ALEJANDRO TOLEDO, EL MISMO DE SIEMPRE
Soloa una persona tan fresca y sinvergüenza como Alejandro Toledo se le puede cruzar por la cabeza la idea de plantear un arresto domiciliario en lugar de una celda en Barbadillo, cuando se ha pasado seis años prófugo de la justicia peruana y sin mostrar la más mínima voluntad de colaborar en las investigaciones que se le iniciaron desde que directivos de la corruptora Odebrecht confesaron que le pagaron una millonaria coima.
Si desde un inicio la justicia hubiera visto en Toledo voluntad de apoyar las pesquisas, quizá, por sus 77 años encima, podría evaluarse esa posibilidad. Pero con alguien con vocación de prófugo y caradura que insiste en su inocencia pese a las evidencias, eso resulta imposible, En la cárcel estará
República Kafkiana
Legitimidad política
Alescuchar a los alcaldes, regidores y funcionarios —salvo raras avis— ninguno parece saber qué es la política ni el encargo público. Todos hablan desde el yo ególatra (yo haré, yo construiré, yo daré; incluso algunos en tercera persona) y no desde el Otro: las ciudadanas y los ciudadanos. No entienden que la primera función de un político es generar los canales de intervención ciudadana real y efectiva en los procesos de toma de decisiones.
Un alcalde no es un reyezuelo que ordena imperativamente qué hacer; un alcalde es un empleado municipal más que debe construir su legitimidad comunitariamente, pues la ciudad no es él, sino los vecinos. Es por eso indispensable pensar la alcaldía como la gestión del «municipio», que es el conjunto de personas que habitan un territorio, y no que gestiona meramente la «municipalidad», que es un edificio donde se realizan labores administrativas.
Es obligación de alcades, regidores y funcionarios, promover el acceso y el goce de los derechos humanos de todas y de todos mediante enfoques inclusivos, interculturales, medioambientales y de género (de no hacerlo, incurrirían en el delito de omisión de funciones). Esto será imposible sin políticas culturales, pues si no entienden la política como una acción cultural que modifica emociones, usos y costumbres, solo tendrán una labor burocrática, demagógica e inútil, y no lograrán nunca una ciudad pacífica, hermosa y creativa que represente a mujeres y hombres que hayan soñado su propio destino, y continuaremos con estas ciudades sucias, feas e inseguras, lo cual hacen augurar estas —ya no tan— nuevas «autoridades».
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seguro, además, se trata de un reclusorio VIP con todas las comodidades y atenciones. Nada malo le va a pasar. Toledo no ha retornado al Perú por voluntad propia. El país ha tenido que gastar miles de dólares en abogados para traer a este sujeto que ahora quiere ir a su casa en lugar de a la cárcel. Es por eso que cabe una invocación a fiscales y jueces a fin de que este sujeto esté donde le corresponde. No puede seguir burlándose de la justicia, como lo ha hecho al mostrarse en silla de ruedas cuando todos lo hemos visto días antes caminando con normalidad y casi corriendo para eludir a unos periodistas que lo seguían.
Las mentiras y sinvergüencerías de Toledo deben ser cosas del pasado.
Trancas & Barrancas
Congresistas “mocha sueldos”
Se argumenta en los pasillos del primer poder del Estado, con cierto desparpajo, que el recorte de sueldos por parte de los congresistas a los trabajadores es una cuestión antiquísima, y que ya es una acción casi institucionalizada en la generalidad de legisladores. Exactamente, en gestiones anteriores, no muy lejanas, se vieron casos de alegatos constitucionales que llegaron al pleno del Congreso como: Elsa Canchaya Sánchez, Tula Benites Vásquez, José Anaya Oropeza, Margarita Sucari Cari y Michael Urtecho Medina.
En este período: la primera legisladora denunciada fue la liberteña Magaly Ruiz. La acusación fue interpuesta por el comunicador Marina Puscán, quien afirmó que la legisladora le recortó 1500 soles de su sueldo. La denuncia periodística cayó como una bomba en la colectividad liberteña, pues Ruiz se había abierto –calculadamenteun camino en la política liberteña, partiendo de ser funcionaria en la comuna de La Esperanza, para luego componer el equipo de regidores ediles de este distrito. Metódicamente fue labrándose un perfil y estaba presente en los eventos que le podían sumar. Recordamos que estuvo exacta en la celebración de las bodas de oro de un diario local, no habiendo asistido ni su mismo alcalde. Luego, han salido similares casos de las congresistas María Cordero Jon Tay, Heidy Juárez, Rosio Torres y Katy Ugarte, dejando muy mal paradas a las mujeres, aunque todos los indicios apuntan que también hay hombres metidos en esta lista de “mocha sueldos”. Sospechosamente, el Congreso hace una movida y autoriza la bonificación especial de 9mil 900 soles para favorecer a todos los trabajadores activos del servicio parlamentario. La suma de este beneficio le generará un gasto al Parlamento, y por ende al erario nacional, de S/ 35 640 000, debido a que son alrededor de 3600 empleados los que se encuentran en funciones. En política no hay que ser ingenuos”, recomendaba un expresidente.
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DEL EDITOR
DESPARRAMANDO LA SANGRE
Loque pasa en La Libertad con el crimen es una total ausencia del principio de autoridad, que proviene primero del gobierno nacional y que continúa con las autoridades de la región y de Trujillo. Es una desgracia: en momentos en que los homicidios siguen desparramando la sangre de liberteños en las calles la presidenta Dina Boluarte sale a tirarle toda la responsabilidad de las muertes en las protestas a las Fuerzas Armadas y la Policía. Así la cosa empeora, pues no hay entendimiento y menos trabajo conjunto con una autoridad que asuma verdaderamente el liderazgo que se necesita hoy.
Y, mientras tanto, tenemos en Trujillo al peor alcalde que pudimos elegir para esta situación crítica de la inseguridad. Es verdad que el combate a la delincuencia recae en la Policía, pero desde la gestión municipal hay herramientas para apoyar en esa labor. Hay herramientas y funciones establecidas por ley. Pero el alcalde Arturo Fernández, obsesionado con sus peleítas absurdas que protagoniza desde las redes sociales, ha abandonado todas las funciones que le corresponden en ese aspecto. Argumenta que no hay plata para activar los vehículos de seguridad ciudadana, pero lo primero que hizo fue subirse el sueldo y permitir pagos millonarios cuestionables. Se pelea con los serenos a quienes maltrata. Se pelea con el jefe de la Policía y con agentes. No le interesan más que sus grescas personales infantiles, mientras la sangre se sigue derramando y hay asaltos a metros del Palacio Municipal. Por su parte, la Policía necesita urgente una reforma. No es posible que conviva en medio del crimen y las mafias organizadas en torno a la minería informal y los ajustes de cuentas. La autoridad policial dice, como para minimizar los crímenes, que responden a ajustes de cuentas entre delincuentes. Pero si eso es así quiere decir que los hampones reinan aquí y arreglan sus asuntos metiendo balas mientras la autoridad mira atónita o silbando con la mirada al techo. El gobernador César Acuña es quien debería encabezar las demandas de reforma y cambios necesarios para mejorar la seguridad en La Libertad. El hampa gobierna sin que muevan un dedo. ¿Por qué Acuña no usa su influencia en el gobierno, al que ayuda a sostener? ¿Y los congresistas? ¿No son ellos quienes dan soporte y blindan al Ejecutivo hoy? ¿Hasta cuándo seguirá la indolencia e indeferencia frente al asunto del crimen?
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