en el entorno familiar.
Cuando Felipe oyó las palabras de Jesús, se quedó muy preocupado: eso era imposible. Necesitarían mucho dinero para comprar comida para tanta gente y no tenían tanto dinero.
Pero Andrés, en vez de quejarse, se puso en marcha y fue en busca de comida. Preguntó entre la gente quién tenía algo de comida para compartirla con Jesús y que él pueda repartirla entre todos. Pero nadie había traído nada y si lo había traído no quería compartirlo ni siquiera con Jesús.
De pronto el niño de nuestra historia se acercó a Andrés y ¿qué crees que le ofreció? Todo lo que tenía: 5 panes y 2 peces.
¿Qué hubieras hecho tú en su lugar? ¿Te los hubieras guardado o los hubieras compartido?
El niño estaba muy contento, iba a poder dar de comer a Jesús, pero Jesús nunca piensa primero en él sino en los demás.
• Encuentra siete diferencias entre los dos dibujos.
• Descubro la Biblia... y encuentro a Jesús
TU LECTURA DEL JUEVES
Jesús se puso muy contento al ver la generosidad de aquel niño y dio gracias a Dios por los alimentos y porque existen personas en el mundo que son capaces de dar lo que tienen por ayudar a los demás. Repartió los panes y los peces, y ocurrió algo maravilloso. Los panes y los peces no se acababan, todos pudieron comer y aún sobró bastante comida.
• Con la comida que sobró se llenaron algunas cestas. ¿Sabes cuántas? Cuenta los pedazos de pan que hay en el dibujo y sabrás el número de cestas que se llenaron con las sobras. Todavía quedaba pan y pescado para otra comida.
¿Qué lecciones quiso enseñarnos Jesús con su forma de actuar?
Jesús podría haber creado los panes y los peces, pero quiso que el niño le ayudara en su milagro para que aprendamos a compartir con los demás todo lo que tenemos. Nosotros somos tan importantes para Dios que él quiere trabajar con nosotros para hacer de este mundo un lugar mejor. Quiere que utilicemos bien todo lo que nos da y que recordemos que somos responsables, tanto de lo que tenemos, como de lo que nos sobra. Lo que tenemos no es nuestro, es de Dios y nosotros debemos administrarlo bien.
Descubro la Biblia... y encuentro a Jesús
Si te fijas bien, ese día Jesús hizo dos milagros. Por un lado, multiplicó la comida para que todos pudieran comer. Ese milagro fue espectacular. Es el milagro que todo el mundo pudo ver y saborear.
Pero Jesús hizo otro milagro que solo pudo ver el niño de la historia. Jesús le dio un corazón generoso.
Las personas solemos ser bastante egoístas. Pensamos primero en nosotros mismos y no nos importan los problemas de los otros.
Jesús quiere hacer un milagro en tu corazón y transformar tu corazón egoísta en un corazón generoso. Y cuando tu corazón sea generoso, y piense en los demás, entonces Jesús te podrá utilizar para ayudar a los que te rodean y tu serás un ayudante de Jesús.
Es posible que hoy en día no podamos ver milagros espectaculares como el de la multiplicación de los panes y peces. Pero tú puedes ser el protagonista de un milagro en tu corazón, si dejas que Jesús lo haga.
• Encuentra al niño que regaló sus panes y sus peces y coloréalo.
• Descubro la Biblia... y encuentro a Jesús
Aprende y comprende:
«Pedro, tú confías muy poco en mí. ¿Por qué dudaste?»
(Mateo 14:31, Traducción en lenguaje actual.)
¿Has intentado caminar sobre el agua? Si alguien te pidiera que caminaras sobre el agua, lo primero que pensarías es que eso es algo imposible. Solo existe un lago, el mar Muerto, en el que te puedes sentar en el agua sin hundirte porque tiene tanta sal que aguanta el peso del cuerpo. Pero ni en esas aguas se puede caminar. Para mantenerte de pie encima del agua sin hundirte necesitarías una tabla de surf y muchas horas de entrenamiento.
¿Sabías que Jesús caminó sobre el agua sin hundirse? También lo hizo un amigo de Jesús que se llamaba Pedro, pero a él le ocurrió un pequeño accidente. ¿Te gustaría conocer la historia? Pues sigue leyendo.
TU LECTURA DEL LUNES
¿Te acuerdas de la historia de la semana pasada? Aquel día había sido genial. Habían escuchado las enseñanzas de Jesús, lo habían visto curar a la gente y luego habían visto cómo con cinco panes y dos peces comía toda la multitud. Jesús no solo sanaba a muchas personas, que había resucitado a dos muertos, que había echado demonios y que además plantaba cara a los sacerdotes y los fariseos. Y ahora les había dado de comer a todos.
