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VOLO PER VERITAS

¡La llegada del Switchback a Brasil!

Juliana Torchetti Coppick jutorchetti@yahoo.com.br

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En la última edición de AgAir Update les relaté sobre el tercer tramo del vuelo de traslado entre Estados Unidos y Brasil a bordo del Thrush Switchback. Esta edición completa mi viaje.

A las 5:30 am, hora local de Barbados, ya estaba en el aeropuerto, aunque pude despegar alrededor de las 6:00 am debido a la logística del suministro de combustible. De hecho, si hay algo que pude confirmar durante el vuelo es cómo funcionan las cosas de manera diferente al comparar algunos países. En Estados Unidos, todo fluye muy bien y las personas suelen ser muy puntuales. En sitios como Barbados se necesita una dosis extra de tiempo y paciencia, incluso para lidiar con cosas simples. Por ejemplo, en esta isla caribeña, el piloto está prácticamente obligado a pagarle a una persona que le brinde servicios como pedir suministros, transmitir un plan de vuelo, reservar un hotel, etc. Afortunadamente, uno de los pilotos que conocí en Puerto Rico me dio el contacto de un agente de handling (una persona que realiza estos servicios) y me fue muy útil.

Con el avión listo, la documentación y el plan de vuelo en orden, ¡despegué hacia la frontera norte de Sudamérica! Fue un día perfecto con el cielo despejado y el Thrush Switchback, como siempre, volaba suave y seguro.

Mientras la radio estuvo en contacto con el Centro Piarco mostró una verdadera sinfonía de acentos. Por supuesto el idioma predilecto es el inglés, pero muchos pilotos y controladores también se comunican en francés en este espacio aéreo. Incluso cuando utilizamos el inglés es muy común que nos saluden con un amable “bonjour” (“buenos días” en francés) y luego continúen hablando en inglés. De hecho, una de las cosas que me encanta de la aviación es esta interacción cultural.

Más tarde, luego de contactar al Centro Georgetown, crucé el cielo de Guyana con una gran tranquilidad. Pude ver algunos cúmulos de nubes que ya se estaban formando, pero como aún era prematuro no podían afectar mi vuelo. Nivelada a 14.500 pies pude disfrutar de la vista, que ya no tenía ese tinte azul verdoso del mar caribeño sino la espesura verde de la selva Amazónica. Un fenómeno interesante que pude observar: las nubes que se formaban bordeaban los ríos, pero no se desarrollaban sobre ellos. Esto me hizo pensar aún más en cómo deberíamos aprender sobre las particularidades de cada microclima. En todos los lugares que estuve pude ver esta diversidad climática y varios patrones climáticos muy interesantes.

Volar en diferentes continentes es una verdadera clase de meteorología.

Tan pronto como crucé la frontera hacia el espacio aéreo brasileño tuve la sensación de estar en casa. Ahora, en portugués, llamé al Centro Amazon y les pedí información sobre el clima en Manaos. La cantidad de cumulonimbos estaba creciendo con pronóstico de lluvia, así que decidí aterrizar en Boa Vista, en el estado de Roraima. Ya en suelo brasileño, después de 5 horas exactas de vuelo, esperé la inspección de la Policía Federal y luego fui a almorzar. No hay nada que se compare con un buen plato de arroz y frijoles, especialmente para quienes somos de Brasil, pero vivimos en el extranjero.

El equipo de Thrush de Brasil, de izquierda a derecha: Josimar Neias – Administrativo, Júlio Alves – Marketing, Wagner Carneiro da Cunha Júnior, piloto, Juliana Torchetti – piloto, Lucas Guimarães - soporte técnico, Arthur Lorga, Finanzas.

Luego de una noche de descanso, al día siguiente tomé vuelo desde Boa Vista a Sinope. Me tomó 7 horas y 18 minutos de tiempo de vuelo con muchas formaciones de nubes que causaron desvíos. Una lección que aprendí: ¡el viento cambia rápidamente en Sinope! Realicé el circuito para aterrizar en la cabecera 03 porque la manga de viento indicaba que esa era la mejor opción. Sin embargo, en la corta final pude ver que el viento había cambiado y ahora era de cola. El Switchback no me decepcionó, tocó el suelo de Mato Grosso perfectamente a pesar del viento. De hecho, una de las características que más me gusta de los aviones Thrush es su estabilidad. Se evidencia tanto en vuelo como en tierra.

Con una etapa más de mi viaje cumplida, fui al hotel a prepararme para el “gran final” que estaba planeado para el día siguiente. Me tomó un tiempo conciliar el sueño porque mi ansiedad era inmensa. Finalmente, me ganó el sueño y al día siguiente despegué temprano para completar el último tramo: Sinope - Anápolis. Me tomó 4 horas y 6 minutos de vuelo. Otro tramo fácil, ¡pero lleno de expectativas!

Crucé por la terminal del aeropuerto SWNS y aterricé en el 25. En Anápolis, una gran comitiva nos estaba esperando al avión y a mí. Todo el equipo de Thrush con el que había hablado durante días estaba allí para recibir al prometedor Switchback. Fue emocionante poder conocer los rostros detrás de las voces. Todos ellos habían trabajado incansablemente para que el avión y yo pudiéramos llegar sanos y salvos.

He viajado mucho por el mundo y tuve la oportunidad de trabajar con diferentes personas. Debo decir de todo corazón que los equipos de Thrush, tanto en Estados Unidos como en Brasil, son algunas de las mejores personas con las que he tenido el placer de trabajar.

Luego de conocerlos personalmente, hicimos una breve sesión de fotos y videos para registrar ese momento histórico para todos nosotros. Después, cuando el equipo se dispersó para ocuparse del papeleo, pude tener unos momentos a solas con el avión. Toqué sus alas, acaricié el spinner de cromo y dije en voz baja: “¡Gracias por ser mi compañero en esta aventura!”

Siempre habrá algo mágico en volar. Es un acto de entrega. Ese Switchback representa el sueño de algún piloto, la esperanza para el futuro y el sustento de una familia. Siento un inmenso orgullo por ser parte de esto.

Agradezco a todos los que confiaron en mí. Deseo realmente que el Switchback, tan especial para mí y el equipo de Thrush, sea el primero de muchos en operar tanto en la fumigación de cultivos como en el combate de incendios. Este viaje fue un gran logro personal para mí que siempre atesoraré y nunca olvidaré.

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