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Acqua Simplex vs Acqua Complex

El Ródano mostrado como infraestructura fluvial

© B.Athaud,1974

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Tras el glaciar superior del Furka adosado al macizo de Saint-Gothard hasta el Lago Léman, el lecho del Ródano se caracteriza por fuertes pendientes y tras salir de las cordilleras alpinas, el río se ramifica a lo largo de su llanura de inundación haciendo difícil reconocer la corriente de agua “madre” dando pie a numerosos brazos muertos, llanuras verdes e islas de grava. El río se escapa de Ginebra ondulando entre las praderas de Plain Palais donde recibe las aguas grisáceas del Arte, un temeroso torrente alpino. Es a través de una enorme esclusa que el Ródano penetra en Francia, entre dos enromes macizos: los Alpes saboyanos, y el Grand Credo de la cordillera del Jura. A raíz de la construcción de esclusas y presas para controlar las inundaciones y las posibles variaciones de descarga, las aguas del Ródano se unifican al acercarse a la ciudad de Lyon.

El Lago Léman ejemplificaría este a prioriacqua simplex. Un plano estático de agua el cual se haya rodeado de unas montañas imponentes, de laderas acentuadas y cultivas por viñedos y donde la luz se refleja dictando unos ritmos estacionales y una agudeza cromática que torna a este paisaje a priori bidimensional en un escenario vivo. Los libros que hablan del Ródano reservan sus más bellas páginas ya sea para la parte provincial o para la parte helvética. Pero no desvelan demasiada información del recorrido entre Aix y Lyon. Como hemos dicho, puede que sea porque el río deja de ser observable o incluso alcanzable. A menudo dejan de existir las riberas o incluso el lecho. Trabajar en el ámbito lacustre, en este caso poniendo el foco sobre el Lago Léman, es trabajar a partir de una observación de la naturaleza y sus diferentes escalas temporales, espaciales y estructurales con el fin de poner en evidencia las vibraciones del paisaje y sus analogías con lo lo orgánico. Léman y Ródano es un conjunto.

Como el cuerpo humano, el lago está compuesto de infinitud de venas de agua, resultantes de cursos de agua que irrigan y recorren el territorio. Es una red hidrográfica que transita y moldea el territorio y es moldeado en ciertos tramos por el Hombre. Indetectable, el Ródano se desata cincelando islas desiertas, excavando nuevos brazos de agua que abandona rápidamente. Como diría Paul Moránd:

“ Glacé, bondissant ou marécageux, égaré ou souterrain, toutes les épithètes lui conviennent. Barbu, ruisselant, couronné d’herbes aquatiques, il n’a entre les mains ni gouvernail, ni aviron, ni corne d’abondance, aucun de ces attributs utiles qu’on est accoutumé de voir aux fleuves, dans les belles mythologies.”

Después de repasar en la tesis anterior la intrahistoria del río Ródano y Saona que moldean la ciudad de Lyon, vamos a retomarlo a partir del periodo de Revolución industrial.

Con los ríos canalizados entre diques de piedra u hormigón, los ingenieros elevan la altura de los muelles para contener las posibles inundaciones fluviales. Es el periodo de máxima construcción de presas, puentes o canales a finales del siglo XIX y principios del siglo XX.

La industria ocupa estos márgenes y las vías férreas se apoyan a lo largo del río inundando la cota urbana de playas de vías. Este nuevo sector influye notablemente en todos los equipamientos de soporte que se van estableciendo como almacenes portuarios o

Desde el Léman hasta Lyon

© B.Arthaud

o las plataformas de lavandería amarradas a la ribera al igual que balsas que permitan el cruce de ribereños.

Sin control de producción y lejos de la visión ecológica, la contaminación en los ríos prolifera y pese a desplazarse en el siglo XX a las periferias de la ciudad, las industrias siguen vertiendo sus residuos en los cursos del agua. El control del curso fluvial mediante embalses o presas afecta sobremanera al paisaje fluvial : sus trazados rectilíneos encajados entre muros salpicados periódicamente por la actividad industrial conduce a la carencia absoluta del paisaje de ribera y por ende, la existencia de cualquier biodiversidad posible. La reconquista del río que perdió el hombre frente a la actividad industrial se torna un tema a debatir en los comienzos

del siglo XXI.

