El cautivo de Benisanó

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La leyenda que así refiere lo que aconteció, aunque hay quien asevera que nunca sucedió, entre estas páginas con respeto queda recogida Una sentimental fábula que en el tiempo perduró. Mas algo de veracidad sí encierran sus palabras, pues fue época de soberbia y de acciones galanas.

Ana A. Millás

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Drama en un acto y en verso. PERSONAJES.TROVADOR Dª LEONOR MARIA VIOLANTE JUANA D. JERÓNIMO REY FÍSICO ESCUDERO PERSONAJES DE FIGURACIÓN (*) ESCENARIO.Según lo requieran las diferentes escenas en las que está dividida esta comedia, recrean la habitación de una de las doncellas, un balcón, el salón principal del castillo de Benisanó, o un rincón de la cocina. ÉPOCA.Siglo XVI.

(*) NOTA DE LA AUTORA.A conveniencia del director de escena se puede engrosar el elenco utilizando para ello diversos personajes que, sin voz, intervengan en escenas tales como el baile. También pueden acompañar al trovador uno o dos bufones escenificando aquello que relata en sus intervenciones. 4


PRÓLOGO TROVADOR – Sed bienvenidos, damas y caballeros, a aquesta función que sólo pretende noble recreo y sana distracción. Era Francisco I, Rey de Francia, personaje curioso de carácter altivo, vanidoso, vivaz, cortés y generoso; además de un guerrero esforzado y valeroso. Se complacía de las justas, los bailes y las cacerías. Humanista de su tiempo, con gran sabiduría, el progreso de las letras y las artes facilitaría. Allí a donde fuese era el centro de atención. "El Magnífico", conocido por su ilustración. Principios de febrero del año 1525 acontecía cuando Francisco I de Francia la derrota conocía. Capturado y apresado en la batalla de Pavía, tras de una breve estancia en Lombardía, y mientras del tratado se estudiaban nuevas condiciones, en secreto al regio señor despachar a España se resolvió. Una flota de veinte galeras y cuatro bergantines, con todos los honores, a Valencia al Rey trasladó. Quiso el emperador Carlos V que su enemigo sometido fuese al seguro albergue del castillo de Játiva conducido. El día de Sant Pere, “La Escolanía de la Seu” avistó, la flota cuando “a tocar a vespres1” al Miguelete subió. Para tributarle al vencido rey su homenaje y pleitesía, 1

Oficio divino vespertino en la liturgia de las horas canónicas de la Iglésia Católica.. Primeras horas de la noche.

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formada por caballeros, otras gentes y los Jurados de la Ciudad, una extensa y lúcida comitiva al Grao de la Mar se dirigió, No desembarcó el monarca sino “a trenc d’alba”, del siguiente día. Acompañado de espléndido cortejo, y del emperador por voluntad, hacia el Palacio del Real el prisionero encaminó su majestad. El uno de julio, vistiendo rico sayo de brocado, que la gentileza de su figura realzaba, de perlas recamado; para hacer visita de cortesía, antes de ser confinado sobre brioso corcel, el Rey galán en la amurada ciudad entró. Con doña Germana de Foix que, junto a su esposo moribundo hospedábase en el palacio arzobispal, se entrevistó. A Don Jerónimo de Cavanilles encomendado quedó. Cavanilles, quien fue gobernador del Reino de Valencia, del emperador, antiguo embajador de Francia, chambelán y capitán de su guardia, las ordenes trocó. Por caballeros asistido y por trescientos peones custodiado, Bajo el mando de Don Fernando de Alarcón, acabó escoltado el insigne monarca galo, ya Benisanó presto fue trasladado. Treinta y un años contaba entonces el Rey caballero y dieciocho días en aquel alcázar fue residenciado tratado y atendido con sumo y cortesano esmero, y con cacerías y otras diversiones agasajado. Si me ofrecen unas monedas y me “prestan” su atención, aunque sea calderilla, con placer les relataré lo que aconteció (OSCURO) (TRANSICIÓN) 6


ACTO ÚNICO ESCENA I (En la cámara de María y Violante. Al momento Dª Leonor) Dª LEONOR - (Entra visiblemente agitada. En la mano lleva una carta) María, Violante, a aquesta nueva prestad atención. Bien sabéis que vuestro padre ha días que partió. Por orden del emperador en delicada misión. MARIA - Cumple madre, así pues, con su función. Dª LEONOR - Vuestro noble padre al Grao de Valencia acudió. Con gran acompañamiento y con exaltación, paciente la llegada del Rey de Francia allí aguardó... (Llamando hacia el lateral) ¡Juana, sin dilación, acude presto! MARIA - (JUANA hace su aparición en la estancia) Madre, no entiendo, ¿qué es aquesto? JUANA - Lo siento señora, tal vez molesto. Dª LEONOR - No, Juana, escucha tú también esto. (A sus hijas) Después de recibirle debía escoltarle y, sin tardanza, al soberano galo trasladar... MARIA – Y, como prisionero, en el castillo de Játiva confinarle. VIOLANTE - Así nos lo hizo saber padre antes de marchar. Dª LEONOR – (Exhibiendo la carta) Bien veo pues que os informó puntual... Al menos en lo tocante a lo principal... Vuestro padre, tal y como se le confió, con gran pompa al monarca en el Grao recibió. (Nerviosa) Hoy mismo de su puño y letra, con precipitación, aqueste mensaje llegome con discreción. 7


