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Todo me sirve, nada se pierde, yo lo transformo

Por: Ing. Leonardo Genero. Tech leader en EcoManagement SAS.

El camino para ser un “productor circular” que maneje sus residuos ganaderos y los transforme en fuente de ingresos.

La agricultura actual demanda la maximización de los recursos y la optimización de prácticas agrícolas para incrementar la productividad y los rendimientos en todos los cultivos. Parece cliché, pero esta premisa determina el modelo agrícola de alto o bajo impacto ambiental (sustentables) y si se trata de un productor “circular” u otro “lineal”, que siempre hace lo mismo, sin repensar sus acciones y tareas.

Los productores circulares, en cambio, entienden la necesidad de que sus recursos se transformen en beneficios constantes y sus procesos rueden de ciclo en ciclo sin limitaciones financieras, de elementos, estructuras e impactos.

En la intensificación de los procesos de producción ganadera y crianzas, el mayor desafío es promover el uso eficiente de todos los recursos, entre los que se destaca la valorización de purines, efluentes o residuos, de grandísimo potencial no solo por su aporte mineral, sino energético y económico.

Con altos contenidos de micro y macro nutrientes, los desechos de estos establecimientos necesitan repensar un proceso circular para devolver aptitudes y recuperar suelos. No solo se trata de N, K y P, sino que hay otros elementos, sobre todo materia orgánica y microorganismos, que entran en los ciclos y flujos circulares.

De esta manera, la enmienda tratada, estabilizaday madurada, no solo devuelve contenidos importantesde Nitrógeno, Fósforo y Potasio, sino queademás es un estructurante, mineralizante con altocontenido de microorganismos favorables para loscultivos, mejorador de la porosidad y permeabilidad,activo buffer, entre otros beneficios.

Estos procesos circulares redundan en otro tipo de ventajas “invisibles”, “huellas”, que marcan los nuevos paradigmas productivos. Por un lado, la “huella hídrica”, al maximizar el cuidado del recurso agua, mejorando su manejo, tratamiento y reutilización. Mientras que la “huella de Carbono” determina el impacto positivo, neutro o negativo del proceso productivo con el calentamiento global; se trata de una medición de las emisiones (en toneladas de CO2) que un proceso genera.

Ambas huellas deben generar triple impacto (económico-ambiental-social) e impacto neutral o positivo para que un productor sea “Circular”.

Foto: Tambo en California. Sistemas de separación de sólidos. Consisten en pantallas y prensa-tornillo, con cinta de apilaje. De esta manera se logra reducir la carga orgánica de la fracción líquida y al sólido se lo destina a compostaje, planta de biogás o bedding (camas) para las vacas.

Foto: Tambo en California. Sistemas de separación de sólidos. Consisten en pantallas y prensa-tornillo, con cinta de apilaje. De esta manera se logra reducir la carga orgánica de la fracción líquida y al sólido se lo destina a compostaje, planta de biogás o bedding (camas) para las vacas.

Herramientas disponibles para convertir el estiércol en una fuente de ingresos

La Economía Circular es una herramienta de generación de valor agregado de los sectores productivos por medio de un eficiente uso de los recursos (agua, energía, biomasa), teniendo en cuenta la capacidad de recuperación de los ecosistemas y el uso circular de los flujos de materiales.

Consiste básicamente en procesos físicos y químicos-biológicos de transformación que se realizan con equipamientos presentes en el mercado, adecuados a cada escala y necesidad, con el fin de revalorizar los recursos, la gestión de los purines, efluentes o residuos.

Las herramientas con las que cuenta el productor circular para llevar adelante dichos procesos son:

*Manejo: bombas y agitadores, palas cargadoras, tanques estercoleros.

*Separación: pantallas inclinadas y prensa-tornillos.

*Tratamiento: plantas de biogás, túneles de compostaje, volteadoras y lagunas.

