Museo Nacional de Arte Romano
Análisis de una obra postmoderna española

Archip, Vasile Vlad Archip, Daniel Alberto Mollá Campello, Óscar Santana Guerra, Alba María
1. Razones de la elección de la obra 6 2. Autoría y condiciones del encargo 8 3. Relación con el entorno 14
Uso y función 20
Cultura material y estudio de la solución 36
Referencias culturales 48
Conclusiones: aportaciones y valoración final de la obra. 54


1. Razones de la elección de la obra
En la práctica se decide de forma consensuada la elección del Museo Nacional de Arte Romano de Mérida por el simbolismo, la plasticidad del edificio, su relación con el entorno y por poder trabajar una de las obras más significante de uno de los pocos galardonados con el Premio Pritzker (1996), Rafael Moneo.
Además, en la realización de este análisis se trabaja en sobre un artículo de la revista del Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid.1


2. Autoría y condiciones del encargo
Diagrama de agentes interventores en el proyecto
Sección transversal (archivo Moneo)


El proyecto de la nueva sede del Museo Nacional de Arte Romano en Mérida surge después de que la iglesia de Santa Clara, entonces museo arqueológico de Mérida, alcanzase la categoría de Museo Nacional en 1975. A partir de este acontecimiento y Javier Tusell en la Dirección General de Bellas de artes fomentan la creación del MNAR de Mérida. Se decide reservarle un solar a escasos metros del anfiteatro y el teatro romanos de la ciudad extremeña que contenía restos arqueológicos que habían sido descubiertos al comienzo de una obra de un muro de contención para la calle.
Dibujo donde estudia la disposición de la traza del edificio con la traza urbana, teniendo en cuenta el foro romano (Rafael Moneo).

El proyecto se le encarga al estudio de Rafael Moneo en 1979 y cuenta con un presupuesto de 2.700.000 € y un solar que cuenta con restos de ruinas romanas que se debían respetar. Moneo junto a su equipo compuesto por Nieves La Roche (Arquitecta), Juan José Echeverría (Arquitecto), Enrique de Teresa (Arquitecto), Georges Meylan (Arquitecto), Charles Meyer (Arquitecto), Stanley Allen (Arquitecto), Pedro Feduchi (Arquitecto), Francisco González Peiró (Aparejador) y Rafael Luque (Aparejador) y la colaboración de los estructuristas Jesús Jiménez Cañas y Alfonso García Pozuelo realizaron el proyecto que ejecutaría más tarde la constructora Cubiertas y M.Z.O.V., S.A. cuyas obras se terminaron en 1985 y el centro comenzó su actividad en 1986 bajo la dirección del Ministerio de Cultura. Este museo marcó notablemente la trayectoria de Moneo, se trataba del primer gran museo de la democracia española. El gran impacto que tuvo esta
obra en el panorama arquitectónico español catapultó a Moneo a la primera línea de la arquitectura española llevando al arquitecto navarro a construir en los años siguientes edificios tan importantes como la Estación de Atocha, el Aeropuerto de San Pablo en Sevilla, la Fundación Pilar y Joan Miró, el Auditori de Barcelona o el Museo Thyssen de Madrid. La carrera de Moneo se vio muy influenciada por este edificio, además de darle la oportunidad de convertirse en un maestro de los espacios expositivos en museos y permitirle construir museos del nivel del Thyssen o la ampliación del Prado en España y en otros países como el Davis Museum de Wellesley, EEUU, el Moderna Museet de Estocolmo o el Museum of fine arts en Houston. Muchas de estas obras además de toda su trayectoria y demás edificios que realizó le valieron para hacerse con el Premio Pritzker en 1996.



3. Relación con el entorno
Se parte de Mérida, Augusta Emerita durante el periodo del imperio romano, como localidad en la que realizar la construcción del Museo Nacional de Arte Romano. La ciudad deja ver claramente su pasado romano y su gran legado histórico tan bien conservado, siendo incluso de los mejores de Europa y el mejor de España.

