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por la revolución educativa
Las Metas Nacionales de Puerto Rico: vamos por la revolución educativa
Justo Méndez Arámburu
Justo Méndez Arámburu es educador y es presidente de Nuestra Escuela, una escuela alternativa pública que ofrece educación alternativa y personalizada, fundada en el Amor, basada en talentos, pasiones y metas. Estudió una Maestría en Planificación Social en la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras, donde completó un Bachillerato en Ciencias Sociales. En su trabajo por una educación pública liberadora, ha iniciado proyectos de transformación de escuelas públicas en Caguas utilizando el método educativo de Nuestra Escuela y de otras modalidades de educación alternativa. Actualmente cursa una Maestría en Administración en Organizaciones Sin Fines de Lucro en la Universidad del Sagrado Corazón, donde ha trabajado el tema de la sustentabilidad de las organizaciones del tercer sector, planteando un cambio en el paradigma sobre el cual operan estas organizaciones. Es recipiente, entre otros premios, de la Medalla Sor Isolina Ferré que otorga la Cámara de Representantes de Puerto Rico (2005).
Introducción
La Educación es un proceso de descubrir, de construir lo que no existe, de crear una nueva realidad. Allí no se puede llegar, citando a Silvio Rodríguez, con miedo a “equivocarse y errar”. Equivocarse y errar es inherente al proceso creativo. No conozco persona alguna a la que todo le salga bien de la primera. Para más, nuestra sabiduría popular le llama a eso “chamba”. En Puerto Rico hay una gran necesidad de iniciar una Revolución Educativa. Esa revolución debe alcanzar todo el País, de modo que nos lleve a definir y establecer las bases que son necesarias para nuestro desarrollo sustentable como Nación. Ante la falta de consenso sobre cuál debe ser el Proyecto Educativo de Puerto Rico como país, planteo que las y los puertorriqueños debemos ponernos de acuerdo en unos asuntos mínimos que resultan trascendentales para el futuro económico, político, social y cultural de Puerto Rico. Nadie se debe oponer a que seamos un país que dominemos destrezas básicas para nuestro éxito. Esto puede ser hasta más sencillo que llegar a un consenso sobre ese proyecto educa-
tivo nacional que necesitamos. En esta revolución del modelo educativo, las Metas Nacionales de Puerto Rico puede ser una gran estrategia de trabajo a largo plazo.
Lo ondo edera e : di tor ión de Proyecto Educativo Naciona
Si vamos a hablar de revolución, hablemos de revolución. Uno de los elementos que distorsiona el posible proyecto educativo nacional es la utilización de fondos provenientes del Departamento de Educación Federal de Estados Unidos, a los que nos referimos como ‘fondos federales’. Estos dineros, que no se acercan a la mitad de los que aportamos las y los puertorriqueños por medio del pago de contribuciones, nos imponen el cien por ciento de la agenda del Departamento de Educación (DE). El exsecretario de Educación, doctor César Rey, puntualiza a la luz de su experiencia esta relación con claridad:
“En la educación pública, como en otros tantos renglones de la vida en Puerto Rico, la situación se torna un poco más álgida, pues el gobierno federal posee un grado elevado de injerencia en la determinación de la formación de los puertorriqueños. Con la aportación federal de un casi 33 por ciento del presupuesto total del Departamento de Educación, cualquier formulación de política pública tiene que ser contextualizada en esta relación con el Departamento de Educación de los Estados Unidos. Lo anterior revela la importancia del gobierno federal de los Estados Unidos en la formulación de política pública en Puerto Rico. Esto, en el caso del Departamento de Educación, supone establecer una dependencia en temas tan sensibles como el diseño curricular, la medición del desempeño académico y hasta el posible cierre de escuelas en distintas comunidades”. 1
En este tablero, como parte del juego del “mejoramiento” de la educación, entran las famosas compañías privadas. Estas compañías son, principalmente
1. Rey Hernández, César. A. El reto de la ingobernabilidad en la educación pública en Puerto Rico. Guaynabo: Taurus, 2008, 59. las de Estados Unidos, son proponentes externos que compiten en procesos competitivos de propuestas para ofrecer servicios de tutorías, desarrollo profesional, “transformar” escuelas y administrarlas, ya que el DE no cuenta con los recursos necesarios para llevar a cabo estos servicios. Ese modelo neoliberal no puede transformar la Educación pública, pues su agenda responde al ánimo de lucro que mueve a esas compañías, además de velar por los intereses de ese país, el cual no se destaca por sus logros educativos. La transformación educativa real solo es posible desde las escuelas públicas. Este orden hay que invertirlo y que la magnitud de la injerencia en la toma de decisiones sobre la agenda educativa se convierta en equivalente a la cantidad de fondos invertidos. Entonces, el poder decisional mayoritario lo tenemos que tener quienes pagamos la mayor parte de la educación de nuestras niñas, niños y jóvenes: las y los contribuyentes puertorriqueños. Esto nos podría permitir quitarle fuerza al uso de las pruebas estandarizadas como principal medidor de la efectividad de nuestra educación. En una instrucción que ha dejado de ser pertinente para nuestra niñez y juventud, lo lógico es que el estudiante desvíe su atención hacia otros pensamientos y actividades durante la sesión de clases. Y que, porque es adolescente, se comporte como adolescente, se aburra e interrumpa. A lo que mi abuela llamaba “un muchacho disinquieto”, ahora le llamamos déficit de atención e hiperactividad. Para una población estudiantil como ésta, que en Puerto Rico reconocemos como enorme, el método de evaluación a NO utilizar es pruebas estandarizadas. Pero, entonces, el sistema evalúa estos resultados como fracaso.
