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El largo pasado del mercado moderno
by AMIB
Los primeros antecedentes de lo que hoy conocemos como mercado de valores se remontan a la antigua Grecia y Roma.
Fuente: Cien años de la Bolsa de Valores en México, Bolsa Mexicana de Valores, México, 320 p, enero de 1994.
En la época clásica de la antigua Grecia, una práctica frecuente eran las asambleas de banqueros, navegantes, productores y negociantes quienes se reunían para asumir políticas comunes respecto al comercio con otros pueblos. El lugar de encuentro era el puerto ateniense del Pierco, en el llamado emporium, lugar donde se llevaban a cabo los préstamos, se acordaban los precios y se ejecutaban las órdenes de importación.
Por su parte, durante la época de la República en la antigua Roma, la asamblea de mercaderes se realizaba en el Colegium Mercatorum, sitio junto al Senado destinado a estas negociaciones. Con el pretexto de las festividades religiosas, los mercaderes organizaban encuentros periódicos para realizar transacciones, siendo las más destacadas la de Constantinopla y Tesalónica.
Todas las formas de negociación posible se realizaban ahí: trueque, cambio o menudeo con monedas de cobre, mayoreo, crédito, transacciones con barras de oro y plata o incluso operaciones a futuro sobre cosechas, embarques y órdenes de producción. Todas coexistían en estas ferias.
Dentro del avance de la humanidad, en la Europa del siglo VII, regularmente había ferias situadas en el cruce de importantes caminos, siendo las más populares las que se realizaban en Francia, ya que contaba con diversos productos agrícolas y artesanales.
La necesidad de proveer y trasladar dinero y efectuar liquidaciones entre comerciantes de distintas plazas, provocó que renaciera el antiguo sistema bancario, modelo utilizado, sobre todo, entre capitalistas lombardos, quienes habían sugerido la organización de pagos, giros, cambio de moneda, órdenes de pago y crédito mediante “letras de feria” —modelo que dio origen a la letras de cambio que actualmente son un documento mercantil que garantiza que una persona realizará el pago de una cantidad de dinero en una fecha determinada a otra—.
La influencia de los banqueros italianos se extendió por todo el entonces Occidente cristiano conocido, además de apoyar la conversión a la forma de producción que caracterizó al sigo XV.
Así, las agrupaciones de comerciantes, banqueros y demandantes constituyeron lo que hoy conocemos como “mercado”, pues era un lugar donde, además de oportunidades, se brindaban facilidades para que, de forma regular, productores, intermediarios y demandantes realizaran operaciones de transferencia. Estos mercados propiciaron la evolución al tercer nivel de negociación, propio del corretaje de valores —mercadeo de títulos o valores fiduciarios—, donde ya no se permutan productos por producto, ni por instrumentos monetarios representativos del precio, sino que se cambia un documento que amparaba algo (participación en una empresa o un crédito colectivo) por otro título equivalente a su valor monetario.
Las formas de organización descritas, así como las reuniones de comerciantes mencionadas, son el fundamento de los mercados modernos.