Al escuchar a Jesús hablar de su Reino, empezaron a imaginarse un país gobernado por Jesús. En ese país no harían falta médicos porque Jesús los sanaría a todos, casi ni necesitarían trabajar porque Jesús les daría de comer a todos y además no tendrían que obedecer a unos extranjeros paganos como los romanos. Si Jesús gobernaba el país los echaría de allí y echaría también a los sacerdotes y a los fariseos que tanto les fastidiaban. Así que empezaron a comentar que deberían ir a Jerusalén a coronarlo rey.
Jesús se dio cuenta de lo que estaban tramando. Se dio cuenta de que los que lo escuchaban no habían comprendido bien sus enseñanzas. Entonces Jesús les dijo que se fueran a sus casas. La gente se quedó muy extrañada. No querían volver a casa, querían seguir a Jesús y convertirlo en rey. ¿A quién no le gustaría ser el rey?
Luego les dijo a sus discípulos que debían regresar a Capernaún. Capernaún estaba al otro lado del mar de Galilea y la forma más rápida era ir en las barcas de los pescadores. Jesús se quedaría un poco más allí para Luego él ya iría a encontrarse con los discípulos.
Los discípulos subieron a una barca y él, ¿qué hizo? (Lee Mateo 14:23).
Jesús siempre ha sido más que un Rey porque es el creador y señor de todo el universo. Pero vino a la tierra para ser el rey de nuestros corazones.
• Descubro la Biblia... y encuentro a Jesús
Los discípulos habían visto como Jesús iba muchas veces solo al campo para orar y hablar con Dios, contarle lo que le pasaba y pedirle consejo. Lo esperaron en la orilla, pero cuando se empezó a hacer de noche y Jesús no llegaba, pensaron que tal vez él prefería ir a Capernaún caminando, aunque tardara un par de días en llegar. Así que subieron a la barca y comenzaron la travesía.
Jesús estaba en el monte, orando a solas cuando vio que el viento había cambiado de dirección y que ahora soplaba en dirección contraria y con mucha fuerza. Muchas veces, cuando el viento cambiaba bruscamente de dirección lo que ocurría es que se formaban como grandes tormentas de viento y eso hacía que se levantaran grandes olas que ponían en peligro las pequeñas barcas de pescadores. Los discípulos estaban en peligro.
En la barca, cuando el viento comenzó a soplar, los discípulos tuvieron que recoger la vela y empezaron a remar. Remar con las olas empujado hacia el lado contrario era muy difícil. Avanzaban muy despacio y pronto se sintieron cansados, pero no podían dejar de remar porque si no el mar los llevaría de vuelta al mismo sitio. En poco tiempo estaban agotados.
Entonces Jesús decidió ayudarlos.
• ¿Qué crees que hizo? Une los puntos y lo descubrirás según Mateo 14:25.
Muchos niños tienen miedo a la oscuridad, a estar en espacios cerrados o a quedarse solos en sitios desconocidos. Comentad con ellos que el mismo miedo a veces nos hace oír o ver cosas que no son reales. Reforzad la seguridad de que Jesús y los ángeles están con nosotros en todo momento y que si los discípulos hubiesen orado se habrían dado cuenta de que quien venía era Jesús, ya que los fantasmas no existen.
Imagínate a los discípulos en medio de un gran lago con fuertes vientos y con olas que entran en la barca. Ellos, calados hasta los huesos y remando con todas sus fuerzas. Están agotados. Y, de repente, ven a alguien que se acerca sobre el agua. ¿Qué crees que pensaron los discípulos? (Léelo en Mateo 14:26) Estaban tan asustados por la tormenta y tan preocupados por dominar la barca que ni se imaginaron que Jesús vendría a ayudarlos. Ellos sabían que los fantasmas no existen, que solo son imaginaciones. Pero estaban tan asustados que no podían pensar con claridad y lo primero que les vino a la mente es que se acercaba un fantasma, ni siquiera pensaron que podría ser Jesús. Jesús, cuando oyó sus gritos de miedo, les habló. ¿Qué les dijo? (Lee Mateo 14:27). Pero, aunque conocían su voz y sabían que Jesús tenía poder como para caminar sobre el mar, Pedro todavía no se lo terminaba de creer. ¿Qué le contestó Pedro? Léelo en Mateo 14:28
• Descubro la Biblia... y encuentro a Jesús
Pedro, que no se fiaba mucho de si era Jesús o un fantasma lo que estaba viendo caminar entre las olas, le pidió una prueba de que realmente era Jesús. Le pidió poder hacer lo mismo que hacía Jesús: caminar sobre el agua. ¿Qué le contestó Jesús a Pedro? (Lee Mateo 14:29)
Pedro, que era muy atrevido, saltó por encima de la borda y tocó con sus pies la superficie del agua. El agua estaba fría. No, no era un sueño. Miró a los ojos de Jesús y caminó exactamente igual que estaba caminando Jesús.
