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Sobre artesanía

El objeto artesanal satisface una necesidad no menos imperiosa que la sed y el hambre: la necesidad de recrearnos con las cosas que vemos y tocamos, cualesquiera que sean sus usos diarios. Esa necesidad no es reducible al ideal matemático que norma al diseño industrial ni tampoco al rigor de la religión artística. El placer que nos da la artesanía brota de una doble transgresión: al culto a la utilidad y a la religión del arte. (Paz, 1997)

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“Ya tenía razón Octavio Paz: el arte es la firma, el diseño es la marca, la artesanía es la huella. Y si bien las tres actividades tienen un origen y un destino común, en este siglo pasado hemos conseguido separarlas” menciona Prieto (2011) en el texto de reflexiones previas, del libro diseñando con las manos. Parto de esto y del separatismo “cliché” en las discusiones sobre el tema, porque lo considero el causal de muy buena parte del desconocimiento frente al valor de la artesanía en la sociedad contemporánea; desconocimiento sin distinción de si se es o no parte de las disciplinas artísticas.

Hace poco tuve una experiencia como docente, que reforzó mi sed de “alfabetización artesanal” hacia mis estudiantes. La historia va de que tuve la oportunidad de participar en el desarrollo de un curso de diseño para artesanos, y para ello fue necesario la diagramación de materiales, grabación de videos, entre otras tareas; para este comentido acudí al apoyo de un par de mis antiguos estudiantes de asignaturas de gráfica digital, para que fuesen ellos quienes apoyaran la labor de graficación. Para todo diseñador es bien sabido, que a la hora de realizar este tipo de encargos, es importante que lo gráfico tenga unos valores de comunicación alineados con el cliente, el usuario, el contenido y el propósito de la pieza que se diseña; en ese sentido, les expliqué a modo de “brief” verbal lo que se debía generar. En palabras sintéticas: “Es un trabajo para artesanos; es un curso online asincrónico; tenemos esta cantidad de piezas con estas características; y se deben diseñar estas plantillas para que ellos puedan seguir los contenidos”. Con lo que me encontré fue con resultados nada satisfactorios que más hacían alusión a manualidades, o a una idea “pobre” (esperando que este término no se perciba peyorativo) de lo que es el artesano y su obra.

No se puede negar, que actualmente así como a cualquiera que utilice Photoshop se le llama arbitrariamente diseñador, a cualquiera que haga un rizo de alambre se le llama artesano. Así que quiero hacer la aclaración frente a la artesanía de la que se habla en este texto, que poco tiene que ver con estas manifestaciones más cercanas a la manualidad o a las que se presentan como producciones seriadas y masivas de algunos elementos semióticos asociadas con ideas patrimoniales, como las artesanías colombianas made in China. En este sentido conviene remitirse a lo que menciona Santos (2011) donde caracteriza, o como él mismo indica segmenta al mercado de la artesanía según el típo de público al que se dirige y si es más cercano a la innovación o a la tradición; de tal modo que ejemplos como el mencionado hacen parte de la artesanía popular que además de ser de baja calidad, es actualmente la más extendida, por lo tanto es la que alimenta el estereotipo del imaginario de artesania.

Continuando la anécdota, para el ejercicio de diseño del material gráfico para los artesanos, hubo que brindar a los estudiantes unas sesiones de alfabetización visual en torno a otros tipos de artesanía, sin embargo aunque esto ayudó no llegó a cumplir completamente con la expectativa del resultado ya que si bien habían algunos referentes nuevos a nivel estético, no se comprendía todavía el oficio artesano, y los estuiantes seguían anclados al imaginario popular; incluso a la hora de realizar investigación, obviaban hallazgos interesantes ya que no los reconocían como un objeeto o resultado posible dentro del universo artesanal.

Tras esta experiencia, surgió la pregunta frente al porqué en la facultad de diseño no se trabajan ejercicios que tengan como base didáctica, como ejemplo o como referente a lo artesanal; algo que la anécdota puede ayudar a aclarar, pues estos imaginarios los encontré (también) de forma empírica en compañeros docentes de otras asignaturas, con salvedad de los diseñadores industriales, quienes tenían algo más de apreciación y conocimiento al respecto. Sin embargo, en este espacio no pretendo resolver esa pregunta, más bien conviene dirigirla al cómo realizar esta incorporación.

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