VIOLANTE - Madre, parecéis desasosegada... Dª LEONOR - Estoy, ¡Ay niña mía!... MARIA - Me preocupáis, se os ve sofocada. Dª LEONOR - Desconcertada y turbada me hallo, a fe mía. JUANA - Teneos, señora y agua fresca tomad. (Bebe) MARIA - Por lo que más queráis, sin dilación, hablad. Dª LEONOR - Vuestro señor padre en aquesta carta anuncia que hacia mediodía contemos con su presencia. VIOLANTE - (Sin acabar de entender) Disculpad mas no hallo comprensión. Esa, no es sino favorable indicación. MARIA - Ni causa ni motivo que cause desazón. Dª LEONOR - Feliz noticia sin duda es, buena reflexión. Mas otra circunstancia concurre a la sazón. Trocadas las órdenes que recibió me informa del monarca llegar acompañado, de tal forma que en el castillo el soberano quedará alojado. MARIA - (Sorprendida) ¡Vive Dios! Paréceme entender que el vencido rival en nuestra noble casa permanecerá albergado. VIOLANTE - (Perpleja) ¿Qué decís madre? Quizá habéis leído mal. Dª LEONOR - Aguzad los oídos, pues no he hecho tal. Vuestro padre con interés me significa, sin reparar en bienestar ni opulencia, que con presteza disponga regia estancia conforme corresponde al Rey de Francia. (Quedan las dos hermanas confusas cuchicheando) Emana, hijas mías, pues de ahí mi turbación. 8


Hay que preparar todo con diligencia... (A Juana) Juana, la cámara grande rápido dispón. La que a los jardines da y, con complacencia, otorga grandioso paisaje sin comparación. En aquesta época desde el ventanal se diferencia nuestra fermosa huerta y los cuajados rosales preñados de delicados rosetones que lucen esenciales. JUANA - Manos a la obra sin tardanza estoy, señora. Dª LEONOR - Obra pues Juana con presteza y sin demora. VIOLANTE - (Con notable sarcasmo) Perdonad, madre, mi natural prevención. No puedo ni deseo mostrar condescendencia que a sabiendas otorguéis tal magnificencia a tan pomposa y regia alma ahora sometida. Más que sombría cárcel la estancia elegida semblanza es de deleitable y dorada "prisión". MARIA - (Impertinente y mordaz) Si otrora oí hablar a padre del arrogante orgullo, la vanidad de carácter del Rey galo ahora intuyo. Hallará pues buen “resguardo” a su derrocada autoridad en reciente contienda despojada. Dª LEONOR - (En tono de recriminación) Hijas, no procede a un soberano así ofender que, vencido y aprisionado en la batalla de Pavía, no se ve así privado ni despojado de hegemonía. Es más, tampoco os toca a vosotras dos contender, Lo que vuestro padre y señor, tuvo a bien disponer. (Mohínas las jóvenes tuercen el gesto y quedan calladas. Dª Leonor habla a Juana) 9


Juana, sígueme y presta buen oído a mis instrucciones. Harto cosas se han de disponer y te daré atribuciones. JUANA – (Tranquilizadora) Mi señora Doña Leonor, fiad en mi vuestra premura y confianza, que de todo lo que me encomendéis haré yo buena andanza. (MUTIS) (EL RESTO DE PERSONAJES QUEDAN ESTÁTICOS) TROVADOR - No sé si sabrán que en época tan dispar y gallarda estaba la formalidad social harto arraigada. Ofrecer boato y fasto, a tan ilustre y majestuoso señor, era práctica obligada para del emperador no perder el favor. De este modo el monarca galo no encontró triste prisión. Muy al contrario, disfrutó de fastuosa y galana reclusión. En aquel rico vergel, que diversiones mil le ofrecía, su estancia se colmó de exquisita compañía. Y, para equiparar la magnífica y sin par balanza, de rica pitanza llenó “el cautivo” su regia panza. (OSCURO Y MUTIS) ESCENA II (En el salón Dª Leonor y D. Jerónimo) Dª LEONOR - Esposo mío, bienvenido seáis. (Corre a abrazarle) D. JERÓNIMO - Querida, Leonor, sois mi sosiego. Aguárdame la paz donde vos moráis. Tras las idas, las venidas y el trasiego, con vuestros abrazos me confortáis. Dª LEONOR - Mi señor cuan feliz me hacéis al regresar. Más decidme, si aliento aún guardáis, ¿cómo está nuestro ilustre “invitado”? 10