Pedro estaba feliz. Mientras miraba a Jesús caminaba sobre el mar ¡Podía hacerlo! ¡Qué chulo! Entonces, se acordó de sus compañeros que estaban en el barco. Ellos no podían andar entre las olas. Entonces quiso mirar a los demás para presumir del milagro. ¿Qué pasó entonces? (Lo sabrás si lees Mateo 14:30)
Jesús nos ha dado a cada uno regalos especiales. Unos somos buenos estudiantes, otros sabemos tocar un instrumento, otros somos buenos en deporte, otros cantamos bien, otros hemos nacido en una familia que tiene dinero… Pero esos regalos no son para presumir, si no para compartirlos con otros. Cuando nos hacemos el «chulo» podemos poner triste a Jesús y perder a nuestros amigos.
• Encuentra el camino entre las olas que siguió Jesús para llegar hasta Pedro.
Cuando Pedro quiso presumir de ser el protagonista de un milagro, comenzó a hundirse en el mar. Eso ya no era tan divertido. Ahora pedía ayuda a Jesús porque se estaba ahogando.
Al momento Jesús lo cogió del brazo y con fuerza lo sacó del agua. Entonces le dijo a Pedro: «¿Por qué has dudado?»
Jesús ayudó a Pedro a subir a la barca todo mojado y con mucho frío y luego subió él. En ese mismo momento las olas se calmaron. Todos se arrodillaron ante Jesús para darle las gracias. Entonces los discípulos comenzaron a comprender cuánto dependemos de Jesús en nuestra vida.
Igual que Pedro, mientras confiamos en Jesús y lo miramos solo a él podemos estar seguros, aunque a nuestro alrededor haya dificultades y problemas. Pero en cuanto solo miramos los problemas y perdemos de vista a Jesús entonces es cuando parece que nos ahogamos, estamos tristes y somos infelices. Pero ten en cuenta que siempre está Jesús cerca de nosotros. En cuanto le digamos «Señor, ayúdanos», él nos cogerá de la mano y nos ayudará.
• ¡Este dibujante no se entera! Descubre los errores del dibujo según la historia de esta semana.
70 • Descubro la Biblia... y encuentro a Jesús
Aprende y comprende:
«No importa si son judíos o no lo son, si son esclavos o libres, o si son hombres o mujeres. Si están unidos a Jesucristo, todos son iguales»
(Gálatas 3:28, Traducción en lenguaje actual.)
Cuando la Biblia habla de los discípulos de Jesús casi siempre se refiere a hombres. Cuando en la Biblia se cuentan las personas que escuchaban a Jesús, también cuenta solo los hombres. ¿Por qué?
En tiempos de Jesús y durante muchísimo tiempo, las mujeres no tenían derecho a hacer muchas cosas. No podían dar su opinión delante de los hombres, no podían estudiar con los chicos o no podían comer en la misma mesa que otros hombres que no fueran de su familia. Las mujeres solían estar aparte de los hombres incluso en la sinagoga. Por eso cuando se nombra a mujeres en la Biblia se da pocos detalles, porque se las consideraba menos importantes. Pero Jesús rompió con esa costumbre. Jesús enseñó a las mujeres igual que a los hombres. Nunca les prohibió que se sentaran a la mesa con él. Y también había mujeres que viajaban con el grupo ayudando igual que los hombres. Por eso muchas mujeres se atrevieron a seguir a Jesús, aunque algunos hombres las criticaran y hablaran mal de ellas. Esta semana vamos a estudiar las historias de varias mujeres que acudieron a Jesús en busca de cariño, salud y perdón.
En la familia, ¿nos tratamos todos con el mismo respeto y aprecio? Jesús trató a las mujeres como personas, a pesar de que la sociedad judía tenía otras normas con respecto a las mujeres. El trato que la sociedad daba a las mujeres era injusto y Jesús rompió con esas costumbres. Las mujeres también eran ciudadanas del Reino de Dios. Las mujeres en vuestra familia deben sentirse tratadas como Jesús lo haría.
Una vez, Jesús estaba en el atrio del templo en Jerusalén con sus discípulos. El atrio era un patio cercano a la puerta donde siempre había mucha gente. Allí se colocaba un recipiente para recoger las ofrendas en dinero.
Había hombres muy ricos que esperaban a que hubiera mucha gente para colocar allí sus ofrendas. ¿Por qué? Porque cuando las monedas caían en el recipiente sonaban de forma llamativa. ¡Clin clan clon! Por el sonido de las monedas se podía saber si la persona había dado mucho o poco dinero. Esas personas presumidas disfrutaban oyendo el sonido de sus monedas y viendo cómo otras personas que los miraban como diciendo: «¡Qué hombre más generoso! Debe de amar mucho a Dios».
En un momento en el que nadie miraba, una mujer se acercó al recipiente de las ofrendas. Jesús la estaba observando con curiosidad. Por su ropa gastada y oscura se podía adivinar que era una mujer viuda y pobre. La mujer puso su ofrenda en el recipiente. ¡Clin, clin! Había echado dos monedas. Por el sonido debían ser monedas pequeñas, de poco valor.
