6 minute read

Las economía tras tres años de pandemia

Las autoridades financieras de cada país optaron por caminos distintos para enfrentar la crisis sanitaria; ahora, es el momento de México para aprovechar áreas de oportunidad.

Ricardo Aguilar Abe, Economista | analisis@invex.com | @raguilar_abe

Luego de que se propagó la enfermedad causada por el virus SARS-COV-2 en el mundo hasta convertirse en una pandemia, las autoridades financieras reaccionaron de manera muy distinta en cada región del mundo.

Por ejemplo, el gasto en apoyos por parte del sector público aumentó en algunos países, de forma que se generó una fuerte presión sobre el déficit de las finanzas públicas. En Estados Unidos, el déficit tocó un máximo de 18.0 % del PIB y pasó de 3.5 % a 7.0 % del PIB en el caso de Colombia (con una consecuente reducción en la calificación crediticia de ese país). En cambio, en México la autoridad fiscal decidió no incrementar la deuda para enfrentar los efectos económicos de la pandemia con el objeto de no generar presión sobre las finanzas públicas.

En cuanto a políticas monetarias, algunos bancos centrales optaron por reducir sus tasas de interés de referencia a niveles cercanos a 0 %, tal y como se observó en Estados Unidos y Chile. En otros países, como Brasil y México, las tasas de referencia no cayeron a niveles tan bajos —la tasa del Banco de México cayó hasta 4.0%—.

Asimismo, organismos como la Reserva Federal de Estados Unidos (FED) o el Banco Central Europeo (BCE) aumentaron sus balances significativamente con la compra de diversos instrumentos financieros para evitar un ajuste desordenado en los mercados. Si bien Banxico implementó medidas relevantes para mantener la estabilidad del sistema financiero , éste no aumentó su balance a niveles históricos como ocurrió con otros bancos centrales.

Ante estas distintas reacciones, la recuperación económica de los países ha sido dispar. El pib estadounidense regresó a su nivel previo a la pandemia en 2021. El PIB de México, en tanto, lo consiguió hasta hace apenas unos meses. La recuperación de la economía local fue tan paulatina que incluso algunas actividades, sobre todo en el sector de servicios, recobraron sus niveles prepandemia hasta el último trimestre del año pasado, en tanto que a otras les falta todavía camino por recorrer.

A pesar de una recuperación de mayor o menor rapidez, prácticamente todos los países del mundo enfrentan hoy un mismo costo: niveles de inflación no vistos en varios años. La inflación es el costo que la mayoría de las economías enfrentan independientemente de la reacción de sus respectivos gobiernos o bancos centrales a la crisis.

Y todavía hoy, a casi tres años del inicio de la pandemia, la inflación parece ser un problema que no termina. Esto a pesar de la restricción monetaria que iniciaron la mayoría de bancos centrales del mundo (algunos desde 2021, como fue el caso de Chile) y que, en algunos casos, parece no controlar el problema ni la contaminación de expectativas inflacionarias.

La inflación es el costo que la mayoría de las economías enfrentan independientemente de la reacción de sus respectivos gobiernos o bancos centrales a la crisis.

Los factores que generan presión sobre la inflación hoy no son los mismos que la presionaron antes. Hace tres años, la inflación se vio fuertemente distorsionada por un sustancial incremento en la demanda de mercancías, sobre todo en regiones donde se implementaron medidas de confinamiento, así como por fuertes distorsiones en la cadena global de suministros. Hoy día, las distorsiones en dicha cadena han cedido significativamente y ahora los precios aumentan más por cuestiones de demanda.

Si bien las afectaciones generadas por la guerra Rusia-Ucrania sobre los precios internacionales de materias primas han disminuido, el mejor panorama para el crecimiento, y sobre todo el avance del empleo en algunos países, dificulta que la inflación descienda a la velocidad que desearían los bancos centrales. Esto a pesar de la agresiva postura contra la inflación que han adoptado varios.

¿Será que las distorsiones que generó la pandemia siguen vigentes? Probablemente sí. El gobierno de Estados Unidos ya no brinda apoyos directos a consumidores o empresas para impulsar el crecimiento, como se observó en 2020. La Fed inició un ciclo de restricción monetaria en marzo de 2022 y el ciclo continúa. A pesar de lo anterior, el consumo (variable que representa el 70% del PIB del país del norte), se mantiene al alza gracias a una sólida creación de empleos sustentada en 11 millones de puestos de trabajo disponibles con los que aún cuenta la economía estadounidense. Efectivamente, después de enfrentar fuertes dificultades para llenar vacantes después del impacto de la pandemia (los trabajadores preferían recibir apoyos por desempleo que en ocasiones excedían su salario), los empleadores en Estados Unidos prefieren no despedir gente por ahora, sobre todo con una necesidad de trabajadores tan elevada.

Y no sólo mejoró el panorama de crecimiento para Estados Unidos. China decidió suspender su política COVID cero y, a pesar del contagio de millones de personas (más de 200 millones en la ola más reciente en ese país de acuerdo con algunas fuentes), la economía se vio tan beneficiada por la liberación de restricciones en movilidad, que las expectativas de crecimiento aumentaron significativamente. Asimismo, es probable que la Eurozona evite una recesión económica.

En México, donde la economía no enfrentaba un riesgo de recesión, ahora menos lo enfrenta con las mejores perspectivas de crecimiento para las economías de sus principales socios comerciales. A pesar de una probable desaceleración en el crecimiento de este año (de 3.0 % a 1.2 % estimado INVEX), la economía local muestra señales de fortaleza.

Lo importante en este momento, a tres años de iniciada la pandemia, será aprovechar las ventajas competitivas que ofrece México en temas relacionados con la relocalización de la producción, también conocido como nearshoring.

Si bien las perspectivas para el sector externo mejoraron, sería relevante que México refuerce los elementos que le permitan crecer más de forma interna. Es ahí donde sería necesario aumentar la participación de los inversionistas tanto locales como extranjeros que no sólo se beneficien de la cercanía geográfica de nuestro país con la principal economía del mundo. También sería necesario reforzar la certidumbre que se pueda brindar a los inversionistas a través del respeto a las reglas del juego y particularmente, a tratados como el México-Estados Unidos-Canadá (T-MEC) que representan verdaderos pilares para la inversión en distintos sectores estratégicos.

A tres años de la pandemia, las perspectivas de crecimiento han mejorado pero la inflación no cede. Asimismo, sobre todo en el caso de México, aún falta reforzar los mecanismos que permitan atraer (y conservar) mayores niveles de inversión. •

This article is from: