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Identidad y militancia Lo personal es político

El representante por el Frente para la Igualdad Evita Entre Ríos, Tahiel Manavella, abre una ventana con vista a su vida de lucha política. Su participación activa en las arenas del peronismo le permite construir un muro de contención para las personas que más lo necesitan. Para Tahiel no es necesario que las identidades trans militen, sin embargo, eso parece ser su actividad favorita.

Por Laura Molnar

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Se podría decir que hoy es un día peronista: El sol contrasta en un cielo límpido y el termómetro justo marca 17 grados. Es una pena que el destino no haya querido que sea 17 de octubre, hubiera sido una increíble coincidencia.

En calle La Rioja 445 funciona la sede del Movimiento Evita y dentro del movimiento el Frente para la Igualdad Evita Entre Ríos, que tiene como secretario provincial a Tahiel Manavella. En una de las oficinas de la sede de la organización política peronista, Tahiel pregunta en torno a qué va a girar la conversación. Exterioriza una cierta molestia ya que cuando le hacen entrevistas solo se enfocan en su identidad trans. Prefiere hablar de su gran amor: la militancia. ***

La periodista, escritora y líder del Movimiento de Liberación de Mujeres de Estados Unidos, Carol Hanisch, acuñó una frase en la década del 70 que dice: “Lo personal es político”. Lema que se convirtió en bandera del feminismo y que evidencia cómo la experiencia personal puede trascender las fronteras de lo individual para transformarse en objeto de lucha social y política. La trayectoria de Tahiel para ser Tahiel se encuentra en la actualidad atravesada por la voluntad de ayudar a otros, a otras y a otres dentro del espacio que lidera.

—Me cuesta muchísimo ver mi vida alejada de la militancia, siento que es una actividad de tiempo completo.

—¿Por qué el Movimiento Evita?

—Sandra, una amiga, me insistía para que me sume. Me decía: “Venite al Evita, mirá que nosotros queremos que vos estés acá para armar el frente”. Acepté su propuesta porque me gustan las obras que tienen que ver con lo comunitario. En un principio no había nada armado así que andaba como loco malo, pero lo que tiene este espacio es que siempre hay gente que te va a respaldar y acompañar.

Tahiel tiene 25 y empezó con su actividad en el Frente para la Igualdad hace aproximadamente un año. Su militancia no solo tiene que ver con lo político sino con una lucha personal que inició en su adolescencia cuando le comunicó a su abuela, que fue un pilar importante en su vida, la decisión de transicionar a Tahiel:

Marcha por el Día de la Lealtad Peronista. Foto: Comunicación y Prensa del Movimiento Evita.

—Tenía mucho miedo de que me echen a la mierda. Mi abuela se la re bancó y se largó a llorar pero me dijo que lo sabía y que respetaba mi decisión porque quería verme bien. Y bueno, fue así que caí en una fiesta de año nuevo con barbita y camisa al cuerpo.

La oficina principal de la sede tiene una extraña mezcla de afiches: está el presidente Alberto Fernández, la abanderada de los humildes, un mapa de la provincia de Entre Ríos, el retrato de Diego Maradona santificado, dos estanterías con algunos libros, una planta y la bandera de la diversidad. En el centro, una mesa redonda con el estandarte del Movimiento Evita. Mientras posa para ser retratado, Tahiel se da vuelta, observa el decorado y dice: —La caga el caloventor en la estantería. ---sin embargo, dibuja una sonrisa en su cara y se deja fotografiar.

Pareciera que no fuese una persona de baja estatura porque está sentado en una silla de oficina regulable, sin embargo, cuando se levantó a pedir silencio a quienes hablaban del otro lado de la puerta de la habitación mostró su metro cincuenta. Tiene los brazos tatuados con ilustraciones indescifrables que muestra sin reparo: algunas hechas por él y otras dibujadas por alguien que practicó el oficio sobre su cuerpo. Llama la atención su capacidad de sonreír: minuto a minuto las comisuras de sus labios trepan el rostro como queriendo llegar a las orejas o quién sabe a dónde. —Antes no me gustaba que me sacaran fotos. Era lo menos fotogénico de la vida, pero ahora disfruto de mostrarme. Nombrarme y presentarme fue una construcción.

—No solo construiste tu identidad, sino también un espacio político para otros, otras y otres. ¿Qué importancia tiene que las identidades trans militen?

—Es muy importante visibilizarse uno como persona en sus luchas y en sus vivencias pero también entiendo que no es necesario que todos militen porque hay muchos pibes que no les interesa y es totalmente respetable. Hay que romper un poco con esto de que las personas trans, u otras dentro del colectivo, sí o sí deben enfocarse y construir para y por el colectivo. Creo que tienen el derecho de pensarse en otros lugares porque tal vez cuentan con condiciones para trabajar en otros espacios, por ejemplo como maestra o maestro, se puede laburar desde ahí.

El Frente para la Igualdad está orientado a reivindicar los Derechos Humanos. Una de sus funciones es posibilitar el acceso a la salud de infancias, juventudes, adulteces y personas privadas de su libertad.

—En tu Instagram figura que estuviste en el barrio Anacleto Medina para participar de la inauguración de un espacio comunitario: ¿de qué se trató?

—Lo que hicimos es generar un área más para que se pueda acceder a testeos rápidos de VIH e información sobre Enfermedades de Transmisión Sexual. Además, procuramos que dentro del territorio haya ámbitos para que las personas VIH positivas estén contenidas y puedan conseguir su medicación. También nos enfocamos en acompañar infancias y adulteces que se encuentran en situaciones de vulnerabilidad social como, por ejemplo, jóvenes que no pueden seguir estudiando porque tienen que salir a changuear. Desde el movimiento nos caracterizamos por intentar resolver este tipo de cuestiones a corto plazo.

La sede de la organización se encuentra frente a uno de los laterales del Hospital Materno Infantil San Roque, lo que implica una importante circulación de vehículos y de personas que vienen de distintas partes de la provincia a atenderse. Sin embargo, son las tres de la tarde y desde afuera solo ingresa una leve brisa y el ruido del motor del colectivo de la línea 1 que para en la esquina de La Rioja y La Paz, a metros del lugar. La acostumbrada pesadumbre de la siesta paranaense comienza a percibirse en la charla. Tahiel dice “chau” con una invitación:

—El miércoles de la semana que viene se va a hacer una capacitación en la facu de Trabajo Social organizada por nosotros: ¿querés ir? ***

El tema y la invitada que va a disertar ameritan la gran concurrencia de público en una de las aulas del primer piso de la Facultad de Trabajo Social. La convocatoria tiene que ver con una capacitación sobre Políticas y Prácticas contra la Discriminación que tendrá como disertante a la directora nacional de Políticas y Prácticas contra la

Discriminación dependiente del Instituto Nacional contra la Discriminación (INADI) y militante trans, Ornella Infante. La sala está colmada de estudiantes de la Casa de Altos Estudios, profesores, integrantes del Movimiento Evita, del Frente para la Igualdad Evita Entre Ríos y del Movimiento Universitario Evita, que son las tres agrupaciones encargadas de la organización.

La invitada se hace esperar, las personas a cargo de la coordinación de la charla caminan ansiosas de un lado a otro esquivando a la gente que está sentada en el piso porque no consiguió silla. De pronto, Tahiel aparece en el aula y comenta agitado:

—Ornella está llegando. Se demoró porque el tránsito es tremendo y además viene de reunión en reunión en medios de comunicación y con otras agrupaciones. —dice, mientras se seca la transpiración de la frente.

Luego de aproximadamente una hora de espera la gente empieza a aplaudir y Ornella ingresa a la sala junto al equipo que integra la dirección nacional. Después de su respectiva presentación y saludo comienza su alocución:

—Ninguna, ninguno y ningune de las personas que estamos acá cumplen con los mandatos sociales para zafar de la discriminación. La tenemos tan naturalizada que si sufrimos una violencia institucional no la denunciamos: por ejemplo, yo puedo decir que por culpa de ella me encarcelaron por ser trans. Los pueblos originarios o las personas no binarias pueden contarnos otra historia de exclusiones y si sos pobre la discriminación hace que, por ejemplo, no llegues a estudiar. La única manera de que esto se visibilice es a través de discusiones, la cosecha de exigencias y una actualización de la ley que penalice estos actos.

La normativa que menciona Infante es la Ley Nº 23.592 y fue publicada en el Boletín Oficial en el año 1988. Debido a su anacronismo la Federación Argentina LGBTIQ+ y el senador nacional por Chubut Carlos Linares presentaron en mayo de este año en la Cámara Alta su proyecto para una nueva Ley Antidiscriminatoria Nacional que amplíe y actualice la normativa vigente.

Luego de los discursos de las personas que acompañan a Ornella y un acalorado debate sobre discriminación, la charla llega a su fin. Tahiel toma el micrófono, agradece la asistencia del público y regala su mejor sonrisa para una foto grupal. Después de los saludos correspondientes se acerca, hace un suspiro de esos que denotan alivio y pregunta:

—¿Qué te pareció?

La consulta de Tahiel y las palabras de Ornella Infante hacen que emerjan algunas preguntas que quedaron en el tintero, como por ejemplo, si Tahiel sufrió algún tipo de discriminación o si el mercado laboral le habrá cerrado puertas por ser un varón trans. Por cierto, todavía no ha mencionado qué hace para ganarse la vida. ***

Tahiel avisó que iba a llegar un poco más tarde de lo previsto. Esto le permitió esperar en el patio de la sede que tiene una extensión que impide divisar dónde termina. Otra vez, como en la primera cita, hay un sol sin nubes que se hace sentir debido a la falta de reparo de algún árbol o un techito. Por fin llega. Entra al lugar y luego de saludar a las per- sonas que están en la entrada de la casa peronista echa un vistazo al patio: —Perdón por la demora, hoy anduve de aquí para allá. —dice, mientras se saca el casco de la moto y se dirige a la oficina del primer encuentro.

—En base a la capacitación del otro día me quedó pendiente una pregunta sobre lo que dijo Ornella con respecto a la discriminación. ¿Alguna vez la sufriste, por ejemplo, en tu trabajo? Por cierto, ¿trabajás?

—Sí, estoy en la parte administrativa del archivo del Túnel Subfluvial. Mi tarea es escanear el material fotográfico que hay sobre el proceso de construcción de la obra y digitalizar todo para quienes le interese conocer su historia. Y no sufrí ningún tipo de discriminación laboral porque me acoplo al estereotipo de varón pero la gente con la que trabajo me ha hecho chistes como: “yo voy a ser trans para jubilarme antes”. Y les respondo que antes de pensar en una jubilación primero hay que acceder a un trabajo y hay muchos compañeros y compañeras que no consiguen laburo por su identidad de género.

El chascarrillo de las personas que trabajan con Tahiel hace referencia a un proyecto de ley presentado el año pasado por la diputada nacional del Frente de Todos, Gabriela Estévez, denominado Pensión Reparatoria para Personas Mayores Travestis y Trans. Según el sitio web Télam, “la normativa plantea el otorgamiento en carácter vitalicio de una percepción a todas las personas travestis y transexuales de más de 40 años”. En tanto, en los considerandos de la iniciativa se expresa que “el proyecto busca reparar la violación de derechos humanos básicos que implica una expectativa de vida de 35 a 40 años (entre las personas que integran esos colectivos); normas que criminalizaban y ‘patologizaban’ esas identidades; la sistemática violencia institucional y la falta de acceso a la salud, educación, vivienda y trabajo registrado”. Vale aclarar que la iniciativa todavía no fue tratada por el Congreso de la Nación.

Tahiel junto a Ornella Infante, Sandra Cislaghi y un compañere durante una Jornada de capacitación sobre políticas y prácticas contra la discriminacion. Foto: Comunicación y prensa del Movimiento Evita.