Miró a su alrededor. Parecía que nadie la había visto. Estaba un poco avergonzada porque ella no podía dar mucho dinero y no quería que nadie pensara que era tacaña o que no amaba a Dios lo suficiente. Luego se alejó. Pero Jesús la había estado observando todo el tiempo con una gran sonrisa.
• Descubro la Biblia... y encuentro a Jesús
Cuando la viuda se alejó, Jesús comentó con sus discípulos lo que había visto: una viuda pobre echando una ofrenda. Al principio los discípulos no entendían qué había de especial en una viuda echando una ofrenda de nada. Apenas dos moneditas que no iban a servir para nada.
—¿Es que no habéis visto lo que ha pasado? —les dijo Jesús . Acaban de entregar la ofrenda más grande que he visto nunca. —Pero ¿qué dices? —le contestó uno de los discípulos . Si solo era una pobre mujer que ha echado una miseria. Entonces Jesús les explicó por qué esas monedas eran tan valiosas.
• Coloca las palabras en el lugar adecuado y descubrirás su mensaje.
A esa viuda le hubiera gustado dar más dinero, pero no lo tenía. Por alguna razón estaba tan agradecida a Dios que quiso demostrarlo dando todo lo que tenía. Esa mujer sabía que Dios nunca le había fallado. Para ella era importante darle las gracias a Dios. Esas dos monedas estaban llenas de amor por todo lo que Dios la estaba cuidando y de fe porque confiaba que Dios lo seguiría haciendo. Por eso la ofrenda de esta pobre viuda era tan valiosa, porque la entregó con amor y humildad. (Lucas 21:3,4, Traducción en lenguaje actual)
Recordad a vuestros hijos que a Dios no le importa la cantidad de dinero que des en tu ofrenda, o el tiempo que dediques a colaborar para la iglesia. Lo que le importa son los motivos por los que lo haces. Recuerda siempre que Dios no quiere ofrendas obligadas, quiere ofrendas de corazón. Lee 2 Corintios 9:7.
Descubro la Biblia... y encuentro a Jesús
TU LECTURA DEL MIÉRCOLES
Un sábado, estando Jesús en la sinagoga, se fijó en una mujer. ¿Cuál era su problema? (Lee Lucas 13:11)
Imagínate una señora mayor con la espalda encorvada, apoyada en un bastón y caminando con dificultad. Debía sufrir mucho dolor y entonces no había pastillas para el dolor de las que se compran en la farmacia.
Aquella mujer llevaba dieciocho años con la espalda encorvada. Y eso son muchos años teniendo dolor. Pero ella seguía yendo a la sinagoga a aprender más de Dios.
Cuando Jesús la vio, ¿qué crees que se le ocurrió hacer? (Aunque ya te lo imaginas, puedes leerlo en Lucas 13:12)
¡Claro que sí! Jesús puso sus manos sobre su espalda y enseguida se enderezó y el dolor desapareció.
¿Qué es lo que hizo la mujer? (Lee Lucas 13:13)
Pero el jefe de la sinagoga regañó a Jesús: era sábado y en sábado no se podía sanar a no ser que fuera cuestión de vida o muerte. (Puedes leer su regañina en Lucas 13:14)
Pero Jesús no se calló. Casi todas las personas que estaban allí habían hecho algún trabajo en sábado, por ejemplo, dar de comer a los animales. Había trabajos que eran necesarios hacer en sábado. Y el hacer que una persona se sienta bien no debería considerarse un trabajo, sino una celebración. ¿Acaso el sábado no es un día de celebración? Ahora aquella mujer tenía otra razón más para que el sábado fuera importante para ella.
El tiempo del sábado es un tiempo de liberación de todos los quehaceres semanales. Es un tiempo para hacer el bien, para estar junto a otras personas y poder tener más libertad de adorar a Dios y de estudiar su Palabra. Plantearos en la familia considerar el sábado como un tiempo para hacer cosas que te liberan, no como un tiempo de prohibiciones.
• Descubro la Biblia... y encuentro a Jesús
TU LECTURA DEL JUEVES
Una vez, Jesús decidió ir a Fenicia. Era una región habitada principalmente por personas que adoraban ídolos, por paganos.
En aquel lugar vivía una mujer. Aunque era pagana es probable que hubiera escuchado de algunos vecinos judíos las historias de Jesús de Nazaret, el maestro judío que hacía milagros. Aquella mujer necesitaba mucho la ayuda de un milagro. ¿Cuál era su problema? (Lee su petición en Mateo 15:22)
¿Qué crees que respondió Jesús? (Seguro que te sorprendes cuando leas Mateo 15:23,24) ¿Por qué Jesús se comportó de una forma tan extraña? Nunca había menospreciado a nadie. Nunca había tenido una mala palabra con una mujer. Nunca había negado su ayuda a nadie.
