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La aceptación es el camino para encontrarse a sí mismo
from Algo Más 2022
by AlgoMás 2023
Alex Espe Marilén Contreras Acosta es su nombre autopercibido desde hace un año y medio, cuando comenzó su proceso de transición. Afirma que el apoyo de su familia fue primordial para poder expresar a viva voz: “Ser no binario no es una elección, es lo que yo soy. Esto no se elige, se siente así.”
Por Camila Venturini
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Es un día de esos en los que las estaciones parecen fusionarse. El sol de las cuatro de la tarde lucha con la intensidad del viento que arrebata la calidez, alborota las copas de los árboles y despeina las melenas de los ciudadanos. La Plaza Alvear atestigua que su fuente con sirenas coludas y robustas —como describió Roberto Arlt en su paso por la ciudad— salpica a los transeúntes más que de costumbre. Por una de sus veredas camina Espe y a su encuentro sale su mejor amiga Ornella con quien, por diversas cuestiones, no se ve tanto como quisiera.
Espe vive en el barrio Paracao, en la zona sur de Paraná. Tiene pelo castaño oscuro, rapado a los lados con sutiles mechas de color verde que culminan en su cuello. Mirada curiosa y sonrisa perspicaz. Luce seguro, cuando habla lo confirma.
—Mi nombre autopercibido es Alex Espe
Marilén Contreras Acosta, me llaman Espe. Tengo 21 años, nací el 22 de marzo de 2001. Elegí Alex como nombre de pila para que, quien apenas me conoce, lo asocie con lo masculino y también porque es un poco ambiguo. Yo no me siento como un varón completo, me defino como género no binario, es como fluctuar entre lo masculino y lo no binario. Sigo teniendo algunas cosas femeninas, pero no me siento mujer. Tampoco me siento completamente masculino como para afirmar: “Sí, soy un varón”. Mis pronombres son preferentemente masculinos, lo que significa que si usan neutros o femeninos para referirse a mí no me molesta mientras sea con respeto.
—¿Por qué te llaman Espe?
—Porque me anotaron como Esperanza, pero siempre me dijeron Espe, excepto mi mamá que me llamaba por los tres nombres para hacerlos rendir -dice y suelta una carcajada que le achina los ojos. ***
Con Ornella se conocieron a los cuatro años en el jardín de infantes del Instituto Santa Teresita donde ambos continuaron hasta completar sus estudios secundarios. Sus juegos se alternaban entre las muñecas Barbies e investigar casos, “nos hacíamos los detectives”, aclara Ornella rápidamente. Los intereses en común persistieron a través de los años: desde hacer pijamadas en la infancia, a compartir lecturas en la adolescencia, hasta elegir carreras vinculadas a la salud. En 2019, Espe comenzó a estudiar Licenciatura en Kinesiología y Fisiatría en la Universidad del Gran Rosario en Santa Fe, y Ornella optó por Medicina en la Universidad Nacional del Litoral.
“Yo creo que nuestra amistad se basa en la escucha. Espe es una persona que se ca- racteriza por la empatía y que siempre está presente cuando la necesitás”.

En cuanto a malos hábitos, recuerda uno muy puntual:
—El desorden, sin lugar a dudas.
—Bueno, gracias, ¡eh! -responde Espe con ironía, sorprendido por la franqueza de su amiga. Pero Ornella justifica su respuesta:
—Hemos viajado juntos y él dejaba la ropa por todos lados. Cuando no había desorden a la vista es porque previamente la había escondido debajo de la cama para que no le digan nada. ¡Era un chiquero! —¡Era mi ropa! -se defiende Espe. ***
Sobre calle Andrés Pazos hay una estatua de una persona que sostiene en brazos a un niño accidentado. Es un bombero voluntario, un monumento a su labor. Ese es el distintivo de la Plaza Alberdi, tanto que el común de la gente la conoce como “La Plaza del Bombero”.
