"El sueño de la empanada" Augusto Godachevich - Libreto 11 (2009-2011)

El sueño de la Empanada Augusto Godachevich (8 escenas tragicómicas) Teatro Completo – Libreto 11

2009 – 2011 `

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“Soy Augusto Godachevich, argentino. Nací en Pergamino, provincia de Buenos Aires, en el año 1979. De chico fui un niño introvertido y de pocos amigos. Mí constante pasatiempo era el de crear y dibujar personajes en cuadernos que iba almacenando. Nunca fui a aprender dibujo (o no lo recuerdo). Al terminar la secundaria viajé a Capital Federal, en donde pasé once años de mi vida estudiando diversas carreras (Diseño Gráfico, Psicología y Dirección Teatral) y tomando diferentes cursos y talleres (Actuación, Guitarra, Composición Musical, Fotografía, etc.) Con el pasar del tiempo fui entrenándome en diferentes artes. Fui componiendo temas musicales y escribiendo las letras de los mismos; fui escribiendo obras de teatro, dirigiéndolas y actuándolas; fui escribiendo cuentos; y fui haciendo otras cosa que en este momento no pienso desarrollar. (Dibujos, Pinturas, Afiches etc.)

Como cantautor: Grabé los discos “Asco” (2010) y “Nausea” (2013), y presenté los espectáculos “Asco en Vivo 1” y “Asco en Vivo 2”(2010), “Nausea en Vivo”(2013) y “Carne Picada de Diván”(2014).

Como director, y en la mayoría de los casos también actor: Estrené en Capital Federal las obras “Relaciones Clasificadas”(2005),“Relaciones Clasificadas versión extendida”(2006),“Reflexiones Empetroladas”(2007),“Cristal, el Hada del Bosque”(2007); y en mi ciudad natal, Pergamino, estrené las obras “Represiones Recicladas”(2008),“Agonías Transitadas”(2009),“Querequetedequé”(2011),y “Por las Paredes”(2013) [Ésta última dirigida por Ana Julia Vigo].

Como docente, junto a mi esposa Ana Julia Vigo: Dirigimos a nuestro grupo de “Entrenamiento y Formación Actoral” en mis siguientes obras: “Ombligo Universal” (2009),“Patetismo Encarnado”(2010),“Repuestos Biológicos”(2011),y “Cerca”(2013).

Y como dramaturgo: Escribí todas estas obras que aquí les presento en esta extensa colección. Cada libreto especifica que tipo de material contiene: (Escenas cortas, escenas largas, unipersonales, etc.)

Espero que el material les sea de utilidad tanto para el placer de la lectura misma, o para realizar alguna escena u obra.

Me despido agradeciéndole por ser mi lector, y por sobre todo por ser lector de teatro. Gracias”

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Este libro digital forma parte de la Colección Teatro Completo de Augusto Godachevich, la cual está conformada por los siguientes libretos: 01: “Mira entre mis Nalgas” (8 escenas cómicas cortas y una larga) (2002) 02: “Revancha Celestial” (9 escenas cortas tragicómicas) (2002–2004) 03: “El juego de las sonrisas” (Escenas cómicas, 5 cortas y 1 larga) (2003-2006) 04: “Relaciones Clasificadas” (Obra cómica compuesta por escenas y canciones) (2005-2006) 05: “Tahuacos” (Obra infantil para 5 actores) (2007) 06: “Reflexiones Empetroladas” (Obra tragicómica compuesta por escenas y canciones) (2007) 07: “Conejo negro” (Obra infantil para 5 actores) (2007) 08: “Equilibrio Marital” (Obra tragicómica en 5 actos para 7 actores) (2007) 09: “Represiones Recicladas” (Obra tragicómica compuesta por diferentes escenas) (2008) 10: “Competencia Tercermundista” (9 escenas unipersonales tragicómicas y extras) (2008) 11: “El sueño de la empanada” (8 escenas tragicómicas) (2009-2011) 12: “Agonías Transitadas” (Obra tragicómica para 2 actores compuesta por diferentes escenas) (2009) 13: “Agradecimientos desencontrados” (9 escenas tragicómicas y una adaptación blasfema) (2009) 14: “Ombligo Universal” (Obra tragicómica compuesta por diferentes escenas) (2009) 15: “Acá” (Obra Unipersonal masculina) (2010) 16: “Patetismo Encarnado” (Obra tragicómica para 2 actores compuesta por diferentes escenas) (2010) 17: “Mierda en los ojos” (Diez escenas tragicómicas) (2011-2012) 18: “Querequetedequé” (Obra Infantil para 2 actores o más) (2011) 19: “Ex (con equis)” (Obra en 6 actos para 6 actores) (2012) 20: “Niño de Cristal” (Obra en 6 actos para 7 actores) (2012) 21: “Por las paredes” (Obra en 1 acto para 2 actores) (2013) 22: “Madres e hijos” (Obra Unipersonal femenina) (2014) 3

El sueño de la empanada: Escenas 01 – Ceropsis 02 – Perfección a medida 03 – El sueño de la empanada 04 – Dueño de Fábrica 05 – Dieciséis 06 – Alicia y el amor verdadero 07 – No todos 08 – Taxiboy

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01 – CEROPSIS Yolanda Victor (Se encuentra Yolanda sentada y aterrorizada escuchando la radio. Lleva puesto un barbijo) Audio de la radio – - Ceropsis es el medicamento que usted necesita. Tome Ceropsis cada dos horas y se sentirá perfectamente sano. Porque pensamos en usted; porque queremos verlo bien; porque queremos que usted disfrute de su vida a pleno, es que le recomendamos “Ceropsis”.

Ceropsis es el medicamento recomendado para la “Gripe de la iguana loca”. Ceropsis le recomienda que se lave las manos cada quince minutos con jabón Ceropsis, que use barbijos Ceropsis con filtros fluorescentes estandarizados, y sobre todas las cosas, Ceropsis le recomienda que “no salga de su casa”. En estos momentos está yendo a su domicilio uno de nuestros higiénicos empleados con la dosis necesaria de Ceropsis para usted, y para su familia. Ahora vamos con un poco de música compuesta por la gente de Ceropsis. Se ha comprobado que esta música alivia los síntomas de la gripe de la iguana loca. Escuche con atención.

(Suena música) (Golpes en la puerta. Abre la puerta y entra Víctor, el empleado, bailando y cantando el tema que suena por la radio. Termina. Muy formal se sienta a la mesa a tomar el pedido) VIC – Si, digamé. ¿Cuántas cajas de Ceropsis va a necesitar? (Yolanda responde con el barbijo y no se le entiende del todo) Puede sacarse el barbijo, estoy completamente sano e inmunizado. (No se anima a sacárselo) Créame, soy un empleado Ceropsis. ¿Usted no confía en Ceropsis? (Ella hace que sí con la cabeza) Entonces quítese el barbijo así podemos comenzar con nuestra feliz transacción.

YOL – Está bien.

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VIC - ¿Cuántas cajas usted van a necesitar?

YOL – No sé… ¿Usted cuantas recomendaría?

VIC - ¿De cuántos integrantes se compone su familia?

YOL – Somos dos. Mi gato y yo.

VIC – Digamé su nombre, por favor.

YOL – Yolanda.

VIC – ¿Apellido?

YOL – Verga.

VIC – (Levanta la cara y la mira) ¿Dijo Verga?

YOL – Sí, sí, Verga, Verga.

VIC – Comprendo. (Anota) ¿Nombre del familiar?

YOL – ¿Del gato?

VIC – ¿Es familiar?

YOL – (Duda) Y sí, se podría decir que sí.

VIC - ¿Cómo se llama?

YOL – Chiruzo.

VIC - ¿Chiruzo?

YOL – Sí, sí, Chiruzo, Chiruzo.

VIC - ¿Comparten apellido?

YOL – Creo… que sí. Pongamoslé que sí.

VIC – Bueno, entonces… (Sacando cuentas)… Con tres cajas van a andar bien.

YOL - ¿Usted cree que nos va a alcanzar? ¿Cree que con eso ya voy a estar protegida completamente?

VIC – Yo creo que sí.

YOL – (Feliz) ¡Ay dios mío! ¡Muchas gracias, señor! No sabe cuánto le agradezco.

VIC – Estamos para ofrecerle lo mejor. Usted tome Ceropsis cada dos horas y media, y se sentirá perfectamente sana. Porque pensamos en usted, porque queremos verla bien, porque queremos que usted disfrute de su vida a pleno.

YOL – Muchas gracias señor, muy amable.

VIC – Son ochocientos pesos.

YOL - ¿Cuánto?

VIC – Ochocientos.

YOL – Pero es mucho dinero.

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VIC – Piense que más dinero gastará en médicos, si se llegara a contagiar la gripe de la iguana loca.

YOL – Sí, ya sé. Pero… Es casi todo lo que tengo.

VIC – A ver… Piense en su velatorio. ¿Sus familiares tienen el dinero para pagar los gastos del servicio fúnebre?

YOL – No creo. De todos modos, tampoco quisiera ponerlos en ese compromiso.

VIC – Comprendo. Veo que usted es una persona responsable. Una persona que no quiere molestar al prójimo. ¿No es así?

YOL – Sí, creo que sí.

VIC – Entonces qué mejor que estar sana. De ese modo no va a depender de nadie.

YOL – Y sí, es la realidad.

VIC - ¿Y sabe cuál es la única manera de estar sana en estos tiempos?

YOL - ¿Ceropsis?

VIC – Exactamente. Es usted muy inteligente. La gente Ceropsis está absolutamente orgullosa de tenerla como clienta.

YOL – Bueno, muchas gracias.

VIC – Nada de gracias. (Se queda quieto y esperando) YOL – ¿No me podrían hacer un descuentito?

VIC – Pero es que ya se lo hemos hecho.

YOL - ¿Sí?

