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Ecos de Julia de Burgos en la poesía erótica femenina puertorriqueña: Ángela María Dávila y Olga Nolla • Nannette Portalatín Rivera

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Ecos de Julia de Burgos en la poesía erótica femenina puertorriqueña: Ángela María Dávila y Olga Nolla

Nannette Portalatín Rivera

Resumen

Este artículo analiza la influencia de Julia de Burgos en las poetisas puertorriqueñas, Ángela María Dávila y Olga Nolla, en el contexto del movimiento feminista puertorriqueño de la década de los años setenta. Tanto Burgos como Dávila y Nolla representan voces poéticas que exhiben la experiencia erótica desde la perspectiva del sujeto femenino como búsqueda de libertad e igualdad en una sociedad tradicional.

Palabras claves

Julia de Burgos, Ángela María Dávila, Olga Nolla, feminismo, erotismo, poesía revolucionaria

Abstract

This article analyzes Julia de Burgos’s influence on two Puerto Rican poets, Ángela María Dávila and Olga Nolla, in the context of the Puerto Rican feminist movement during the 70’s. Burgos, Dávila, and Nolla represent poetic voices that show the erotic experience from the perspective of the feminine side as a search for freedom and equality in a traditional society.

Keywords

Julia de Burgos, Ángela María Dávila, Olga Nolla, feminism, erotism, revolutionary poetry

En el contexto del movimiento feminista puertorriqueño, que abarca las primeras tres décadas del siglo XX y que posteriormente se retoma a partir de los años setenta, aparecen las obras poéticas de Julia de Burgos, Ángela María Dávila y Olga Nolla. Sus obras exhiben la experiencia

erótica desde la perspectiva del sujeto femenino. En este sentido, la búsqueda de la libertad y la igualdad que se advierte en sus versos eróticos se corresponde con los reclamos que el sector femenino hace a la sociedad tradicional con el fin de liberarse.

Audre Lorde comenta en “Uses of the Erotic: The Erotic as Power” que el erotismo es una fuente de poder y conocimiento que le brinda a la mujer la fuerza para revelar lo íntimo. De manera que la experiencia erótica le otorga al sujeto femenino un conocimiento sobre su propio cuerpo y el cuerpo del otro. La voz poética femenina comunica dicho conocimiento porque desea ejercer el control de su cuerpo y disfrutar la sexualidad. La recurrencia de este tema en la poesía femenina puertorriqueña, desde los años treinta y el auge que cobra a partir de la década del setenta, presenta a un sujeto femenino que asume la posición tradicional del sujeto masculino en cuanto a la libertad para ir en busca del otro, desearlo, emplear el tono imperativo para dirigirse a ese otro y disfrutar de ese otro cuerpo y de la experiencia erótica.

Julia de Burgos: el erotismo revolucionario

Burgos recrea el deseo erótico del sujeto femenino desde sus primeros poemas que comienza a publicar a partir de la década del treinta en periódicos y revistas –“Yo quiero darme a ti” (Alma Latina, febrero 1935), “Ven” (El Imparcial, 4 de diciembre de 1937) y “El encuentro del hombre y el río” (Puerto Rico Ilustrado, agosto de 1940)–, así como en sus tres libros: Poema en veinte surcos (1938), Canción de la verdad sencilla (1939) y El mar y tú (1954).

La temática erótica que se advierte en su obra se representa mediante un lenguaje metafórico que incorpora la naturaleza. Los elementos del ámbito natural le sirven a la voz lírica para describir a los sujetos enamorados, el placer que experimentan estos sujetos, pero también para recrear el espacio del encuentro de la pareja.

La unidad con el sujeto amado es la finalidad del erotismo de esta voz femenina, quien desea tener acceso al otro y disfrutar plenamente de su sexualidad sin perder a ese otro. Para recrear esta experiencia, la voz lírica emplea un tono enérgico e imperativo para dirigirse al sujeto amado.

El espacio natural le brinda a la voz poética las imágenes para describir el cuerpo femenino, las sensaciones placenteras que experimenta y el logro de la unidad. Entonces… ¡tómame!, que yo te daré lirios en mis labios salvajes; pequeñas cumbres fugitivas; madreselvas silvestres; níveas espumas perfumadas; esperanza en azul de nueve lunas maternales. (“Amante”, Mester, febrero-mayo de 1969)

El deseo recurrente por la unidad se advierte en varios poemas eróticos que figuran en su primer libro Poema en veinte surcos. La voz lírica erotiza la naturaleza en el poema “Río Grande de Loíza,” ya que aparece la imagen acuática como sujeto amado que se transforma en el “río hombre” a quien el sujeto femenino se entrega. Mediante los verbos en imperativo –alárgate, deja, enróscate, apéate, busca, confúndete y déjame– la voz poética le exige al río que se entregue a ella. Para esta poeta, el río simboliza el amante ideal, pero también la patria que amó y por la cual luchó. Ambos amores –río y patria– se funden en la experiencia amorosa de la voz femenina.

