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Mar Mediterráneo
Plano del límite con el Mar Mediterráneo. Dibujo: Gisela Domènech Solanes
Línea de costa, bandas programáticas, espacio expandido
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La línea de costa de Barcelona se ha ido construyendo a lo largo de los siglos desde unas condiciones iniciales marcadas, de suroeste a nordeste, por la presencia de la Montaña de Montjuïc –de substrato calcáreo, formada en el Mioceno a consecuencia de la presión de los sedimentos del Delta del Río Llobregat, resultando un perímetro irregular que se eleva cien metros hasta formar un acantilado en contacto con el mar–por el Monte Tàber, base de los primeros asentamientos y de la ciudad romana, y por la desembocadura del Río Besós, que dejaba todos los terrenos al sur de la traza del Ferrocarril de Francia en estado de marismas que la mano del hombre ha ido desecando lentamente. La Montaña de Montjuïc y el Monte Tàber eran penínsulas al principio de la colonización de la zona, y la línea de costa original discurría a la altura de lo que ahora es el eje de la calle Ferran y la plaza Sant Jaume (a la altura del cardus romano), dejando al sur las murallas batidas por el agua. Desde esta posición la línea de costa irá retrocediendo lentamente, en función de las ampliaciones de la ciudad primero y del puerto después. En el siglo XIV la Basílica de Santa María del Mar, fiel a su nombre, está realmente en el mar, justo al lado de la playa. A principios del siglo XIX la línea de costa habrá retrocedido hasta Pla de Palau.
La colonización de la costa se realiza en base a paquetes de ciudad soportados por obras de ingeniería que crearon las grandes infraestructuras actuales, tales como el puerto, la incorporación de islas de arena, el drenaje de las marismas o, por último, la construcción de la Ronda del Litoral. En el siglo XVIII la demolición de gran parte del Barrio de la Ribera para hacer posible la construcción de la Ciudadela genera la necesidad de realojamiento de los pescadores que habitaban la zona. La Barceloneta se realiza como nuevo barrio extramuros, sin muralla propia. La vocación de península de este nuevo barrio viene dado por la incorporación al perímetro urbano de la Isla de Maians, de sustrato arenoso, cuya huella forma el grueso del barrio. Las sucesivas extensiones del puerto consolidan el tramo final del Poble Sec. El final de la Rambla del Poble Nou pone el embrión de lo que será el litoral barcelonés actual al quedar definido mediante un pequeño polígono conformado por ocho torres de vivienda, conocidas popularmente como “las Tupolev”, orientadas a sur estricto (y, por tanto, desentendidas de cualquier trama) diseñadas por el arquitecto Ramon Reventós, aisladas en un perímetro formado exclusivamente por fábricas y un cementerio. El proyecto para la Olimpiada de 1992 y el paso de la Ronda Litoral consolidan la línea de costa que conocemos actualmente: un parque corrido, ligeramente elevado respecto a los puntos más bajos de la ciudad, siempre en segunda línea respecto del mar que da servicio a la zona de playas y a una franja continua de equipamientos cívicos y viviendas que discurre desde la Barceloneta hasta la desembocadura del Río Besós. Un continuo urbano organizado internamente por paquetes de dimensión parecida a los que históricamente se habían ejecutado. La Villa Olímpica, un frente marítimo de cinco manzanas que recuerda la portada de Precisiones de Le Corbusier, o la Zona Fórum, son buenos ejemplos de ello.
Las playas de la ciudad siguen el módulo de tres manzanas del ensanche, agrupadas, como las infraestructuras del Poble Nou, que organizan las escorrentías de esta parte de la ciudad. Cada paquete varía en el porcentaje de vivienda, en su tipología y en el programa de los equipamientos que se mezclan con éstas, encontrando usos académicos, centros de investigación, hospitales, así como polideportivos, escuelas, hoteles o centros de convenciones. De puerta trasera de la ciudad, el litoral ha pasado a ser su zona más codiciada y reconocible, el pulmón por donde respira la ciudad, la zona lúdica pública más usada y exitosa, que la finaliza e identifica. La ciudad como conjunto, y sus ciudadanos, se identifican con el mar.
Lleno y Vacío
Dicotomía
Un mapa de llenos y vacíos de la zona marítima de Barcelona sólo se podrá comprender si remite al gran vacío que es el mar. La sección es asimétrica: un espacio intervenido y un espacio virgen separados por una línea clara. Los llenos y vacíos del litoral de Barcelona se suceden secuencialmente, desde una primera trama baja y densa, hasta una masa indiferenciada y compacta que tiende al progresivo esponjamiento y al crecimiento en altura para compensar la huella de ocupación, manteniendo la densidad. En este contexto el Barrio de la Barceloneta opera como un sólido compacto pautado por una malla. De una mancha negra opuesta a una mancha blanca se pasa a un modelo donde una serie de manchas puntuales pautan rítmicamente el vacío del mar y desmenuzan la ciudad a su contacto.