Detrás de la popular casita blanca con techo a dos aguas —dueña de varias leyendas urbanas— se detiene un colectivo de la línea 9 del que desciende Espe. Camina relajado y con los auriculares puestos, en ellos suena todo tipo de música, desde rock nacional de la década de los 80 o 90, principalmente Soda Stereo, hasta Arjona. En cuanto a la música internacional indica que en su playlist alterna Ed Sheeran y Marilyn Manson, “hago un popurrí de hits bastante variado: depende del ánimo, depende del día...”
Se sienta en uno de los bancos que se ubica en el corazón de la plaza y con frecuencia debe acomodar detrás de sus orejas algunos pelos que se sueltan por las constantes brisas. Los auriculares quedan en pausa porque ahora sus sentidos están atentos al paisaje que lo rodea y afloran recuerdos. Las reuniones con sus amigos en la adolescencia siempre sucedían en los alrededores de esta plaza, ya sea en la casa de té ubicada entre Urquiza y Belgrano, ir al cine o como punto de encuentro para dirigirse a otros lugares. Vive con sus padres, Gustavo y Gisela. No tiene hermanos. Gisela llega minutos más tarde para encontrarse con su hijo y se sienta al lado. Su tono de voz se vuelve dulce como la miel cuando recuerda a la pequeña Esperanza. Le gustaban las carreras de TC2000, era fanática de Patricio Di Palma y le encantaba ir a los boxes a ver a los corredores y a los autos. Acompañaba a su padre y a su abuelo en la construcción de la casa y siempre aparecía con mezcla de revoque en la cabeza. —¡Te gustaba mucho dormir! -dice Gisela mirándolo de reojo.
—Sí, y me sigue gustando mucho -responde risueño.
Se define a sí mismo como una persona imaginativa, pero desliza una autocrítica: ser bastante inconstante en sus prácticas. Tiene carácter, y aunque muchas veces no reacciona para evitar conflictos, con apenas un gesto expresa lo que no hace con su voz. Siente pasión por el básquet, deporte que dejó de practicar hace algunos meses. En sus tiempos libres le gustan las películas basadas en libros y ver series, entre las que se destacan The Walking Dead y Sherlock. ***
Los auriculares caen repentinamente al suelo y se mezclan con las piedritas color ladrillo. El altavoz de su celular queda desnudo y grita las melodías que hasta entonces solo eran oídas por Espe. Yo, caminaré entre las piedras
Hasta sentir el temblor, en mis piernas
A veces tengo temor, lo sé A veces vergüenza
Estoy sentado en un cráter desierto Sigo aguardando el temblor, en mi cuerpo
En la pandemia, aislado, sentado en un cráter desierto, —como reza la canción de Soda Stereo—, comenzó a buscar conceptos que identifiquen lo que sentía, algo que venía pensando desde hace mucho tiempo, pero que esquivó por temor o vergüenza. “En ese tiempo entendí que ser no binario no es una elección, es lo que yo soy. Esto no se elige, se siente así.”
En junio de 2018, la Organización Mundial de la Salud (OMS) dejó de considerar a la transexualidad como un trastorno mental. Desde entonces, la definición que corresponde es: “Una incongruencia marcada y persistente entre el género experimentado del individuo y el sexo asignado, que a menudo conduce a un deseo de ‘transición’ para vivir y ser aceptado como una persona del género experimentado”. Sin embargo, Espe considera que en el sistema administrativo y de salud, tanto privado como público, sigue predominando el binomio femenino-masculino.
***
Su voz suena rasposa aunque por momentos es tierna y suave. Ama la ropa oscura: su outfit predilecto está compuesto por jeans y buzos en los que el protagonista es el negro y acompañan la gama de los azules o marrones. Suele jugar con el piercing que lleva en el ala izquierda de su nariz. Su rostro es cálido aunque admite que por mucho tiempo estuvo nublado e inestable.