Con respecto al acceso al trabajo, en Argentina existe una ley puesta en vigencia en 2021, que es la Nº 27636 de Promoción del acceso al empleo formal para personas travestis, transexuales y transgénero Diana SacayánLohana Berkins. Anterior a esta norma, el Concejo Deliberante de Paraná, sancionó en 2019 la Ordenanza Municipal Nº 9834 denominada Plan de Inclusión Integral para personas travestis y trans de Paraná. La legislación local describe que “la Municipalidad de Paraná deberá incorporar anualmente a su planta de trabajadores/as a no menos de seis (6) personas travestis y trans, hasta alcanzar un porcentaje sobre la totalidad del personal municipal del dos (2) por ciento y establecer reservas de puestos de trabajo a ser exclusivamente ocupados por ellas, con el fin de promover la igualdad real de oportunidades en el empleo público”.

—Al Túnel llegué justamente por ser Tahiel.

Sin embargo, no todas las personas que pertenecen a esta población vulnerada tienen la misma suerte. El sitio www.contratatrans.org, que forma parte de una Asociación Civil sin fines de lucro que busca mejorar las oportunidades de inserción socio laboral de las personas trans, sostiene que en Argentina el 60% ejerce la prostitución o el trabajo sexual y el 70% nunca fue a una entrevista laboral luego de asumir su identidad de género. ***

Pareciera que siempre está llegando tarde a algún lugar: Tahiel sale rápido de la oficina e ingresa Camila Pesoa. Lo conoce hace muchos años y dice que es habitual que esté pasado de revoluciones.

—Siempre está estresadísimo. Cuando está nervioso hace algo muy gracioso con la mano, así. —mientras se ríe, intenta representar con los dedos en el nacimiento de la nariz el gesto pensativo de su amigo.

Camila tiene 23 años, está estudiando el profesorado de yoga, trabaja como niñera y es compañera de Tahiel en el Frente. Dice que en la agrupación hay tiempo para charlas amistosas, conversaciones de trabajo y acompañamiento para las personas que lo necesitan.

En el Evita las palabras acompañamiento y lucha colectiva resuenan en cada voz que intenta explicar lo que es la militancia. Para Tahiel es una construcción constante que inició con su transición y que luego lo llevó por el camino de la participación en el terreno político. Una vez detenida la grabación comenta que su nombre se lo propuso una amiga que había hecho un viaje a los Valles Calchaquíes en Córdoba donde se encontró con un niño mapuche que se llama Tahiel y que significa hombre libre.

¿Sabés qué significa?

Hombre libre

Por Valentina Bertocchi

Fragmento del perfil periodístico:

“Desde el principio recibí más cariño de personas que no me conocían que de mi familia. Pero yo siempre pa’ adelante. Me aferré de mis amigas. Y mis amistades fueron un apoyo y un pilar muy grande para mí. Las re banco a las guachas”.

Su familia está compuesta por su hermana menor Luana, su abuela María Eva y su “vieja” Silvia. En su infancia, se crió en la casa de sus bisabuelos debido a problemas familiares y a una madre con la cual no tuvo relación hasta los 17 años. Al nacer su hermana menor, por los mismos conflictos, Tahiel se fue a vivir a la casa de sus abuelos maternos y Luana a lo de unos tíos lejanos. Aun así, hoy mantienen una linda relación. De su padre no emite comentarios. El pilar en la vida de Tahiel es y siempre será su abuela. —En mi proceso, muchas veces entraba en juego la presión social. Pero a mí me pesaba mucho más la palabra de mi abuela. Me preocupaba lo que ella podía llegar a pensar con lo que le dijeran de mí y cómo le repercutía. Después de un tiempo de vivir en Oro Verde y al completar su transición, decidió volver a la casa de María Eva. Fue en un Año Nuevo, cuando llegó con barba y sin pechos. En ese exacto momento, Tahiel se dio cuenta de lo que había hecho y comprendió por lo que había pasado. —Los que pasamos por una transición a veces somos muy ansiosos y queremos que todos nos acepten rápidamente y que la familia nos acompañe enseguida. Pero a veces también debemos considerar los procesos ajenos. Los de tu entorno van generando duelos, y entiendo que mi abuela lo vivió así. Hubo un tiempo en que a ella no le salía decirme Tahiel y me insistía con: “Bueno te voy a decir Pancho porque me cuesta muchísimo” hasta que logró un día llamarme por mi nombre. Ese fue el click.

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