Boletín SAN número 1

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Situación de seguridad alimentaria de las familias atendidas por el proyecto, antes y después de la primera distribución de asistencia alimentaria. En los últimos seis años, la Dirección General de Protección Civil y Operaciones de Ayuda Humanitaria Europeas (ECHO) ha respondido a la crisis alimentaria centroamericana, mediante agencias de Naciones Unidas y ONG’s internacionales. Este proyecto inició su ejecución en marzo 2020 y estará concluyendo a finales de enero 2021.

El objetivo específico es mejorar la seguridad alimentaria y nutricional de las poblaciones en situación de extrema vulnerabilidad afectadas por la crisis alimentaria prolongada y el impacto del cambio climático en el Corredor Seco Centroamericano a través de asistencia coordinada. Para el alcance de este objetivo, el Consorcio de Organizaciones Humanitarias conformado por: Acción Contra el Hambre, We World - GVC (WW-GVC), OXFAM, COOPI, Médicos del Mundo (MdM) y TRÓCAIRE. ha implementado acciones para brindar asistencia alimentaria a familias ubicadas en el Corredor Seco de Centroamérica en los países de Guatemala, Honduras, El Salvador y Nicaragua. El primer paso para la implementación de estas acciones fue la realización de una Línea de Base (LB) (mayo a julio 2020) a través de la cual se obtuvo información de los indicadores de seguridad alimentaria y se hizo la selección de familias participantes. Posteriormente el proyecto realizó la primera distribución de asistencia alimentaria a 13,542 familias/60,968 personas en inseguridad alimentaria en 42 municipios de 13 departamentos en el Corredor Seco de Centroamérica. Las modalidades de entrega de asistencia alimentaria fueron:

GUATEMALA Raciones de alimentos

HONDURAS Transferencias en efectivo

NICARAGUA Raciones de alimentos, vouchers y tarjetas electrónicas

EL SALVADOR

Raciones de alimentos y transferencias en efectivo


El primer Monitoreo Post-Distribución (PDM, por sus siglas en inglés) se llevó a cabo entre 8 y 15 días después de la primera distribución. En ambas evaluaciones (LB y PDM), se aplicó la metodología del Enfoque Consolidado para la Presentación de Informes sobre Indicadores de Seguridad Alimentaria (CARI, por sus siglas en inglés) de PMA, utilizada para clasificar los hogares según el nivel de seguridad alimentaria. Los resultados se muestran a continuación:

NIVEL DE SEGURIDAD ALIMENTARIA EN LB Y 1ER. PDM

LINEA BASE

38.2%

38.7%

20.3%

MONITOREO 1

46.0%

8.7%

45.2%

Inseguridad Alimentaria Leve

Inseguridad Alimentaria Moderada

Inseguridad Alimentaria Severa

Seguridad Alimentaria

Como resultado de la aplicación de la metodología CARI, se determinó el nivel de seguridad alimentaria de los hogares beneficiarios del proyecto. Al finalizar la primera entrega de asistencia alimentaria, aunque la seguridad alimentaria de las familias no se alcanzó en su totalidad, el porcentaje de hogares rurales vulnerables con seguridad alimentaria aumentó a 45.2%. Se logró disminuir el porcentaje de familias con algún grado de inseguridad alimentaria en un 43%. El número de hogares en inseguridad alimentaria severa se redujo a menos del 1%. El 9% de los hogares se mantuvo con inseguridad alimentaria moderada y el 46% con inseguridad alimentaria leve, lo que significa que las brechas de consumo de alimentos, se debe posiblemente a que es el séptimo año consecutivo de pérdida de cosechas y esto ha provocado pérdida de activos productivos. Además, con las complicaciones generadas por el COVID-19, las familias, especialmente las más vulnerables, ubicadas en el Corredor Seco, enfrentan un nuevo desafío que ha afectado la economía local, especialmente la situación de seguridad alimentaria. Esto limita aún más sus capacidades de recuperación con tan solo la primera entrega de asistencia alimentaria. Por lo que será necesario evaluar la situación de los hogares después de la siguiente distribución.