D. JERÓNIMO – (Recuperándose, poco a poco, de la fatiga) En el viaje mostrose el regio huésped, preocupado, y aún ahora se presta mohíno y con semblante turbado. Mas apenas cruzó el puente y atravesó el portón, tornose su gesto a mejor al descubrirse instalado, en cómoda y regia cámara que no en triste prisión... Dª LEONOR - Sumamente me place oíros, señor... Y más me place que de su refinado agrado la alcoba, con acierto elegida, haya resultado. D. JERÓNIMO - Ciertamente, no puede sentirse mejor residenciado. No hay en el castillo aposento más cómodo ni soleado. Buena designación, hicisteis querida Leonor. Dª LEONOR - Y decidme esposo, so pena de causaros enfado, ¿De su estancia, el periodo será muy dilatado? D. JERÓNIMO – Leonor, jamás me causó enojo vuestra diligencia. Sea menguada o cumplida su estancia habrá que disponer, con tal que placentera así trascienda su permanencia, eventos diversos que otorguen solaz a su presencia y le ayuden de aquesta forma a divertir y entretener. Dª LEONOR - ¿Decid qué, mi señor, tenéis pensado? D. JERÓNIMO – Amada, Leonor, cómo me conocéis. Dª LEONOR - Toda oídos soy, así que disponed. D. JERÓNIMO – (Ofreciéndole asiento a su lado) ¡Venid, aquí junto a mí y asiento tomad! Con tal de agradarle conviene propiciar juegos varios, cenas estivales, cacerías... Dª LEONOR - (Animada por la euforia de su esposo) Y espectáculos, bailes y fiestas de poesía, si tales son de vuestro agrado y simpatía. 11


D. JERÓNIMO - Sugestivas propuestas son, esposa mía. (Con gesto de cansancio) Disculpad, con vuestro permiso retírome a reposar. Harto penoso el camino se me hizo hasta llegar. Dª LEONOR - En buena hora, querido esposo, id y descansad. Cualquier cuita olvidad, garante quedo del hogar. Sereno y confiado, mi señor, en mi delegad. (LOS DOS PERSONAJES QUEDAN ESTÁTICOS) TROVADOR - Revuelo había de levantar suceso tan inusual. Caballeros y pueblo llano al castillo se allegaban y, con curiosidad, inquirían, observaban, preguntaban; ya fuese por fisgoneo, con dispendio o parquedad, cada cual andaba al quite por tamaña novedad. Cunde rauda entre el populacho la credibilidad, que de sanar la escrófula el soberano galo ha facultad. Halla la plebe esperanza y conforte a su enfermedad. (OSCURO) (MUTIS DE TODOS LOS PERSONAJES) ESCENA III (En la cocina: Escudero, Físico y Juana) ESCUDERO – Vos, buen físico, que de palabra hacéis gala, relatad de qué forma cayó el gallardo monarca derrotado. JUANA - (Mientras escucha no deja de realizar su trabajo) Por Dios, que tan singular hecho bien merece ser ilustrado. Y ciertamente por vos ganará al ser relatado FISICO - Ya que con tanto ahínco me lo solicitáis, atended. Se acometió en la zona de Biccoca, la decisiva batalla. 12


Según he oído detallar, Francisco I henchido de poder, ved que contra las posesiones españolas encaminó un ataque fiero. Más su anhelo de alcanzar gloria fue harto aventurero pues frente a los Tercios, el ejército francés, la derrota halla. ESCUDERO - (Mordaz) Enjundia tiene la hazaña, pensaba abatir y fue abatido. JUANA - El magno galo, debió quedar tras el revés, consternado. ESCUDERO - Sin duda un descalabro así no lo había imaginado. FISICO - Bien dices, ni en sus peores sueños lo hubiese conjeturado. Vencer al orgulloso francés hasta tal punto resultó llano resultó que en su jerigonza el término “Biccoca” el vulgo ha adoptado para expresar que derrotarle trascendió sencillo y extremado. JUANA – (Sentenciando) El pueblo campechano mayor razón y mejor tino siempre mostró. ESCUDERO - Se dice también que el soberano francés se manifestó bravo y fiero hasta que al fin vencido cayó batallando… FÍSICO - Esa historia, escudero, no encierra patraña sino realidad. Durante la jornada acaecida en la memorable batalla de Pavía, en el contraataque de las fuerzas imperiales él se sumía. Se hallaba el soberano como un soldado más combatiendo, cuando una bala de arcabuz derribó a su alazán, azar o fatalidad. ESCUDERO – (Burlón) Para quien ansiaba victoria y laurel, grave la caída resultó. El desplome de su montura herida al triste suelo lanzó su ansia de triunfo, que como él, por el suelo quedó. JUANA – (Resolutiva) Cuanto más poderosos son, más dura la caída se hace propiedad. FÍSICO - Intentando alzarse el valeroso soberano fue capturado por Juan Alonso Pita, de los tercios un simple soldado. 13