Sobre su proceso de transición cuenta que primero se lo comunicó a su mamá y luego a su papá, “ambos lo tomaron bien”. En ese instante se detuvo a pensar la palabra que mejor describe cómo sintió y siente esa aceptación, la buscó en su mente por algunos segundos y la liberó apenas la encontró: “Privilegio”.
Sí, privilegio es lo que siente cuando se compara con las situaciones que vivieron y viven otras personas que deben abandonar su hogar porque los maltratan o los echan. Privilegio porque a él sí lo comprendieron y acompañaron en su proceso. Su mamá afirma que se sintió feliz y orgullosa porque sabía que algo en él estaba pasando, pero respetó sus tiempos y esperó que él mismo se aceptara.
Ornella es una de las primeras personas que supo sobre su proceso de transición. “¿Te acordás que yo te conté por WhatsApp que estaba investigando sobre qué es la transexualidad?” le pregunta Espe. Los anteojos que obstaculizan la visión completa del rostro de su amiga decidieron escalar hasta el pelo descubriendo una mirada enérgica que asiente al interrogante con un suave parpadeo.
“Yo no me lo imaginaba. Lo traté con la psicóloga porque fue un cambio grande que mi mejor amiga desde hace 17 años ahora sea mi mejor amigo. Me chocó, todavía me choca porque hace relativamente poco tiempo. Sigo tratando de asimilarlo, pero siempre desde la empatía. Intento ser abierta porque fui criada de otra forma, con otras creencias y para que la sociedad avance también tiene que avanzar uno en su cabeza”.
Además, sostiene que Espe ahora es más seguro de sí mismo, más sociable y habla con más libertad.
—Para mí te sentís cómodo, sonreís más, antes te retraías -se lo dice de frente, como si nunca se lo hubiese dicho mirándolo a los ojos, casi a modo de confesión, a pesar de ser confidentes desde hace más de una década.
—Mi expresión es distinta porque ahora me muestro tal cual soy, pero sigo siendo la misma persona de siempre. ***
—Ya me saqué la venda, ¿viste? -le comenta Espe a Ornella.
—Sí, después te iba a preguntar cómo te está yendo con la recuperación. ¿Te duele?
Hace 45 días, Espe consiguió lo que su obra social postergó por varios meses.
“Siempre me incomodaron mis pechos, usaba ropa holgada o me encorvaba bastante. Durante la pandemia busqué cómo extirparlos, antes incluso de empezar a pensarme a mí mismo como una persona trans o como un varón, era algo que siempre me molestó”.
Para realizar la mastectomía le pidieron una ecografía mamaria y la obra social rechazó la solicitud, ante esa situación, el equipo médico debió “disfrazar el diagnóstico fingiendo que tenía una patología y así me la autorizaron”.
Festival de primavera de 2021, organizado por el “Taller por y para personas trans” del Centro de Salud Selig Goldin.
Foto: Ministerio de Salud de Entre Ríos.

Considera que prevalece la desinformación y el desinterés ya que, al no conocer el tipo de cirugía, no la creen necesaria. Lo mismo sucedió con los estudios prequirúrgicos, dilataron los tiempos hasta que cedieron.
“También me rechazaban el tratamiento hormonal porque, según la obra social, no figuraba en el Plan Médico Obligatorio”. En 2012 Argentina promulgó la Ley Nacional N° 26.743 de Identidad de Género que establece que las personas trans sean tratadas de acuerdo a su identidad autopercibida. En el artículo 11 otorga el derecho a los mayores de 18 años a acceder tanto a intervenciones quirúrgicas totales como a tratamientos hormonales y las obras sociales deben cubrir el 100%, “pero como es costoso, evitan hacerse cargo”.