VIC – Obviamente. (Calculadora en mano) El precio real por tres cajas de Ceropsis es de… 2000 pesos.

YOL - ¿En serio?

VIC – Muy en serio.

YOL - ¿Y por qué me han hecho un descuento a mí?

VIC - Lo que pasa, es que la gente de Ceropsis, sabe que usted, en este momento, no tiene un trabajo estable. ¿No es así?

YOL – Sí, trabajaba en una pollería pero recortaron presupuesto y entonces…

VIC – También la gente de Ceropsis sabe que su humilde hogar esta hipotecado…

YOL – (Con vergüenza) Sí, es así.

VIC –… y también sabe que usted tiene que alimentar dos bocas.

YOL - ¿Sí?

VIC – La suya, señora Verga, y la de Chiruzo.

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YOL – Ah, sí. Claro.

VIC - ¿Usted estaría en condiciones de pagar a 2000 pesos las tres cajas de Ceropsis?

YOL – No, la verdad que no.

VIC - ¿Y qué cree que hace la gente de Ceropsis en casos como el suyo?

YOL - ¿Descuentos?

VIC – Exactamente, descuentos. Porque la gente de Ceropsis no quiere verla morir. La gente de Ceropsis es buena. Porque pensamos en usted, porque queremos verla bien, porque…

YOL – (Completando la oración)…queremos que usted disfrute de su vida a pleno.

VIC – Muy bien, ya está comprendiendo la filosofía Ceropsis.

YOL – Es que escuché mucho la publicidad...

VIC - ¿Usted se da cuenta lo que le estoy diciendo? Ceropsis, acercándole la mercancía a usted, pierde 1200 pesos de ganancia.

YOL - ¿1200 pesos?

VIC – Así es señora Verga. Pero Ceropsis quiere ayudar. Ceropsis no quiere que usted muera.

YOL – Bueno, muchas gracias. No sé qué decir.

VIC – No hace falta que diga nada. Ceropsis se regocija en su samaritanismo. Ceropsis es feliz haciendo el bien. Ceropsis pudo haber sido una fábrica de insecticida, o de armas nucleares, o una papelera contaminadora. ¡Pero no! Ceropsis decidió fabricar medicamentos, porque Ceropsis “AMA A LOS SERES HUMANOS” ¿Puedo abrazarla?

YOL – Sí, creo que sí...

VIC – La amamos señora Verga. Yo la amo.

YOL – Muchas gracias. A veces me siento tan sola.

VIC – Olvidesé. Usted ya no estará sola. Ceropsis está con usted.

YOL – Muchas gracias.

VIC – No perdamos más tiempo. Todavía hay muchas vidas por salvar.

Vaya a buscar los 800 pesos, señora Verga, y comience ya mismo a tomar su dosis de Ceropsis.

YOL – Muy bien. (Sale repitiendo) Tome Ceropsis cada dos horas y media, y se sentirá perfectamente sano. (VIC envuelve las tres cajas de Ceropsis y tararea la canción. Entra Yolanda con la plata en la mano) Perdón por preguntar…, pero… ¿Cómo averiguaron lo de la hipoteca?

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VIC – ¿Está desconfiando de Ceropsis?

YOL – No, es que..., sólo me intriga.

VIC – Pues a través del gobierno. El presidente ha destinado una cantidad de dinero muy importante para la fabricación de Ceropsis.

YOL - ¿Dinero propio?

VIC – No. Dinero de todos. Dinero de la madre patria.

YOL – Ah… Qué bien.

VIC – Por eso es que podemos hacer importantes descuentos. El gobierno nos ha dado la información personal sobre cada individuo.

YOL – Ah… VIC - ¿Usted ama a su presidente?

YOL - ¿Yo? VIC – Sí, usted señora Verga.

YOL – Amar…, sería mucho decir. No sé, yo había votado al otro candidato.

VIC – ¿No le da vergüenza? (Yol no sabe que responder) El señor presidente, de la mano de Ceropsis, le está salvando la vida en este preciso momento. ¿Usted cree que el otro candidato se la hubiese salvado?

YOL - No sé… Espero que sí.

VIC – No señora Verga, no se la hubiese salvado.

YOL - ¿Ah, no?

VIC – No, es lógico. ¿Usted sabe cuántas vidas salvó Ceropsis?

YOL – No, ni idea.

VIC – ¡Todas! Hasta ahora no hay ni siquiera un sólo muerto por la gripe de la iguana loca.

YOL - ¿En serio?

VIC – Así, es.

YOL – Pero… ¿La gente que no puede comprar Ceropsis, cómo hace?

VIC – Parece que esa gente no se ha enfermado.

YOL – Qué extraño.

VIC – Son los rezos de la gente de Ceropsis, y de nuestro querido presidente, quienes mantienen sanos a los indigentes.

YOL – Entonces… yo también voy a rezar por ellos.

VIC – ¿Sabe qué?

YOL - ¿Qué?

VIC – Usted es un orgullo de clienta.

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YOL – Gracias. (Le da la plata) Tome, es todo lo que tengo.

VIC – No se preocupe. Piense que está comprando salud. ¿De qué le serviría el dinero adentro del cajón? Tome aquí tiene el medicamento.

YOL – Muchas gracias señor…, señor..., (No sabe cómo nombrarlo) VIC – Llámeme Señor Ceropsis.

YOL – Bueno, muchas gracias señor Ceropsis.

VIC – Vaya. Comience con su dosis. (Yol sale y entra con un vaso de agua. Mientras Víctor habla, toma las pastillas) Y no olvide la dosis de Chiruzo. ¿Es de alguna raza en especial, o es un gato común y corriente?

YOL – Es uno que me encontré en la calle. (Entrando) ¿Tiene muchas casas más por visitar?

VIC – Sí, muchísimas. Espero llegar a tiempo, nuestra prioridad es seguir invictos. Queremos que la maliciosa fiebre de la iguana loca no se lleve a ninguno de nuestros hermanos.

YOL - ¿Y cómo se sabe que es una enfermedad fatal si todavía nunca mato a nadie?

VIC – No sé, señora Verga, eso pregúnteselo a los científicos. Hasta luego. Deséeme suerte en mi misión.

YOL – Mucha suerte señor Ceropsis. (Se abrazan fuertemente) VIC – Recuerde que Ceropsis la ama. ¿Lo va a recodar?

YOL – Si, todos los días. Gracias por salvarme.

VIC – No nos agradezca por hacer lo que creemos que corresponde.

Cuidesé señora Verga.

YOL – Hasta luego.

VIC – Y no olvide leer las contraindicaciones.

YOL – Sí, claro. Gracias por recordarmeló. Ahora mismo lo voy a hacer.

VIC – Hasta luego Señora Verga. Sigo adelante con mi cruzada.

YOL - Hasta luego. (Sale Víctor. Yolanda busca la cajita y saca el prospecto para leerlo. Busca las contraindicaciones. Las lee en voz alta o se escucha la voz de ella grabada leyendo lo que lee en vivo) -

Contraindicaciones: No tome Ceropsis si aún es virgen sexualmente. (Se alivia) No tome Ceropsis si convive con perros, canarios o lagartos.

No tome Ceropsis si alguna vez sufrió alguna clase de Stress

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Yolanda - (Yolanda comienza a asustarse) ¿Stress?

- No tome Ceropsis si tiene diabetes.

- No tome Ceropsis si está menstruando. (Se asusta muchísimo) - Si usted tomó Ceropsis, y según este prospecto, no debería haberlo hecho; al pasar las 24 hs comenzará a sufrir fuertes y largas convulsiones, durante las cuales estará plenamente inconsciente.

Si usted no desea que esto le suceda, mande un SMS con la palabra ANTIDOTO CEROPSIS al 666-666, y en cuestión de minutos pasará un empleado a acercarle el Antídoto. (Agarra el celular y se pone a mandar el SMS. Y Sigue leyendo) Recuerde que el Antídoto no tiene ningún tipo de descuento, ya que el gobierno no está dispuesto a hacerse cargo de las negligencias de sus ciudadanos.

- De todos modos, no se preocupe. Ceropsis los ama. Ceropsis no va a permitir que usted muera. Porque pensamos en usted, porque queremos verla bien, porque queremos que usted disfrute de su vida a pleno. (Apagón. Suena música Ceropsis)

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02 - PERFECCIÓN A MEDIDA Mariano Lara Juan Carlos (Lara está sentada en la silla mirando hacia delante. Mariano está en el baño. La música comienza a bajar. Entra Mariano muy nervioso. Se acerca a Lara y la mira fijamente. Le acomoda pequeños detalles en el pelo. La trata como si fuera su obra maestra) MARIANO - ¿Ya fuiste al baño?

LARA – Sí, ya fui.

MARIANO – No hables. Contestame con la cabeza. (Mueve la cabeza afirmando) Despacio que te vas a despeinar. (Mira el reloj) Ya deben estar por venir. Vos, tranquila… Va a estar todo bien. (Mirándola) ¿Te maquillaste las mejillas? (Lara mueve la cabeza suavemente afirmando) ¡Pero si te dije que no te maquilles!

LARA – Es que siempre me maquillo…

MARIANO – No hables. Quedate quieta. Esperá que voy a buscar un algodón. Sabés las minas que perdí culpa del maquillaje. (Suena el timbre. Mariano se asusta) Ahí están, la puta madre que lo parió. A ver…

(La mira)… Igual no se nota tanto. (A la puerta) Voy (A ella) Mejor que no se den cuenta…, la puta madre… (Sale por costado. Ella queda en el medio del escenario nerviosa. Tiene ganas de salir corriendo. Entra Mariano con sus dos amigos) Pasen, es esta. ¿Qué les parece? (Los amigos giran alrededor de ella observándola) Es maravillosa, y no saben lo cariñosa que es.

LARA – (Con falso romanticismo) Te amo mi amor.

JUAN – (Lleva un anotador) Habló sin pedir permiso. (Anota) CARLOS – Y qué falso sonó eso.