Este enclave tan notable dota al museo de una conexión especial con la ciudad. Además, la ubicación del propio museo con respecto a la variedad de yacimientos romanos y grandes obras maestras como el teatro y el anfiteatro, hacen del MNAR un espacio especial para un museo de este tipo.
Es por esto mismo que Rafael Moneo es elegido para la elaboración de este proyecto. Su capacidad de entender el entorno que rodea a la obra y la cantidad de cuidado y significado que se le da a cada espacio de la construcción, cada detalle y la gran mimetización del entorno hacen de Mérida y Moneo el dúo perfecto para este proyecto.
El arquitecto navarro comienza su proyecto recogiendo inspiración de la tradición clásica y todos los elementos que la caracterizan y va un paso más allá usando de referencias los restos romanos de la ciudad extremeña. Uno de los elementos más importantes en la obra es el arco de medio punto, en este caso, el Arco de Trajano, del cual moneo usa su proporción para construir todos los arcos de la sala de exposiciones. También realiza algo sorprendente en este proyecto, el material con el que se decide construir todo el museo se trata de la fábrica de ladrillo cerámico. Este material se usó mucho en las construcciones romanas y


Moneo, atrevido, fue capaz de retornarnos a ese pasado romano de la ciudad de Mérida sin usar los grandes sillares de piedra que siempre se usan cuando queremos evocar esa sensación de pertenencia al pasado y al imperio romano.
El proyecto del MNAR consigue finalmente mimetizarse en el entorno, pasando desapercibido y contando con elementos tan característicos del románico sin usar los medios más convencionales de esta época y se consigue que el edificio, las ruinas y el resto de la ciudad permanezcan en una sintonía compositiva excelente.


“A mí lo que me conmueve de este museo es que realmente todo el material procede del mismo yacimiento, toda la historia de la ciudad está contenida en él, es como si de repente el museo pudiese ofrecer la visión sintética de lo que habían sido estas tierras durante 2000 años.”
Moneo, Rafael. Elogio de la Luz, op. cit. 5’ 24’’
4. Uso y función

El Museo Nacional de Arte Romano es un centro de investigación y difusión del legado del Imperio Romano. Además de acoger los hallazgos encontrados en la ciudad de Mérida, la antigua ciudad romana Augusta Emérita, se celebran congresos, coloquios, conferencias, cursos, exposiciones y otras muchas actividades de ámbito nacional e internacional.
Además este edificio es considerado Patrimonio del la Humanidad de la UNESCO.
El MNAR además ofrece constantemente una programación cuatrimestral que abarca distintas actividades para todo tipo de público, entre las que destacan conferencias, seminarios, congresos, exposiciones, premios, talleres infantiles, excursiones, veladas musicales y poéticas, o las tradicionales visitas guiadas, además de un muy activo servicio de publicaciones, con su revista propia (Anas) y varias series temáticas.

Este espacio situado en los cimientos del museo nos lleva a los restos arqueológicos encontrados; la Cripta. En este espacio se transporta al visitante al espacio real donde fueron encontrados los objetos vistos anteriormente en el espacio expositivo. Además también hay un tramo de la calzada romana que conectaba con Córdoba, acompañado de restos de viviendas, pinturas y construcciones cristianas.
Exposición permanente Área interna
Sala de exposición temporal Acceso exposición
En la planta baja encontramos dos espacios expositivos, uno permanente y otro temporal, además encontramos el acceso de la rampa que se une con la primera planta y un espacio privado dedicado a asuntos internos. En cuanto a las primeras salas del espacio expositivo permanente encontramos objetos que formaron parte de los edificios para espectáculos públicos: teatro, circo y anfiteatro, mostrándose algunos objetos que se han encontrado en estos edificios, a continuación, las salas dedicadas a la religión romana y a los ritos funerarios y por último las salas dedicadas a la casa romana y el foro.
Planta primera
Exposición permanente
Área interna
Sala didáctica
Vestíbulo Rampa Taquillas Tienda
En esta primera planta nos encontramos con el acceso, que viene acompañado de la zona de taquillas, el vestíbulo y la tienda. En esta planta solo contamos con un espacio expositivo acompañado de una sala didáctica y tres zonas dedicadas a asuntos internos. El espacio expositivo de la primera planta se dedica a la cerámica romana, los columbarios, la artesanía del hueso, la numismática, orfebrería y el vidrio.
Planta segunda
Exposición permanente
Área interna
Exposición temporal Vestíbulo
Área administrativa Salón de actos
En la segunda planta volvemos a encontrarnos con dos espacios expositivos, el temporal y el permanente, acompañado de espacios privados como el área interna y administrativa. Además de contar con un salón de actos que ofrece un gran abanico de actividades.
En el espacio expositivo permanente se exponen piezas relacionadas con la sociedad romana como las profesiones, la administración, el retrato romano, la Mérida cristiana…
Área interna Área administrativa Biblioteca
En esta última planta nos encontramos con zonas privadas como el área interna y administrativa y un espacio dedicado a la biblioteca.