La Meta Naciona e : una e trategia común
Puerto Rico tiene que tener una estrategia común de cómo enfrentar su futuro como país. Esa estrategia tiene la capacidad de trascender la ideología política, pues es algo que compete a todos y todas. Estoy seguro que existe consenso en que para que seamos un país más productivo, competitivo, como también más justo y libre, las y los puertorriqueños
debemos saber leer y escribir con letras mayúsculas; tener pensamiento lógico-matemático; poseer una consciencia ecológica; ser ciudadanos responsables en los contextos comunitario, nacional e internacional; ser emprendedores; y dominar de manera efectiva la tecnología. Esos seis aspectos que debe contener la formación de la Educación pública los defino como las Metas Nacionales de Puerto Rico. A mi entender, el fracaso le corresponde a un sistema que está utilizando un método equivocado para un proceso evaluativo tan importante. ¿Fracasar es siempre un problema? Si en Puerto Rico vamos a ha
cer educación, a la educación le es inherente el no dar con las respuestas acertadas en los primeros intentos. Necesitamos darnos la oportunidad de diversificar las metodologías de cómo evaluamos nuestra ejecución como educadores. Si vamos a hacer revolución en nuestra educación, necesitamos acordar como pueblo el Puerto Rico que queremos construir e irnos a nuestros salones de clases a educarnos en comunidad y capacitarnos para construir ese proyecto de país. Pero esta agenda la tenemos que definir las puertorriqueñas, puertorriqueños y demás habitantes del archipiélago.
En algunos círculos de diálogo hemos estado de acuerdo en la necesidad de establecer unas metas nacionales para nuestra educación. Las de mayor contundencia han resultado ser las siguientes:
1. Aprender a LEER, en mayúsculas
Que nuestra niñez, a la altura del Tercer Grado, sepa LEER. Las letras mayúsculas quieren decir que no se trata de descifrar letras y palabras sino de entenderlas, comprenderlas, asumir posición al respecto y tomar acción. Sin que la escuela nunca imponga la posición a asumir y la acción a tomar. Además, es necesario dominar el vernáculo y ser funcional en varios idiomas desarrollando la calidad de ciudadanía mundial. Se torna imprescindible retener, entender, comprender, interpretar y asumir posición.
Paulo Freire plante que “Leer es procurar o buscar crear la comprensión de lo leído; de ahí la importancia de la enseñanza correcta de la lectura y de la escritura, entre otros puntos fundamentales. Es que enseñar a leer es comprometerse con una experiencia creativa alrededor de la comprensión”. 2
2. Pensamiento lógico-matemático
Es fundamental desarrollar la lógica que encierran las matemáticas para resolver problemas que son absolutamente prácticos en nuestra vida cotidiana. No solo se trata de resolver ecuaciones sumando letras sino para resolver un problema de violencia familiar, de contaminación ambiental en la comunidad o de seguridad alimentaria.
El pensamiento matemático tiene la lógica envuelta. La lógica te explica cómo resolver problemas. Puedes resolver la ecuación con la lógica y después puedes resolver un problema de violencia doméstica. Nos enseña lógicamente a cómo resolver situaciones.
2. Paulo Freire. Primera carta “Enseñar-aprender. Lectura del mundo-lectura de la palabra”. En Cartas para quien pretende enseñar. Trad. de Stella Mastrangelo. Buenos Aires: Siglo XXI Editores (1993), 2004, p. 32.
Formación ecológica
Conciencia plena de nuestra historia boricua, caribeña y latinoamericana. De nuestra salud y su conservación. De la conservación del patrimonio y el ambiente. Conciencia elevada a tal nivel que nos obligue a poner la acción donde ponemos la palabra, garantizando ambientes inclusivos y de respeto a la diversidad. Comenzando por el cuerpo, el núcleo, ambiente, sociedad; ser sostenible.