PUNTAJE DE CONSUMO DE ALIMENTOS (PCA) EN LB Y 1ER. PDM

LINEA BASE

MONITOREO 1

El indicador de PCA, refleja el acceso a los alimentos, tomando en cuenta la frecuencia de consumo de los diferentes grupos de alimentos durante los últimos siete días previos a la encuesta, lo que implica que a mayor puntaje de consumo de alimentos, mejores son las condiciones de acceso a alimentos, es decir, mayor acceso a las 2,100 Kcal / día / persona, el mínimo recomendado por las Normas Esfera. Mientras que la Escala del Hambre en el Hogar, se basa en la situación vivida en el hogar en los últimos 30 días con relación al acceso de alimentos, de acuerdo a la percepción de los hogares, es decir, una situación complicada vivida durante mucho tiempo, puede llegar a ser percibida como “normal”, por lo que el hecho de que un hogar se categorice con “ninguna o poca incidencia de hambre”, no necesariamente indica una condición adecuada. Si bien es cierto, no todos los hogares lograron alcanzar un nivel de seguridad alimentaria, el consumo aceptable de alimentos aumentó en un 29.8% y el consumo pobre de alimentos disminuyó en 30.3%. De igual manera se observa un aumento en el porcentaje de familias con poca incidencia de hambre, el cual fue de 41.1% y una reducción de la incidencia moderada de hambre de 35.6%. Se verificará cómo estos indicadores mejoran con la segunda distribución de asistencia alimentaria. Con la entrega de asistencia alimentaria en las diferentes modalidades en los países de CA, se logró que el 72% de familias con algún grado de inseguridad alimentaria mantuviera su PCA en el límite aceptable. El índice de la diversidad de la dieta (HDDS) aumentó en 1 grupo en cada uno de los países (Nicaragua, Honduras y Guatemala). Las familias incluyeron grupos de alimentos que antes de la primera entrega tenían un consumo mínimo o no los consumían: tales como: raíces y tubérculos, cereales, lácteos, aceites, grasas y azúcares. Los resultados de la Escala de Hambre en el hogar muestran resultados de la primera entrega de asistencia alimentaria: “ninguna o poca incidencia de hambre” en el hogar aumentó en un 41.1%; mientras que la incidencia moderada disminuyó en un 35.6%. La reserva de granos (maíz y frijol) se incrementó en un 68%.

ESCALA DE HAMBRE EN LB Y EN 1ER. PDM

LINEA BASE

5.7%

46.4%

47.9%

MONITOREO 1

0.2%

87.5%

12.3%

POCA incidencia de hambre

MODERADA incidencia de hambre

SEVERA incidencia de hambre

RESERVAS DE GRANOS EN LOS HOGARES EN LB Y EN 1ER. PDM

LINEA BASE

75%

25%

MONITOREO 1

7% NO

93% SI


ESTRATEGIAS DE SOBREVIVENCIA IMPLEMENTADAS POR LOS HOGARES EN LB Y EN 1ER. PDM

LINEA BASE

38.5%

24.8%

29.5%

7.2%

MONITOREO 1

25.7%

9.3% 19.7%

Crisis

Emergencia

Estrés

Ninguna estrategía

45.3%

Las estrategias de sobrevivencia implementadas a nivel de hogar reflejan las acciones que los hogares realizan para cubrir sus necesidades básicas, a costa de la pérdida de sus medios de vida. Las estrategias se agrupan por tipo (estrés, crisis, emergencia), dependiendo de la severidad. Los resultados muestran que después de la entrega de la primera asistencia alimentaria (primer PDM) las estrategias de sobrevivencia de emergencia observadas en los hogares fueron reducidas en 15.5% y las de crisis en 12.88%; mientras que las de estrés en 9.8%. Las estrategias de crisis que fueron reducidas por las familias beneficiarias se mencionan a continuación: reducir el gasto en salud y educación, 16%; consumir reservas de semillas, 20%; y el comprometer insumos agrícolas, en 22.5%. Las estrategias de emergencia tales como mendicidad, venta de animales reproductores, abandono del hogar se redujeron en 11%, 5% y 4% respectivamente con relación a lo observado en la LB. Adicionalmente es importante resaltar, que el porcentaje de familias con inseguridad alimentaria moderada que no realizaron ninguna estrategia aumentó en un 5% y el porcentaje de estrategias de estrés disminuyó en 14%; mientras que las familias con inseguridad alimentaria leve que no realizaron ninguna estrategia, aumentó en un 39% y las estrategias de estrés y crisis disminuyeron en 13% y 24% respectivamente. También cabe mencionar que en el PDM el porcentaje de hogares en seguridad alimentaria que no llevaron a cabo estrategias de supervivencia se incrementó en un 27%. Estos resultados son positivos ya que contribuyen a que las familias no comprometan sus medios de vida y otros activos.


PORCENTAJE DEL GASTO EN ALIMENTOS EN LB Y 1ER. PDM El porcentaje de gasto en alimentos muestra la situación de vulnerabilidad de los hogares para cubrir sus necesidades básicas, que está estrechamente correlacionado al nivel de inseguridad alimentaria, ya que, a mayor gasto en alimentos, menor es la cobertura de otras necesidades básicas y a su vez, no garantiza que los hogares estén llenando todos los requerimientos calóricos diarios de todos los miembros. Los datos del primer PDM, muestran que el porcentaje de hogares que tienen un gasto en alimentos mayor al 75% disminuyó de 44% en LB a 22% en PDM y los que tienen un gasto menor al 50% aumentó de 22% en LB a 72% en PDM. Es evidente que, con la asistencia alimentaria del proyecto, hubo una reducción de gastos en alimentos por parte de las familias, lo cual muestra la alta dependencia a la asistencia alimentaria, ya que el 99.3% de familias indicaron que el apoyo recibido les permitió cubrir sus necesidades de alimentos. Además, más del 93% de familias no recibió ayuda de ninguna otra fuente que no fuera del proyecto.