Quien al ver caer de un soberbio caballo encaparazonado a un prócer con rica armadura y con lujo empenachado, saltó sobre él, y poniéndole su acero en el pecho, envalentonado, resuelto le aprehendió y a la rendición le conminó exaltado. ESCUDERO – Y como no hay dos sin tres, apresado y humillado, junto a sus “soberanos huesos” al encierro fue llevado. FISICO - Guardas, viejo amigo, agudeza y perspicacia en demasía. Recaló preso en el castillo de Pizzighettone en Lombardía, Poco después de allí partió y hasta Valencia fue escoltado. Quedando aquí en el castillo de Benisanó confinado. Mas, no creo que mucho su envío se retarde a Madrid. Del emperador Carlos tenerle cerca ese es su ardid. ESCUDERO - ¿Qué más da dónde esté si ha de hallarse aprisionado? JUANA - Sin duda, de política tales astucias se ejecutan. FÍSICO - Juana, tus medidas palabras exacto testimonio aportan. Numerosos nobles del Rey, aprovechando su cautividad, sacar en componenda buena tajada de Francia planean. Prontas pues las negociaciones de paz se presentan, con el fin de evitar contubernios y complicidad. ESCUDERO - Queréis decir que el soberano cederá, y a no tardar doblegar su regia testa deberá. FÍSICO - A las exigencias del Emperador deberá plegarse y presto a sus peticiones atañerá supeditarse. JUANA - (Mordaz) En demasía no se muestra indolente ni turbado. Nadie le aprieta y goza el regio caballero de ordinario, en la plaza de armas del castillo, y a su agrado, de veladas, fiestas, justas y torneos a diario. De frecuentes cacerías por el terruño o el prado, 14


en que a su libre albedrío se muestra despreocupado. ESCUDERO – (Sarcástico) En este vergel de continuo recreo está que no encerrado. FISICO - Es un rey, no lo olvidemos, aunque la razón os avala. JUANA - El “vencido de Pavía” de vida palaciega goza y hace gala. ESCUDERO - Para mí la quisiera pues no entristece. Con gustosa pitanza a diario se satisface. De excelente vino de continuo se regala. Y cada noche de mullido lecho se complace. JUANA - Disfruta desde la suntuosa estancia, su señoría, que en adecentar he de esmerarme día a día, de los pinares de Porta Coeli, visual delicia. La campiña de Bétera, Benaguacil, Ribarroja, Liria… Del jardín cuajado de rosas, perfumada algarabía, y del deleite de la fermosa huerta y su alegría. ESCUDERO - Y hacia el Levante oteando en la lejanía, logra distinguir el azul del Mediterráneo, a fe mía. FISICO - Quizás no lo habéis estimado mas, en alguna ocasión, exhibe su semblante una nube apática y por ende sombría. Es cierto que de dorado encierro se deleita, mas es prisión. JUANA – (Interesada) Aquesta mañana anduve y escuchado en el mercado, que el pueblo se ha convertido en lugar de peregrinación. Decid qué hay de cierto vos que de sapiencia tenéis noción. El populacho aguarda, con impaciencia y con fe esperanzado, que el cautivo Rey de su triste mal efectúe sanación. Me pregunto si poder divino tiene para cumplir tal acción. FISICO – Harto crédito conceden las gentes sencillas a la superchería de que mediante la imposición de manos, y por personal gracia, 15


realizan sanaciones de “lamparones2” los reyes de Francia. He aquí que la muchedumbre, falta de fe, muestre creencia, y no se pare a pensar si sólo se trata de ingenua marrullería. ESCUDERO - Pardíez, en la taberna escuche la mesma habladuría. Según decís vos ¿quien así lo cuenta, engaña? FISICO - Veracidad no otorgará jamás el raciocinio a tal patraña. JUANA - Muchos aseguran que, tras de haber oído misa, en oración3 y tras bajo las barras del cuello, por intercesión de tales señores, ser tocados por los regios dedos haber sido milagrosamente de su terrible mal curados. FISICO - Siendo hombre de ciencia no mostraría entendimiento, sino ingenuidad, concediendo valor a tamaño razonamiento. ¡Ay, Juana, de milagros, prodigios y quimeras varias autenticidad y enjundia fían creencias vanas! ESCUDERO - Descomunal y sin quiebro su fe habrá de ser. Pues gran número de enfermos y desarrapados junto al castillo cola no dejan de hacer. FISICO - Saldré al exterior y por mí mismo lo comprobaré. (Marcando el mutis) ESCUDERO - Buen físico, aguardadme, que con vos iré. (MUTIS DE AMBOS) (JUANA QUEDA ESTÁTICA) TROVADOR - No cejaron de maquinar los anfitriones, día tras día, diversiones y jolgorios con los que al Rey obsequiar. Tantas idas y venidas, fiestas, justas, torneos y algarabía, llegaron, incluso al señor de Cavanilles, en demasía a cansar. (OSCURO Y MUTIS DE LOS PERSONAJES) 2 3

Escrófulas (Paperas). “fent-los la senyal de la creu, aprés que havien oit misa”(Haciéndoles la señal de la cruz tras haber oído misa) Del manuscrito del notario Miguel García.

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ESCENA IV (En el salón Dª LEONOR, al momento entra D. JERÓNIMO) Dª LEONOR – (Sentada en un sillón) Esposo, bien se ve que harto cansado estáis. Os ruego que toméis asiento y me atendáis… JERÓNIMO – (Con pesado caminar) Me recuerda mi cuerpo que joven ya no soy. Fatigoso y ahíto me hallo tras la cacería de hoy. Dª LEONOR - Lamento importunaos, hace demasiado calor. Mas permitidme que demande vuestra aprobación. JERÓNIMO - (Fatigado) De antemano sabéis que la tenéis, Leonor. Avante, pues disponéis de toda mi atención. Dª LEONOR – (Resolutiva) Puesto que la estancia de nuestro convidado toca a su final, No consigo dejar de darle vueltas y de en ello pensar. JERÓNIMO - (Laxo) Aventurad pues ahora qué no os deja de rondar. Dª LEONOR - (Complacida) Sorprender aún más deberíamos a nuestro huésped principal. Un fastuoso baile de despedida bien podríamos organizar. Corresponde a lo más lúcido y granado del lugar pues convidar. No ha lugar a duda que el fasto y el boato no han de faltar. D. JERÓNIMO - (Sopesando la idea) Cierto es que en la corte no estamos Leonor amada. Más la propuesta es una idea gallarda, y me agrada. Agasajaré a mi real huésped de forma tan singular. Dª LEONOR – (Con convicción) Haber residenciado en el castillo a persona tan primordial 17


