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Cuando lo barato sale caro

Por: Dr. Ing. Agr. José Martín Jáuregui. Profesor Adjunto- Cátedra Forrajes (FCA - UNL)

Hacer praderas de baja tecnología tiene sus costos. El desafío de invertir para aumentar la producción y el consumo de materia seca.

De cara a las siembras de verdeos y pasturas, además de reflexionar sobre la inversión que demandarán estos cultivos, es importante meditar sobre la importancia de hacer buenas praderas a fin de reducir los costos de producción y amortizarlas rápidamente. Es frecuente encontrar praderas que se degradan en poco tiempo y, aunque las causas pueden ser ambientales, muchas veces el problema comienza desde la implantación.

En este artículo evaluaremos el impacto de hacer praderas “baratas” (de baja tecnología) versus “caras”, sobre el costo de implantación y el costo del kilo de materia seca producida por la rotación.

¿Cuánto nos cuesta implantar praderas?

Los costos de una pradera son muy variables y dependen de la tecnología aplicada. Más allá del costo de implantación, es clave conocer cuánto nos cuesta el kilogramo de materia seca consumida, es decir, el alimento “puesto” dentro del rumen. El productor suele desconocer este costo ya que son pocos los que miden su producción forrajera. Sin embargo y a partir de datos experimentales, es posible estimarlos. Para este ejercicio teórico, haremos dos planteos: uno en el que el productor aplica tecnología de punta (pradera “cara”) y otro en el que aplica tecnología promedio (pradera “barata”).

Para el caso de una pradera de punta, el productor hace una excelente siembra, elige la variedad que mejor se ajusta a su planteo productivo y aplica la tecnología necesaria para maximizar los rendimientos (fertilizante, herbicida, desmalezados, etc.). Para este ejemplo, asumimos que utiliza una pastura de alfalfa pura que dura 4 años y cuya producción promedio anual es de 13.000 kg de materia seca/ha/año. Luego hace un Ryegrass y sigue con un maíz de segunda para silo. El sexto año realiza un maíz de primera para silo y luego prepara el lote para implantar nuevamente la alfalfa (Figura 1). Todos los cultivos (excepto el maíz) se usan bajo pastoreo directo.

Figura 1

Figura 1

Para el caso de una pradera promedio, el productor hace una siembra regular, elige la variedad de acuerdo al precio y aplica poca tecnología para soportar el cultivo. En este ejemplo, se asume que la pastura de alfalfa durará 3 años y producirá un promedio de 9.000 kg de materia seca/ha/año. Luego vendrán dos años de cultivos anuales, iguales al ejemplo anterior (Figura 2).

Figura 2

Figura 2

El detalle de los costos de ambas pasturas se presentan en la Tabla 1. Considerando un precio del kilo de novillo de u$s 2,14 (INML al 14-2), los costos de implantar una pastura promedio y una de alta tecnología son 141 y 283 kg de novillo, respectivamente. A pesar de que cuesta el doble, hacer una pradera de alta tecnología nos permite reducir significativamente los costos del kilo de materia consumida (13% menos). Esto se traduce en 160 kg de carne adicionales por hectárea y por año que, descontando el costo adicional de la inversión, significan u$s 251 por hectárea de ingreso bruto adicional.

VER TABLA EN REVISTA. Tabla 1: Costos comparados entre una pradera promedio y una pradera de alta tecnología. Para este ejemplo se consideró una pastura de alfalfa.

El impacto de hacer una pradera de alta tecnología va más allá de la pastura en sí misma, ya que tiene un efecto en los costos de la rotación y en la proporción con que cada recurso (pastura, verdeo y suplemento) participa de la dieta promedio de nuestro rodeo. Para entenderlo en términos simples, veamos la composición de la dieta promedio del rodeo en un establecimiento que hizo una pradera promedio y otro que hizo una pradera de alta tecnología (Figura 3).

Figura 3: Composición de la dieta promedio del rodeo en un establecimiento con pradera promedio (ariba.) vs. establecimiento que hizo pradera de alta tecnología (abajo).

Figura 3: Composición de la dieta promedio del rodeo en un establecimiento con pradera promedio (ariba.) vs. establecimiento que hizo pradera de alta tecnología (abajo).

Para el caso de la pradera promedio, la proporción de pastura y verdeo en la dieta es del 52% y el resto es silaje. Para el caso de la pradera de alta tecnología, esta proporción cambia y la proporción de pastura y verdeo llega al 70% de la dieta (35% más). Esta mayor proporción de pastura y verdeo en la dieta promedio nos permitirá bajar significativamente los costos de producción. Los costos de la rotación se detallan en la Tabla 2.

VER TABLA EN REVISTA. Tabla 2: Comparativo de producción, consumo, digestibilidad y costos entre una rotación que incorpora una pradera promedio y otra que incorpora una pradera de alta tecnología.

Una rotación que incorpora praderas de alta tecnología permite aumentar la producción y el consumo de materia seca. Además, el consumo de proteína (en general el recurso más caro de la dieta) se incrementa en un 54% y el costo de esa proteína se reduce en un 28% gracias al incremento en el consumo de alfalfa en este ejemplo. Asimismo, el costo de cada unidad de energía (EM) se reduce en un 17%.

Los datos del ejemplo anterior invitan a reflexionar sobre el verdadero “costo” de nuestras praderas y nos permiten evaluar el impacto en el sistema que tiene invertir en un paquete tecnológico que permita maximizar la productividad. Los recursos perennes son nuestros mejores aliados para aumentar la resiliencia y sustentabilidad de nuestros campos.