LINEA BASE

MONITOREO 1

2%

3%

Es importante recalcar que la asistencia alimentaria recibida por las familias durante la primera distribución ha sido un factor determinante para asegurar la alimentación de las familias durante la época de Hambre Estacional y durante la presencia de la pandemia del COVID-19, la cual ha provocado pérdida de empleo, alza de productos de consumo básico, reducción de ingresos especialmente en los hogares que dependen de la economía informal, entre otras, afectando la seguridad alimentaria de las familias en el corredor seco.


TESTIMONIO DE

Vidalia Mérida Tello El día de la entrega de la primera ración de alimentos, Vidalia llega radiante y llama inmediatamente la atención. La mascarilla cubre parte de su cara, pero no logra cubrir su voz sonora y risa vibrante. Contesta rápidamente a las preguntas que el personal del proyecto hace sobre el conocimiento que la comunidad tiene sobre el COVID-19, y cuando le pedimos el permiso para sacarle una fotografía, aprovecha la oportunidad para contarnos cómo vive la gente en la Aldea de Cul Chemal, en el Municipio de Chiantla, Huehuetenango. Vidalia pasó toda su vida en Cul Chemal y está muy orgullosa de su lugar de nacimiento. “Tenemos un buen clima y la naturaleza es hermosa”, nos cuenta, indicándonos los campos verdísimos por la lluvia reciente y los huitones, arbustos típicos de este territorio con olor a savia.

“Aquí la actividad principal es la agropecuaria: sembramos y cosechamos la papa y tenemos ovejas, gallinas, algunas vacas”. Agosto y septiembre son los meses de la cosecha de la papa, que es cuando se logra ganar algo para comprar otros alimentos, como el maíz y el frijol, que en esta zona no crecen debido al frío. Sin embargo, “hay años en que nos ha bajado mucho el precio de la venta de la papa, así nos quedamos con ingresos muy limitados y no podemos comprar lo necesario para vivir dignamente”.

Además de los precios fluctuantes, la cosecha de la papa no siempre da los resultados esperados. “En los últimos años, una plaga afectó la siembra. Muchos vecinos sacaban préstamos en el banco y cuando vendían la cosecha, pagaban el préstamo y sacaban ganancia para vivir, pero con la plaga se perdió mucho, de 40/50 quintales de papas que se cosechan normalmente por cuerda, se cosechaban sólo 5 o si no papas muy pequeñas que no se venden. Por eso, muchos tuvieron que irse a Estados Unidos, algunos se llevaron a los niños y otros tuvieron que dejarlos a los abuelos. Es triste para nuestra comunidad ver eso, los niños que se quedan sufren por el abandono, los que se van igual, sólo ellos saben que pena. A veces, les va bien, a veces no, yo no sé, porque nunca salí de aquí. Seguro que ahora con la enfermedad del COVID-19, a la gente le da más miedo huir que quedarse entre nosotros”. “La gente que se queda tiene que luchar para sobrevivir y sigue con el trabajo de la papa y de los animales. Al mismo tiempo la pandemia empeoró la situación porque no se encuentra trabajo y es difícil tener bastante para comer.”


Por eso, cuando encontramos a Vidalia después de tres semanas, de la primera entrega de la ración de alimentos, nos cuenta que está muy agradecida por los alimentos que recibió por parte del Proyecto “CA-4 Seguridad Alimentaria: Respuesta a las necesidades de las comunidades más vulnerables afectadas por la crisis alimentaria prolongada y sequías recurrentes en el Corredor Seco de Centro América”, financiado por la Dirección General de Protección Civil y Operaciones de Ayuda Humanitaria Europeas (ECHO). “Si no fuera por esa ayuda, no podríamos permitirnos de comer frijoles y arroz. Además, ahora estamos evitando de salir a comprar, por el miedo de contagiarnos”. Vidalia tiene todavía bastantes reservas que le van a alcanzar para dos semanas más y está feliz que en las próximas semanas se entregarán otros alimentos, porque sabe que la gente lo necesita bastante.

“Aquí nos conocemos todos, todos estamos viviendo la misma situación difícil. Lo que me gusta más de mi comunidad es el sentido de solidaridad: nos ayudamos siempre, cuando se vive felices y cuando se vive tristes”.

Cuando terminamos de hablar, Vidalia está lista para regresar a su casa para preparar el almuerzo. “¿Que voy cocinar? ¡Pues, papas y tortillas!”.


SOCIOS LOCALES


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