JUAN – (A Mariano) ¿Siempre suena así de falso?

MAR – No, para nada… Deben ser los nervios. Generalmente se le cree todo lo que dice…, se los juro…

JUAN – (Anota) Tiene maquillaje.

MAR – Apenas en las mejillas…

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CARLOS - ¿Eso no es delineador?

MAR - ¿Adónde? No puede ser, imposible…

CARLOS – Ahí, bajo sus ojos…

JUAN – Sí, lo tiene. (Anota) Quizá para ocultar esa falta de expresión que tiene su cara.

CARLOS – (A Mar) Creí que ya habíamos hablado sobre el maquillaje.

MAR – Sí, ya sé…, pero…, (No sabe que decir)…fue sin querer.

CARLOS – Está comprobado que las mujeres usan maquillaje para esconder sus defectos y resaltar sus virtudes. (Sacando algodones de los bolsillos) JUAN – Vos sabés que queremos la mujer perfecta para vos.

(CARLOS le pasa algodón por toda la cara desmaquillándola. Lara sufre) MAR – Despacito con el algodón.

JUAN – ¿Nos estás diciendo cómo hacer nuestro trabajo?

MAR – No, para nada. Sólo digo…, para que no se le irrite la cara…

CARLOS – A una mujer perfecta no se le irrita la cara.

JUAN – Es lógico. (Vuelve a mirar a Lara) MAR – ¿A no?

CARLOS – (A Juan) Ahí está sin maquillaje. ¿Cómo la ves? (Silencio) JUAN – No está tan mal. (Mar respira) Aunque tampoco está bien.

MAR – (Como opinando a lo lejos) La verdad que está mucho mejor sin maquillaje. Me gusta mucho más. (Ambos amigos giran y lo miran silenciándolo) Digo por si me preguntan a mí…, aunque no es a mí a quien le tiene que gustar...

JUAN- (A Mar) Eso es correcto.

CARLOS – El pelo está bastante bien.

JUAN – Sí, sí. (Anota) Está a la moda.

CARLOS – Sí, además no está quemado, y tiene la suficiente... onda.

JUAN – Sí, sí. (Sigue anotando) MAR – Sí, es maravilloso. Yo a veces sueño con él.

JUAN – (A mar) ¿Con el pelo?

MAR – Sí…, aunque otras veces sueño con la cabeza entera. Depende del día…, o de la noche…

CARLOS – La vestimenta..., mmm…., me parece que está demasiado… sexy.

JUAN – (Anota) Sí, es verdad. ¿Vos le recomendaste que use pollera?

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MAR – No, no.

LARA – Sí, mi amor, fuiste vos.

JUAN – (Anota) Volvió a hablar sin pedir permiso.

CARLOS – (Negando con la cabeza) La verdad que va a ser una lástima.

MAR - ¿Qué? ¿No pasa?

JUAN – Y…, por cómo vamos…

CARLOS – ¿Cuantas minas te rebotamos ya?

MAR – Esta es la séptima.

CARLOS – La verdad que no tenés ojo para la perfección.

JUAN - ¿Tenés el currículum?

MAR – Sí, lo tiene en la cartera, creo. (Lara afirma lentamente y señala la cartera) CARLOS – (Abriéndole la cartera lo agarra y se lo pasa a Juan, quien lo lee cuidadosamente. Carlos saca la billetera de ella de adentro de la cartera y agarra el DNI. Lara mira la situación) LARA – (Muy amablemente) ¿Podría dejar mi billetera en la cartera?

CARLOS – (Sin escucharla) Esta chica ya tiene 18 años.

MAR - ¿Sí?

CARLOS – Nos habías dicho que tenía 17.

MAR – Me habré confundido.

JUAN – En el currículum dice 17.

LARA – Es del año pasado. (Ambos amigos la silencian. Juan anota) JUAN – Aquí en el currículum dice que es virgen. (A Lara) ¿Eso también es viejo? (Lara no contesta) CARLOS – Ahora no contesta.

MAR – Es virgen.

JUAN - ¿Cómo sabés?

CARLOS - ¿Acaso lo comprobaste?

MAR – No, me lo dijo ella.

CARLOS – (Libidinoso) Vamos a tener que comprobarlo.

MAR - ¿Qué?

JUAN – No creo que quieras que te entreguemos una mujer usada por otro.

MAR – No, pero…

JUAN – (Interrumpe) Acá figura que estuvo con varios muchachos anteriormente. Entre ellos, el flaco Mansilla.

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CARLOS – Y todos sabemos cómo es el flaco Mansilla.

MAR – Pero no pasó nada con Mansilla. Sé que se pelearon por eso…, porque ella no quería…

JUAN – Lo vamos a tener que comprobar.

CARLOS – No la vamos a aceptar sin saber si es virgen o no. (Mar no responde) JUAN – (A Carlos) Llevala a la pieza y corroborá.

CARLOS – (A Lara) Vamos. (Lara no quiere saber nada. Lo mira a Mar para que la ayude. Mar baja la mirada. Lara sale con Carlos) JUAN – (Tratando de tranquilizar a Mar) Está bastante bien la mina.

Creo que, si es virgen, va a ser aceptada.

MAR - ¿En serio?

JUAN – Sí…, después de todo, es la séptima. Y hay que ser sincero, es lo mejorcito que nos trajiste.

MAR – (Sonriendo) Sí, está linda.

JUAN – Sí, sí…, la verdad que sí.

MAR – Ojalá que sea virgen.

JUAN - ¿Estás enamorado?

MAR – No sé…

JUAN - ¿Cómo, no se?

MAR – Sí, puede ser que sí.

JUAN – Pero eso no me lo habías dicho.

MAR – No lo sabía.

JUAN – Vos te das cuenta que eso cambia todo.

MAR - ¿Por qué?

JUAN – Porque no te podemos aceptar una mina si te enamoraste.

MAR - ¿Por qué no?

JUAN – Porque va contra las reglas. Cuando te enamoras te sometes.

Eso ya está comprobado.

MAR – Yo no me someto.

JUAN – Es obvio que me lo vas a negar.

MAR – Aceptamelá, Juan, por favor. La necesito, no me podés hacer esto.

JUAN - ¿Vos te escuchás? ¡La necesito! Eso es sumisión…

MAR – Qué sea lo que sea. Vos a esta me la aceptás. (Juan decepcionado le rompe las anotaciones en la cara. Mientras del otro lado entra Lara con Carlos) 15

CARLOS – Es virgen.

JUAN – No importa, nos vamos.

CARLOS - ¿Qué paso?

JUAN – Está enamorado.

CARLOS – ¿En serio?

JUAN – Sí. Vamos. (Juan sale) CARLOS – (Saliendo, a Mariano) Sos boludo, no hubieses dicho nada.

MAR – (Enfurecido por la situación) Yo hago lo que quiero.

CARLOS – Vos no hacés lo que querés. Vos haces lo que queremos nosotros. Somos un grupo, y te protegemos.

MAR – ¿De qué me protegen?

CARLOS – De los demás, del mundo.

MAR – Entonces dejo al grupo. (A Lara le encanta escuchar lo que escuchó) CARLOS – Un grupo no se deja.

LARA – Andate flaco. Te dijo que deja el grupo.

CARLOS – (A Lara) ¿Qué?

LARA - Qué te vayas.

CARLOS – (A Mariano) Decile algo, por favor, antes que…

LARA – ¿Antes que qué? Gil, andate de esta casa. Ahora a Mariano lo cuido yo.

CARLOS – (A Mariano) ¿Podés acompañarme Mariano?

MAR – No. No puedo. Necesito someterme toda la tarde. Son cosas que vos no entenderías.

CARLOS – No le podés hacer esto al grupo.

LARA – (Empujándolo) Andate de una vez. Ahora estoy al mando yo.

CARLOS – (Saliendo) Ya vas a volver.

LARA – Andate pelotudazo. (A mar) ¿Y usted qué hace?

MAR - ¿Quién? ¿Yo? LARA – Sí, usted. No se quede ahí parado. Marche a la pieza. Es una orden.

MAR – Pero..., pará..., yo....

LARA – Después de lo que tuve que pasar no hay peros que valgan.

Andate a la pieza y esperame ahí que ya voy.

MAR – ¿Qué vamos a hacer?

LARA – Ya vas a ver la que te espera.

MAR – Pero...

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LARA – (En un sólo grito) ¡Anda carajo!

MAR - Sí, sí mi amor. Voy. (Sale) LARA – Ya vas a ver la que te espera. (Ella saca una soga de adentro de su cartera y sale hacia la pieza. Sube la música y se escuchan los gritos de fondo) ¡Sacate la ropa!

MAR - ¿Qué me vas a hacer?

LARA - ¡Hace caso te digo! (Le pega con la soga) MAR – ¡Ay! Sí, sí, ahí me desnudo, pará, pará...

LARA - ¡Dale mierda! (La música tapa las voces)

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03 - EL SUEÑO DE LA EMPANADA Di Baggio Carla (Di Baggio entra a su casa disfrazado de empanada. Una mesa y dos sillas. Llega cansado de laburar. Son las 00.00. Guarda las llaves en el bolsillo de la empanada) D – (Avisando) Carla, ya llegué.

C – (Desde adentro) Ya te escuché. (D se saca el calzado. Estira un poco las piernas (Entra C con un plato de arroz. Lo pone sobre la mesa) D - ¿Arroz?

C – (Irónica) No. Asado de tira con papas a la crema. (Él no contesta.

Percibe la tensión. Se acerca a la mesa y comienza a comer parado) ¿No te vas a sentar?

D – No quiero que se me arruine el traje.

C – ¡Y sacateló!

D – (Mientras sigue comiendo) No. Esta noche me lo voy a dejar puesto. (Ella no contesta. Él mastica) Hoy, bailando en la calle, me di cuenta que estaba desconcentrado, como perdiendo el personaje. De golpe me di cuenta que estaba pensando “yo mismo”, estaba como afuera.