“Me parece que si debe formularse hoy alguna orientación en el tema de la intervención convendría hacerlo bajo estas dos coordenadas. Por un lado, reconociendo que los problemas de intervención en la arquitectura histórica son, primera y fundamentalmente, problemas de arquitectura y en este sentido la lección de la arquitectura del pasado es un dialogo desde la arquitectura del presente y no desde posturas defensivas, preservativas, etc. La segunda lección seria la del positivismo posthegeliano: consistiría en entender que el edificio tiene una capacidad para expresarse y que los problemas de intervención en la arquitectura histórica no son problemas abstractos ni problemas que puedan ser formulados de una vez por todas, sino que se plantean como problemas concretos sobre estructuras concretas. Quizá por ello, dejar hablar al edificio es aún hoy la primera actitud responsable y lucida ante un problema de restauración.”
Ignasi de Solà-Morales, “Teorías de la intervención arquitectónica”, Quaderns d’Arquitectura i Urbanisme, número 155, 1982, pág. 37.
5. Cultura material y estudio de la solución
El proyecto del Museo Nacional de Arte Romano nace desde el pasado romano de la ciudad de Mérida. Busca camuflarse entre las ruinas, con un aspecto austero y la utilización de materiales, técnicas constructivas (adaptadas al siglo XX) y el mismo leguaje compositivo, aunque algo más abstracto en toda la construcción.


El edificio se articula a lo largo un pasillo central (véase Fig. 1) delimitado por los sucesivos arcos de medio punto que seccionan el espacio expositivo, estos arcos est á n proporcionados utilizando las relaciones geométricas del Arco de Trajano. Este pasillo central es atravesado por 10 módulos (véase Fig. 1) perpendiculares donde se articulan todas las exposiciones. Es tan solo en este planteamiento donde observamos la primera semejanza compositiva, con lo que podríamos entender como una suerte de planta de tipo basilical, que junto a los arcos de medio punto nos evocan directamente al

románico. Además el sistema de arcos paralelos se ve representado en un sistema de contrafuertes que mimetiza la geometría y la solidez del Acueducto de los Milagros. (véase Fig. 2)
A este primer espacio se le une una zona más amplia y menos jerarquizada donde ubicar espacios menos flexibles como oficinas, salas de conferencias y reuniones. Ambos espacios crecen verticalmente, desde el asentamiento en las ruinas romanas, sobre en las que el edificio “levita”, hasta la última planta donde todos los lucernarios aparecen e inundan de luz la sala de exposiciones.
MNAR,

Serie de arcos que formaban parte del acceso oeste al anfiteatro
Serie de arcos que formaban parte del acceso oeste al anfiteatro





En los niveles superiores aparecen pasarelas que se adhieren a la estructura y amplían la superficie de exposición, manteniendo siempre la conexión entre las distintas alturas y una cohesión en los elementos expuestos. Todo este espacio, como se mencionaba en el apartado del entorno, se funde con su entorno usando piezas de fábrica de ladrillo cerámico, material usado en la época romana, que consigue que un edificio de estas dimensiones y de este valor simbólico no rompa con el paisaje y rompa el ambiente que vive la ciudad de Mérida.
Dentro del espacio expositivo, el arquitecto navarro crea una atmósfera
con la utilización de lucernarios en la cubierta y parte superior de la fachada. Con esto consigue que la iluminación cenital sea suficiente para abarcar toda el área de exposición. Y una vez más, Moneo refiere a este concepto de iluminación cenital en las iglesias de planta basilical, completando así un espacio que nos transporta de vuelta a la Mérida de la época romana sin dejar de lado el lenguaje constructivo del siglo XX.
Imagen interior donde se aprecian los lucernarios.


El edificio llega al terreno teniendo un contacto estrecho con las ruinas que yacen en el solar, pero sin ser intrusivo o entrometerse en ellas, de ahí que se diga que el edificio “levita” sobre ellas. Los masivos muros de ladrillo que vemos en el resto de las plantas en este espacio pasan a ser inmensos pórticos que permiten la ventilación natural, protegen las ruinas de la lluvia, el sol y el frío y articulan un espacio de íntimo contacto con la historia y que, gracias a las decisiones constructivas de Moneo, quedan cohesionados edificio y ruinas. Algo a lo que se refirió el arquitecto como “convivir con las ruinas”
Con todas estas soluciones Moneo consigue un edificio único. Con espacios expositivos que ponen en valor y dimensionan la magnitud de todos los yacimientos y el propio pasado romano de la ciudad, que consigue dialogar con el visitante, con la ciudad y el patrimonio histórico que esta posee



“Y a mí me parece que la gloria de la arquitectura consiste en hacer presente no lo que ya no existe más, sino lo que ha existido a través de lo que ya no existe”.
Ricoeur, P. Arquitectura y narratividad. "Arquitectonics: Mind, Land & Society", Gener 2003, núm. 3, p. 9-29.