bien merece esposo mío de excelsa forma solemnizar. JERÓNIMO - Para que tal solemnidad en gran baile celebremos, en requerir deleites, ni repares ni contengas. Ya que de mutua conformidad ambos estamos encarga, y presto dispón, todo aquello que preveas. Dª LEONOR - Como decís se hará sin en gasto reparar. Queda pues harto empresa que organizar. Espero esposo me sepáis disculpar. JERÓNIMO – Estáis, querida Leonor, excusada. (Toma asiento junto al velador y con papel y pluma escribe, al tiempo que repara en pensar. Transcurre un momento antes de proseguir hablando) Dª LEONOR - Para ocasión tan excepcional y privilegiada ni un sólo minuto se ha de perder. Se han de trazar, elegir y preparar galas. Mantos, guipones, tocados, vajilla, alhajas, flores, centros y otras cosas que son menester. JERÓNIMO - Resguardado estoy en vuestro celar, Leonor amada. ¿Puedo mayor dicha siquiera anhelar? (Besando la mano de su esposa) Queda en diestras manos, de forma particular, una cena memorable y un baile espectacular. Por mi parte iré y platicaré, eso sí tras reposar, pues a nuestro regio huésped conviene avisar. (MUTIS) Dª LEONOR - ¡Juana, acudid presto! Lo demás dejad. JUANA - Aquí estoy, mi señora Doña Leonor, mandad. Dª LEONOR - Celebraremos cena y baile la víspera de festividad. Mañana, con la lista que os daré, al mercado marchad. Las mejores y más delicadas viandas buscad con esmero 18


y no os dejéis engatusar por el pícaro ventero. Menester también es que instruyáis al servicio para que en tan lujoso evento no cause estropicio. JUANA - Señora, sosegaos al quite estaré, tranquila quedad. Yo mesma velaré para que no se cometa calamidad... Dª LEONOR – Más os vale, Juana, ved que el hecho es trascendental. (Le entrega la nota escrita de su puño y letra) Lo que ahí os reseño es para un festín de tan alta calidad, que justamente podrían palidecer de envidia en la capital... JUANA – (Repasando la nota) Razón tenéis, señora, y en mí fiad. En el banquete viandas y exquisiteces tales, se servirán que extasiados y maravillados los comensales, quedaran. Dª LEONOR – Retiraos pues en buen hora y si vaciláis al respecto sea en ingredientes o preparación, consultadme presto. Recordad que todo se ha de presentar notorio y refinado. JUANA – Señora, primoroso lo solicitado se mostrará, perded cuidado. Al pie de la letra se cumplirá lo que me habéis encomendado. (MUTIS) (QUEDA Dª LEONOR SATISFECHA Y ESTATICA) TROVADOR - Prosiguieron los festejos, y se superaron en calidad los agasajos ofrecidos sin reparar en medida ni sobriedad. Al monarca acompañaban apostura, gracia, donaire y verbosidad. Con ambas hermanas se complacía en requiebros y lindezas sin par. De dama en dama saltaba y, a ambas dos cortejaba, el muy galán. ¡Conquistador y “pillastre” se mostraba el Rey truhán! (OSCURO) (MUTIS DE LOS PERSONAJES)

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ESCENA V (Balcón del aposento de María y Violante. Luego D. Jerónimo) MARIA - Buena planta luce el rendido monarca galo, no he de negarlo… VIOLANTE - Labia y zalamería tampoco le faltan. Bien servido va, podéis jurarlo. MARIA - Antes de llegar, gran fama le precedía de galanteador. VIOLANTE – (Contumaz) Tales ardides no le bastan a quien no pretende cortejador. No obstante a él ni le vale ni desanima el desplante. MARIA - Cuanta razón tenéis, querida Violante. VIOLANTE - (Divertida) No se da ni por “aludido” ni por “vencido”. MARIA - Decid, aquestos días… ¿Os ha rondado a vos? VIOLANTE - Sí, María, a pesar de intentar disimular en el jardín varias veces coincidimos. Una de esas tardes entrégome una flor que antes rozaron sus labios con ardor. MARIA - (De igual modo divertida) Conmigo actuó de forma similar. Y una de las tardes que concurrimos, en lugar de obsequiarme una flor, galano y desprendido, díome dos… VIOLANTE - (Con intención) Por una, hermana, me habéis ganado. MARIA - Mostrose, en que aceptará empecinado. No se rinde con facilidad el “galo” galán. VIOLANTE - (De igual modo) “Franco” y porfiado es, ¡Vive Dios! MARIA - Hace semblanza de presunción obstinado, y del mismo modo, parejo, alardea de patán. (Al unísono, ambas ríen) (Tras de llamar a la puerta entra en el aposento D. JERÓNIMO) 20