En el río, el nivel del agua es variable a lo largo de un año, de ahí que nos encontremos fluctuaciones temporales. A cada variación del nivel de agua dependiendo de los diferentes volúmenes de descarga, las fluctuaciones conducen a un vaivén en el eje de las ordenadas, el río se expande horizontalmente alterando su dimensión en el eje de las abscisas desembocando por tanto en los contornos de las riberas adyacentes.

Aunque el río vuelva a su estado de origen después de una gran descarga, las grandes crecidas pueden desencadenar serias consecuencias para el ser humano alterando los diferentes hábitats de ribera y llevarse por delante las construcciones que se hallen en la misma. Si no hubiera medidas contra la inundación, el agua se expandiría en lo que se denomina la llanura de inundación disipando la energía del cauce del agua y bajando el nivel de agua como la velocidad de su corriente.

De ahí que se construyeran diques o barreras para someter al río, domarlo y apaciguarlo, y limitar así de una forma artificial las inundaciones. El problema principal es que con ello, se contiene la expansión del agua aumentando la velocidad de descarga y se modifica el perfil natural del cauce. Del Acqua Simplex, al Acqua Complex.

El rediseño de los ríos urbanos pasa por la toma de conciencia del estado de los mismos, las condiciones futuras del cambio climático.

Por ello se torna evidente y necesaria la implementación de estrategias de proyecto desde el paisaje y la gestión de los recursos hídricos. Como hemos visto hasta ahora, los ríos urbanos pasan de ser infraestructuras que se salvan mediante puentes a los lugares más prestigiosos de las ciudades.

Recordamos: El paisaje fluvial es un paisaje dinámico, por lo que su resolución de reconquista por parte de las ciudades se ha de plantear en diferentes escenarios.

Devolver el río a la ciudad y poder ser partícipe de él conlleva enfrentarse a dos condiciones impuestas: la posibilidad de crecida del cauce en un periodo de tiempo variable y la limitación de la cajón del lecho a su paso por los cascos urbanos colmados. Por contra, el paisajista cuenta con la ventaja de trabajar con la variable del tiempo. Un proyecto de paisaje en los ríos urbanos debe de tener presente las dinámicas del agua, ofrecer diferentes funciones en el espacio reconquistado y redescubrir el paisaje originario para poder plantear una recuperación natural de ese paisaje fluvial de ribera perdido.

La canalización de los ríos ha llevado a urbanizar el máximo posible el espacio de las riberas y nos conduce a un problema de falta de espacio para intervenir. No siempre es posible reventar los márgenes lo que hace que el proyecto de paisaje se centre en la multifuncionalidad de esos espacios disponibles.

Diferente es la aproximación que se ha de hacer a nivel estratégico en las corrientes de agua continuas: los ríos. A su paso por las ciudades, el río se ha sometido a varias

transformaciones de las cuales, en la actualidad, podríamos distinguir dos fundamentales: los ríos que coinciden con el borde de la lámina de agua cuyos límites construidos artificialmente serían muros de contención , y los ríos a los que han dejado un espacio intermedio entre esos límites construidos artificialmente , que se trataría de diques.

Lo que empezaba por encasillar la condición de dificultad del agua según su inercia o movilidad se torna ridícula. Del acqua simplex al acqua complex es tratar de entender más allá de lo superficial. Detrás de un curso de agua en superficie ya sea en movimiento o calma reside toda una infraestructura de conexiones hídricas por capilaridad que desarrollan un ecosistema alrededor de toda esta estructura fluvial.

Desde los glaciales nutriendo en el deshielo a los diversos lagos hasta los afluentes que convergen en una misma ciudad. La intervención del hombre a lo largo de la Historia intentando domar la naturaleza fluvial torna más compleja si quiera estas aguas.

Ante paisajes inalcanzables, saturados o industrializados, reconquistar el agua se torna un proceso complicado en el cual iremos desvelando diferentes capas de la historia, arquitectura, urbanismo y paisaje que nos ayudarán a entender lo que se perdió, lo que se deseaba, formas de acercarse y de soñar con un nuevo diálogo y una posible recuperación de esa memoria fluvial.

El Ródano y la Saona

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