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La recesión que no fue: oportunidades en el mercado de Estados Unidos ante una economía sólida
Adelantándonos a la conclusión (explicada en detalle más adelante), el panorama económico en Estados Unidos deja oportunidades muy claras en el mercado de bonos o “renta fija” en dólares a nivel internacional.
Un contexto de tasas de interés elevadas por más tiempo supone los niveles de rendimiento en dólares más elevados de los últimos años.
En concreto, los bonos corporativos emitidos por empresas de primera línea en Estados Unidos, y con calificación crediticia de “grado de inversión” están promediando un rendimiento cercano al 5,4%, en contraste con el promedio de 3,9% de los últimos 10 años. Niveles sumamente competitivos con la deuda emitida por emisores locales en Paraguay, Uruguay o Argentina, pero sin el mayor riesgo que supone estar invertidos en esos títulos.
En otras palabras, el momento para invertir en bonos de calidad en dólares a nivel internacional es propicio, ya que no solo estamos en los mejores niveles de rendimiento de la última década, sino también a las puertas de un proceso de recortes en la tasa de interés de referencia de la Reserva Federal (Fed) que podría beneficiar la cotización de este tipo de activo financiero. Sin embargo, recortes en la tasa de interés significa la eventual reducción de las rentabilidades que se pueden obtener en estos bonos, si se quiere entrar a los mismos bonos dentro de 1 año o más.
A esto se le suma la oportunidad de poder diversificar el riesgo de las carteras de inversión típicamente sesgadas y cargadas de activos domésticos, que redoblan el riesgo que muchos inversores tienen en su patrimonio porque también su “economía real”, negocios, trabajos y propiedades están atados a las vicisitudes de nuestros países (Paraguay, Uruguay y Argentina).
Es importante mirar el riesgo de lo que compone las carteras de inversión como un componente más del patrimonio total e integral de un inversor, y no como un factor aislado.
Crónica de una recesión que no fue
Ahondando en los fundamentos de la conclusión explicada anteriormente.Después que Estados Unidos sufriera en 2022 la peor inflación de los últimos 40 años al alcanzar el 8% anual, la Reserva Federal (Fed) se embarcó en la misión de controlar los crecientes niveles de precios, a través del incremento en la tasa de interés de referencia.
Es decir, para contener la inflación, la Fed tuvo que aumentar el costo base de financiamiento del Tesoro americano y de todo el sector privado, desde 0% en marzo del 2022, hasta 5,5% en julio del 2023.
Esto supuso el mayor aumento en la tasa de interés de la Fed de los últimos 40 años, e implicó un aumento considerable en los costos de financiamiento tanto de las personas, como las empresas.
Por esta razón, desde finales del 2022, un grupo importante de economistas y analistas de mercado pronosticaban que Estados Unidos se encaminaba a una recesión, producto de las tasas de interés más elevadas de las últimas décadas.Sin embargo, la Fed ancló sus expectativas en un escenario de “aterrizaje suave”, que significa bajar la inflación mediante el uso de tasas de interés elevadas, pero evitando una recesión.
Recesión vs aterrizaje suave: la realidad
A partir de ese momento, los datos macroeconómicos de Estados Unidos le dieron la razón a la Fed y revelaron una economía sólida, con un excelente nivel de crecimiento, y con la inflación en declive. En datos, la actividad económica avanzó 2,5% en 2023 tras un crecimiento de 1,9% en 2022, y la inflación bajó a 4,1% desde el 8% del 2022. Con esto, las probabilidades de recesión para Estados Unidos bajaron, pero aún se mantenían elevadas (50%) para el 2024, de acuerdo con el consenso de analistas.
Afincándonos en la situación de hoy, se observa un 2024 con mejores datos económicos a los esperados. Los analistas incrementaron las estimaciones de crecimiento de 1,5% a 2,2% para este año, producto de un robusto consumo en Estados Unidos, inversiones en bienes de capital, gasto público, y actividad comercial. De esta forma se reafirmó el escenario base de “aterrizaje suave” de la economía y se redujo la probabilidad de recesión al 35%.
La consecuencia de esto es que la Fed tiene margen de maniobra para mantener la tasa de interés de referencia elevada por más tiempo, debido a que la economía “aguanta”, y así priorizar reducir la inflación al objetivo del 2%. Recién se espera alcanzar esta cifra en 2026. En este sentido, a medida que la inflación vaya bajando y la economía desacelere su ritmo o lo mantenga, la Fed irá recortando las tasas poco a poco, lo que beneficia a los precios de los bonos en dólares, tanto los emitidos por el Tesoro americano, como los emitidos por empresas. Pero para poder capturar este potencial incremento, es necesario aprovechar el punto de entrada que nos ofrece hoy el mercado, ya que no todo es precio sino también flujo de intereses. De este modo es que en este escenario, las oportunidades en los activos financieros más conservadores dejan un perfil de rentabilidad que no se había vislumbrado desde hace más de 10 años.