D. JERÓNIMO - En buen hora, hijas mías, a ambas puedo hallar. MARIA - Pasad avante padre no os quedéis en el lindar. D. JERÓNIMO - Me alegra veros tan dispuestas así conversar. Ora soy yo quien os ha de demandar atención... VIOLANTE - Decidnos pues padre. ¿Cuál es vuestra petición? JERÓNIMO – (Jubiloso) Tras el banquete, que en el comedor principal, se servirá daremos paso a un gran baile en el que nuestro invitado tendrá complacencia con vos María, o con vos Violante de danzar... MARIA - (En tono de súplica) No, mi padre, mi señor. Por lo que os sea querido, no demandéis tal favor... D. JERÓNIMO - Querida niña, ¿de qué favor habláis? esa invitación supone un privilegio mayor... MARIA - Lamento contrariaros y, si me escucháis, franca os digo que merced no hayo en tal exención. D. JERÓNIMO - Hija mía vuestra reserva a percibir no entiendo. MARIA - Daré luz a vuestra cuita en mi reflexión exponiendo. No podéis demandarme que dance con quien, sin pudor, a tantos cristianos de nuestro bando causó muerte y dolor. D. JERÓNIMO - (Visiblemente contrariado) De los actos que a cabo se llevan en el campo del honor, ni las jóvenes, ni las mujeres emitir debieran juicio de valor... MARIA - Con todo respeto, padre... Perdonad, quizá tengáis razón y pronunciarme no debiera sobre hechos que de hombres son. Pero sí queda en mi mano negarme, y no darle satisfacción... JERÓNIMO - (Perplejo) ¿Qué argumentáis vos, Violante? VIOLANTE – (Sin morderse la lengua) Con franqueza os digo padre que es mi pensamiento semejante. Mi afán no contempla ofrecerle la más mínima delectación. 21


D. JERÓNIMO - ¡Es un Rey! Reparad en tan magna condición. MARIA - (Categórica) Es un enemigo y en prisión debiera estar, no solazando. VIOLANTE - Ni de fiestas ni de diversiones sin fin complaciendo. D. JERÓNIMO - No esperaba aquesta vuestra extrema reacción. MARIA - Fuiste vos padre, quien nos solicito exposición. D. JERÓNIMO - Escuchad lo que dispongo y no admito cuestión. Si tan ilustre señoría, en uso de su derecho, os requiere y solícito os invita para la ocasión, como me llamo Jerónimo de lo dicho haréis pecho y cualesquiera de las dos le complaceréis sin distinción. MARIA - Querido padre, lejos queda de nosotras el agraviaros. Mas sopesad que es sin razón lo que nos solicitáis. VIOLANTE - No alcanzo, padre mío, cómo a ver no acertáis que nuestro honor al consentir se verá mancillado. D. JERÓNIMO – (Contrariado) Sin duda es deshonra mayor que un hombre dependa de muchachas veleidosas y necias y de su juicio nublado. MARIA – No nos tratéis de mentecatas. ¡Padre, por Dios!... D. JERÓNIMO - (Marcando el mutis) Desleales hijas, ya conocéis mi postura. Recuperad el seso y presto volved a cordura. La cena, Dios mediante, se servirá en el salón. De buen talante en la antesala espero veros a las dos. (MUTIS) (AMBAS JOVENES QUEDAN ESTÁTICAS) TROVADOR - Cuando del honor se trata, mejor no hago locución. Las paredes tienen oídos y lugar no ha mi intervención. Callado y mudo, quedome resguardo en un rincón. 22


Estimome mi cogote y no deseo pescozón. (OSCURO Y MUTIS DE LOS PERSONAJES) ESCENA VI (En el salón Dª Leonor, el Rey, D. Jerónimo, María, Violante e invitados) Dª LEONOR - ¿Disfrutasteis de la cena, señor? REY - Lo hice con gran placer, señora Doña Leonor. Sin duda, en gran medida, la cacería contribuyó a adquirir el sano apetito que así me lo permitió. Dª LEONOR - Es mi deseo y confianza que a lo largo de aquestos días os halla resultado la estancia de plena satisfacción. REY

- Con creces lográis alejar del pensamiento,

el cautiverio y su opresiva situación. Es pues de obligado cumplimiento, madame, que os adeude eterna gratitud. Dª LEONOR - Callad, os lo suplico o me ruborizaréis señor… REY - (Besando la mano de su anfitriona) Mayores elogios merecen vuestros desvelos y solicitud. Mejor pago recibierais si otra fuese la circunstancia... No tengo queja de vuestras muestras de estimación. para con mi persona os deshacéis con tanta cortesía y esmero. que paréceme señora sino que no me halle prisionero... D. JERÓNIMO – (Mediando en la conversación) Excusas os pido a ambos por mi injerencia. REY - Hablad, Don Jerónimo, hablad no causáis impertinencia D. JERÓNIMO - (Hablando directamente con el Rey) Tras una copiosa y deliciosa cena, si os estimáis complacido, como entretenimiento nos deleitaremos con un cimbrado4. 4

Paso de baile que se ejecuta doblando con garbo rápidamente el cuerpo por la cintura.

