• Luis Cárdenas
C
el artículo que desenmascaraba al nuevo secretario de educación pública. Efectivamente Fausto Alzati había cursado estudios de Posgrado en Harvard, pero había un pequeño inconveniente: no los había terminado. La investigación periodística del diario Reforma sobre el funcionario, abundaba incluso en sus estudios de Licenciatura de la Universidad Nacional Autónoma de México, donde rescataba otro detalle: Fausto Alzati no estaba ni siquiera titulado como abogado. Obviamente, el Secretario fue inmediatamente removido de su cargo y se nombró a Miguel Limón Rojas, como nueva cabeza de la Secretaría de Educación Pública. Fausto Alzati pasó en esos días quizás la peor vergüenza de su historia, de su existencia, de su vida, se crearon toda clase de chistes al respecto y se le dio un mote que a la fecha sigue arrastrando cuando se recuerda el caso, él fue el Secretario Falzati.
Fausto Alzati fue borrado de la nómina gubernamental durante varios años hasta que el actual titular de la Secretaría de Educación Pública, Emilio Chuayffet, contrató hace algunas semanas, al ahora sí, con todas las de la ley, Doctor de Harvard, para ocupar la Dirección General de Televisión Educativa.
Aquella mañana de enero de 1995, el diario Reforma destaparía un escándalo que le costaría el puesto a Fausto Alzati, “Se dice doctor, pero no lo es”, comenzaba
Sin embargo, por la vergüenza, coraje, experiencia, periodicazos, la humillación, o por lo que usted guste, Fausto Alzati decidió fajarse los pantalones y volver por unos años más a los libros universitarios, terminó su carrera de derecho y se tituló en la UNAM en 1995.
á l i s i s
Corrían los días de enero del año 1995 cuando un nuevo escándalo cimbró a la opinión pública nacional. El primero de diciembre de 1994, al asumir el cargo, el doctor Ernesto Zedillo, el Presidente de La República, había nombrado como su Secretario de Educación al guanajuatense Fausto Alzati Araiza, quién se había desempeñado en el gobierno de CarlosSalinas, como Director General del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología. Tendríamos un secretario de educación pública egresado de la mejor universidad del planeta, tendríamos en el gabinete a un cuasi emérito de Harvard. Y también tendríamos a un doctor de chocolate.
An
orrían los primeros días del gobierno de Ernesto Zedillo, el presidente que nunca quiso serlo, el candidato emergente, el que suplió al ultimado y luego martirizado, Luis Donaldo Colosio. El error de diciembre era apenas una idea que se concebía en maquiavélicos cerebros y calvas frentes, el levantamiento zapatista del carismático Sub Marcos estaría apenas por cumplir su primer aniversario, veníamos de un mundial de futbol que vio en su auge a estrellas connacionales multicolor es como el acapulqueño Jorge Campos o el héroe, que hacía llorar a una nación con los ataques a la portería rival, Luis García. Sabíamos a ciencia cierta que los políticos eran una mafia, sabíamos que en el PRI se resolvía todo a balazos y sangre, sabíamos que “Los demonios andaban sueltos y habían triunfado”, así lo hubieran hecho sobre la misma tumba de José Francisco Ruiz Massieu. Eran los últimos años del "Perro Aguayo" y los primeros de "Octagón". Éramos testigos del nacimiento de un tratado de libre comercio, de pronto ya había Milky Way en la tiendita de Don Pancho, que muchos niños se comían mientras veían caricaturas polémicas como Los Simpsons, en la entonces competencia de Televisa, la naciente Televisión Azteca. Era también el México de la Pax Narca, que aún conservaba cierta capacidad de asombro. De alguna manera seguíamos siendo inocentes, de alguna forma seguíamos siendo vírgenes. En 1994, en 1995 tal vez dimos los primeros pasos a la "nueva era" de nuestra sociedad. No sé si para bien o para mal, sobra ser maniqueo ahora, sólo creo que en esa época comenzamos, poquito, a dejar de ser ingenuos.
COMUNICACIÓN POLÍTICA
De "Falzati" a la #FalSota de doña Ale Sota
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