Jesús lo hizo porque quería dar una lección muy importante a sus discípulos sobre los paganos. Jesús se portó como los discípulos lo hubieran hecho, haciendo como si no la escuchaba, pero Jesús no la echó fuera.
Pero aquella mujer seguía insistiendo. Necesitaba la ayuda de Dios. Y esa mujer confiaba en Jesús. Confiaba tanto en él que se atrevió a plantarle cara. (Lee en Mateo 15:27, cómo la mujer razonó con Jesús).
Los judíos trataban a los paganos como si no fueran personas importantes para Dios. Ella le estaba diciendo a Jesús que, aunque ella fuera tan poco importante como un perro, seguro que Jesús podía ayudarla.
¡Esa era la clase de respuesta que Jesús estaba esperando! Entonces Jesús, con una sonrisa en su cara, la puso en medio de todos los que estaban presentes. Me imagino a Jesús diciéndoles a los discípulos.
—¿Habéis visto la fe de esta mujer? ¡Esto sí es confiar en mí! ¡Ella sí que ha entendido bien para qué estoy en este mundo!
La Biblia dice que a partir de ese momento su hija sanó. Y la historia de esta mujer, registrada en los evangelios, ha sido conocida por millones de cristianos a lo largo de más de veinte siglos.
Para los discípulos era muy difícil pensar que Dios nos ama a todos por igual. En la oración de esta noche pedidle a Jesús que nos ayude a amar y a respetar a todos nuestros semejantes como él lo hizo.
La Biblia está escrita en el contexto de una sociedad patriarcal muy rígida. Los mismos escritores bíblicos dan poca importancia al papel de la mujer en el plan de la salvación a pesar de que el Mesías debía nacer y ser educado por una mujer. Por eso las referencias a las mujeres son escasas y breves. Eso no quiere decir que tuvieran un papel bastante activo en el entorno de Jesús, ya que las pocas referencias a ellas son siempre para elogiar su papel.
En otras historias que hemos estudiado os hemos contado que en el grupo de discípulos que acompañaban a Jesús en sus viajes por toda Palestina también había un grupo de mujeres que ayudaban, aprendían y, seguramente también predicaban.
Los escritores de los evangelios hablan de ellas dándonos su nombre (ver Lucas 8:1-3; Marcos 15:40)
• María la madre de Jesús. Se la menciona varias veces siguiendo a Jesús, desde la boda en Caná hasta la muerte de Jesús. Incluso después de la resurrección, María siguió junto a los discípulos (ver Hechos 1:14)
• María que estaba casada con Cleofás, que también era seguidor de Jesús.
• Marta y María de Betania
• María Magdalena, de la que Jesús había expulsado siete demonios y que desde entonces lo siguió a todas partes. Incluso fue la primera persona que vio a Jesús resucitado.
• Salomé y Susana, de las que apenas sabemos nada pero que estaban en el grupo de los discípulos.
• Juana, esposa de un funcionario de Herodes.
• Encuentra en la sopa de letras los nombres de las mujeres.
• Descubro la Biblia... y encuentro a Jesús
Aprende y comprende:
«María ha escogido la mejor parte y nadie se la va a quitar»
(Lucas 10:42, Dios habla hoy.)
abes qué es la hospitalidad? Hospitalidad es recibir a invitados en tu casa y tratarlos de la mejor manera posible.
En Israel, igual que en otros lugares del mundo, la hospitalidad era muy importante. Cuando alguien viajaba de un lugar a otro no siempre había posadas o mesones para poder pasar la noche sin peligro, o un lugar para descansar y tener una comida caliente. En los tiempos de Jesús, siempre había gente dispuesta a invitar a otras personas a pasar un tiempo en sus casas, a charlar y a compartir los alimentos.
Cuando Jesús viajaba con sus discípulos había personas que se sentían muy felices de poder invitar a Jesús y a todos sus discípulos a su casa y poder aprender de él. Era todo un honor tener a Jesús en sus casas.
Una de estas familias hospitalarias vivía en Betania, una aldea a unos tres o cuatro kilómetros de Jerusalén. ¿Qué familia era? (Puedes saberlo si lees Lucas 10:38)
Marta parece que era la hermana mayor de una familia de tres hermanos: Marta, María y Lázaro (ver Juan 11:1). Estaba muy contenta de tener a Jesús en su casa. Marta era una mujer muy responsable y cuando Jesús aceptó su invitación decidió que lo atendería lo mejor posible, ¡mejor que en el hotel más refinado!
TU LECTURA DEL LUNES
No sabemos cuándo Jesús conoció a la familia de Marta, pero sí sabemos que se hicieron muy amigos (ver Juan 11:5)
Cuando Jesús iba a Jerusalén se quedaba en la casa de Marta, María y Lázaro. La verdad es que cada vez que Jesús llegaba a Betania había mucho trabajo por hacer porque Jesús no viajaba solo.