Por su parte, todos los poemas del segundo libro Canción de la verdad sencilla recrean el encuentro con el otro y el placer que experimenta el cuerpo femenino. Desde el primer poema del libro se advierte una especie de explosión amorosa que experimenta la hablante lírica con el sujeto amado a quien describe con la imagen lumínica del sol: Madrugadas de dioses maravillosamente despertaron mis valles. ¡Desprendimientos! ¡Cauces! ¡Golondrinas! ¡Estrellas! ¡Albas duras y ágiles! Todo en ti: ¡sol salvaje!

(“Poema detenido en un amanecer”)

Hasta el último poema que lleva el mismo título del libro, el sujeto femenino se reafirma en la unidad lograda con el otro:

Él y yo somos uno.

Uno mismo y por siempre entre las cimas; manantial abrazando lluvia y tierra; fundidos en un soplo ola y brisa; […]

Yo saldré de su pecho a cierta horas, cuando él duerma el dolor en sus pupilas […]

Si extraviado de senda, … […] fuese un día, una luz disparada por mi espíritu le anunciará el retorno hasta mi vida.

No es él el que me lleva… Es su vida que corre por la mía.

(“Canción de la verdad sencilla”)

No obstante, en El mar y tú la voz lírica comunica la desintegración de la experiencia amorosa y el anhelo de la muerte. A pesar de que la primera parte del libro recrea la vivencia amorosa y el mar se convierte en sujeto amado, se advierte el paso del eros al tánatos.

La obra de Burgos tiene ecos en la obra poética de Ángela María Dávila y otras poetas del siglo XX. El erotismo revolucionario que se representa en la obra de Burgos se retoma en la década del setenta. Desde su discurso erótico y mediante un lenguaje vigoroso y directo, las escritoras de esa época exigen la igualdad así como los grupos feministas lucharon por los derechos de las mujeres.

Ángela María Dávila: diálogo con Burgos

Desde los poemas de Ángela María Dávila en Homenaje al ombligo (1966) se advierte el diálogo con varios versos de Burgos, ya que la voz poética emplea las imágenes del mar, la lluvia, ola, valles, silencio, pájaros, surcos, amado, sol y luz con el fin de expresar sus emociones hacia la experiencia con el otro, pero además, para describirse a sí misma y su anhelo.

En “¡amante! Las cadenas se destierran cristal” y “amado” la voz lírica nombra al sujeto amado y su deseo de llegar hasta él en quien hay cierto recuerdo de la imagen del “sol salvaje” de Burgos:

¡amante! … escalaré tu nombre rastreándome en tu sangre, husmeándote en mi pulso… […] escalaré tu nombre seductor de mayúsculas […] en mi grito impronunciado

(Dávila 73)

¡amante! amado, multiamado cósmicamente super-encontrado en todos los naufragios rescatado en la luz, luz desolada […]

quiero hacerte testigo […] esta noche […] de revuelta angustia mordida hasta el encuentro de tu huella de sol, […] escuchando marullos por tu nombre redondo retumbando en mi sed.

(Dávila 75)

En su libro Animal fiero y tierno (1977), Ángela María Dávila menciona a Julia en la dedicatoria por la canción interminable y porque al igual que otras mujeres que menciona han hecho de ella como un animal terrícola, hembra, americana, antillana, boricua para siempre.

La segunda región de este libro Mundo musgo angelita incluye un poema que titula “Homenaje” para resaltar la obra de Burgos. La voz lírica emplea un lenguaje que remite al sujeto poético de Canción de la verdad sencilla. Imágenes como: claridad, ola, agua, río, luz, canción, pájaros, alas, viento y estrellas recuerdan los poemas que abordan la experiencia amorosa. Al emplear este lenguaje, la voz lírica expresa que puede ser una extensión de Burgos como su pariente, sobrina, nieta, hija, hermana o compañera.

En este poema, se advierte un sujeto poético que se solidariza con la voz femenina de los versos de Burgos y recalca haber visto su claridad, interioridad, dolor y hasta su modo de vivir: “yo vi como el silencio / no pudo amordazar tu lengua transparente, / lo silenciaste a golpe limpio de ola” (Dávila, 33).

En esa misma parte del libro figuran los versos de “Poema para una noche de amor” los cuales desde el título dialogan con “Poema de amor en tres cantos” de Canción de la verdad sencilla. La voz lírica recrea, en un extenso poema, el momento de la noche y la experiencia amorosa con el sujeto amado: ¡qué tartamuda y alta de amor me sorprendiste! […] mientras tanto, tu voz como un asombro de salitre desgastando mi nombre distinto y empolvado, […] besando la alegría,

regañando mi entrega, definiendo su impulso y su extensión confusa acercándose más hacia tu estancia honda y definitiva. mientras tanto tu voz, como si siempre me hubieran conocido tus palabras. había un manantial sonoro murmurando

… cómo recuperarme de mi ausencia fuera del territorio de tu labio, de tu cerco de fuego elemental, de tu murmullo sólido de círculo seguro, del ruido de tu agua, de tu agua

(Dávila 39-42)

Por su parte, en La querencia (2006) se recrean tres momentos del acto erótico: antes, durante y después del sujeto amado; además, se advierte un diálogo con Burgos, al referirse a la canción rota y a la desintegración del amor.

