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Los cultivos de servicio toman vuelo y aterrizan sobre más hectáreas

La siembra aérea juega un papel importantísimo en la implantación de cultivos de servicio. Permite ocupar una superficie muy amplia en poco período de tiempo y anticiparse a las lluvias para potenciar la emergencia.

Los cultivos de servicio son el nuevo paradigma para lograr un sistema de producción agrícola más sustentable con el medioambiente. En Argentina desde los 80, especialistas trabajan observando el aporte de materia orgánica que se hacía a través del sistema radicular, la generación de poros, el reciclado de nutrientes, entre otros beneficios.

El jefe de la Agencia de Extensión Rural del INTA Río Primero, Luis Lanfranconi, contó cómo comenzaron, cuál es la importancia que tienen y porqué el avión cumple un rol fundamental en los mismos, entre otros temas.

Los comienzos

La gran dificultad de controlar malezas y la preocupación que esto generaba en los productores fue el punto de partida. Luego de probar distintas técnicas de control con herbicidas, desde el INTA Río Primero apuntaron a hacer una siembra de un cultivo de servicio arriba de un maíz.

“Empezamos evaluando distintos materiales, como trigo, avena y centeno. Particularmente, por la información que manejaba y a partir de lo que veníamos haciendo con un proyecto de la Universidad Católica Argentina (UCA) junto con el INTA, el centeno lo veíamos como una herramienta muy interesante especialmente para nuestra zona semiárida”, explicó Lanfranconi. Cabe señalar que el centeno es una gramínea de invierno que, a igual cantidad de materia seca, necesita menos agua y en una zona semiárida resulta vital en el proceso productivo.

Foto: Con los cultivos de servicio se puede bajar un 50% el impacto ambiental.

Foto: Con los cultivos de servicio se puede bajar un 50% el impacto ambiental.

Las primeras experiencias que se hicieron fueron con los tres cultivos y notaron que la mejor distribución la tenía el trigo porque estaba asociado al peso de los mil gramos. La avena era complicada por el tipo de semilla y fue así que decidieron hacer una prueba peleteando semillas de centeno. De esta manera, la llevaron al peso de mil semillas de trigo y, poniendo menos semillas por hectárea en la franja que iban a volar con el peleteado, a los 45 días obtuvieron la misma cantidad de plantas en el área donde estaba peleteado que donde no estaba. “La ventaja del peleteado era que nos dejaba curar la semilla y agregarle un promotor radicular como puede ser el Azospirillum, todo en el mismo momento”, explicó Lanfranconi.

Según contó el especialista, durante los años que evaluaron cultivos de servicio, especialmente centeno, estudiaron distintas variedades y el uso de esta técnica impacta de sobremanera en la cantidad de materia seca producida por la maleza en esa superficie.

“Prácticamente disminuye un 90% la cantidad de materia seca de las malezas sin utilizar herbicidas”, detalló.

Cuando comenzó a difundirse esta alternativa, desde el INTA les propusieron a los productores evaluar en siembra aérea de maíz con centeno, para ver el impacto en el desarrollo de la maleza dentro del lote. Esta investigación trajo como consecuencia que el centeno implantado correctamente hiciera que el rastrojo del maíz no se volara. “Al productor le agradó no sólo que el rastrojo quedaba en el lugar, sino que además tenía menos maleza, por lo tanto, bajaba los costos”, destacó Lanfranconi.

Si se quitan los herbicidas luego del cultivo de maíz, porque se siembra un cultivo de servicio, el impacto ambiental baja aproximadamente un 50%.

Experiencia conjunta

Durante las campañas 18/19 y 19/20, en un trabajo conjunto entre el INTA Marcos Juárez, Aapresid, las AER de Río Tercero y Río Primero, y una empresa aérea, llevaron adelante una prueba piloto de siembra aérea de centeno en la zona de Despeñaderos. “Armamos una hoja de ruta anticipada sabiendo a dónde se iba a sembrar, qué campos, para establecer un orden y así reducir costos operativos. Establecimos bien dónde iba a bajar el avión, dónde iba a aprovisionarse de semillas y, junto a trece productores involucrados, se sembraron alrededor de 2500 hectáreas el primer año. Al año siguiente, la superficie sembrada superó las 4800 hectáreas y se sumaron 17 productores a la prueba. Este último ciclo fue muy seco y los cultivos de servicio se sacaron un mes antes, justamente para regular el consumo de agua. A pesar del año seco, los CS salieron sin malezas y los vientos no se llevaron los maíces”, detalló Lanfranconi.