¿Cuántas personas viajaban con Jesús? (Recuerda el número de discípulos y añade, por lo menos, el grupo de mujeres que nombra Lucas 8:2,3).
Imagínate que tienes que preparar sitio para casi 20 personas en tu casa; 20 camas, 20 toallas, 20 personas para desayunar, comer y cenar… y mantener todo limpio y cómodo. Y entonces no había lavadora, aspiradora, ni microondas... Hasta el pan había que hacerlo en casa. ¿Te parece que era mucho trabajo? Claro que sí, y además los hombres no ayudaban porque era «trabajo de mujeres».
Pero a Marta no le importaba. Le gustaba tener a Jesús en su casa y disfrutar de su compañía. Marta era muy generosa y trabajaba con mucho gusto porque le gustaba ver a sus invitados felices y relajados.
• ¡Vaya lío que tiene Marta en la cocina! Encuentra 20 cuencos de comida para alimentar a sus invitados.
78 • Descubro la Biblia... y encuentro a Jesús
Como había mucho trabajo, todas las mujeres ayudaban, tanto Marta y María como las mujeres que venían con Jesús. Pero la parte más pesada era para Marta y María, que, como eran las dueñas de la casa, debían organizarlo todo.
Cuando Jesús llegaba a casa de Marta, lo primero que pensaba era en atenderlo y preparar algo rico para comer. Especialmente le gustaba cocinar y ponerle a Jesús la mejor parte de la comida. Era la forma que ella tenía de demostrar su cariño hacia Jesús. Quería que todo saliera perfecto. Sin embargo, su hermana María, en cuanto llegaba Jesús, se olvidaba de todo: se sentaba a sus pies para escuchar sus enseñanzas. Las mujeres tenían pocas oportunidades de poder aprender sobre Dios, así que María intentaba aprovechar cada minuto de la visita de Jesús.
Pero llegó un momento en que el trabajo se acumulaba y Marta se estaba empezando a agobiar. Hacía falta traer leña para cocer el pan; hacía falta traer agua de la fuente para la comida y para que todos se pudieran lavar; hacía falta rellenar las lámparas de aceite para que pudieran ver durante la cena. Y María sentada tranquilamente. Seguramente Marta la llamó varias veces para que la ayudara, pero María no le hacía ni caso. Ella seguía sentada escuchando al Maestro.
Alguna vez te ha ocurrido lo mismo que a Marta ¿Cómo te has sentido? Escribe alguna experiencia en que tu hermano, padre o madre… se haya hecho el «remolón» y no haya ayudado en las tareas de la casa que le correspondía.
A Marta le preocupaba que la casa estuviera limpia. A María le preocupaba que Jesús limpiara su corazón. Pregúntales a tus hijos ¿qué es lo que les preocupa más a ellos? ¿A qué dedican su tiempo libre? ¿Le gusta hablar con Jesús lo mismo que le gustaba a María? Si les resulta aburrido hablar con Jesús o escuchar las historias de la Biblia analizad las razones.
El Comentario Bíblico
Adventista señala que la expresión «la mejor parte» se refería a la ración de alimentos con mejor aspecto y mejor preparada que se ofrecía al invitado de honor o al cabeza de familia. Jesús hace un juego de palabras ofreciendo la mejor parte del alimento espiritual a quien se sienta a su lado y disfruta de su cercanía. Haced de los tiempos de culto familiar y/o de escuela sabática momentos que puedan ser recordados por vuestros hijos como «la mejor parte».
Al final Marta se enfadó con María. María no ayudaba en las tareas de la casa y había mucho trabajo que hacer. ¿Qué hizo Marta? (Lee la respuesta en Lucas 10:40).
Marta decidió pedirle ayuda a Jesús para que él regañara a su hermana y le ordenara ayudarla. Pero, en realidad, también estaba un poco enfadada con Jesús. Marta le estaba haciendo un regalo a Jesús teniendo todo preparado en la casa, pero parecía que Jesús no reconocía el esfuerzo de Marta y prefería estar con María.
Lo que Marta no entendía es que sí, a Jesús le gustaba que todo estuviera en orden, pero le gustaba más estar rodeado de sus amigos. Jesús no necesitaba que le dieran la mejor parte de la comida, a él le bastaba con compartir lo que había en la mesa.
Marta tenía que aprender qué cosas son importantes y qué cosas son menos importantes.
• ¿Qué le contestó Jesús a Marta? Coloca las vocales A y E que faltan y lo descubrirás.
Le estaba diciendo:
—Marta, te agradezco todo lo que haces. Pero me gustaría mucho más que hicieras como María. Que, cuando yo estoy contigo, te olvides de las preocupaciones, te sientes conmigo y disfrutes. No pienses tanto en ofrecerme la mejor parte de la comida y quédate tú con la mejor parte de mi compañía, igual que ha hecho María.