4. Ciudadanía responsable en los contextos Comunitario, Nacional e Internacional
Desarrollo de los talentos de las y los estudiantes y dominio del manejo sano y constructivo de la tecnología, sin perder las capacidades de socializar, ejercitarnos y desarrollar pensamiento propio. En esta meta enfatiza la responsabilidad del individuo por sí mismo, además del sano desarrollo de su comunidad, su país y el Mundo.
5. Paradigma de emprendimientos
Emprender, crear e inventar capacitándonos para evolucionar de la cultura de la dependencia a una de autogestión en comunidad. Quitarle la censura a la invención, lo que caracterizamos con la frase “no inventes”. Sí, inventa. Inventemos la nueva realidad del Puerto Rico que necesitamos, merecemos y podemos. Y que nuestra educación desarrolle las capacidades para, en comunidad y solidaridad, crearlo.
Imp antemo a de de a Ley 149 Meta
Las pruebas estandarizadas dan una sola oportunidad de salir bien o fracasar. Este proceso no lo pueden desarrollar compañías privadas que no son espejo del nuevo paradigma. Una compañía estadounidense no va a conocer y poder desarrollar nuestro proyecto de país. Y, con todo respeto, nuestras universidades han tenido la oportunidad de sembrar este camino sin alcanzar los resultados buscados. Quien no ha tenido una oportunidad real es la escuela pública. No le hemos dejado ejercer a las comunidades educativas las
facultades que la Ley Orgánica del Departamento de Educación les otorga. Las portadas de los periódicos nos quieren convencer que el Pueblo no tiene confianza en sus instituciones y que la credibilidad es cada vez menor. Nos citan quejándonos de que la educación no hace lo que tiene que hacer y los maestros son cada vez menos efectivos. La realidad es que al magisterio les pedimos más y los tratamos peor. Les exigimos, pero no los valoramos, tampoco a la educación pública. No nos hemos planteado que la autoestima del Magisterio está lacerada, como está lacerada la educación pública y la hemos lacerado nosotros la ciudadanía por acción u omisión. No negamos que los retos son muchos. Apostamos a la transformación, pero golpeamos la educación pública luego de culparla como causante de los problemas del País. Nadie con la autoestima lacerada puede crear un mejor futuro. El problema ha sido que pocos han visto la educación como suya, como algo que nos pertenece a todas y todos. Nadie quiere que su país sea el peor y todos, de una manera y otra, queremos el bien colectivo, porque un país mejor es más agradable y es más feliz. Un país donde unos pueden tener acceso a una educación plena y otros no hay, pues, una injusticia; un mal social. Es fundamental fortalecer la opinión que tenemos de nuestra educación y de los que trabajos por ella. La educación pública es el único reducto que le queda al Pueblo para luchar y reivindicarse. En más de una década de trabajo mientras he presidido Nuestra Escuela he planteado que si queremos un país mejor, más preparado, más competitivo tenemos que apostar por una educación sustentable. Ese proyecto educativo se sustenta con el apoyo que como País podamos darle. De lo contrario, no podrá sustentarse ningún proyecto educativo. Un poco de amor por la educación es lo único. La revolución educativa solo comenzará desde la escuela pública y su Magisterio, en un escenario de real autonomía, menos injerencia federal y currículos pertinentes que se construyan desde el mundo del estudiantado. Son posibilidades reales: 1. Una forma de reducir la influencia de la agenda federal en nuestra educación es disminuir una cantidad de los fondos federales equivalente a todo lo que paguen del nivel central del Departamento de Educación. Propongo achicar ese nivel central, permitiendo ejercer la toma de decisiones en las comunidades educativas, y que éstas tracen planes de desarrollo social y económico a nivel local. 2. Los currículos se podrían redirigir hacia la implantación de ese desarrollo. La articulación de los proyectos comunitarios de desarrollo social y económico se concertarían en un gran proyecto de país. Nos falta capacidad para poder hacer esto. Nos falta liderazgo, destrezas y conocimientos. 3. La revolución educativa podría concertarse desde una facultad o academia que promueva círculos de educación popular donde todas las personas interesadas nos formemos en el proceso hacia el proyecto de país. En esta iniciativa podríamos invertir todo nuestro empeño, juntando a diversos líderes de nuestra sociedad, de todos los sectores, dispuestos a colaborar junto a los representantes de la comunidad escolar en un nuevo proyecto educativo que, ante todo, fortalezca la escuela pública y el sistema de enseñanza público. En conjunto, nos pondríamos al servicio de las comunidades educativas, empoderadas por la Ley Orgánica de la Educación, para apoyarles en la construcción de ese nuevo Puerto Rico. ¡Vamos por la revolu