*Valoración y aplicación: secado y peletizado, tanques de aplicación y esparcidoras de enmienda.

Según el caso, la valorización comienza con la correcta gestión y recolección de la biomasa disponible (sea en forma de purín, efluente o estiércoles). De esta manera, se recolecta y se separan los líquidos de los sólidos mediante pantallas inclinadas o prensa-tornillo, y así se reduce en la fracción líquida, la presencia de sólidos y la carga orgánica másica a tratar. La fracción líquida se procesa en lagunas (anaeróbicas, facultativas y/o aeróbicas) y el sólido separado se puede disponer en pilas para compostaje o plantas de biogás.

El tratamiento químico-biológico consiste en tratar durante un proceso de estabilización con dosificación de aire, volteo, agitación o suministro de activadores biológicos, según el caso, para madurar y estabilizar los minerales, microorganismos y nutrientes de la biomasa manejada.

Una vez tratada tanto la fracción líquida como el sólido, se realiza su valoración, es decir, se retroalimenta esa biomasa estable a los procesos productivos, en la forma que sea (peletizada, a granel, líquida en cañones o pivot). El retorno se realiza en función de las características y circunstancias del lote y para ello se analizan las características de la enmienda o líquido a aplicar, y las cantidades según la determinación del profesional idóneo en referencia a las necesidades de nutrientes, biomasa o hídricas que el suelo permite.

En términos económicos, estos procesos se deben analizar no sólo desde los ingresos por ahorro de fertilizantes sintéticos, sino que debemos ver más allá, en términos ambientales, reflejados en la salud de los suelos y los rendimientos maximizados por aplicación de micronutrientes y, en especial, de materia orgánica. A esto se suman los beneficios por huella hídrica y de carbono, hoy en día trazados hasta con mercados de blockchain.

La valoración de la propia tecnología en toda su dimensión, es también un desafío. Liderar esto es otro de los objetivos a plantear. No se pretende sólo un crecimiento aceptable y confortable, sino realmente permitirse crecer, dar un salto de calidad, pasar a premiar la eficiencia de las instalaciones y la calidad de los productos.

¿Soy un Productor Circular? ¿Puedo serlo?

A la hora de realizar un diagnóstico, de dimensionar la valoración alcanzable y la circularidad del proceso productivo, se debe tener en cuenta que la producción y la materia prima disponible deberán pasar por estudios previos para su determinación y caracterización.

Para ello es indispensable hacer un Estudio de Impacto Ambiental (EIA) que permita dimensionar el potencial, diagramando un plan de manejo llamado Plan de Gestión Ambiental (PGA). Este determina cuáles son las tareas necesarias para intervenir los procesos y lograr impacto neutro o positivo.

A su vez, se debería realizar y diagramar un Plan de Medidas Correctivas (PMC) que facilite al productor ir mejorando cada etapa, hasta alcanzar un Plan de Uso Agronómico (PUA) y revalorizar sus residuos. Todos estos estudios, planes y programas deben tener la visión de circularidad como premisa fundamental.

El asesoramiento ambiental con profesionales idóneos es la mejor manera de “hacer bien las cosas”, para reducir los impactos ambientales y neutralizarlos o balancearlos positivamente; para ejecutar una gestión de cambios en los procesos productivos y reconvertirse mediante medidas correctivas hacia una gestión de buenas prácticas; para que el entorno y los recursos se mantengan estables e inalterables en el tiempo, siempre circulando, para uso propio y de las futuras generaciones.

Foto: Compost Turner co-desarrollada por EcoManagement e INTA. Su función es acelerar los procesos aeróbicos de tratamiento de biomasa, para darle un uso inmediato como enmienda, dentro de un plan de reconversión de suelos.

Foto: Compost Turner co-desarrollada por EcoManagement e INTA. Su función es acelerar los procesos aeróbicos de tratamiento de biomasa, para darle un uso inmediato como enmienda, dentro de un plan de reconversión de suelos.