C - ¿No te vas a bañar?

D – Y, no. Me bañaré mañana.

C – Conmigo no te acostás sin bañarte.

D – No hay problema, tenía pensado acostarme en el piso. Sobre la empanada. Necesito sentir la piel del personaje.

C – Tano… ¿Por qué no te sacás un turno con el psicólogo?

D – Que vos no comprendas cómo se construye un personaje, no quiere decir que yo tenga que ir al psicólogo.

C – ¡Sos una empanada que reparte folletos, Tano! ¿De qué me estás hablando?

D – Eso es lo más complejo. Pensar como una empanada… ¿Entendés?

Y no cualquier empanada. “Una empanada de berenjena”. ¿Cómo caminaría una empanda de berenjena? ¿Cómo bailaría un ser cuyo

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cuerpo está relleno de berenjenas trozadas? Es algo muy complejo que no pretendo que entiendas.

C – (Comenzando a hartarse) Sacate ese traje por favor.

D – Ya te expliqué, Carla. Es parte de mi laburo.

C – Tu laburo es repartir folletos. Nadie te exige una “composición de personaje”.

D – No hace falta que me pidan nada. Yo sé cómo se hacen las cosas.

Para algo fui a la facultad, Carla.

C – Tano...

D - Insisto en que no pretendo que me entiendas.

C – Escuchame Tano, yo no fui a la facultad, y sin embargo mantengo esta casa y a nuestros dos hijos.

D - ¿Y mi sueldo?

C – Mil pesos no es un sueldo.

D – Ya sabés que la estoy peleando para que me aumenten. ¿Por qué te creés que gasto tanta energía en ser el mejor?

C – (Harta) Sos una empanada que reparte folletos. ¿Cómo se puede ser mejor o peor haciendo esa pelotudés?

D – Soy un artista.

C- Escuchame, señor artista, ¿Vos sabés que si no fuese porque laburo diez horas diarias, vendiéndole ropa a esas viejas conchetas en recoleta, no tendríamos para darle de comer a nuestros hijos?

D – Si hubieses estudiado cuando tuviste la oportunidad… (Es interrumpido) C – A mi no me importa laburar diez horas para mi hijos. Ellos son mí vida, y haría cualquier sacrificio por ellos. Lo que me jode, es que te la pases de casting en casting toda la mañana, para después venir a hacer alarde de tu profesionalidad disfrazado de empanada de berenjena.

D – Es lo que soy, soy un profesional. No es culpa mía si vivimos en un país mediocre que no reconoce mi talento. Ya vas ver. Ya va a llegar el día en que vaya a un casting, y me descubra un productor talentoso, y ahí sí… Ahí sí que te vas a callar de una puta vez.

C – Me voy a callar cuando te despiertes, estúpido. Cuando te des cuenta que tus hijos te necesitan ahora; no cuando llegue ese puto día.

Porque ese día puede llegar muy tarde, o puede no llegar nunca.

D – Soy un hombre con sueños. Vos no me vas a cortar las alas.

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C – Tus alas tendrían que ser tus hijos; pero sos tan egoísta que no te das cuenta de nada.

D – Sabés que nunca quise ser padre.

C - ¿Y que querías ser? ¿Empanada?

D – No, quiero ser lo que soy: un artista. Componer personajes, ser muchos seres a la vez… ¿No te das cuenta? Dios nos dio una sola vida, pero siendo actor, puedo tener muchas más… Todas las que se me ocurran…

C - ¿Y nunca se te ocurrió componer un personaje de padre, o de esposo?

D – Parece algo demasiado sencillo.

C – Te desafío a que lo hagas.

D – ¿De padre o de esposo?

C – Una combinación de los dos. ¿Qué te parece? ¿Te animás?

D – No sé, tendría que probar. Habría que hacer mucha observación.

Ver cómo se mueven, que hacen, de que trabajan, que los impulsa…

C – Bueno, fijate, probá. No te pido que lo hagas por tu familia, porque sé que fracasarías. Pero probá hacerlo por vos. Tomalo como un desafío para tu ego… ¿Qué te parece? ¿Te la bancás?

D – (Duda) Podría probar.

C – ¿Esas son las palabras de un profesional? (imitándolo) Podría probar…

D – Está bien. Lo voy a hacer.

C – Muy bien. ¿Querés más arroz?

D – No, está bien.

C - ¿Te ayudo a sacarte el traje? (Él no contesta. Ella comienza a ayudarlo, se lo saca) Te abro la ducha. (Ella sale. Él se queda mirando la empanada. Ella vuelve a entrar) ¿Qué hacés?

D – Nada.

C - ¿Seguís soñando?

D – Un poco… ¿Con qué soñaran nuestros hijos?

C – No sé. ¿Por qué no se lo preguntas a ellos?

D – Mañana les pregunto. (Sigue mirando la empanada) ¿Y vos con qué soñás, Carla? (Ella lo mira profundamente, le sonríe. Suena tema de cierre. Apagón)

20

04 - DUEÑO DE FÁBRICA

(Escena que quedó afuera de una obra infantil por ser demasiado adulta.

De todas formas funciona independientemente)

CONEJO – O CONEJA – A O – ¡Ey! Hola.

A - ¿Te conozco?

O – ¿Alguna vez probaste las galletas de zanahoria “Rabitas”?

A – Claro. Siempre las cómo.

O – Bueno. Yo soy el dueño de la empresa que las fabrica.

A – Ah, mirá qué bien. Te felicito. Son muy ricas. Hasta luego O – Esperá.

A – ¿Qué pasa?

O – No sé si me escuchaste bien.

A – ¿Qué cosa?

O - ¿Vos llegaste a escuchar que soy el dueño de las galletas de zanahorias Rabitas?

A – Sí, te escuche. ¿Y? O - ¿Cómo, y?

A - No entiendo. ¿Qué es lo que querés? ¿Venderme galletas?

O - No, no. A ver… ¿Vos no estás interesada en mí?

A - ¿Y porque tendría que estar interesada en vos? ¿Porque fabricas galletas de zanahoria?

O –Tendrías que estar interesada en mí porque como soy dueño de una fábrica importante. Yo tengo mucha plata.

A – Ah… O – Y con esa plata yo puedo comprarme lo que quiero, cuando quiero, como quiero.

A – Está bien, te felicito…, pero disculpa, estoy apurada. No quiero perder el colectivo.

O – ¿El colectivo?

A – Hasta luego.

21

O - ¿No te gustaría dejar de tomar el colectivo y empezar a viajar en auto?

A – La verdad que no. Prefiero viajar en colectivo porque puedo ir leyendo. En cambio si tuviera que manejar no podría leer.

A - ¿Y qué vas leyendo?

O – (Como respondiendo una obviedad) Libros.

O – ¿Vas leyendo libros?

A – Sí. ¿Te parece mal?

O – No, no sé. Yo no soy de leer libros.

A – Me imaginaba.

O - Ya sé. A ver... ¿Qué te parece si yo te regalo un auto con chofer así podes ir leyendo tranquila?

A - ¿Y por qué me regalarías un auto con chofer?

O - Y…, digamos que… Yo te regalaría muchas cosas si vos fueses mía.

A - ¿Cómo tuya?

O – Claro, si vos fueses mía, si vos estarías conmigo...

A – Ajá.

O - Serías mi coneja. ¿Entendés?

A - ¿Tu coneja?

O – Mi coneja.

A - Yo no soy de nadie. Yo soy mía sola. Mía, mía.

O – Claro. Seguirías siendo tuya, tuya. Pero también serías una de mis cosas.

A - ¿Una de tus “cosas”?

O – Exacto. A mí la fábrica me permitió ganar mucha plata; y la plata me permitió tener muchas “cosas”. Por ejemplo: OFF - 4 colectivos, 3 yates, 4 limusinas, 20 motos, 15 Autos…

A - ¿Para qué querés tantos vehículos? ¿Los usas todos juntos?

O – Pero no… ¿Cómo los voy a usar todos juntos?

A - ¿Y entonces?

O - Voy cambiando. Primero uso uno, después el otro… Lo que pasa es que, como puedo tener todo lo que quiero, me aburro rápido de las cosas.

A – Me imagino.

O - Entonces tengo varios vehículos, de diferentes formas, tamaños, colores, motores…

A – Claro…

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OFF – 28 computadoras, 73 celulares, 29 termo tanques, 14 licuadoras, 26 inodoros, 25 bañeras, 7 guitarras eléctricas…

A - ¿Siete nada más?

O – Sí, porque uso una para cada día de la semana.

A – Es lógico.

OFF - 13 departamentos, 8 pisos, 5 Casas, 6 Granjas, 3 Quintas, 4 Campos…

A - ¿Vivís en todos los lugares a la vez?

O – No, me voy turnando. Y como tengo un montón de sirvientes en cada lugar ellos van limpiando antes de que yo llegue.

A - ¿Cuántos sirvientes tenés?

O – No me acuerdo. A ver…

OFF - 14 abogados, 2 urólogos, 4 cardiólogos, 3 pedicuros, 96 obreros, 47 sirvientes…

O – Ahí está. 47.

A - ¿Nada más que 47?

O – Sí. De esas cosas me tengo que conseguir más.

A - ¿Qué cosas?

O – Sirvientes. Mejor que sobren y no que falten. Es horrible llegar a alguna de mis casas y que no haya nadie que te abra la puerta.

A - ¿Vos sabías que hay gente que no tiene techo?

O - ¿Cómo que no tienen techo? Se les voló.

A - No. Lo que digo es que no tienen casa.

O – ¿O sea que no les falta solo el techo sino la casa entera?

A – No, no.

O - ¿O tienen el techo, pero sin la casa?

A – No. No tienen nada.

O – Que yo sepa cuándo te comprás la casa el techo viene incluido.

A - Viven en la calle.

O – ¿Y por qué viven en la calle?