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Un muy buen bailarín sois según tengo entendido. REY - Me agrada la danza, es cierto, estáis bien informado. Y me manejo con despierta destreza en su ejecución... D. JERÓNIMO – (Solícito) No nos privéis señor de ese grácil arte y elegid pareja para danzar con primor. Cualesquiera de mis dos hijas, si os place, os acompañará con entusiasmo y fervor. REY - Grato y apetecible plan me ofrecéis, señor. (Deseoso) Mas decidme pues he de hacer difícil elección. ¿A cuál de ellas elijo sin agraviar a las dos? Entre ambas dos seductoras no me compete diferir; que habiendo en Valencia parejas, dos soberanas de la beldad, todo pecho ilustre hace promesa a ambas dos asistir. D. JERÓNIMO – (Complacido) Excelencia, gran distinción me hacéis con tal reflexión. Permitidme que os aconseje ante semejante eventualidad. ¿No habéis pensado, sire, en bailar con ambas a dos?... REY - Me ofrecéis señor de Cavanilles magistral solución. A tenor tal medida representa un muy altísimo honor. D. JERÓNIMO – (Muy ufano llama a las jóvenes) ¡Violante, María!... Escuchad aquesta grata proposición. REY - (Alentado, avanza un par de pasos hacia las muchachas) Ante vuestra belleza subyugado, por vuestra perfección atraído, permitid que os ofrezca mi mano; así mi real cetro sujetado, no en vano, a vuestros pies caerá hechizado. Aunque se halle mi acero sometido, 24


el alma que sigue siendo mía, cautiva por vos siempre será. (El Rey, ofrece su mano para acometer la pieza. Las jóvenes, despreciativas, se plantan ante el monarca francés) MARIA – Teneos, señor, teneos. Aplacad vuestros deseos, y guardad vuestros favores, pues bien se ve que sois sobrado cortés. Mas no hacéis al convidarme merced, pues más de cien damas suspiran y ansiosas aguardan y anhelan por esa prebenda gozar de vuestro favor. Habrá entre las presentes damas más practicadas que ávidas demanden vuestros desvelos y, si por hacer distinción las mantenéis alejadas, después airadas quizás muestren sus enojos. Así pues buen caballero disculpad, más ese baile habré de desdeñar, que aunque ligera sea la danza, ni a mí ni a mi afán alcanza, y harto me ha de sofocar. (El Rey, ofrece su mano a Violante, quien le recibe con cruel sonrisa) VIOLANTE - No siempre tengo por costumbre recoger, cuando placer y agrado conviene separar, lo que mi hermana acaba de descartar. No busquéis maldad en tal proceder. Sé que sois caballero y soberano, que sois francés también sé, 25


mas no suelo ofrecer mi mano a quien contrario a mi Rey es. (Las jóvenes, ante la torva mirada de su padre, hacen MUTIS) REY - (Despechado, habla para sí) “Parejos siempre caminan el desdén con la derrota”. El fracaso y el desaire el mi ensueño así denota. (El Rey, perplejo, sobre sus pasos regresa al lado del señor de Benisanó y, tratando de salvar la situación, a él se dirige) De vuestras dos bellas hijas beneplácito no conseguí obtener y en el salón su grácil presencia incapaz me vi de retener. Dª LEONOR - (Mediando entre ambos caballeros) Señor, quizás jugando al escondite estén, escudadas en un rincón. y de ese modo os conviden a buscarlas para vuestra distracción. D. JERÓNIMO - (Disimulando sin éxito su creciente enfado) Ambas juguetonas y descaradas, evidentemente, son... REY - Estimado Jerónimo, no demostréis tamaño sofocón. Si esa diversión sin duda les place… Dispuesto estoy, pues me divierte en gran medida tan juvenil diversión… (Hace mención de ir a buscarlas) D. JERÓNIMO - Excusad, excelencia, mas no es hora de niñerías… El baile fue predispuesto en vuestro honor. Su presencia sin tardanza a demandarles voy. (Enfurecido por la descortesía de sus hijas abandona el salón. MUTIS) Dª LEONOR - Disculpadlas, os lo ruego, ilustrísimo señor. Si impetuosas su juventud en demasía ante galanterías las muestra, quizá sea por pudor. REY - Harto bellas vuestras hijas son, señora Doña Leonor, Os confieso que, merced a su agraciada lozanía, sorbido me tienen el seso con su frescura y juventud. 26


Dª LEONOR - Espero dispenséis su compostura y desliz, señor. REY - No temáis, señora, también el recato es virtud. Tan respetada y excelsa como lo es el honor. (TODOS EN LA ESCENA QUEDAN ESTÁTICOS)

