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Barcelonidades y Barcelonizaciones Anna Font

Recorridos de obras de todos los barrios. Dibujo: Gisela Domènech Solanes

Barcelonidades y Barcelonizaciones

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Anna Font

Vaguadas, menestrales, terrados, sufragios y torrenteras: calibrar el matiz y mantener el sentido. Bitácora Barcelona es un proyecto embebido de localía donde las expresiones naturalizadas son revisadas estructuralmente. Varias aproximaciones posibles están contenidas en el libro: por barrio, por pares de barrios, por organización interna de cada barrio, por pares de organizaciones, por lista de obras. Los subtítulos de los capítulo-barrio, la primera parte de los subtítulos de cada capítulo, la segunda, la tercera, construyen lógicas a través del contenido, continuidades y discontinuidades. Esta estructuración de múltiples capas resulta de una sola mirada sobre la ciudad. A través de la definición de categorías que filtran la mirada sobre cada zona (lleno y vacío, geometría, sombra, perfil, público y privado, usos) se genera una estructura abierta en la que los conceptos devienen dispositivos de acción. Una después de otra dentro de estas categorías se elaboran lecturas transversales de segundo grado que permiten sendas construcciones integrales: dicotomía, topografía, solape, adaptación, regulación y pauta, colonización, tortuosidad, yuxtaposición, jerarquía, retícula y oblicuidad, reflejos, aireación, espesor, esponjamiento, ritmo y fragmentación, agregación, apertura, densificación, singularidad, cuadratura y compacidad, segregación, suma, recuperación, diferenciación, distribución y multiplicidad , vivienda en bloque o en torre y equipamiento, vivienda unifamiliar o en bloque y equipamiento, vivienda comercio y equipamiento religioso, vivienda y comercio, comercio, vivienda y terciario.

Si accionamos estas cualidades, a las que podemos llamar barcelonidades, tendremos herramientas para hacer proyectos de ciudad: barcelonizaciones variables, perturbables, inherentes a Barcelona pero exportables, esencias impalpables que se proyectan genéricas hacia afuera, semillas de un urbanismo nutrido de principios, problematizado y real. Los recorridos por el borde, como quien camina por encima de un cordón cuando es niño haciendo un ejercicio de equilibrio, concentrado pero distraído, serio pero divertido, funcionan como una matriz filosa sobre la cual reconocer singularidades e implementar grados y modos diversos de variabilidad: los dispositivos entran en juego, y el viaje juega con ellos.

En una ciudad tan amable como acomodada a su propia imagen, ciudad que sospechosamente a todos gusta, domesticada por la mirada turística y predigerida por la pacificación forzada de la arquitectura como acción culturalmente transformadora, está la ciudad en la que vivieron navegantes fenicios, imperialistas romanos, invasores árabes, señores castellanos, cortes francesas, comerciantes italianos y inmigrantes africanos. Todos ellos pasaron por este puerto y se entretuvieron a sus orillas, intensificando la variedad de una ciudad tan vibrante como insalubre, cuya centralidad se construyó a través de pujas, guerras, resistencias, luchas, enfrentamientos y traiciones. La cultura del modernismo catalán quizás refleja en su heterogeneidad esta extraña pero sobria alegría, esa candidez sarcástica, matriz de pertenencia y de identidad de un pueblo intrínsecamente mixto, ahora en proceso de comercialización de su propia imagen, de cara a ser parte de una insípida comunidad regional. Es posiblemente este el momento de pedir que esta irreducibilidad no sea universalizada desde fuera, por homogeneización, ni enarbolada desde dentro, por falsa singularización. Su definición es el incesante florecimiento, como todo puerto mediterráneo que se imagine metrópolis. Es desde la operatividad de sus dispositivos, desde su formulación atrevida y graciosa, desde su revisión desenfadada y contundente, desde su condición segregada, yuxtapuesta, solapada, compactada y oblicua, que esta ciudad se define a sí misma y a su identidad abierta. Falacia y mito, la identidad de este lugar se nutre de su propia confusión. Por eso esta Bitácora desmenuza, mira desde atrás, entre medio, deshace y da de nuevo. Su deseo es impulsar a perderse en relatos parciales pero consistentes, en experiencias casuales pero mediadas, en una extraordinaria confusión.

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