A – Adivina.

O - ¿Les gusta acostarse y mirar las estrellas? Yo eso lo hago en mis campos.

A – No. Viven en la calle porque no tiene casa.

O – Claro, se les voló.

A – No, no se les voló.

O - ¿Entonces?

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A - No tienen plata para comprar una casa.

O - ¿Y por qué no alquilan?

A – Porque tampoco tienen plata para alquilar.

O – Entonces esa gente… debe ser pobre.

A – Por fin entendiste.

O - ¿Y por qué no empezaste diciendo que hay gente pobre, en vez de salir con tus juegos de palabras sobre techos que se vuelan y casas que desaparecen?

A – Dejá, no importa.

O – Claro que no importa. ¿A quién le pueden importar los pobres? Son las personas que menos importan. Porque como no tienen plata, no pueden comprar nada, entonces no valen nada. Ni siquiera pueden comprar mis galletas de zanahoria.

A – Y decime… ¿Ahí en la lista, no hay ninguna coneja?

O – ¿En mi lista?

A – Sí, en tu lista.

O - No, todavía no tengo Conejas.

A - ¿Por qué?

O – Y…, estaba esperando encontrar alguna que me guste mucho. Soy muy exquisito. No me conformo con cualquier Coneja. Pensá que tiene que ser la coneja para mí, para el conejo Rodolfo.

A y O – “Dueño de la fábrica de Galletas de zanahorias Rabitas” A – Claro. Vos sos más importante que los demás.

O - Pero claro. Yo no me voy a conformar con cualquier cosa pudiendo tener lo mejor. Es lógico.

A – Porque vos sos mejor que los demás.

O – Y sí. Soy mejor que el común de los animales.

A - ¿Mejor que el topo?

O – Sí, sí.

A - ¿Mejor que el elefante?

O – Por supuesto.

A - ¿Mejor que el avestruz?

O – Pero claro, no vas a comparar.

A - ¿Y sos mejor porque sos un conejo?

O – No, cualquiera nace conejo. Vos los sabés muy bien.

A - ¿Entonces?

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O - Soy mejor porque tengo mucho más plata que ellos, y con esa plata puedo comprar muchas cosas. ¿Entendés?

A – Sí, voy entendiendo.

O – Era hora.

A – O sea que vos sos mejor que yo. (Pausa de quietud) ¿No? O – Y…, no sé cuánta plata tendrás vos, pero si tomas colectivos, y lees libros, no debés tener mucha…, así que…

A – ¿Así que qué?

O – Así que soy mejor que vos. Sí.

A – Mirá qué lindo.

O – Y sí, para mi es lindo tener más plata que vos.

A – Qué bien.

O – Sinceramente me hace feliz tener más plata que vos. Me hace más…

A - ¿Poderoso?

O – Eso mismo, poderoso. No lo podría haber definido mejor.

A - ¿Y por qué te paraste a hablar conmigo sabiendo que soy inferior a vos?

O – Porque quiero que entiendas, que si vos fueses mía, si vos estuvieras en mi lista con las demás cosas…, tendrías derecho a usar algo de mi dinero.

A – Y entonces sería mejor de lo que soy ahora… más poderosa…

O – Ni más ni menos.

A – Y bueno, tendré que conformarme con lo que soy hoy.

O - ¿Cómo?

A - Muy linda la charla señor dueño de fábrica. Muy instructiva. Me voy.

O – Pero no, para. No tenés porque conformarte.

A - ¿No? O - Lo mejor para vos sería que fueses mía. Te lo aseguro.

A – ¿Y para vos que sería lo mejor?

O – ¿Para mí?

A - Ajá O – Para mí lo mejor sería tenerte entre mis cosas. Porque después de muchos, pero muchos años de búsqueda, sos la primer coneja que creo que es merecedora de estar en mi lista.

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A - La verdad que sos un tierno. Pero… no me interesa ser tuya. Gracias igual.

O – ¿Cómo? Para. ¿Vos no entendés? Yo siempre tuve todo lo que quise: OFF – (lista acelerada de las cosas anteriormente nombradas) O - Hasta tuve un riñón que le saqué a un hámster. Así que no veo porque no puedo tenerte a vos también.

A – Es muy claro. A ver… “No me gustas” “No quiero estar con vos” “No me interesa tu plata, ni tus cosas” ¿Soy clara?

O – Pero…

A – Pero nada. ¿Soy clara o no? Me voy a tomar el colectivo.

O – Necesito que estés en mi lista.

A - Chau. (Sale) O – Te necesito.

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05 – DIECISÉIS Marcelo Elisa (Ella se encuentra sobre la cama. Tiene puesta solo una camiseta de futbol y su ropa interior. Se está mirando los pelos de las piernas, aburrida. Se escuchan insultos en off) Marcelo – ¡Hija de puta! ¡La concha de tu madre! ¡Te odio! (Se escuchan golpes contra muebles) Elisa – Dale Marcelo, ya fue.

Marcelo – (Off. A Elisa) ¡No me hables!

Elisa – Falta que me eches la culpa a mí.

Marcelo – (Off. A Elisa) ¡Callate te dije! (Para sí.) Dale hija de puta. ¡Arriba! ¡Vamos!

Elisa – Sos patético Marcelo.

Marcelo - ¿Sabés que no me estás ayudando en nada?

Elisa - ¿Y qué querés que haga?

Marcelo – No sé. Probemos algo nuevo.

Elisa - ¿Nuevo? Escuchame, ya probamos de todo y no funciona. Anda al psicólogo, flaco.

Marcelo - ¿Cómo voy a ir al psicólogo? ¿Qué querés que le diga?

Elisa - ¿Y qué le vas a decir?

Marcelo – (Que no quiere saber nada con la idea) ¿No pensaste que la del problema podés ser vos?

Elisa - ¿Yo? ¿Yo que te doy el gusto y me pongo esta camiseta mugrienta? ¿Yo que me pongo esa ropa de puta que comprás en once? ¿Me estás cargando?

Marcelo – Parece que no alcanza… Tendremos que probar con otra cosa.

Elisa – ¡Andá al psicólogo!

Marcelo – ¡No voy a ir a decirle a un extraño que no se me para! ¿Entendés?

Elisa – Sí, te entiendo. Pero no le veo solución a todo esto. Mi paciencia está llegando a un límite. (Sale al baño) 27

Marcelo – (Se sienta en la cama y le habla a su miembro) Por favor amigo. ¿Qué pasa? Si cuando estamos solos sos un cañón. ¿Qué pasa?

Dale. Prometeme que vas a hacer el esfuerzo. No me hagás quedar mal.

Pensá que si perdemos a esta nos vamos a quedar solos. ¿Vos querés que nos quedemos solos? (Pensando) Dale, hacelo por mí. Por los viejos tiempos. ¿Eh? Elisa – (Entrando con pantalón pero en corpiño) Me voy.

Marcelo – (Sorprendido) ¿Adónde te vas?

Elisa – A mi casa. Esto no da para más.

Marcelo – No, por favor. No te vayas. (Ella va a agarrar la camisa que está sobre la cama, pero él la agarra antes que ella) Elisa – Dame la camisa Marcelo.

Marcelo – Pará, no te vayas. Dejame intentarlo una vez más. Dale.

Elisa – No seas masoquista chabón.

Marcelo – Dale, total es domingo. ¿Qué tenés que hacer?

Elisa – No sé. Cualquier cosa es más productiva que estar acá con vos.

Marcelo – No me digas así.

Elisa - ¿Qué querés que te diga?

Marcelo – (Se le ocurre una idea) Ya sé, bancame que traigo la notebook.

Elisa – (Podrida) ¿Para qué querés la notebook?

Marcelo – Así busco en internet alguna porno. Capaz que con eso…

Elisa – ¿Vos te pensás que voy a dejar que me des masa mientras miras una película porno? Estás muy mal. ¡Dame la camisa!

Marcelo – (Se le ocurre otra idea. Sin darle la camisa) Ya sé, pará.

Elisa - ¿Qué haces?

Marcelo – Pará. (Va y pone un CD. Ahí está) Bailá sensual.

Elisa - ¿Qué baile?

Marcelo – Por favor. Dame la última oportunidad. Si no pasa nada te juro que te doy la camisa y no me ves nunca más la cara.

Elisa – (Se sube a la cama) La puta que te parió. (Se pone a bailar más o menos) Marcelo – Pero ponele onda, boluda. Dale.

Elisa – Hago lo mejor que puedo.

Marcelo – Ahí está mejor. Ahí voy sintiendo algo.

Elisa – (Pasa un rato) ¿Y? ¿Ya está?

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Marcelo – Algo se levantó, pero casi nada. Un cinco por ciento, ponele...

Elisa – Bueno, listo. (Se baja de la cama) Dame la camisa.

Marcelo – (Dándosela angustiado) Gracias igual. Perdoname.

Elisa – Mirá, Marce…, yo te quiero. Está todo bien. Pero si no podemos tener relaciones sexuales, esto no creo que funcione. Te darás cuenta… ¿No? (Afirma con la cabeza) Es la sexta vez que lo intentamos.

Ya está. Vos sos consiente que probamos de todo. (El sigue angustiado en silencio) ¿Yo te gusto?

Marcelo – Sí. ¿Cómo no me vas a gustar?

Elisa – ¿No es con la primera mujer que te pasa, no? (Él niega con la cabeza) ¿Con cuántas te pasó?

Marcelo – No sé. Quince creo…, no, no, dieciséis. Con vos son dieciséis.

Elisa – (Sorprendida) Dieciséis… ¿Nunca probaste con pagarle a alguien?

Marcelo - ¿A una prostituta?

Elisa – Claro.

Marcelo – No sé, me da un poco de asco. Me gusta que haya un poco de amor.

Elisa – Encima sos romántico. Sos un caso perdido. (Se escucha el ruido de un aparato tecnológico) ¿Y ese ruido?