Olga Nolla: erotismo mediante un lenguaje coloquial

Por su parte, el lenguaje directo y gráfico que emplea Olga Nolla es su manera de representar el anhelo por esta vivencia que se advierte desde sus primeros libros: De lo familiar (1973), El sombrero de plata (1976), El ojo de la tormenta (1976) y Clave de sol (1977). En este libro figura el poema XIV “Permíteme Julia”, en el cual se establece un diálogo con Julia de Burgos. La voz lírica trata a Burgos como su amiga y se dirige a esta poeta para indicarle que es su profecía y por tal razón invertirá su verso y su larga pena: hermanada a tu voz me permito el regalo de atravesar tu verso e invertirlo y digo, más desnuda que tu si eso es posible.

(Nolla 29).

No obstante, en Dafne en el mes de marzo (1989), la voz poética representa la experiencia erótica como tema central mediante la expresión coloquial. Las acciones que lleva a cabo este sujeto femenino muestran un desafío al poder de la sociedad patriarcal al proponer la liberación femenina mediante el disfrute de la intimidad.

Ahora bien, en el poema “Memoria de un río” que figura en su libro El caballero del yip colorado (2000), se advierte otro eco de Burgos y su amor por el río. La hablante lírica expresa: Me he enamorado entonces locamente de los ríos del mundo

… No soy Julia de Burgos, me repito, ¡yo soy una mujer del siglo veintiuno! No acabo de entender tanta pasión. … mientras aquel amor de Julia por su río me retumba en el cerebro.

… Comprendí entonces a Julia y su Río Grande y por qué el agua es un principio masculino … El río que penetra y me hiere, ese poder que me abre y me transcurre y me fecunda es el origen de la alegría y de la risa que me hacen posible. … A pesar de mi rabia y mi protesta, que sigue en pie, tenías razón, querida Julia, me temo tenías razón.

(Nolla 61-63)

A nivel simbólico, el sujeto femenino, que figura en los poemas eróticos de Burgos, Dávila y Nolla, representa a las mujeres quienes desde diferentes momentos históricos exigen la igualdad y deciden tomar el control de su cuerpo para disfrutar a plenitud de la sexualidad. Los poemas eróticos de estas poetas advierten la apertura hacia la experiencia íntima de un sujeto femenino que se encuentra al margen del canon a partir de la década del treinta en Puerto Rico.

Además, sus obras exhiben la sensibilidad de la voz poética hacia su propia sexualidad. La tradición de poesía erótica de la cual son parte estas poetas es evidente; y aunque hay diferencias generacionales y de estilo, tienen un modo particular de emplear el lenguaje para comunicar dicha experiencia, con el cual cada una crea su propio modelo erótico.

Referencias

Burgos, Julia de. “Amado:”. Mester 2.10-11 (1969): 17. Impreso. ___. “Amante”. Mester 2.10-11 (1969): 16. Impreso. ___. “Brindis (1)”. Mester 2.10-11 (1969): 16. Impreso. ___. “Brindis (2)”. Mester 2.10-11 (1969): 16. Impreso. ___. “El encuentro del hombre y el río”. Puerto Rico Ilustrado agosto de 1940: 16. Impreso. ___. “Luz de amor”. Mester 2.10-11 (1969): 17. Impreso. ___. Obra Poética. 2da. ed. San Juan: Editorial del Instituto de Cultura Puertorriqueña, 2004. Impreso. ___. “Río Grande de Loíza”. Renovación 1.10 (noviembre de 1937): 12. Impreso. ___. “Ven”. El Imparcial 4 de diciembre de 1937: 13. Impreso. ___. “Yo quiero darme a ti”. Alma Latina 55 (1935): [50]. Impreso. Dávila, Ángela María. Animal fiero y tierno. Río Piedras: Quease, 1977. Impreso. ___ y Lima, José M. Homenaje al ombligo. 1966. Impreso. ___. La querencia. San Juan: Instituto de Cultura Puertorriqueña, 2006. Impreso. Lorde, Audre. Uses of the Erotic: The Erotic as Power. Tucson, Arizona: Kore Press 2000. Impreso. Nolla, Olga. Clave de sol. San Juan: Instituto de Cultura Puertorriqueña, 1976. Impreso. ___. Dafne en el mes de marzo. San Juan: Editorial Plaza Mayor, 1989. Impreso. ___. El caballero del yip colorado. San Juan: Editorial Cultural, 2000. Impreso. ___. El ojo de la tormenta. San Juan: Ediciones Palabra de Mujer, 1976. Impreso. ___. El sombrero de plata. San Juan: Ediciones Palabra de Mujer, 1976. Impreso. Rivera Lassén, Ana Irma y Elizabeth Crespo Kebler, eds. Documentos del feminismo en Puerto Rico: Facsímiles de la historia Volumen 1 1970-1979. San Juan: Editoria de la Universidad de Puerto Rico, 2001. Impreso.

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