• Descubro la Biblia... y encuentro a Jesús
TU LECTURA DEL JUEVES
Marta, que era muy inteligente, comprendió lo que Jesús le pedía. La Biblia no lo dice, pero nos podemos imaginar que, a partir de entonces, Marta se sentó a los pies de Jesús a escuchar y a aprender de él. Dejó de hacer cosas menos importantes o que se podían hacer después y se dedicó a disfrutar de Jesús.
Lo que Jesús le dijo a Marta en la lección de esta semana es muy importante. Vamos a repasarlo.
Empecemos leyendo nuestro versículo de memoria en Lucas 10:42
Ahora pensemos en la «buena parte» que María escogió. Esto quiere decir PASAR TIEMPO CON JESÚS. ¿Y esto cómo se hace?
HABLA SOBRE JESÚS
Habla con tus padres o con tus abuelos y pregúntales lo que quieras saber sobre Jesús, la Biblia o la iglesia. Ellos pueden enseñarte mucho. Cuéntales también ideas que a ti se te han ocurrido al estudiar la escuela sabática o lo que has escuchado el sábado en la iglesia. Seguro que ellos también aprenden de ti.
Y APRENDER EL VERSÍCULO DE MEMORIA.
Si lo haces aprenderás más sobre cómo es Jesús, cómo le gustaría que tú te comportes y que algún día vendrá para hacer una Tierra Nueva donde viviremos felices para siempre.
ORAR A JESÚS
No es solo orar de rodillas en la iglesia, dar gracias por los alimentos o pedirle que nos dé una buena noche. Orar es hablar con Jesús en cualquier momento, aunque lo hagas de cabeza, en silencio. Orar es contarle a Jesús cómo estás jugando con tus amigos, o que estás triste porque has perdido un juguete.
Sugerimos que enseñes a tus hijos a hacer un gráfico con las actividades que efectúa cada día y el tiempo que dedica a cada una de ellas. Puedes hacerlo con pegatinas y dibujos divertidos. Es importante que tome conciencia del tiempo que dedica a cada actividad y así tener tiempo para relacionarse con Jesús por placer.
Muchas veces estamos tan ocupados con el colegio, los deberes, las actividades extraescolares, las actividades de la iglesia, que casi no nos queda tiempo para estar con Jesús y elegir «la mejor parte». El rey Salomón escribió muchos años antes que, en esta vida hay tiempo para todo, tiempo para trabajar y tiempo para descansar; tiempo para aprender de Jesús y tiempo para ayudar a los demás; tiempo para estudiar y tiempo para jugar (ver Eclesiastés 3:1-15). Piensa en cómo utilizas tu tiempo para no estar agobiado y que además puedas tener tiempo para Jesús. Escribe el tiempo que dedicas a cada actividad.
Aprender en la escuela, clases extraescolares
Hacer los deberes, estudiar
Jugar al aire libre o actividades en familia o amigos
Jugar videojuegos o ver televisión
Comer
Descansar, dormir
Leer lo que te gusta
Leer la Biblia o la escuela sabática, orar
Aquí te proponemos algunas cosas. Habla con tus padres y tomad la decisión de hacer al menos una de ellas:
• Acostarme más temprano y levantarme diez minutos antes. Todos estaremos más relajados, podremos orar, leer algo sobre Jesús y charlar en el desayuno.
• Entre todos elegimos un momento en el día, en el que más cómodos estemos, para hacer la escuela sabática, y la hacemos siempre a la misma hora.
• Elegimos el programa que menos nos gusta y dejamos de verlo. A cambio podemos hacer otra actividad en familia.
• Me propongo jugar 15 minutos menos a los videojuegos. Así mi mente no estará tan cansada.
• El viernes por la tarde dejo la ropa organizada para ir a la iglesia, y todo lo que hay que llevar, así tardaremos menos en prepararnos y no habrá que salir corriendo. Llegaremos a la iglesia puntuales y de buen humor.
• Pensad otra cosa y escribidla aquí:
Recuerda, los trabajos de todos los días, como el colegio o las cosas que hacía Marta es necesario hacerlo. Son cosas importantes. Pero busca siempre un huequecito para disfrutar de la compañía de Jesús.
• Descubro la Biblia... y encuentro a Jesús
Versiones de la Biblia utilizadas: Dios Habla Hoy, Traducción en lenguaje actual, Reina Valera Contemporánea ( http://www.biblegateway.com ) Reina Valera 2000.
BIBLIOGRAFÍA GENERAL:
• VVAA: Comentario bíblico adventista. Edit. ACES. https://www.recursos-biblicos.com/2017/06/comentario-biblico-adventista-completo-7-volumenes-pdf.html
• VVAA. Diccionario bíblico adventista del séptimo día. https://www.recursos-biblicos.com/2012/08/diccionario-biblico-adventista-del.html
• WHITE, Ellen G.
• El Deseado de todas las gentes. ACES.