Marcelo - ¿Qué ruido?

Elisa – (Empieza a buscar de donde viene el sonido) ¿No escuchaste ese ruido?

Marcelo – (Nervioso) Yo no escuche nada.

Elisa – (Descubre la filmadora oculta) ¿Qué es eso?

Marcelo - ¿Qué cosa?

Elisa – Es una filmadora. Me estabas filmando…

Marcelo – No sé qué hace eso ahí.

Elisa - ¿Me estás cargando? (Va entendiendo) ¿Vos me querías filmar haciendoló… con la camiseta?

Marcelo – Te lo iba a decir, pero era una sorpresa.

Elisa - ¿Qué sorpresa, pelotudo?

Marcelo – Después te lo iba a regalar para el día de los enamorados.

Elisa – Yo no lo puedo creer.

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Marcelo – Ponete en mi lugar. Estaba seguro que esta vez iba a poder.

Me gustás tanto… Estaba seguro que esta vez podía. Necesitaba filmarlo.

Elisa – (Se saca y lo faja) ¿Qué te pensás que soy, pelotudo? ¿Un trofeo? ¿Cómo mierda me vas a filmar?

Marcelo – Pará. Era para tener un recuerdo. No lo iba a ver nadie.

Elisa – Callate, la concha de tu madre.

Marcelo – Perdoname…

Elisa – Sos un hijo de puta… (Se pone la camisa) ¿Sabés lo que voy a hacer ahora? Me voy a llevar esta cámara. Y voy a hacer subir el video a internet. El video de tu fracaso. Así quedas escrachado como el enfermo mental que sos.

Marcelo – No, por favor. Dame la cámara que no es mía…

Elisa - ¿Encima no es tuya? ¿De quién es?

Marcelo – Es de un amigo.

Elisa – Bueno, decile que después se la devuelvo.

Marcelo – Por favor Elisa.

Elisa – Chau fracasado, impotente de mierda.

Marcelo – ¿No querés que probemos otra vez? Creo que estoy sintiendo algo…

Elisa – (No lo puede creer) ¿Qué decís enfermo?

Marcelo – No sé. Creo que toda esta agresión me excitó.

Elisa – (No lo puede creer) Estás para el chaleco de fuerza. Sos un retardado.

Marcelo – (Excitándose) Sí, agredime más, por favor. Me encanta.

Dale que se está levantando.

Elisa – Esto es demasiado. Chau. (Se va) Marcelo – Por favor. Insultame más… ¡Insultame! (Silencio) ¿Y ahora? (Se mira las manos) Otra vez solos.

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06 - ALICIA Y EL AMOR VERDADERO Alicia Sombrerero (Diálogo entre Alicia y el sombrerero. Alicia entra por izquierda apresurada y se lo encuentra a él, que está bailando) - Buenas noches. ¿Cómo le va?

- Buenas serían las noches si no me incentivaran cronométricamente al suicidio final. ¿Quién eres tú?

- Mi nombre es Alicia, vengo de…

- No te pregunte cómo te llamas, sino quién eres. ¿Comprendes?

(Ella va a contestar) Así como yo soy yo, y él es él, quiero saber quién eres tú.

- Yo soy… (pensando) yo.

- ¡Correcto! Se ha ganado una licuadora de lujo para liebres parapléjicas.

- Estoy buscando a mi amor verdadero, ¿lo ha visto pasar por aquí?

- Por aquí han pasado mil millones de amores. Amores sucios como la justicia; negros como el petróleo dentro del corazón de un conejo blanco; tibio como los de una madre con orientaciones reposteras; (a ella) ingenuos como los ojos de una niña frívola; y falsos como cualquier tipo de diccionario bilingüe. He visto pasar todo tipo de amores; pero amores verdaderos... jamás.

- Lo vengo persiguiendo desde hace años. Según mis cálculos tendría que haber pasado por aquí.

- Quizá ha pasado mientras yo dormía. Quizá ha pasado a mi lado con tanto sigilo que no lo he escuchado, (enojado) quizá ha pasado en puntas de pié… para no pagar. (Mira para todos lados) ¿Cómo es él? ¿Podrías darme más detalles? ¿Le falta una pierna? ¿Tiene trastornos de obesidad?

- Es… hermoso.

- (Con un revolver) Nada es hermoso para alguien que va a morir. El estar de paso por este país nos exige el desprecio total del universo todo.

- Pero se lo juro…, él es hermoso.

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- A sus ojos ingenuos puede ser hermoso cualquier fétido pantano; cualquier presidente sonriente; o cualquier Romeo caído desde un balcón yaciendo con su cabeza rota en el piso…, porque todo el mundo sabe que a los balcones se trepa con casco. ¡Qué imbécil!

- Es que no sé cómo describírselo.

- Hagamos una cosa. Comienza por el principio, y cuando hayas terminado de hablar…., te callas. ¿Sí?

- Me parece… bien.

- Comencemos ¿Cómo sabes que tu amor es verdadero?

- Porque lo siento.

- ¿En qué lugar?

- No sé… (Busca un lugar en su cuerpo) - ¿Algún domicilio en especial?

- Aquí. (Se toca el pecho) - ¿Lo sientes en el esternón? Eso es muy peligroso. ¡Auxilio! ¡Señor gato aparezca! Los amores que se albergan en el esternón suelen causar la muerte.

- (Asustada) ¿Sí?

- Así es. Cualquier visitador médico de segunda mano está al tanto de esto. Lamento decirle que usted va a morir.

- ¿Cuándo?

- Cuando le llegue el momento, como a todos... ¿Qué se piensa?

Nadie dura para siempre. (En confidencia) Empiece despreciar al universo, yo sé lo que le digo.

- Bueno, lo tomaré en cuenta. Ahora debo irme. Tengo que seguir buscando.

- (La agarra del brazo) Usted no se puede ir sin tomar una taza de té.

- Sepa disculpar pero estoy realmente apurada.

- Comprendo. Entonces le pido que, por favor, pague el peaje.

- ¿Qué peaje?

- Todo el que pasa por mi jardín debe pagar. Usted sabe que quise ser bondadoso con usted, y arreglar el asunto con una simple taza de té. Pero bueno, comprendo que verdaderamente está ocupada.

(Poniéndole la mano) Son setecientos cincuenta pesos.

- Pero yo no tengo ese dinero.

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- Entonces deberá dar la media vuelta y volver con el sol; con el Dios Febo, con nuestro Febo que asoma e ilumina como demente esfera pirómana.

- Pero… es de noche.

- ¿Usted cree que yo he sembrado este pasto con mis propios dientes en vano? ¿Ve cuan verde es este pasto? He visto al dólar llorar arrodillado, avergonzado frente a mi jugoso, césped - Pero debo seguir hacia allá… (señalando) - Entonces pague maldita sea…, o acompáñeme con un té.

- (Se sienta a la mesa. Él le sirve) ¿De qué sabor es?

- Es una receta familia. No puedo revelar esa información.

- Tan sólo pregunte por… (Interrumpida) - (En un grito) ¡No puedo! ¡Es familiar! Sabrá comprender. (Ella lo prueba) ¿Le gusta?

- No mucho.

- Tampoco a mí. Pero ya le dije: es una receta familiar. Este país caerá en pedazos cuando dejamos de respetar nuestras tradiciones.

(Toma el té con asco) Recuérdeme… ¿A quién usted buscaba?

- Al amor… (duda)… verdadero.

- Ajá. ¿Cuánto se complementa usted con este amor?

- No sé, bastante…

- ¿Él ha nacido para usted?

- Creo que sí.

- ¿Cuántas veces por semana fornicaría con él, según el tamaño del deseo multiplicado por el peso de los besos a la décima potencia?

- No sé calcular… (piensa) podría ser… (Es interrumpida) - ¿Se da cuenta que quizá usted lo cree su amor verdadero porque se parece a su padre?

- ¿A mi padre?

- Sí, a su padre.

- (Con suspenso) Voy a tener que confesarle algo…

- Dígame.

- El verdadero amor… ha muerto.

- ¿Ha muerto?

- Exactamente.

- (Incrédula) ¿Y cómo sabe eso? ¿Acaso no dijo usted que nunca lo había visto?

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- (Improvisa) Es cierto, nunca lo he visto. Disparé con los ojos cerrados. Estaba dormido. Suelo dormir con el arma, acariciándola suavemente. Estaba teniendo una pesadilla hermosa y el disparo me despertó.

- No le creo nada de lo que dice. (Ofendida) Ya he tomado el té como me pidió. Ahora ya puedo retirarme.

- Le juro que es cierto. Está enterrado allí, debajo sus pies, debajo de mi jugoso pasto.

- ¿Usted quiere hacerme creer que mató a mi verdadero amor?

- Sí, sabrá comprender. No se lo quise decir para no lastimarla. De todos modos, no se preocupe: Él siempre vivirá adentro suyo.

- No trate de ser agradable ahora, por favor.

- No trato de ser nada más que lo que soy. Usted es la que persigue utopías con rabo. Yo simplemente me refiero a que nos bebimos la sangre de su verdadero amor en el té. Hacía siglos que no sentía algo verdadero recorrer mi anatomía.

- ¿Y por eso lo tuvo que matar?

- Y sí. Sabrá comprender. (Saca el arma) Y ahora procedo a informarle, que antes de que pierda la ingenuidad del todo, quisiera un poco de su sangre. (Ella lo mira asustada) Tengo la certeza de que si no recibo hoy un poco de ingenuidad, no veré el amanecer.

Necesito creer que mañana puede ser mejor, por eso necesito su sangre señorita… Alicia.

- Por favor, no me mate. ¿Por qué no me saca la sangre con una jeringa, si la sangre es lo que quiere?

- (Cara de nunca se me había ocurrido. Baja el arma) Está bien… me parece razonable. (Busca) No, no tengo ninguna jeringa. ¿Usted?