A estas situaciones le siguió otra similar: cuando pidió los estudios de laboratorio para monitorear las concentraciones de testosterona en su cuerpo. “Me rechazaron la autorización con el comentario de que tenía que aclarar ‘mi sexo autopercibido’. En realidad, para mí no es sexo, sino género autopercibido, porque yo nací con vulva y creo que eso no debería incumbirle a una obra social. Así que les mandé la contestación diciendo que mi género era no binario.”
Mientras lidiaba con la burocracia, comenzaron a aflorar las desilusiones y los desánimos cada vez que luchaba y le cerraban las puertas. “No quería seguir adelante, tiraba todo y decía: ‘Cuando me calme retomo los trámites y vuelvo a intentar’. Así que tuve que pelearla bastante, tanto con la obra social como conmigo mismo.”
También pensaba en las secuelas de la cirugía, en las cicatrices, “pero ya me estoy empezando a amigar. De hecho, me gusta más mi torso ahora que tiene cicatrices que cuando tenía busto. A partir de eso siento más seguridad y hasta adopté una posición más recta”.
A fines del año pasado, tomó la decisión de dejar de practicar básquet porque quería iniciar los trámites para la cirugía y enfocarse en la facultad. “Al final me terminé metiendo en un equipo de fútbol, pero tranqui, en básquet era mucho más competitivo.” ***
En relación al presente de la comunidad
LGBTIQ+ piensa que avanza bastante, sobre todo valora la contención que encontró y espera que siga creciendo y teniendo más alcance.
—¿Cómo te ves en el futuro?
—Recibido, ¡ojalá! -dice y suelta una risa contagiosa- Me veo con un título y en un campo de la Kinesiología en el que me guste trabajar. También deseo seguir militando y progresando junto al colectivo.
Poco a poco, el sol se pierde en el horizonte como recordatorio de que el día llega a su fin. El viento gana fuerza y el ambiente se torna helado. Espe toma sus auriculares y se aleja rápidamente para apaciguar el frío. Ed Sheeran acompañará su regreso a casa.
Quién era antes y quién soy ahora
Por Cristal Gamarra Fragmento del perfil periodístico
En 2020, Espe se encontró solo intentando responder las preguntas que siempre estuvieron ahí, pero que jamás se detuvo a resolver. Entonces dio el primer paso para descubrir su verdadera identidad. Empezó a buscar información, a intentar identificarse y entender lo que le pasaba desde hacía mucho tiempo, pero que por alguna razón no lograba expresar.
Buscó la cuenta de Instagram de No Binarixs Entre Ríos, organización que nació durante 2020 como grupo de contención para quienes no se identifican dentro del binarismo de género mujer o varón y sus pronombres son neutros. Espe se identificó con el género masculino no binario, es decir, fluctúa entre lo femenino y lo masculino, pero se acerca más al último, por eso prefiere que lo llamen con el pronombre“él”.
En este nuevo espacio encontró personas que habían pasado por lo mismo y que entendían lo que él sentía. Hizo amigues y conocides que lo acompañaron, lo contuvieron y le brindaron herramientas. Mantuvo contacto virtual con elles hasta que finalmente se conocieron fuera de las pantallas en diciembre de 2021 cuando organizaron una reunión en la plaza Sáenz Peña.
Luego realizó consultas médicas en el Centro de Salud Selig Goldin, un establecimiento sanitario de la ciudad que brinda terapias de reemplazo hormonal, asistencia en salud integral, sexual y reproductiva, sistema de referencia y contra-referencia con otros efectores, clínica sexológica y acompañamiento a familias en los procesos de transición. En este lugar conoció profesionales responsables con las identidades disidentes que lo acompañaron y fortalecieron la confianza en sí mismo, dándole una atención médica responsable y respetuosa.
En conjunto iniciaron el “Taller por y para personas trans”. Para el día de la primavera del año pasado, organizaron un festival en Plaza Italia, que linda con la entrada lateral del establecimiento. Espe menciona que desde ese lugar trataban de hacer entender a las personas cisgénero lo que elles transitan, como así también generar un apoyo mutuo.