• Palabras de vida del gran maestro. ACES
• El ministerio de curación. ACES
• El discurso maestro de Jesucristo. ACES.
LECCIÓN 1. JESÚS HABLA CON UNA MUJER.
• Juan 4:1-42.
• El Deseado de todas las gentes, capítulo 19.
LECCIÓN 2. APRENDIENDO A SER FELICES.
• Mateo 5:3-12; 7:12; Lucas 6:20-36.
• El Deseado de todas las gentes, capítulos 1-3.
• Palabras de vida del gran maestro, págs. 6-4 4
LECCIÓN 3. APRENDIENDO A ORAR.
• Mateo 6:1-13; Lucas 11:1-4.
• Palabras de vida del gran maestro, págs.102-122.
LECCIÓN 4. APRENDIENDO A SER CRISTIANOS.
• Mateo 5:21-48; 6, 7.
• El discurso maestro de Jesucristo, págs. 51-86.
LECCIÓN 5. UN CIEGO DE NACIMIENTO.
• Juan 9,10.
• El Deseado de todas las gentes, páginas 470-484.
LECCIÓN 6. JESÚS Y EL CENTURIÓN.
• Mateo 8:5-13; Lucas 7:1-10.
• El Deseado de todas las gentes, capítulo 32.
LECCIÓN 7. LOS VIENTOS OBEDECEN A JESÚS.
• Mateo 8:23-27; Marcos 4:35-41; Lucas 8:22-25.
• El Deseado de todas las gentes, capítulo 35
LECCIÓN 8. DOS MILAGROS EN UN DÍA.
• Marcos 5:21-43; Lucas 8:40-56.
• El Deseado de todas las gentes, capítulo 36.
LECCIÓN 9. EL HIJO RESUCITADO.
• Lucas 7:1-17.
• El Deseado de todas las gentes, capítulo 32.
LECCIÓN 10. EL MILAGRO DE COMPARTIR.
• Juan 2:13-22; 3:1-21. Mateo 14:13-20; Marcos 6:30-42; Lucas 9:10-17; Juan 6:1-15
• El Deseado de todas las gentes, capítulos 39.
LECCIÓN 11. CAMINAR SOBRE EL AGUA.
• Mateo 14:22-33; Marcos 6:45-52; Juan 6:14-21.
• El Deseado de todas las gentes, capítulo 40.
LECCIÓN 12. JESÚS Y LAS MUJERES.
• Mateo 15:21-28; 27:55,56; Marcos 7:2 4-30; 12:41-4 4; 15:40,41; Lucas 8:1-3; 13:10-17; 21:1-4; 23:49; Juan 8:1- 11.
• El Deseado de todas las gentes, páginas 425-427; 566-568
LECCIÓN 13. DOS AMIGAS DE JESÚS.
• Lucas 10:38-42.
• El Deseado de todas las gentes, páginas 52 4-525
• Descubro la Biblia... y encuentro a Jesús
• Descubro la Biblia... y encuentro a Jesús
«Descubro la Biblia... y encuentro a Jesús» es el material para 6 a 9 años de la serie «Mi Biblia, mi tesoro». El currículo «Mi Biblia, mi tesoro» ha sido escogido por voto de la XXI Asamblea de la Unión Adventista Española para ser utilizado en las clases de escuela sabática infantil de todas las iglesias del territorio de esta Unión durante el quinquenio 2022-2027.
Este material impreso se puede conseguir por suscripción anual con Editorial Safeliz a través de las librerías de iglesia. Aquellas iglesias que ya utilizaban este material deberán realizar la suscripción anual de escuela sabática con Editorial Safeliz.
Para cualquier consulta podéis dirigiros a:
Departamento MIAF+ de la UAE (mjroth@adventista.es) o
Sección Infantil de Aula7activa (infantil.aula7activa@gmail.com)
A Dios por todos los milagros que hemos visto y vivido a lo largo de la elaboración de este material.
A todas aquellas personas que con sus ánimos, su tiempo y su aportación económica han contribuido al proyecto. Sin ellos habría sido imposible llegar hasta aquí.
A las iglesias de Lleida y Madrid-Alenza, cuna y desarrollo del proyecto.
A la UAE y al Departamento MIAF+ y a los delegados de la XXI Asamblea de la Unión Adventista Española por la confianza depositada en este trabajo.
Descubro la Biblia... y encuentro a Jesús
Te invitamos a comenzar una aventura junto a tus hijos con la Biblia como escenario. Cada semana descubrirás un nuevo tesoro en forma de historia bíblica en el que siempre estará Jesús, tu amigo y compañero de juegos y aprendizaje.
Usa el material como mejor se adapte a vuestra dinámica familiar y a la madurez de tu hijo pero intenta dedicarle un ratito todos los días.
Y, sobre todo, disfruta de estos momentos, pasadlo bien, divertíos y dejad que Jesús forme parte de vuestra vida.
• Descubro la Biblia... y encuentro a Jesús