(Ella no se anima a decir nada) ¿Tiene o no tiene? (Ella hace que no con la cabeza. Él no lo puede creer) Buenas noches entonces.

(Dispara pero no tiene más balas) No tengo más balas. ¿Qué le parece? Yo no tengo balas, usted no tiene jeringas… ¡Cuántas carencias en este país!

- ¿Me puedo ir?

- Vaya no más. (Comienza a irse. Él saca un cuchillo y la apuñala por la espalda. Ella muere. La olfatea. Él canta mientras la acomoda) “En el país de no me acuerdo, dos tres pasitos y me pierdo… un pasito para allá…” (Mira al gato invisible) ¿Cómo le 34

va señor Gato? ¿Quiere un tecito de ingenuidad? No me mire así. ¿Qué muerte no es absurda? ¿Acaso usted prefiere que la atropelle un auto mientras va de compras? Le juro que no quería hacerlo pero, compréndame, no hubiera podido verla sufrir luego. No hubiera podido verla sufrir cuando ella descubriera que el verdadero amor no existe. No hubiera podido verle el corazón explotar como una granada de mano desperdiciando toda esa sangre, ya sin ingenuidad alguna. Bien sabe que me indignan los que se olvidan de la muerte, lo hemos hablado miles de veces. Me indignan. (Sigue cantando la canción)

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07 - NO TODOS Juan Luis Leo (Tres amigos que vuelven de jugar al fútbol. Están sentados tomando una gaseosa) JUAN – Nos cagaron a palo.

LEO – Sí.

LUIS – Juegan bien. Tienen buen equipo.

JUAN – No parecen verduleros.

LEO – No. JUAN – Pasame la gaseosa. (Leo se la pasa. A Leo.) ¿Y a vos qué te pasaba que estabas en otra?

LEO – Nada.

LUIS – Sí, estabas perdido en la cancha.

JUAN – Verduleros de mierda.

LUIS – Bueno che, pará un cacho con eso.

JUAN – Claro, vos porque no comprás ahí. Mañana cuando vaya me voy a tener que comer una gastada terrible.

LUIS – Y no vayas.

JUAN – Estoy con la dieta.

LUIS – Y bueno, bancatelá.

JUAN – Es fácil decir eso para vos. Total las compras las hace tu vieja.

LUIS – Con mi vieja no te metás.

JUAN – Si no dije nada…

LUIS – No es la primera vez que hablás de mi vieja.

JUAN – Pero aflojá un cacho… ¿Qué dije yo de tu vieja?

LUIS – La otra vez dijiste algo ofensivo... Ahora no me puedo acordar.

Algo sobre sus manualidades en papel vegetal dijiste. Eso. JUAN – Solamente había hecho un comentario sobre la tarjeta que me dio para tu cumpleaños.

LUIS - ¿No ves cómo sos?

JUAN – Yo no tengo la culpa de que tu vieja sea una mantenida con sirvienta.

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LUIS – Bien que te gustaría.

JUAN – ¿El qué?

LUIS – Mira… No me hagas hablar Juancito.

LEO – Creo que soy gay. (Silencio) JUAN - ¿Qué dijiste?

LEO – Que creo que soy gay.

JUAN - ¿Sí?

LUIS - ¿Gay? ¿Te gustan los hombres?

LEO – No todos.

LUIS – O sea que sólo te gustan algunos. (Leo afirma con la cabeza) JUAN - ¿Te gusta alguno en especial?

LEO – Por ahora... solamente me gustás vos.

JUAN - ¿Yo? LEO – Sí, con eso de la dieta, no sé... Me encanta como se te está formando el cuerpo. (Juan lo mira a Luis y no lo puede creer) LUIS - ¿El cuerpo?

LEO - Siempre sueño con que te estás bañando y me pedís que te alcance el tuallón.

JUAN - ¿Y yo te lo alcanzo?

LEO – Sí.

LUIS - ¿Y qué pasa después?

LEO – Ya te imaginarás.

LUIS – Ah... (Silencio) ¿Yo no te gusto, no?

LEO – De vos me gustan algunas cosas no más...

LUIS - ¿Qué cosas?

LEO – Y... Me gusta mucho esa arruguita que se te forma acá cuando sonreís... (Se busca la arruguita)..., me gusta cómo te quedan esas zapatillas naranjas que usaste el otro día..., y también me gustan como te quedan las corbatas.

LUIS – ¿Pero te dan ganas de…, de que te alcance el tuallón?

LEO – No… ¿Qué decís? Yo estoy enamorado de Juan. Solamente a él le dejaría hacerme…

JUAN – ¡Pará! ¡Pará un cacho! ¿Desde cuándo me... amás?

LEO – No sé. Creo que desde hace un mes.

JUAN – Pero eso de amar hombres…, no sé…, me suena a… puto. (A Luis) ¿A vos no?

LUIS – Sí, a mí también. Como a... (Busca la palabra)... marica. ¿No? 37

LEO – Yo que sé... Dicen que hay tantas sexualidades como personas en el mundo.

JUAN – ¿De dónde sacaste eso?

LEO - De una película que vi el otro día.

LUIS - ¿Cómo se llamaba?

LEO – Kinsey.

LUIS - ¿Kinsey? (Leo afirma con la cabeza) No, no la vi. ¿Quién actúa?

LEO – El de la lista de Schindler.

LUIS – ¿Cuál? ¿El nazi?

LEO – No, el que hace de Schindler.

LUIS - Ah, sí. El grandote. (Trata de hacer memoria) ¿Cómo se llamaba...?

LEO – No sé, no me acuerdo ahora.

LUIS - Lo tengo en la punta de la...

JUAN – Liaam Neson.

LUIS – Ese, Liaam Neson. Hace poco lo vi en una película espectacular en donde hace de un tipo que está casado con una mina, que como desconfía de él, le paga a una prostituta para que seduzca al marido. Muy buena. Escenas fuertes. La que hace de puta es una pendeja que no lo podés creer. Una rubia con unos ojos enormes, una boca espectacular... (A Leo) Así como te gustan a vos... (Se da cuenta de lo que dijo) Va, no sé. ¿Te siguen gustando las mujeres?

LEO – No sé. Estoy confundido.

LUIS – Claro, por el asunto de la ducha, el tuallón, y todo eso... ¿No? (Sin dejarlo contestar) ¿Sabés quién es la actriz que hace de puta? La de caperucita roja. ¿Viste que hicieron la película de caperucita roja? Un delirio. Te tienen toda la película esperando hasta el final, y entonces develan quien es el lobo feroz. Una porquería. Pero la rubia está zarpada... ¿Cómo se llamaba? Nunca me acuerdo el nombre de los actores.

JUAN – Amanda Seyfried LUIS - ¡Esa! Muy bien, Juan. Qué memoria que tenés. Siempre te envidié la memoria.

JUAN – ¿Y ahora qué vamos a hacer?

LUIS - ¿Con qué?

JUAN – No sé. Con nuestra amistad.

38

LEO – Hagamos lo que vos quieras Juan. Yo te amo. Eso no va a cambiar.

JUAN – Pará con eso. Te va a escuchar alguien, pelotudo.

LEO – No me da vergüenza amarte. Hace años que vengo reprimiendo lo que siento.

JUAN – Está bien, Leo, te entiendo. Me pone muy feliz que te hayas decidido a ser puto. Pero no andés diciendo que te gusto, por favor.

Pensá en mí. Me voy a tener que mudar de ciudad. ¿Entendés?

LEO – Soy “yo” el que te ama. Vos no tenés nada de qué avergonzarte.

LUIS – Juan tiene razón, Leito. Ponete en su lugar. Es una ciudad chica.

Se lo van a comer vivo. ¿Entendés? No levanta una mina más en su vida.

LEO – (A Juan) ¿Alguna vez estuviste con una mina por más de tres meses? (Piensan) LUIS – (A Juan) Con Sandrita estuviste por lo menos cuatro meses. ¿No? LEO – No. Estuvo dos meses y medio. Esa fue con la que más tiempo estuvo.

JUAN - ¿Y vos cómo sabés todo eso?

LEO – Hace rato que te vengo siguiendo las aventuras Juancito. (Busca en su mochila) LUIS - ¿Cómo que lo vas siguiendo? ¿Le contabilizas el tiempo que dura con las minas?

LEO – (Saca un cuaderno de la mochila) Sí. Tengo todo anotado. (Se lo pasa a Luis y lo mira junto con Juan) Ahí están todas las minas. Nombre y apellido, estatura, color de tintura, domicilio..., y lo más importante..., tiempo de duración de la relación.

LUIS – ¿A mí nunca me seguiste en nada?

LEO – ¿A vos te parece que hace falta? Estás con la misma mujer desde que tenés 15 años.

LUIS - ¿Y mis amantes qué? ¿Eso no es digno de anotar?

LEO – Luis. A las amantes no se les paga. Esas mujeres a las que vos llamas amantes, son prostitutas. (Silencio. Luis sabe que Leo tiene razón) Además a vos no tengo nada que contabilizarte. Yo amo Juan.

JUAN - ¿Y qué ganaste haciendo todo esto?

LEO - ¿Vos tenés alguna idea de por qué no durás con las minas?

JUAN – Ya se los dije mil veces. Yo soy así, no me gusta el compromiso. Me quiero morir soltero.

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LEO – A vos no te gustan las minas.

JUAN - ¿Qué?

LUIS - ¿Cómo no le van a gustar las minas? Pará un cacho Leo. Que vos seas puto no quiere decir que todos tengamos que ser putos.

LEO – Yo no pretendo que nadie sea puto. Lo único que digo es que Juan no dura con las minas, porque solamente las usa para reafirmar su masculinidad.

LUIS - ¿Entonces yo soy puto porque estuve toda mi vida con una sola mina?

LEO – Vos no tenés nada que aparentar. Estamos hablando de Juan.

LUIS – Menos mal.

LEO – ¿Por qué no vas al psicólogo, Juancito?