Geometría
Colonización
Las tramas del litoral se construyen en el tiempo. Desde la trama medieval, compacta, formada por calles estrechas relativas a la muralla, se pasa a una trama de edificios cada vez más espaciados que requieren de pabellones de apoyo para anclarse a los caminos preexistentes, los cuales discurren espontáneamente entremedio de las edificaciones aisladas. Existen dos vínculos entre estos dos modelos: la Barceloneta, de trama regular con casas bajas extramuros y –siglos más tarde– la Villa Olímpica, de módulo de tres manzanas, facilitando proyectos posteriores, como las Cinco Islas del Frente Marítimo edificadas con criterios paisajísticos y pintoresquistas, o la Zona Fórum y sus torres en altura apoyadas en zócalos construidos.
Luz y Sombra
Reflejos
La luz del litoral es contundente, no existe mediación entre la sombra y el sol absoluto de la playa. En la relación entre la Ciudad Vieja y la costa hay calles estrechas y altas o no hay nada. La Barceloneta sigue este modelo en su implantación pero, conforme la trama se va esponjando, la luz es controlada por la vegetación y las pérgolas. El espacio público adopta rápidamente una sección en la que el paso de la Ronda del Litoral, con su franja de equipamientos y verde, es clave. Esta franja media entre el litoral absolutamente público y el frente retrasado está formado por viviendas en torre que privatizan parcelas de terreno y segregan el espacio público. Cada vez que se produce esta segregación aparece un nuevo artificio: vallas, pabellones, plantas bajas permeables o pérgolas, transformando la relación con el sol en un ejercicio de mediación por ocupación.
Perfil
Agregación
El perfil del litoral es siempre asimétrico, remite, de un modo u otro, al mar. Es, en algunos casos, una masa compacta que llega al agua y, en otros, se compone de diversos elementos que se van especializando y formalizando en equipamientos, viviendas exentas, la Ronda Litoral y finalmente la playa. Desde una sección estándar en que el lleno y el vacío se oponen, se pasa a una sección apenas insinuada que depende de todos los artificios antes mencionados para su definición: pabellones de equipamiento, vegetación, arena, el paseo marítimo construido a varios niveles con un sótano-zócalo de restaurantes, las viviendas que buscan la luz, el sol y, sobre todo, las vistas al mar. La Barceloneta mezcla las dos secciones, con calles que desembocan de manera directa en el mar y un frente continuo de vivienda que forma, todavía, un límite definido.
Público y privado
Segregación
El litoral es siempre público. En él se encuentran, repartidos por toda su geografía, diversas gradaciones entre lo público y lo privado. Los equipamientos y el sector terciario producen el paso entre lo semipúblico y lo semiprivado, mientras que las viviendas, cada vez más destinadas a sectores de alto poder adquisitivo, representan lo privado. La playa es absolutamente pública. En medio de estos programas se encuentran filtros en forma de parques, jardines comunitarios y equipamientos públicos. La relación entre ambos sistemas es armoniosa, tendiente tan sólo al desequilibrio por la presión del turismo. Cuando esto no se produce de manera natural la planificación urbana tiende a balancear los usos, resultando en un litoral bien cuidado y mantenido. En la Barceloneta dicha relación se produce por lo mesurado de la volumetría y por las plantas bajas que, enfrentadas al mar, forman un frente corrido de equipamiento que sirve a la gran franja pública de la playa, relacionándola con el tejido urbano.
Usos
Vivienda en bloque o en torre y equipamiento
El litoral de Barcelona siempre ha estado formado por un tejido de viviendas que lo alimenta. El mar y sus costas se destinan a puertos y playas cada vez más focalizados en el uso recreativo, expulsando las actividades industriales hacia la periferia. Los equipamientos, situados en edificios de nueva planta sin mezcla de usos, permiten la relación entre las dos partes. Desde clubes deportivos a hospitales, centros de investigación con sus espacios de relación cara al mar, oficinas, centros de convenciones, hoteles y restaurantes. La tipología de estos equipamientos a modo de pabellones, ha facilitado los flujos de movimiento de la gente. Las viviendas han tendido a concentrarse en altura buscando sol y vistas, privatizando por el camino sectores del suelo para producir jardines comunitarios, como en el proyecto para Diagonal Mar. La crisis económica ha posibilitado la privatización, incipiente todavía, de los puertos recreativos y el filtro de público en función del poder económico.
Mar Mediterráneo, Paseo Marítimo de la Mar Bella. Fotografía: Nicanor García