Respecto a la preocupación por el consumo de agua del cultivo, el especialista explicó que si bien consume más cantidad que el barbecho, concluyeron que “quemado en tiempo y en forma (eso se regula de acuerdo al lote, productor y año), en el momento que llega la época de siembra -primeros días de noviembre en nuestra zona-, el perfil de humedad está igual o superior al barbecho, o sea que con las primeras lluvias de primavera el suelo que está con rastrojo en superficie, captura y almacena más agua que cuando no está el rastrojo en superficie”. Y agregó: “Dejar rastrojo en superficie en una zona semiárida juega un papel muy importante y más aún si los campos son ondulados. Una vez que esta práctica quede como permanente y pase un poco el tiempo, seguramente a los cuatro o cinco años, empezaremos a ver mejoras en cuanto a la porosidad del suelo y mayor infiltración de agua de lluvia”, sostuvo Lanfranconi.

Momento más oportuno para implantar un cultivo de servicio

“Si el cultivo de servicio germina 24 horas antes de que cualquier maleza de invierno, toma una preponderancia muy importante y prácticamente es lo único que queda en el lote, porque se va a encargar de capturar un espacio importante”, dijo Lanfranconi respecto de la ventaja de hacerlo en el momento preciso. Por otro lado, los cultivos de servicio pueden generar un “efecto alelopático”, o sea, las raíces pueden secretar sustancias que inhiben la germinación de semillas. Esto es lógico porque se trata de una forma que tienen de preservar un espacio para capturar recursos cuando un cultivo se está implantando. De esta manera, “si uno evalúa niveles de cobertura en distintos centenos, hay algunos que tienen la misma cantidad de mate- ria seca, otros que tienen menos yuyo colorado que otros. Por lo tanto, hay algo que está jugando un papel que marca la diferencia”, sostuvo y explicó que “la posibilidad concreta de sembrar en tiempo y forma significa que no tengo mucho período para realizar la implantación”.

La siembra tiene que estar hecha en épocas en las que todavía haya precipitaciones en la zona, ya que esto garantizará la germinación de la semilla. La fecha tendría que ser entre la última semana de febrero y los primeros diez días de marzo, para que no haya malezas de invierno nacidas en el lote. Como siempre, dependerá de cada lote en particular si se puede hacer más tarde o más temprano.

Las ventajas operativas que tiene el avión

La siembra aérea juega un papel importantísimo, “porque permite ocupar una superficie muy amplia en poco tiempo o poder planificar si el lote que voy a hacer no es muy grande, o si hay pronósticos de un frente de tormenta puedo salir y volar el lote con el fin de garantizar que la semilla esté en el suelo y después le llueva para que desencadene el proceso de germinación”, explicó Lanfranconi y luego aseveró: “Es ideal poder sembrar con el avión un cultivo de maíz a las 48 horas de que llueva”.

En cuanto a los costos, dijo que el gran ahorro está en la no utilización de herbicidas durante el barbecho intermedio. “El costo para controlar malezas grandes después de una cosecha de maíz son 40 dólares en utilización de productos fitosanitarios. De esta manera, lo que hago es adelantar la inversión, ya que en vez de gastar en agosto en herbicidas y ver realmente qué es lo que queda, puedo hacer un anticipo de ese gasto en una siembra aérea y solucionar el impacto que generan las malezas entre los cultivos”, explicó.

Sobre el cierre, aseveró: “Es una práctica que llegó para quedarse. Que crezca más o menos rápido dependerá de la velocidad de generar la información que falta y de las decisiones políticas que tomen los gobiernos provinciales para favorecer este tipo de práctica. Estimo que en cuatro a cinco años podremos ver un panorama totalmente distinto en el sistema productivo”, destacó Lanfranconi.

Foto: Es ideal poder sembrar con el avión un cultivo de maíz a las 48 horas de que llueva.

Foto: Es ideal poder sembrar con el avión un cultivo de maíz a las 48 horas de que llueva.

• Fuente: Federación Argentina de Cámaras Agroaéreas (FEARCA)

• Edición y fotos: Pucara Comunicación, FEARCA.