JUAN – El psicólogo es para los locos. Yo no estoy loco. Lo único que falta. Ahora, porque me gustan mucho las minas, tengo que ir al psicólogo. Vos sos el que tiene que ir al loquero, para ver si logran sacarte lo puto.

LUIS - ¿No será mucho? No te olvides que ahora en la televisión, la mayoría de los que tienen éxito, son los putos. Ojo con eso. ¿Porque no probás estar en la tele?

LEO – No me interesa la televisión. Me interesa Juan. Pero por su reacción entiendo lo lejos que está de reconocer su homosexualidad.

JUAN – A ver, ya que sos tan inteligente… ¿Por qué crees que soy puto, yo?

LEO – Porque tu viejo te abandonó de chico.

LUIS - ¿Eso que tiene que ver?

LEO – Tu viejo dejó a tu vieja por otra mujer. Y vos, estando con muchas mujeres, creés que le podés demostrar que sos igual a él para que te vuelva a querer.

LUIS - ¿Y de dónde sacaste todo eso vos?

LEO - Yendo al psicólogo.

JUAN - ¿Vos decís que yo quiero ser como mi papá?

LEO – Querés mostrarle a tu papá que sos muy macho, como él, que se va con otras mujeres. Pero en realidad sabés que tu felicidad está junto a hombres como tu papá. Querés una figura masculina que te ame y proteja. Por eso sos gay.

LUIS – (Que no entendió nada) ¿No te parece muy rebuscado todo eso?

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LEO - ¿Y quién dijo que sería algo sencillo? ¿Vos porque creés que te vas de putas teniendo una familia tan hermosa como la que tenés?

LUIS – No sé. Uno a veces necesita desahogarse.

LEO – ¿De qué te tenés que desahogar cuando supuestamente sos tan feliz? (Luis no sabe que responder. Silencio) Bueno muchachos, me voy.

Lindo partido. Si me quieren llamar para el próximo, por más que sea puto, me prendo. Cuidensé. (Comienza a irse sin saludar) JUAN – Esperá.

LEO - ¿Qué pasó?

JUAN – ¿Adónde queda el psicólogo ese donde vas vos?

LEO – Esperá que acá tengo la tarjeta. (La busca y se la da) Tomá.

JUAN – Listo. Gracias. Disculpa que no te corresponda en eso de...

LEO – Nada que disculpar. El amor es así. Son cosas que no se deciden...

LUIS – Che, Leito. ¿No tendrás otra tarjeta para mí?

LEO – (Busca) No, creo que no. Pero copiate el teléfono de la tarjeta de Juan.

LUIS – Claro. Ahora le saco una fotocopia.

LEO – Bueno, hasta luego.

LUIS – Che, no me hará puto el psicólogo ¿No? LEO – (Saliendo) La idea es que seas feliz como te haya tocado serlo.

LUIS - ¿Vas a ir?

JUAN – No sé. Lo voy a pensar.

LUIS - Podemos ir juntos ¿No? JUAN - ¿Tipo grupo?

LUIS – No, no. Digo..., ir a averiguar.

JUAN – Si, eso sí.

LUIS – Acá está la dirección. ¿Vamos a averiguar?

JUAN – Dale, vamos. Total por averiguar no creo que nos pase nada.

LUIS – Esperemos (salen)

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08 – Taxi-Boy Ester Taxi-boy (Se encuentra una anciana sentada mirando Mirtha Legrand. Se escucha la música del programa citado anteriormente. Se escucha el timbre. La anciana se levanta dificultosamente a atender) ESTER - ¿Sí?

TB – Taxi boy.

ESTER – Momento, ya le abro. (Busca la llave y abre) Adelante jovencito, pongasé cómodo.

TB – (Mirando a la anciana y luego al lugar) Acá es Pichincha 854… ¿no?

ESTER – Sí, es acá.

TB – Le pido disculpas abuela, debe haber habido un error.

ESTER – Ningún error. Yo lo llamé. Necesito de sus servicios.

TB – ¿Sabe a qué me dedico?

ESTER – Sí. A practicar el sexo por dinero.

TB - ¿Y entonces? ¿Qué quiere? ¿Qué le practique el sexo a usted?

ESTER – Así es.

TB – No señora, no. Disculpemé, pero es muy peligroso. A su edad no creo que esté en condiciones de…

ESTER – Tengo una salud de hierro…, y mucho dinero. Estoy dispuesta a pagarle hasta 10.000 pesos por sus servicios.

TB - ¿10.000 pesos?

ESTER – Sí. Son los ahorros de una vida.

TB – Bueno…, mirándola bien… todavía tiene sus… encantos… y se la ve muy… saludable.

ESTER – Así es. Si no fuese por esta artrosis que me aqueja sería como una jovencita de 20 años.

TB – Realmente, acá entre nosotros, prefiero una mujer con experiencia…, hace más placentero mi trabajo ¿sabe?

ESTER – Igual, hace tanto tiempo que no lo practico… Le va a costar abrirse camino.

TB – No se haga problema. Tengo muy buenos hidratantes.

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ESTER – (Sin escucharlo) Me dijo el doctor que es una artrosis deformante. Así que no se asuste si algunos huesos ceden más de lo debido.

TB – Mejor así. Mayor flexibilidad.

ESTER – Qué ocurrente.

TB – (Quitándose los pantalones) ¿Empezamos?

ESTER – Despacio. Primero debemos conocernos mejor.

TB - ¿Eh? ESTER – Y sí. No voy a hacer el amor con un desconocido.

TB – Abuela, no vamos a hacer el amor, vamos a…

ESTER – Igual. Al caso es lo mismo.

TB – No se ofenda, pero no tengo todo el día.

ESTER – Tomemos un tecito, charlamos, y después pasamos a los aposentos.

TB - ¿10.000 me dijo, no?

ESTER - ¿Eh? TB - ¿10.000?

ESTER – Sí, 10.000 australes TB - ¿Qué? ¿Australes?

ESTER – No, 10.000 pesos. Siempre me confundo.

TB – Está bien, tomemos el tecito.

ESTER – (Sirviendo) Es de hiervas. Es digestivo.

TB – Ah, mire.

ESTER – Cuentemé de usted ¿Cuánto hace que trabaja de esto?

TB – Desde joven. Desde los 18 creo.

ESTER – Y de qué edad son sus clientas.

TB – Y…, hay de todo. Pero la mayoría rondan los 40.

ESTER – ¡Ah! Señoras bien aseñoradas, digamos.

TB – Señoras y señores.

ESTER – ¿Señores también? ¿Y qué hacen? ¿Charlan de futbol?

TB - No abuela. A ellos también les practico el… sexo.

ESTER – (Confundida) Pero… ¿por dónde?… (Cae)… ¡Ah! Nunca lo hubiese imaginado. En mi época eso se usaba con un solo fin.

TB – Y bueno. Los tiempos cambian.

ESTER - ¿Y sus padres qué opinan de su trabajo?

TB – ¿Mis padres?

ESTER – Ajá 43

TB - Eso… no importa.

ESTER - ¿De qué trabaja él?

TB - ¿Quién?

ESTER – Su padre.

TB – Es carnicero.

ESTER - ¡Ah! ¿De qué barrio?

TB – Flores.

ESTER - ¿Y su mamá?

TB – ¿No le parece que ya nos conocimos bastante? ¿Por qué no vamos yendo…

ESTER – (Ofuscada) No me parece. (Volviendo al tema) Me decía…, a sí…, su mamá… ¿De qué trabaja?

TB – Es enfermera.

ESTER - ¿Cuánto hace que no ve a sus padres?

TB – Bastante.

ESTER - ¿Cuánto?

TB – Mucho, no sé. Seis, siete años.

ESTER – ¿Por qué?

TB - ¿Qué pasa señora? ¿Por qué tanta pregunta?

ESTER – No se enoje. Es para conocernos mejor. (Silencio) Están peleados ¿no?

TB – Sí.

ESTER - ¿Es por su trabajo no?

TB – Ajá.

ESTER – Y bueno. Tiene que entender, señorito. Los padres siempre quieren lo mejor para sus hijos. ¿Usted cree que, esto que hace, es lo mejor para usted?

TB – No. ESTER – Mi hijito. La familia siempre esta cuando una la necesita.

TB – Sí, ya se.

ESTER - ¿Por qué no vuelve a su casa? (Él hace que no con la cabeza) Hágame caso.

TB – (Quiebra) Yo no quise que todo salga así, señora…

ESTER – Ya sé.

TB – Es que… Es muy difícil la vida ¿sabe?

ESTER – Sí, ya sé. Si lo sabré. Tranquilo, ya pasó, ya pasó.

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TB – Nunca me aceptaron tal cual soy. Pero ellos tenían razón, esta vida no es buena. Y yo los extraño…, los quiero tanto.

ESTER – Vaya y digaseló. Vaya.

TB – (Toma la iniciativa para irse) Pero… ¿Y usted?

ESTER – No se preocupe. Usted vaya y después venga a contarme cómo le fue.

TB – Está bien. Le pido disculpas. Le arruiné la velada.

ESTER – No se preocupe.

TB – Gracias. (La abraza) Y trate de usar los 10.000 pesos para algo más productivo.

ESTER – 10.000 australes le dije, jovencito. 10.000 australes.

TB – (Queda paralizado) ¡Ah! Bueno, hasta luego.

ESTER – (Se queda sola) Saca una agendita del bolsillo. Uno más y ya van 15. (Agarra el teléfono) Hola, sí. Necesito un Taxi boy.

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Si usted está interesado en realizar esta obra, o alguna de sus escenas, comuníquese con el autor para recibir la autorización, y para que se le acerque la música original del espectáculo: Contacto via Facebook: Augusto Godachevich.

(O por mail Godachevich@hotmail.com) Blog del autor: http://augustogodachevich.blogspot.com.ar/ Gracias y hasta luego.

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