TROVADOR - Ya se elevan Los murmullos, ya los curiosos se agolpan. Don Jerónimo abandona la sala, va con la mirada torva, su rostro viste de ira, la su color luce mudada. Avergonzado se muestra y el desagravio ansía. La falta de cortesía que presenciar no quería, su dignidad pisotea, la su honor mancilla. (OSCURO Y MUTIS DE TODOS LOS PERSONAJES) ESCENA VII (En la habitación de las doncellas, María, Violante y luego D. Jerónimo) JERÓNIMO – (Irrumpe en la habitación) Muchachas altivas y desobedientes. ¿De este modo mis desvelos pagáis las dos? Insolentes y soberbias sois, ¡vive Dios! (Iracundo) Vuestra descortesía observé, vuestro mal gesto intuí, vuestra cruel grosería noté, de mal grado percibí, y súbito me abochorné. A grosero egoísmo no es disculpa la beldad, el juicio y mocedad; 27


pues daña la acritud aún a la misma virtud. Hermosura es don concedido, más si la galanura y complacencia es de las beldades grácil añadido, deméritos son el descaro y la arrogancia. Si respeto no os merece un soberano, confortad al menos al desventurado. MARIA - Bien os dije y es porfía, que agrado no mostraría. Menos aún otorgaría mi mano a quien vertió sangre de cristiano. JERÓNIMO - No guarda sentido, no, que así a un monarca repudiéis. Es mi huésped y me indignó vuestro innoble proceder. VIOLANTE - Firme antes di mi opinión. Si cierto es su soberano donaire, no verá pues un desaire en un acto de declinación. JERÓNIMO - (Dolido y extrañado, observa a las jóvenes) Sin cuento hacéis gala de inflexión. ¿En dónde hubisteis educación? que inadmisible es la que mostráis. A fe mía no resulta de ley que por capricho rechacéis a un Rey. Harto soy ya de tanta insolencia. Puesto que nada contentaros alcanza y con nadie os satisface la danza, 28


al salón presto conmigo tornaréis y, tras del monarca lograr indulgencia, las dos solícitas y garbosas danzaréis. (Las toma de los cabellos, y quedan estáticos) TROVADOR – Don Jerónimo, ofuscado, de los cabellos las toma. Y, arrancándoles del tocado las flores y las piochas5, sin ningún miramiento hasta el salón las torna, y a los pies del monarca, demudado, las sonroja. (OSCURO Y MUTIS DE TODOS LOS PERSONAJES) (TRANSICIÓN) ESCENA VIII (En el salón: el Rey, Dª Leonor, el resto de nobles invitados. Al poco D. Jerónimo, María y Violante) D. JERÓNIMO - (Irrumpe en el salón llevando a las jóvenes asidas por los cabellos) Se acabaron ya… ¡Vive Dios! los melindres y las ofensas porque así os lo demando yo. Dª LEONOR - (Perpleja, avanza a su encuentro) Notad, Jerónimo, esposo mío, en lo que agora hacéis, ¡reparad, señor! D. JERÓNIMO - (Sin compasión, las humilla ante el monarca) Grave ofensa habéis ocasionado. ¡Postraos y, con humildad, suplicad favor! REY - (Intercediendo) Teneos, Jerónimo, de Benisanó señor. 5

Flor de mano, hecha de plumas delicadas de aves. Joya de varias formas que usaban las mujeres para adorno de la cabeza.

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D. JERÓNIMO - Sire, perdón os suplico por mi grave arrebato. REY - Quedáis, Don Jerónimo, perdonado, mas creedme que escapa aún a mi juicio qué os llevó a semejante acción. D. JERÓNIMO - Aquestas ante vuestras pies así postradas, hijas veleidosas, ingratas y obstinadas; y que a su padre cumplida obediencia deben, ganado castigo a su desaire merecen. REY - Disculpad, sigo sin hallar comprensión. D. JERÓNIMO - Señoría, ante vuestra cordial invitación, la altanería y el desprecio que ambas dos os mostraron con tacha indeleble mi casa y mi honor mancilló. (Recriminando, colérico, a las jóvenes) En viendo que vuestro deshonroso oprobio me afrentó, os exhorté a reparar tamaña descortesía. Así pues si a mis razones ya no concedéis valía... REY – (Interviene rápido intentando quitar yerro al asunto) Su pueril rebelión, no celéis en demasía. Dª LEONOR - Reaccionad, querido esposo, os lo demando por Dios. D. JERÓNIMO – (Ofuscado) Así pues si a mis razones ya no concedéis valía... ¡Por Dios! ¡La supervia de vos matará amos a dos! (OSCURO) (MUTIS DE LOS PERSONAJES Y TRANSICIÓN) TROVADOR - Tras su estancia en el castillo de Benisanó, partió para Madrid el apasionado soberano, y de su excelsa condición insigne y Real, a su histórico paso dejó el rey galano 30


un largo y trabajoso itinerario sentimental. Fueron de su travesía estaciones destacadas, Buñol, Requena, Cuenca, Guadalajara, y Alcalá de Henares como parada final. Por desairar al monarca ambas hermanas quedaron, por defender su postura y respetar su porfía, ante la corte afrentadas, perdiendo su estimación. Ese fue el castigo a tamaña falta de cortesía que el honor afrentaba y la honra oscurecía. Aquí, damas y caballeros, concluye mi recitación. Puesto que, en mi triste bolsa, no cayeron ni dos, quizás vuesas mercedes, no sólo por obligación, a bien tengan pagarme con un aplauso, o dos. (OSCURO y TELÓN)

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OTRAS LEYENDAS MEDIEVALES VALENCIANAS de Ana A. Millás

Artal y Oras o la balma del alcor

La platera

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